You are on page 1of 39
ATA historia 16 Los viajes de Colon Luis Arranz Marquez Eero — B e ca = < — ae re 00116 Tl fy le 41504 2"644309) Retrato de Cristébal Colén Indice | LOS VIAJES DE COLON Por Luis Arranz Marquez 4 Catedratico de Historia Modema de EU. Universidad Complutense de Madrid, El saber tedrico antes de Colén 4 Necesidad europea de descubri 8 empresa de las In 10 El proyecto descubridor... 12 Castilla y las Capitulaciones de Sante Fe 14 En busca del Catay y otros mientos . El desprest El tercer viaje colombino El fracaso colombino El cuarto viaje .. Bibliogratia . Texto... Los viajes de Colon Luis Arranz Marquez Catedratico de Historia Moderna de E.U., Universidad Complutense OBRE Colén se ha escrito y hasta duda- do de casi todo, mas en algo hay coin- cidencia general: fue un gran navegante y su obra descubridora, traducida en cuatro Viajes 0 navegaciones, cambid la faz del mundo conocido. Con su experiencia de nauta adelantado ayudé a ensanchar los co- nocimientos geograficos, a arrinconar mie- dos y leyendas, a deshacer supersticiones de todo tipo que atenazaban los animos mas esforzados, a rectificar a sabios antiguos y medievales, y, en suma, a abrir de par en par el portén de la modemidad que otros pronto continuaron y completaron. El saber teorico antes de Colon Antes de que el descubridor de América viera la luz de este mundo en 1451, era cosa unanimemente aceptada, desde el punto de vista académico, que la tierra era esférica Tal creencia no sdlo no admitia discusién cn tre expertos, sino ni tan siquiera entre sim- ples aficionados a la geografia, cosmogratia © astronomia, Sin embargo, en lo tocante a la configuracién del globo terraqueo, a la distribucién de tierras y mares, a las dimen- siones de océanos y continentes, a la habi- tabilidad 0 no de algunas zonas, a la fanta- sia literaria de los antipodas, de ciertos Iu- gares biblicos 0 de islas misteriosas sembra- das en el océano desconocido existian no pocas discrepancias agrandadas con el paso del tiempo y los avances nauticos. La teoria se confirma o rectifica con la practica. Y en este sentido, el siglo xv y la época de los grandes descubrimientos geo- graficos de portugueses y espafoles signi- ficaron una conjuncién atmoniosa entre lo que se sabia o crefa y la experiencia de unos hombres temerarios llamados descubrido- res. EI mundo intelectual de los grandes nave- gantes —Coldn, entre ellos— era como un cajon de sastre donde todo cabia y se ado- baba con ilimitada credulidad y grandfsima ignorancia, Las fuentes de conocimiento te- nian diversas procedencias, entre las cuales 441.08 WAJES DE COLON merecen detacarse por su enorme pujanza las siguientes: a) La tradicion cientifica clasica—Hasta bien entrado el siglo xv, la autoridad cientifi- ca de los antiguos griegos y romanos era practicamente incontestable en casi todas las ramas del saber. Excepto en materia re- ligiosa, era tanta la reputacion de superiori- dad adquirida que pocos se atrevian a rec- tificar sus obras. Si acaso, las adaptaban 0 comentaban y alguna vez las completaban. Este respeto ciego fue también durante mu- cho tiempo una barrera para el progreso de la ciencia. Un ejemplo singular de lo dicho fue el caso de Claudio Ptolomeo (sigio 1! d. C. ). Heredero de la avanzada escuela de Alejan- dria y el mejor recopilador de los conoci- mientos geograticos, de cosmografia y as- tronémicos_griegos (Eratéstenes, Hiparco, Marino de Tito y Estrabon), escribié —entre otras— dos obras de gran trascendencia posterior: un tratado de Astronomia, el Alma- gesto arabe, que llegaria al mundo cristiano a través de una traduccién hecha en Toledo y conformé la concepcién que se tuvo del universo hasta Copémico. La gran populari- dad y difusi6n de esta obra en la Europa cristiana se debié en gran parte al extracto hecho por Sacrobosco a mediados del si- glo xi en su obra De Sphaera Mundi La otra gran obra de Ptolomeo fue su Geo- gratia, llegada a Europa a través de una tra- duccién directa del griego al latin hecha en 1406. En esta obra se contenian algunos errores de calculo de enorme trascendencia Ptolomeo acepto de sus antecesores que la cirounterencia de la tierra se dividia en 360 grados, pero asignaba al grado unas medi- das inferiores a las reales, produciendo un achicamiento de la tierra de mas de una cuarta parte (de los 29,000 kms. de Ptolo- meo a los 40,000 reales). Ademas, cometio el error de prolongar Asia en direccién Este mucho mas de sus dimensiones reales, asig- nando al mundo conocido y habitado desde Canarias al Extremo Oriente 180 grados en lugar de los 130 grados reales. Con esto re- ducia sustancialmente la extension de las La Virgen de ¢ Col6n (pintura de partes desconocidas del mundo entre el ex- tremo Este de Asia y la parte mas occiden- tal de Europa. Para Ptolomeo, Africa no era tierra abierta por el Sur, sino que enlazaba con una terra incognita meridional que se unia con la asiatica, convirtiendo al océano Indico en un mar cerrado. Sugeria tambien que la zona torrida era inhabitable. Durante el siglo xv, la geografia de Ptolo- meo resurge con fuerza y prepara a Europa para explorar el mundo. Gran divulgador y recopilador de la obra del gedgrafo clasico fue Eneas Silvio Piccolomini, después papa Pio 1, En su obra Historia rerum ubique ges- tarum recoge su herencia sin que faite ya un gran espiritu critico. Sostenia que Africa po- dia circunnavegarse, creencia que a media- dos del siglo xv era muy aceptada. b) La tradicion cristiana —Los gedgratos cristianos, sobre todo de la Alta Edad Me- dia, olvidaron a Ptolomeo y adaptaron la geografia a la Biblia. Representaban los ma- pamundos con su Jerusalem en el centro y los continentes de forma simétrica. Bajo el condicionante de la fe, los geogra- fos cristianos se sintieron en la obligacion de localizar en un mapa cada uno de los para- jes biblicos que aparecian en las Sagradas Escrituras. Obsesion preferente seria poder encontrar sitio real al Paraiso Terrenal y sus alrededores, a Tarsis, al Ofir, al reino de Saba, etc. Para no defraudar a nadie, los que de esto escribian apuntaban el Extremo Oriente, siempre tan impreciso como lejano, y que era tanto como no decir nada; o, si se prefiere, era una manera de alimentar la es- peranza del creyente, pero nada més. Igualmente sugestivo resultaba para el cristiano medieval el peligro que, segun pa- sajes de la Biblia, llegaria un dia proceden- te de las tierras de Gog y Magog. Si se lo- calizaba el Paraiso en el Extremo Oriente, a estos posibles invasores barbaros se los tuaba en el extremo norte. Para algunos es- tudiosos era evidente que cuanto mas se avanzara en el conocimiento de la geografia mejor se podria localizar y, con ello, preve- nir una amenaza que se sentia muy proxima El siglo xii, con el fracaso de las Cruzadas y el resurgir del Islam, dio origen a una de las leyendas mas atractivas y de mas arrai- go durante toda la Edad Media: la del reino del Preste Juan. Deciase de este personaje que moraba en su lugar extenso y poblado de las Indias, que su poder era tal que ha- bia vencido al Islam; contaban y no acaba: ban de sus inmensas riquezas y, ademds, 67.05 VIAES DE COLON era cristiano. Fue una idea viva con la que sofiaron misioneros, caballeros y navegan- tes. También desde antiguo preocupé el pro- blema de los antipodas. Santos y muy vene- rables padres de la iglesia, cuya autoridad nadie puso en duda durante siglos (San Agustin, San Isidoro, Beda el Venerable, et- cétera.) los rechazaban. incluso llegé a con- siderarse doctrina perversa y peligrosa. Si se aceptaba la teoria clasica de que la par- te habitable de la tierra quedaba limitada por dos zonas infranqueables, la polar al Norte y la tropical de calores ardientes al Sur, ad- mmitir la existencia de los antipodas era ne- gar la unidad del género humano, es decir, que tales habitantes fueran descendientes de Adan y Eva. En consecuencia, todo cris tiano que se preciase debia rechazar la exis- tencia de esos desgraciados seres que es- tarian suspendidos cabeza abajo. Esta tradicién cristiana sometiendo la geo- gratia y cosmogratia a los dictados del dog- ma se quebré en el siglo xi, Sacrobosco, Rogerio Bacon y Pierre d'Ailly —por citar ca- 0S relacionados con lo que tratamos- son ejemplos de ese ensanchamiento cultural en el que mucho tuvo que ver la labor difusora de arabes y judios. Los tres autores desarro- llaron su actividad intelectual en la Sorbona, universidad que tenia una relacion muy di- recta con la Escuela de Traductores de Tole- do. Sacrobosco (mediados del siglo xi) des- cubre a Ptolomeo a través de Alfragano, es- tando més cerca de éste que de aquél en lo referente a los cdiculos de las dimensiones de Ia tierra. Rogerio Bacon, unos pocos afos des- pués, sugiere que Asia y Africa se prolon- gan mas al Sur, a la vez que defiende, entre otras cosas, que a zona térrida era habita- ble Mas importante, por la influencia que ejer- cid en el proyecto colombino, fue el carde- nal frances Pierre d'Ailly. Su obra Imago Mundi (1410) era un compendio de erudi- cién biblica, clasica y arabe; una especie de enciclopedia del saber de su época. Reco- ge y adorna las consabidas fabulas y viejas leyendas, al igual que toda la literatura y lo- calizacién de los clasicos parajes biblicos Saca a colacién dudosas teorias del falso profeta Esdras para el que el mundo se di- vidia en siete partes, seis de las cuales eran de tierra y una sola de agua. Defiende que la franja de mar que separaba el extremo oc- cidental europeo de las costas mas orienta- les de Asia podia ser navegada en unos po- cos dias si el viento era favorable. En suma, poco nuevo, pero Colén se aferré a ello con toda su fuerza porque era lo que mejor se ajustaba a su proyecto de atravesar el Océa- no y llegar a las Indias por la via de Occiden- te. c) Literatura fantastica del Océa- no—Credulidad y falta de sentido critico eran el mejor caldo de cultivo para que el error, las fabulas, las leyendas y la supers- ticién crecieran y se multiplicaran, sino que deshizo supersticiones y fantasias sin cuento. Desde la Antigiedad se venia creyendo que en regiones lejanas del mundo habita- do y conocido existia un mundo de mons- truos donde no faltaban animales fantasticos como el basilisco, el grifo, el Ave Fénix, dra- gones, sirenas y bestias marinas que atra- paban y hundian las naves. Tampoco falta- ban razas monstruosas como las guerreras, amazonas; antropéfagos; pigmeos; hombres ciclopes, unos con un ojo y otros con cua- tro; hombres descabezados, con los ojos y Atlas ptolemaico, impreso en 1482, en Ulm, que representa a toda a tierra conocida (Museo Naval, Amsterdam) Hasta el siglo xv, el Océano 0 Mar Tene- broso se habia convertido en una barrera fi- sica y psicologica. Salvar el cabo de Nun ha- bia acufiado una frase expresiva entre los navegantes portugueses: Quien va al cabo de Non o tornard o non. Pero seria el cabo Bojador, también llamado cabo del Miedo, el qué hiclera de frontera por el sur durante més tiempo. Salvarlo fue una de las mayo- res proezas de la época de los descubri- mientos, y al hacerlo Gii Eanes en 1434 no solo superé una zona de mar dificiisima, la boca en medio del pecho; hombres cino- céfalos, con cabeza de perro; hombres hi- pépodos, con pezuria de caballo; hombres con labios enormes que replegados les ser- vian de sombrilla, etcétera. Bajo el encanto de una literatura asi que los Mandeville de turno 0 viajeros de ofdas brindaban a todo aficionado a la aventura, no debe extrafar que cualquier navegante con imaginacién de época tratara de rela- cionar lo que vela por sus ojos con lo que ha- bia leido o le habian contado. Es sintomat- LOS VIALES DE COLON 7 co que Colén en su famosa carta anuncian- do el Descubrimiento proclamara que no ha- bia encontrado monstruos, 0 que aquellas tres sirenas quevio en el mar eran menos be- llas de lo que se las solia pintar, e incluso que los indios no tenfan nada de seres ex- trafios © monstruosos Ese Océano del miedo o Mar Tenebroso fue el escenario propicio para muchos rela- tos sobre islas y parajes fantasticos con arraigo hasta bien entrada la Edad Moder- na. Las leyendas de la isla de San Brandan, de la isla Antilla y hasta de las Siete Ciuda- des pertenecian al género de isias perdidas que tan pronto aparecian como desapare- cian, segun el creer de los navegantes, Es- taban dentro de la tradicién de islas paradi- siacas, de infinitas delicias que mezclaban reminiscencias de las islas de los Bienaven- turados con fantasias orientales de las Mil y Una Noches. iguaimente respondian a los suefios cristianos del Paraiso Terrenal. Su fuerte arraigo las hizo aparecer en la carto- gratia durante varios sigios d) Relatos de viajeros.— A caballo entre la literatura y la experiencia directa, tienen la fuerza de lo vivido, aunque sin abandonar —unos mas que otros— lo fantastico. Colocado en lugar preeminente siempre estara Marco Polo, ese avispado veneciano que, tras su viaje al imperio del Gran Jan en- tre 1271-1295, nos dejé el relato de su aven- tura en su famoso Libro de las cosas mara- villosas. Las riquezas de Oriente, la corte del Gran Jan, el Catay, el Cipango, las especias, las perlas, el Preste Juan brotan de la plu- ma de Marcus i! Milione con una fuerza y vi- veza capaz de hacer sofiar a cualquiera. En el siglo Xv su libro serd fuente informativa lo mismo para hombres de ciencia que para cartégrafos y navegantes. En 1492, Colén buscaba al desiumbrante y asombroso Ca- tay, el mundo refinado y rico que a finales del siglo xii habla descrito Marco Polo. Mencién especial merecen también esos frailes viajeros, sobre todo franciscanos, que movidos por un renovado y pacifico afan evangelizador y de amor a la naturaleza re- corren medio mundo y transmiten noticias y experiencias que pronto se divulgan. Pian de Carpine, a mediados del siglo xii, da re- ferencias muy acertadas sobre las costum- bres de los mongoles y del Preste Juan, ver- dadera obsesién para todos ellos. Rubruk, or las mismas fechas, hace lo mismo, aun- que con mayor fantasia. Juan de Montecor- vino llegaré a ser nombrado arzobispo de {/L08 VIAJES DE COLON Cambaluc (Pekin). Y Oderico de Pordenone, a principios del siglo xiv, abunda en detalles pintorescos sobre la vida china que Marco Polo habia silenciado. ‘Ademas de misioneros, debieron ser nu- merosos los mercaderes europeos que lle- garon a China, aunque falten sus relatos al estilo de los de Marco Polo. Propiciaba este intercambio la excelente organizacién del imperio Mongol, su receptividad y tolerancia para con los demas pueblos. En la misma linea de grandes viajeros cu- yos relatos llegaran a Europa, destacan al- unos arabes y judios. Entre los arabes, lbn Battuta (mediados del sigio xiv) se lleva la palma. Tras veinticuatro afios de viajes, re- Corrié todo el mundo musulman, lego hasta China e Insulindia y penetré en el interior de Africa. Benjamin de Tudela, por citar_un ejemplo judio (fines del siglo xi), visito Chi- na y Ceylan. La tradicion viajera de estos pueblos explica su interés por la geografla y la cartografia, Necesidad europea de descubrir Cuando todo iba viento en popa y Occiden- te empezaha a ilusionarse con ese sefiuclo de riqueza que era el Catay 0 Cipango, cuan- do la vida europea se habia acostumibrado a las especias y algunos también a la seda, a las perlas y a otros productos exéticos del le- Jano Oriente, cuando las caravanas que por- taban esos productos —caros, muy caros, eso si— llegaban con regularidad y los mer- caderes, aventureros y misioneros saborea- ban las ventajas de la pax mongdlica con unas facilidades de trdnsito y actuacion nun- ca vistas, cuando algun nostalgico de las Cru Zadas se figuraba al Preste Juan ya cristiano y a los mongoles bautizandose en masa, cuando todos se las prometian muy felices su- cedié la crisis y disoluci6n del imperio mon- gol en 1368. | nueva dinastia china Ming Cerré sus fronteras a todo lo extranjero, mien- tras los tartaros, a lomos de sus caballos, se revolvian en plena desintegracion y anarquia llevando la inseguridad a traficos y personas. Elintento de Tamerlan de reconstruir el im- perio que fundara Gengis Jan, y en parte lo- grado al reunificar bajo su mando desde Ru- sia a Persia y Turqufa, terminé con su muer- te en 1405. A partir de esos momentos, los turcos, esos fandticos guerreros seminéma- das que representaban el renacer ofensivo del Islam, se apoderan del cercano Oriente Los hermanos Polo salen de Venecia con direccion a Catay (miniatura de un manuserito de E Millén, Biblioteca Buuleyan, Oxford, arriba). Coldn expone sus proyectos deacubridores a loe monjes de La Rabida (Iresco de Va2- quez Diaz) cerrando atin més la comunicacién entre Asia y Europa. La caida de Constantinopla en 1453 tuvo repercusiones inmediatas en todos los campos. Pero en el plano econé- mico demostr6 lo inestable y costoso que era para el comercio cristiano depender de una sola ruta en los intercambios con Orien- te. Donde una puerta se cierra otra se abre, cantan en Castilla. Y en jo tocante a la tarea de descubrir, la frase tiene pleno sentido. Los portugueses fueron los primeros y opta- ron, de la mano de Enrique el Navegante, porla ruta de costear Africa con la esperan- za de encontrar un paso al sur que comuni- cara el Océano con el mar Indico y con la In- dia. Castilla por su parte, bajo la iniciativa de Col6n, propondré después la via de ponien- te, una ruta nueva de verdad, mas arriesga- da ¢ incomparablemente mucho mas incier- ta a los ojos de todos. Empresa por empresa, la de Africa, aun te- niendo que contradecir a Ptolomeo, ganaba partidarios a medida que avanzaba el siglo. El famoso planisferio de Fra Mauro, realizado en 1459, reflejaba cartograficamente que Afr ca, reducida a una gran peninsula, podia cir- cunnavegarse. Este y otros mapamundos de la época debian recoger ya algunos informes © sugerencias de Ultima hora, como la del mercader veneciano Nicolo de Conti, prota- gonista entre 1419 y 1444 de una fantastica aventura por el extremo Oriente y el mar Indi- 0, que relata por escrito En 1488, Bartolomé Diaz doblaba el cabo de Buena Esperanza, demostrando que Pto- lomeo estaba equivocado. Y para cerrar el siglo, Vasco de Gama culminaba en Calcu- ta el suefo portugués de llegar a la India. Reotificar los errores geograticos al otro lado de! Océano por la via de Poniente era un pri- vilegio reservado a un hombre llamado Cris- tébal Colon. Colén y la empresa de las Indias Nacié en una modesta familia de laneros y tejedores afincada en la mercantil y muy marinera ciudad de Genova alla por el afio 1451. Otros dicen que era maliorquin, cata- lan... y que tenia sangre judia en sus venas. Fueron sus padres Doménico Colombo y Su- sana Fontanarrosa —nombre éste con sabor judaico—. Y de los cinco hijos habidos en ese matrimonio Crist6bal y Bartolomé Co- 10/108 VIAES DE COLON lombo 0 Colén tuvieron pronto vocacion ma- rinera. El ambiente genovés sin duda fomen- taba esa inclinacion. Era Génova una republica italiana que res- piraba mar por doquier. Su riqueza y domi- no, la gran potencia que llegé a ser se apo- yaba en un puerto y en una fiota siempre ac- tivos. El comercio y la guerra como medio de defender o ampliar sus actividades mer- cantiles frente a rivales de la talla de Vene- cia 0 Aragon fue el pan de cada dia para todo genovés. Cualquier muchacho en tales circunstancias, y mas si cl hambre o la po- sicion social presionaba, sofaria con hacer carrera en el mar. De muy pequenia edad entré en la mar na- vegando, @ Io he continuado fasta hoy... Ya pasan de cuarenta arios que yo voy en este uso. Todo lo que fasta hoy se navega, todo lo he andado. Son palabras ciertas de Co- lon escritas en 1501 ‘Su escuela y su universidad fueron las ga- leras genovesas surcando el Mediterréneo en todas direcciones. Primero como grumete, como marinero a partir de los 15 6 dieciséis afios, y entre los veinte-veintidés con respon- sabilidad de mando en barco, Seguin soplaran los vientos de la paz, la guerra o la necesidad, se le puede ver fre- cuentando las principales rutas mercantiles desde la Peninsula Ibérica hasta la isla de Quios, en el mar Egeo, al servicio de repu- tadas firmas comerciales genovesas. También se le puede ver ocupado en al- guin lance bélico como el que enfrentaba a Renato de Anjou con el rey de Aragon por la sucesion a la Corona de Napoles. Su par- ticipacién fue tan senalada que en el asedio de Barcelona por los de Anjou (1472) se le encargé capturar la galera aragonesa Fer- nandina, que se encontraba en Tunez. Y su capacidad como navegante (a sus veintides afos) era ya tan destacada que, ante la ne- gativa de la tripulacién a cumplir la orden por el riesgo que ello entrafiaba, cngand a todos durante la noche modificando el rumbo de la aguja, de forma que a la mafana siguien- te nos hallamos dentro del cabo de Carta- gena, estando todos en concepto firme de que ibamos a Marsella. Pocos hechos tan expresivos como éste de la personalidad co- lombina. ‘Marineros de Palos se alistan para participar en el viaje descubridor (Mural de las levas, por Vazquez Diaz) Por time, no se descarta, i muchisimo rmenes, que, arive las actividades Je estos aftos, ejeciera de corsaio al amparo de ta tos confictes y queras entre vecinos. ra ésta luna activead reconccida hasta en ie trate os internacionales, y muy lucratva En ol Mediterraneo aprends a ser hombre prdctico, autodidacta, gran obsorvador de vienlos ¥cortentes, de tetas ycostas; buen conocedor de las técnicas marineras al uso y slompre diigente en su trabajo. Pero el na- YYegante que sonara con desculbrir una nue va rua para legat alas Indias, nacio en el Allanico, de la mano y experencies portu EL proyecto deseubridor Aunque os muy poco Io ue 66 sabe 0 ta lap poruguesa de Colon ced cee dae, nadie Suda que ue tascensetal pues a gosto eu magno proyecto oe a Guenian oe crits que eaibian Guan cc on ratoeat era yo arate gue eto ago ain conn tur do Portugal dee despube de un durismo cobs ns Gat que two oper a 13 de agost ce 1476 Src cl cabo'de San Veuno ncendace Siar, lyr savarla wea echandove a aqua y nadnido nat a costa Gls sya oun ero, Repuesto en Lagos oe suceso marco despa. isa, cone enpecs& temcer wa y hacienda, 0 tenor Os a tindedcomelcal Gesarolsds urate os ates siguientes, bin que logs arearse Yess En 477 a asta ge fers laandla,y ono 78 desaroio gran vided entre Lisboa yo archiplage ao Ma Gora Su easements on fa Nobe porgue Felipe Mont fe syudo-a mevese como Vecinoy uaa natu de Poriga teow a 4779 1480, aos on ave Cal vena nseuries vj es as Ma ere Aeoresy canara ag rascondta suede a, necro mercade-navegare cate on Portga! igo repertra# insospe hada que al caiica de mag scents ie abr Nuosto Sar of extencmerto con ‘maro papable a qe er hacer navaga Ge ag os ins y mo abr lt vountad fara ecucon de to: ¥ con este hago Vin a Vestas Atoras os doleneaes el predescubiento de ‘Ambica sostenen que ese ago vasconsen tal repeninay miagiose uote sucede Co al Can pare cel puerto de Ps oe Moguer Kon en cualquier momento de estos aos fue {ue alguien: con conocimianto de lo que d= Cia, le nioré de la exstencia de unas tecras a oro lado de! Oceano, Tal lormacon apor. taba detalles baslante alustados sobre algu fas Islas y Sus nafurales, sobre ciertos para les y, espaciamente, sobre dstancias Ese al ‘Quen fue, segun unos, un pilcto portugues 0 Castolano que al regresar de Guinea se vo impulsado por alguna tormenta hasta las An- tas. Tras un tiempo all, regreso, encont con Colén le informe y mun. Segun ata Mia, la informacion colombina procede no de Ln europeo sino de algon gr fer un desplazamienio por las Anilas se vio ‘Sbigado a desviarse Océano adeno hasta tencontrarse con Colen. Ambas teorias coin ‘nn an sear que fal encuentro debe pro (ucise a bastantes lequas al Oesle de las, Canarias, Azores o Madera, en una zona que ‘por aquel entonces frecuentaba nuestro mer: acer “Aceptado esto, adquieren pleno sentido las palabras colombinas ctadas anterior ‘mente: Nuest’o Senor le abre el entendi miento con mano palpable, es deci, le hace ‘onocer algo que alcanza ia catogoria de milagro evigertisimo. Ese algo repentino es e puede navegar hasta ias Indias. Y no Solamente se lo hace comprender, sino que, acto seguida, le abve la voluntad para la ee ccucién dello, le da lo necesario para lievaro. la practica. ¥ fue tanto que esa idea se Convio en fusge dentro de él. Ei Cristobal Colon mesinico, fuertemente. convencido de ser al eleaido de la Providencia, ol ins frumento divina para ievar a cabo la empre: 2 de la Indias empieza alora. Con este se frelo en su magin y Dios a su favor nada ni nadie le ara desist Para un hombre que de practica marinera andaba muy cumple, mas no asi de saber ieorico, su mayor difcultad seria cémo at ‘ular un proyecto. descubridor que rompia Su empo y, acto seguid, ante experios. Tenia que como delende Semastar su viabilidad para que algin prin- cipe lo respaldara con dinero y con hom. bres. ¥ hubo de hacerlo primero ante los portugueses, los mas avanzados en este campo, y ante los castellanos después que no iban muy a la zaga. Unos y otros dicta- minaron siempre en su contra Metido con urgencia en un aprendizaje acelerado, Colén maneja durante estos afios. principalmente tres obras o fuentes: la His- toria Rerum Ubique Gestarum, de Eneas Sil- vio Piccolomini; la Imago Mundi, de Pierre d'Ailly; y la Correspondencia y Mapa que en 1474 envia Toscanelli al rey de Portugal a través de su amigo el canénigo lisboeta Fer- nando Marlins. Del sabio florentino Toscanelli recoge Co- lon las referencias que aporta, siguiendo a Marco Polo, sobre el Cipango, isla distante del Continente 1.500 millas 0 375 leguas, y también de la tierra firme asiatica dominada por el Gran Jan (Catay, Mangi y Ciamba). Sin embargo, no esta de acuerdo con las medidas que asigna al Océano: casi el do- ble que las que asigna Colén. Por lo tanto, en este punto capital, Colén sabe que esta equivocado. De ahi que el proyecto colom- bino sea parecido al de Toscanelli, pero no igual. Los portugueses, tras estudiar la infor- macién del sabio florentino, la rechazaron y archivaron. Los olios aulures, subre todo alAilly, brin- dan al futuro descubridor algunos detalles del maximo interés: las dimensiones del Océano deben reducirse; y, de creer al pseudo profeta Esdras, ocupa tan sdlo una séptima parte, por lo que sera perfectamen- te navegable. Esto si que le interesa. Como igualmente le agrada leer todo lo que cuen- {a sobre los lugares biblicos (Paraiso Terre- nal, Tarsis, Ofir, Reino de Saba, etcétera), sobre las Amazonas, etc. Tras el triunfo de 1492, Col6n, con la autoridad que le da'sen- tirse instrumento divino, situaré sobre el mapa de América —que para él es lo mas extremo de! Oriente— cada una de estas co- sas. Para estar preparado ante cualquier comi- sion de expertos, hace mediciones por su cuenta. Va y viene de Guinea, y en sus com- probaciones sobre los caiculos de un grado terrestre coincide con Alfragano: 56 millas y 2/3. Por tanto, la circunferencia del Ecuador seria de 20.400 millas 6 5.100 leguas (1 le- gua=4 millas). Precisi6n casi absoluta en el sabio arabe: unos 40.000 kilémetros para la circunferencia del Ecuador, porque utiliza la milla arabe de casi 2.000 metros. Sin embar- go, Colén achica la esfera terrestre y da al Ecuador una medida de unos 30.000 kiléme- 14/108 VAIS DE COLON tos, es decir, 1/4 menor, porque esta mane- jando la milla italica (casi 1.500 metros) Cuando tuvo que defender este proyecto ante los portugueses (1483-84), éstos se lo rechazaron. De mediciones y de calculos reales, lo mismo que sobre Toscanelli, ellos sabian mucho mas que Colén. No les apor- taba nada nuevo y encima exigia mucho. Asi que Col6n tenia que buscar otro principe que lo respaldara Castilla y las Capttulactones de Santa Fe Con mucho en contra, pero sin faltarle te- nacidad y fe en si mismo, llegd a Castilla a principios de 1485. Siete arios estuve yo en su real corte, que a cuantos se habié de esta empresa todos a una dijeron que era burla. No todos, habria que matizar Tras ser recibido por los Reyes Catélicos e1 20 de enero de 1486, éstos nombraron una junta de expertos en’la que hubo letra- dos, astronomos, cosmégratos, astrologos y navegantes con el fin de valorar el proyecto descubridor del extranjero. Sucedid que, también aqui, al igual que en Portugal, la ciencia fue contraria. El futuro descubridor se esforzaba —uice Las Casas— dando razones y autoridades para convencer a los oyentes, aunque ca- ilando las mas urgentes. Proclamaba lo que todo el mundo sabia, e incluso discrepaba de algunas autoridades casi intocables, sin que él aportara razones de peso, sus razo- nes ocultas. Le volaron la palabra una y otra vez, y todos concordaban que era imposible ser verdad lo que el Almirante decia. Entien- dase: todos los expertos, porque otros que no eran tales, pero si muy influyentes, crefan a este extranjero y lo apoyaron Soledad, angustia y mucha necesidad fueron notas caracteristicas colombinas en- tre los decisivos afos de 1487-88. La inde- cisién de los reyes, pendientes de la evolu- cién que seguia la guerra granadina, lo re- tuvo largas temporadas entre Cordoba y Se- villa. En Cordoba alivié su soledad uniéndo- se a Beatriz Enriquez de Arana, una joven de humilde procedencia que el 15 de agos- to de 1488 fue madre de Hernando Coién. De Portugal le llegaba la inquietud: una car- ta del rey vecino, toda cortesia y amabilidad, le transmitia el interés regio por entrevistarse con él. Meses después e! mundo se entera- ba de la hazafa de Bartolomé Diaz doblando el cabo de Buena Esperanza Y entre espera y espera, la necesidad que acuciaba. Para sobrevivir tuvo que dedicar- se a trabajar con sus manos, a su saber y buen ingenio pintando cartas de marear 0 portulanos que vendia a los navegantes, y a mercader de libros de estampa, es decir, li bros de imprenta. La esperanza que le mantenia no era la voz de la ciencia, sino el apoyo de sus ami- gos. Los mayores y mas constantes bene- factores del genovés fueron frailes con in- fluencia ante los reyes. El franciscano fray Colén se entrevista con los Reyes Catolicas t Antonio de Marchena, buen astrdlogo, y el dominico fray Diego de Deza, maestro del principe don Juan y confesor del rey, desta- caron desde un principio por su apoyo in- condicional. Se sospecha que Colén les pudo contar cuanto sabia, sin trabas de nin- guna clase, bajo secreto de confesién Otro franciscano de La Rabida y dicen que confesor de la reina, fray Juan Pérez, fue decisivo durante los aflos 1491-92. Tras retener a Colon en la Rabida cuando éste se regresar de su prim disponia a abandonar Espafa en busca de otro principe, visité a la reina y la convenci6 para que mandase reconsiderar el plan co- lombino. ‘Ademés de religiosos, también apoyaron al futuro descubridor algunos poderosos cortesanos como Luis de Santangel, Juan Cabrero 0 Gabriel Sanchez, aragoneses ellos y muy activos en los tltimos momentos de la negociacién En suma, habid la ciencia, dijo cuanto te- nia que decir —en contra siempre, por su- Viaje a las Indias (grabado det siglo xx) puesto— sobre las imaginaciones colombi- nas, y de nada sirvi6. Al final, fueron los Re- yes, especialmente el monarca aragonés, ios que con una decision exclusivamente personal y saltandose ciencias y saberes es- tablecidos apostaron por la aventura oceani- ca. De igual manera se resolvid en aquella hora final otro de ios escollos que habia es- tado flotando desde un principio, y que Las Casas nos relata asi: hacia mas dificil la Los wales aceptacién de este negocio lo mucho que Cristébal Colén, en remuneraci6n de sus tra- bajos y servicios @ industria, pedia. Era el precio que Colén ponia al Descubrimiento Y, muy a pesar de los monarcas, se acepto. ‘| documento —contrato— donde quedan bien claras las condiciones a que se obligan ambas partes —Corona y Colon— se le co- noce como Capitulaciones de Santa Fe. Fue- ron firmadas el 17 de abril de 1492, después de una cuidadosa elaboracién encargada al secretario aragonés Juan de Coloma y al re- ligioso fray Juan Pérez, en representacién respectivamente de los reyes y de Colén. El documento tiene dos partes: un pream- bulo que afecta al descubridor y, en segun- do lugar, los cinco puntos siguientes que afectan a los reyes. El preambulo ha dado mucho que hablar porque es curioso por de- mas. Dice asi: «Vuestras Altezas dan e otor- gan a don Cristébal Colén en alguna satis- faccién de lo que ha descubierto en las Ma- res Océanas y del viaje que agora, con el ayuda de Dios ha de fazer por ellas en ser- vicio de Vuestras Altezas, son las que se si- guen.» Se destaca el ha descubierto porque no es un error en lugar de ha de descubrir como algunos habian creido. Los que aceptan el predescubrimiento consideran que ésta es una prueba documental contundente. La ex- plicacion correcta de este término, y por tan- to del preambulo, era que Colén se atribuia descubrimientos y navegaciones por el Océano anteriores a 1492. Como fue el pri- mero (cristiano) que lo navego y descubrié podia tomar posesion y reservarselo. Sin em bargo, al no poder dominarlo por falta de re- Cursos busca unos reyes que lo respalden. Una vez encontrados (Reyes Catdlicos), les transfiere a ellos la posesion o sefiorio y es- tos, a partir de ese momento, pasan a ser se- fiores de las mares océanas y, por lo tanto, pueden corresponder dandole lo siguiente: 1.° El oficio de almirante de la mar océa- na en todo lo que se descubra o gane. Este Oficio sera vitalicio y hereditario, equiparan- do en todo a sus titulares con el almirante mayor de Castilla, don Alfonso Enriquez 2° Los oficios de virrey y gobernador en todo lo que él descubra 0 gane. No se ha- bla de hereditariedad. Para cubrir los car- gos, se Ié reconoce el derecho a proponer terna a los reyes para que éstos escojan, 3°. La décima parte de todas las ganan- cias que se obtengan dentro de su almiran- tazgo. 16/105 VILES DE COLON 42 Este capitulo nunca se cumplié, pues estaba condicionado a los precedentes cas- tellanos y aqui no se dieron. Colén preten- dia resolver personalmente o a través de sus representantes todos los pleitos derivados del trafico con las nuevas tierras. 5° El derecho a contribuir, si asi lo de- ‘seare, con la octava parte de los gastos de cualquier armada, recibiendo a cambio la octava parte de los beneficios. Pooos dias mas tarde (30 de marzo) reci- biria otro documento (éste no era contrato, sino merced, y por tanto revocable) por el que se daba caracter hereditario a los ofi- cios de virrey y gobernador. También se le concedia el tratamiento de don (privilegio solo de nobles muy relevantes). Resueltas las compensaciones que llamamos privile- Gios colombinos, soné la hora de descubrir. El gran viaje El 12 de mayo de 1492 dejé Granada y se dirigié a la villa de Palos a preparar la flota descubridora. Una vez alli, lo que se presu- mia operacién rapida tardé mas de dos me- ses en quedar a punto, con el fantasma del fracaso flotando de nuevo El presupuesto total de la armada supuso unos dos millones de maravedis. De ellos, costed la Corona algo mas de la mitad (1.140.000), siendo repartido el resto entre la villa de Palos y Colén. A éste se lo debio prestar algun mercader amigo. Sobre las embarcaciones, los reyes ha bian ordenado a las autoridades de los puer- tos de la zona poner a disposicién colombi- na tres carabelas. Al final serian dos cara- belas (Pinta y Nifia) y una nao (Santa Maria) La contribucién extraordinaria de la villa de Palos, responsabilizandose de las cara- belas Pinta y Nina tenia su origen en una deuda pendiente que dicha villa habia con- traido con la Corona por causa de alguna desobediencia pasada. Tal acto de rebeldia —que desconocemos— fue sentenciado por el Consejo Real, condenando a los palefios a poner a punto y a su costa dos carabelas que servirian a sus altezas durante dos me- ses. Ahora habia liegado la ocasién para ha- cer cumplir aquella sentencia, y asi lo orde- naron. La carabela Pinta, la mas rapida de las tres, fue preparada en los astilleros de Pa- los. Pertenecia a un tal Cristobal Quintero, jerda). Plano de Santo Do: ‘mingo, la primera ciudad permanente fundada en América (arriba, derecha). Reconstruccién a su tamario de la carabela } Santa Maria (abajo) quien participé en el viaje como simple ma- rinero, lo cual resulta muy extrafio para ser 61 el propietario. La mandaba Martin Alonso Pinzon. Desplazaba alrededor de 100 tone- ladas. La Nina procedia de los astilleros de Mo- Quer. Su propietario era Juan Nifto, que en este viaje iré de maestre. Fue su capitan Vi- cente Yanez Pinzon. También se la conocia con el nombre de Santa Clara, aunque pre- dominaba la denominacién popular. Su ca- pacidad de carga era similar a la de la Pinta. La tercera nave del descubrimiento no era carabela, sino nao y se llamaba Santa Maria, conocida tambien por la Gallega. Mayor que las otras, mas lenta y pesada, era propiedad del célebre marino y carté- grafo Juan de la Cosa, vecino entonces del Puerto de Santa Maria, quien liev6 el cargo de maestre de su navio. La tripulacién que la servia era toda 0 casi toda del Norte. La mandaba Colén y desplazaba aproximada- mente 150 toneladas. Fue la Unica que no regres6 del primer viaje al encallar en la costa Norte de la isla Espanola en la Navi- dad de 1492 El reclutamiento de la tripulacién fue una dura prueba para el capitan de la flota. Du- rante un mes anduvo vagando por las pla- zas y puertos y solo se le apuntaron /os del crimen, es decir, cuatro condenados a muer- te —y no m4s— que por tradicién podian sa- car de prision los almirantes de Castilla para que participaran en una armada. En este caso, los reyes concedieron el mismo privi- legio a Col6n, ordenado por medio de una carta de seguro suspender las causas crimi- nales hasta dos meses después de finaliza- do el viaje. A excepcidn de estos cuatro, to- dos los demas huian de su compania; nadie se fiaba de él; tenia fama de sofiador; se le conocia en tierra, pero no en la mar; y ha- blaba de atravesar el Océano. Mientras esto sucedia, uno de los mas prestigiosos hombres de mar de toda la zona —Martin Alonso Pinzén— estaba au- sente de la villa por causa de un viaje co- mercial a Roma. A su tegreso entro en con- tacto con el genovés; se entusiasmé con el proyecto; lo apoyé y, acto seguido, conven- cid a sus hermanos, parientes y amigos para que se enrolasen. Con el respaido de los Pinzones, los aproximadamente 90 hombres que formaban la flota descubridora estuvie- ron pronto a punto. El 2 de agosto de 1492 Cristébal Colon mand6é embarcar a toda su gente. Y otro dia, viernes —dice Las Ca- 18/L08 VAKES DE COLON sas— que se contaron tres dias de! dicho mes de agosto, antes que e! so! saliese con media hora, hizo soltar las velas y salié del puerto y barra que se dice de Saltes, por- que asi se llama aquel rio de Palos. Rumbo a las Canarias, fue la primera or- den del capitan de la flota, antes de abor- dar el Océano en direccién al Oeste. En el trayecto, un pequefio contratiempo: a rotu- ra del timén de la Pinta (6 de agosto) puso de manifiesto la pericia de Martin Alonso Pin- 26n, quien con no poco esfuerzo logré arri- bar a Gran Canaria el dia 9. Durante mas de veinte dias se trabajé intensamente en arre- glar el timén roto y transformar su vela lati- a, en vela cuadrada, El 2 de septiembre los tres navios tenian todo a punto. Cargaron agua, lefia, cames y todo lo necesario, quedando el 6 de sep- tiembre solo a la espera del viento. Dos dias después, con el alisio ventando ya a favor, Colén marcé claramente el rumbo: fomé su Via y camino al Oeste, cifiéndose cuanto le fue posible a la latitud del paralelo de las Ca- arias. Mantendria dicho rumbo inalterable hasta el 6 de octubre en que se vio forzado a modificarlo un poco (sudoeste cuarta del Oeste) a causa del malestar existente en la armada. Hagamos un pequerio paréntesis antes de abordar las incidencias del viaje para imagi- narnos a Colén exultante porque se hallaba en su ambiente, en el mar, y llevando a cabo el suefio que le habia venido obsesionando desde hacia catorce ahos —dice él mis- mo—. Lo podemos imaginar 0 mejor lo sa- bemos tan seguro de si mismo como intran- quila iba la marineria. Sus palabras de sere- nidad y confianza no se harian esperar. Pero interesa mas observarlo en su camarote y conocer algo sobre la forma que tiene de na- vegar Lo normal en esta época era navegar a la estima, es decir, anotar el rumbo y fijar su osicién en unas cartas de marear o mapas maritimos (portulanos) dibujados sobre per- gamino. Estas cartas que no tenian en cuen- ta las graduaciones de longitud y latitud re- flejaban con bastante precision los acciden- tes geograficos (por ejemplo, las costas de Europa y Africa), y partiendo de ellos un na- vegante marcaba la ruta estimada a seguir. Utilizando la brijula y, a veces, el cuadran- te, debia encontrarse la latitud adecuada y mantenerse en ella. Cuando recorria costas nuevas, tomaba la lafitud en tierra y la refle- jaba en el mapa para que en lo sucesivo olros pudieran estimar su ruta con exactitud. Un buen piloto, mezcla de experiencia y sen- tido de la orientacién, era capaz de estimar su rumbo con una precision sorprendente. No solia equivocarse mas de un § por 100 en travesias largas, salvo que sufriera algu- na tormenta y se despistara. La brdjula era pieza insustituible. Consis- tia en una aguja magnética, depositada en una caja rectangular (bitacora) y asegurada en cubierta, que volvia siempre su punta ha- cia el Norte. Cada vez que esta aguja mos- taba poca inclinacién a buscar ef norte era remagnetizada con una piedra iman que todo capitan cuidaba como su propia vida La brdjula llevaba incorporada una placa cir- cular con la rosa de los vientos (32 divididos en vientos, medios vientos y cuartas). En cuanto al clculo de /a velocidad de un navio a finales de siglo xv, parece ser que los pilotos lo hacian a ojo observando la es- tela que dejaba el barco, las algas que flo- taban inméviles en el agua o la costa Echar punto o cartear era una de las ope- raciones mas minuciosas para un piloto. Co- nocido el rumbo seguido y la distancia re- corrida, los pilotos podian marcar el punto a que habian llegado sobre la carta de nave- gar. Esla operacion exigia manejar regia y compas Como navegante precavido, Colén acos- tumbré a usar con frecuencia la sonda, im- prescindible al aproximarse a tierra 0 en aguas que cre‘a poco profundas. La ampolleta o reloj de arena era el Unico instrumento para medir el tiempo en el bar- co. El tiempo que tardaba la arena en caer era de treinta minutos, y un grumete se en- cargaba de darle la vuelta Colén sabia usar el cuadrante y alguna vez lo utiliz6. Servia para hallar la latitud. Se trata de un cuarto de circulo de madera dura que a través de unos pinulos entilaba los as- tros y con una plomada marcaba los grados. Por el contrario, no manejo el astrolabio ni la ballestila, y se equivoco con frecuencia al utilizar tablas comunes de multiplicar y alma- naques. Con tan limitado y tosco instrumento ndu- tico, estos hombres abordaran la carrera de las Indias Volvamos con la flota a punto de dejar Ca- narias. Cuenta Hernando Colén que su pa- dre dio unas instrucciones a los otros capi- tanes sefialandoles que el objetivo del viaje era llegat a Cipango y las tierras orientales de Asia, que no se inquietara nadie, pues él no esperaba encontrar tierra hasta pasadas. 750 leguas de las Canarias, y advertia que, al llegar a las 700 leguas, no se navegase por la noche. A pesar de tanta seguridad no abandoné su habitual cautela: llevaria dos cuentas so- bre las distancias recorridas, una secreta o verdadera solo para si mismo, con el calcu- lo exacto de cuanto se navegaba; y otra pi- blica o falsa en la que se contaria de menos porque si el viaje fuera Iuengo no se espan- tase ni desmayase la gente. No obstante, se- gun los expertos de hoy y debido a la so- breestimacién de la distancia, la cuenta fal- sa se acerca mas a la verdad que la secreta. El dia 13, repetido después el 17 y el 30, Colén sera el primer europeo en observar la declinacién magnética de la tierra. Se da cuenta de que las agujas marcan siempre un punto invariable (norle magnético), mien- tras que la Estrella Polar (norte geografico) se mueve en una especie de rotacion diur- na de aproximadamente dos grados alrede- dor del Polo. Mandé comprobarlo al alba, momento en que mas se aproxima la Polar al norte magnético, y todos se tranquilizaron. Fue una demostracién de sus dotes de ob. servacion. El 16 de septiembre llegaron al mar del Sargazo, gigantesca acumulacién de algas en medio del Oceano. Para tranquilidad de todos echaron la sonda (40 brazas) y, natu- ralmente no podian encontrar fondo en una zona donde el Océano tiene profundidad de 2.400 brazas. El 1 de octubre Colén empieza a preocu: parse, y el 3 se da cuenta de que algo ha fallado con arregio a sus célculos iniciales. Las islas que pensaba encontrar a unas 750-800 leguas han debido quedar atrés. Si- gue adelante EI 6 de octubre toda la tripulacion empie- Za a alarmarse. Los pilotos, por sus cuentas particulares, ya han recorrido mas de 800 le- guas (Colon, por la suya, lleva 966). Se reu- nen los tres capitanes. Martin Alonso Pinzén propone cambiar de rumbo: sudoeste cuar- ta del Oeste, por ver de encontrar la isla del Cipango. Colon no accede, la cree ya muy atras. Pinz6n acepta y se sigue. Llegada la noche del 6 al 7, se produce el primer motin del viaje que protagonizan los marineros de la Santa Maria. Ante el peligro, Colon pide apoyo a los Pinzones, que se po- nen de su lado y amenazan a los amotina- dos. Calmados los animos, Colén acepta cambiar el rumbo que horas antes habia pro- LOS VIAJES 0& COLON puesto Martin Alonso: sudoeste, cuarta del Oeste. Tres dias después, la noche del 9 al 10, ol malestar se generaliz6 a toda la armada, incluidos los Pinzones. Se percibia mucha tensién y hubo ultimatum: navegarian en la misma direccion sélo tres dias mas; y si al cabo de ese tiempo no encontraban tierra regresarian. No fue menester cumpiir el pla- 20 porque dos dias después hallaron por fin tierra. Sin embargo, entre Martin Alonso y Colén algo se quebro definitivamente y co- menzé el enfrentamiento. El descubrimiento del trépico La noche del 11 al 12 de octubre, pasa- das las dos de la madrugada, el marinero de la Pinta, un tal Juan Rodriguez Bermejo, mas conocido por Rodrigo de Triana, lanzo el gri- to mas ansiado por todos: Tierra! Esta vez no era una de tantas ilusiones deshechas con el paso de las horas. A cosa de dos le- guas surgia del Océano una isleta plana, del archipiélago de las Lucayas o Bahamas, a la que los nativos llamaban Guanahani y Co- lon bautizaria poco después con el nombre de San Salvador. Con la flota puesta al pai- ro, esperaron la mafana ‘Asi que amanecié, el ya almirante de la mar océana —y en cuanto saltara a tierra 20/108 VAKES DE COLON ‘Mapa de América dlbujado por Juan de la Cosa en 1500 también virrey y gobernador— busce un lu- gar de la costa libre de arrecifes para de- sembarcar. Lo hallé a sotavento de la isla Guanahani (actual Watling Island), en la ba- hia Fernandez o Long. Acto sequido, desem- barcaron y tomaron posesion por sus Alte- zas de la nueva tierra en medio del ceremo- nial que ningun descubridor olvidaba cum- plir jamas. Esto hicieron con pregon y ban- dera real extenalaa, y no me fue contac cho. Los que podian contradecir a tan celestia- les visitantes, que por tales los consideraban los lucayos, andan desnudos como su ma- dre los pari6, y también las mujeres, aunque no vi ms de una harto moza, y todos los que yo vi eran todos mancebos... muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras, los cabellos gruesos casi como de sedas de colas de caballos y cor- tos... y se pintan las caras dellos todo el cuerpo... Ellos no traen armas ni las cono- cen, porque les mostré espadas y las toma- ban por el filo y se cortaban con ignorancia. Eran dos mundos, dos culturas y mentali- dades encontrandose en Guanahani y des- tapando al instante sus diferencias. Sin con- ciencia clara del valor del mio 0 tuyo, todo tomaban y daban de aquello que tenian (al- godon, papagayos, azagayas) de buena vo- luntad, mas me pareci6 que era gente muy pobre de todo. Colén es hombre contradictorio, sorpren- dente y se retrata a si mismo tanto en el triun- fo como en el fracaso. Las paginas de su Diario de a bordo que sigue al 12 de octu- bre son insustituibles. Gran observador, me- ticuloso en extremo, paciente en el relato de lo que ve o le cuentan, preocupado por el fo, obsesionado con el Cipango, es ade- més un cantor del tropico, de la nueva tierra y.el nuevo cielo que él, el muy magnifico don Cristobal Colén, acaba de descubrir. Es su gran victoria y la canta como algo que le per- tenece. El tropico, pleno de verdor, frondosidad y colorido aparecia tan diferente del viejo mundo que era maravilla, Arboles y huertas, peces y aves deslumbraban a todos. Era tal la diversidad de lo que estaban viendo que tenia que recurrir a imagenes 0 experiencias conocidas para que el lector se aproximase a su descripcion. La frase comparativa como en el mes de abril 0 mayo en Andalucia, es repetida con frecuencia. Y aun asi, aquella naturaleza jera tan disforme de la nuestra! Por las Bahamas navega con la velocidad del que esta de paso. Sus habitantes son gentes muy pobres de todo. Y é! busca el Ci- pango y quiere llegar al Catay y entregar las LOS VIAJES DE COLON Primer vole em Teer vale <—— Sepundo vine = Cuan vile cartas de los Reyes al Gran Jan. De Guana- hani a Santa Maria de la Concepcién, a Fer- nandina, a Isabela. Cada nueva isla descu- bierta le arranca clogios mas encendidos. La Ultima siempre supera a la anterior. El 28 de octubre llegaba a Cuba, a la que bautizaria con el nombre de Juana en honor al principe don Juan. Cree que Cuba es el Catay y envia tierra adentro a una embajada con las cartas de los Reyes para el Gran Jan El 6 de noviembre regresan sin encontrar rastro del fabuloso reino oriental. Han encon- trado por los caminos, eso si, mucha gente con un tiz6n en la mano; era el tabaco. Co- I6n se desilusioné mucho con este fracaso. E121 de noviembre, Martin Alonso Pinz6n se aparto de la flota, haciéndose ya definiti- vas las diferencias entre ambos capitanes Permaneceria separado hasta el 6 de enero. EI5 de diciembre, el almirante lleg6 al ex- tremo mas oriental de Cuba. Llamaria a ese cabo Alfa y Omega (punta de Maici) para in- dicar que era principio y fin del continente euroasiatico. Al dia siguiente, tras navegar 18 leguas, divisd el extremo de la isla de Haiti o Bohio, que en castellano se llamaria isla Espariola Un reyezuelo 0 cacique del lugar —Guaca- nagari— recibid a Colén con gran cortesia. Este, por su parte, dispenso a esa tierra y a sus gentes los mayores elogios; elogios que subieron de tono después de que el 24 de LOS VIAIES 0€ COLON 24

You might also like