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Adi s, Ayacucho Julio Ortega 1 Vine a Lima a recobrar mi cadaver. Asi comenzaria mi discurso cuando llegase a Lima, pero aho- ra solo empezaba a salir de la fosa donde me habian arrojado hue- ge de quemarme y mutilarme, dejéndome muerto y sin la mitad de mis huesos, que se llevaron a Lima, Fn Quinua, la semana pasada de este mes de julio, mes sin agua, decidi apersonarme a la comisaria. El sargento se puso de pie al verme entrar. ~Alfonso Cinepa —dijo. —Hola, sargento —saludé yo, de buen humor. Vengo a ver esa denuncia que dicen que me han hecho, ¢De qué me acusan ahora? =No te hagas el cojudo ~advirti6, sin mirarme-, eres un te- rrorista peligro: ~Cémo voy a ser, pues —protest= un dirigente campesino, Yo sabia que me acusarian de terrorista, pero ellos sabian que Yo no lo era, entonces, zqué querian que confiese? Primero me cortaron la falange del dedo pequeiio, y yo ni cuenta me di, Solo Vila sangre cuando me cortaron la falange del otro dedo. Grité mucho, En ese momento debo haber comprendido que ellos no se detendrian, y el cuerpo ya no dejé de temblarme. Después, me Uevaron a la salida del pueblo, junto al cerro grande, y cerca del barranco me tiraron del yip en marcha, Rodé, gritando, buscando una piedra, una zanja donde ocultarme, Pero me arrojaron una Branada que exploté muy cerca y pude ver, como si fuera de otro, 68 Juha Ortega que mi brazo derecho se desprendia de mi, haciéndon ome y cai, sabiendo que moria, Otra pranada de f aulig sf por los aires; exploté a mis expakdas vaciando mi cabs Za ¥ abiendome ele mago como si fuese de tmapo. Mientras daba vueltas ene ga visto a los guardias que bajaban la ladera aullando como lobe —Tengo una punteria cojonuda —dijo uno, a —Queds hecho mierda dijo otro. Reerjamos as pruebas de deli -ajo oto mas ses, [Alguien me levants del pie, y descubrientonces que me ile tba la pierna izquierda; me arrastraron hacia el fondo del aden donde las rocas son mas grandes y la hierba mas fina, Pero me srmastraban tan mal que en el camino se me iban quedando a. aoe huesos mis. Me dije que tendria que evar la cuenta precisa de mis partes perdidas para recobrarlas luego y darme sul pero cuando me arrojaron por fin aun hueco ancho y poco po fundo y empezaban a taparme con piedras y pai he rid vera ‘ado en torno con una bolsa de plistion uno de los policias hurga ; ve tas manos, ¥ de inmediato he sabido que este hijo de mals dre recogeria mis pedazos para llevarse medio cvesPo mi oe i me mismo policia, antes de legar al hueco due S28 ri rumba, ha cellenado la barriga con paja seca, endo ase de mi, como 813° faese un muaeco hecho para ser deshecho 2 sd spo haber et do un rato largo, undue deb aS .stuve murient sein Me estur indo me cubrieron CoP rocas ey bene i corta vida de pereane or got ao sas bastante COMI agsisd™ -omo dice mi ccompadre Juani ya 68 DTN do es a ; ab cca, HA por aqui, pero que encima lo aga’ oon ms i yenel is < nacimiento, y ise Pero asi es uno de ye sesio, mi compa i yerte, mi mala st 2 ya muerto cual entretuve pensa poniéndos di. rac 0 “fq er demas pean. rts emendran, send, que yo era cojulo de nacimientes in fonts podia creer ranto en los recurses legales. Solo sabiende q me acosaban, tenia que cruzar esa plaza y entrar 1 Me cabs much ex ern melo baban adver. fide, es verdad. Mi compadre, corresponsal de «.a Repiblicay, me reperia a la rercera cerveva, a de la amistad: Cuidese, compadre, ino se apare7ca por (Quinua, no se deje cojudear. Me estuve alli, eecomiand, » fi agarrande clea, y esta vez. la fuaria era por mi mismo, Fstaban marando por todas partes se sabia, sy algunos derenidios aparecian al mes en fosas comunes con el cuerpo torturade. Pera mime habian hecho pedazos. Mediv» yuemado, con, tun braze y una pierna de menos, no pexdria ir muy lejos. Pero tenia que salir de alli, Y empecé a remover las piedras, Y poquito a poco, precisamente poryue solo tengo medio cuerpo ‘conmigy, pude deslizarme y escabullirme, rodar un poco y levan- tarme junto al érbol quemado del caminito. He trepado despacio la ladera, y desde la cima vi el pueblo, abaj, oscuro y rojo, y senti tuna pena langa, tranquila. 1Oveme, polical, rine, aunque me salia. un ronquid, més bien desayradable, como de yato mojauka Para practicar, eepeti mis gritos iOveme, Belatinde!, griné, Devuelveme mi cuerpo, Dénde hhan escondido mis huesecitos? Y lors. 3 ‘COomo ducle bajar saltando entre las rocas. Qué trabajo dar tn pase, un salto y caer de cule, tembleque, aparrindome de las amas, con miedo de que se me desprenda otro hues, is 2Que parte de mi seri la que me falta? Ese hijo de su ma- * Misti borrachoso, que Hevaba mis huesos en una bolsa de ales Ort a ela Mevaria? .\ donde sin ten, ga donde fa Teva 19 4 Lima, py plastics 2 fepuieten simplemente esconderlos gegen nt tag una pron 7 cle Dees parvcienso y abr uh escanel rerminanan aps Freer un puicio, Por ko menos, na romeN ast an Ta ea sh Ven Lima, esti in en stds que a a tery APA ine agg Tama, Segre que me quedé con Ta parte de ¢ few pare pera ka que wigan et tila a eecuperat lo que ex mio. Can una rama de aliso me hice un bastin que me qued my bien ‘Ya amanecia cuando legue a la earretera,y:mesenté a espe ave pasara la carreta de Luciano, el vieio que reparte la leche tm, peano en el pucblo. ‘Me ape ats como hacian los chiguillos, pe sin que me ver Empezaban a cantar los gallos de Quinua. Luciano iba envuelto en su chalina, silbando, mis viejo que sa mula Rubia. Yo iba escondido entre la paja, cubierto con una piel Ge cabm. Lo escuchaba silbar un huayno de su terra, t como Jp habia escuchado de muchacho, todas las maftanas. Si me vier. ahora. el pobre, loraria. Al llegar a la primera calle de piedra la mula de Luciano se densvo como todos los dias en la primera casa, Ja de los Robles, J instante se absié la puerta y Rosa Robles saludé con su voz cantarina, ¢ yo también respondi a su saludo, con mi rugido, que tal vez no escuch®, o si escuché seguramente tomo por om” pricho de la mula decrépita. ee “Don Luciano, zqué ha oid Ud. del Alfonsito? pete “ ah ~Muchacho loco, pues “respond el vieio~ Lo han me deen, por comunista, ot fha a ymtar que soy socialista, cara, view cones TENS avert impertancia tiene la diferencia cuando uno es Ue bne Ciomvs seri, gn? coment’ la Rosa. Mis, tambo n Fen baker el Uae on co se ome ie Frm mug pk Ta careers ante a ty casa simente, mms =De Lama estan cimende, dice la edhis io una yor gue 0 alas partes, dicen, Ihav remediate el views lechero— Todo se bora ‘cuandes mats el gobrerne, reconney. Protests han por Yat Ja carreta dhe la vuelta por una calle de serra apisemaa. Qui se leyanrarme y ver por ulna ve7 la ealle de mi infaneia, pero me ennnuve —Me les har matads dhe a vez demi madre Fra tan vive bio el view Su ale cestara sin deseansty io ella, con ansiedad. Tene- mos que encontrar su cadaver para darle cristina sepultura Si escucha algo -interrine mi padge-, venga a advertirnos, don Luciano, Ja vor de mi padre me son6 mas agnbiada que la de mi madre. 28 lla soporta quizas mejor que él Maldia policia. Mis pobres, viejos. 20 seri que la mitad de mi sole puede escuchar la mitad de ellos? Quiza he perdide la parte de mt cuerpo que viene de mi padre, y su voz por eso me parece distante ¥ debil Papa, mama, Cuanto sufrimiento, cuanto, Fuer, perm, fuera “iba diciendo el viejo; la mula trotaba nervie Detris de a carreta un perm ladré con furia. El condenado me habria olide, ¥ ya otros perms ladraban desde las puertas. Peru el recornde del lechero terminaria en el otro extremo del Pueblo, junto a la panida de los camioneros, y alli yo me bajaria Par escabullirme entre la carga de papas de cualquiera de esos ‘camiones que fuese a la costa, Porla ruta de Ayacucho eran cuatro cluas dle viaje hacia Lima, Hasta ahora no me habia sorprendido adhe, ¥, con suerte, nadie lo haria hasta llegar a Lima, 2Tendria que descubrirme leyando a Lima? La gente de Lima estaba acostumbrada a ver cadiveres en la television, En cuanto 72 2 Jnlio Ortega lograse yo hacerme entender, esa gente marian para mi la parte de cadaver que No faltarian voluntatios para enterrarm estaria de mj ; a pris pérame, Belaiinde, que quiero verte Pero los perros ladrarom como locos viene ets ae brusco, Te mala ea oe sy 4 La leche de las botias me habia salpicado las barbs yyo de bia oler como un recién nacido; pero la paja de la carrey habia pegado por todas partes, y debia mas bien parecer uno de esos mufiecos de la altura, aplastados y bobos, que arrastran ls nifios indios y aguantan igual la uvia y la nevada. En Ia atiborrada estacin de camiones logsé escabullirme en el camién llamado «E] Peruanito», a pesar de que ese nombre me produjo cierta aprensién; no sea que se desbarrancase, de puro peruano, y me mata dos veces por doblemente paisano, Pero era el camién mas apropiade, lleno de cajas de fra costales de papa y toda clase de costalillos de cereales: De =e que me cubri como pude, me arrasteé entre I eanga y cert caseta anidé en un sineén abrigado. ; El chofer y su chulillo se daban unos pisco dominar el frio, hasta que por fin subieron, encen y, como quien no quiere la cosa, arrancaron. . FO Goan exuché gue alguien silbaba junto 2 oa et primir un sobresalto, Me descubsi y le 3 na 8 silbaba a mi lado, y que dejaba de silbar y em?" pude. muerto: ps tempranos part dieron la sao, ojos mas y mi : _Perdén —dije, y me tapé como Hasta en eso se ve que uno es un " peruano, ean | Adis. Ico B Pidlicndo excusas, porque un muerto argentina o cubano habria cechade al inteuso sin contemplaciones. (Claes que en este pats uno se muere sipidamente, sin més, lo «que revela la suerte de la victima y la eonviectin del victimation La veruhclera historia nacional seria este cuentt de las variacione: matanza en Jos mataderns de tume. Cada esto de matar seflaria tuna epoca cada muerto ust (.\tahualpa, Tupac, Amaru, José Ola- ya Alfonso Ugarte, Atusparia, yrantos ous), pero también cada ‘muerto andnimo, da cuenta de su cuerpo condenado y worturade, ¥, cen estos tiempos de yuerra sucia, desaparecido después dle despeda- zado. Este cemenreno nacional ¢s un velar sin tzmino, un luro del alma, como creo que dice el vals, un pantedn con aeropuerto. De estas cosas venia charlando con el tipo raro que me asus t6 en el camiéin, v que resulté ser un estudiante de antropologia, limefio, blanguito y eriolle Qué tal pinta, compadre fue lo primero que me dijo, te pasa algo 0 es el tray Pero no dije nada y me cubri. Mira, traige algo para el fri ~insisté Descorri apenas el velo de costal, Un ojo bastaba para ver- Jo, Me mixé escudrijadoramente, pero tambign con incredulidad, como si yo ne fuese el primer bicho rary que él encontraba. Eira, Por cierto, un antropologo de mucho porvenix. Ya sé ~aijo-, ti eres el charanguista sietemesino de la comu- nidad de Palea. Negué con la cabeza. Me soxprendi6 que aceptara una opinidn eontraria, ‘Se vei que buscaba una explicacién; pero, sobre todo, se veia ‘que era capaz de encontrar, =No me dinis que ti exes el abigeo Superman —dijo- el cojo, tuerto y manco de las comunidades de altura Volvia near 3, pues ~r0Q5, inquieto-, dime quién eres. Jo Ortega “Soy Alfonso Cinepa —aije-, o mas bien, lo que dej6 de jy Me misé sin inmutarse aern, zambito ~dio por fina. hay que enterrare, 5 trate fue el primero de los compafieros ocasionales en mi pe. regrinaje a Lima que quisieron enrerrarme siguiendo un podero- weetinto urbano y académico, Si me descubriese una gente de a puna, seguramicnte se echaria a Morar una gente del valle se podria t rezar pidiendo perdén por sus pecados, Pero con los costes es diferente. Yo ered que del susto correrian, pero la mayoria solo pien- fa.en enterrarte ali mismo, «Pero esto es pecado —me reprochs en ‘Ayacucho una mujer-, a Ud. hay que darle descanso eterno», Fs verdad que los limefios tienen algo de enterradores y, en 1 mejor de los casos, de pulcros agentes de pompas flinebres, Después de toda, Lima fue antes de los espaitoles un cementerio indigena. Y el rio Rimac, de donde la ciudad toma su nombre, es cen lengua aborigen el Rio Hablador. De esto también discutia con el antropélogo mientras nos débamos unos tragos y nos relamos de nosotros mismos, que es una virrud costefia que no tenemos ‘en cambio lox serranos. Aunque mi amigo no se impresioné con mi discurso sobre el cementerio limedio y el rio que habla desde la muerte, lo que me permitia acusarlo de macabro, mientras que en la sierra, nosotros, hasta de muertos somos mas delicados -Si—replicaba él, céustico-, por delicado es que te sacaron la chochoea, én0? No, pues -protesté-, por peruano profundo. Se molesté otra vez. —zPero ti crees que te puedes echar a andar por todas partes asi noms? ¢No hay leyes 0 qué? gQuién te crees que eres? 21 Hombre Flefare peruano? Adis, Ayacacbo Se refa solo de sus ocurrencias y' cambiaba, inmediatamente, de humor, Fil camién s: de la carretera en una curva estrecha, ented en un camino arbolado y se detuvo frente a un pequeiio cementerio. Me entré un pavor irresistible Fl antropélage me sefalaba cen la eabeva el cementerio, al vando las cejas, aunque To hacia de puro sarcastico y el panico ‘I chulillo del camiin habia bajado a dejar unas flores, y ya volviamos a la carretera, Una carretera muy mala, por cierto, de miles de curvas y cientos de baches, Fl traquereo del camién me estaba moliendo los huesos. Debe haber sido después de sslir de Abancay, més © menos, ‘que empecé a reparar en la gente que de rato en rato se vein cami nando a trechos o sentada al borde de la carretera, sobre las prandes piedras. La sospecha de que eran, como yo, desaparecidos. me s0- brecogié: gno era yo el nico que iba a Lima a reclamar por sus hue- sow Pero no dije nada, para no prewocar al enterrador de turno, El verdor de los campos llenos de pajaros iba quedando aba- jo. Senti que me despedia de la retama y de la torcaza, Subiamos a las zonas mas frias y mis aridas. sme fue pasando. 6 =zTii crees que el cura Valverde era antrop6logo? Qué Valverde? -se sobresalts el antropélogo. -El cura, pues. Fl eapellin de las tropas de Pizarro, No, cmo va ser. —Pero fijate que se ports como un cientifice social. Prepani un verdadero juicio del Inca Atahualpa, anticipando su respuesta, y confirmando sus propias ideas, ra muy zorro este curita. Bueno, ex? -F1 Inca no habia visto aunca un libro y cuando Valverde le a Jub Ortee ateanva la Biblia sel leva ala orca, ereyendo que le aba, p, Por 1¢ haria eso? Be Po cojude, cla. Por el discursito, mas bien. donde habris leido semejante versién, ~Acuéndate que Valverde le hace un discurso a Atahualp, & tro de los expaioles y los ineas. Pero el Inca stgy, al convenida para atacar, elprimer encu ja la Biblia al suelo, y esa era I “Valverde le metié el dedo, claro. “eY a nombre de quién habla Valverde? 2Y qué les promere? —\ nombre de Dios, Promete la salvacién. «Qué te propones demostras? Me mind, fjamente. De informante yo me habia convertido en encuestador, Ip que él no podia tolerar, ¢ que eres? -volvi6, furioso-. Un Tipac {que sus miembros renazcan para despertar?/Descansa en pa! Riendo, me dio un codazo, inv ‘itandome a celebrar su ingenio, Jo que hice de inmediato, Estos antropélogos limeiios son muy temperamentales, Un dia se visten de indios y mastican coca ya rarnos a todos, ow dia vienen con la policia a ente Pero fijate en el discursito de Ia comisién de Belatinde en Uchuracay -volvia la carga, armado de paciencia, sabiendo que Ja batalla seria larga. =e Qué hay con eso? Fs el discurso de tus colegas antropélogos, everdad? «Veni- mos en nombre de Tayta Belatinde, ya sabemos que Uds. mataron ¢ porque estaban en un estado de confusion modes de ha- smatanza, Y# alos ocho peric cultural, y que Uds. tienen sus propias costumbres: cerse justicia, o sea que la policia no los instigé a es {que Uds. confundieron a los periodistas con yuerrilleos. Iguito que el discurso de Valverde, zno? ~¢De donde saeas eso? No tiene nada que vet Adis, ecacbo “Si, hombre, ano ves que 2 nombre de la autoridad Ia usticia cuando se esti eeafirmande el poder estata No crees que con exe discurso de Uchuraeay termina la antropsilogia en el Peni? Déjame pegar una meada. Ahora vuelvo y te contest Foe hacia un lado de la eareoceria y orind al viento. Los lime- fos orinan como quien firma sobre la tierra —Sabes qué? dijo al volver. En este pais hasta los muertos cestin locos. De manera que 16 erees que puedes mandarte una marat6n andina para demostear que todo lo que esti escrito es falso, n0? “Yo no he dicho que ses falso —dije-. Solo me atengo a la letra, Descuento malas y buenas intenciones. El espirina de la lex, por experiencia propia, me aterra. Me basta con el sentido literal —zPero quign te crees que eres? 2Porque se les fue la mano a unos policias borrachos vas a condenamos a todos Don Quijote de la mancha andina, no? Y rompié a rei. =Ya, pues —protesté acuénlate que me dedicaris ru primer libro, el que re valdré una beca a Francia y un puesto en Alemania, Te crees un Pero no 16. ~ Policia! -grité de pronto-. ;Aqui hay un cadaver comunistal Pero, claro, a cinco mil meeros de altura no habia ningiin po- licia. Sin embargo, el camién se detuvo, El chofer lo habia visto gesticular y debi6 temer que algo an- dase mal con la carga. 2 Qué pasa, doctor? —preguntd, ahuecando la voz con las manos, Aqui hay un cadaver de contrabanda. Es suyo este muerto? I chofer subi6, movi6 los costales y me destapé la cara. Se me quedé mirando, aprensivo. Para impresionatlo me abri la ca- misa, pero no lo conmovi. Qué muerto més feo —- Jogo, aunque los hay todavia mejores, extrajo de su carterén de ‘cuero una bolsa de plistico negro que evidentemente le quedaba de agin Ghtimo entierto. —Naruralmente que todos somos culpables —siguid diciendo~ Esta situacién de privaciones leva siglos, y el campesino vive e% ella segiin sus propias leyes. No podemos juzgarlos con las nues- ‘was, En una democracia tenemos que combatir a la violencia e* Adis, Ayacnco 9 su origen real: los terroristas, Porque la revolucidn no la hacen las condiciones sociales, la hacen los revolucionarios. En su entusiasmo, aitabe la bolsa de phistico sobre su eabeza como si se tratase de una nueva bandera nacional. El muchacho ayudante de chofer me miraba inquieto, tatan- do de decirme algo. Pero yo preferia eludirlo El pobre tenia una pinta de tonto supremo, y con mi tonteria nativa era mis que suficiente. Des- experaba pensando cémo escapar del antropélogo y de la antro- pologia, lo cual es més difiel que escapar de una edreel limes, Si me metian en la maldita bola, becha seguramente en USA, todo: habria terminado para mi. Mientras el chofer y el antropélogo deliberaban junto a la puerta, el muchacho me habl6, —Tayta —dijo, eludiendo mirarme-, ano necesitas un ayudan- te? Llévame contigo. =2Cémo? —me soxprendi-, gquieres trabajar para mi? No ten- go con qué pagarte. , Dricula con su siervo idiota? a vez no Hid, y tei solo, en falso. Seri tus palabras péstumas, Porque, compadre, aqui se n08 queda Ud. =No ~protesté&, tengo que ir a Lima, —Por favor, seoe -suplicé el chofer—,n0 se moleste Ud., pero ejese entercar, No es nada personal, se lo aseguro, Pero aqui al onde del camino hay un jardincito de piedra y.. —iVaiyanse todos al carajo! ~grité, y debe haber sido un chi- ldo verdaderamente estremecedor porque pusieron tal cara de espanto que yo mismo me ast 82 Inlio Ortega ~Perdlén ~dije, con un suspiro- pero estos poderes me 40 nuevos, y-a veces me descontrolo... n 3] hombre bidnico nativo! -se burls el limedo-, Jos muertos son decorativos, compadre, Ex a los vivo, N este 8 a log pais que hay que temerles. “EI profesional intermediario! -repliqué, imitindolo sin ex t0- Compadsio, Ud. que escribe los discursos finebres de en pobre cementerio nacional, no puede creer eso. No hay nady ° decorar en esta patria indecorable. os Perdonen, pero..—hablé de pronto el chulillo, pero el chofe y el estudiante le gritaron a una voz: (Ti te callas, cholo de mierda! —Me callo —dijo él-, pero miren... EI chofer le dio una bofetada y la nariz le sangré de inmedia. to. Este es un peruano perfecto, me dije, sangra con entusiasme, iQué pais este, el nuestro! Nos paren como un milagro histérico Y nos entierran como una tragedia mundial; entretanto, inexpli- cablemente, nos apalean sin tregua. Culo pateado y natiz rota, peruano que rebota. ~jSilencio! —habia reclamado el estudiante-. Es una patrulla ‘militar. ~2Qué hacemos ahora? Estamos jodidos -se alarmé el chofer. ~¢De qué arma son? ~pregunté, No se distingue bien -dijo el estudiante-, pero podria ser la jinfanteria de marina. El muchacho empezé a llorar y a rezar, interrumpiéndose, y sin dejar de temblar. Su vocacién de victima se exaltaba, anhelante. ~gEs un yip o un camién? —volvi a preguntar. ~Camién —dijo el estudiante-. Pero podria ser un camién de Jos sinchis, —Los sinchis por aui solo se mueven en heli ~ Pero resulté ser un camion del ejército. Spteros —repliqué. leis, Ayacicbo 33 ~2Qué pasé aqui? sQué los retiene? ~pregunté un teniente, joven ¥ pailido, -Nadha, mi teniente dijo el estadiante, que habia identificado. |i entonaciéin limefia del otro, y seria capaz de descubrirse como vecino, condiscipulo y pariente suyo, La bateria, nomas —intervino el chofer- pero va nos vamos, ~La carga de frata y papas es para el mercado de Ayacucho -explicé el estudiante. =éY eso? ~pregunté el teniente, sefialindome. Yo seguia in- movil. —gFsto? ~se ri6 el estudiante cogiéndome de los pelos y le- vanténdome por los aires. Uno de ess Cristos horrorosos que hacen los indios del Lago. El brazo se me iba por un lado y la pierna por otro. Qué cosa mis fea ~dijo el teniente-. ;Parece un E. T. serrano! Los dos limetios sieron alivindos jenos a esta Zona de Emergencia donde el aie helado estrujaba los huesos vivos y los huesos muertos Elestudiante me solté de golpe, y ai y reboté como una ma- traca china, Todos rieron. Se despidieron, con muchos adioses, de buen humor. Me recompuse como pude. —Qué pasd, compadre “le dije al estudiante-. No se animé Ud. a venderme qué. Ud,, por lo visto, no es un intelectual barato, -Ni hablar ~repuso él. Ya tiene Ud, su cronista oficial. Yo redactaré tus nuevos Evangelios, maestro. Tha yo pensando que, después de todo, el antropélogo era un tipo coherente y consistente. Su oficio era el discurso y en él ganaba sus batallas, Yo seria otro tema de sus préximos infor. ‘mes eruditos sobre ese Peni profundo cuya clave él poseia, Pero Por una vez Ia realidad era mas complicada. Nadie creeria en su informe académico, Atin més, un informe como el que planeaba

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