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El pert prehispanico Luis Guitrermo Lumpreras 1. Los Recolectores de Alimentos Los arqueélogos han descubierto que el hombre Ilegé al Peri hace por lo menos veinte mil afios. El que llegara antes o después €s poco importante frente a la constatacién del es- tado de desarrollo en el que se hizo presente, Venta del viejo mundo, antes de que se hubiera descubierto la agricultura o el pastoreo y se limitaba a la apropiacién de los recursos natura- les enteramente formados, sin participar en su produccién, Po- seia, pues, una economia de subsistencia basada en la caza y la recoleccién, lo que, entre otros factores, condicionaba su exis- tencia a una organizacién social basada en grupos numérica- mente reducidos —del tipo conocido como banda— que habita- ban todos los lugares protegidos que la naturaleza podia brin- dar: cuevas, abrigos rocosos, ensenadas, etc. En aquellos luga- res en donde no habfan tales ‘abrigos’ organizaba campamentos protegidos artificialmente con pieles de animales, con ramadas 0, incluso, construyendo elementales recintos con barro o pie- dras, En la region de Tarapac4, se ha encontrado campamentos de recolectores que casi son verdaderas aldeas. Muchos de estos primitivos habitantes debieron recurrir a un sisterna de vida transhumante, semi-nomddico, cambiando pe- riédicamente de campamentos de acuerdo con las variaciones del clima; parece demostrado que algunos habitantes de las lo- mas que se forman on cl invierno en el desierto costero, su- set Escaneado con CamScanner bian durante el verano a las partes altas de la sierra o a los valles interandinos, debido a que en el inviemno los animales bajaban a las ricas y htimedas lomas del desierto (que se for- man gracias a la humedad de la nicbla) y retornaban a la sie. tra o migraban a los valles en el verano, época en la que las lomas se secan. Parece también que esta trashumancia esta. cional operaba entre las partes altas y bajas de los valles se. rranos y en los valles que se forman en la costa y puede final- mente pensarse que muchos de los grupos que recolectaban 0 cazaban en las lomas y estos valles, recurrfan a la pesca yla recoleccién de mariscos como parte de su ‘ciclo’ de lucha por la supervivencia. Pero es justo reconocer que no todos los ca- zadores-recolectores tuvieron un tipo de vida trashumante; existen bastantes razones y evidencias para suponer que mu- chos tenian una vida mas bien estable, sedentaria; es el caso de los cazadores de la estepa altoandina —llamada puna— quie- nes no sélo encontraron alli abrigos naturales aptos y abun- dantes, sino también una permanente y rica fuente de subsis- tencia basada en los camélidos altoandinos (vieufia y guanaco) ademas de venado como la Taruca (Hippocamelus sp.), aves, roedores, tubérculos y algunos frutos. Los arquedlogos han encontrado una impresionante canti- dad de restos de la vida de estos hombres, de forma tal que es posible reconstruir cada vez mejor su vida y costumbres, Los cambios en la subsistencia, generalmente debidos a altera. ciones en el clima y a descubrimientos de nuevos recursos tec. nolégicos, se aprecian fisicamente en cambios en el tipo de ins- trumentos que ellos poseian, desde una etapa en que tales ins- trumentos eran ‘indiferenciados’ y aplicables a multiples fun- cionés, pasando por diferentes fases que nos hablan también de cambios de poblacién, migraciones y otros eventos propios de la época, hasta etapas de especializacién que se expresan en elaborados instrumentos de piedra con puntas de proyectil, ras- padores, cuchillos y otros productos de mayor especificidad. A base de ellos se ha establecido ya una secuencia que abarca desde los casi hipotéticos veinte mil afios hasta el quinto o sex- to milenio antes de nuestra era, época en que la experiencia hu- 12 Escaneado con CamScanner ; mana en los andes peruanos permitié descubrir progresivamen- te nuevos mecanismos de apropiacién de los recursos mediante ja domesticaciin de plantas y animales y la tecnologia de la pesca y la recolecta de mariscos. 2. De la economia recolectora a la produccién de alimentos Todavia no estin bien descritos los diversos pasos que permitieron el trinsito de la economia recolectora a la econo- mia basada en la produccién de alimentos; lo cierto es que en- tre el 6000 y 4000 a.C., los habitantes de los valles adoptaron gricultura —atin en forma incipiente— tanto en la costa co- en la sierra; los habitantes de las estepas altoandinas adop- la eria de los camélidos (llama y alpaca) y los habitan- tes de la costa adoptaron Ja vida mixta de pescadores-maris- queadores y agricultores. El hecho de que se haya dado todo esto en una misma época no es, obviamente, circunstancial, pe- ro aunque en parte es explicable por el alto grado de desarro- lo aleanzado en los ultimos milenios previos y las favorables condiciones del medio andino para el rapido intercambio de ex- periencias, la explicacién causal del proceso deberd atin bus- carse por los arquedlogos; todo lo que por ahora se puede ha- cer es elaborar algunas hipétesis o especular. Los efectos inmediatos fueron relativamente sobrios, pero de gran trascendencia histérica; en primer lugar una tenden- cia definida al establecimiento de nticleos permanentes de po- blacién en todos los habitats, con una consecuente reorganiza- cién del modo de vida; un incremento creciente de la poblacién concentrada; una opcién mayor a manejar con soltura los re- cursos de vida, en la medida en que previamente la subsisten- cia dependia exclusivamente de la naturaleza, sin intervencién humana en la reproduccién de las plantas y animales. Los trascendentes logros sociales generados por el proce- so de produccién de alimentos tienen su expresin fisica en la presencia de las estancias y aldeas cuya medida de ascenso esté en su proliferacién y magnitud; pequefias y aisladas pri- mero, se hacen més grandes y numerosas después. 13 Escaneado con CamScanner Aparejados con este desarrollo, nuevos descubrimientos comienzan a tener gran éxito; dos son principalisimos: la tée. nica do la construccién de viviendas y el tejido. La construc. cién de viviendas es una forma fundamental de liberacién so- cial del medio ambiente; el hombre deja su dependencia de los abrigos naturales para producirlos él mismo, decidiendo su re. sidencia en cualquier lugar en donde el nuevo sistema produc- tivo lo requiera, aun en las Ilanuras 0 en los valles, cerca de los campos de cultivo o en las playas més ricas en mariscos, El tejido no sélo provee de abrigo para el cuerpo contra el viento 0 el sol, contra el frio o la humedad, pero es también un nuevo instrumento de produccién, que los pescadores apro- vechan apotedsicamente para la obtencién de un mayor ntimero de presas marinas; sirve para hacer vestidos, pero también pa- ra hacer bolsas, ligar —con cordeles— arpones, 0 lanzar anzuelos, amarzar los techos de las casas y reemplazar a las caras pieles de animales como cobertores. Las més viejas construcciones, plenamente estructuradas, aparecen desde los 4000 a.C., sean éstas chozas de material vegetal como las encontradas en Chil- ca —al sur de Lima— o en Nasca, o construcciones de piedra y barro como las que unos afios més tarde se encontraron en Ko- tosh (Hudnuco). Los mAs viejos tejidos —primero simplemente cordeles y sogas y més tarde lienzos— proceden de Ia sierra (Callején de Huaylas), desde 6000-8000 a. C., y de varios sitios de la costa. Hacia 4000 a.C., se generalizé el uso y la produc- cién textil, con técnicas rudimentarias manuales pero de gran éxito. Desde entonces, y estamos hablando de lo que ocurria des- pués del cuarto milenio antes de nuestra era, no se detuvieron Jos cambios y poco a poco se fue configurando con mas clari- dad una sociedad compleja basada en Ja vida aldeana, con una economia cada vez mds organizada a partir de la produccién agropecuaria. Una nota aparte merece el desarrollo de las aldeas de pes- cadores que tienen auge en ese mismo momento. Varios investi- gadores han sugerido que tales poblaciones pudieron ser el fun- damento social de los logros civilizatorios posteriores, conce- 14 Escaneado con CamScanner diendo asi un carieter “sui generis” al proceso peruano que dio origen a la civilizacién, Es cierto que la pesca y la recolecta de mariscos permitié la formacién de grandes niicleos de pobla- ion, gracias a la riqueza marinera de la costa peruana; pero es cierto también que el desarrollo de tales nicleos aldeanos 0 solo fue contemporineo con el descubrimiento de la agri- cultura, sino que en la casi totalidad de los casos registrados estos pescadores estuvieron apoyados con productos de los va- les de origen agricola, de modo que o ellos mismos fueron ‘cultores incipientes’ u obtuvieron tales productos por in- cambio con los habitantes de los valles; finalmente, a menos que asumamos que los valles en esta época estaban deshabita- dos en la costa, es necesario tener en cuenta que los pescado- res del litoral, en tiempos posteriores, siempre estuvieron li- gados, por lazos de dependencia o intercambio, con los habitan- tes agricultores vallunos. te El Pert del afio 2000 a.C. es un territorio increiblemente distinto del que conocieron los primeros habitantes del pais, quince 0 veinte mil afios atrés; pero igualmente distinto del que era sélo 2 milenios atrés, cuando comenzaban a cambiar las cosas gracias al paso de la recoleccién a la produccién de alimentos. En este tiempo la agricultura habia avanzado mucho, in- corporando nuevos productos, tales como el maiz y otros de origen tropical y sub-tropical, sumdndose asi a la dieta ini- cialmente restringida a calabazas, frijoles, pallares y frutales, El tamafio de las aldeas no solamente era significativa- mente mayor, sino ya varias de ellas iban conformando ni- cleos de concentracién de edificios especializados en funcio- hes ajenas a la vivienda, tales como plataformas, recintos “sa- Brados”, etc. Se comienzan a constituir incipientes “centros ceremoniales”, en donde lo fundamental de los recintos 0 edi- ficios aglutinados no son vivienda sino lugares de servicio co- lectivo 0 publico. Esto es especialmente notable en la costa central, en los alrededores de Lima, lo que ha inducido a algu- nos arquedélogos a plantear un posible centro nuclear bisico 15 Escaneado con CamScanner de la civilizacién en esta zona; pero, en verdad, todavia hay mucho por trajinar en el Pert, especialmente en la sierra y la selva peruana, donde todo parece indicar que se estaba dando un fenémeno similar. Aunque suene muy especulativo ain, es posible que una parte de este exitoso desarrollo se deba al algodén, junto con los excedentes alimenticios evidentemente importantes, El al- godén aparece en el Peri entre el 3000-2500 a.C.; todavia no sabemos si por domesticacién independiente o por difusién de otra 4rea; pero su procedencia es si bien un tema interesante, muy poco importante al lado de su rol econémico y social. La presencia del algodén, su cultivo y su procesamiento, introdu- cen en el Pert el principio de la produccién agricola con fines industriales (en el sentido pre-capitalista del término), adqui- riendo un eardcter nuclear en el proceso de organizacién eco- némica de los futuros centros urbanos. El tejido se convertira en el eje del proceso productivo y distributivo de la sociedad urbana del Peré a lo largo de toda su historia y ser4 uno de los mecanismos principales de cohesién organica de los cen- tros urbanos, donde no solamente se organizaran grandes al- macenes para guardar los ovillos de hilos de lana y algodén o las telas de distintas calidades, sino que también se formarin escuelas y talleres para tejedores especializados y los futuros reyes tendrén siempre en su corte al responsable de las telas para sus inmensos ajuares. Es en estas circunstancias, de apotedsico desarrollo, cuan- do hacia el afio 2000 Iegé al Peri la ceramica, al parecer con- juntamente con un complejo de productos de origen tropical tales como el camote (Hypomoca batatas), la yuca, el maiz y quiz4 también el perro, Se trata evidentemente de un proce- so de difusién muy complejo, en donde el rol de la regién ecua- toriana y la selva alta del Amazonas fue de seguro primordial. La Iegada de la ceramica y la aparicién de los nuevos produc- tos no significé, sin embargo, un cambio de gran magnitud; se insertaron en el proceso previo jugando un papel evolutivo mAs bien que revolucionario. Esto Ultimo indujo muchas veces a pensar que la cerémica pudo también haberse inventado inde- 16 Escaneado con CamScanner pendientemente en el Peni, pero a la luz de los descubrimientos que se concen del alto Amazonas, Ecuador y Colombia, ast como el caracter homogéneo y muy avanzado de la mis anti- gua ceriimica peruana, es absolutamente claro que asignindose al norte del Perit, Megs aqui directamente ylo via el oriente. 3. 4 Del ayllu al Estado ‘Mu, que es Ia forma andina del Clan, aparecié con la Ara, pero ms que como un sub-producto de ella, como cl mecanismo social indispensable para sustentar la forma de abajo y Ia forma de propiedad que nacieron al mismo tiempo en tomo al nuevo medio de produccién: la tierra para cultivo © chacra, cu EI ayllu es una organizacién de la comunidad basada en vinculos de parentesco consanguineo. Pertenecen a él todos los parientes que tienen vinculos de sangre, regulados de dis- tinta manera en cada regién y en cada momento histérico, La asociacién no es por cierto solamente familiar; ella se realiza en torno a una participacién colectiva en el proceso de produc- cién agricola y dentro de un marco territorial concreto —cono- cido como marka— que se identifica como propiedad colectiva de los miembros del ayllu. No se trata del simple reconoci- miento de la “territorialidad”, existente desde tiempos muy le- janos, sino de la defensa del trabajo colectivo invertido en la preparacién, conservacién y tratamiento de los campos de culti- vo; el surgimiento de la propiedad colectiva no tiene pues el caricter de apropiacién de los recursos naturales, sino de la defensa del trabajo social invertido por los mismos trabajado- res. Esta es una sustantiva diferencia con el cardcter y for- mas que tiene la propiedad privada sobre los medios de produc- cién que se basa en Ja explotacién y no en Ja produccién. El ayllu debié quedar constituido en forma definitiva du- rante el segundo milenio de la era pasada, desplazando plena- mente a las bandas de cazadores y recoloctores. No sabemos atin si desde entonces comenzé a dividirse en mitades, en cam- bio es bastante claro que el conjunto de ayllus fueron confor- 17 Escaneado con CamScanner a. | mando unidades mayores de caricter tribal y mas tarde verda. deras naciones El micleo de vida del ayllu es la aldea y su rea de cultivo Esto en el Peni no representa necesariamente un territorio con. tinno y en cambio permite una gran movilidad y faciles contac. tos entre poblaciones vecii Geograficamente, el Per ofrece distintos habitats en espacios relativamente reducidos, lo que permite que determinados ayllus que radican en ambientes de quebradas célidas interandinas puedan gozar de los beneficios de la produccién altiplinica con sélo desplazar una parte de sy poblacién a una vecina zona con tales caracteristicas ambienta- les a fin de ampliar su produccién con ganado o plantas que no se dan favorablemente en las partes bajas. Asi pues, un ay- Iu puede mantener ‘colonias’ de distinto tamafio en mds de un territorio de su zona propia de vida. Mas adelante, este mo- delo de explotacién macroadaptativa de los recursos naturales sera h4bilmente regulada por algunos estados, con gran éxito econémico. La comunidad agricola plenamente constituida desarrollé en el Peri técnicas productivas muy avanzadas, entre las cua- Jes Ja irrigacién alcanzé niveles prominentes, lo que permitié un rapido ascenso de la produccién de alimentos, generando excedentes que posibilitaron la manutencién, en nimero cre- ciente, de una parte de la poblacién dedicada a actividades di- ferentes a las especificamente agricolas. Esto se advierte cli- ramente hacia 1500-1200 a.C., cuando emerge la civilizacién Chavin luego de un periodo de tres 0 cuatro siglos de acelera- do proceso de desarrollo previo, conocido en la jerga arqueo- logica como periodo cerdmico inicial o también Formativo in- ferior. Por lo que sabemos hasta hoy, Chavin representd un pro" ceso de intensa integracién entre los varios sistemas ecolégi- cos de la costa, la sierra y la montafia, lo que repercutid en Co da regién de modo ciertamente revolucionario, no s6lo por & intercambio de experiencias agricolas y la adaptacién de recur’ sos agropecuarios de diverso origen en todas partes, sino tam- 18 Escaneado con CamScanner bien porque existen indicaciones de un explosivo crecimiento y enriquecimiento poblacional, de técnicas artesanales y productivas un ascenso notable de las en general, todo lo cual es un indice de gran desarrollo de las fuerzas productivas en su conjunto, que se produce paralelamente a cambios en la orga- nizacién sd al debido a la aparici ién de centros ceremoniales que al concentrar transitoria o permanentemente a un sector ‘no agricola’ de la poblacién, permiten anunciar el inicio del proceso de urbanizacién que final lizacion en los Andes, Con el nombre de Chavin se mente dio origen a la civi- conoce, en e] antiguo Pert, no solamente al sitio de ese nombre en Ancash, sino a una suerte de ola cultural que se extendié no peruano. Con ese nombre se Por casi todo el territo- designa generalmente a un estilo artistico muy peculiar que al margen de sus connotacio- nes estéticas revela la existencia de un aparato religioso muy complejo y poderoso, cuya funcién estuvo evidentemente liga- da al montaje de un gran aparato represivo que seguramente servia para sustentar el dominio y a existencia del grupo de personas residentes en los centros ceremoniales, Las image- Bes que aparecen en los grabados del estilo Chavin son draco- nianas, feroces, con atributos terribles: Jos colmill damente prominentes del félino o los exagera- Ja serpiente, las garras tam- bién exageradas del haleén, las fauces siempre hambrientas de tn monstruo cuyos cabellos son serpientes, etc., etc. Todo es- to, acompafiado de imponentes edificios, celosos Guardianes y un evidente aparato de ‘dominio’ sobre las fuerzas: naturales (mediante la astronomia, Ja hidréulica o la magia), debe quiz4 entenderse como el punto de partida de una superestructura po- litica mayor: el estado. Todavia es muy temprano para hablar aqui del estado y Su sustento bdsico: las clases sociales. Quiz4 més adelante la investigacién permita reconocer los elementos vestigiales de Su existencia con mis nitidez; es ésta es la época y éste el marco Puramente agraria y aldeana dejé evidente, sin embargo, que dentro del cual la sociedad de ser tal para transformar- Se en una sociedad urbana, con una base productiva regulada 19 Escaneado con CamScanner cto urbano (tal como el tejido o el servicio ductores del campo, pasando a consti- por el sub-produ especializado) y la explotacién de los pro que entonces se convierten en campesinos, tuirse en la clase social explotada. Este es un tema importante de andlisis, pues de su com- prensién depende la comprensién de todo el proceso posterior. Es necesario entender que desde este tiempo —quizd mil afios 6 el fenémeno clasista que luego, en el siglo XVI por los europeos. Se trata de la existencia de un sector no agricola en la pobla- cin, cuyo tamaiio puede ser menor, pero cuyo poder es lo su- ficientemente grande como para dictaminar el curso y destino de los productores del campo. Ese sector, en la historia tardia del Pera prehispdnico, era reconocido como el de los curacas. Los curacas eran jefes étnicos de distinta jerarquia y poder, cuya diferencia bisica con el resto de Ta poblacién residia en su acceso a la fuerza de trabajo, mediante la cual se media su ri- queza. Los curacas de més alta jerarquia pasaban del nivel tribal al nivel nacional, siendo sefores de verdadetos estados nacionales y los de mayor poder legaban a constituir estados multinacionales, con rango de reyes o emperadores, En el fon- do toda esta jerarquia revela existencia de una casta cuyo mis- terioso origen divino “se pierde en los siglos” y que por aho- ia sélo se reconoce vestigialmente por los métodos arqueolé- antes de nuestra era— se inici mis avanzado ya, fue conocido gicos. En la megalomania de los templos chavinenses esparcidos por todo el Perd, desde Cajamarca y Lambayeque hasta Aya- Gucho e Ica, y detrés de los fantasmas grabados en las piedras © ek barro se esconde seguramente el misterioso transite del caraca “sefior étnico local” al curaca-rey, del curaca design do jefe por su sabiduria o dotes dirigentes en Ja tribu, al cu- raca investido en gobernante por herencia “divina”. EI poder del estado andino y su clase dirigente se suster ta en Ja capacidad de movilizar una. cantidad dada de fuerza de trabajo para desarrollar la produccién. Un sefior es mas roso que otro segiin esta medida; consecuentemente, la lucha 20 Escaneado con CamScanner por el poder no es una lucha por la posesién de tierras sino 1 la captacién de mano de obra, Siendo la fuerza de trabajo cipal medio de produceién, dado el bajo nivel del desa- noldgico, 1a apropiacién de la riqueza so basa en su nto Se organiza el estado, con su aparato represivo cl, logrando por la fuerza tal acceso a “la riqueza”. \ sanas formas de ejercer la represién; en esta etapa ini- eco ser que la fuente mas importante de ella debié es- » dioses fantasmagéricos y sus leyes, pues todavia no nos vestigios del ejército que sélo mas tarde se consti- cn el sustento principal del poder. Por eso algunos estu- » picnsan que es posible hablar de una primera etapa del 'a teoeracia, que es el gobierno ejercido por una casta que liga directamente su poder al de los dioses que ma crea y organiza. Los Estados Teocréticos En este estadio del desarrollo histérico, la contradiccién cipal a resolver se encuentra al interior de las fuerzas “oluctivas, entre el bajo nivel de la capacidad productiva y 's condiciones de todo tipo que impone el medio ambiente an- di Con el descubrimiento de la tecnologia hidrdulica para ‘a racionalizacién en el uso del agua, con el desarrollo progre- sivamente especializado del registro y programacién de los ci- clos econémicos derivados del clima, mediante la astronomia » con la ascendente capacidad de regular y adaptar cultigenos de distinta procedencia a cualquier habitat, la sociedad perua- na estaba preparada —después de Chavin— a afrontar esta con- tradiccién con grandes ventajas. Por eso, la declinacién o des- composicién de Chavin 0 del estadio conocido como Formativa © su conjunto, no viene a ser otra cosa que Ja confrontacién dialéctica entre este nivel del desarrollo tecnolégico y pobla- cional y las particulares condiciones de cada regién del pats. El resultado fue una ‘regionalizacién’ de las culturas, que ad- quirieron una suerte de identidad regional o local como conse- Cuencia de su pleno dominio sobre cada regién en particular y la correspondiente maxima utilizacién de los recursos Propios 21 Escaneado con CamScanner de cada una de ellas, Donde los recursos constructivos domi- nantes eran el barro o la piedra, los edificios se hacian de ba- tro © piedra, donde habia pigmentos minerales policromos, la cenimica era policroma; donde habfa lana, las telas se ha. cian de lana y donde algodén de algodén. Esto es lo que los arquedlogos registran como un periodo de desarrollos regiona- les’ © de diversificacién de la cultura. Pero en realidad la diversificacién post-Chavin, la tal re- gionalizacién es sélo la expresién externa de un proceso uni- forme que se estaba dando en toda el 4rea, en forma comin y unica al interior de todos estos pueblos separados sélo en apariencia por el color de su cerdmica, su estilo iconografico o la forma y materiales de sus construcciones. Al fondo de todo esto, la unidad del proceso estaba dada no s6lo por inten- sos intercambios entre regién y regién —que nunca se perdie- ron en el Peri— sino por el cumplimiento de metas comunes en la lucha por el dominio del medio. Es general por ejemplo el desarrollo de la metalurgia, que implica no sélo un avance en el conocimiento de las posibilidades transformativas de la accién humana, sino Ja utilizacién de un recurso que muy pron- to se convirtio en factor de poder: casi se puede decir que el cobre es uno de los responsables en el proceso de organiza- cién de ejércitos de conquista, gracias al poder mortal de la jabalina con aguzada punta de metal o al poder de jerarquia similar que tienen las masas de cobre simple o en aleacién. Muy pronto, en la costa norte, eso permitié que quienes po- dian disponer de tales armas fueron ms poderosos que quie- nes atin mantenian un instrumental bélico de piedra o ma- dera. Los mochicas, desde Piura hasta Nepefia, se sentian tan orgullosos de aquello que junto con sus simbolos religiosos enterraban —con los muertos importantes— las armas de metal que eran ya casi tan importantes como sus dioses para ejer- cer el poder. La descomposicién de Chavin se inicié hacia el siglo V antes de nuestra era, y las culturas regionales, luego de un trén- sito conocido como periodo experimental 0 Formativo Superior, 22 Escaneado con CamScanner ingresaron a su plena vigencia entre los siglos II a.C. y I de nuestra era. Los logros regionales mAs conocidos son los de los valles de la costa norte (Moche 0 Mochica), de la costa central (cultura Lima) y de la costa sur (Nasca) y los de Jos _valles interandinos de Cajamarca, Callej6n de Huaylas (fase Recuay), Ayacucho (fase Huarpa) y el altiplano del Ti- ticaca (fase Tiwanaku). Hay muchos otros m4s, muchisimas variedades locales y pequefios logros intrarregionales. Es general también, y esto es mds importante, un proce- so creciente de organizacién urbana. Desde los centros cere- miales con muy poca concentracién poblacional, se avanza hacia una formacién compleja de los poblados. Si bien la vi- da de la mayor parte de la gente sigue siendo aldeana y ru- ral, los grupos de poder curacal-sacerdotal tienden a integrar los micleos de servicio piblico (centros ceremoniales) con centros residenciales mayores, formando lo que més adelante seran las ciudades. El centro urbano andino, la ciudad antigua peruana, no viene a ser otra cosa que una zona de residencia de los sefiores y sus asociados permanentes o temporales, to- dos ligados a la tarea productiva estatal de cardcter urbano: los jerarcas, los sacerdotes, su familia, sus servidores, los productores de los artefactos destinados al culto, el trueque © el prestigio, etc. Por eso en los grandes centros urbanos de este tiempo hay un dominio de los templos y los recintos destinados a la vivienda de los sefiores y una periferia de ca- sas destinadas a los asociados. Pero en el centro urbano hay algo mas que templos y ca- sas; esta en él el factor fundamental de su existencia y sus- tento: el almacén de las reservas de alimentos y manufacturas. La riqueza del centro urbano est4 en los depésitos; constitu- yen estos su sistema de seguridad para fines de consumo y dis- tribucién; constituyen la base sustentatoria del estado y la clase en el poder. Los centros urbanos asi organizados compiten en la tarea de producir mejores y mAs sofisticadas telas, mas y més be- llos adornos o una vajilla selecta. Disponen los recursos abun- 23 Escaneado con CamScanner para mantener ocupadas a tiempo completo extensas as de los mis habiles orfebres, tejedores 0 alfareros, que puedan darse el lujo de producir costosas telas como las ne Paracas (en los comienzos de Nasca), que de acuerdo a céleu- los modernos debian demandar varios meses de habiles manos para la confeccién de cada pieza. Ni qué decir del esfuerzo y tud de la mano de obra necesaria para la ereccién de los sos edificios que servian para el culto o la vivienda ea res como Moche (Huaca del Sol y de la Luna), Pacatnamé ° Pafiamarca en la costa norte, Pachacamac o Maranga en Lima, - achi en Nasca y tantos otros dispersos en el Peri de aquel iempo. Comentario aparte merece el desarrollo del Titicaca. Es- ta regién no tuvo el impacto de Chavin como las otras, y sus fases formativas, hasta donde sabemos, tuvieron esencialmente un cardcter aldeano, aun cuando muy pronto un desarrollo tem- prano que abarcaba desde el Cusco hasta el Desaguadero de- sembocd en una fase que ahora se conoce con el nombre de Pu- cara, donde aparecen inmensos centros ceremoniales, tan im- portantes y complejos como los de Moche 0 Nasca, Varios ar- quedlogos sugieren que tal proceso fue aparejado de un intenso teifico de manufacturas altiplinicas en conexién con centros de gran desarrollo urbano como los de Nasca y que en el inter- cambio de experiencias se procesé el urbanismo alto peruano. Puede ser, pero todo eso esta atin por estudiarse. Hay que bus- car mis explicaciones en la riqueza agropecuaria y lneustre de Ja zona —que aun hoy es una de las mis pobladas del Pert y Bo- livia— y en la especial riqueza de materias primas para la me- talurgia, el tejido y 1a produccién de objetos para el culto 0 el adorno (piedras semipreciosas especialmente). De alli surgié una potencia econémica y social que se conoce con el nombre de Tiwanaku. Todo indica que los centros urbanos, dominados por los templos y sus sacerdotes, establecieron formalmente estados nacionales de diverso grado de extensién y poder. Progresi- vemente Ia tecnologia de Ia guerra fue desplazando a Ia part fernalia religiosa en el trato y sustento del poder. Hacia el magi 24 Escaneado con CamScanner ) IL o IV de nuestra era habla est atros urbanos contra otros y en la base s como botin de conquista jados en pugna, unos de todo eso los cam- + NO para entregar_ tributos r impuestos: para entregar su fuerza de trabajo y su a a los intereses del grupo vencedor, No se trata de gue- mas entre etnias distintas; muchas veces ellas se desarrollan dentro de un mismo grupo étnico o entre grupos afines, En Nasea, por ejemplo, al principio dominaban los del norte —va- ste Chincha y Caitete— pero mis tarde el poder fue conquis- > por los del sur (valle de Nasca); en el Titicaca el poder Xo primero en la cuenea al norte, en Pucara, y mis tarde x wasiado al valle de Tiwanaku al sureste. La guerra adqui no un rol sconémico y social de gran importancia. 5. El Imperio Wari Asi las cosas, el siglo VI de nuestra era presentaba un dro bélico generalizado, en una suerte de pugna por la ad- ‘cion de prestigio y poder por los centros urbanos, El de- sarrollo teenolégico habia elevado la produccién a niveles ja mas imaginados; los valles estaban cruzados Por complejas re- des de irrigacién; zonas antes desérticas asimiladas a la agri- cultura mediante riego artificial; canales que unjan unos va. les con otros; una pesca altamente productiva gracias a las redes de seccién controlada, ete, ete. Se habia pues sometide al duro territorio peruano a una condicién humana, a tal grado due en regiones de gran aridez como Ayacucho, los Huarpa ha- bian convertido cerros inermes apenas humedecidos por la Ilu- via en verdaderos huertos colgantes, utilizando al maximo no ya el agua de los rios o los manantiales, sino la poca existente en los meses Luviosos de enero a marzo, con mecanismos de “aptacién, represamiento y distribucién si bien muy ingeniosos Y Uitiles, onerosos, en términos de la necesidad de fuerza de trabajo a ser invertida. En estas condiciones, precisamente en Ayacucho crecié Contenible la ciudad de Wari. Quienes la conducian habfan absorbido fuertes elementos de la tecnologia nasquense y ha- ine 25 Escaneado con CamScanner ses cuyo origen estaba en Ti. ol siglo IV y V formularon un } que se basd obviamente bian aprendido a obedecer dic wanaku, En pocos afios, entre ¢ é tico prope esquena ecandmico y poll ’ ‘ ¢ materias primas regionales (especial. mente para la industria textil y Ja alfareria) y en la existencia Je wn importante cordén agricola de gran potencia productiva seen aetdes de Huanta, San Miguel y et Pampas. Poderosos se. sores de Wari, con una religion ae ee evenzaron a conquistar a os pueblos vecinos y luego a otros, hasta conformar un gran estado imperial que sometié los habitantes del Pera desde Lambayeque y Cajamarca por el norte hasta Arequipa y Cusco por el sur. Los Wari rompie- ron con cuanto obstéculo se opusiera a su demanda de poder, imprimiendo una imagen uniforme a los rasgos previamente Te- gionalizados, Los dioses de Wari, de antiguo origen Tiwanaken- se, ocuparon Jos altares de todo el Peré y su imagen figurada cx los tejidos mas finos y la vajilla més delieada desplazé 0 desfiguré a los dioses locales o regionales que les cedieron su lugar. El parecido con Tiwanaku hizo pensar a algunos arqueé- Jogos que todo esto era un fendmeno de expansién altiplinica, pero ahora se sabe que Wari y Tiwanaku, ademas contempord- neos, constituian dos estados de 4mbito y métodos expansivos diferentes, con un limite territorial muy preciso que casi no se atrevian a alterar. La frontera cruzaba por Sicuani al sur del Cusco y el valle de Sihuas al norte de Arequipa. ‘Wari no es un estado que cumpla una funcién de desarro- llo agricola notable, aun cuando en todas partes con su Megada se advierte un incremento de canales de riego y-obras hidréuli- cas, Wari es un estado cuya funcién es la de completar la tarea del pleno desarrollo urbano, con su maximo logro econémico Y social: la ciudad. Por eso, el énfasis mayor est4 en la produc- cién de materias primas para la artesanja: la ganaderfa de ca mélidos, para el tejido y la industria del cuero, y la mineria pa ra la produccién de objetos de metal y la obtencién de la soda lita (turquesa) y otras piedras semipreciosas para la confeccién de amuletos litirgicos, adornos, ete. en 1a explotacién de la prestigiosa y un ejército orga. 26 — Escaneado con CamScanner no, el verdadero carcter de la expansién Wa- wiera en la distribucién de los bellos tapices exquisita cerimica policroma con sus figuras “tiwanakoi- el verdadero caricter de la expansién Wari est4 en la re- nm de los centros urbanos —todavia conformados bajo centro ceremonial— en verdaderas ciudades, en s —més bien que el centro ceremonial— forman en nivel similar 0 aun menor que los palacios, n la residencia de los ‘urbanos’. Si bien bajo + de una religion a todas luces importante, Wari impri- ster civil al centro urbano. La ciudad misma de Wa- © Ayacucho, aparte de sus templos divide sus espa- ades recintos que a modo de talleres-vivienda alojan . orfebres, tejedores, joyeros, etc. Wari dispersan e imponen este patrén de vivienda en a de influencia, lo que permite encontrar centros de vi- y/0 administracién de tipo Wari desde Cajamarca hasta », ademas de sustanciales modificaciones en la organi- n urbana de pueblos tan desarrollados como los mochenses nasquenses, o aw Todo eso indica a las claras el cardcter del Proceso gene- rade por Wari en el Peni, que inicia la red de caminos en el Chinchaysuyo (su érea de conquista imperial) y establece el regimen de grandes conglomerados de depésitos en los terri- torios dependientes (como las qollqas de Pikillagta en el Cus- ©). Eso explica también por qué los cambios mAs importantes de la tecnologia no se dan ya en el campo de la agricultura, si- no en la produccién urbana; parte de eso es el estimulante de- sarrollo de la metalurgia del bronce que sin embargo deberd esperar la época inka para su pleno desarrollo; parte es también el uso de técnicas de produccién en serie de artefactos de ar- cilla para uso doméstico; a eso se suma el avance de las técni- as constructivas y otros logros menores. Wari sometié al Chinchaysuyo entre finales del siglo VI y albores del XI, es decir durante casi cuatro siglos. Ese fue tiempo suficiente para lograr una cierta homogeneizacién de 27 Escaneado con CamScanner los patrones de vida peruanos a partir del modelo warino; por eso desde entonces se inicia una nueva etapa en la historia pe- ruana dominada por varios elementos de origen ayacuchano, que duran casi hasta el siglo XVI. 6. Los estados regionales tardios La declinacién y caida del estado imperial Wari fue pro- ducto de sus propias contradicciones. Wari, en su conquista, no se limité a la obtencién de los beneficios de la fuerza de trabajo, sino que al mismo tiempo estimulé el desarrollo urba- no local de sus “colonias”, algunas de ellas, como Pachacamac al sur de Lima, tan poderosas como Ja propia capital del impe- rio en Ayacucho, Pachacamac en algin momento se convirtié en una potencia de gran importancia en la costa, si no con con- notaciones politicas, al menos religiosas, como ocurrié también en la época inkaica. El crecimiento de las ciudades no es tanto un fenémeno fi- sico cuanto econémico y social; eso implica que la clase domi- nante dispone de grandes excedentes y tiene acceso a una cre- cida cantidad de trabajadores. En el curso de los siglos VI a X muchas ciudades locales se hicieron poderosas y muy pronto debieron estar en condiciones de liberarse del yugo Wari, a fin de establecer su propio sefiorfo. Al mismo tiempo, en Ayacucho habia _ocurrido, al parecer, un fendmeno de acromegalia urbana, con una fuerte concentracién de la gente en la produccién de objetos y materias primas y una suerte de abandono de la tarea agricola. Durante el periodo Huarpa se habia domesticado se- veramente Ayacucho, pero todos los campos habilitados muy costosamente por los huarpas fueron abandonados por los wa- ris, que obviamente tenian un fécil acceso a productos de ori- gen colonial. Cuando cayé Wari, la zona quedé convertida vir- tualmente en un desierto; por eso algunos arquedlogos piensan que la insurgencia y declinacién de Wari se debié a cambios en el clima. Desde la caida de Wari hacia el siglo XI, se formaron pe- quefios reinos y sefiorfos a lo largo y ancho del Peri, conprendi- 28 Escaneado con CamScanner dos alin en una especie lo formal del viejo imperio, Los estilos artisticos y los patrones de vivienda revelan un carketer cpwonal, es decir copiado, inauténticn de la cultura, Pero esto 59, pues an retomo a La independencia regional permic valuacion de las conquistas previas a la conquista Wari y orke nd un retorne a las nacio idades regional , AUNQUE es win momento dichas nacio- sron_ de existir pese a la fuerte presién imperial ur los modelos ayacuchanos, spensable reconocer que en ados y curacazgos crecieron de acuerdo a ‘hades econdmieas, pronto se hicieron mis podero- cllos_que disponfan de recursos més vastos para el mento de ciudades y ejéreitos mas grandes; por cierto, sules alles costeitos "y serranos fueron favorables para cimicnto: los valles de Trujillo, de Lima e Tea, en la cos- del Vileanota, el Mantaro, el Pampas, en la sierra, En ‘Titicaca continud la tradicién Tiwanaku hasta b: stante cuando se descompuso en varios pequefios estados como cajes, Lupacas y Collas, de habla aymara, En Trujillo, vude antes estuvicron los Mochense: , 86 consolidé el reino de Ching, en Lima principalmente Chancay; en Ica el sefiorio de Chincha, en el Vilcanota el sefiorfo del Cusco que luego dio ori- val imperio de los inkas; en el Mantaro los Wankas, en el Pampas los Chaneas. la époe: de apogeo de las ciudade: unos. arquedlogos tan notable que al- sugirieron el nombre de “constructores de Cudades” para caracterizar la época, En los valles mis ricos © desarrollaron incluso més de una ciudad, Ciudades de pie- dra y barro cubrieron los andes y la economia se hizo, en cier- ‘6 modo, « partir de un modelo urbano, de modo que aun las pe- ‘iuenas aldeas se vieron afectadas’ por el trifico de los produe- os urbanos y el disefio de un régimen de beneficios claramente 4 favor de los ‘sefiores’ de las ciudades, Por cierto, el esquema no tiene nada de comtin con la ima- Sen contemporinea de la ciudad, sus habitantes y sus ‘seiiores’. La base econémica real se encuentra naturalmente en el campo 29 Escaneado con CamScanner y la poblacién —aun Ja que vive en el centro urbano— es total- mente rural, con excepcién de los ‘sefiores’ y sus allegados més Préximos. Quienes viven en la ciudad son campesinos que han sido trasladados alli temporal o permanentemente para cum- plir algunas funciones especificas de produccién 0 servicio: Construecién de edificios, artesanos especializados, soldados, sirvientes, ete. Ademés, la poblacién urbana no era numérica- mente tan grande; en ciudades fisicamente gigantescas como Chan Chan, la capital del reino de Chimi, donde podian alojar- se quiz hasta 50,000 habitantes, probablemente éstos no lle- gaban siquiera al 10% Es que Ja mayor parte de los recintos eran oficinas, almacenes, salones, “gudiencias”, patios y cen- tros piiblicos similares —incluyendo templos, tumbas y demés— y relativamente pocos servian como viviendas o dormitorios. Chan Chan esté formado por una serie de “ciudadelas”, a mo- do de inmensos palacios cercados por murallas, en cuyo interior hay un laberinto de cuartos, patios, terrazas y aun monticulos piramidales y reservorios de agua; plenamente habitada cada “ciudadela” podria contener quiz4 mil habitantes, pero segu- ramente que en tales recintos apenas vivieron unas pocas de- cenas de personas; primero, porque eran oficinas y depésitos la mayor parte de los cuartos y luego porque al parecer cada ciudadela era palacio de un rey y cuando éste moria se trans- formaba el palacio en su mausoleo, dedicado a su culto y sin otra funcién més. De modo pues que de aquellas ciudadelas s6lo una funcionaba por vez; las demés eran inmensos recin- tos funerarios con graneros y otros depésitos, con funcionarios y allegados, todos al servicio del rey muerto. EI rey, muy alejado ya de la vieja imagen del curaca, era reconocido como un dios y los sabios de aquel tiempo contaban largas y enredosas historias sobre el origen de la familia real y su misteriosa presencia en el poder. Los sefiores de Lamba- yeque hacian contar la leyenda de que provenian de un héroe llamado Namlap que Ileg6 a las tierras ridas del norte des- de un lugar ignoto jamés visto ni ofdo, precedido por una corte sefiorial digna de los cuentos de la fantasia oriental; los chi- mies contaban que procedian del sefior llamado Taycanamu, 30 Escaneado con CamScanner de cuva larga y noble descendencia procedian los ci-quic que gobemaban el reino; los inkas del Cusco decian que cuatro mis- teriosos hermanos, apellidados Ayar estaban en el origen de su abolengo, cuyo fundador, hijo del dios Sol, habla Megado al Cusco y establecido alli la ciudad por mandato de su divino dicho héroe Manko Qapaq era reconocido pues como el cr inka", Todos estos héroes de leyenda deben haber sur- ea el seno mismo de la invasién Wari, allé por los siglos XI, como una forma de sustentacién del poder. Por supuesto no todos eran reinos poderosos, pues mientras umian el control de varios valles, con ambientes de eco- 2 variada, otros eran apenas algo més que pequefios cura- gos, con el control de la poblacién de un valle. Esto per- 86 la formacién de fuertes desequilibrios en las relaciones entre estados y la formacién de estados de conquista y de si- tuaciones de pugna permanente. Estas situaciones de lucha han confundido a muchos historiadores haciendo pensar que se tra- taba de luchas 0 guerras interétnicas, de guerra entre pueblos; en realidad no es ese el caso; las guerras las coordinaban, de- cidian y definfan los grupos de poder mediante alianzas, acuer- dos, negociaciones o enfrentamiento armado. Los guerreros, del pueblo, se limitaban a participar en este juego en funcién de su rol especifico dentro de la estructura de clases vigente. En la medida en que cada persona se debfa a su rey, una parte de sus obligaciones era la guerra, el servicio militar obligato- tio. No lo hacian los campesinos de buen grado, mucho me- nos si no habfa identidad étnica con el opresor; existen muy buenas referencias acerca del rechazo de los trabajadores del campo para integrar tal servicio, lo que se expresaba en hui- das colectivas de la leva y otros sistemas de asimilacién de re- cursos humanos para la guerra. Entre el siglo XIII y XV los estados regionales estaban ple- namente constituidos, con algunos sumamente extensos como el de Chim, que habia conquistado o asimilado a su dominio los pueblos comprendidos entre Zarumilla, al norte de Tum- bes, y el Chillén, al norte de la actual ciudad de Lima. 31 Escaneado con CamScanner sta época en lo relativo a eneral advierten un decai- 1 detalle de las obras de henses eran mejor ela- Existen logros importantes em e la produceién, Los arquedlogos &* 8 miento fuerte de la individualidad y arte. _Indudablemente, los ceramios moc’! Fi vie borados que los chimts y los wakos Nasca de una pe ‘eccién. no lograda en Ia fase Tea. Los tejidos oe es su pe Some. jamas fueron igualados. La pérdida de, eee la técnica més perfeccionada, que permitié reducir el costo de la mano de obra invertida en la produccién artesanal, mediante procedimientos de confeccién de artefactos en serie: en Ja al- fareria mediante el uso de moldes para todo tipo de ceramios; cn Ia textilerfa mediante el uso de telas Hanas decoradas con simple aplicacién de pintura 0 por sistemas textiles —como el tapiz— que logran bellos lienzos con menor tiempo y talento que el tratamiento por bordado. La metalurgia entré a su fase de pleno apogeo, tanto en la técnica como en Ja funcién, Ya desde antes de la e: ion Wari se conocian todas las téonicas de trabajo en metal, pero en esta época se generalizaron y perfeccionaron. De metal se hacian no solamente adornos y armas, sino también instrumen- tos de produccién tales como azadones para la agricultura, cu- chillos (tumis), hachas, cinceles y punzones. 7. El Imperio de los Inkas En estas condiciones insurgié el imperio de los inkas. Una de las castas de curacas, con sede en Cusco, logré organizar ventajosamente su economia con una agricultura de valle bien asentada en la cuenca del Vilcanota-Urubamba y una rica ga naderfa y agricultura de altura en las cordilleras que flanquean esta cuenca, todo eso combinado con un facil acceso a las tie- sras tropicales de la selva, hacia el norte y este, y al altiplano del Titicaca hacia el sur. La antigua rea del imperio Wari era el Chinchaysuyo para los cusquefios; la selva oriental el Antisuyo, la regién del Titicaca el Collasuyo y las tierras fridas del sur el Contisuyo; en su desarrollo, conquistaron los cuatro suyos y por eso Ilamaban a su imperio: el Tawantisuy? (la tierra de las cuatro regiones). 32 Escaneado con CamScanner El estado cusqueiio, como los demis estados peruanos con- temporineos, se fue organizando desde el siglo XI-XII como un estado independiente, libre de la dominacién Wari, Fuertemen- te ligado al Titicaca desde milenios atris, siempre reconocié que alli estaban sus fuentes primarias y por eso en el origen de la clase gobernante —los Inka— aparece el gran lago sagra- do como paqarina (lugar de nacimiento) de sus fundadores y aun de sus dioses Manko Qapaq y su esposa Mama Odqllo sa- lieron de sus aguas para fundar el Cusco por orden del dios Sol (Inti). En cambio, los Wari, sus viejos opresores, identifi- cados con el Apurimac y el Pampas, eran despreciables enemigos. Cuentan que en un momento en que los reyes inkas ha- bian logrado consolidar un estado de potencia local en torno al Vilcanota, constantemente agredidos por sus vecinos del Apu- rimac y Pampas —los lamados Chancas— hubieron de enfren- tarlos en guerra definitiva que concluy6 con la victoria final de los cusquefios. Esta victoria sobre los Chancas es conside- rada como el punto de partida del Imperio, cuyo fundador fue el noveno Inka, Namado Pachakuti, Pero este evento se pierde entre el mito y la leyenda, de modo tal que la historia de los inkas se puede dividir facilmente en dos fases, una legendaria que concluye con este episodio y una propiamente histérica que se inicia con él. Pachakuti es una figura genial, casi mitolégi- ca, cuyo liderazgo transformé el estado cusquefio en Imperio. No importa si fue o no un personaje real o un simbolo de una €popeya o una época. Su accién dio inicio a la mds poderosa organizacién econémica y politica del mundo americano_pre- colombino. Los cusquefios no habfan organizado un estado sobre la ba- se de nada; sobre ellos pesaba ya una larga tradicién de siglos de orden urbano, de modo que adaptaron a las necesidades pro- Pias del nuevo imperio toda la experiencia acumulada. Sus con- quistas se iniciaban con el trato diplomatico entre estados o gru- pos de poder y conclufan con el sometimiento violento si éstas no daban resultado. Con esta modalidad, a partir del siglo XIV © quizas comienzos del XV, conquistaron los Andes desde Pasto 33 Escaneado con CamScanner en Colombia hasta el Maule en Chile (al sur de Santiago); estuvicron pues, bajo su dominio todo el Ecuador, Pert, Boli- via, el noroeste argentino y el norte y centro de Chile. Uno de los aspectos mas destacados de Ja hbil politica de los inkas fue el establecer una red compleja de caminos que conectaba todas las ciudades del imperio con el Cusco, logran- do de este modo una singular capacidad de circulacién de pro- ductos y al mismo tiempo un mas facil control desde el Cus- co. Estos caminos recorrian el territorio de norte a sur y de este a oeste, con infinitas conexiones menores. Los inkas pusie- ron especial cuidado en tales caminos, tanto en su construccién como en su mantenimiento; embaldosados 0 empedrados por Kilémetros y kilémetros, con puentes, tineles, sistemas de dre- naje para Ja Muvia, rellenos para evitar los excesos del relie- ve, los caminos inkaicos fueron una base fundamental para la existencia de este imperio de algo més de 5,000 Kms. de lar- go. Por ellos circulaban los tesoros que consum{a el Cusco im- perial, desde potajes exquisitos de lejanas tierras hasta el pre- ciado oro de toda la tierra. Para el caminante, de trecho en trecho habfa posadas llamadas tambos donde ademis de la co- mida y el descanso podia encontrar vestidos, armas y otras vi- tuallas. En aquellos tambos por cierto que no se hospedaba cualquiera; ese privilegio sélo les correspondia a los funciona- rios estatales, soldados 0 a aquellos que tenian autorizacién es- pecial para transitar en beneficio del Estado. La tierra era, a no dudarlo, Ja fuente principal de la rique- za, pero la riqueza no dependia de su posesién, sino de la ca- pacidad para hacerla productiva. Por eso pudo mantenerse el régimen de propiedad colectiva de la tierra, de un lado porque el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas no habia co- pado la posibilidad de apropiarse de tierras nuevas, lo que sig- nifica que cualquier poblacién con fuerzas de trabajo suficiente estaba en capacidad de crear nuevas tierras con su trabajo, y de otro lado que las caracteristicas del medio ambiente andi- no —acceso al agua principalmente— demandan aun hoy del trabajo colectivo, favoreciendo esta forma de propiedad y orge- nizacion. 34 Escaneado con CamScanner

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