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EL LENGUAJE DE LAS EL LENGUAJE DE LAS MATEMATICAS Quien se adentre en este libro deséubrira qué las matemiticas son bells; Bertrand Russell decia que sposeen una hllera Interior fa y austere una belleza abstract en su forma 4 logica en su estructura La matemitica, la ienca de ls estructura, constituye na forma de mar elmundo, tanto el undo fico y socioldgico como nuestro mindo interior, nuestra mente y nestos pensamientos Este libro n0 slo descubre la esenciay Ia fascinacién de las diferentes ramas de 1a matemiica(artmédica,teoria de nimeros, geometra, cola de muds, topoogi, et), sino también su desarolo historico Y su esprit actea, sin olvidar st protagonismo en as estructras del azar y del univers fisic. UN FASCINANTE Y CLARIFICADOR VIATE POR LA HISTORIA Y EL SENTIDO ACTUAL aly DE LA MATEMAT WK Keith Devlin consigue hacer comprentible y sencillo lo que, menudo, se nos presenta-sino oculo y complejo. As, ls : rmatematices son aqui represehiadlas como una dels facets mis rricas y activas de la cultura y la mente humanas. Fl lenguaje de las tmatemticas ofrece varios niveles de lectura; el léctor comin podri y acceder a sus brillantes exposiciones e incluso seguir las clarificadioras demostraciones y formulaciones quésapoyan el texto, con ls que disfuarin especialmente ls ectores con mis conocimientos matemiticos. ‘Devlin describe con clarided y precision los suiles sentidos de la matemitica sin abusar de ecuaciones intimidatorias [..] Un libro que permaneceri en las bibliotecas de todos aquellos interesados en la ciencia y el espiritu humano.» é AMmeRIcaN SciENTIST TY ce sernisbodecon Sle eae ere Neany Gx ovetcoiswercoeons aaa ee ese an Sree eens eee or Sergeant weenete ns Force caver ve ncn: Ble tater ee tetatt techn crea Bresette (iiss uiecoreeiemecnia Pater ie eMeetaenacet los juguetes el eae 5 i ntados 21 Pe eee Dcirieoriemte secre eee eet aces eee eet Rete ae Roemer Cente ens eoroteer it ae Hee Soe Sra antec eect ye libro, Keith Devlin eonsigue hacer vis Dain secon tet Con oe atonraneeeniren Tenet nc eee eetrecs see Secu mens clisicos de a cien Coney Laprensa, los especialistas y los criticos han consagrado ya este libro como referencia ineludible entre las obras de divulgacién cientifica de todas las épocas. «Devlin nos muestra la belleza interna de las matemdticas y su uti- lidad en el mundo cotidiano. Escrito con tucidee y prédigamente ilustrado, su libro resulta en todo momento accesible y fascinante»» ‘THE EconoMst «gQué son las matemdticas? Keith Devlin responde a.esta pregunta desde todos los puntos de vista. No hay un solo pairafo aburrido 0 enmaraniado en todo el libro.» ‘Magy Garowen «Como sentencié Galileo, “El gran libro de la naturaleza puede ser lelddo solamente por aquellos que conocen el lenguaje en el que esta escrito, ¥ese lenguaje es el de la matematica’. Keith Devlin es un pro- {esor idéneo de ese Lenguaje.» ScIENTIEIC AMERICAN «Devlin, capaz de hablar para un pitblico amplio, nos emabarca en et ‘mar de tos miimeros, las formas y las estructuras. Su viaje tiene unos sesenta destinos potenciales, los temas concretos que constituyen las matemdticas; para controlar el viaje, Devlin limita a ocho los puer- tos a visitar...y el viaje consigue su propésito.» Booxust Los interesados en una panordmica amplia sobre la historia y eles- tado actual de las matemdticas no debieran buscar mds alld de EL Ienguaje de las matematicas.» Punuisiers WerKy «Deolin ofrece a los lectores un comprensible paseo por los pilares numéricos de la vida cotidiana.» Wireo EL LENGUAJE DE LAS MATEMATICAS KEITH DEVLIN EL LENGUAUWE DE | LAS MATEMATICAS Traduccién de Pedro Craspo [doctor ingeniero industriel) Un sain be Eocones Roonaan inforrnacién biogrica Gy Indastra, 14 (Po. Ind. Bisa) (08329 - Tela (Barcelona) ‘ema infotrebintockcom ‘wa.robinback com Thulo original: The Language of Mathematics (© 1998, W.H. Freeman and Company Fist Pboed inthe Ustad Sats by W. FREEMAN AND CoMPany, New York and Basingstoke : ‘© 2002, Exéciones Robinbook,¢1, Barcelona Disehio de cubierta@ interior Le Cara (yunctrace) Fovograia cubierta: JL Charmet / AGE ‘SBN: 9768495601903 Depésito egat B-28.4722007 Impreso por Hurope, Lima, 3 bis - 08030 Barcelona ‘npresoen Espn - Printed in Spain (Sudan rigroserarte roi, cna ures carta de res cop, ‘bots srcones etalec on alee, repr tel part eta ote For cular mad precedirto, compeends a epee lita ernie ‘sn covola crus ereores ea mada spiro préctanae pcos Prefacio... Prologo ... |. La importancia de los mimeros ..... Estructuras de la mente }. Matematicas en movimiento ....... |. Las matematicas cobran forma ». Las matematicas de la belleza Las mateméticas se ponen en su lugar 7. COmo calculan las matematicas el azar Descubriendo las estructuras ocultas del Universo Post scrfptum .. Indice analitico inpDIcE 0 0 o PREFACIO Este libro trata de comunicar la esencia de las mateméticas, tanto en su de- sarrollo histérico como en su espftitu actual. No se trata de un libro acer- cade como resolver problemas; se ocupa antes blen dela naturaleza de ta- les problemas, y se propone describir las matemiiticas como una faceta rica y activa dela cultura humana. Esté pensado para el lector comtin, y no requiere de conocimientos o habilidad matemética previos, Ha nacido a partir de un volumen anterior dela serie Scientific Ameri- ‘can Library deW.H. Freeman titulado Mathematics: The Sclence of Patterns (Matemdticas: la clencia de las estruetuias). Escrito para un pablico calif ccado usualmente como cientificamente culto, result ser uno de los libros ‘de mayor éxito de la serie citada, En una conversacién con Jonathan Cobb, ‘mi editor en dicho proyecto, surgié Ia idea de una obra de divulgacién de- dicada aun pablico mucho més ampli. El nuevo Ubro no tendrfa el acaba- do satinado y la profusién de ilustraciones y fotograflas a todo color que distinguen especialmente ala serie Scientific American Library. En lugar de ello, el propésito consistfa en conseguir en esencia el mismo objetivo con tun formato accesible a un conjunto mucho mas amplio de lectores: Ia toria de las matematicas es la identificacién y el estudio de las estructaras. Como su versién anterior, este libro le mostrar el significado de la eestruc: tura» para el matematico; en este punto basta observar que no nos estamos refiriendo alos patrones del empapelado de paredes ni al de los disefios de ‘camisetas y vestidos, aunque muchos de tales patrones resulten poser propiedades mateméticas interesantes. ‘Ademds de volver a escribir por completo gran parte del texto para en- ccajarlo en un formato més estindar correspondiente a un «libro de divul- sgacion cientificay, he aprovechado el cambio de formato para anadir dos capitulos adicionales, uno acerca de las estructuras del azar y otro sobre las estructuras del universo fisico. Hubiera querido inclulr tales temas en el libro original, pero no disponta del espacio suficiente en el formato pro- plo de la coleccién American Scientific Library. Fernando Gouvea, Doris Schattschneider y Kenneth Millett aportaron sus comentarios a todos los apartados del manuscrito del libro original de 10.) ELLENGUAJE 06 LAS MATEMATICAS. American Scientific Library, y sus consejos de ayuda han hallado desde luego su lugar en este nuevo libro. Ron Olowin proporeioné ayuda sobre el capitulo 8, que junto con el 7 es nuevo en esta obra. Susan Moran fue la atenta encargada de la edicién del libro Parterns (Estructuras). Norma Roche se ha encargado de la edicion de este nuevo libro, Prdélogo éQUE SON LAS MATEMATIGCAS? Qué son las matematicas? Si hacemos esta pregunta a un grupo de perso- nas elegidas de forma aleatoria, es muy probable que recibamos la res- puesta «Las matematicas son el estudio de los ntimerose. poco que in- sistamos acerca de a qué clase de estudio se refieren, podremos inducilos ‘aa deseripei6n sla cienciade los nimeros». Pero no conseguitemosir més alla Yeon ello habremos obtenido una deseripeién de las mateméticas ‘que dej6 de ser exacta haré 2.500 afos. ‘Ante tan tremendo ertor conceptual, apenas hay razén para sorpren- erse de que as personas asi clegidas tengan dficultad para percatarse de aque lainvestigacion matemética es una actividad prospera y de amplitud mundial, o de ue acepten la idea de que las mateméticasimpregnan, con frecuencia en una proporcién considerable, la mayor parte de las formas de vida dela sociedad actual. De hecho, la respuesta a la pregunta Qué son las mateméticasts ha cambiado varias veces en el curso de la historia. asta las proximidades del 500 a. C., as mateméticas consistian rel- mente en el estudio de los mimeros. Fue el periodo de los matemiticos egipcios y babilonis. En esas civilizaciones, las matemiéticas radicaban casi de manera exclusiva en la aritmética, Bra principalmente utilitaria, y en gran medida tenia la naturaleza de una especie de «libro de cocinay (Haced tal cosa tl otra con un niimero y se obtendrla respuesta. periodo que va aproximadamente del afio 500 a, C. hasta el 300d. C. fue a era de las mateméticas griegns. Los matematicos de la antigua Grecia se ocuparon preferentemente de a goometra. En realidad, contemplaron Jos niimeros al estilo geométrico, como medidas de longitud, y cuando , etc., que es lo que indicaban las marcas en las tablillas, Pragreso simbélico Disponer de agin tipo de sistema de numeracién escrita, y emplearlo para contar, que es lo que hicieron los sumerios, es una cosa; reconocer el con- cepto de ndimero e investigarsus propiedades —desarrollando la ciencia de Jos niémeros— es otra cosa muy distinta, Este tltimo descubrimiento legs ‘mucho més tarde, cuando la gente comenzé a llevar a cabo Investigaciones Intelectuales del tipo que actualmente catalogamos como ciencia, Como ejemplo de la distincidn entre el uso de un dispositive matems- tico y el reconocimiento explicit de las entidades que intervienen en el mismo, podemos referimnos a la observacién familiar de que el orden no importa cuando sumamos 0 multiplicamos un par de ntimeros con los que se cuenta (en adelante haremos referencia a los nimeros usados para con- tar mediante el término actual miimero natura). Utilizando la terminolo- ‘fa algebraica moderna, este principio se puede expresar de un modo sen- illo y legible por medio de las dos leyes conmutativas siguientes: mtn=ntm,— mxn=nXm. En cada una de esas dos identicades, los simbolos my n intentan de- notar dos ntimeros naturales cualesquiera. El empleo de tales simbolos es algo muy distinto del hecho de escribir un caso particular de tales leyes, como pudlera ser, por ejemplo, 348 +3, 3x x3. El segundo caso es una observacién acerca de la suma y de la multi- plicacién de dos némeros particulares. Supone la capacidad de manejar riimeros abstractos individuales, al menos los ntimeros abstractos 3 y 8, y es tipica de la clase de observaciones que hacian los antiguos egipcios y babilonios. Ello no requiere, sin embargo, un concepio altamente desarro- lado del ntimero abstracto, como acurre con las leyes conmutativas. Alrededor del 2000 aC, tanto los egipcios como los babilonios habfan desarrollado sistemas numéricos primitives y habfan realizado algunas ob- servaciones geométricas relativas a triéngulos, pirdmides y formas por el estilo. Sabfan desde luego que la suma yla multiplicacién eran conmutati- ‘vas, en el sentido de que estaban familiarizados con esas dos modalidades de funcionamiento, e indudablemente hacfan uso frecuente de la conmu- latividad en sus céleulos diarios. Pero en sus escritos, al deseribir cémolle- var a cabo un tipo determinado de calculo, no utilizaban simbolos alge- braicos tales como my n. En lugar de ello, se referian siempre a mimeros particulares, aunque esté claro que en muchos casos esos niimeros parti cculares elegidos se presentaban puramente como ejemplos, y podian re- ‘emplazarse libremente por cualesquiera otros ntimeros. Por ejemplo, en el conocido como Papiro de Moscti, documento egip- io escrito en 1850 a. C, aparecen las siguientes instrucciones para calcu- | EL LENGUAJE DE LAS MATEMATICAS lar el volumen de una determinada pirémide cuadrada truncada (el vérti- ce esta separado por un plano paralelo a la base, como se muestra en la figura 1.2) Si see dice: una pirémide truncada de 6 de altura vertical por 4 en la base y2 cenla caspide, Debe caleulr el cvadsado de 4, resultando 16, Debe calouar el Goble de 4, que resulta ser 8. Debe caleular el cuadrado de 2, que es 4 Deberd ‘sumer e 16, e18 y ely tended el xesutado 28. Deberd tomar la ercera parte de'6, que serd2,Tomard dos veces 28, que sera 56. Vea, obteniemas 56. Verd que Apesar de que esas instrucciones estén dadas en términos de unas di mensiones particulares, esta claro que solamente cobran sentido como conjunto de instrucclones si el lector es libre de reemplazar esos niimeros con cualesquiera otros valores apropiados. En notacién modema, el resul- tado se expresaria mediante una formula algebraica: sila pirémide trunca- da tiene una base cuadrada de lado igual a a, una cublerta cuadrada de lado igual a b, y una altura f, entonces su volumen esté dado por la formula Lyeeaen Ser consciente de una determinada estructura y emplearla no es lo iismo que formalizarla y sujetaria a un andlisiscientifico. Las leyes con- ‘mutativas, por ejemplo, expresan clertos patrones seguin los cuales se ‘comportat los niimeros naturales en las operaciones de la suma y la mul tiplicacion y; lo que es mds, expresan tales patrones de forma explicita ‘Al formular las leyes utilizando valores algebraicos indeterminados tales ‘como my n, entidades que denotan niimeros naturales arbitrarios, cen- ‘ramos la atenci6n definitivamente en la estructura, y no en la suma o en. {a multiplicacion en sf mismas, El concepto general de nimero abstracto no fue reconocido, ni se dis- puso de reglas de comportamiento tales como las formuladas para la suma xylamultiplicacién, hasta que se inici6 la era de los matematicos griegos al- rededor del afto 600 a. C. Durante mucha tiempo, todo fue griego [No es posible estimar con exactitud el momento en que aparecieron por primera vez las matematicas abstractas, pero si hubiera que establecer un Jugary un instante, habria que situarlas en Grecia en el siglo va do Tales de Mileto levd a cabo sus investigaciones en geometria. Los via- jos que tealizé Tales como mercader le pusieron en contacto sin duda con la ideas geomeétricas conocidas relativas a las ediciones, pero hasta sus propias contribuciones no se hizo aparentemente ningiin intento para ccontemplar tales ideas geométricas como objeto de una investigacion sis- tematica por propio derecho. ‘Tales tom observaciones conocidas del estilo de las siguientes: Un circulo queda dividido en dos partes iguates por uno cualquiera de sus didmetros Los lados de triémgutos semejantes son proporcionales. Y¥ mostr6 cémo deducirlas de otras observaciones, supuestamente ‘mas basicas,relativas ala naturaleza de la longitud y del érea. La idea dela emostracién matemiética introducida de ese modo se converttia en el fundamento de la mayor parte de las mateméticas por venir, ‘Uno de los més famosos partidarios del concepto de la demostracion, ‘matemética fue el sabio griego Pitagoras, que vivi6 desde el afto 570 has- ta el 500 a. C. aproximadamente. Se conocen pocos detalles de su vida, puesto que tanto 61 como sus seguidores se cubrieron con un velo de mis- terio, considerando sus estudios mateméticos como una especie de ma- gia negra, Se supone que nacié en el periodo comprendido entre el 580 y €1560 a. C. en Ia isla egea de Samos, y que habfa estudiado en Egipto y en Babilonia. Después de haber deambulado durante varios afios, se apo- sent6 en Crot6n, un prospero asentamiento griego en el sur de Italia. La escuela que funds alli se concentraba en el estudio de la aritmética (la te- oria de los nimeros), la armonta (misica), la geometria y la astrologia(as- | BL LENQUAJE DE LAS MATEMATICAS: tronomia), una division del conocimiento en cuatro partes que en la Edad Media se conocerfa como el quadrivium, Junto con et trivium, formado por la légica, la gramatica y la retorica, constitufan las siete varteslibera- les», que fueron tenidas como las asignaturas obligadas en el plan de es- tudios de una persona culta, ‘Mezclada con las especulaciones filos6ficas y la numerologia mistica de los pitag6ricos, se hallaba cierta matemdtica genuinamente rigurosa. Tustrado por la figura 1.3, el teorema establece que, para todo tidngulo rectéingulo, el cuadrado de la longitud de la hipotenusa es igual a la sumia ‘de los cuadrados de las longitudes de los otros dos lados. Este teotema es importante porque nos muestra dos cosas. La primera es que los pitagorl- os eran capaces de discernir la relacién entre los cuadrados de los lados, haciendo notar que se trataba de una estructura regular exhibida por todos los tringulos recténgulos. La segunda es que eran capaces de obtener una demostracién rigurosa de que dicha estructura era valida para todos los ‘riéngulos de esa clase. las estructuras abstractas de interés principal para los matematicos iriegos eran las de naturaleza geométrica —estructuras de formas, angu- Jos, longitudes y dreas—. En realidad, aparte de los ndimeros naturales, la rnoclén griega de niimero se basaba esencialmente en la geometria, en la que los nimeras se consideraban bajo la forma de medidas de longitud y de superficie. Todos sus resultados concernientes a angulos, longitudes y ‘reas —resultados que hoy en dfa se expresarfan en términos de niimeros ‘enteros y de fracciones— eran dados en la forma de comparaciones entre ‘angulos, longitudes o éreas. Fue esta concentracién en las relaciones 0 ra~ ios lo que dio origen al término moderno nidmero racional para referise ‘al ntimero que se puede expresar como cociente de dos nimeros enteros. is . Figur 1.2, © teorema de Piigoras rlaiona la longitu ee Fpotouse (de un wing ec a éngul can as longus de sus tos ds las Weatsb? Gayo, Los griogos descubrieron varias identidades algebraicas familiares a los estudiantes de matematicas actuales, tales como: 4 2ab+ B, #— 2ab+ (a+ (a- bP ‘Tales relaciones eran concebidas igualmente en términos geométri- 0s, como observaciones relativas a la summa o ala sustracci6n de dreas. En os Elementos de Euclides (de los que volveremos a hablar) la primera de tales identidades algebraicas se establece como sigue: Proposielén TL Sun segmento de lines recta se corta en un punto eualgule- ‘4,01 cuadrado dl segmento total es igual aos euadrads delos segmentos sultantes més dos veces el recténgulo formado por ests utimos. Lapproposicién queda ilustrada mediante el diagrama de la izquierda de Ja figura 14. Vemos que el drea del cuadrado grande, (a + b}, es igual a la ssuma del rea del cuadrado 4, ms la del cuadrado B, ms el dea del rectn- gulo C, mas la del rectangulo D, es decir, a? + * + ab + ab= a + 2ab+ B. La segunda identidad se deduce a partir del diagrama de la derecha de la figura 1.4, en el cual los Indos estén etiquetados de modo distinto. En esta f- gura el rea del cuadrado A, igual a (a ~ 6), equivale ala del euadrado ma- ‘yor, menos la del recténgule que comprende las regiones Cy B, menos la de Js recténgulos que comprendien Dy B, mas el drea del cuadrado B (que se afade porque se ha sustraido dos veces, como parte de cada rectdngulo), conlo quese tiene el resultado a ~ ab— ab + iF, a > ey > ea © tn c abo a > ao > Be . e ab 7 Figura 14. Estas cagramos mucsran ls derteciones geumzicas dela idantades ale brstcascoresconsiesas a: a+ 8 ui yf ~ Bi lcercta | ELLENGUAJE DE LAS MATEMATICAS ico sea de paso, el sistema de numeracién griego no incluia los mi- imetos negativos, los cuales no se utilizaron de modo generalizado hasta tuna fecha tan reciente como el siglo xv Fl teorema de Piedgoras se expresa actualmente mediante la identidad algebraica Weatl, ‘en a cusl res la longitud de la hipotenusa de un triéngulo rectangulo dado, y ay bson las longitudes de los otros dos lados. Los griegos, sin em- bargo, comprendieron y demostraron el teorema en términos puramente geométricos, como un resultado relativo a las éreas de cuadrados trazados sobre los tres lados de un triéngulo rectdngulo determinado, tal como se ilustra en la figura 15. ‘Se descubre una regla fatal Al formular sus resultados como comparaciones entre figuras, os griegos estaban adoptando un supuesto que resulté ser bastante menos inocuo de Aiea + brn A+ S000 Figura 15, Los griegs cancer el treme de Ptpores geortricant, an mings de las érees dels euros trazedoe sobre os tas los 6 un trl rectanquio. En tales ‘érrinns, ol eorma expose ae H= A+ 6 LA IMPORTANGIA DE LOS NUMEROS. | Jo que hubiera podido esperarse. En terminologla moderna, supontan que toda longitud o area era racional. El descubrimlento imprevisto de que cesta creencia particular era errénea tuvo el efecto de una lnmensa conmo- cfén dela cual las matematieas gregas nunca se recuperaron del todo, I descubrimiento se atribuye generalmente a un joven matemtico deta escuela pitagorica llamado Hipaso, Most quela diagonal de un cua- drado no se puede comparar con la longitud desu lado; en la actualidad lo expresariamos diciendo que la diagonal de un cuadrado de lado racional no tiene una longtud racional rénicamente, la prueba se basa en el teo- rema de Pitégoras Supongamos que los lados de un cuadrado tienen una longtud de va- Jor 1; en tal caso, segtin el teorema de Pitdgoras, la diagonal tiene una lon- stud igual « V2 (raz cuadrada de 2). Ahora bien, mediante un razon: Imlento bestante sencillo y en extemo eleyante, es posible demostrar que no existen niimeros enteros py 4 para los cuales pg sea igual a-V2, El nd- ‘mero V2 eso quelos matemtieas actuales aman un niimeroiracional. He aquila tan sencilla como elegunte demostracion: Comencemos suponiendo que, contrariamente alo dicho, existieran dos nsimeros naturales p y qpara los cuales se cumple pig = V2.Si py q tuvieran alin factor comin, seria posible cancelarlos, de forma que su- pondremos que esa operacin ya se ha efectuado yque py gno tienen fac- tores comunes. ‘Elevando al cuadrado la identidad V2 = pig obtenemos 2 = pig", lo cual se puede poner en la forma p= 2 ¢ sta ecuacién nos dice que pes tunntimero par. Ahora bien el cuadrado de un nimero pares par, yel deun ‘ndmeroimpar es impar. Ast pues, dado que 7 es par, pdebe serlo también, yen consecuencia tend forma p = 2, paraalgtin niimero natural. Sus yrendo p = 2ren la identidad »? = 2? obtenemos 47" = 2 ¢ lo que al simplificar nos da 2? = ¢? Esta ecuacién nos indica que ¢ es un niimero par, deo cual resulta, como en el caso de p. que qs igualmente pat. Pero hemos demostrado antes que tanto p como qdeben ser impares, pues de no ser asi tendrian el factor comin 2. Esta contradicci6n implica que nuestro supuesto original acerca de la existencia de tales nimeros naturales p y q debe ser fas. En otras palabras, tales mimeros py q no iY 6s es i demostracin! ‘Tal es la fuerza de la demostracién en matematicas que no es posible fgnorar el nuevo resultado, aunque algunas leyendas populares cuentan {ue Hipaso fue arrojado por la borda de un barco y ahogado con el fin de citar que se difundiera la terrible nueva, ‘Desgraciadamente, en lugar de provocar la busqueda de un sistema de rumeracién més rico que el de los racionales —paso que llegaria mucho mis tarde en la historia, con el desarrollo de los «ntimeros reales»—, el descubrimiento de Hipaso fue visto como un obstéculo fundamental. A. partir de entonces, los griegos tendieron a contemplar el estudio delos ni- meros como algo separado del estudio de la geometria, y sus descubri ‘mientos mas espectaculares en relacién con los nuimeros no tuvieron que ver con medidas de longitudes o éreas, sino con los ndimeros naturales. La primera investigacion sistematica de los ntimeros naturales se atribuye en ‘general a Euclides, que vivié en el periodo comprendido entre los aitos 350 300 a. C. ‘Semblanza de Euclides Entre los tiempos de Tales y Pitagoras y la legada de Euclides a la escena, las mateméticas griegas hicieron avances considerables con los trabajos e Sécrates, Platon, Aristoteles y Eudoxio. Fste dltimo trabajé en la Acade- ‘mia de Atenas, fundada por Plat6n, Alli desarrollé, entre otras cosas, una ‘teoria de las proporciones», que permitié a los griegos sostayar en parte algunos de los problemas ereados pore! hallazgo de Hipaso. Euclides es re- pputado asimismo por haber estudiado en la Academia de Platon antes de establecerse en el nuevo centro intelectual de Alejandria, alrededor del aio 330. C. ‘Mientras trabajaba en Alejandrfa en la gran Biblioteca, precursora de las universidades del presente, Euclides produjo su gigantesco trabajo en 13 vokimenes, Las Elementos, Se trataba de un compendio de prictiea- ‘mente todas las matematicas griegas de su €poca que contenta unas 465 proposiciones sobre geometria del plano y de los sélidas, ast como sobre lateoria de ndmeros. Aunque algunos de los resultados se debieron al pro- pio Euclides, la mayor parte de su gran contribucién consisté en la mane- ra sistematica segin la cual se presentaban las matematicas. {Alo largo de los sigs transcurridos desde que se escribieron, se han publicado mas de dos mil ediciones de Los Elemenios, y a pesar de que contiene algunos defectos logicos, sigue siendo un ejemplo excelente del amado método matemdtico, en el cual se comienza estableciendo de ‘modo preciso los supuestos basicos ya partir de aht se aceptan como cler- tos solamente aquellos resultados demostrados sobre la base de tales su: puestos iniciales. Los libros lal VI de Los Elementos se concentran en la geometria plana, ylos libros XI al XIU tatan de la geomettia de los solidos, temas de los que LAIMRORTANCIA DE LOS NUMEROS | 33 «se ocupa el capitulo 4 de este libro. El libro X presenta una investigacion de Jas asf lamadas «magnitudes inconmensurablesy; traducido a la termino- Jogia moderna, este volumen es un estudio de los ndmeros iracionales. En Jo libros VII al IX Euclides presenta su tratado de lo que ahora se conoce ‘como teoria de niimeros, el estudio de los ntimeros naturales. Una estruc- tura obvia que exhiben los ntimeros naturales es la de estar ordenados uno tras otto, La teoria de mimeros examina estructuras mateméticas més pro fundas presentes en los ntimeros naturales, Los nameros primas Euclides comienza st libro VII de Los Elementos con una lista de veintidos definiciones basicas, entre las cuales se hallan las siguientes: un numero ‘par es aquel que es producto de dos nimeros enteros iguales, yun ndme- 10 linpares aquel que no tiene dicha propiedad. De forma mas significati- +a, un niimero primo es el que (en terminologia moderna) no tiene otros divisores enteros distintos de la unidad y del propio ntimero. Entre los ni.- eras del 1 al20, por ejemplo, los niimeros 2, 3,5, 7, 11,13, 17 y19son mi eros primos, De un ntimero mayor que | que no es primo se dice que es compuesto. Asi pues, 4, 6, 8, 9, 10, 2, 14, 15, 16, 18 y 20 son los miimeros compuestos en el rango de 1 a20. Entre os resultados fundamentales que demostré Euclides en relacion con los ntimeros primos, tenemos los siguientes: 1. Siun mtimero primo p divide aun producto mn, entonces p divide al menos a uno de los dos nimeros m, 2, Cada ntimero natural o bien es primo, o puede ser expresado como un producto de nimeros primos de un modo dnico, con in- dopendencia del orden en que se escriban los factores. 43, Existen infinitos niimeros primos. El segundo de los resultados anteriores es de tal importancia que se co- nce generalmente con el nombre cle teorema fiondamental de la aritmética ‘Tomados en conjunto, los dos primeros resultados nos indican que los pri- ‘mos son semejantesa os étomos de os fisicos, en el sentido de que forman los ladrillos partir de los cuales se pueden construir todos los dems nit- ‘meros naturales, en este caso mediante el proceso de la multiplicacién. Asi, por ejemplo, se tiene 328.152 =2%2%2% 9% Lx 11X13. S| EL LENGUAJE DE LAS MATEMATICAS Los miimeros 2,3, 11 y 113 son primos, y reciben el nombre de factores primos de 328.152. Fl producto 2 x 2X 2 x3 x 11 X 11 x 113 se conoce ‘como la descomposicién factorial (0 en factores primos) de 328.152. Al esti 1o de lo que sucede con la estructura at6mica, el eonocimiento de Ia des: composicién en factores primos de un ntimero determinado permite al ‘matematico decit mucho acerca de las propledades de dicho nimero. El tercer resultado, la infinidad de nuimeros primos, puede ser sorpren- dente para tod el que haya dedicade tiempo a enumerarlos ndmeros primos. Apesar de que los primos parecen abundar entre los primeros cientos de mt ‘meros naturales, empiezan a resultar menos frecuentes a medida que se avan- zaen a serie delos nimeros,y no resulta claro a partir dela evidencia obser- ‘vacional el que puedan o no terminar por agotarse. Existen, por ejemplo, ocho inimeros primos entre 2 y20, pero solamente cuatro entre 102 y 120. Yendo ‘mésalls, delos cien nimeros que hay entre2.101 y2.200 solo diez son primos, ye ls cien que hay entre 10,000,001 y 10.000.100 sélo dos o son. La distribucién de los primos ‘Un método para obtener una idea precisa de c6mo se desvanecen los pri- ‘mos consiste en fijarse en lo que se llama la funcién densidad de los pr ‘mos, la cual da la proporcién de los ndmeros menores que un ntimero dado que son primos, Para obtener la densidad de primos correspondien- teaun determinado nimero N, debernos tomar el ndimero de primos me- nores que Nal cual designaremos #(N),y dividirlo por N.En el caso de que [Nea 109, por ejemplo, la respuesta es 0,168, lo que nos indiea que aproxi- madamente 1 de cada 6 niimeros menores que 100 es primo. Para N 1,000,000, sin embargo, la proporcidn desciende hasta 0,078, cerca de 1 cada 13, y para N= 100,000,000 vale 0,058, aproximadamente 1 cada 17. medida que Nerece, esta reduccién contintia N aM, oon MEN. 1.000 168 0,168 10.000 1229 os 100.000 9592 0.095 1.000.000, 78.496 0078 10,000,000 664579 0,066 100.000.000 S.76.455,_ 0058 Pero a pesar de este permanente descenso de la proporcién -x(N)/N, los nuimeros primos no se extinguen nunca del todo. La demos- tacion de este hecho dada por Euclides sigue siendo hoy en dia un mara- villoso ejemplo de elegancia logica, Hela aqui La idea consiste en demostrar que si se lstan los ndmeros primos en Ja forma de una secuencia pp, Py. esta lista continGa indefinidamen- te. Para probarlo, mostraremos que si se han enumerado todos los niime- 10s primos hasta uno dado p, siempre podremos hallar otro numero pri- ‘mo que afadir a Ia lista, de forma que ésta no se detiene nunca, La ingeniosa idea de Fuclides consistié en considerar el nimero P= PX DX ue X Pat le en el que pi... p,8on todos los primos enumerados hasta el momen- to. Si Pfuera primo, en tal caso es un ntimero primo mayor que todas los primos p),.» Py» de modo que es posible continuarlalsta, Pudiera ser que Pnosea cl siguiente primo después de p,, en cuyo caso Pno ocupaté el hi- 21 p, de la lista, pero st es primo existira con seguridad un ndmero pri- ‘mo mayor que P,. Por otra parte, si Pno es primo debe ser divisible por un numero pr mo al menos. Pero ninguno de los primos py, . Py divide a P, puesto que se obtiene en todos los casos un resto igual a1 (el que se afiadié al gene- rar P). Asi pues, si Pno es primo, debe ser divisible por algin primo dis- tinto de los de la lista pp,» ¥ por Io tanto mayor que cualquiera de ellos. Debe existr, por lo tanto, un ntimero primo mayor que cualquiera delos delalista, de modo que, también en este caso, es posible prolongar la secuencia, Es interesante observar que st se considera el niimero PH PX PX Py utilizado en la demostracién de Euctides, no conocemos realmente si 8 0 no primo, La prueba recurre a dos argumentos, uno que se aplica en leaso de que Pea primo, y otro en el caso de que no lo sea. Una cuestién ‘obvia que se presenta es si siempre tenemos un caso o el otro. Los primeros valores de Pson los siguientes: Py-241=3 P,=2x3+1=7 P,=2x3x5+1=31 X3X5X7+1=211 X3X5X7XU41= 2311 22 | ELLENGUAJE DE LAS MATEMATICAS ‘Todos ellos son mtimeros primos. Pero los siguientes valores no lo son: P= 59% 509 Pp= 19X97 277 P= 347 X 27.953 [Nose sabe siel nimero P, es primo parainfinitos valores de n. Ni tam. ‘poco siexisten infinitos niimeros P, compuestos. Naturalmente, al menos tuna de dichas alternativas debe ser cierta. La mayorfa de los mateméticos cree que ambas son ciertas. ‘Volviendo a la funcién densidad de los primos -(N)/N, surge la pre- ‘gnta de si existe una estructura que gobieme la forma segtin la cual la densidad decrece a medida que Naumenta. No existe ciertamente ninguna estructura sencilla. No importa Io ele- vvados que sean los ntimeros considerados, se siguen hallando grupos de dos 0 mas primos cercanos entre si, como también amplios trechos des- provistos completamente de primos. Es més, tales agrupamientos y regio. nes desérticas parecen presentarse de un modo aleatori. De hecho, la distribucién de los primos no es del todo caética, aunque no se supo nada acerca de ello hasta bien entrado el siglo xix. En 1850 el ‘matemético ruso Pafnuti Chebychef pudo demostrar que entre cualquier nniimero Ny su doble 20, siempre es posible encontrar al menos un n- ‘mero primo, Ast pues, hay un cierto orden en la forma segin la cual se dis- tribuyen los primos. Resulta que hay un orden considerable, pero hay que profundizar mucho para hallarlo, En 1896, el matemdtico francés Jacques Hadamard y el belga Charles de la Vallée Poussin demostraron independientemente el uno del otro ef notable resultado segiin el cual, a medida que Nerece, la densidad de os primos (N)/Nse aproxima cada vez més aa cantidad L/In (donde In es la funcién logaritmo natural, de la que se trata en el capitulo 3). Este resultado es conocido actualmente como el teorema de Jos niimeros primos. Proporciona una descollante conexién entre los nii- ‘meros naturales, que constituyen el tejido fundamental de la operacion de contary dela aritmética, y la funcién logaritmo natural, que tiene que ver con los ntimeros reales y can el célculo, como se vera en el capitulo 3. Mas de un siglo antes de que fuera demostrado, el teorema de los nti- ‘meros primos habfa sido intuido por el matematico y nifo prodigio Karl Friedrich Gauss alos catorce afios de edad. Tan grandiosos fueron los lo- {gros de Gauss que merece que le dediquemos una sect ee Figura 18. Xr redich Gauss (0777-888, El genio temprano Nacido en Brunswick, Alemania, en 1777, Karl Friedrich Gauss (véase figura 1.6) hizo gala de un inmenso talento matematica desde muy temprana edad, Se cuenta que alos tres aftos era capaz. de levar las cuentas del negocio de su padre. En la escuela elemental, dej6 perplejo a su profesor al reconocer luna estructura que le permitiésoslayar un célculo decididamente tedioso. El profesor habia pedide a sus alurnnos que sumaran los niimeros del 1 al 100. Probablemente trataba de mantener la clase ocupada durante un rato mientras él se dedicaba a otro menester. Para desdicha del profesor, Gauss divis6 el atajo siguiente a fin de alcanzar la solucién: Se escribe la suma dos veces, una en orden ascendente y otra en orden descendente, tal como sigue: 1+24+3+... 498499 +100 100+99+98+...43+241 Ahora se suman las dos sumas, columna por columna, y obtenemos 101 +101 + 101 +... +101 + 101 + 101 ‘Tenemos exactamente 100 apariciones del nlimero 101 en esta suma, asi que su valor seré 100 X 101 = 10.100, Puesto que este ntimero represen- tados veces la respuesta correspondiente a la sura original, si se divide por ddos se obtiene el resultado que pretendia el profesor de Gauss, es decir, 5.050. Elartificio de Gauss funciona para cualquier ntimero 7, no solamente ara el 100. En el caso general, cuando se escribe a suma de 1 a ntanto en 44 | EL LENQUAIE DE LAS MATEMATICASS et orden creciente como en } decreciente y se suuman ambas columna a columna, se obtienen mapariciones del ndimeto +1, 1o que daun total de n(n + 1). Al tomar la mitad de este ntimero se obtiene: LE24S 4. tment sta formula da la estructura general de la cual la observacion de Gauss era un caso particular. Interesa notar que la f6rmula de la derecha de la identidad anterior capta también un patron geométrico, Los nsimeros de la forma n(n + 1)2 se conocen coma niimeros triangulares, puesto que son'los que se obtie: nen disponiendo puntos en un triéngulo equilétero. Los cinco primeros rnimeros triangulares 1,3, 6, 1 15, e muestran em ta figura 2.7 La aritmétics de! relo} de Gauss En 1801, cuando Gauss contaba veinticuatro aos de edad, eseribi6 un li- bro llamado Disquisitiones Arithmeticae, que sigue stendo considerado como tne de los libros de matematicas de mayor influencia que se hayan. escrito, Uno de fos temas exarinados por Gauss en dicho libra este idea de Ia aritmética finita. ‘Se tiene una asitmétiea fnita siempre que se utilice un sistema de nu meracién que vuelva periédicamente sobre st mismo para comenzar de ‘nuevo. Pata contarlas horas, por ejemplo, se empieza por 1, 2,3, ete, pero cuando se llega alas 12 se vuelve a empezar nuevamente por 1, 2,3, y ast sutcesivamente. De forma similar los minutos se cuentan de 1 460 ye co- rmienza de nuevo com ta mista Secuencia, Este empleo de la aritmétics f- rita para controlar el tiempo es la razén por la que se la conoce a veces como Ja «asitmética del reloje. Los matematicos emplean genetalmente la cexpresién varitmética modular». Fina 1.7. Los eros 1, 9, 6, 10, 15, .. se lomen nfmrastingulaes porque cores poten alo eras de pres que pueden distrirse en un trav eqularo, Para convertir el concepto famillar de contarlos minutos ylas horas en ‘un capitulo propiamente dicho de las matematicas, Gauss observe que deba modificar levernente la numeracion, y empezar contandoa partir det 0. Con la version de Gauss, as horas se contarian 0,1, 2, hasta 11, y se vol- vera @ comenzar por el 0; los minutos se contarian 0, 1, 2, y as hasta 59, para empezar de nuevo por él 0. Hcha esta pequefia modificacién, Gauss investgé la aritmética de tal sistema de numeracisn. Los resultados son con frecuencia sencillos, y en cocasiones de! todo sorprendentes. En el caso de la aritmética de las horas, por ejemplo si se anade 2 y 3 se obtiene 5 (tres horas pasadas las dos son las cinco}, y si se afiaden 7 y 6 se obtiene 1 (sels horas después de las siete es la ‘una en punto). Esto es bastante familiar Pera si se escriben las surmas utill- zando la notacién aritmética esténder, a segunda de las surnas tlene ema apariencia extrafa: 24a 7H6=1, Enel caso de {a aritmética defos minutos, 0 minutos después de 45 mi- nnutos es 45 minutos, y 12 minutos después de los 48 minutos nos da 0 autos. Estas dos sumas tienen el aspecto siguiente: 45+ 45, 48+ 12-0, A pesar de su rareza, esta forma de eseribir la «aritmética del relojy sux uso un tramite inteligente por parte de Gauss, Resulta que casi todas fas reglas de la aritmética ordinaria valen para la aritmética fnita, constitu yendo un caso eldsico de una estructura matemitica ransporiads de una Fama a otra—en este caso, de Ia aritmética ordinaria a laaritmética init. Con el fin de evitar la confusion en las operaciones dela suma y de la ‘multiplicacion correspondientes a la aritmética ordinaria y a la finit, Gauss reemplazé el simbolo de igualdad por = y no se refiri a esta rela- ign con ef término de xigualdads, sino con el de congruencia, Ast, fos os resultados aritméticos anteriores se escribir como 243 6=1 EL ninero a partir del cual se vuelve a comenzar de nuevo, 12 0 60 en las dos ejemplos considerados, se lama el méclula dela aritmética. Obvia- ‘mente, ao hay nada especial en refacién con fos ntimeros £2 y 60; se trata solamente de valores familiares en el control del tiempo, Para cualquier mi-

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