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La Divina Comedia de Dante Alighieri Traduccién en verso ajustada al original por Bartolomé Mitre Nuova odicién, definitiva, autorizada, dirigida por Nicolas Besio Moreno Buenos Aires Centre cultural “Latium” 1922, PREFACIO PaRrAcio TRORIA DEL TRADUCTON Teoria del traductor E con paura ii metto in metro (iwe, xxxtv, 10) Una traduecién,—euando buena,—es a su original, lo que un cuadro copiado de la naturaleza animada, en que el pintor, por medio del artificio de las tintas de su paleta, procura darie el colorido de Ja vida, ya que no le es posible imprimirle su movimiento. Cuando es mala, equivale a trocar en asador una espada de Toledo, se- gan la expresién del fabulista, aunque se le ponga empu- fiadura de oro. as obras maestras de los grandes escritores,—y so- bre todo, las poéticas,—deben traducirse al pie de la letra, para que sean al menos un reflejo (directo) del original, y no una bella infidel, como se ha dicho de al- gunas versiones bellamente ataviadas, que las disfra- zan. Son textos biblicos, que han entrado en la cireula- eién universal como la buena moneda, con su cuio y con su ley, y constituycn por su forma y por su fondo ele- mentos esenciales incorporados al intelecto y la eoncien- cia humana. Por eso decia Chateaubriand, a propésito de su tradnecién en prosa del Paraiso perdido de Mil- vin ‘mracto TROR{A DEL TRADUCTOR Pe EE HS ett ete ton, que las. mejores traducciones de los textos consa- grados, son Jas mterlineales. Pretender mejorar una gbra maestra, vaciada de un golpe en su.molde tipico, y ya fijada en el bronce eterno de Ja:inmortalidad; ampliar con frases 0 palabras paré- sitas un texto consagrado y encerrado con precisién en + sus Ifmeas fundamentales; compendiarlo por dem4s has- ta no presentar sino su esqueleto; arrastrarse servilmen- te tras sus huellas, sin reproducir su movimiento ritmi- co; lo mismo que reflejarlo con palidez o no interpretar- lo razonablemente segtin la indole de la lengua a que se vierte, cs falsificarlo o inutilarlo, sin proyectar siquiera sa sombra. Cuando se trata de transportar a otra lengua uno de esos textcs que el mundo sabe de memoria, es nzcesa- rio hacerlo con pulso, moviendo Ja pluma al compis de Ja misiea que lo inspiré. El traductor, no es sino el eje- cutante, que interpreta en su instrumento limitado las creaciones arménicas de los grandes maestros. Puede po- ner algo de lo suyo en la pauta que dirige su mano y al pensamiento que gobicrna su inteligencia. Son condiciones esenciales de toda traduceién fiel en verso,—por lo que respecta al proceder mecénico,—to- mar por base de Ja estructura, el corte de la estrofa en que la obra est4 tallada; ccfiirse a la misma cantidad - de versos, y encerrar dentro de sus lineas precisas las imagenes con todo su relieve, con; claridad las ideas, y con toda su gracia pristina los conceptos; adoptar un metro idéntico o andlogo por el ntimero y acentuacién, como cuando el instrumento acompafia la voz humana en su medida, y no omitir la inelusién de todas las pala- vue PREFACIO| . Teon{A peL TRaDucTOR bras esenciales que imprimen su sello al texto, y que son en los idiomas, do que los equivalentes en quimica y geo- metria, En cuanto a la ordenacién literaria, debe darse a los vuelos iniciales de la imaginacién toda su ampli- tnd o limitarlos correctamente con la concisién origina- ria; imprimir a los giros de la frase un movimiento pro- pio, y al estilo su esponténea simplicidad o la cualidad earacteristica que lo distinga; y cuando se complemente con algan adjetivo o explanacién la frase, hacerlo den- tro de los limites de la idea matriz. Por dltimo, to- mando el cuenta el ideal, el traductor, en su calidad de intérprete, debe penetrarse de su espfritu como el artista que al modelar en arcilla una estatua, procura darle no sélo su forma externa, sino también la expre- sién reveladora de la vida interna. Sélo por este método riguroso de reproduccién y de interpretacién,—meednico a la vez que estético y psicolé- gico,—puede acerfarse en lo humanamente posible una traduccién a la fuente primitiva de que brotara la ins- piraci6n madre, del autor, en sus diversas y variadas faces. Tratindose de la Divina Comedia, la tarea es mas ardua. Esta epopeya, la mas sublime de la era cristia- na, fué pensada y eserita en un dialecto tosco, que bro- taba como un manantial turbio del raudal cristalino del latin, a la par del franeés y del castellano y de las de- més lenguas roménicas, que después se han convertido en rios. El poeta, al concebir su plan, modelé a la vez, Ja materia prima en que lo fijara perdurablemente. Es- to, que constitnye una de sus originalidades y hace el encanto de su lectura en el original, es una de las ma- Ix PRErAciO = Torta DEL trapuctor yores difidultades con que tropieza el traductor. Las lenguas hsrmanas de la lengua de Dante, muy semejan- tes en su fuente originaria, se han modifieado y puli- do de tal manera, que traducir hoy a ellas la Divina Comedia, es lo mismo que vestir un bronce antiguo con ropaje moderno; es como borrar de un cuadro de Rem- brandt, los toques fuertes que contrastan las luecs y las sombras, 0 en una estatua de Miguel Angel limar los golpes enérgicos del cincel que la acontian. Todo lo que pueda ganar en correccién eonvencional, lo pierde en fuerza, en frescura y colorido. Si el lenguaje de la Divina Comedia ha envejecido, ha sido regenerandose, Pues su letra y su espiritu se han rejuvenecido por la riea savia de su poesia y de su filosofia. El problema a resolver, segin estos principios ele- mentales, y traténdose de la Divina Comedia, considerada desde el punto de vista lingiifstico y literario, es una traduceién fiel y una interpretacién racional, matemé- tice a la vez que poétiea, que sin alterar su cardeter ti- pies, la acerque en lo posible del original al vertirla eon un ropaje anflogo, si no idéntico, y que refleje, aunque sea pélidamente, sus luces, y sus sombras, discretament ponderadas dentro de otro cuadro de tonos igualmente arménicos, represzntados por la seleccién de las pala- bras, que son las tintas en la paleta de los idiomas que, segtin se mezelen, dar. distintos colores. El sabio Littré—que a pesar de ser sabio, 0 por lo mismo, era también, poeta,—d&ndose cuenta de este ar- duo problema, se propuso traducir la Divina Comedia en el IcnguaJe contemporineo del Dante, tal como si un poeta de la lengua

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