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PSICOANALAIS ¥ EL HOSPIFAL NT 20 : BL sem HABLANTE:Y LA MUEIETE SuICcIDIO. CUANDO LA TRAGEDIA IRRUMPE EN LA ESCENA CLINICA Monica Fudin + a tragedia esti en le raiz do nuestra experiencia, En la raiz, significa esen- cialmente la articulacién que la tragedia propone entre el diseurso mitico y ‘el zecurso a la palabra, que cumple una funcién catirtica fundamental ‘cuando se procuce la descarga de aquello qu: ha quedado en suspenso a partir de un suceso traumético, La clinica con pacientes que han atravesade intentos de suicidio, si bien no ban presentado un fin trégico aun, nos offece alguna posibil ‘dad de intervencion sobre sus sobrevivientes, sujetos desesperanzados que plan- tean una dificil situacién: el analista debe responder @ condiciones no precisa- mente ideales tanto ¢ nivel de la icultad intrinseca que plantea el caso, como al tipo de transferencia instaurada desde el comienzo, en cuanto no suele haber una demanda manifiesta de andlisis. ‘Tanto Freud como Breuer vinculan el término catarsis al de abrearcién, por su implieacién de descarga, de reaccién frente a un suceso que nos afecta; desde el lanto a la venganza, la imposibilidad de hallar en el lenguaje un sustituto de la accién. En la catarsis trigica, esta abreaccién remite a la purificacién de les pa- siones por medio del lenguaje mediante una accién cuyo grado maximo es #1 sa- crifieio. 5! punto limite no puede ser otro que la confrontacién con la muerte En la efirmacién freudiana, el descubrimiento del inconsciente constituye una heride nareisista sufrida por el hombre, nuevo determi ismo ignorado por él que condiciona el sentido de su liberiad, al reconocérsela subordinada a los deses re- primidos, Sujeto exiliado de su residencia hal humana signada por el suffimiento y la culpa, se dirige a impedir la renunciz con- ial, Ia conciencia, la conducta Formando cade quien una manera de enfrentarse a las miserias humanas. Tragedia ¥y comedia pares antitgtices interrogando el gece desde el ideal del yo, eviden- ‘cigndose en la primera los signos del sentimiento tragice marcados por la muerte metaforas (exilio, pérdida de la familia, patrie, hogar). ‘Cuando se trabaja en las urgencias con pacientes suicidas o potencialments suicides, es importante situar el prado de riesgo de muerte que esta presente en cllos especialmente de tnte delira ‘eon iniemos de suleidios reiterados © ne. ya + Psicoaalisa,Jlh Sowvidn Dacencia ¢ Investigacion Hospital Bona. Director det Programa de ‘Urgenciasy ViolnciaP fiebrode la Excucla Frewliana de Buenos Aires, jar. Medicina UIA. ree Lavina en RIESGO que no suele estar presente Ia idea de muerte o de matarse de manera esponténea © explicita, Serd neceserio entonces interrogar de manera directa o indirecta las indicasiones que le imparten sus voces, lo que pienss del acto que la ha Vevado a la consula, et. La negecién, la evitacién a contesiar, o la minimizacién del tema, pucden constituir sefales de alarma ya que generalmente los pacientes suelen sentir alivio de poder hablar de ello. Dice M. Safouan : «...n0 puedo hablar y maaar al mismo tiempo, por lo que la palabra supone de una escucha, ni hablar y sustraerme a la referencia a la verdad a que me obliga la palabra, aunque sca mentirosa...»'. Suelen ser los analistas quieres en ocasiones -lo he observado en algunas su- pervisiones-, se muestran remisos a tratar el tema con el paciente, a proguntar, a ahondar, aun cuando el paciente dé explicitas pistas de ello en su discurso, pues temen abrir alguna especie de caja de Pandora de la que el monstruo mortifero que el paciente lleva dentro podria escapar y conducirlo a la muerte, José es un homibre de 46 afics que, habienco estado muchos affos en anilisis, pide intemarse por sentirse intranquilo en sa case. Padece insomnio y evidencia tun paulatine proceso de aislamiento, poca concertracién en su trabajo con ideas paranoides hacia sus compaiteros, deterioro fisico y angustia difuse, En un lapso de 5 aos ha perdido a toda su farnilia: un hermano psicético cortandose la yugu- lar con una navaja en el baiio de la casa; un padre severo y paranoico que muere de un ataque al corazén inesperadamente durante la cena; una madre que pese a los esfuerzos de José use deja morir progresivamente no abriendo munca mas to ojos para mirarlo ni dirgirle la palabra» hacen para 61 imposible la vida en sole- dad. Recién durante Ia internacién psiquiétrica confiesa que durante un aifo eseu- ché voces que lo persegulan sin atreverse a decitlo, ;Que decfan esas voces? «jtlay que matarlos de chiquitos!» Reconociendo en ellas una frase ulizada por el padre durante la infancia, trata de neutralizarlas durante ese alo de posadilla diciendose «yo le agrego...de amor, hay que matarlos de amor... para que rio me afecten. Pobre consuelo para quien reconoce en la voz del padre una verdad inne- gable padecida por efios, el deseo de muerte y destruccién sobre sus hijos. Este padre jamés les dirigia la palebra, les prohibia estudiar, ver television, tener ami- {g05, mencionar y festejar cumpleafios, hablar, comer dulces, gastar dinero, impo- niendo duros castigos por ello. «{Dénde esti el padre en todo esto” —le pregunta Safouan a Lacan, «El sostiene la balanza entre ustedes dos», y para no dejar am~ bigiedad alguna agregé «Ya que entre dos sujetos no hey sino le palabra o la muerte. Més tarde durante la intemacién se agrega otra aluicinacién auditiva repetida "M Satouan, 1a palabra ta muerte. De It Flor, Bs. AS 1994, p.101 “pi 1a DoleoaNAuensy ey Hosrens: N® 20 = Su MAMLANTEEY LA MUERTE durante todo el dia: “comprar veneno”. Amargura y dolor que envenenaron su sangre y su vida, tinico destino esperado para él por su padre: «morir como una ratay', Pacio con el padre que le reduce a un objeto atado de pies y manos y li- bbrado aun después de su muerte al capricho del Otro, «Muerto el padre adguirio ‘un poder mucho mayor que el que habia poseide en vida. Marcas que operan en nosotros determindndonos sin que podamos saberto y se nos revelarén @ modo de profesia, de destino. Aqui se muestra cémo la tragedia prefigura el descubrimiento del inconsciente, en el sentido de que hay un mandato ‘que el sujeto desconace pese a que lo porta y se ve llevado a cumplirlo inexora- blemente. El querer saber hace que se quede confrontado con el goce. Podemos pensar que el sacrificio que caracteriza al héroe trégico consiste en la eleccidn del destino en Ia medida en que hace presente a la muerte, Esta instrinseca relacién entre destino y azar muestra que éste no conduce s6lo a lo indeterminado, a lo fortuito siro a lo que insiste, y se repite como «no sabido». ‘Quiso tal vez el azar que José como tinicn sobreviviente de esta familia deba asistr, pr curnplirse el plazo establecdo por el cementerio, a levaniar los restos de st hermano y decidir su destino: pagar y cremarlo o ir s parar a una fosa co- tmiin, el osario como NN. Nunca se decide y, con gran resistencia a pagar la dife- rencia minima, decide por los NN. El cementerio exige que haya un familiar pre sente por Io que debe asistir a ese acto. A partir de alli y més tranquilo por heber cumplido con su deber, comienza con los signos que he deseripto y un paulatino abstimionto, Interrogado, dice que se siente impresionado por lo que vio en la tumba. El azar come estrica aticulacién simbélica, sobreimprime en la disc-onia yen Te sincronia la determinacion del significance la del significado. «La subje- tividad en su origen no es de ningin modo incumbencia de lo real, sino de una simaxis que engerdra en ella la marca del significanten‘, Destino de NN, para su hermano, su semejante, que lo envuelve y lo sobreimprimme en la historia de su vi- da mareandolo también y marcando él mismo a su hermano en su segunda muer- te, {Qué pasd en el cementerio? eMe quedé zhi parado mientras habrian el cajén, porque me dijeron que tenia que haber un familiar presente y presente era estar shi mirando mientras abrian el caj6n; yo queria ver qué habia adentro, queria es- tar seguro de lo que sacaban... Lo que queda de uno es el esqueleto» [...] «Me impresioné mucho ver la calavera separada del resto del cuerpo; ahi estaba el ce- rebro y ahora habia un vacio, estaban los dientes. los huesos. no se parecia a mi hermano, Se me aparece un conflicto de Nevarle flores... 2A quién? ;A la calavee ta? Desde ese dia no duerro, se me aparece esa imagen apenas cierto los ojos toda la casa esta en silencio, es la misma casa en que vivieron ellos...» read. fotem y Tub TU pig 189. "Jacques Lacan . Esertos. La Carta Robada wea Lavina en enssccs EI héroe clésico, cl suicida de Ie tragedia griega tal como nosotros, no era ni tbueno ni malo; yaen cl limite de su propia fragilidad es derribado por el error. El ‘error contiene una equivocacién que el éestino castiga inexorablemente pre tando ‘a tragedia. Si el hétoe advirtiera su error podria aun revert los hechos ¥ retomar e! dominio de su situacidn, pero no puede o no quiere y les circunstancias de la vida, el azar, dominen la secuencia de los hechos. De estar “en situasi pasa a estar “a merced de la situacion”, José sepultado en su propia case, donde Ios vivos no se diferencian de los muertos, donde no hay posibilidad de poner flo- res, pareciera haber un punto de no retorno, a partir del cual el drama parece to- mar autonomia, regirse por sus propias leyes, y la voluntad del protagonista pier- de el cauce de los hechos precipiténdose en un fin casi trigico, El silencio de José que s6lo se atreve a romper cuando se siente seguro tras los ruros del hospital, de alguna manera muestra cue lo propio del acting implica un dara ver o a escuchar un pedido, implicar a alguien en su suit. Ese instante de lo traumético, de lo taigica, como encuentro del hombre con él Otro. La tragedia, al poner en juego Ia eleecidn del destino, escenifica dos temas relevantes: las ins- cripciones que porta el héroe que son previas a su nacimiento y lo determingn sin ‘que llegue a saberlo -el saber inconsciente— y el destino final del héroe quien, al clegir su destino, se ve llevado més allé de los Ifmites, generando ciertos efectos que terminarén por desencadenar le catarsis trégiea, acontecimiento que afecta al sery se produce a partir de una eceién, Enel caso de José, aparecide un métedo y un modo conereto de emo matar- se, y un deseo puesto en el Otro que le retorna desde lo real de la slucinacién, aunque minimiza el tema y habla en pasedo durante la entrovistes en el Hospital, sospecho que aun piensa en matarse y no lo dice, El aparato psiquico del analista, ‘operando en un momento critico trata de ofrecer un escerarlo dome pueda des- plegarse la encrucijada tragica, sin salida, del pactente que no encontr6 espacio de representacisn ni tiempo narrativo, pues los actings 0 pasajes al acto no pugieron introdueir a tiempo vn sintoma. ‘Al preguntarle si continda pensado en su muerte, contesta «A veces... Me aparece la idea de tomar un céctel de pastillas y terminat con todo, 1o pensé la semana pasada...Con la muerte se terminarfan los prodlemas: mi estado de pa- ciente, la toma de medicacién, la ansiedad, la depresién... la soledad, no le en- cuentro sentido a lo que hrago...». Su enunciacién no coincide con el enunciado, “ZA veces? —le pregunto, ;cuando?» Y responde: «todas los dias». Avanzo para saber cusn decidido esta en relacién al acto de matarse. Para mi sorpresa se rubo- fiza y dice: «jiengo pensado matarme con veneno para ratas 0 para cucarachas, porque ex lo mas rapido». Refiere que se le present Ia fantasia de envenenarse iaagui en ef hospital, cuando me levanté, es una especie de repeticién interna, constante, como en mi imaginacién que me dice “comprar veneno de rats para 185 Poiconnatiss vet Hosritat N* 20 = ELS IWAMLANTE ¥ LA MUERTE siento un poco de miedo de hacer la accion automaticamente y me voy adescontrolar.,.». Al buscar que hablen de estas cuestiones pedimos algunas pistas de lo que se insinda como pesible pasaje al acto, pues hablar no solo permite analizar les co- sas, sino que promueve la trama simbélica —atin cuando ésta sea aqui problemdti ca-, Hablar es sustraerse al goee. Ademés la evaluacién del riesgo’ suicida debe considerar siempre la impulsividad, la estructura del sujeto y la posibilidad del ‘cumplimiento de los anuncios. Previo al acto suicida’ siempre existe en el sujeto una etapa de consideracién donde la idea es considerada como posible solucién de un problema real, fantaseado 0 delirante, pasando posteriormente a una etapa de ambivalencia donde el sujeto se debate entre el deseo de llevar a cabo Ia accién suicida, y el deber de no hacerlo. Las ideas iran consolidando el proyecto y orga- nizdndose disociadamente dentro del sujeto que padece una lucha intema. Estas ideas egodisténicas recrudecen frente a la aparicién de la situacién critica, y la confusién y el descontrol pueden precipitar al acting out, En esta fase suelen apa- recer las amerazas veladas como tn tiltimo pedido de ayuda. Por iltimo, el sujeto decidido atraviesa Ia posibilidad do consrecién donde desapareze la ansiedad y aparecen los actos preparatorios, La resolucién esta tomada y comienzan @ buscar los medios para ejecutarla Aqui observaremos indicios involuntatios, alusiones encubiertas y cambios de comportamiento; una de ellas es la denominada «calma siniestra» Encontréndose el paciente en este punto, con la decision tomada y sélo a la espera del momento oportuno, refiere que tiene permiso de salida el préximo fin de semana, Pensando en la posibilidad de un pasaje al acto pregunto detallada- ‘mente sobre el tema que lo preocupa y por el método elegido. «En casa tengo un frasquito que compré para matar hormiges...». Le pregunto si ya lo tiene decidi- do, Se ruboriza nuevamente y dice que si, pero que espera que pase esta fantasia, wal que la otra vez, que desaparezca...Pero teme descontrolarse. Luego habla de Jo inquieto que se pone cuando retoma a la case : cestoy solo, no. ‘tengo can quien hablar, pero to puedo superam.Tal vez pasando al otro mundo pueda hablar con una familia que lo ha dejado solo. Hablo con el equipo de internacién para suspender momentineamente los permisos de salida, y le comtinico esta decisién al paciente quien ta recibe alivia- do. pidigndole expresamente que desde el hespital me lame por teléforo durante el fin de semana cuantas veces lo necesite para decirme cémo se sient, asegurin- dole que no estar’ solo en la Sala y podré hablar con los profesionales de guavdia Fontararrost y Carkallo. Ungeneias cn Psiqiitra: intencionslidad suicida. Autor Foldinges Rev, La Semana Medica. N'3132 Agosto 1980. Bs. As 186 LAVIDAEN RIESGO si algo lo inquieta. Acepta y no deja de Hlamar todos los fines de semana aun en Jos permisos de salida, durante los 3 meses que dura su internacién. Nunca dejo de preguntarle por sus voces y sus fantasias de suicidio que, incorporadas a su discurso, van cediondo y espaciindose. Con este tipo de pacientes transfereneialmente podriamos decir que no falla el n sino que es difieil instaurar alli un enalista, pues en su acto imtervencién del Otto, pero no a la manera de una interpreta cin, Se convoca al analista @ salir de le abstinencia, semblante de Otre barrado que muestra deseo y preocupacién por el suleto como primer paso transferencial para alojarlo y mostrarle nuestra preocupacién, trabajando con los tres registro, Resalio la importancia de la continaidad necesaria entre la eseena del anglisis y 1a vida cotidiana al acompafiarlo transitar la urgencia, offecer le mirada y la voz, como objetos pulsionales que hacen que el sujeto pueda ubicarse justamente del Jado del sujeto: que venga, que Tlame, que diga. Asi nos manejamos hasta su alta, Enlace al Otro que lejos de considerarlo une rata, un pedazo de carne y huesos, un NN, lo supone un sujeto capaz de poner en palabras su dolor y su duelo, que «el més allé» estd «tan acd como lo permite entre otras cosas una voz del otro lado del teléfono. La dimensién del suicidio o del homicidio no permite logicamente el rearma- do de otra escena, a diferencia de Tas otras situaciones. pus no hey respuesta fantasmitica a la angustia. Cuando el Otro queda absolutizado y el sujeto del lado del objeto, un pequetio disparador que Lacan describe como emocién en el semi- nario de Ia Angustia, ectiva la escena de passje al acto. El pasaje al acto puede parecer también en los estados de duelo como resquebrajamienio de la estructura de la imagen, fragmentacién de la imagen corporal, pinico, desorientacién, esta- dos de angustia Si en el pasaje al acio el Otro deja caer y ebandona, el analista tiene entonces aqui la posibilidad de sostener y no dejar cast. Estas dos élmensiones, la palabra y la accion, son abordadas por Pread quien reconoce tanto en I reviviscencia de afectos como en el acting un elemento «i ‘min: la compulsion a la repeticin. «E! analizado no recuerda nada de lo olvidedo 0 reprimido.... lo reproduce como acto... sin saber naturalmente que lo repite». Promover la trama simbdlica a través de la palabra como funcidn de corte, cuando el goce impide la relacién del sujeto con ‘a verdad: no ser querido, no ser deseado, no tener lugar en el Orro amado. En estas ocesiones unt tiene la sensa- cién de estar Hevando adelante un andlisis que no es exactamente asi, pero en realidad lo esta sosteniendo no en la faz interpretativa. Son los limites del anzlisis donde uno sostiene a un sujeto por varias sesiones mientras despliega su duclo, habla de lo que le preoeupa. del dramatismo de sus escenas que lo llevan al borde de lo soportable. a persona puede tardar en empezar a hablar. pero no hay que walizario. Mientras tanto se sostendra al sujeto alojéndolo ene! Otro negars 187 Pracoanausisy bt Hoserral N20 : BL Soi HAULANTIY LA MUERTE coxno orden estratégico para que puede vincularse con su verdad. Serd imponante advertir que la propia impotencia de estas situaciones los co- locard en tina escena en Ia que en vez de advenir sujeto ce un andlisis, termina tubicando en 10 real al paciente como victima, conde su verdad se desliza al cam- po del Otto enajenandose del sujeto mismo. Es dificil renusarse a estar ahi donde se requiere presercia desde el inicio, incluida no slo para trabajar sino como a¢- vertencia. Tal como lo propone Lacan, el deseo del analista es un deseo adverti- do’, que-nos tiene que advertir del tiempo del otro, de aquel que tiene que advenir sujeto en el ani En el intento de suicicio algo no pudo ser dicho 0 no pudo ser melestar levado al extremo que intenta representarse en un auien. Puesta su queja, su impotencia y frustracién en escena para ser mirada, propiciaremas la narativa sosteniendo al syjeto deseante para que formule su de- smuncia. Se pregunta Lacan’: «ZQué empleo hacemos del lenguaje y Ia palabra en el tratamiento? Hay, en la relacién analitiea, dos sujetos vinculados por un pacto. Esta pacto se establece en niveles muy diversos, e incluso al comienzo muy con- fusos. No por ello deja de ser esencialmente un pacto. Y hacemos todo lo necese rio, mediante reglas previas, para establecar claramente ese caricter al comienzo» Pacto que los analistas, trabsjando en el limite tratamos de convertir en un pacto on la vida, problemética que intentaremos pueda transfer a la escena del andli- sis para interrogaria Faeques Lacan, Seminario del Aeto AnalilieoIngite 203.68 "Jacques Lacan, Sewvinari L. Los esertos tSeniens de Frc. His Mtuaciones de kt libs, Pads, . 261 18

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