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LA CIUDAD CAUTIVA CONTROL Y VIGILANCIA EN EL ESPACIO URBANO JOSE MIGUEL 6. CORTES AKAL / ARTE CONTEMPORANEO José Miguel 6. Cortés es doctor en Fi- losotia y profesor de Teoria det Arte en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, Ha sido director del Espai d'art Contem- porani de Castellé [EAC] desde 1998 at 2003. Entre sus dltimas obras destacan Espacios Diferenciates (2008); Gilbert & George. Escenarios Urbanos [2007I; Poli- ticas del espacio. Arquitecture, Género y Control Social (2006); Hombres de Mi ‘mal. Cédigos de representacién y estrate- ‘las de poder de ta masculinidad (2004); Orden y Caos. Una historia cultural sobre lo monstruoso en et Arte finalista Premio ‘Anagrama de Ensayo) (1997); El Rostro Velado, Travestismo e identidad en el arte 19971; y El Cuerpo Mutilado ola angustia cde muerte em el arte (1996). Ha sido edi- tor de diferentes libros como: Bajo los adoquines (a playa. Mutaciones y disiden- cias en la ciudad contemporénea (2007); Cludades Negadas, 1. y Ciudades Nega- das, 2. (2006 y 2007). Iqualmente, ha co- rmisariado diversas exposiciones temati- cas, entre ellas: Cartografias Disidentes, Micropolitcas. Arte y Cotiianidad 2001- 1968; Contra la Arquitectura: La necesi- dad de (relconstruir la cludad; Lugares de la Memoria; Ciudades Invisibles; Héroes aides: Masculinidad y Representacién; © de artistas como Jeff Wall, Pepe Espalid, Gilbert & George o Christian Boltanski centre otros. AKAL ARTE CONTEMPORANEO 28 Anna Maria Guasch Maqueta de portada: Sergio Ramirez Imagen de cubierta: Marble Arch, Lonclres, 2004, Bansky (© José Miguel G. Cortés, 2010 © Ediciones Akal, . A., 2010 para lengua espariola Sector Fotesta, 1 28760 Tres Madtid ~ Espaia Tel: 918 061 996 Fax: 918 044 028 wwwaleal.com ISBN: 978-84-460-2785-0 Depésito legal: M.658-2010 Inypreso en Fernsinclez Pinto (Ma Resenoos todos los derechos. De acura lo diss toe el at 270 del Cig Penal, pods sr asides ‘con pease malta y prvacién de libertad quienes re Jreduzcan sin la preveptiva atorzacion 0 plagien, en todo o en pute, wn obea trata, anistiea 6 cient, jada en etalquier tipo de soporte José Miguel G. Cortés LA CIUDAD CAUTIVA Control y vigilancia en el espacio urbano akel A quien, hombro con hombro, me ba acompaiiado en este viaje. El miedo se ba agudizado, como sugiere el aumento de casas y vebiculos cerrados com Have, la abundancia de alarmas, la gran aceptacion de barrios cercados y seguros entre personas de todas las edades y salarios, y la vigilancia cada vez mayor de los lugares ptiblicos, ademas de las interminables noticias alarmantes que difunden los medios de comunicacién. Nan Ellin Es toda una experiencia vivir con miedo, cverdad? Eso es lo que significa ser esclavo. Blade Runner Lo malo es que, ademds de la insequridad, es posible que también desaparezcan de las calles las principales atracciones de la vida urbana, como ta espontancidad, la flexibilidad, la capacided para sorprender y ofrecer aventura, El susttuto de la inseguridad no es el éxtasis de la calma, sino la maldicién det aburrimiento Zygmunt Bauman INTRODUCCION LA ILUSION DE SEGURIDAD Trazamas el mapa de los pases urbanos con de ite lugares donde no ieé (relat) nuestas cartons anuladas, nuestros temores Dora Ersrews Histéricamente, clos son los temores centrales que organizan los miedos que mol dean la vida en la ciudad, El primero se refiere a la desigualdad econémica (con la vio- lencia y la delincuencia que genera), creando formas de segregacién espacial y diseri- minacién social que han servido para justificar nuevas teenologfas de exclusién urbana, tales como: el establecimiento de diferencias, la imposicién de divisiones y distancias, la construccién de separaciones, la restriccién de movimientos... El segundo aspecto se refiere al desconocimiento de los otros y al temor a la pérdida de identidad personal El ser humano teme todo aquello que no conace, tiene la sensacién de habitar un mi- ccrocosmos rodeadl por el caos 0 el peligro, y pasa los das con la posibilidad de perder todo lo que ha conseguido hasta ese momento. El confort (lo que se posee) y el miedo (a perderlo) han carninado juntos en una sensacién de profunda ansicdad, Segiin Zygmunt Bauman, la incertidumbre respecto al futuro, la fragilidad de la po- sicin social y a inseguridad de la existencia son elementos omnipresentes de nuestra so: ciedad. Por ello, una de las acciones fundamentales del ser humano ha ido ditigida a pre servar el orden y a tener la seguridad de que se iba a mantener lo obtenido frente alas incursiones provenientes del exterior. Un exterior caracterizado con las facciones de de- sorden y de inseguridad, Un exterior gue en cada momento ha tenido unas caracteristi- cas diferentes y unos rasgos distintos (en un momento hist6rico pudieron ser cemonios, en otro se crefan que eran bests, mis adelante se les denominé barbaros, después...) pero siempre enemigos, siempre los «otros». Contra estos «otros», que representan Ia fragilidad y la precariedad de la existencia cotidiana, todas las sociedades se han dotado de miikipies argucias ¢ instrumentos defensivos que permitieran preservar y mantener Jo adquirido, lo que ya de modo natutal se considera como propio (se refiera eso a cues- 8 La cpap cavriva tiones de tipo geogrifico, social, econémico, cultural o ideolégico). Ast pues, cualquier clemento de viesgo debe ser climinado para procuramos un lugar confortable en un mundo que se nos antoja amenazador e inseguro. ncertidumbre y la confusién se han incrementado por la rapidez de los cam bios de las iltimas décadas, tanto los de cardeter econémico (globalizacién, movilidad -gcogtifica, nuevas tecnologias de informacién...) como, y muy especialmente, por el desarrollo de la diversidad cultural en la vida ordinaria de las ciudades. La evolucién social est originando muevas estructuras politicas y culturales, nuevas maneras de en: tender el mundo, y también nuevas fuentes de temor. La rapidez de estos cambios y transformaciones introduce elementos que anteriormente no existian y ocasiona cier ta pérdida de control que antes no se contemplaba, lo cual trae asociada una nueva suerte de inseguridad que leva al ciudadano medio a vivir en una situacién de cons: tante desconfianza, desproteccién y miedo. Paulatinamente se ha ido debilitando la certeza de las ideas, de las creencias y de la posibilidad de un futuro mejor y una con. vivencia plural. Se estin incrementando (consciente ¢ inconscientemente) las apren- siones y las premoniciones siniestras, la angustia y la fragilidacl; nos vemos y nos sen. timos profundamente vulnerables y buscamos chivos expiatorios sobre quienes ditigir a agresividad que nos provoca un temor generalizado y cad Asi, el miedo (la proteccién frente a los «invasores») es un factor cexpulsar 0 excluir a cualquiera de la sociedad y para (reorganizar el espacio piblico y privado, Las ciudades, ls aglomeraciones urbanas y sus transportes colectivos han pasa- do de ser lugares mis 0 menos seguros, a convertirse en una de las eauss principales de los peligros ¢ inseguridades. Por ello, en estos momentos se potencia la capacidad que po- seen las estructuras espaciales de aslar, excluir, rechazar, ofrecer resistencia, camuflar,ab- sorber... todo aquello que pueda dar lugar a cualquier tipo de ansiedad. De este modo, se pasa del parque pablico al pequefio jardin dentro de casa, de la plaza comin al centro co- mercial, de la calle a las galerias privadas, del barrio abierto a la urbanizackin cerrada... Asi, en los itimos aiios, la obsesién por la tranguilicdad nos est levando a evitar cual quiet telacién con el entorno més préximo. La ciudad como espacio libre esti siendo di vidida, estructurada y controlada por las fuerzas del orden (piiblicas y privadas), con el {inico objetivo que hoy parece prioritario: garantzar la seguridad siempre y en cualquier ‘momento, Algo que jams se podri conseguir y que, por tanto, nos lleva ~cada dia a ma yores cotas de control y vigilancia. A cada medida de seguridad que se toma aumenta la sensacion de peligro en la que se vive, ninguna medida es suficiente, ningiin acto bastan te seguto; bien al contraio, los emores se perpetian, aumentan y adquicren cada vez na yor protagonismo, Cada cultura, cada sociedad, cada pueblo ha scflado y erigido unos limites fisicos bien precisos mediante empalizadas,fos0s, muros, perros adiestrados, ba tetas, fronteras, cimatas de vigilancia, guardias de seguridad o setos floreados imposi- bles de salvar... los cuales tenian y tienen la misma funcién, guardar lo «propio» de las -«contaminaciones» externas, de los extranjeros o diferentes (aqui, sinénimos de raros, desconocids, peligrosos... Sin embargo, se obvia el hecho de que por mucho que se modifique el tazado y la planilfcacién de las ciudades, hay (todavia) un aspecto caracte- tistico de la vida en kas mismas que les confiere plenamente su sentido: las ciudades son los lugates privilegiados de relacién y convivencia con los «lesconocidos. IN TRODUCCION. LA ILUSION DE SEGURIDAD 9 No obstante, nos olvidamos de ello y nos empefiamos en construit un espacio trans parente, estril y neutro donde el ser «normal» es el patrén que hay que seguir y lo di ferente es experimentado como una amenaza. En este sentido, es fundamental la adap. tacién de cada ciudadano al orden social, el cual se realiza no tanto (0 no sélo) a través de una vigilancia constante como mediante la universalidad de los eontroles disciplina rios y la manipulacién de las disciplinas individualizantes, creando asi todo un conjun to de téenicas y de instituciones que se atribuyen la tarea de medir, controlar y corregir aquellos que no se integran en la Norma, que no se homogeneizan con los valores do. minantes y ptetenden preservar sus propias concepciones. En este sentido, y tal como sefiala Kim Dovey, existe una serie de dimensiones planteadas bipolarmente en las gue Ia dialéctica del poder en la ciudad juega un destacado papel. El urbanista austealiano se refiere a aspectos tales como, por ejemplo, la orientacién y la desorientacién (con ellas la arquitectura construye un mapa cognitivo a través del cual orientamos nuestras vides), lo piblico y lo privacl (con lo que se segmenta el espacio de tal modo que cier- tos lugares y cierta gente permanece bajo vigikancia, mientras que otras personas qu ddan més libres), la segregacién y el acceso (a través de fronteras y caminos se crean espacios privilegiados y lugares segregados por razoncs econdmicas, poiticas o cult tales), la naturaleza y la historia (a partir de ellas la arquitectura usa metéforas y cons: truye mitologias y significados para legitimar la autoridad), Ia estabilidad y el cambio (con el deseo de producir Ia ilusidn de permanencia, de orden social establecido y de imposibilidad de cambio), la identidad y la diferencia (que simbolizan y fijan identida des sociales mediante la representacién espacial), la dominacién y Ia docilidad (cn las ‘que la escala o el volumen de los ecificios no son lejanos a las discursos de dominacién € imtimidacin). Estas disociaciones vienen a ejemplificar eémo el contenido metaféri co de la arquitectura simulténeamente representa y enmascara sus asociaciones con el poder, posibilita modos dominantes de pensamiento y experiencia que, muchas veces, ‘no son cognitivamente entendidos, pero si internalizados. Elentomo construido es un medio primario para las técnicas de establecimiento, le gitimacién y reproduccién de una determinada mirada, de una ideologia que organiza ‘cualquier estructura social o vital, desde la casa a la ciudad. Toda autoridad, toda pric: tica de poder, tiene necesidad de establecerse, de seducir y /o de intimidar a través de sus simbolos. El jercicio del poder necesita de una sociedad que se sienta temerosa, in segura y vulnerable; mantenerla asé hace a la gente sumisa y consolida la cticacia del po- der. Sin embargo, no hay que olvidar que la expresién del poder es cada vez menos vi sible, y por ello su influencia es clificil de conocer, de discemnir y de resistr, El ejercicio del poder es paulatinamente més clusivo y mas insidioso, esta en cualquier lugar y en ninguno, es ubicuo, ausente, invisible. Si hace unos aifos la expulsién del miedo de hhuestro entorno se llevaba a cabo mediante ostentosas medidas arquitecténicas, ahora éstas estin siendo sustituidas por medidas mucho mis sofisticadas e imperceptibl Son las protesis tecnol6gicas (cimaras, sistemas de alarmas, controles remotos...) insta ladas en lugares estratégicos que consiguen (0 al menos intentan) mantener nuestro ‘miedo bajo control. A ese perverso juego sin fin, que potencia el miedo y crea, al mis- ‘mo tiempo, miiltiples y diversos sistemas de controlarlo en la urbe contemporinea, se refiere este libro, Un libro que ha sido posible gracias al apoyo decidido de un conjun MIRADAS ESCRUTADORAS EN EL ESPACIO HABITADO. Las cidades extn hechas de deseo y de miedo, Talo Calvino De acuerdo con el socidlogo Zygmunt Bauman, podemos decir que durante la ma- yor parte de su historia, la modernidad realiz6 su trabajo bajo los auspicios de un po- der «pandptico» que imponia la disciplina mediante una vigilancia continua y perma nente. El poder moderno se basa en el derecho de éste a ordenar, a establecer y a xestionar las normas de conducta y a imponer la obediencia a esas normas. Es deci sun poder que asegura su fuerza fundamental en la construceién de un orden me. dante laimposicién de determinadas pautas que son vigiladas, controladas y dirigidas del modo mas despersonalizado, pero contundente, posible. Sin embargo, no podemos pensar que esto ha sido siempre asf, mas bien al contra rio, llegar a esta situacién ha requerido de un largo y contradictorio proceso que el f: lésofo francés Michel Foucault investig6 a conciencia desvelando sus mas recénditos lugares. Asi, y siguiendo sus eseritos, podemos averiguar que a finales del siglo xvii y comienzos del siglo x1x, los vigilantes, los médicos, los psiquiatras, los psicdlogos, los capellanes o los educadores fueron apartando, paulatinamente, al verdugo de la escena central, pues, en esos momentos, el suftimiento corporal y el dolor fisico empezaban a dejar de ser los clementos centrales del castigo 0 de la pena impuesta a los malhecho: res, Se inicia con ello un dificil proceso en el que desaparece el espectaculo punitive y cen el que el sangriento teatro de los castigos deja a actualidad para pasar a ocupar un Iugar en la historia. Mayoritariamente se empieza a poner fin a los largos suplicios y se cera en lo que se ha denominado «la era de la sobriedad punitiva>, De esta manera, con demoras pero de un modo mas © menos generalizado, el castigo pasaré de una atraccién pablica a convertirse en la parte ms oculta de todo el proceso penal. Se tra taba, por tanto, de una nueva estrategia referida a la aplicacién de los castigos, basada no en la dureza de la tortura, sino en la tecnologia politica del cuerpo que busca la va- lidacién de una pena més extensiva y eficaz que se pudiera aplicar por todo el sistema 2 La e1woap cavriy de la sociedad de los elemen- caurado, n fundamental la defen infracciones al orden social in social, y que tenfa como funci lignos» y castigar la tos «a Del teatro de los suplicios a la sociedad disciplinaria Después de la caida del Antiguo Régimen, los suplicios se van diluyendo hasta de- saparecer, de tal modo que, a finales del siglo xvi, comienza a imponerse la urgencia de establecer otros fundamentos en los que lo basico sea el castigo y no la venganza. Es un retroceso de la barbarie que permite la aparicién de un humanismo prerrevolu- cionatio en ef que el hombre se convierte, segiin Michel Foucault, en la medida del poder. Sin embargo, todavia pasar un tiempo hasta que se impongan los discursos claramente reformadores, un tiempo en el que coexistiran tres maneras y modos radi- calmente diferentes de entender la funcionalidad y el objetivo de los eastigos. Un pri mer planteamiento seria la antigua concepcién de los suplicios, que tendria en cl «tea tro del infierno» de Piranesi (1720-1778) su més clara representacién arquitecténica. De este mode, la famosa serie de grabados de Giovani celes (Carceri d'invenzione, de 1745-1761)! es la plasmacién de una suces diosos interiores en los que el artista centra su atencién sobre las enormes masa, re dluciendo y limitando la decoracién superficial en busca dle una claridad estructural que deje ver las lineas basicas de las formas arquitecténicas, Parece ser que pata reali zar estas obras, Piranesi se bas6 en el complejo de la carcel de Mamestino (construida en el 386 a.C. en Roma), un opresivo ¢ insalubre agujero subterrineo en el que se su cedfan diferentes espacios superpuestos, unidos por escaleras, puentes y pendientes, que en numerosas ocasiones se legaban a inunda. Las dieciséis planchas que componen esta serie sobre las cérceles son un conocido conjunto de una arquitectura visionaria, misteriosa y evocadora de un mundo oscuro, basada en enormes estructuras arquitecténicas con envolventes curvas y escaletas en, zigzag. Son escenas contempladas desde un angulo transversal para conseguir la crea- cin de un espacio mayor y con un primer plano vacio, construide con bloques de pic da, articulado con arcos y con Ia presencia de gruesos barrotes en las ventanas y enor- mes limparas suspendidas de las inmensas bévedas. Con una continua sucesién de plataformas, rampas, puentes, pasarelas y galerfas grandiosas, estructuras monumen. tales, planos con apenas ornamentacin o la interaccién de formas y muros angostos, cl artista italiano visualiza una afirmacién enfitica del poder y de su superioridad it trinseca, asi como el empequeiecimiento de los individuos y su sensacién de fragili dad y vulnerabilidad. Al mismo tiempo, y gracias a la utilizacién de lineas de amplitud cambiante, Piranesi sugiere un variado abanico de gradaciones de luwz logrando una importante ilusién de profundidad. Crea una atmésfera en la que se combinan dife- rentes fuentes de luz con el propésito de incrementar el desconcierto del espectador ‘que observa unas relaciones irracionales entre los planos y las superficies colindantes, " Vase WWAA, Pine, Valencia, Consorcio de Muscos de la Generalitat Valencian, 19%, Minanas esceeraponas EX TL Espacio 1, Career dinvenone (Cncel WV), 1761, Pinas (donde apenas hay espacio para puntos de ref cia, estabilidad 0 equilibrio), lo cual nos conduce a itn verdadero descenso a los infiernos. De este modo, la geometria y la perspectiva son los ejes basicos utilizados por Piranesi en la articulacién de unos lu- ares creados para la ceremonia y el espacio de la tortura, prisiones ru de suplicio en las que se lle alizar un cli Una segunda postura serfa una visién con un tre el asilo (locura) o la circel (castigo), y que tend osas y Henas de terror perm carfcter reformador, situa: en algunos de los cuadros m 4 La eiwpsp caurivs ‘mosos de Goya (1746-1828) su plasmacién plistica més interesante, Estas dos obras son Interior de prisién y Corval de locos, ambas dle 1793-1798. Al igual que en los grabados de Piranesi las grandilocuentes arquitecturas eran las protagonistas de sus planchas y el ser humano pasaba casi completamente desapercibido, en estos clos cuacdros de Goya (al igual que en el de Casa de locos, 1815-1819), el protagonismo lo adquiere el grupo en el {que el individuo se difumina, esta negado, no existe, y en el que tan sélo la masa amor fa, compacta, hormigueante (en Ia que se mezclan ciegamente locos, ladrones, enfermnos, asesinos... © libertinos, junto con revolucionarios y otros prisioneros por delitos polit 2. Comal de locos, 1793-1794, Francisco de Goya. 2 Se puede consular el emilogo Goya. El erpricoy le invencin, Madd, Musco del Prado, 1993 Minapas ESCRUTADORAS EX EL ESPACIO HABITADO. 5 03) hegemoniza el centro del cuadro y fa accién que en el mismo se desarrolla, Para Goya, el infierno no existe, ni tampoco las mazmorras ni los suplicios. No hay camino a Jas infiernos ni lugares que los rememoren, todo ello lo reemplaza el pintor espaiiol por Ja masa humana donde cada uno se vuelve similar al otro, se confunde con el otro. Aho- 1 el infierno es, en todos los sentidos, el universo de la indiferencia, Ya no existe la tor- tura como hecho puntual y exeepeional, el infierno ya no es un suplico fisico, sino un especticulo. ¥ el especticulo esta entre nosotros, es permanente, son los otros. Excepto por algunas argollas ycadenas, el corral de los locos y el interior de la pri sion de Goya guardan grandes similitudes espaciales y luminicas, comparten distribu. ciones y confusiones humanas, difuminan por igual rostros y existencias. Y es que el asilo y la prisién nacieron con una pretensidn similar: el deseo de sustracr mirada de la poblacién bien pensante esos «seres infames» que no merecian compartir cl es- pacio con ellos. De hecho, la posterior evolucién de ambas instituciones llevar a que muchos de los que durante los siglos XW y XVII se pudrian en los asilos, un tarde, nutran las prisiones. Uno y otra confundiran las fronteras y compartitin forzo: sos y borrosos intercambios. En estos dos cuadros de Goya sefalados, podemos obser- var la disposicién de unos altos muros que guardan los cuerpos excluidos y que disi ‘olan esas salas rechucidas donde las paredes de los patios se convierten en la ne total del espacio y del tiempo. Paralelamente, esa luz blanquecina del fondo subraya la indefensién del recluido, lo siti mbo espacial que lo saca de la sociedad y de Ja época a la que pertenece. Escenarios enigmiticos poblaclos de figuras insditas en las que late una pulsién de vacio, la negacién del sujeto por la violencia del poder. Al con. trario de épocas anteriores, ha desaparecido la clausura debida a un enorme muro y a una puerta sélida y pesada que imposibilitaban la salida, aqui la tortura adquiere un ca. riicter mucho més psicolégico que fisico, mucho mas moral que corporal. No hay vio- lencia explicita en estos dos cuadros de Goya, la crueldad es més una amenaza que pen. de, pero que no se llega nunca a ejecutar claramente, AL artista tan slo le interes las victimas, no los verdugos. Sin embargo, estos espacios todavia son lugares claustrofébicos, cerrados sobre si mismos. Al contrario de lo que, posteriormente, se entender como espacio discipli- nario (que tiende a dividirse en tantas parcelas como cuerpos a reparti), en estos in- teriores pintados por Goya nos encontramos con unas ageupaciones geupales indeci sas y poco claras. Los individuos se encuentran incontrolados y se producen peleas 0 dlsturbios constantemente, pues los espacios no lleyan a ser realmente funcionales ni analiticos. Aqui no existe todavia una organizacién espacial ni ritmica del tiempo, no existen actividades (repetitivas y graduadas) y, por tanto, no hay fisealizacién ni con- trol posible de las mismas, la dispersién temporal es paralcla al hacinamiento espacial Los centros de reclusin que Goya pints son (a pesar de ser casi contemporiineos) muy diferentes a los de Piranesi, aunque todavia se encuentran muy lejos de esa diseiplina espacial que individualiza los euerpos, los distribuye y los eoloca en lugares que mat- can valores, llegando a transformar las multitudes confusas y peligrosas en individwos orclenados y déciles. Goya es un hombre de su tiempo, un tiempo interesado en di solver los fragmentos ce la noche que se oponen a la luz de una nueva época, por lo gue trata de evitar los espacios oscuros y abandona el mundo fantastico de la mutalla, 16 La ciupap cavriva dela sombta, de lo oculto, de la mazmorra, de toda esa pantalla de oseuridad que im. pide ver las cosas tal como son. Finalmente, aparece en este proceso una tercera posibilidad que se basa en una nue- vva economia penal y que intentaba abrirse paso abogando por la racionalizacién de las penas (y de los espacios donde cumplirlas), con el propésito de conseguir una mayor efi- cacia en términos econémicos y penales. Una eficacia que se entenclia debia resunmirse principalmente en tener una funcién esencialmente didctica, no ser arbitraria ni ambi- ua y orientarse mas hacia el defeeto moral culpable del hecho que hacia el propio deli- to en si mismo. Se trataba de un nuevo discurso situado en las antipodas del Antiguo Ré gimen y que buscaba, fundamentalmente, impactar la imaginacién del espectro social para tratar de disuadirlo de unas précticas que afectan y perjudican ala colectividad. Ha bia que prevenir antes que castigar, el castigo no podia ser un fin en si, es decir, no se de seaba tanto sancionar el pasado como prevenir el futuro. Llegar a entender, bisicamente, Japena como arrepentimiento, eliminando la idea de venganza y teniendo como finalidad tuna operacién correctiva de la almas. A partir de esos planteamientos, la ley se debe apli cata todos los individuos por igual (a igual delit, igual pena), sin ninggin tipo de favori- tismo y con un objetivo claro: estar dirigida al alma antes que al cuerpo. Por ello, y a par tir de las grandes reformas del periodo comprendido entre 1780 y 1820, el enemigo que hay que perseguit ¢s el individuo «anormab», aquel que se excluye de la comunidad, ese ser malvado que lleva intrinsecamente la maldad en su interior. Por estas razones, pode mos observar cémo en un siglo y medio se pasa de la penalidad de los suplicios a un po ler disciplinario que produce la carcel como la forma (y el espacio) por excelencia del ‘castigo modero. Se trata, por tanto, de una nueva técnica de administracién de los hom- bres, en la que el reparto cle los individuos en el espacio, su constante viilancia y, final mente, la construccidn de un archivo sobre el comportamiento de cada uno de ellos son Jas constantes que van a caracterizar ese poder basado en la disciplina. Una diseiplina entendida como el mecanismo de poder mediante el cual se ejerce el control de los individuos, de los cuerpos. Como escribe Michel Foucault: «La diseipl. na no puede identificarse ni con una institucién ni con un aparato; es una clase de po- der, una modalidad para ejercerlo, que comportaba todo un conjunto de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicacién, de objetivos; es una “fisica” tuna “anatomia” del poder, una tecnologia»?, Se trata, por tanto, de una sociedad artiew lada sobre la norma, sobre la permanente clasificaci6n, calificaci6n, jerarquizacién y se leceién de los seres humanos, para lo cual es necesaria una tecnologia cuyo activo fun. damental es conseguir enderezar conductas, fabricar individuos déciles y obedientes Ahora bien, el anilisis de la disciplinas esta intimamente vine listibucién di ferencial de los espacios. Por esa razdn, es la individualizacién med que permite la clasificacién y el control social, no hay poder disciplinario sin una visi bilidad clara en la que se desplicgan y distribuyen los cuerpos. Por tanto, la construc- cidn de los espacios y la consolidacién de las tecnologia disciplinarias estan profunda. mente interrelacionadas, La arquitectuta tendri la funcién de plasmar las exigencias de inte el espacio lo 2 M. Foucault, Vigile y castigar, Maid, Siglo XX 1998, p. 218, racionalidad y de transparencia que tei la nueva manera de ejercer el poder a través de la vigilancia, el control y la identificacién de los individuos, © mediante la es tandarizacidn de su actividad, de sus gestos y de sus actitudes. ‘Asi que se un proceso de anulacién de la multitud en beneficio de una co- leccidn de inividualidades separadas y encauzadas espacialmentey files de contro lar. Es asf como Michel Foucault considera que la arquitectura representa la autoridad y cl orden, y que ¢s la expresién de una sociedad que acta de moclo disciplinatio [Lo] una arquitectura que ya no esti hecha simplemente para ser vista (faust de los pa lacios), ni para vgilar el espacio exterior (geometra de las fortalezs, sino para permitir un control interior, articulado y detallado, una arquitectura que habria de ser un operador para la transformacién de los individuos: obrar sobre aquellos a quienes abriga, permit la pre sa sobre su conducta, conducir hasta ellos las efectos del poder, ofreceros a un conoci- mento, modificaros. El viejo esquema simple del encierroy de la lausura del muro gruc- +30, dela puerta sélida que impiden entrar o salit~ comicnza a set sustituido por el céleulo ‘ce las aberturas, de les plenos y de los vacos, de los pasos y de las transparcncias!. De este modo, el filésofo francés piensa la arquitectura en términos de planifica ci6n espacial y de institucionalizacién de las tecnologias de poder, nos habla de una arquitectura que observa, que espia y vigila, que contiene unos abjetivos terapéuticos y disciplinarios que la dotan de un cardcter expresivo. Desde finales del siglo xvi se ha desarrollado el lento pero importante proceso de domesticacién de la vida social, de normalizacién de los espacios y los comportamientos y de moralizacién de la poblacién, procesos todos ellos basados en técnieas de conttol de los impulsos y de canalizacién de los deseos hacia el ciclo produccién-consumo. Se trata de un proyecto ~de cardcter politico, econémico y social para obtener unas cier- tas medidas de control, de dominio y, también, cle implicacién de los individuos. Es todo un descubrimiento del cuerpo humano como objeto y blanco de poder, un cuerpo que se manipula, se da forma, se educa, obedece y responde. Como el mismo Foucault es cribid, el momento histérico de las disciplinas es el momento en que nace un arte del cuerpo humano, que no tiende dinicamente al aumento de sus habilidades, sino a la for macién de un vinculo que lo hace tanto mas obediente cuanto mis ttl, El cuerpo hu mano entra en un mecanismo de poder que lo explora, lo desasticula y lo recompone. Se entiende ast que son las formas arquitecténicas las que con sus planteamientos espaciales tienen responsabilidad en la observaci6n y el espionaje; una arquitectura vi- silante que tiene objetivos dlisciplinarios y que institucionaliza la tecnologia del poder con el fiti ce reprimir alos individuos, fabricar cuerpos sometidos y ejercitados ¢ im. poner el silencio, La disciplina procede a la distribucién y control de los individuos en dos aspectos fundamentales: el espacio y el tiempo. En primer lugat, organizando un espacio analitico que permita en todo momento saber dénde y cémo encontrat a los di ferentes individuos, instaurando unas comunicaciones ttiles y creando los mecanismos “ide, pF. 18 La ciupay cauriva que permitan vigilar la conducta de cada uno, En segundo lugar, ereanco una ritmica del tiempo que asegure su control y garantice su uso, clescomponiendo el tiempo en tra mites separados y ajustados de acuerdo con el esquema analitico, De este modo, Ia dis. ciplina organiza espacios complejos que son funcionales y jerérquicos a la ver, indica lotes y garantiza la obediencia de los ind na mejor economia del empo y de los gestos. Para ello, y segtin explica Michel Foucault en su famoso libro Vigilar ycastigar, las ciudades han ereado lo que él denomina «rcticulos disciplinarios», que potencian procedimientos de individualizacién para ma cexclusiones, mediante tuna division binaria diferencial (tales como loco-no loco, peligroso-inofensivo, normal anormal, etc.), a través de instituciones disciplinarias que se atribuyen como tarea fun- damental medi, controlar y / 0 corregir a los anormales. Ya no es necesario recurtit medidas de fuerza para obligar a actuar o a cambiar actitudes, la fuerza esta ahora en tun poder coerctivo que tiende a lo ineorpéreo y basado, cada vez mas, no sélo en de terminadas instituciones, sino también en procedimientos disciplinarios que vertebran toda la vida social. Unos procedimientos dominados por sus efectos de poder que pro- Jongan los propios individuos, al conformarse como uno més de sus engranajes. Es en este contexto conceptual donde alcanza todo su sentido el modelo carcela- rio, «el lugar donde todo se ve» o el Panéptico de Jeremy Bentham. Jeremy Bentham (1748-1832) fue un fil6sofo y reformador social briténico que vivi6 en una época de importantes cambios sociales, politicos y econémicos (la Revolucién industrial, con las, enormes transformaciones que trajo consigo en todos los campos), como por ejemplo el desarrollo de la clase media o las revoluciones sociales en Francia y Alemania. En 1787 public una serie de textos en los que explicaba su «Panopticon and Inspection House», una nueva clase de prisién que nunca se Ilegé a construir, pero que ha teni- do una gran influencia en lo que posteriormente se ha conocido como «el poder de la mirada», Su propuesta iba mais all de las propias prisiones y estaba concebida para todo tipo de instituciones donde fuera necesario el control de un gran ntimero de per sonas, Bentham ide un edificio cilindrico en torno al cual estaban distribuidas las cel- das individuales que albergaban a un solo prisionero totalmente aislado de los otros reos, a los que no podfa ver ni escuchar, Todas las celdas er del inspector, instalado en una torre central que tenfa la funcién de contener los asun. tos administrativos y era el emplazamiento desde el cual los guardias podian observar cada celda sin ser vistos por los prisioneros. Como el propio Bentham escribié: «La ins. peccién: este es el principio tinico para establecer el orden y para conservarlo; pero una inspeccién de un nuevo género, que obra més sobre la imaginacién que sobre los sentidos, y que pone a centenares de hombres en Ia dependencia de uno solo, dando a este hombre solo una especie de presencia universal en el recinto de su dominio» De este modo, el Panéptico se convierte en la primera de las arquitecturas para la vi visibles a la observaci » Anterior «J Bentham hay qe sala «John Howard (1726-1790) ys importante encuesta slo ls pi siones que fue publica cn 1777 com lula de The State ofthe Prizns on England and Wales, with Preliinary [Obrervitionsand.an Account of some FarergnPrisont and Hospital, pb sida consierala conv el veradera Inicio de las refoumas penitencivias, J, Bentham, EI Panépticn, Madd, La Piquesa, 1989, p33. MInADAS FSCRUTAMORAS EN EL ESPACIO HaBtTAD 19 gilancia y supone una ruptura decisiva con las modalidades del castigo. Repensando la forma arquitectonica, renovando la distribucién espacial y revisando su finalidad, se deja atrés la noche del calabozo por una transparencia panéptica Asi, el control se mant jas la sensaci6n constante que ten tos de ser abservados por ojos que no podian ver; basado en la obs asimétrica Wa 3. Diseo par el Panéptico, 1791, Jesemy Bentham, 20 La cpap cauriva creaba, mediante una tecnologia de sometimiento sutil y calculado, la incertidumbre ‘como medio de subordinacién, lo que a su vez produeia la enttega del reo, Al no saber sieran observados © no, pero obligados a suponer que lo eran en todo momento, la ac titud de obediencia constante era la Gnica opci6n racional que le quedaba al personal cencerrado, El objetivo buscado era que los reos interiorizaran las reglas, que ellos mis mos se autocoaccionaran en el momento de actuar, que se autodisciplinaran «volunta: riamente». Esta situacién era posible por el marcado carictet funcional y extremada. mente prictico que tenia cl edificio en cuestién, asi como por la colocacién de las vventanas, que posibilitaban que los prisioneros estuvieran siempre a la luz, mientras ‘que los guardas petmanecian en la oscuridad. Y ambos estaban bajo el control del di- rector, que eta el tinico que tenia todo bajo su vigilancia, «Invisible el inspector reina como un espiritu [...J. Esta casa de penitencia podria llamarse Pairéptico para expresar con una sola palabra su utilidad esencial, que es la facultad de ver cow wna mirada todo cuanto se bace en ella». El director (como Dios) veia sin ser visto, cra invisible, omni- presente, nada ni nadie puede escapar a su mirada escrutadora y todopodeross, La im- punidad es imposible, el vigilante (al gual que ocurre en Nosotros, la famosa novela de ‘Yevgucni Zamiatin) lo sabe todo y es incognoscible. De este modo, la cuestiOn esté planteada en términos de poder, de un poder, eso si, «omnicontemplativon. La propuesta de Bentham representaba el establecimiento de un sistema de orden racional y eficiente que venfa a sustituir el castigo corporal y la ¢jecucién pablica; « partir de ahora, la mirada iba a ocupar el lugar que anteriormente estaba reservaco al castigo corporal. Vigilar, no tanto para eastigar como para reformar, para enmendar. Estas ideas eran la expresién del deseo de una reforma legal més humanitaria y de la gradual emancipac de la burguesia del Antiguo Régimen. A partir de 1830, la pla- nificacién panéptica del espacio se convertira en Ia idea predominante para la cons- trucci6n de las carceles de la época. Se confiaba en una progresiva labor para la recu- peracién del delincuente, pues se apostaba plenamente por el poder de la raz6n para la resolucién de cualquier problema Conviene recordar s nariamente los objetos « que deben mirarse en toda institucion de esta clase: retraer de la imitacién de los delitos con el ejemplo de la pena; prevenir los delitos de los presos durante su cautividad; mantener entre ellos la decencia, con- servar su salud y la limpieza, que es parte de ll; estorbar su fuga; procuratles medios de subsistencia para el tiempo de su soltura; darles las instrucciones necesarias; hacer- les adquirir habitos virtuosos. Jeremy Bentham concibié una «arquitectura morab» como el lugar para la fabrica cin de la virtud, y por ello trazé unos planes que se corresponden tanto a una con. cepeidn moderna de la sociedad y de sus métodos disciplinarios como a una influencia ta de la llamada «Arquitectura de la Revolucién», especialmente de los dibujos de Claude Nicolas Ledoux y Etienne-Louis Boullée, Ya han quedado atrés las monstruo- Biden. p37. Biden, pA, MInaDAS ESCRUTADORAS EX EL ESPACIO HABITADO. ai crceles de Piranesi y as escenas de ls asilos y as celdas pintadas por Goy se trata de un nuevo método para la administracién de los diversos grupos sociales a través de la instrumentalizacién de la diseminacién del poder y el conttol medi Vigilancia. Con la propuesta del Pandptico se sientan las bases de un nuevo poder mis descentralizado, més anénimo, mis difuso, mas impersonal y omnipresente. Todos, vi- silados y vigilantes, se ven involucrados en esa nueva organizacién social perversa que, basada en la desconfianza generalizada, provoca una interiorizacion de la falta, un mo- delo penal incorpéreo que va a dar pie, en las sociedades contemporéneas, « los mis sofisticados procedimientos de control social, Por todo ello, lo realmente importante (mis allé de que el Pandptico de Jeremy Bentham no se legara a construir dada su complejidad)? es comprencler eémo los me- canismos pandpticos, entendidos como sistemas dpticos y arquitecténicos, se han con- vertido en una metéfora insuperable del poder de la vigilancia en el mundo actual {«sonria, le estamos filmando») y han tenido una importante influencia en las organi- zaciones de las ciudades y en muchos de los edificios posteriormente construidos. De- bemos separar la idea del Panéptico de cualquier uso especifico limitado a recintos aislados y separados de la sociedad, tales como cétceles u hospitales, para entenderlo como un claro exponente del desplazamiento de una disciplina excepcional para seres proscritos a una vigilancia generalizada al conjunto de sectores sociales. Se trata, por tanto, de crear unas estructuras que ayuden a repartira los individuos, distribuirlos es- pacialmente, educar su cuerpo y codificar su comportamiento para volver a las perso- nas déciles y tiles, Se da asi el paso hacia una arquitectura que no se plantea solo para ser vista 0 para ordenar un espacio exterior, sino para ser un operador activo en la transformacién de los individuos y permitic su control articulado para conseguir que Ieguen hasta ellos los efectos del poder. Ciucades jerarquicamente estructuradas, me. diante la implantacién y distribucién de los cuerpos en el espacio, y ampliamente vi- giladas, aunque de un modo discreto y sutil; son la distopia de las ciudades «perfecta- mente gobernadas». En este sentido, una visién profundamente desoladora sobre una sociedad basada absolutamente’en la razén y en la que no hay lugar para la disidencia, ¢s la que Yev- gueni Zamiatin (1884-1937) escribi6 en 1920, aunque fue prohibida la publicacién en su pais (la URSS) hasta 1988, en su novela mas famosa, Nosotros. Aqui se describe, de tun modo bastante minucioso, la arquitectura politica y espacial de un amplio sistema totalitario, un universo claustrofébico en el que cada individue esta condicionado por un implacable aparato autoritario: «Viva el Estado Unico, vivan los ndimeros, viva el ° La epandpticn» prisién de Arnhem en Holanl, un eifci consteuido cn 1882 con as mis puro prin ios simides por Jeremy Bentham, fx renova cn 1979 pore arqutecto Rem Koolhaas, en plates un pro importante cambio programitio eidealiyico en as fnciones de a pr ‘in (sin destruir un edificio queelarquitectoholandés consideraba de significado interés, Aso dos princpios puesta de renovacin que sgnifiaba cen los euales estaba basa la prsin una vsin cenealizada y un confinamieno sltaro, han sido pst fue 1a de us0 0 inlasorevertdos pore cambio cultural Se wata dela eancelacin de ls antiguas funcones pan tics, es decir, cons lee ental de ee apaato cle avs total y reves el coran del sistema csciplinario nel cual se ascntaba 2 La civpap exuriva ry \ 4 fa 4. Gruff. Lone, 205, Bans: Bienhechor!». Una sociedad en la que el poder politico se mantiene mediante la vigi lancia constante y precisa de todos y cada uno de los ciudadanos, 0 mejor «nimeros», que la habitan. La comunicacién, eje central de toda la estructura social, es regulado- ra, dominance y monodireccional; como lo es la estructura arquitecténica de las vi das y de Ia sociedad en general que en ella aparece relatada: la ciudad es una «ciu: dad de cristal» donde todo es observado y analizado, donde todo deviene transparente para el gray o7o controlador. Como explica uno de los personajes centrales, «vivimos siempre ala vista de todos, eternamente baiiados por Ia luz. No tenemos nada de que ‘ocultarnos. Ademas, ello facilita la dificil e importante labor de los Guardianes. De no ser asi, podrian suceder muchas cosas!>", Mediante las «Tablas de las Leyes» y las «Tablas de las Horas» se organiza hasta el Sltimo acto y minuto de la vida de los «nximeros»: cusndo y eGmo trabajar © comer 0 salir de paseo o dormir, eas calles estrictamente rectas, el cristal de las calzadas rega do por los rayos del so, los paralelepipedos divinos de las viviendas transparentes, la cuadrada armonia de las filas de ntimeros grises azulados». No existen los momentos incontrolades, no se conciben las acciones espontineas, ni mucho menos la idea de vida privada ni de intimidad; el «yo» ha dejado el lugar al «nosotros» y la existencia "Y. Zaminin, Nosotros, Barcelona, Tasquets, 1991, p24 MinaDAs escRUTADORAS EN EL ESPACIO HABITADO x transcutte sometida a la inflexible autoridad del Bienhechor. Se ha creado un mundo l6gico y tertiblemente racional donde el color blanco, el cristal y el acero son los mate: riales que conforman los marcos que dan cobijo a esos «stijetos-ntimeros uniformiza dos y carentes dle personalidad. ‘Toda es sencillo y reglamentado en una ciudad cons truida como un montén de bloques de hielo donde las avenidas son rectas y permanecen desietas gran parte del dia, una ciudad que ha erigido un inmenso muro que la salva guarda del mundo salvaje y donde sélo se valora aquello que se considera itil, puro y verdadero como lo son las méquinas, las f6rmulas racionales o la disciplina, Como con cluye el nvimero D-503 (el narrador principal de la novela) en la ikima pagina: zhay, des sgaciadamente, muchos ntimeros que han traicionado la razén, Sin embargo, estoy con vencido de que venceremos porque la razén debe vencer n dle formas limpias y racionales de control social (los modos del Pandptico se infiltran en todos los estratos de la vida cotidianal resume las disciplinas sociales de la modernidad. La visibilidad se convierte en una trampa en la que la multitud es reemplazada por una scrie de individualidades sepa radas, poniendo en pie una tecnologia del sometimiento sutil y calculado en la que, como escribe Michel Foucault, la gran modificacién planteada en la época moderna fue entender «que la perfeccién del poder tiende a volver initil la actualidad de su sea permanente en sus efectos, incluso si es dis >>". Unos métodos disciplinarios que conforman y recorren sin interrupci6n toda la estructura social, consiguiendo convert a los propios individuos en engranajes de su propio mecanismo. Es una tecnologfa politica que induce al individuo a un estado de visibilidad pi manente y que asegura el funcionamiento automatico del poder, una tecnologia que se utiliza sin ruido, que sutilmente se incrusta en las actitudes y en los habitos persona les. El objetivo es conseguir que el individuo se sepa siempre bajo control, al tiempo ‘que modifica las m ‘ociales de relacionarse y origina pricticas que tratan de con- vertir la multitud inconexa e indiferenciada en una coleccién de individuos reconoci bles y marcados. Y esto mediante un poder omnipresente, pues sabes que te estin ob- servando, pero invetificable, pues no sabes ni de dénde ni cuindo ni eémo. Se trata de un poder que ya no basa su fuerza en la represin exterior, sino en algo més incor pétco pero mis efectivo como es la propia coercién, cl propio sometimiento; un po der que consigue, al estar difundido en el cuerpo social y sin otro instrumento que una arquitectura y una geomettia, actuar directamente sobre el individuo, haciendo posi ble que cach persona se convierta en su propio vigilante Y ésta es una posibilidad que se encuentra presente de forma tipica en todas las ins- tituciones de la modernidad, en todos sus contextos administrativos. El panoptismo (ver sin ser visto) encontré en las prisiones su lugar privilegiado de realizacin, pero re- formulando algunos de sus objetivos fundamentales (tales como la vigilancia y la ob- setvacién, la seguridad y el saber, la individualizacion y la totalizacidn, el aislamicnto y la transpatencia), podemos pensar que lo son también del modelo de sociedad y de ciu- Como podemos observar, la introducei jercicio [..] Hacer que la vigilanci °* M. Foucaul, Vier yeastigy et, p, 208, 24 La cpap cavrivs dad que el poder esta interesado en construir. Lo que para Jeremy Bentham piraci6n, para Michel Foucault es una realidad social: el principio pandptico c do en paradigma de la red disciplinaria de la sociedad modema. ¥ ello es posible por que su fuerza reside en ejercerse espontineamente y sin aspavientos, en que sustituye Ja violencia o la coaccién externa por la disciplina interna. El panoptismo trataria de crear una institucién disciplinaria perfecta, difundiéndose en el cuerpo social de forma gencralizada, para conseguir una sociedad atravesada completamente por mecanismos diseiplinarios (la viglancia jerérquica, el registro continuo, el juicio y la clasificacién pespetuos) y dominada por sus efectos de poder que prolongamos nosotros mismos. ‘a, métodos disciplinarios y procedimientos de examen para convertir a los individuos en seres déciles y tiles. En esa sociedad diseiplinaria que Michel Foucault plantea, el poder funciona no tanto a través de la represién del deseo como me: la clasficacién, tabulacién y organizacién de ese deseo, y en ello juega un papel muy importante la organizacién de la ciudad y de sus formas arquitecténicas”. Es cierto que la relacién de la arquitectura con el comportamiento social es com pleja y lena de interacciones. Mucha gente considera que el entoro arquitecténico, y 5. Baio de Gran Breas, 2006, Consiese J. M. G. Comtés, Politica del espacio, Arguatectue,géner contol social, Barcelona, Acar © Instoto de Arquitectra Avanzada de Catala, 2006, MIRADAS ESEXUTADORAS EN EL ESPACIO HABITADO 2 su papel en la configuracién de la vida de eada dia, no se discute, se da por sentado y se considera incuestionable. Esa incapacidad de cuestionamiento es lo que convierte @ Ja arquitectura en una de las estructuras ideol6gicas y una de las representaciones del poder mas eficaces y poderosas. Algo de ello queria subrayar Pierre Bourdieu cuando esctibié que: «los efectos ideoldgicos de mayor éxito son aquellos que carecen de pala- bras y no demandan mis que un silencio cémplice»®. La autoridad tan sélo es tolera- ble si posce la habilidad para esconder sus propios mecanismos y consigue hacer pasar por bien general aquello que no es més que la legitimacién de su poder. Como hemos venido argumentando, ya no se trata de una relacién de poder basada en Ia dominacién evidente de una persona sobre otta, sino de un concepto de poder disperso a través del ‘cuerpo social y que utiliza las propias capacidades del sujeto para su propia represién. Un poder capaz de construir sujetos déciles y operar mediante pricticas sociales y es- paciales que se propagan a todos los rincones de la experiencia vital, un biopoder que controla al sujeto en profundos niveles bielgicos, disciplina sus gestos corporales, sus habitos y deseos. ¥ en todo este proceso es fundamental la complicidad de la arquitec tura (ya que la organizacién del espacio y del tiempo posibilta la estructuracién de la disciplina corporal) para elaborar diversas téenicas que consigan fijar ala gente en lu ares precisos y reducirlos a un cierto niimero de gestos y habitos. De hecho, la expe- riencia prictica del cuerpo en el espacio es la primera relacién desde la cual todas las demis concepciones del espacio son construidas. Nuestro concepto de espacio emerge de la accién, de una cierta posesién del mundo por el propio cuerpo. Esta dimensién espacial del poder se da, como deciamos anteriormente, de forma havto evidente en instituciones disciplinares (hospitales, escuela, fabricas,asilos, pri sioncs...), pero con tendencia a extenderse a toda la sociedad. La arquitectura crea ‘unos lugares donde se desarrolla nuestra existencia cotidiana, establece un orden y ori gina unas fronteras que conllevan la construecién de un mundo determinado y la ma- nera como Io vemos. De este modo se ayudan a construir y reproducir las relaciones de poder, a reflejar las idemtidades, las diferencias y las pugnas de sexos, razas, culta- ras, edad y / 0 clase social. Generalmente, cuando hablamos del uso del «poder» so Jemos referirnos a la capacidad que poseemos para definir y controlar las circunstan cias y los acontecimientos que pueden influir para que las cosas funcionen en la direccién de nuestros propios intereses. La utilizacién de ese poder puede adquitit ci vversas formas, desde la mas sofisticada, la sedueci6n, a la mis persuasiva y estable, la autoridad, pasando por la mis agresiva, la coerci6n, o la mas intrigante, la manipula. cidn, Ahora bien, lo que no hay que perder de vista es que el uso del poder tan s6lo ¢s tolerable durante un cierto tiempo y si éste consigue enmascarar una parte impor tante de s{ mismo; es decir, que su capacidad de seduecién dependera en gran medli- da de su habilidad para ocultar sus mecanismos y propésitos. Y, en este sentido, de cara a entender el papel que juegan tanto las diferentes tec nologias del poder como la actuacién del propio ser humano en su permanentizacién, ces muy interesante revisar la pelicula El experimento, divigida por Oliver Hirschbiegel > P. Bourdien,Ontline ofa Theory of Pate, Londes, Cambridge University Press, % La ciepap eavriva en el aio 2001. La pelicula esti basada en el libro Das Experiivent: Black Box, escrito por Mario Giordano que, a su vez, se inspira en el experimento de simulacién de en- carcelamiento programado para dos semanas (aunque tan s6lo duré seis dias dadas las complicaciones agresivas surgidas), en el verano de 1971, en la Universidad de Star ford (California), por el Dr. Philip Zimbardo'', Aunque existen diversas diferencias ceme el proyecto de investigacién psicolégica y la ficcién construida por el director aleman (sobre todo la pronunciada violencia que llevaré a la muerte de un voluntatio), también es cierto que los aspectos centrales del estudio aparecen claramente refleja- dos en la pelicula La accidn se inicia a partir de un anuncio en la prensa solicitando voluntatios para tuna investigacién remunerada, Numerosas personas contestan al anuncio y unas vein. teson elegidas para participar, durante catorce dias, como cobayas para analizar pau. tas de comportamiento referidas al uso del poder y el acatamiento del mismo. Asi, hombres de muy diversas profesiones (electricista, profesor, taxista, quiosquero, tra bajador de acropuerto...) son divididos en dos grupos: uno de doce prisioneros y otro de ocho guardias, ambos obligaclos a comportarse como tales. La investigacién parte de la idea de cémo personas aparentemente enormales» y no agresivas pueden con. vertirse en seres violentos y sidicos o en individuos débiles y deprimidos, dependien- n ese espacio construido speci para la ocasién. Un espacio austero, limpio, sin ninguna concesién ornamental y muy iluminado, al tiempo que cerrado y un tanto angustioso y asfixiante. Un espacio, pin- tado de blanco y colores vivos como el naranja, que tiene su perimetro totalmente con- trolado durante las veinticuatro horas del dia por numerosas cémaras de television. La idea es que nada de lo que alli ocurra escape a las pantalla de vigilancia EI primer acto de esta experiencia es que cada grupo se vista y adquiera los ins- trumentos propios de sus respectivos roles: camisas azules, plaeas y portas para los agentes (lo cual les dota ya de una determinaca autoridhd). Por el contrario, alos p sioneros se les da para vestirse jinicamente una especie de saco blanco sin derecho a do del rol que se supone deben desempeitar Imente ropa interior; tambien se les asigna un niimero con la prohibicién expresa de no utili zar nunca su nombre propio, con el fin de que no olvidaran «quiénes eran y dénde es taban» en ninguna citcunstancia, privindoles de todo elemento de identidad personal. En el segundo acto de la pelicula los guardas crean un eédigo de normas por las que se va a regir el comportamiento general y que deben ser cumplidas sin responder, si ido. Reglas absurdas ligadas a castigos y vejaciones para afirmar no se quiere ser cast el poder absoluto de unos y la sumisién e indefensién de otros. En este sentido, es un buen ejemplo la reglan.° 5 impuesta por los guardas, que dice: «Hay que acatar cual- uier orden del carcelero», la cual les dota de carta blanca para imponer y mantener clorclen instaurado por ellos mismos. Después de varios dias de confinamiento, los re clusos actuaban con una gran conformidad ante la suerte que les habia tocado, los uardas lograron el control total de la prisién e impusieron Ia obediencia ciega de casi todos los reclusos. Ante la sumisién completa de los presos, los guardas iban actuan- Para una ampli informacidn sobre est investigaicn constese a pigina web: wor:priscnexp ons. Or

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