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Resumen: ~Las ciencias? —Eso es en la calle Paul Bert, ciudadano...* Daniel Raichvarg La historia esté llena de ensefianzas. Daniel Raichvarg resucita los entu- siasmios y las ilusiones del siglo xx, donde, en relaciones complejas, se cruzan ciencia e ignorancia, vulgarizacidn y pedagogta, politica y Iabo- ratorio. Evoca asf |: figuras contradictorias de Victor Meunier, Emile Giffard, Mme. Fouillée y Paul Bert. Entre la libertad de la investigacién y las exigencias de la moral, la odiosa experimentacién sobre el hombre y la curiosidad cientifica, Bert da, en 1884, una tragica voz de alarma. Palabrasclave: Historia de las ciencias siglo xax, experimentacién, divul- gacién cientifica, fisiologfa, pena de muerte, Paul Bert. “Esta por el movimiento hacia adelante, sin reposo ni tregua, has- ta que la préxima etapa haya sido alcanzada, es decir, hasta que el bienestar y la instruccién universa- les se logren? ; Hace parte usted de esta gran y pacifica conspiracién del progresoen Jared indestructible que cubre ahora al mundo?”. Y Victor Meunier pregunta: “;Toma el parti- * autorizacién del autor. do de las Luces?”. Hay que decir que, a las Luces, Victor Meunier (1817-1903) las conoce, las busca y quiere que los ciudadanos Jas bus- quen con él, las busquen y las reci- ban. A los dieciséis afios, cuando trabajaba como comisionado, los azares de un paseo lo condujeron al Museo de Historia Natural, don- de Isidore-Geoffroy Saint-Hilaire Traducido del francés por Diana Luz Ceballos y Jorge Marquez Valderrama, con la amable 176 daba un curso. El joven Victor se apasiona: se vuelve alumno y amigo del sabio y se hace conocer répi- damente por sus articulos en L’Echo du monde savant. Su ca- rrera de escritor y periodista esté marcada por un doble interés por laciencia y la politica. Colaborador del érgano de difusién furierista La Phalange, luego de La Démocra- tie pacifique donde, de 1848 a 1851, defiende sus convicciones republicanas, se ve obligado, des- pués del golpe de Estado de Na- poleén III, a renunciar a su activi- dad militante. Entra entonces a La Presse y contintia su trabajo de publicista cientifico, empapando su pluma en el vitriolo para hacerse matasiete de la ciencia oficial, aca- démica, poniéndose a la cabeza de un movimiento en favor de una re- piiblica de las ciencias, que él defi- nié en su Apostolat scientifique (1857): “Antorcha de los espiritus, directriz de los brazos, lacienciatie- neala vezel lugar de la Iglesia y del Estado. No porque forme una cas- taouna clase, un cuerpo exterior y superior a la Nacién, jno! gDénde reside esta doble soberana? ;Que nos muestre su palacio y sus guar- dianes! Ella reside en todos los es- piritus”. Pero esta repiiblica de las ciencias no es una ec indivisible... Tres ejemplos —hay otros—, para tres avatares: lo alto hacia lo bajo, lo bajo contra lo alto, lo bajo con lo alto. Historia y Sociedad 9 Los sabios hablan a los ignorantes En su versién “tercerareptblica”, ¢] ciudadano tiene derechos y de- beres. Sus derechos son: la libertad individual, la de conciencia, la del trabajo, la de asociacién, est tam- bién el derecho ala instruccién y a laeducaci6n y, por supuesto, el de- recho al voto. Entre sus deberes, se destaca la obediencia a las leyes, el servicio militar, la devocién y la fi- delidad a la bandera, la disciplina y Ja obligacién de pagar los impues- tos. ,Cémo van las ciencias a elu- dir este juego de derechos y de de- beres? ;,Son harina del mismo cos- tal Ja constatacién del hecho y la recoleccién de impuestos? Tras la satisfaccién del derecho ala instruc- ci6n, por ejemplo, se sabe que nu- merosas obras tienen por objeto constnuir el compartamiento del ciu- dadano de esta época, formarlo moral y civicamente. Le tour de France par deux enfants,’ escri- to por Madame Alfrede Fouillée (alias G. Bruno), publicada en 1877, antes de que las leyes escola- res fueran publicadas en edictos,con un niimero muy impresionante de ejemplares difundidos (8.400.000 hasta el presente, o sea 80.000 por afio, 3.000.000 los diez primeros afios), refleja y moldea, para una Madame Alfrede Foullée, Le Tourde la France par deux enfants Daniel Raichvarg buena parte y mas que ninguna otra obra, la conciencia colectiva fran- cesa de fines del siglo xix. El “libri- to rojo de la Republica”, como lo califica Mona Ozouf, se presenta como un “libro de lectura corriente con 200 grabados instructivos para lecciones de cosas”. Al poner, en escena la historia de dos nifios, André Julien, invita a los jovenes lectores a una identificacién con los dos héroes, para que compartan con ellos los mensajes que les son diri- gidos en el transcurso de los episo- dios —jcasi las estaciones de un camino escalando el monte Fran- cia!—. En cada ocasién, se habla de grandes hombres, especialmen- te de grandes sabios, quienes “han hecho la riqueza [del] pais” y fun- dado la potencia de Francia, gra- cias a su trabajo, su coraje, su te- nacidad y su genio: Monge, Buffon, Bernard de Jussieu, Ambroise Paré, Descartes, Fresnel, Lavoisier y Pas- teur hacen parte de esta galeria de retratos, que contribuyen a glorifi- car la patria, Algunas oraciones caracterizan la construccién de la imagen del sabio, necesaria para la unificacién de la Nacion: Desde su primera juventud, Lavoisier mostré un gusto muy profundo por las ciencias (...] Se [le] deben numerosos des- cubrimientos: fue quien prime- TO supo encontrar los gases que componen el aire que res- piramos, los elementos que for- 177 man el agua que bebemos Al mismo tiempo que se ded: caba a todos estos trabajos por amor ala verdad y a la ciencia, emprendi6, con fines humani- tarios, un montén de otros es- tudios [...] Hizo experimenta- ciones malsanas y peligrosas con los gases que escapaban de las fosas de Jos retretes y que, a menudo, causaban la muerte de los trabajadores. El] mismo cuenta sus experiencias con una noble sencillez y expone todas las precauciones que los trabajadores debian tomar para evitar accidentes. Infelizmente, una Muerte prematura detuvo al gran Lavoisier en medio de sus trabajos. Era la época san- grienta de 1794, cuando Fran- cia, atacada por todos los cos- tados, desde adentro y desde afuera, no sabfa ya distinguir amigos de enemigos. Lavoisier, quien habja ocupado un puesto en Jas finanzas, fue acusado como muchos otros. El mismo, seguro de su inocencia, en lu- gar de huir, fue noblemente a entregarse como prisionero. Pero, envuelto en una condena que golpeaba a la vez a culpa- bles ¢ inocentes, murid en el cadalso. Pasteur aparece en la edicién de 1906 del librito rojo (diez afios des- pués de su muerte), en el epilogo afiadido de nuevo al texto original, como simbolo perfecto del cientifi- co francés: “Tan sabio como bue- no, particularmente venerado, ani- 178 maba a quienes tenfan el deseo de instruirse y sus descubrimientos be- nefician no solamente a Francia, sino al mundo entero”. La que domina es la voluntad ecuménica. Ahora la Reptiblica requiere de cientificos, el progreso es bueno para todos, por simismo, y todo el pueblo se bene- ficia de 1. Derramémoslo: delo alto hacia Jo bajo. Los ignorantes contra les sabios Separandose de esta filantropia cientffico-nacional, un segundo ava- tar aparecié hacia 1830. Es laidea de que la “emancipaci6n social pasa por ciertas formas de apropiacién popular del universo intelectual” y, amas precisamente, “la apropiacién de la ciencia”. Jacques Ranciére precisa que esta tradici6n es debi- daa “encuentros de hombres y de ideas, a veces en el marco de insti- tuciones mas 0 menos reconocidas, como la Sociedad para la Instruc- cién Elemental, la Asociacién Filo- técnica, Ja Sociedad de los Mé- todos, pero también, de manera salvaje, en torno a teéricos excén- trices, industriales deseosos de be- neficiar a sus hermanos trabajado- res con la joven ciencia o médicos en ocasiones heréticos”. Indiscuti- blemente, la medicina ha sido, en efecto, la ciencia mas sometida a esta tradicién. Esto se explica por Historia y Sociedad 9 el papel que ella juega en Ja vida de todos los dfas —si se pretende la emancipaci6n personal, se debe pasar por la emancipacién del cuer- po—., pero también por su estatuto de ciencia aplicada y su situacién social —oposicién ala “medicina de los monopolizadores” segtin la expresién habitual del siglo xx—. El republicano Frangois-Vincent Raspail, con las miltiples ediciones de su Manuel annuaire de la Santé (desde 1845 hasta... mucho des- pués de su muerte) 0 su Revue élémentaire de médecine et de Pharmacie domestique ainsi que des sciences accessoires et usuelles mises & la portée de tout le monde* considera que él tiene como “objetivo ensefiarle al comin de los mortales a prescindir, al me- nos en los casos mds comunes, de Ja asistencia del farmaceuta y del ministerio del médico”. A comien- 208 del siglo xx, los médicos del mo- vimiento neomalthusiano, Gustave Le Bon, Caufeynon, Lutaud, desa- iollaran los mismos argumentos cuando se tratard de aprender to- das las técnicas para tener menos nifios. Yano hablamos pues de afan humanitario, sino de que cada uno se ocupe, de manera auténoma, de su salud, incluso de su instruccién. 2. Manual anual dela salud y Revista ele- mental de medicina y de farmacia do- méstica asi como de ciencias accesorias y usuales puestas al aleance de todo el mundo (nota de los traductores) Daniel Ralchvarg Y de la instruccién a la construc- ci6n s6lo hay un paso que los parti- darios de la homeopatia intentaran franquear. La Reptiblica puede, de nuevo, prescindir del sabio. El pro- greso es bueno sobre todo cuando es producido por todos. Tomémos- lo por nuestra propia cuenta. Lo bajo contra lo alto. La convivencia entre sabios e ignorantes Pero estos avatares son triviales, conocidos e incluso demasiado co- nocidos y, por ende, obstéculos. El siglo xix, edad de oro al mismo tiempo del cientismo y de la vulga- tizacién de las ciencias, propone otro avatar, poco lefdo, poco visto, poco aprehendido: y ;si lo bajo in- terviniera sobre lo alto? Un ejem- plo: el folletin cient{fico del ntimero del 30 de julio de 1878 del diario democrético La République Fran- ¢aise. Julio de 1878 es la fecha de la Exposicién Universal y es tam- bién la de Ja primera Exposicién de Antropologia, ciencia nueva, si hay en esa época ciencias nuevas. He aqui lo que escribe el periodista en- cargado de este folletin cientffico, Paul Bert: “Se puede confesarlo sin ambages, ahora que los esfuerzos de sus organizadores se ven coro- nados por el éxito, la Exposicién de Antropologia, esta exhibicién de una, 179 ciencia demasiado alta y demasia- do nueva como para que haya en- trado en la ensefianza clasica, esta exhibicién era una audacia”. Estoen cuanto a las tendencias exhibicio- nistas de] mundo cientifico. Veamos lacontinuacién: Hay otro punto de vista m4s im- portante, quiz4, que debemos sobre todo desarrollar en este lugar. La antropologia es una ciencia en marcha a cuya van- guardia las investigaciones de gabinete no bastan. Sus mate- tiales de estudio estén disper- sos por todo el globo. La Expo- sicién Universal era una oca- sién dinica para someter a con- trol y adiscusién los materiales recogidos y darles una publici- dad necesaria. He ahi una manera de decir bien las cosas: “Someter a control y a discusidn los materiales recogidos”. Intermedio: el Laboratorio, la camara y Ja escuela Licenciado en derecho (1853) y en ciencias naturales (1860), doc- tor en medicina, Paul Bert llega a seren 1863 preparador de Claude Bernard en el Collége de France. En 1866-1867, ensefia zoologia y fisiologia en la Facultad de Ciencias de Burdeos y da conferencias po- pulares para los trabajadores de la Societé des Chemins de fer du 180 Midi? Cuando regresa a Paris, en 1868, reemplaza a Flourens en la catedra de fisiologfa comparada del Museo de Historia Natural. En 1869, sucede a Claude Beard en la Sorbona. La guerra de 1870 lo orienta hacia la politica. Nombrado prefecto del Norte, por su amigo Gambetta, fue elegido diputado de ‘Yonne (1872) y, en 1881-1882, Ministro de Instruccién Publica. En este liltimo puesto, lucha por la de- fensa de las leyes de Jules Ferry sobre la ensefianza primaria (laica y obligatoria), sobre la admisién de las nifias en la secundaria y, sobre todo, sobre la introduccién de las cien- cias en Ja ensefianza. Publica, en 1881, L Enseignement laique, seguido de varios manuales de pri- maria y secundaria sobre las cien- cias fisicas y naturales. Edita la Revue scientifique entre 1879 y 1885. Su vida cientifica no es eclip- sada por su carrera polftica. En efecto, después de haber publica- do, en 1886, Recherche sur les mouvements de la sensitive (don- de él pone en evidencia el papel del dia y de la noche en el crecimiento de los vegetales), estudia la respi- racién de los vertebrados y de los invertebrados y la del hombre en altitud elevada. Fue el primero en realizar, en camara presurizada, las condiciones atmosféricas de la alti- tud elevada y mostré que el “mal 3. Sociedad de Ferrocarriles del Midi (nota de los traduetores). Historia y Sociedad 9 de altura” se explica por una varia- cin de la presién de ox{geno y apli- ca sus investigaciones ala aclima- taci6n en altitud clevada, alas mo- dificaciones que las diferencias de presiOn hacen sufrir al organismo, a la anestesia, al papel del aire com- primido en la fermentacién. Publi- ca, en 1878, su obra magistral, La Pression barométrique: recher- ches de physiologie expérimen- tale, que fue ampliamente utilizada por los médicos de la aerondutica durante la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencia de las dificul- tades encontradas por la coloniza- cién francesa en Indochina, fue nombrado en enero de 1886 gober- nador civil de Annam y de Tonkin. Remplazé a los militares por admi- nistradores civiles, fund6 escuelas, negocid con las autoridades loca- les. ¥ el cientifico-diputado-peda- gogo murié el mismo afio. Et hecho, la ley y la leeci6n “Hace algunos dias, ante una so- ciedad cientffica y, ayer, en la Aca- demia de Ciencias, impugné viva- mente ciertas experiencias hechas con las cabezas de los decapitados. Esta tesis parecié sorprender a las personas que no me conocian. Sin embargo, en el sostenimiento de la sorpresa, me han hecho decir lo que no dije y creo necesario explicarme claramente sobre ciertos puntos”. Daniel Raichvarg Y Paul Bert va a explicarse en tres columnas en primera pagina del diario Le Voltaire el 22 de julio de 1885. Pondré en conocimiento del gran publico, atin ignorante, un pro- blema que ha sido objeto de discu- siones en la Sociedad de Biologia y en la Academia de Ciencias, el pro- blema dela experimentacién con los decapitados. Ante sus colegas, Paul Bert se pregunta, “si realmente te- nemos el derecho a practicar en la cabeza de uno de nuestros seme- jantes, para quien la justicia acaba de ser cumplida, experiencias que podrian tener como resultado ha- cer revivir laconciencia”. Paul Bert apela alos ciudadanos, convertidos en minoria por los cientificos: jde- rechos de Ja ciencia versus dere- chos del hombre? Ante todo, Paul Bert va a seccionar el saber en re- banadas: anatomia, fisiologia, luego sicologfa. Después, progresivamen- te, en la economfa del texto, la epis- temologia. Por ejemplo. echamano de la politica: ;serd mas limpia la sangre de la guillotina que la del ha- cha? Por dltimo, la politica le cede definitivamente el paso. En primera pagina de un diario, para el ciuda- dano. Elinterés de este texto reside pre- cisamente en que conjuga los tres componentes de la vida de su au- tor. Al llevarnos sucesivamente del espacio de la ciencia al de la politi- cay al de la pedagogfa, Paul Bert 181 nos hace penetrar en un espacio de dimensiones infinitas: el espacio Gtico. Este texto nos habla de experien- cias sobre los decapitados. Se tra- ta pues, en un primer momento, de comprender los cuatro tipos de ex- periencias que se puede hacer so- bre un supliciado. Primero estén las investigaciones, que se volvieron casi clasicas, solicitadas por la antropo- logfa naciente y, mds especialmente por su rama criminal: quid de laca- beza de un criminal (y de otras par- tes de su cuerpo: el doctor Emile Laurent presenta sus Observations sur quelques anomalies de la verge chez les dégénérés crimi- nels). Se admira el reblandecimiento cerebral, se mide, se pesa, se com- para, se muele, se escruta: “El pri- mer pliegue del canal occipito- parietal es profundo y presenta ten- dencia a adherir a Ja calotte a la derecha; es normal a la izquierda (se sabe que Broca encontré esta mal- formacién en la mayoria de los sui- cidas y en 99 suplicados)”, escri- ben Messieurs Sappey y Dais, a propésito del asesino Menesclou, en 1880. Pero lo que esta en boga entre los cientificos de la época es la fi- siologia, segundo campo de expe- riencias analizado por Paul Bert, é1 mismo investigador en esa materia. Las investigaciones se dedican en- tonces al tema de “el estado de 182 excitabilidad del sistema nervioso central y periférico”, sobre la contractibilidad de los musculos, a veces canales hepaticos y colédocos, ahora que se piensa en saber si “excitabilidad” o “contractibilidad” se disuelven en un mismo “fluido eléctrico”. Es cierto que la fisiologia tiene sus perros, lo que no disgusta a los opositores de Ja vivisecciom: sila anatomfa es una ciencia muerta, la fisiologia es una ciencia viva. Sin embargo, la rama comparada de la anatomia debe cotresponder a un rama compara- da de la fisiologia. {No es la cabe- za del decapitado un buen material para poder cambiar de modelo? Del modelo animal al modelo humano, paso siempre complejo desde el punto de vista epistemolégico.., Sappey y Dassy, dicen a propésito del mismo Menesclou: “Los que primero se ponen al desnudo son Jos misculos frontales y piramidales. Se sabe que estos dos musculos no pueden ser delimitados anatémica- mente. Pero lo que la anatom{a no puede enseiiarnos, la experimen- tacion galvanica lo muestra con una gran nitidez... Pasamos al estu- dio del misculo orbicular de los par- pados... Luego hemos puesto al descubierto los risorios de San- torini... Actuamos de igual forma sobre el gran zigomatico y sobre el elevador comin superficial del ala de la nariz y del labio superior”. Historia y Sociedad 9 4Cémo calificar la risa de un asesi- no? {Una locura eléctrica? Tercer problema: precisamente, apropésito de fisiologia y de ana- tomia ,cudndo abandona el cada- ver el dominio de la primera para hacer parte de la segunda? O bien, otra formulacién, politica en este caso: {Cierra la degollacién el jar- din de los suplicios? ;Es mas limpia la sangre de la guillotina que la del hacha? Pregunta de... sicdlogos, estiman Regnard y Loye (1884): Estos ultimos siempre se han preguntado: la vida consciente persiste después de separar la cabeza del tronco, o si la muer- te acaece en el momento en que ella es aplicada siguiendo la ley... Nuestra preocupacién ha sido la de buscar la persis- tencia de los reflejos. Del lado del cuerpo, el pellizco de la piel, las cosquillas de los pies no pro- ducen movimiento alguno... Asi, tres minutos después de la de- gollaci6n, no solamente no po- demos observar ningiin movi- miento espontaneo, sino tampo- coreflejo alguno: sélo la pupila se contrae un poco en presen- cia de una luz viva. Lo que no impide por otra parte aun cronista el informar, veinteafios mas tarde, cuando, en 1905: El cinico Henri Languille cae bajo la cuchilla del patibulo [...] En ese instante, nos precipita mos hacia el balde en el que la Daniel Raichvarg cabeza acaba de caer. El doc- tor Beaurieu, médico-jefe del hospicio de Orleans, en efecto, obtuvo del procurador general la autorizacién para intentar una experiencia del més alto inte- rés. Ya tiene entre sus manos la cabeza del decapitado. —jLanguille! —grita l— jLanguille! Quedamos estupefactos. Los parpados acaban de levantar- sc. Y dos ojos plenos de vida todavia miran fijamente los del doctor Beaulieu, después los parpados vuelven a caer. —jLanguille! —Grita una se- gunda vez el practicante. De muevo, los parpados se levan- tan, y los ojos miran otra vez los del médico, Los parpados vuelvena cesrar- se y por la tercera vez, el doc- tor Beaulieu llama. Pero esta vez, los parpados se quedaron cerrados, definitivamente. {Definitivamente? Cuarto campo de experiencias. El docteur Labor- de inscribe en el protocolo experi- mental “essai de transfusion dela téte par communication artérielle entre l’artére carotide d’un chien, vigoureux et l'une des carotides de cette téte dans le but de res- tituer les mouvement spontanés ou réflexes de la téte” teniendo como material, la cabeza del asesi- no Prévost, en 1880, luego la de Heurtevent, en 1885 (reincidencia). Ala vida, ala muerte, ala vida... 183 Asfi, Paul Bert cortael saber cien- tifico en pedazos, pero no se con- tenta solamente con interrogar los resultados, analiza las diferentes capas y, particularmente, los pasos. Epistemolog/a en la primera pagina de un cotidiano... Laepistemologfa y lo... polftico. Lo politico habia metido ya sus na- rices en el tercer campo de experi- mentacién cientffica, cuando Paul Bert interroga al lector: “Merece la guillotina los elogios de su inventor y el monopolio legal —no me atre- Yo a decir, el favor— del que go- za?” Pero es el cuarto campo de experimentacién el que impone a Paul Bert la dominacién de lo poli- tico sobre lo cientffico, pues “el Cd- digo penal serefiere ala ley de 1791, que puso fin a las ferocidades pe- nales” y, si el verdugo permanece en la Ley, mediante tales experien- cias el cientifico se sale de ella. En su laboratorio, el cientffico no debe olvidar que hay leyes. 2 si Paul Bert hubiera propuesto a la Céma- rade Diputados un texto de ley para reglamentar este tipo de experien- cias cientfficas? Primer paso hacia elespacio ético del que hablabamos mas arriba. En esta progresidn de las inferencias cientfficas, epistemo- légicas y politicas, se anuda el dra- ma del investigador... y se adquie- te, quiza, la conviccién del piblico. Pues, desde el segundo parrafo de su articulo, lo que retiene la aten- 184 cién de Paul Bert es su empresa pedagégica. De hecho, si sus ma- nuales pasaron a la posteridad, poco se sabe sobre el hecho de que él, acomienzos de su carrera, dio conferencias cient/ficas destinadas al personal de la Compafifa de Ferro- carriles del Midi, en la estacién Saint-Jean (de Burdeos). Por otra parte, él hizo explicito su credo en ¢l momento de la fundacién del co- tidiano La République francaise, en 1871: “Esperamos atribuir ala Ciencia, en la redaccién de este periddico, una parte proporciona- da al lugar que ella merece ocupar en una concepcién verdaderamen- te democratica de nuestra organi- zaci6n social”. El fue entonces res- ponsable de un folletin cientffico mensual y a veces bimensual, en el que se esforzaba por “exponer cla- ramente los hechos cientificos, sin hacerles perder nada de su valor y de su alcance, pidiendo que se le perdonara ese neologismo barba- ro, de vulgarizar sin vulgarizar”’. Fi- nalmente, como lo proclama en su discurso para la eleccién a la Asam- blea nacional, en 1872: “Nunca he perdido ocasion de mi vida para contribuir a alguna obra de vulgari- zacién cientifica”’. Paul Bert escribe entonces este articulo para dar a conocer entre el gran publico una cuestién que ha sido objeto de discusiones en la Sociedad de Biologia y en la Aca- Historia y Sociedad 9 demia de Ciencias. {Los protago- nistas de estas discusiones? Los doctores Laborde, Regnard y Loye, quienes defienden sus experimen- taciones con los decapitados, Bert y Vulpian quienes las denuncian. Transcripcién de la sesién de la Sociedad de Biologia: M. Paul Bert, presidente de la Sociedad, toma la palabra mds © menos en estos términos: Creo deber hacer algunas ob- servaciones que estén desde hace tiempo en mi espiritu, a propésito de las experiencias practicadas sobre los decapita- dos, en general y, en particular, sobre aquellas cuyos resultados nos acaban de comunicar [...]. Por otra parte, estas investiga- ciones bien pueden realizarse también con animales y asf uno No se expone a ciertas preocu- paciones aterradoras que, en esta cuestiOn, y por mi propia cuenta, habitan desde hace tiempo mi espfritu: en efecto, Me pregunto muy seriamente si realmente tenemos derecho a ptacticar sobre la cabeza de uno de nuestros semejantes, a quien ya se le hizo justicia, experien- cias que podrfan tener como resultado el revivir la concien- cia (el subrayado es mio). EI 11 de julio, en la Sociedad de Biologia, el 19 de julio, en Ja Aca- demia, poniendo a sus colegas como testigos de sus “preocupacio- nes aterradoras”, Paul Bert se pre- gunta “si realmente tenemos dere- Daniel Raichyarg cho” a practicar tales experiencias. El 22 de julio, en primera pagina de Le Voliaire, Paul Bert acude alos ciudadanos. ,Derechos de la cien- cia versus derechos del hombre? Paul Bert yano sc hace preguntas, él responde: “Condeno enérgica- mente estas experiencias, (...) hay que condenarlas enérgicamente”. El saber cientffico habfa sido cor- tado en tajadas que, aisladas, ha- bfan perdido el sentido. Son lo po- Iftico y lo pedagégico los que, al recomponerlas, aseguran allila sin- tesis. Es al unir orgénicamente lo cientffico, lo politico y lo pedagdgi- co que Paul Bert nos obliga a pen- sar ante todo en el hombre. Paul Bert nos ha Ievado, pues, unas veces al espacio de la ciencia, otras al de la pedagogia y otras al de Ia politica, para decirnos que la anatomfa, la fisiologfa y la sicologia, como el pedal, pueden llevar a cual- quier parte y hacer olvidar que, in- cluso en caso de acefalfa provoca- da, algo no mencionado —o sea ignorado— debe quedar del ciuda- dano. Pero esto se sabia. Bert lo Unico que hace es insistir con sus palabras lo que decia Mary Shelley con sus males. Al recomponer esos tres espacios, se abre un cuarto, el de la ignorancia. Pues es desde este espacio sin ciencia desde donde él invita alos ciudadanos a pronunciar- se. Es en este espacio de ignoran- 185 cia donde Paul Bert comienza a construir una leccién nueva. Son los ignorantes quienes son Ilamados en auxilio cuando los cientificos, arras- trados por su pasién de saber, en- tran en Ja sinrazén. Ni de lo alto hacia abajo, ni de lo bajo contra lo alto. Lo bajo con lo alto. Estaba- mos en 1885 y se puede creer enel vigor de lo hfbrido y en las miilti- ples figuras producidas por el en- cuentro de la ciencia y de Ja igno- rancia —todavia por venir y por comprender—. Ciencia sin ignoran- ciaes sélo la ruina del hombre. Bibliografia Raichvarg D. et Jacques J., Savants et ignoranis une histoire de la yulgarisation des sciences, Pa- tis, Seuil, Coll. “Ciencia ouverte”, 1991 Rancigre J., “Savoirs hérétiques et émancipations du pauvre”, in Les Sauvages dans la cité, Paris, Champ Vallon, 1985. Bemard I., Douailler S., Le Cerf E., Mallet A., Raichvarg D., “Le ‘Vivre ensemble des savants et des ignorants”, Le Cahier du Colle ge International, 1988. Ozouf M., “Le Tour de France de Deux Enfants: best-seller répu- blicain”, in Lectures et lecteurs au XIX siécle, Paris, Bibliothéque des Amis de I’Instruction (54 rue de Turenne, 75003), 1985.

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