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Oe RUC NORCO UMN eNAKeel Rachel, Pollack N Le \reelsex} Menores rH i y Lecturas Rachel Pollack Los 78 grados de sabidurfa del Tarot Arcanos Menores y Lecturas EDICIONES URANO Argentina - Chile - Colombia - Espaiia México - Venezuela Titulo original: Seventy-Eight Degrees of Wisdom. A Book of Tarot Part I: The Minor Arcana and Readings Editor original: The Aquarian Press Limited Traduccién: — Marta I, Guastavino Reservados todos los derechos. Queda ri- gurosamente prohibida, sin la autoriza- cidn escrita de los titulares del Copyright, bajos Jas sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién parcial o total de esta obra por cualquier medio 0 procedi- miento, incluidos la reprografia y el trata- miento informatico, asi como la distribu- cién de ejemplares mediante alquiler o préstamo piblicos. © 1983 by Rachel Pollack © 1987 éy EDICIONES URANO, S. A. Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona info@edicionesurano.com ISBN: 84-86344-40-9 (obra completa) Depésito legal: B. 24.859-1998 Fotocomposicién: Buky Torres - Villarroel, 15 - 08011 Barcelona Impreso por Puresa, S. A. - Girona, 206 - 08203 Sabadell (Barcelona) Impreso en Espafia - Printed in Spain 00: A1:Sy: Ole COIN ES indice Introduccién LOS ARCANOS MENORES Las Varas Las Copas Las Espadas Los Pentdculos LAS LECTURAS Introducci6n a la adivinacién por el Tarot Los tipos de lecturas Cémo usar las lecturas del Tarot . Lo que aprendemos de las lecturas del Tarot 27 29 57 85 113 147 149 166 224 246 Para Joan Goldstein, que sabe que las mejores cartas son las que dicen la verdad. Introduccién El mazo Rider En 1910 la Rider Company, de Londres, publicé un nuevo mazo de Tarot, disefiado por el conocido ocultista Arthur Edward Waite y dibujado por Pamela Colman Smith, una artista menos conocida, pero dotada de lo que se suele lla- mar «poderes psfquicos». Aparentemente, el propio Waite no esperaba que las nuevas cartas hallasen mucho publico; como todas sus obras, su libro sobre el Tarot se dirige prin- cipalmente a personas ya interesadas por la tradicién ocul- tista. Y sin embargo el mazo Rider —asf terminé por ser llamada la baraja— se conoce hoy en el mundo entero, no 7 sélo en su versi6n original, sino en ediciones piratas, en mazos «nuevos» apenas modificados, en varios tamafios diferentes publicados solamente por Rider, en ilustraciones para novelas, libros de psicologfa, historietas y programas de televisién. La sorprendente popularidad de este Tarot esotérico en particular, con preferencia a centenares de otros mazos, tanto tradicionales como modernos, se deriva en gran parte de un aspecto de los naipes que el propio Waite apenas si parece haber advertido: los dibujos de Pa- mela Colman Smith, que revolucionaron los Arcanos Me- nores. En la apologfa que hizo de su mazo, Waite se esforz6 por defender ciertos cambios que introdujo en el disefio y en la numeracién de las cartas en los Arcanos Mayores. Sin embargo, quienes se acercan por primera vez al Tarot, en su mayoria, al comparar el mazo Rider (figura de la p. 7, centro) con el mazo mas tradicional del Tarot de Marsella, por ejemplo (figura de la p. 7, izquierda), tendran que poner mucha atencién para poder observar la mayor parte de tales cambios. Por el contrario, en los Arcanos Menores verén inmediatamente la diferencia. En todos los mazos disefia- dos antes del Rider, las cartas que van de los niimeros 1 al 10 de los cuatro palos llevan dibujos geométricos que inclu- yen el namero correspondiente de espadas, bastos, oros o copas. En esto se parecen a sus descendientes, los habitua- les naipes de juego. En la mayor parte de los mazos, estos disefios son simples y repetitivos. Como una excepcién se destaca entre ellos el trabajadisimo mazo Crowley (figura de la p. 7, derecha). El mazo Waite-Smith, sin embargo, lleva una ilustraci6n en cada naipe. Preocupado principalmente por los Arcanos Mayores, més esotéricos, Waite no cay6 aparentemente en la cuenta de cémo esta rica diversidad de escenas podfa cautivar al espectador comin que buscaba tener una experiencia del Tarot. En cierto sentido, la novedad misma de las cartas aumenta su encanto. Allf donde los Arcanos Mayores nos sorprenden al mismo tiempo con la antigiiedad y con la complejidad de su simbolismo, los Menores, al no respon- 8 der a una tradici6n pictérica, se nos aparecen como escenas tomadas directamente de la vida 0, en algunos casos, de la fantasia. El hecho de que Smith las dibujara en un estilo seudo- medieval no parece molestar a la mayorfa de las personas, pues la sensacién de vivacidad les parece mas importante. Casi todos los Arcanos Mayores nos muestran una figura de pie o sentada; sélo el Loco y el Mundo se mueven. Es mas, danzan. Pero en los Arcanos Menores, todas las escenas muestran algo que esté sucediendo, como si fuera un foto- grama tomado de una pelfcula. El contraste no es accidental. Los Arcanos Mayores re- presentan més bien fuerzas arquetfpicas que personas rea- les. El Loco y el danzarfn del Mundo se mueven porque sdlo ellos encarnan plenamente tales principios. Pero los Arcanos Menores muestran aspectos de la vida tal como realmente la vive la gente. En los cuatro palos, y mas espe- cialmente en las combinaciones que las cartas forman cuan- do las disponemos para una consulta, encontramos un pa- norama de la experiencia que nos da una penetracién cons- tantemente renovada de las maravillas de la naturaleza humana y de este mundo magico. Debido precisamente a que nos muestra la vida corrien- te y no un sistema formal, el mazo Rider no interesa a mu- chos ocultistas. Mientras que muchas barajas posteriores han copiado, con mas 0 menos variaciones, el mazo Rider, hay otras —incluyendo las que podriamos caracterizar como «mas serias», como el mazo de Crowley o el BOTA (Builders of the Adytum o Constructores del Santuario)— que han vuelto a los antiguos disefios para los Arcanos Me- nores. Ello se debe a que a sus creadores el Tarot, ya sea como instrumento o en cuanto fuerza viviente, les intere- saba como un sistema de organizaci6n y estructuraci6n de practicas esotéricas. Para ellos, el Tarot constitufa un vinculo vital con los sistemas misticos. El mds importante de estos vinculos es el que conecta los cuatro palos con los cuatro mundos que describe la Ca- bala. Los cabalistas consideran que el universo existe en 9 cuatro fases, de las cuales la mas préxima a nosotros (y la mas alejada de la union directa con Dios) es el mundo ma- terial, llamado Assiyah, el «Mundo de la Accién». Para mejor entenderlos, los tedsofos medievales describieron cada mundo como encarnado en un Arbol de la Vida, un dia- grama de la ley césmica. Ahora bien, la estructura del Arbol no cambia en los diferentes mundos. Cada Arbol contiene diez sephiroth, o arquetipos de la emanacién. (En el Diez de Pentaculos se encontraré el disefio mas comin del Ar- bol.) Y aquf, por cierto, interviene el Tarot. Como cada uno de los cuatro palos contiene diez cartas numeradas de uno a diez, podemos colocar las cartas sobre las sephiroth para tener asi una ayuda concreta en la meditacién. Y como las sephiroth representan fuerzas arquetfpicas, la mayor parte de los ocultistas prefieren disefios abstractos para simboli- zarlas. Para ellos, una escena en la que se ven personas que hacen algo —tres mujeres bailando o un grupo de mucha- chos que pelean— sdlo sirve para apartar la atencién del simbolismo eterno. Algunos ocultistas van atin mds lejos: creen que los dise- fios geométricos de las cartas son portadores de un poder psiquico que les es propio, y que, mirando en profundidad esos disefios en sus colores especiales, podemos producir en el cerebro ciertos efectos bien definidos. Muchas personas sin especial inclinacién hacia el esote- rismo seguirdn prefiriendo los antiguos mazos a cualquiera de las interpretaciones modernas, incluso a las geométricas. Para ellas, el sentido de una tradici6n, con significados que han ido enriqueciéndose durante siglos, lleva consigo un poder que ninguna edicién revisada puede igualar. En las lecturas, se remiten a las antiguas formulas, y para ellas las escenas detalladas del mazo Rider constituyen una distrac- cién. Con frecuencia, los lectores con mas poderes psfqui- cos se valen de las cartas antiguas, ya que encuentran que el propio cardcter abstracto de los naipes numerados les ayuda a activar la facultad clarividente. Sin embargo, para la mayorfa de nosotros los disefios repetitivos limitan muchisimo el desarrollo de la intuicién 10 que puede generarse ya sea exclusivamente en el estudio de las cartas o usdndolas en tiradas y consultas. Una vez que hemos memorizado las formulas relacionadas con cada naipe, se nos hace diffcil ir mas alla. En este libro he inten- tado crear lo que yo llamo un Tarot «humanista», derivado no solamente de las verdades esotéricas, sino también de las intuiciones de la moderna psicologia postjunguiana, para dar asf una imagen mas completa de quiénes somos, cO6mo actuamos y cuales son las fuerzas que nos configuran y nos dirigen. En una visi6n tal del Tarot, el objetivo no son los significados fijos, sino mas bien un método mediante el cual cada persona pueda obtener una mayor penetracién en la vida. Por més que el andlisis de cada carta provenga en parte de su uso en las lecturas, con los significados que corresponden a la posicién normal y a la invertida, lo que tal andlisis revelara principalmente es la forma en que esa carta enriquece nuestro conocimiento de la experiencia humana. Como el mazo Rider presenta escenas tan vividas, las férmulas o comentarios referentes a cada carta sirven sola- mente como puntos de partida. Podemos meditar sobre las propias imagenes y sobre la forma en que se combinan con las otras que las rodean. En cierto sentido, entre estas figu- ras y la imaginaci6n (y la experiencia) de cada persona se establece algo asf como una sociedad. En todas las lecturas, lo mismo que en cada meditacién 0 reflexién, podemos ver en cada carta una experiencia nueva. Asi como las barajas mas esotéricas funcionan mejor para las disciplinas ocultis- tas, y las més antiguas para decir la buenaventura, el mazo Rider es el indicado para quienes usamos las cartas princi- palmente para tomar conciencia de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Las imagenes de Smith ejercen su atractivo sobre la gente por efecto de su accién, equiparable a la de una histo- rieta. Nos fascinan a lo largo del tiempo gracias a la realidad de los significados que contienen. Se pregunta uno cémo hizo su trabajo Pamela Smith. Por lo que sabemos, fue creando sus imagenes sin apoyarse en tradicién alguna. En all! mi libro sobre los Arcanos Mayores expresé la opinién de que probablemente Waite no especificéd estos disefios con la misma claridad con que lo hizo para los naipes Mayores. En su libro no hay referencia alguna a sus orfgenes, y tam- poco defiende el cambio radical introducido, tal como de- fendié los cambios existentes en los Arcanos Mayores. Sus interpretaciones, ademas, no utilizan de manera importante las nuevas imagenes. Aunque describe brevemente cada una de ellas, sus explicaciones son por lo comin férmulas y frases hechas («deseo, voluntad, determinaci6n, proyecto»), que no difieren sustancialmente de los significados que se les atribuye en los mazos anteriores. Algunos autores han afirmado (aunque yo no he encon- trado ninguna prueba de ello en los escritos del propio Waite) que Smith dibujé las figuras como si fueran cuatro libros de historietas, uno para cada palo. La calidad del palo determinaba el caracter del relato, en el cual los naipes que representan figuras cortesanas constitufan una familia, y las restantes cartas, numeradas del 1 al 10, eran las cosas que les sucedfan. El llamado Tarot marroquf, basado con mucha fidelidad en el mazo Rider, se ajusta a este sistema. Pero esta explicacién de las imagenes por la historieta configura una peticién de principio. Lo importante sigue siendo la relaci6n de la imagen con el significado. Sospecho que Waite dio a Smith las formulas que él querfa ver ilustradas y quizd consulté con ella cémo serfa la imagen, y que después la condicién de artista de Smith pre- valecié, operando en ocasiones con el simbolismo superfi- cial, en tanto que otras veces su funcionamiento trascendfa el nivel de la opcién consciente. Las férmulas de Waite se derivan de diversas fuentes. El propio Waite habla en oca- siones de significados contradictorios, como si hubiera con- sultado a diferentes adivinos. Su disposicién de las cartas cortesanas también muestra la influencia de la Orden del Alba Dorada, una sociedad secreta de magos-misticos a la cual pertenecieron en su momento tanto Waite y Smith como Crawley y Paul Foster Case, el disefiador del mazo BOTA. 12 En muchos casos, naturalmente, las imagenes son muy simples y se relacionan directamente con los significados que debfan ilustrar. E] Cuatro de Pentaculos, por ejemplo, muestra la imagen de un avaro, de alguien que se «aferra» a la «seguridad de las posesiones». Pero cabe preguntarse si es coincidencia o deliberacién que esos cuatro pentaculos cubran la coronilla, el corazén y la garganta, y las plantas de los pies, todo lo cual sugiere interpretaciones mas profun- das que la simple avaricia. Y en muchos casos, la imagen toca algo que hay dentro de nosotros y que trasciende el significado oficialmente relacionado con ella. Fijémonos en el Seis de Espadas: se supone que es «un viaje por agua». E] silencio onfrico y la tristeza implicita en la imagen sugieren el mitico viaje de las almas a través del rfo Estigio. No es mi intencién presentar a Waite como desabrido ni como insensible a las imagenes de su propio mazo. Hay ocasiones en que sus comentarios, especialmente los refe- rentes a las figuras, llevan nuestro entendimiento mds alla de la simple lista de significados. En el Seis de Espadas ob- serva que «la carga es ligera», y esto, unido al comentario de Eden Gray, quien sefiala que «las espadas no hunden la barca», nos lleva a la contemplacién de la imagen de un viaje espiritual o emocional, en el cual cargamos con nues- tros recuerdos y pesares. En el Dos de Varas, Waite pro- pone dos significados opuestos, y después dice que la ima- gen «da una clave» para resolverlos. En otras ocasiones, sin embargo, el significado propuesto contradice a la imagen, como en el Dos de Espadas, donde se nos dice que una poderosa imagen de aislamiento y defensa representa la «amistad». Desde que aparecié la baraja Rider, algunos otros dise- fadores de Tarots intentaron incluir una escena en cada carta. Casi todos han rendido tributo a las imagenes de Pa- mela Smith, algunos aproximandosele en forma muy estre- cha, mientras que otros transformaban imaginativamente las ilustraciones del mazo Rider. No hay nada que los obli- gue a usar esas imagenes, que no estan revestidas de la autoridad de una antigua tradicién, como los Arcanos Ma- 13 yores. Su autoridad se deriva de un logro creativo. No se sabe por qué, estas figuras, burdamente dibujadas, torpes, con frecuencia fuera de toda proporcién o perspectiva, ba- sadas en unas ideas sentimentales de la Edad Media, han guiado a millares de personas a una comprensién nueva, no sdlo de las cartas, sino de sf mismas. De un solo trazo, Pamela Smith creé una tradicién nueva. Los cuatro palos Si bien en su presentacién de las cartas individuales Waite se aparté de la practica anterior, en su disposicién de los palos y de sus emblemas se mantuvo préximo a los mazos precedentes... con una tnica excepcién. Allf donde los vie- jos mazos, remontandose nada menos que hasta el siglo xv y la baraja Visconti-Sforza, usaban Varas (0 Bastos), Copas, Espadas y Oros, el mazo Rider sustituy6 estos tltimos por Pentadculos, es decir, estrellas de cinco puntas encerradas en discos de oro. Waite introdujo este cambio por dos razo- nes. La primera, porque querfa que su cuarto palo repre- sentara el alcance cabal del mundo fisico y no simplemente el estrecho materialismo del dinero y los negocios. Y en segundo lugar porque querfa que los cuatro palos fueran portadores de los cuatro instrumentos basicos de la magia ritual. En realidad, las dos razones se reducen a una. Waite sabfa que los magos usaban esos objetos, en parte, porque simbolizan en forma concreta los diversos aspectos del uni- verso fisico/espiritual. La asociaci6én de estos cuatro emblemas tanto con la practica de la magia como con la verdad espiritual subya- cente en la vida se remonta por lo menos hasta la Edad Media, época en la que encontramos sus equivalentes en los objetos simbélicos de que son portadoras las doncellas del Graal. El propio Waite conocfa estos objetos por su ex- periencia en las érdenes magicas. El mazo Rider también los representa dispuestos sobre la mesa que hay delante del Mago en los Arcanos Mayores. 14 En el Tarot, como en la magia, los cuatro emblemas re- presentan el mundo mismo y la naturaleza humana, al mis- mo tiempo que el acto de la creacién (tanto la creacién de cosas especificas como la creacién continua de la evolu- cién). Que ocupen un lugar sobre la mesa del Mago signi- fica que éste —o ésta— ha alcanzado el sefiorfo del mundo ffsico. En un sentido, tal sefiorfo alude a los poderes reales sobre la naturaleza que muchas personas buscan en la ma- gia. Quienes usan el Tarot como disciplina esotérica sostie- nen a veces que la meditaci6n y el ritual con los Arcanos Menores daran al adepto el control de las fuerzas de la na- turaleza. En su novela The Greater Trumps [Los triunfos mayores], basada en el Tarot, Charles Williams lleva esta idea a un extremo dramatico cuando el héroe genera un huracdn sacudiendo, juntas, todas las cartas asociadas con el viento. En términos psicolégicos, el dominio 0 «sefiorfo» sobre los Arcanos Menores significa haber Ilegado a com- prender, en nosotros mismos y en el mundo que nos rodea, todas aquellas experiencias y fuerzas que aparecen repre- sentadas en las cartas. Un «sefiorm es una persona que tiene control sobre su vida, que es duefia —o duefio— de si misma. Un objetivo tal es mucho mas diffcil de alcanzar de lo que mucha gente podrfa pensar. Significa saber realmente quiénes somos, tanto en los niveles inconscientes como en los conscientes. Significa saber por qué actuamos como lo hacemos, conocer nuestros verdaderos deseos en vez de las nebulosas ideas que la mayorfa de las personas tienen de sus objetivos en la vida. Significa advertir las conexiones entre experiencias cuyo vinculo se nos aparece como mera- mente aleatorio. El Tarot puede, por lo menos, ayudarnos a incrementar el entendimiento que tenemos de todas estas cosas. Y el punto a que cada persona llegue depende, entre otras cosas, de la relacién que establezca con las cartas. El ntimero cuatro ha figurado en forma muy destacada en los intentos humanos por entender la existencia. Como nuestro cuerpo nos sugiere este ntimero (el frente y la es- palda, los lados derecho e izquierdo), tendemos a organizar 15 nuestfas percepciones del mundo, siempre cambiante, cla- sificando las cosas en cuatro. La visién del afio como for- mado por cuatro estaciones proviene también de los dos solsticios y de los dos equinoccios. (Las culturas que no tie- nen conocimientos astronémicos suelen dividir el afio en las dos estaciones bdsicas, verano e invierno, o también a veces en tres estaciones.) El zodfaco contiene doce constelaciones, tres veces cua- tro; por ende, encontramos los signos de la astrologfa divi- didos en cuatro grupos de tres. Un signo «fijo» en cada gru- po nos da los cuatro «puntos fuertes» del cielo. Son los cua- tro que vemos representados en los Arcanos Mayores, en las cartas del Mundo y de la Rueda de la Fortuna, como las cuatro figuras que aparecen en los cuatro angulos de los naipes. (La forma misma de las cartas, y para el caso la mayoria de las viviendas occidentales, dan testimonio de nuestra tendencia a lo cuadrilateral. En la antigitedad, los chinos jugaban con naipes circulares.) Las cuatro criaturas simbolizan el zodfaco, pero se derivan de forma més directa de la visi6n de Ezequiel en el Antiguo Testamento, repetida posteriormente en la Revelacién. De los cuatro simbolismos, los dos que se refieren mds directamente a los Arcanos Menores son los cuatro elemen- tos de la alquimia medieval y las cuatro letras del nombre de Dios en hebreo, el Tetragramaton. Nuestro moderno concepto de los elementos atémicos se deriva de una idea mas temprana (que se originé en la antigua Grecia), segiin la cual todas las cosas en la naturaleza se han formado a partir de cuatro constituyentes basicos: fuego, agua, aire y tierra. Y no solamente encontramos esta idea en Europa, sino también en culturas tan diversas como las autéctonas de China y de América del Norte. Los elementos cambian en ocasiones; a veces, los nimeros cambian también de cuatro a cinco, agregando el «éter» o Espfritu a los cuatro elementos de la naturaleza (de la misma manera que mu- chas culturas agregan el «centro» como una quinta direc- cién). El concepto basico, sin embargo, sigue siendo el mismo: que todo puede ser reducido a sus partes basicas, que el mundo combina esas cualidades fundamentales de infinitas maneras. En la actualidad llevamos mucho més lejos esa idea; reducimos toda la materia a partfculas subatémicas (dejan- do totalmente de lado la idea de Espiritu, a no ser en ciertas teorfas rarificadas de la ffsica contempordnea) y considera- mos desdefiosamente los «elementos» medievales como combinaciones quimicas muy complejas. Sin embargo, es- tamos muy equivocados si pensamos que el antiguo sis- tema ya no puede ensefiarnos nada. Pues algo que caracte- riza a la antigua visi6n —y, de hecho, a las visiones de casi todas las culturas previas a la nuestra occidental y moderna— es la no-separaci6n entre teorfas y valores de orden ffsico, espiritual, moral y psicolégico. Para nosotros, el significado espiritual del elemento helio, digamos por poner un ejem- plo, es mfnimo, cuando no simplemente inexistente. Para los pensadores medievales, el elemento Fuego sugerfa una vasta gama de asociaciones. Evidentemente, seria un error rechazar los grandes logros cognoscitivos de lo que llama- mos la ciencia moderna, pero tampoco deberiamos recha- zar las intuiciones de épocas anteriores. En el Tarot, los cuatro elementos se presentan como Fuego-Varas (Bastos), Agua-Copas, Aire-Espadas y Tierra- Pentaculos (Oros). Los diferentes autores suelen dar varia- ciones de este ordenamiento, de las cuales la més frecuente es intercambiar Varas y Pentdculos, sobre la base de que las varas crecen de la tierra y las monedas se funden sobre el fuego. Debido a las asociaciones mas amplias del fuego y de la tierra, yo prefiero mantener el ordenamiento mas co- min. El fuego no es simplemente una herramienta del hombre, sino una gran fuerza de la naturaleza, que se mues- tra de la manera mas poderosa en el sol que hace brotar las varas del suelo. La tierra no sélo representa el suelo, sino que.es, tradicionalmente, todo el universo material, del cual los Oros no representan més que una pequefia parte, y los Pentaculos una mucho mayor. Si deseamos ver el mundo en funcién del ntimero cinco en vez del cuatro, incluyendo el Espiritu como centro, en- 17 tonces los Arcanos Mayores representan el quinto ele- mento, el Eter. El hecho de que lo situemos aparte de los cuatro elementos Menores simboliza la intuicién de que, de alguna manera, el Espiritu existe en un nivel diferente del nivel del mundo ordinario. Al mismo tiempo, el hecho de que para las lecturas los mezclemos todos nos ayuda a ver que, en realidad, el Espfritu y la totalidad de los elementos de la materia operan constantemente juntos. Trabajar con el Tarot nos ayuda a entender las formas dinamicas en que el Espiritu confiere significado y unidad al mundo material. Un verdadero entendimiento de esta relacién, tanto en teo- rfa como en la practica, constituye un gran paso en el avan- ce hacia ese «sefiorfo» a que antes hicimos referencia. Muchos lectores conocerén la simbologia de los cuatro elementos por la astrologfa, con sus cuatro «triplicidades»: el Fuego (Aries, Leo, Sagitario), el Agua (Cancer, Escorpio, Piscis), el Aire (Géminis, Libra, Acuario) y la Tierra (Tauro, Virgo, Capricornio). También la psicologfa junguiana utiliza los cuatro elementos, relacionandolos con maneras basicas de vivenciar el mundo. E] Fuego representa la Intuicién, el Agua el Sentimiento, el Aire el Pensamiento, y la Tierra la Sensacién. En la astrologia y en el pensamiento junguiano, los ele- mentos representan tipos y caracterfsticas. En el Tarot ve- mos estos tipos reflejados en las cartas cortesanas. Los palos, como totalidad, muestran mas bien actividades y cualidades de la vida que rasgos de la psicologfa individual. Dicho de otra manera, que si en una lectura dominan las Varas no diremos que la persona tiene un cardcter «fogoso», sino mas bien que en ese momento esta pasando por muchas experiencias de Fuego. Si estudiamos los cuatro palos por separado, es precisamente para aprender qué es lo que que- remos decir al hablar de experiencias de Fuego, Agua, Aire o Tierra. Y en las lecturas los estudiamos juntos para apren- der de qué manera la vida abarca y combina, en la realidad, todos los elementos. A manera de breve resumen, las Varas/Fuego represen- tan la accién, el movimiento, el optimismo, la aventura, la 18 lucha, los negocios —en el sentido de la actividad comercial antes que en el de las mercancfas—, los comienzos. Las Copas/Agua representan la reflexi6n, las experiencias tran- quilas, el amor, la amistad, el juibilo, la fantasfa, la pasividad. Las Espadas/Aire representan el conflicto, las emociones coléricas o alteradas, la tristeza, pero también la actividad mental, la prudencia, el uso del intelecto para entender la verdad. Los Pentaculos/Tierra representan la naturaleza, el dinero, el trabajo, las actividades rutinarias, las relaciones estables, los negocios en el sentido de las cosas que se hacen y se venden. Ademéas, porque los Pentdculos son signos magicos, representan lo magico de la naturaleza y lo mara- villoso de la vida ordinaria, lo que no siempre se percibe, pero que con frecuencia esta oculto bajo la superficie. Si comparamos el Tarot con otro conocido sistema sim- bélico, las Varas y las Espadas representan situaciones «yang» o «activas», en tanto que las Copas y los Pentdculos representan las que son «yin» o «pasivas». También pode- mos sustituir, con referencia a los Arcanos Mayores, el yang por el Mago y el yin por la Suma Sacerdotisa. Sea cual fuere la terminologfa, estas distinciones se aclaran en virtud del simbolismo de las imagenes. Tanto las varas como las espa- das se utilizan para golpear; las copas, por otra parte, cum- plen su funcién recibiendo y conteniendo el agua, y a su vez los pentdculos, ya sea en cuanto signos magicos 0 en cuan- to dinero, pueden influir sobre el mundo sin moverse ffsica- mente. De modo similar, el fuego y el aire estan en constan- te movimiento, mientras que el agua y la tierra tienden mas a la inercia. Un poco de reflexién, acompafiada de un vistazo a las figuras, nos hard ver cémo estas categorias separadas se mezclan efectivamente en la realidad. Tanto las Varas como los Pentdculos tienen que ver con los negocios, pero tanto las Varas como las Espadas indican conflicto. Copas y Varas tienden a las experiencias felices y positivas, en tanto que Pentdculos y Espadas suelen representar los aspectos mas diffciles de la vida. Al mismo tiempo, Copas y Espadas abar- can la gama general de las emociones, en tanto que Pen- 19 taculos y Varas hacen referencia a las actividades mas fisi- cas. Antes que mostrar separaciones rfgidas, las cartas tien- den a formar combinaciones y a la difuminacién de todas las distinciones. En la primera parte expresé que el estudio de las lectu- ras del Tarot nos ensefia, por encima de todo, que ninguna cualidad es buena ni mala, a no ser dentro del contexto de una situaci6n real. De las lecturas aprendemos también que ninguna situaci6n, cualidad ni caracteristica personal existe en forma aislada, sino solamente en combinacién con otras. En una lectura atendemos primero a las cartas individuales en sus posiciones individuales, pero entendemos lo que la lectura nos dice cuando vemos de qué manera las cartas se fusionan para formar un disefio completo. De modo similar, estudiamos individualmente las cartas, pero sélo las enten- demos plenamente cuando las vemos en funcionamiento. Los diferentes elementos no sdélo representan experien- cias diferentes, sino también diferentes maneras de encarar la vida. Una raz6n para estudiar los palos como totalidad es que asi se ven las ventajas y los problemas que plantea cada enfoque. Para cada palo, veremos un «problema» y un «Ca- mino hacia el Espiritu». A modo de ejemplo, el problema para las Copas es la pasividad, el Camino hacia el Espiritu es el amor. Por mediacién de las diferentes imagenes vemos cémo las experiencias relacionadas con las Copas hacen aflorar estas cualidades. Al disponer las cartas he seguido el ejemplo de Waite, descendiendo desde el Rey hasta el As, en vez del procedi- miento contrario. Ya que los reyes (como simbolos tradicio- nales antes que como realidad politica) tienen la responsa- bilidad del mantenimiento de la sociedad, y puesto que el rey da una imagen de madurez, cada uno de los cuatro Reyes simboliza la versién més estable y sociable de su palo. Los Ases, por su parte, significan unidad y perfecci6n. Por lo tanto, los Ases representan los elementos en su forma mas pura. El As de Varas representa al Fuego como tal, y todo lo que éste significa, mientras que las otras trece cartas de Varas muestran algtin ejemplo especifico del Fuego, ya sea 20 en una situacién (cartas 2-10) o como un tipo de personali- dad (las cartas cortesanas). En el mazo Rider vemos cada As sostenido por una mano que sale de una nube. Este sfmbolo, que se ve también en otros mazos, nos muestra que cada elemento es capaz de conducirnos al misterio espiritual. Nos ensefia también que toda experiencia es un don, proveniente de una fuente que no podemos conocer conscientemente, a menos que reali- cemos el profundo viaje espiritual que nos mostraron los Arcanos Mayores. Por esta raz6n he puesto fin a cada palo con el As. El Tetragramaton Aparte los cuatro elementos, deberfamos ver también el otro simbolo implicito en los cuatro palos, es decir, el del nom- bre de Dios. Encontramos las cuatro letras, Yod-Heh-Vau- Heh, dispuestas en la Rueda de la Fortuna, la décima carta de los Arcanos Mayores. Con graffa europea, las escribimos YHVH, © en ocasiones IHVH. Dado que la Biblia no da vocales para el nombre, de hecho no podemos pronun- ciarlo; por lo tanto, simboliza la naturaleza incognoscible de Dios, la separacién esencial entre Dios y el hombre, caracte- ristica de la religién occidental. Distintos autores han asig- nado los nombres de Jehovd, Jah o Jahvé a estas letras, pero esto conduce a la confusién. Cuando consultamos los escritos de los cabalistas descubrimos que las letras no for- man un «nombre», en el sentido humano de una etiqueta que representa a una persona, sino que enuncian una fér- mula. Y esa férmula describe el proceso de la creacién. El Tetragramaton y los cuatro elementos no forman en realidad dos sistemas separados, sino que son, de hecho, un simbolo unificado. Cada uno de los elementos pertenece a una letra: Yod-Fuego, Heh-Agua, Vau-Aire, Heh-Tierra,* y *Estos vinculos provienen de la tradicién del Tarot. Algunos cabalistas usan un orden ligeramente diferente. 21 cuando aplicamos el nombre de Dios a los elementos esta- mos completando el significado de sus diferencias simbé6- licas. El proceso se desarrolla de la siguiente manera: Yod, o el Fuego, simboliza el comienzo de cualquier empresa, la primera chispa creativa, la energfa necesaria para arrancar. En términos mfticos, Yod indica que la chispa divina emer- ge del Dios incognoscible. En términos psicolégicos, repre- senta el impulso a empezar algtin proyecto especffico o una nueva forma de vida. La primera letra Heh —Agua— sim- boliza el comienzo real, cuando la chispa es «recibida» den- tro de un modelo. Miticamente, esto se refiere al Fuego de Dios que toca las «Aguas de lo profundo», es decir, el caos existente antes de que Dios comenzara a reordenar el uni- verso. Psicolégicamente, entendemos que nuestros planes y esperanzas ser4n vagos e informes hasta que la energia del fuego los penetre y nos ponga, efectivamente, a hacer algo. Al mismo tiempo, la energfa inquieta de las Varas no puede beneficiammos a menos que le demos un propésito definido. La tercera letra, Vau, conectada con el Aire, simboliza el desarrollo del plan, el movimiento dirigido y con sentido que hace que todo cobre forma. En su significado sagrado, es el estadio de la creacién en que Dios dio al mundo su forma fundamental. El aire representa el intelecto, y psico- légicamente Vau indica el proceso mental de pasar desde un propésito a un verdadero plan que lleve a la realizacién del proyecto. Finalmente, la segunda letra Heh —Tierra— representa la creacién terminada, la cosa misma. En términos religio- sos significa la materia, el universo ffsico, aquello que Dios cre6 por mediacién del proceso de las otras letras. En térmi- nos humanos, significa la consumaci6n del objetivo. Tomemos el ejemplo de un poema, que no se puede ini- ciar sin un impulso hacia la poesfa y sin el deseo de expre- sar algo. Al mismo tiempo, un deseo tal no va a ninguna parte a menos que podamos escoger un tema determinado. En cierto sentido, el tema «recibe» el impulso de escribir. 22 Aun asf, el poema jamés se realizaré a menos que trabaje- mos sobre él, valiéndonos del intelecto y escribiendo varios borradores para resolver los problemas que plantean las imagenes, el ritmo, etc. Finalmente, el proceso acaba cuando podemos tener ante los ojos el poema terminado y darselo a leer a otros. Un poco de reflexién nos demostrara que la misma evolucién se da respecto de cualquier accién, ya sea construir una casa, fabricar vino o hacer el amor. Es obvio que el tiltimo elemento, Tierra, esta un tanto aparte de los otros. E] matematico y ocultista P. D. Ous- pensky ha expresado esta relacién en el diagrama siguiente: AIRE Una mirada a las letras hebreas nos ayudard también a entender el simbolismo. Lefdas de derecha a izquierda, oa ela Ep Obsérvese cémo Yod, la letra de Fuego, apenas si tiene forma; se asemeja mds bien a un punto, al destello de un primer impulso. Obsérvese también que las dos letras Heh recuerdan vagamente tazas 0 jarros puestos boca abajo. La primera «recibe» el impulso, la segunda «recibe» la totali- dad del proceso, y le da forma ffsica. Finalmente, nétese cémo la tercera letra, Vau, es una extensién de la primera, Yod. El intelecto —Aire— toma la energfa del Fuego y le imprime una direccién definida. Al principio puede parecer que el cuarto elemento, Tie- rra, puede existir independientemente. Sin embargo, para 23 que podamos encontrar algtin significado en nuestras pose- siones debemos entender los procesos creativos que les dieron el ser. Cuando estudiamos los «problemas» que se relacionan con cada palo, vemos que cada uno se plantea tnicamente cuando apartamos el palo de su relacién con los otros. O, en otros términos, cuando nos volcamos dema- siado hacia una sola direccién en la vida. El problema del materialismo de la Tierra se contrarresta agregandole Copas para darle apreciaci6n emocional. En la seccién sobre las lecturas estudiaremos la manera en que se «afiade» un palo a otro. Las cartas Portales Si los Arcanos Menores de la baraja Rider nos sirven princi- palmente como un comentario de la vida corriente, no por eso ignoran percepciones mas profundas ni nos apartan de ellas. Por el contrario, la tendencia filoséfica de los naipes nos lleva siempre en la direccién de las «fuerzas ocultas» que confieren forma y significado a la experiencia ordinaria. Una visi6n verdaderamente realista del mundo (por oposi- cin a la ideologfa estrechamente materialista a la que por lo comtin se considera «realismo») habra de reconocer la energia espiritual siempre presente dentro de las pautas continuamente cambiantes del mundo. Hoy por hoy, gran parte de las principales corrientes cientfficas estan apartan- dose de la idea de que fuerzas tales como el electromagne- tismo sean estaticas y mecdnicas, y encamindndose hacia una imagen que nos las presenta como dindmicas y cons- tantemente creativas. El mazo Rider estimula positivamente esta manera de ver, cuya celebracién se nos presenta en el Diez de Copas, y la vemos en la forma mas directa en los Ases, donde cada elemento esta presentado como un don. Pero el mazo Rider hace algo més que ensefiarnos esta actitud. Ciertas cartas, si se las toma de la manera correcta, pueden ayudar a producirla. Antes nos referimos ya a la 24 creencia ocultista en que la contemplacién de ciertos dise- fios geométricos tiene efectos sobre el cerebro. De modo similar, la unién meditativa con determinadas cartas de los cuatro palos nos aportard experiencias que van més alld de los significados especificos de los naipes. Son éstas las cartas que yo llamo Portales, debido a la forma en que nos abren una senda que va desde el mundo ordinario al nivel interior de las experiencias arquetipicas. Cada palo posee por lo menos uno de estos naipes, y donde hay més es en los Pentaculos. Todas ellas comparten ciertas caracterfsticas: significados complejos y con frecuencia con- tradictorios, y una Extrafieza mitica que ninguna interpreta- ci6én alegérica puede penetrar del todo. Al escoger ciertas cartas para que desempefien esta funcién no intento dar a entender que otras no puedan hacerlo, sino solamente que segtin mi experiencia estas cartas, en particular, acttian de esa manera. En ocasiones, la Extrafieza de un Portal se hallara en la superficie, pero en otros naipes sdlo se pone de manifiesto después de haber analizado intelectualmente la carta. Estos ultimos casos demuestran algo muy importante, a saber, que las percepciones externas e internas no se oponen entre sf, sino que mas bien se refuerzan. La mejor manera de aproximarse a una carta Portal es empezar por el conoci- miento de los significados literales y simbélicos del naipe. Cuando los hayamos recorrido hasta donde ellos puedan llevarnos, llegaremos a la senda de la Extrafieza que per- mite trascenderlos. El Tarot demuestra muchas cosas, algunas de ellas muy inesperadas. Estas cosas emergen mediante la interpreta- cién de las imagenes de sus naipes, nuestra unién con dichas imagenes en la meditacién, y también mediante la vision de las combinaciones que se forman en las lecturas. Si se las toma por separado, las cartas de los Arcanos Me- nores nos presentan un vasto panorama de las experiencias humanas. Juntas, y en unién con las arquetfpicas cartas Mayores, nos conducen a un conocimiento cada vez mas amplio de la cambiante maravilla que es la vida. 25 LOS ARCANOS MENORES 1 Las Varas De una manera u otra, los seres humanos hemos tomado virtualmente a la totalidad de la naturaleza como simbolo de la esencia espiritual de la vida. De todos los sfmbolos naturales, el fuego se destaca como el mds poderoso. Ha- blamos de la «chispa divina» del alma, de que alguien esta «ardiendo de impaciencia» y, cuando una persona esté amar- gada o desilusionada, decimos que su entusiasmo «se ha apagado». Cuando Dios desterré a Adan y Eva del Jardin del Edén, alej4ndolos del Arbol de la Vida, instalé en las puertas un querub{n con una espada llameante para guar- dar la entrada. Con su Cafda, los primeros seres humanos se habfan alienado del fuego celestial. Cuando los yoguis, 29 mediante la meditacién y el ejercicio, hacen que se eleve la kundalini, o fuerza espiritual, experimentan este ascenso como un gran calor que sube por la columna vertebral. Y en el mundo entero, los chamanes demuestran su poder espiri- tual convirtiéndose en sefiores del fuego, danzando entre las llamas o llevando brasas ardientes en la boca. El fuego representa la esencia vital de la vida, que anima nuestro cuerpo. Sin él nos convertimos en cadaveres. El famoso fresco de la Creacién, de Miguel Angel, nos muestra una chispa que pasa del dedo de Dios al de Adan. Para des- cribir los cambios quimicos que sufre la comida en el esté- mago decimos que el cuerpo «quema combustible». El fuego simboliza la energfa misma de la existencia. Porque se eleva, tendiendo constantemente hacia lo alto, el fuego repre- senta el optimismo, la confianza, la esperanza. Para dar a los seres humanos un toque de inmortalidad e inmunizarlos ante las amenazas de aniquilacién de Zeus, Prometeo dio a los hombres el fuego. Como los Arcanos Menores se ocupan principalmente de la variante externa de la experiencia, las Varas tienden a ensefiar c6mo se muestra el fuego interior en la vida ordi- naria. Ademés del conocimiento especifico que de él se ob- tiene, un estudio de los Arcanos Menores demuestra c6mo la experiencia terrenal se deriva de una base espiritual. Las Varas, pues, representan antes que nada el movi- miento. Ya sea que pierdan o que ganen, las Varas estén en una pugna constante, no tanto a causa de problemas u ob- jetivos reales, sino por simple amor al conflicto, a la ocasi6én de usar toda esa energfa. En cuestiones de negocios, las Varas representan el comercio y la competencia; en amor simbolizan el romance, la declaracién amorosa, el acto de conquista de un enamorado, antes que la propia emocién amorosa. Las Varas nos inducen a encarar la vida activa- mente y con ilusi6n. Cuando el éxito de las Varas es demasiado, como suce- de con el Rey o con la figura del naipe Dos, puede adue- fiarse de ellas la melancolfa, porque las recompensas del éxito pueden inmovilizarlas. En otros momentos, como con 30 el Nueve o el Diez, hacen que el habito de pelear o de asu- mir todos los problemas las ciegue para otras alternativas més pacfficas. Sin embargo, la influencia de las Varas nos muestra sobre todo gente que gana sus batallas. Mediante las Varas en- contramos el Camino hacia el Espiritu en el movimiento, la acci6n, el vivir por el gozo de vivir. Encuentran su expresién més poderosa en el Cuatro, al salir danzando de la ciudad amurallada para celebrar el poder vivificante del Sol. Y sin embargo, con toda esa energfa vitalizadora que se expresa en el poder del Sol para extraer, literalmente, la vida de la tierra, el fuego también destruye. Si no se la con- trola y se la dirige, esa energfa calcina el mundo. Por eso vemos que todas las cartas cortesanas de Varas estan, de pie o sentadas, en un desierto. A pesar de su optimismo y de su avidez, las Varas necesitan la influencia suavizante de las Copas, porque sin agua, el sol del verano no aporta mas que sequia. De las Copas proviene, pues, un sentido de pro- fundidad, asf como la capacidad de sentir y no sélo de ac- tuar. De las Espadas obtenemos un sentimiento de planifica- cién y direccién para toda la energfa. De las Espadas pro- viene también una conciencia del dolor y del sufrimiento, que equilibra el optimismo de las Varas y su espfritu de con- quista. Y de los Pentdculos nos viene un sentimiento de estar arraigados en el mundo real, una capacidad de disfru- tar de la vida y no solamente de triunfar sobre ella. 31 Figura 1 El Rey Tradicionalmente, en las lecturas, las cartas cortesanas de cada palo representan personas que han de influir sobre la vida del sujeto, pero aunque con frecuencia es realmente asf, estos naipes también pueden simbolizar al propio con- sultante. Si se las toma aisladamente, es decir, fuera del contexto de lecturas especfficas, las dieciséis cartas cortesa- nas ofrecen un abanico més amplio de caracteres humanos. Ya sea en una lectura o tomada aisladamente como objeto de estudio, cualquiera de las cartas cortesanas indica una persona que tiene o expresa las cualidades simbolizadas por el naipe. Un Rey (0 un Caballero, o un Paje) no significa necesa- riamente un hombre, ni una Reina una mujer. Muestran, mas bien, las cualidades y actitudes simbolizadas tradicio- nalmente por esas figuras. Las funciones sociales especffi- cas de un rey, de una reina o de un caballero evocan de- terminadas experiencias y responsabilidades, que son las que las cartas simbolizan con no menor frecuencia que la edad o el sexo. También debemos evitar la idea de que una carta podria simbolizar a un individuo durante toda la vida, en el sentido 32 de que se pueda decir de alguien «Es la Reina de Varas», creyendo que asf se resume la vida de la persona. Alguien puede pasar durante un mes por una fase de Reina de Es- padas, y al mes siguiente convertirse en un Caballero de Copas, o bien tener simulténeamente ambas vivencias en diferentes aspectos de su vida. Un rey es un gobernante, responsable del bienestar de la sociedad. En el mazo Rider los cuatro Reyes llevan deba- jo de la corona lo que Waite llama un cap of maintenance*. Tradicionalmente, al rey le corresponde la responsabilidad del mantenimiento [maintenance] de su pueblo. Por consi- guiente, todos los Reyes representan al mismo tiempo el éxito (porque el rey, finalmente, es supremo) y la responsa- bilidad social. El Rey de Varas expresa estas cualidades en los térmi- nos que le marca su palo. Indica una persona de mentali- dad fuerte, capaz de dominar a otros mediante su fuerza de voluntad, Su poder se deriva de una sélida fe en su propia justicia. El sabe la verdad; sabe que su método es el mejor, y considera simplemente natural que los demés lo sigan. Al mismo tiempo, muestra la energfa de las Varas con- trolada y convertida en proyectos titiles 0 en carreras a largo plazo. La naturaleza aventurera de las Varas puede hacer que un persona asf se sienta inc6moda en este papel. El Rey se inclina hacia adelante en su trono, como si quisiera levantarse de un salto para correr en busca de experien- cias nuevas. Es sincero por naturaleza, ya que no ve razén para men- tir ni valor en las mentiras. Es positivo y optimista por la misma razén; la energfa de las Varas arde con tanta fuerza en él que no entiende por qué nadie habria de expresar actitudes negativas. Una personalidad tan fuerte puede mostrar tendencia a la intolerancia; es incapaz de entender la debilidad 0 la de- sesperacién, porque son cosas de las que él mismo no ha *Gorro que solfa usarse como simbolo de dignidad oficial o alto rango. (N. de la T.) 33 tenido experiencia. Este lado impaciente del Rey podria de- finirse con el lema: «Si yo puedo, tt también.» En cierta ocasiOn, en una lectura, vi una expresién muy justa de lo que se solfa llamar «la brecha generacional»: el Rey de Varas y el Loco, ambos llenos de energfa, y sin embargo, uno de ellos es la esencia de la responsabilidad, y el otro la pura imagen del instinto y de la libertad. Dos sfmbolos dominan la carta: el le6n, emblema de Leo, y la salamandra, un lagarto legendario del que se crefa que vivia en el fuego. Los dos representan lo terrenal y lo espiritual, ya que mientras que Leo indica los rasgos de per- sonalidad que pertenecen al Fuego, la salamandra era uno de los simbolos favoritos de los alquimistas. En su mejor aspecto, el Rey es el sefior del Fuego creativo. Con su sen- tido del compromiso social, lo ha domesticado y puesto a nuestro servicio. Obsérvese que las salamandras que ador- nan el manto se muerden la cola. El cfrculo cerrado significa madurez y completamiento. Comparese esta imagen con la tanica del Caballero, donde la boca de las salamandras no les llega a la cola. Invertida Cuando invertimos una carta alteramos en algiin sentido su significado principal, como si el impacto original se hubiese bloqueado o vuelto a canalizar, 0 en algunos casos, como si hubiera sido liberado. Algunos comentaristas del Tarot pre- fieren hacer caso omiso de los significados invertidos, y es verdad que en la meditacién o en la actividad creativa con- sideramos generalmente todas las cartas como si estuvieran en posicién normal. Pero para las consultas 0 el estudio, los significados invertidos duplican con creces los significados posibles en el mazo. Al mostrarnos el naipe desde un 4ngulo diferente, nos dan una comprensién mds amplia de lo que éste realmente significa. En una lectura, si una carta cortesana se refiere a una persona especffica (por su tipo ffsico, digamos, mas bien que por las cualidades del naipe), al aparecer invertida indica que esa persona esta perturbada o bloqueada, o quizé que 34 tiene una influencia negativa sobre el sujeto. Por otra parte, si consideramos las cualidades de la carta, cuando esta in- vertida muestra dichas cualidades alteradas. En posicién normal, el Rey nos muestra a alguien pode- roso e imponente, que sin embargo suele ser intolerante con las debilidades ajenas. Si esta invertida, la carta nos muestra ese fuego natural después de que ha tropezado con obstaculos e inconvenientes que podrian haber asus- tado 0 volcado hacia el cinismo a una persona menos enér- gica. Pero como él es el Rey de Varas, no pierde su fuerza sino que la atempera, muestra mds comprensién hacia los otros y, al mismo tiempo, se endurece en su actitud hacia la vida, que ya no se le aparece como una contienda tan facil. Aqui es muy adecuada la f6rmula de Waite: «Bueno pero severo, austero a la vez que tolerante.» Figura 2 La Reina La Reina representa el yin, es decir, las cualidades recepti- vas de cada elemento. Muestra mds bien una apreciacién de ese elemento que el uso social que el Rey hace de él. Esto no significa que las Reinas indiquen debilidad, ni tam- 35

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