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John Dawe, Lewis Taylor, ENRIQUE LOPEZ ALBUJAR Y EL ESTUDIO DEL BANDOLERISMO PERUANO dedicadas al estudio de! bandolertsmo andino, tanto en sus mam- festaciones histéricas como contempordneas, resulta sorprendente que hasta la fecha no se haya tratado de revisar de manera critica los escritos de Enrique Lépez Albiyar sobre este tema Semeyante brecha en la literatura es especialmente inquietante si vemos que las publicactones de este autor peruano, en particular, sirvieron de importante fuente de infor- maci6n para el mnovador trabajo de Eric Hobsbawm sobre las causas y significacién social del bandolerismo! Un indicador de este descudo, con respecto a la contribuci6n de Lépez Albuyar, es el volumen editado por Carlos Aguirre y Charles Walker, que constituye la coleccién de ensayos de mayor alcance hasta ahora publicada sobre la proseripcién peruana Todos los articulos en el libro ignoran 0 hacen muy pasajeras referencias de las ideas de Lépez Albwiyar? En otros trabajos, cuando se considera la obra de Lépez Albuyar digna de ser mencionada (por lo general de forma muy breve), invariablemente se pasa por alto la compleyidad de sus argumentos o se mterpretan mal sus enfo- ques, hecho que es provocado por un conocimiento que sobrepasa apenas al de ciertas citas selectivas, recogidas de fuentes secundarias, que parecen idealizar la actividad de los bandidos Asi, en su excelente ensayo respecto del estado actual de los «estudsos sobre bandidos» Jatinoamericanos, Gilbert Joseph califica a los escritos de Lopez Albtyar sobre el bandolerismo como un ejemplo particular de «na- A unque en ajios recientes ha crecido el ntimero de publicaciones 1 Hosspawm, EJ Primitive Rebels Studies in Archatc Forms of Social Movements inthe Nineteenth and Twentieth Centurtes Manchester Manchester University Press, 1959, HopsbawM, EJ Bandits Harmondsworth Penguin Books 1972 2 AGUIRRE, C y C WALKER Bandoleros abigeos y montoneros Cruminalidad y violencia en el Peru siglos XVHI-XX Lima Instituto de Apoyo Agrario, 1990 DEBATE AGRARIO / 19 136 Joun Dawe, Lewis TAYLOR rraciones hist6ricas, producidas localmente, que glorifican a los héroes bandoleros»? Desafortunadamente, este tipo de categorizacién no hace Justicia a la diversidad de argumentos de Lopez Albtyar Tampoco aprecia plenamente el valor histérico de sus textos, escritos como fueron cuando no existia estudio comparable en detalle o brillo sobre el bandolerismo andino Vale la pena notar aqui que la monogiafia sobre bandidos publica- da por José Varallanos, contempordneo de Lépez Albtiar, es relativamente superficial, pues aunque Varallanos estuviera bien familiarizado con su Hudnuco natal, no posefa la amplitud de conocimientos de Lépez Albtyar sobre la vida provinciana* Dada la naturaleza pionera del trabajo de Lépez Albiyar, el objetivo de este articulo es premunir al lector de una visi6n panoramica de sus argu- mentos principales, relacionandolos con parte de la literatura actual sobre bandolerismo en la regién andina La discusi6n se centra alrededor del texto clave de Lépez Albtyar, Los caballeros del delito (1936), aunque también se utiliza material relevante de sus dos colecciones de cuentos cortos inmensamente populares Cuentos andinos (1920) y Nuevos cuentos andinos (1937)5 TRASFONDO BIOGRAFICO Enrique Lépez Albtyar nacié en una familia provinciana de clase media de la nortefia ciudad costera de Chiclayo, un 23 de diciembre de 1872 Siendo él muy nufio, la familia se mud6 més al norte, a Piura, residiendo inicial- mente en la capital departamental y estableciéndose pronto en el pequefio pueblo de Morropén, donde nuestro personaje comenzé su vida escolar antes de ser enviado a Lima para completar su educacién secundaria® Luego de salir del colegio en 1890, Lépez Albiiyar mgres6 en la facultad de derecho de la Universidad de San Marcos, inici4ndose pronto en periodismo Sus ataques al presidente Caceres y la publicactén de algu- na poesia erética en 1893, titulada Rosa carne, le merecieron ser arrestado y enyuiciado bajo la acusaci6n de «subversi6n» ¢ «inmoralidad» Stendo absuelto en medio de los aplausos del puiblico en la galerfa, Lépez Albiyar continué sus actividades periodisticas, que le valieron otro perfodo tras las 3. JosePH, GM «On the Trail of Latin American Bandits A Reexamination of Peasant Resistance», Latin American Research Review, 25 3 (1990), 9 4 VARALLANOs, J Bandoleros en el Per Ensayos Lima Editonal Altura, 1937 5 LOPEZ ALBUIAR, E Los caballeros del deluo Lama Editorial Juan Mejia Baca 2* edicion, 1973-1936, LOPEZ ALBUJAR, E Cuentos andinos Lima Editorial Libertadores de America, 16* edicion, 1983 (1920), LOPEZ ALBUIAR, E Nuevos cuentos andinos Lima Ediciones Librena Studium, 7* edici6n, sin fecha (1937) Entre 1897 y 1916 Lopez Albujar ya habia escrito un buen numero de otros cuentos cortos, libros y ptezas teatrales, basados en sus expentencias infantiles en Prura 6 Para mas detalles sobre la vida de Lopez Albuyar ver BASADRE,J Peruanos del siglo XX Lima Ediciones Rikchay Peru, 1981, pp 89-94 Enrique Lopez ALBUJAR Y EL ESTUDIO DEL BANDOLERISMO PERUANO: 137 rejas y provocaron un escdndalo ocasional dentro de Ja alta sociedad limefia A pesar de estas distracciones, logré finalmente obtener su grado de abogado en 1904 Una vez recibido, Lépez Albtyar regres6 a Piura a establecer y editar un periédico semanal de nombre El Amigo del Pueblo, desde cuyas pagi- nas atacé a la iglesia y al gamonalismo provinciano y alz6 su voz para apoyar al Partido Liberal encabezado por su fundador Augusto Durand Esta postura resullaba un tanto equivoca, considerando que Durand era un poderoso terratentente y un caudillo ambicioso del departamento andino de Hudnuco, cuya politica dominaba desde poco después de la Guerra del Pacifico hasta el ascenso de Legufa en 1919 Tras el cierre de El Amigo del Pueblo en 1908, Lépez. Albiyar se gan6 la vida por medio del periodismo independiente y del trabajo de abogado desde los dos lados de la banca entre 1911 y 1913 obtuvo un nombramien- to temporal como juez para los departamentos de Prura y Tumbes, mientras que en 1916 actué como abogado defensor para los trabajadores huelguis- tas de los campos de explotacién petrolera de Talara y Negritos Luego de servir de lider del Partido Liberal de Piura por nueve afios, en julio de 1916 Durand persuadié a Lopez Albijar a que regresara a Lima como jefe correspondiente del diario nacional La Prensa, del Ifder liberal, puesto que ocupé por seis meses antes de solicitar un nombramiento judicial del presidente José Pardo Esta petici6n le fue concedida (seguramente por la intercesi6n de Durand) en febrero de 1917, stendo Lépez Albtyar investido como «uez de primera instancia» pera Hudnuco Asf comenzé un largo perfodo de empleo como juez itmerante en diversos departamentos provin- ciales Sin embargo, su carrera raramante discurné sin incidentes, pues en ocasiones aquellas de sus sentencias que resultaron controvertidas provo- caron escéndalo y mortificaron a sus supertores En diciembre de 1918, por ejemplo, Lépez Albiyar fue suspendido por tres meses por la Corte Suprema de Lima, por absolver a un hombre y a una mujer acusados de adulterio, Tuego de que Ia pareja convenciera al compadecido juez de la superioridad moral del «amor libre» A pesar de tales contratiempos, la posici6n judicial en Hudnuco consti- tuy6 un momento decisivo en la vida de Lépez Albijar Se familiariz6 con aspectos de la vida de los campesinos en el departamento, y de esta experiencia obtuvo la posibilidad de escribir su primer volumen de cuentos cortos, que pronto se establecié como un hito en la literatura peruana del siglo XX De acuerdo con uno de los més agudos criticos Iiterarios perua- nos, Tomas Escayadillo, la publicacién de Cuentos andinos en 1920 marcé «el comienzo de la narrativa indigemsta en el Peri», viéndose a Lépez Albtyar como el predecesor de Ciro Alegria y de José Maria Arguedas’ El emmente historiador peruano Jorge Basadre compartié esta opimién, afir- 7 EscasabiLlo, T La narratwa de Lopez Albwar Lama conve, 1971 pp 34, 62-3, 89 138 Joun Dawe, Lewis TaYLor mando que Lépez Albiyar era «el primer representante del cuento indige- musta corto, el creador del género en el Peri, pero no siendo un indigenista burdo», debido a que «penetraba el mundo rural y retraté al imdigena dentro de una variedad de situaciones sociales y psicolégicas sm recurrir a lapropaganda _analizando al indigena en su propio contexto y no en aquél de Lima o Parfs Lépez Albtyar escribié con la autordad taciturna de quien conoce a su personaye de primera mano»® Animado por cl aplauso cast untversal con que fue recibida su obra Cuentos andinos y promovido en 1923 de Hudnuco a Piura en calidad de «juez de primera instancia», Lépez Albiyar procedié a escribir la primera novela «negrista» del Peré. Matalaché Publicada en 1928, obtuvo un éxito inmediato Esta obra se ambientaba en una hacienda de Piura durante el siglo XVIII tardio La trama gira alrededor del desarrollo de una relacién entre un esclavo negro y una criolla de Ia elite terrateniente provinciana Los dos mensajes centrales del Itbro son la condena de la esclavitud y la denuncia de la represi6n sexual El afio en que aparecié Matalaché, Lopez Albijar fue nuevamente trasferido, esta vez a su nativa Lambayeque, donde actué como miembro del aparato judicial hasta 1930, afio en que fue enviado a servir en los departamentos fronterizos surefios de Tacna y Mo- quegua Los conocimentos adquinidos por Lépez Albtyar mientras Hevé a cabo sus deberes judiciales en Hvdnuco, Piura, Tumbes, Lambayeque, Tacna y Moquegua, permitieron que estuviera en una posicion privilegiada y winica para escribir un informado estudio comparativo sobre el bandole- rismo en el Peri de comienzos del siglo XX EI estimulo para acometer esta tarea lo obtuvo de una carta escrita por José Varallanos el 30 de mayo de 1932 al juez de primera instancia de Tacna, en la que Varallanos solicitaba respuesta para quince preguntas relacionadas con el bandoleris- mo De tal forma motivado, Lépez Albtyar comenzé a ordenar sus ideas, y desde setiembre de 1932 a mayo de 1933 escribié las casi 400 paginas que serian eventualmente publicadas en 1936 bajo el titulo de Los caballeros del deluo ‘Aunque complacido con la eleccién del titulo del libro, Lépez Albiyar era demasiado consciente de que su naturaleza ambigua podfa muy fécil- mente dar al lector casual la impresién de que estaba ofreciendo una imagen dulcificada del bandolerismo rural, dentro de Ia tradici6n del «ladr6n noble», como ha sugerido Gilbert Joseph Etiquetar a los bandidos 8 BASADRE, J Peruanos, ob cit, pp 91-2 Basadre exagera un tanto, como vere- mos, aunque cast no hay duda de que la Inferatura de Lopez. Albuyar es supertor a la de la mayor parte de literatos «indigemistas» que escribieron en las primeras decadas de este siglo Aun cuando ocupara una posicion importante entre los fundadores de ta literatura candigenista» en el Peru, Lopez Albyyar 20 1dealizo al indto, como st ocurrio en otros escritos indigentstas En vez. de presentar a los indios como victimas pastvas, subrayo sus caracteristicas reactivas y rebeldes ante la explotacin En cuanto a estos asuntos, ver ESCAJADILLO T La narratwva, ob cit , pp 63-75 ENRIQUE LOPEZ ALBUIJAR Y EL ESTUDIO DEL BANDOLERISMO PERUANO 139 como «caballeros criminales» pudiera también haber resultado controver- tido, especialmente saliendo de la pluma de un juez Por estas razones L6pez Albiyar micié su libro con un prefacio en el que justificaba su selecci6n Razonaba que un titulo tal como «Un andlisis del bandolerismo peruano», o «Una contribucién a la cnminologia peruana», hubieran resul- tado presuntuosos considerando su falta de preparacién en sociologia y criminologia, reflexién que lo conduyo (no sin un tinte de falsa humuldad) a tratar de encontrar un titulo que correspondiese m4s cercanamente a «la insignificancia del autor y a la modestia del tema»? Tampoco queria dar al libro un insfpido titulo «técnico», especialmente temendo en cuenta que «atin cuando admunistro pusticia, siempre habla el poeta no pude resistir la tentacién de poetizar este libro desde el frontispicio Esta es la razén principal por Ja cual he decidido Hamar a los practicantes del tipo de comportamiento criminal que examino “los caballeros del delito”, stendo considerado el término “caballeros” particularmente aproptado para su inclusi6n en el titulo, pues para que un bandido peruano pueda robar tiene que hacerlo sentado en algo, y ese algo es un caballo No a pre, porque sabe lo que es trepar montafias y cruzar destertos»!° Aqui es importante anotar que aun seleccionando un titulo tan enigmé- ttco como el que escogi6, Lopez Albiyar era consciente de su capacidad de engaiiar al lector superficial Por lo tanto, en el prefacio hace varios enun- c1ados que subrayan el hecho de que los eventos relatados ocastonan que «la sangre aparezca por todo el texto», pues ademas de robo, el bandolerismo significa «secuestro, violaci6n, laceraciones y homicidio»!! Es a la consi- deraci6n de estos eventos a los que volcamos nuestra atenci6n seguidamente FACTORES QUE EXPLICAN LA AUSENCIA DE BANDOLERISMO EN TACNA Y MOQUEGUA Lépez. Albtyar organizé Los caballeros del delito sobre la base de sus ex- periencias yudicrales, dedicando dos capitulos de la primera parte del hbro acada uno de los departamentos en los que admunistré la ley! El primero de estos capitulos proporctona al lector una descripcién del ambiente de la localidad, en estilo tiprcamente literario, seguido de otro que detalla lo que el autor percibe como las caracterfsticas principales de la actividad bando- lera en ese departamento La segunda mutad del libro consiste de diecisiete recuentos que narran las hazafias de bandoleros individuales Abriendo el estudio con un examen de la crimmalidad en Tacna y Mogquegua, Lépez Albiyar empleé estadisticas obtemidas de archivos yudi- ciales para argumentar que esos departamentos registraban los mds bajos 9 Lopez ALauIAR,E Los caballeros, ob cit, p 10 10 Ibid, p 14 11 Ibid, pp 9y 13 12 La excepcién es Moquegua por alguna razon estudiada en tres capitulos cortos 140 Joun Dawe, Lewis TAYLOR fndices de crimen de todas las 4reas en las que sirvié como juez Se sostenfa que esta relativa ausencia de criminalidad era «especialmente cierta en lo que respecta al bandclerismo», lo que parecia sorprendente dadas las condiciones geogréficas «favorables a este tipo de delincuencia», debido a la existencia de escasamente pobladas zonas fronterizas con Bolivia y Chile que contenfan muchos escondites propicios!? Se afirmaba que en estos departamentos surefios «Cuando se roba 0 asalta en sus caminos 0 estancias es en forma ocasional, esporddica, y s6lo en los campos y serranfas de la provincia de Tarata, vecinos a las frfgidas alturas del Maure Y este robo esta circunscrito al abigeato, especial- mente a la sustraccion de Hamas y alpacas, sin consecuenctas homicidas, sin ataques violentos a las aldeas, estancias 0 pastizales, sin ese epflogo de destruc- cion vandalica, que demuele o incendia, no obstante la condicién del delincuente, por lo general indo, analfabeto y semicivilizado A pesar de esta situacién favorable, de la orfandad espiritual en que viven los habitantes de esta region, el bandolerismo organizado no existe ahi »!4 L6pez Albiyar adelanté tres factores que explicaban esta ausencia de bandas profesionales, asf como la baya incidencta de la delincuencia en general a) una estructura social rural relatrvamente igualitaria, b) el bayo nivel de actividad comercial en el terior, y, c) las circunstancias politicas iusuales resultantes de la ocupacién chilena de Tacna Antes de proceder a la discusién de los argumentos de Lopez Albtyar, tal vez resulte oportuno ofrecer algunos comentarios sobre teorias contem- porfineas en relaci6n a las causas de la delincuencia, que pueden ayudar a perfilar sus ideas Durante las décadas tempranas del siglo XX, la escuela italiana de crimmologfa gozaba de extensa influencia en América Latina Los crimi- nélogos positivistas como Cesare Lombroso (1835-1909), Raffaele Garo- falo (1852-1934) y Enrico Fern (1856-1929) suscribian la creencia «comtiana» de que todos los fendmenos, incluyendo los sociales, depen- dian de las leyes naturales Contraramente a los pensadores humanistas anteriores, tales como Feuerbach, que interpretaban la conducta criminal como actos calculados y controlables Hevados a cabo por individuos ra- ctonales que por lo tanto resultaban abtertos a reformarse, Lombroso y sus seguidores crefan que la mayor parte de la actuaci6n humana estaba deter- munada por fuerzas fuera del control de los individuos Asi, muchos crimi- nales nacfan, no se hacfan, sttuaci6n que estimuld a Fern a desarrollar el concepto de i! delinquente nato Al esgrimur tal posicién, Lombroso y sus colegas adoptaron la idea de Darwin sobre el atavismo, para argumentar que los criminales representaban un «salto atras» en la cadena evolutiva, cuyas principales caracteristicas eran un «retardamiento» mental y fisico 13 Ibid, p 51 14 Ibid EnrIQUE LOPEZ ALBUJAR Y EL ESTUDIO DEL BANDOLERISMO PERUANO 141 Entre los criminélogos italianos mas tempranos estuvieron muchos médicos, que enlazaron un determmismo biolégico a un darwimismo so- ctal, para sostener que la raza y la fistologia estaban en la raiz de la conducta delincuencial Como buenos positivistas, ademds, consideraban que se podian emplear indices «cientificamente» mensurables sobre la base del estudio detallado de la forma del crdneo, el tamafio del cerebro, los rasgos faciales y fisicos (vg , frente mclnada hacia atrés, cejas pobla- das, abundante pilosidad corporal, brazos largos, etcétera), la composicién hormonal y otras variables semeyantes, para con ello alcanzar cAlculos «objetivos» relativos a la propensién para cometer actos criminales y violentos Lombroso, por eyemplo, era proclive a coleccionar datos de los créneos de los mds infames bandidos italianos Fuera de ciertos rasgos ffsicos que supuestamente epitomaban un «tipo ideal» de criminal, Lom- broso también «detect6» que al reincidente lo caracterizaba una ausencia de valores morales, una crueldad, vanidad, pereza e insensibilidad al dolor, asf como el ser poseedor de «los feroces instintos de la humanidad primiti- va y de los animales inferiores»!® Enrico Fern adopt6 muchas de las ideas fisiolégicas construidas en torno a la raza, suelo y clima propugnadas por su mentor Lombroso, pero también traté de ir més allé del determmismo bioldgico para consagrar mayor atencién a las causas sociales de la delincuencia Como resultado de ello, se convirtié en «un fuerte defensor de la teorfa de la miltuple causa- c16n»!6 Sin embargo, Ferri comeidia con sus colegas en que el grado de «temibilidad» (temtbilitd) y de peligrosidad (pertcolositd) para la socie- dad, originado en grupos raciales 0 sociales e individuos particulares, estaba abierto a medici6n, y, sobre la base de estos datos, las causas ambientales y fisiolégicas de la crmmalidad podrian ser controladas con el tiempo, reduciendo simulténeamente el nivel de la conducta desviada!7 Las ideas de Fern fueron particularmente importantes, considerando que realiz6 dos exitosas giras de conferencias en América Latina, en 1908 y 1910 Las traducciones al espaiiol de sus mas importantes publicaciones fueron ampliamente difundidas por todo el continente en las facultades de derecho y en la profesién legal en general, incluyendo la Universidad de San Marcos, donde predominaban los conceptos positivistas desde los afios de 1890 Las ideas de Ferri también fueron ventiladas por panfletartos tales como Victor Modesto Villavicencto, que publicé las monografias titula- das «Enrico Ferr» (Lima, 1929) y «Algunos aspectos de nuestra sociologia criminal» (Lima, 1930) Escrita desde una perspectiva «ferrista», esta viluma obra lleg6 a ser compulsivamente lefda en circulos legales, demostrando ser un tanto original en el sentido de que contenfa un capitulo sobre el tema, hasta entonces 1gnorado, del bandolersmo peruano Tomando en cuenta la educacién que recibrera en San Marcos y 1a publicacién de los 15 MANNHEIM, M Comparative Criminology, vol 1 London Routledge & Kegan Paul, 1965, pp 215-6 16 Ibid, p 219 17 Ibid, pp 222-3 142 Joun Dawe, Lewis TAYLOR tratados de Villavicencio poco antes de que escribiera Los caballeros del delito, no resulta sorprendente que las opmiones de Ferri y otros crimindlo- gos italianos eyercieran influencra considerable en Enrique L6pez Albijar Otra «teorfa» emanada de Europa, considerada por Lépez Albiyar en Los caballeros del delito, era la de la «ley térmica de delincuencia» asocia- da con Lacassagne (1843-1924) Junto con los ttalianos Lombroso y Ferri, miembros de la escuela francesa de crimmologfa, procuraron demostrar que el clima, temperatura y las estaciones mnfluenctaban upos de conducta criminal, stendo los asaltos sangrientos supuestamente mAs comunes en climas célidos (vg , Italia y Espafia) y durante los meses de verano, mien- tras que los crimenes contra la propiedad eran norma de climas més frios (como el de Alemania) y del mvierno!® Aunque Lépez Albtiyar fue influenctado en grados diversos por algu- nas de estas «teorfas» originadas en Italia (como puede verse en aquello de que «el delincuente es usualmente un indio, analfabeto y semt-crvilizado»), también fue agudamente consciente de que la estratrficacién social y las vartaciones locales en las relaciones de clase jugaban un importante papel en fomentar el bandidaye Esta coexistencia de criminologia positivista del temprano siglo XX y de un reconocimento de la sigmificact6n de estructu- ras de poder en el ecléctico weltanschauung de Lépez Albtyar, sale a flote en lo que desafortunadamente es el tinico extracto de Los caballeros del delito que es con frecuencia citado en los estudios contempordneos sobre el bandolerismo latinoamericano « Luego de poner de relieve la brecha étnica entre gobernantes y gober- nados, la corrupcién oficial y otros factores que se combinaron para soca- var la autoridad moral y la legitumidad del Estado peruano, Lopez Albtyar busc6é demostrar que una segunda causa del bandolerismo en Hudnuco era la psicologfa idiosincratica de la poblaci6n indigena Una caracteristica de las pandillas de proscritos que infestaban los distritos de Chaulén y Margos, era la sed de sangre en la necesidad de demostrar la virilidad Esto signifi- caba que el robo en la carretera publica estuvo regularmente acompafiado por homicidios y violaciones frfamente perpetrados, actos que no fueron generados por «urgente necesidad material», sino por «un amor a la violen- cia», asi como «por una reaccién istintiva en contra de una pasividad social y las exacciones diartas que le han impuesto sus explotadores En su rafz, las acciones del bandido son una rebelién en contra del saqueo msaciable cometido por el hombre en contra de su raza»3? Explicando lo que consideraba como una inchinaci6n a la provocacién de intitules derramamientos de sangre, Lépez Albtiyar nuevamente se apoy6 en el determinismo biolégico propagado por los criminélogos italianos Por ejemplo, al tratar de contestar su pregunta «,cul es la psiquis del bandido huanuquefio?», se defin16 que «Es mentalmente retrasado, con un coeficiente intelectual oscilando entre aquel de un adulto retardado y el de un imbécil Lamentablemente sus actos estan determinados por esta condicién E] bandolero es diestro en lo que se refiere a vicio, hupocresta, engafio y agresién, poseyendo toda la apariencia del delincuente Pero es un nifio con respecto a un entendimiento de principios eticos y toda noci6n de cultura »°3 De acuerdo con Lépez Albtyar, este «atraso» moral y predileccién psicolégica por la crueldad —Io que se ha tdentificado como una caracteris- tica importante del «tipo ideal» de bandolero en esta parte de la sterra— ha sido vinculado a la tercera causa mayor de crimen violento, esto es, los encarnmzados enfrentamientos (vendetta) de aldea contra aldea Estos con- flictos fueron particularmente intensos en los distritos de Chaulén y Mar- 31 Ibid, p 127 32 Ibid, p 121 En algun otro lugar, Lopez. Albuyar se refiri6 a la sdeologra «machis- ta» como la causa del erimen violento (ibid , p 123) 33 Ibid, p 125 Lépez Albwar repitié varios de estos argumentos en su articulo «Sobre la psicologia del indio», Amauta, 4, diciembre de 1926, pp 1-2 Enrique Lopez ALBUIAR Y EL ESTUDIO DEL BANDOLERISMO PERUANO 149 gos, donde la violencia fue descrita como «espantosa, brutal, feroz», ¢ incluyd «mutilaciones, asesinatos, allanamientos, incendios, pillaye, viola~ c1ones», Ilevados a cabo por un «bandolerismo organizado que es devastador y guerrero»4 Este ajuste personal de cuentas entre las comunidades campesinas, que llevaba a frecuentes persecuciones y series descontroladas de matanzas por venganza, fue alentado —segtin crea Lépez Albtyar— por conducto de los yueces de paz locales, quienes, «acostumbrados a todo tipo de crimenes horrendos», no presionaban para la captura y enyuiciamtento de los tras- gresores, prefiriendo més bien establecer una compensacién financiera para la familia de la victrma35 Una razén por la que estos yueces de paz turales adoptaron este curso de accién fue por la creencia de que la corte en Hudnuco no perseguiria con energia a los asesinos y ladrones Més atin la prisién de un asesino no trafa consigo la asistencia econémica a la parte agraviada Esta actitud, sostenia Lépez Albtyar, fue menos comin en el distrito de Hudnuco, donde Ja proximidad a la capital departamental sigmi- ficaba que la presencia del Estado era mds evidente y los indices de criminalidad notoriamente inferiores que en distritos mas aislados, situa- ci6n que lo Ievarfa a defender que «La criminalidad de un lugar est4 en relaci6n directa con la distancia que lo separa de su sede provincial o capitalina»36 Ademés de las tres rafces principales del bandolerismo endémico de Hudnuco, que ya hemos mencionado, se ha dicho que su persistencia se debi6 a dos factores menores a) un ambiente fisico propicio, y, b) el 34 LOPEZ ALBUIAR,E Los caballeros, ob cit , pp 119-20 Para respaldar su preten- sion con respecto a este punto, Lopez Albyjar cito profusamente de una carta que le mandara el entonces yuez de primera instancia de Huanuco, quien le mformo que «En el pueblo de Pampas, una pandilla de bandoleros, dirigidos por individuos que han completa- do su servicio militar, atacaron una casa y, al estallido de sus nfles, gritos amenazantes y soplidos en una cometa militar, asesinaron a toda una familia uno de cuyos miembros, habiendo escapado de la masacre con la ayuda de algunos vecinos compasivos, fue alcanza- do en el camino y muerto por ser la ultima cabeza visible de la familia _en este incidente perecteron de ocho a diez personas » Se cito otro caso ocurdo durante la fiesta de Cochas, cuando el enfrentamento entre «dos pandillas enemigas» resulto en una «horrible ma- sacre», producto de «la fiebre sanguinaria que posera a los hombres» (ibid, p 133) 35 Ibid, p 126 Con respecto a este asunto, Lépez Albwjar sefialo que los yueces de paz rurales «se esfuerzan por apaciguar a la parte peryudicada y por asegurarle alguna compensacton Obviamente, el magistrado exige una porcion de la torta ,Acaso el cadaver va a volver a la vida al capturar al asesno y sentenctarlo a un largo periodo de prision? ,Acaso no es mas razonable dar a la viuda, hijos 0 padres algun dinero en efectivo que les permita merementar su ganado o cancelar una deuda erénica, 0 cubnir los gastos meurndos at apadninar alguna festividad religiosa futura? La consecuencia de tales acctones es, cast stempre, el que la victima o sus panentes lancen un torrente de amenazas, asaltos y saqueos que deben ser respondidos de igual forma Como consecuencia, se desarrollan aquellos pleitos por venganza o “vendetta” entre familias, que s6lo concluyen cuando una de ellas, cuando no ambas, son liquidadas» (1bid) 36 Ibid, p 127 150 Joun Dawe, Lewis TAYLOR entusiasmo de la poblactén local por poseer armas y disparar Un terreno extremadamente montafioso y boscoso servido por caminos poco adecua- dos, significaba que el departamento era muy dificil de resguardar polt- cialmente Esto, combinado con un Estado débil en términos de su capaci- dad coercitiva, queria decir que los grupos de bandidos podian huir a sus escondites en las montaiias, donde su «persecucién y captura son imposi- bles», permutiendo de esta forma su resurgimiento Quedaban indemnes una vez que los guardias rurales ceyaban en su acecho y se retiraban a la ciudad? Un adicional estimulante ambiental para la delincuencia habria sido el clima (bajo la forma de sequfas e mundactones) y suelos pobres, especialmente en los distritos montafiosos de Dos de Mayo y Chaulén Alli, «todo coopera a echar al hombre contra el hombre», argumentdndose que la pobreza y falta de cosechas empujaban a los campesinos hacia la carrera del bandolerismo?* En cuanto a «la pastn de los mdtos de estas tierras por las armas de fuego y por disparar», el juez (Lépez Albtyar) sostenia que el dio de Chup4n «es un tirador instintivo, nato, maravilloso Pone la bala donde apunta Y lo mismo el de Pampamarca, y el margosmo y el chaulén No hay entre los chupanes y pampamarquinos fiesta sin traquidos de arma de fuego»®? En efecto, el tiro experto form6 el telén de fondo para uno de los més famosos cuentos cortos de Lépez Albiyar, en el que un campesino llamado Liberato Tucto busca vengarse por el secuestro, violacién y muer- te de su hya, contratando para ello a un asesmo profesional del pueblo de Pampamarca El pistolero fue tomado con la condicién de que matase lentamente a su victima, con diez disparos cuidadosamente dirigidos*® PROBLEMAS EN EL ANALISIS DE LOPEZ ALBUJAR SOBRE EL BANDOLERISMO EN HUANUCO A pesar de que el autor pone énfasis en una serie de factores de estimulaci6n ~variablemente convincentes— del bandolerismo en dicho departamento (las particularidades del Estado peruano, los conflictos entre las aldeas, las revueltas de las montoneras, el ambiente natural favorable y la destreza 37 Ibid, p 137 38 Ibid, p 126 39 Ibid, p 123 El vinculo entre el entustasmo por las armas, una buena puntenia y el bandidaye en aldeas especificas tambien puede ser encontrado en otros lugares de los Andes peruanos Paral caso de Huatun, ver TAYLOR, L_ «Society and Politics in Late Nineteenth Century Peru Contumazé, 1876-1900» University of Laverpool, Institute of Latin Ament- can Studies, working paper 11, 1990, pp 34-35 y 49-53 40. Ver «El campeén de la muerte», en Cuentas andinos, ob cit , pp 25-37 Muchas de los trabajos Interarios de Lopez. Albuyar fueron elaborados a partir de meidentes reales con los que entré en contacto en Ia sala yudicral o que le fueron narrados durante sus visitas a las comunidades campesinas de Hudnuco, especialmente aquellas alrededor de Chupan (ver més adelante) No se sabe hasta qué punto este cuento corto en particular se basé en un hecho verfdico ENRIQUE LOPEZ ALBUJAR Y EL ESTUDIO DEL. BANDOLERISMO PERUANO, 151 con las armas), el andlisis de Lépez Albuyar sobre la situacién de Hudnuco es insuficiente en una serte de puntos, cosa que se entiende tomando en cuenta por quién y cudndo fue escrito el libro Merece la pena destacar cuatro dreas problematicas a) un descuido en la adecuada discusi6n del papel jugado por la hacienda, b) el punto de vista del autor de las relaciones sociales dentro de la comunidad campesina, c) el énfasis colocado en lo que él crefa que eran las caracterfsticas psicolégicas del campesinado indigena, y, d) la falta de andlisis en relacién con la dimensién politica de la delincuencia Tomando en cuenta el argumento de Lépez Albujar de que la ausencia del bandolerismo organizado en Tacna y en Moquegua se debe a una relativamente igualitaria estructura social rural, resulta sorprendente des- cubrir que stendo la hacienda una mstitucién importante en el Hudénuco tural, no fuera vista como un semullero de bandidos El juez Lopez Albtyar defendia esta postura enunciando que « eneste bandolerismo huanuquefio la causa econémica es 1a que menos fuerza tiene Lo mismo puede decwrse de la cuestién latifundista, la cual, st bien esté productendo paulaunamente en Ia costa el desaloyo del pequefio terratemente y, como consecuencta, ensanchando el proletariado campesino, en esta regtén andina apenas si comienza a manufestarse y a alarmar al pequefio agnicultor »A este indio le tene sin mayor cuidado el latifundismo, casi no se pereata de €1_ Noes tampoco el odio contra el Iatifundio el que mantiene desencadenado en algunos lugares de este departamento el bandolerismo Si asf fuera, éste existiria ahi donde existen los grandes fundos, como en las zonas de Chinchao, Derrepente, Cayumba y Tulumayo Y es ahi donde, precisamente, el ladrén de caminos no se conoce todavfan*! Resulta problemética la pretensién de que «la causa econémuca es la que menos fuerza tiene» en fomentar el bandidaje, mds atin al referrse Lépez Albtyar en otra parte a la «pobreza desesperada y aterradora» y a «la crisis social y econédmica» que afectaba a los campesinos huanuquefios*? Aunque ha hecho frecuentes referencias a la «explotaci6n de los caciques», el bandolersmo como «protesta social» y como «reaccién instintiva» contra la pasividad social y los constantes tributos que le han mpuesto sus explotadores (expresdndose la «resistencia» del campesino a través de la trasgresién de la ley), fue provocado principalmente por los abusos perpe- trados por los oficiales corruptos y por los sacerdotes Los conflictos entre hacendados y campesinos eran tenidos en el departamento como relativa- mente sin importancia 41 Los caballeros, ob cit, pp 124-5 Lopez Albujar empleo estos hechos para descontar la aphicacién de la «ley termica de delincuencta» en Hugnuco, fundandose en que el mayor numero de pufaladas, disparos, robos, violaciones e incendios premeditados ‘ocurrieron en los disintos serranos més frios (ibid , pp 136-7) 42 Ibid,p 119 152 Joun Dawe, Lewis TAYLOR Esta interpretaci6n encuentra algtin sostén en los escritos de José Varallanos, quien anoté que en el valle del Huallaga y sus alrededores la comunidad campesina fue débil desde los tiempos colomales, demostrando ser mcapaz de impedir la formacién de extensas plantaciones de coca entre 1870 y 1900 Por otra parte «en Huamaltes, Dos de Mayo, Marafion y otras zonas serranas, las comunt- dades campesinas se fortalecieron durante el periodo republicano, demostrando vigor e incluso dominando el escenario rural Por esta raz6n, el latifundio no pudo expandirse hacia la puna u otras regiones de pastoreo De hecho, muy pocas hactendas grandes 0 pequefias existen en estas provincias en Dos de Mayo no hay mas de dos 0 tres, siendo similar el nimero en Huamalfes En estas provincias cast toda la tierra pertenece a las comumdades campesinas»* A pesar de que la hacienda tuvo una débil presencia en aquellas dreas de Hudnuco donde el bandidaye se hizo endémico, este solo factor no es suficiente para desestimar «la cuesti6n latifundista» como un estimulante del bandolerismo Una consecuencia de la «pobreza desesperada y aterra- dora» que afectaba las comunidades de Dos de Mayo y de las provincias circunvecinas, fue la vinculaci6n de los campesinos con el empleo fuera de las haciendas, siendo un destino connin para los migrantes los fundos productores de coca en el valle del Huallaga Durante el perfodo temprano del desarrollo de la producci6n cocalera (1860-1900), el grado de coercién extraeconémica y abuso en las relaciones terrateniente-productor directo reflejaba lo retratado por Ciro Alegria en El mundo es ancho y ayeno Un indicador de esta lamentable sttuacién lo proporciona la Memoria del pre- fecto Ruperto Delfin para 1873 «Los ataques contra la libertad de los indigenas son una costumbre ya bien arraigada entre los terratenientes, que tratan a sus labriegos peor que a sus anima- les, pues creen que no solamente adquieren sus servicios sino también su libertad individual Por esta razon intercambian trabayadores sin su consentimiento, no para que trabayen en sus proptedades o para mejorar la condicién de los labriegos, sino para enviarlos a la montafia Los labriegos son encadenados y enviados a plantar cocales, enfrentando una muerte segura debido al clima insalubre y a la falta de alimentaci6n adecuada, lo que les produce una hidropesfa de la cual, no stendo tratada, terminan por perecer Esta es la razon por la que los indios estan raquiticos, degradados y disminuidos Los trabajadores sufren de acuerdo a los caprichos del terrateniente Son amarrados, confinados en carceles malsanas, golpeados y maltratados por cualquier {nfimo motivo Los hacendados tratan en todo lo posible de cerciorarse de que el trabayador no pueda pagar la deuda que ha contraido, de tal forma que deberd servirlo por toda su vida, junto con su esposa, hyps y hasta nietos, los cuales son responsables de las deudas de sus progenito- 43 VARALLANOS, J. Historia de Huanuco Buenos Aires Imprenta Lopez, 1959, p 169 Otros indicadores de la ausencta relativa de hactendas en estas provincias son propor- cionados por el censo de 1940 Lima Imprenta Torres Aguirre, 1948, III, pp 64-93, ENRIQUE LOPEZ ALBUJAR Y EL ESTUDIO DEL BANDOLERISMO PERUANO 153 res Entre los terratemtentes hay gente honorable, pero los que lo son no exceden el diez por crento »“4 Durante el perfodo 1900-1920 siguieron ocurriendo incidentes de abu- so y coerci6n extraeconémica Dadas semeyantes condiciones de trabajo, es l6gico esperar que un punto comin de partida para muchos bandoleros profesionales hubiesen sido las frecuentes fricciones entre campesinos y hacendados, especialmente tomando en cuenta la reputaci6n de belicosidad de que gozaban los campesinos de la provincia de Dos de Mayo y sus alrededores En efecto, en una de sus piezas literartas en que denunciaba las condiciones de trabajo en estas haciendas (Huayna-Pishtanag), Lopez Albiyar hace referencias directas a los lazos migratorios entre las partes altas de la serrania y el valle del Huallaga, asf como a Ia resistencia ofrecida por el productor-campesino a la dominacién del terratentente’ S1 la hacienda huanuqueiia recibi6, desafortunadamente, poca atencién en Los caballeros del delito, Lépez Albtyar traté con mas detalle a las comunidades campesinas de Hudnuco, colocando énfasis en la importante posicién que ocupaban en la estructura socal rural, en su manejo interno y en las actitudes de los campesinos hacia la comunidad, asi como en las relaciones Estado-comunidad y aldea comunal-bandidos Esto fue el resul- tado de un interés especial tomado por el autor en la vida de las aldeas, haciendo viajes peridicos por el campo para llevar a cabo entrevistas con los comuneros estructuradas previamente Para ello preparé una hista fya de preguntas, realizindose las conversaciones tanto en quechua como en espafiol, para luego registrarlas meticulosamente en sus cuadernos de notas La més visitada fue la comumdad de Chup4n, centro de actividad bandolera as{ como asentamento profundamente implicado en conflictos por vendetta con comunidades vecinas (especialmente la de Obas) Mu- chos de los argumentos adelantados en la secci6n sobre Hudnuco en Los caballeros del delito, fuera de gran namero de tramas en sus dos volime- nes de cuentos cortos, se basaron en la mformacién destapada al juez- lterato durante estas correrfas etnograficas*® Para L6pez Albtyar, la comunidad campesma del Hudnuco serrano constituia un estado dentro de otro No solamente era una institucién que 44 «Memona que presenta el Prefecto Ruperto Delfin al sefior Miustro de Gobierno, acerca de la estadistica del departamento fluvial de Hudnuco, correspondiente al afio de 1873», El Peruano, 29-31 de mayo de 1874 Tambten citado en VARALLANOS, J. Historia, ob ait, pp 618-9 45. Para los articulos que denuncian las condiciones sociales en los fundos cocaleros del valle de Huallaga, inspirados por Pedro Zulen y la Asociacién Pro-Indigena, ver El Comercio, 4 de octubre de 1911, 22 de marzo de 1912 y 27 de diciembre de 1912, La Prensa, 5 de diciembre de 1911 Tambicn ver VARALLANOS, J. Historia, ob cit, p 619 El ‘uento corto «Huayna-Pishtanagp estd incluido en Nuevos cuentos andinos, ob cit , pp 37- 69 46 En relacién al contacto de Lopez. Albuyar con las comunidades campesinas locales, ver ESCAJADILLO,T La narrativa, ob cit, pp 67 y 108-9 154 Joun Dawe, Lewis TavLor disfrutaba de mucho mayor grado de lealtad y de legitimidad entre el campesinado que los 6rganos gubernativos o sus empleados, sino que también posefa su propio cédigo, no escrito, de ley comin, repartida esta por los ancianos de la comunidad (los yayas) Aunque stnéptica, esta «ley comtin» resultaba por lo mismo sencilla y rapida en su aplicacién, asf como un freno eficiente contra la delincuencia”” Mientras que los campe- smos proscritos miraban con desdén a las leyes oficiales y a los burécratas, Lépez Albtyar sostenia que su conducta antisocial se vefa atenuada por su pertenencia a la comunidad Se decfa que Jos bandidos posefan una actitud de respeto hacia las autoridades del ayllu, apoyada por el igualitarismo co- munal y una carencia de alienaci6n de parte de los comuneros*® E| énfasis colocado en la conformidad y armonjfa interna significaba que Lépez Albiyar ignoraba la existencia de disputas de clase o entre facciones al interior de las aldeas, como también los actos individuales de desvio frente a las normas comunales Su actitud era la de quien cree que st bien se daban ocasionalmente los pequefios hurtos al interior de la aldea, los comuneros estaban bien al tanto de que los lideres de la comunidad exigurfan una compensaci6n adecuada, y que una tercera ofensa podia resultar en una expulsi6n bajo amenaza de ushanan-jamp1 (eyecucin co- munal) «E] “jitarishum” (Ia expulsi6n) es, aun para el indio bandolero, un poder mas imponente y aterrador que el “huayco” en una noche tempestuosa, o que el paso de un escuadr6n policial por sus tierras Ni al mismo “ushanan-jampi” le teme el indio tanto como al “itarishum” S1 aquél es el iltumo remedio, es decir, la muerte, Ja hquidacion definitiva de toda deuda material o moral, en una palabra, el Iinchamiento indigena, este es la proscnpcton, el anatema irrevocable, la nostalgia perenne y corrostva, la conversion del proscrito en un excomulgado civil, en un desaforado del “ayllo”, en un “mostrenco” (mendigo, desterrado), que es el califi- cativo mas huriente y despreciable que puede dérsele a un ndio »* 47 LOPEZ ALBUIAR, E. Los caballeros, ob cit ,p 122 48 El sndio «no nace carente de raices Desde su nacmiento es membro de una ‘comunidad, una parte de algo La falta de tierras, o més exactamente, los problemas en la esfera agraria, no constituyen el motivo por el cual los indios de esta zona (muy golpeada por el bandidaye) se dedican al bandolenismo La tierra se distribuye escrupulosamente entre aquellos que la necesitan y de manera equitativa, y los comuneros estén obligados a cultivarla hasta la proxima distribucion anual» (ibid, pp 122 y 124-5) La situacton que Lopez Albuyar describe para Hudnuco contrasta con la que Langer encuentra en Yamparaez (Bolivia), donde los indios comuneros fueron menos presa del bandotenismo y mas propen- sos a involucrarse en rebeliones 0 hitigios (ver LANGER, E «Andean Banditry and Peasant ‘Community Organization, 1882-1930», enR Slatta, editor Bandidos The Varienes of La tin American Bandury New York Greenwood, 1987) 49 Ibid La expulsion y el Imchamrento comunal constituyen la (rama de uno de los cuentos cortos de Lépez. Albuyar que mas fuerza tiene (ver «Ushanan-jampm», en Cuentos andinos, ob cit, pp 39-51) Esta narracién fue ubicada en la comunidad de Chupan La eyecucion comunal, aun cuando muy infrecuente, no ha desaparecido de los Andes perua- ‘nos un caso en el que se vio envuelta la comunidad de Huayanay ocurnio a comienzos de Enrique Lopez ALBUJAR Y EL ESTUDIO DEL BANDOLERISMO PERUANO 155 Semejante grado supuesto de apego a la comunidad Mev6 a Lépez Albiyar a sostener que el bandolero huanuquefio era «el més firme defen- sor» de las costumbres comunales, resultando en que esta categoria de campesino proscrito «eyerce sus tendencias rapaces fuera de la comunidad, en tierras distantes 0 vecmas que caen més alld de la yurisdiccién y autoridad de sus propios jefes»% Lo que Lépez. Albtiyar presenté en su discusién sobre los bandoleros comuneros en Hudnuco, por lo mismo, fue una imagen que refleya una variante particular del «bandido social» (o quizd, mas exactamente, el «bandido semisoctal») que describiera Hobsbawm Para este histortador, los «bandidos soctales» eran « campesinos proscritos a quienes el sefior y el Estado ven como cnminales, pero que permanecen dentro de la sociedad campesina, y son considerados por su gente como heroes, como campeones, vengadores, luchadores por la justicta, 0 quizas aun lfderes de un movimsento hbertador, y en todo caso, como hombres a quienes admurar, ayudar y sostener Seria impensado que un bandido social le arrebatase al campesino (mas no al sefior) su cosecha en su propio territorio, o aun en cualquier otro lugar Aquellos que lo hicieren, por lo tanto, carecen de la relacion peculiar que hace de! bandidaye un hecho “social” Es claro que en la practica tales distingos son frecuentemente menos claros que en Ia teoria Un hombre puede ser un bandido soctal en sus montafias nativas, y un mero ladron en las Hanuras»5! Lépez Albiyar crefa, asimismo, que se podfa hacer una clara distincién entre las actividades de un bandido dentro de su aldea comunal y las realizadas fuera de ella, contrastando su comportamiento «social» en su propio terreno con sus «terrorificos asaltos a las estancias y aldeas de las comunidades rivales, de donde toman, cuando han logrado imponerse y saquear, jactanctosos, engrefdos, ebrios de voluptuosidad, de poder, satu- rados de luyuria y alcohol »5? Al construir este argumento, Lopez Albiyar curiosamente omitié el mencionar que los proscritos pueden ser animados a actuar de manera més los afios de 1970, recibiendo gran cobertura periodistica ¢ incluso stendo matena de una pelicula En cxrcunstancias un tanto diferentes, las rondas campesinas del departamento de ‘Cajamarca tambien han acabado con las vidas de delincuentes En cuanto a esto, ver STARN, © f Dreamed of Foxes and Hawks Reflections on Peasant Protest, New Social Move- ments and the Rondas Campesinas of Northern Peru», en A Escobar y SE Alvarez, editores The Making of Soctal Movements in Latin America Boulder Westvtew Press, 1992, pp 89-111 50 LOPEZALBUIAR E Los caballeros, ob cit, pp 122-3 A pesar de que resultaba infrecuente que un individuo que ocupabe una postcton importante en el aparato judicial oficial tuviese tal concepto, Lopez Albuyar era duefio de una rmagen positiva del sistema tradicional de yusticia aldeana en Huanuco, e incluso presento ponencias al respecto (ver Lopez ALUJAR, E «El genesis de la yusticta penal chupana», en Actas y trabajos cientifi cos del XXVII Congreso Internacional de Americanustas Lima, 1942, If, pp 75-7 51 HonsBAwM E Bandidos, ob ci pp 17-8 52 LOPEZALBUIAR, E Los caballeros, ob cit ,p 123 156 Joun Dawe, Lewis TAYLOR «social» en su propio medio debrdo a la necesidad de mantener una red adecuada de cémplices y evitar ser traicionados por las autoridades o por bandas competidoras Dicho esto, la vida dentro de la comunidad campesi- na nunca fue en la practica tan armontosa como se la retrata en Los caba- Heros del delito Fuera de las més frecuentes disputas por tierras, las riva- lidades se vefan asimismo encendidas por asuntos de mercadeo, honor familiar y de poder Por afiadidura, las pandillas de bandidos asentadas en aldeas solfan estar divididas por pugnas en torno a quién seria el jefe, ast como por traiciones y niias por la distribucién del botin Este tipo de eventos producfa regularmente enfrentamientos sangrientos entre facciones vecinas, aunque en Los caballeros del delito Lépez Albtyar, lamentable- mente, omite proporcionar una explicaci6n adecuada o un andlisis de sus causas y del significado del fomento de la delincuencia Semeyante omisién es sorprendente dado que a) el cuento «Cémo se hizo pishtaco Calixto» (en Nuevos cuentos andinos) hace referencia a bandidos que robaban de sus compafieros comuneros de Chupdn, b) el robo dentro de la comunidad fue el trasfondo de «Ushanan-jamp»>, mientras que, c) la traicién y la venganza constituyen el tema central de «Cachorro de tigre», otra de las més populares estampas en Cuentos andinos %3 Ciertamente, la imagen idealizada de las comunidades campesinas en Hudnuco, con su conformismo interno y bajos niveles de delincuencia controlados por un eficiente sistema penal mdigena, no solamente se ubica incémodamente junto a los trazados del indio conflictivo y rebelde hechos por el propio Lépez Albiyar (en sus dos volimenes de cuentos cortos), sino que también contradice la imagen general que da del indio en Los caballe- ros del dehto Tal como el lector ya habrd desprendido de las citas ofreci- das anteriormente, Lépez Albtyar sostuvo que el indio huanuquefio era «mentalmente atrasado, con un coeficiente intelectual oscilante entre el de un adulto retardado y un imbécil», un mdividuo incapaz de «andhsis intrincados mi reflexiones profundas» y duefio de «un rudimentanio conyun- to de valores» Consecuentemente, arguia Lépez Albtiyar, la conformacién psicolégica de los indios serranos producfa bandidos andinos que eran més violentos y sanguinarios que sus contrapartes costefios En vista de esta 53. Lopez ALBUIAR, E «Cachorro de tigre», en Cuentos andinos, ob cit pp 91-2 L6pez Albyjar elaboré la trama de este cuento a partir de los acontecimtentos alrededor de Ia vida de un celebre bandido de Chaulén llamado Liberato Maganifio, que estuvo activo durante su estadia en Hudnuco, y cuyas hazafias fueron inmortalrzadas en baladas populares que identificaban al bandolero con un «puma valiente» y con un «comedor de corazones» Despues de diez. afios «causando destruccién en las aldeas, secuestrando y violando muye- res, matando hombres y llevandose cientos de piezas de todo tipo de ganado», Maganiio fue muerto de un disparo luego de un curdadoso plan diseftado por su compatiero de proscrip- ci6n Felipe Valerio, acto de trarcion que desencadenara un fresco rebrote de asesinatos por venganza en Chaulan Luego de ser disparado de muerte, el cuerpo de Maganiio habria sido desmembrado y arroyado al rio Huallaga (ver VARALLANOS, }. Bandoleros, ob cit ,p 49 -nota 33-y p 71 ~nota 61-)

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