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LECCIONARIO

Misal de 1962
Texto en lengua vernácula de la Epístola y el Evangelio para la santa misa según el misal de 1962 tomado
de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española 2010 para el cumplimiento del Artículo 3. § 3. del
Motu Proprio «Traditionis Custodes»: “En estas celebraciones las lecturas se proclamarán en lengua
vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura para uso litúrgico, aprobadas por las
respectivas Conferencias Episcopales.”

DOMINGO DE SEPTUAGÉSIMA
II clase
EPÍSTOLA
Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Corintios
1 Corintios 9, 24-27. 10, 1-5
Hermanos: ¿No sabéis que en el estadio todos los corredores
cubren la carrera, aunque uno solo se lleva el premio? Pues corred
así: para ganar. Pero un atleta se impone toda clase de
privaciones; ellos para ganar una corona que se marchita;
nosotros, en cambio, una que no se marchita. Por eso corro yo,
pero no al azar; lucho, pero no contra el aire; sino que golpeo mi
cuerpo y lo someto, no sea que, habiendo predicado a otros, quede
yo descalificado. Pues no quiero que ignoréis, hermanos, que
nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron
el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y por el
mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos
bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca
espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de
ellos no agradaron a Dios.
EVANGELIO
Continuación del Santo Evangelio según San Mateo
Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Pues el
reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer
salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con
ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra
vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin
trabajo y les dijo: “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo
debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media
tarde, e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros,
parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin
trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les
dijo: “Id también vosotros a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño
dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal,
empezando por los últimos y acabando por los primeros”.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero
ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se
pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado
solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos
aguantado el peso del día y el bochorno”. Él replicó a uno de
ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos
en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último
igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera
en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos». «Porque
muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».
NOTA DEL EDITOR

Modos de proceder en la proclamación de las Lecciones del Misal de 1962

El Artículo 3. § 3. del Motu Proprio «Traditionis Custodes» dice: “En estas celebraciones las
lecturas se proclamarán en lengua vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura
para uso litúrgico, aprobadas por las respectivas Conferencias Episcopales.”

Antes es necesario recordar que:


1. En la misa solemne, la Epístola y el Evangelio cantados respectivamente por el
subdiácono y el diácono, ha de mantenerse en lengua latina y con las melodías propias
del Graduale Romanum.
2. En la misa cantada, no es obligatorio que el sacerdote cante la Epístola y el Evangelio.
3. En la misa rezada, el sacerdote lee la epístola y el evangelio como de costumbre.

Mientras no haya otra aclaración por la Sede Apostólica, puede procederse de los siguientes
modos, para el cumplimiento del actual Motu Proprio.
1. Como es costumbre en muchos lugares, hacer la lectura de las lecciones antes de
comenzar la homilía. Este modo es el más apropiado para guardar la identidad del Rito.
2. Leer o cantar las lecciones en latín como se describe en Ritus Servandus del Missale
Romanum, e inmediatamente “versus Deo” o “versus populum” proclamarlas en
castellano tanto en la misa rezada, como cantada como solemne. Sobre la orientación, es
necesario recordar que la primera función de la lección de la Palabra de Dios en la
liturgia no es la instrucción sino el culto de adoración y alabanza a Dios, por eso se hace
orientados hacia el altar y el Evangelio particularmente hacia el norte.
3. Leer el cuerpo del texto directamente en castellano “versus Deo” o “versus populum”,
leyendo antes el título en latín. Leer el título en latín sería lo más adecuado en el caso
del Evangelio, por el rito de la signación, de la incensación del libro y el ósculo.

Los ministros de las lecturas


1. En las misas solemnes, los ministros ordinarios son el subdiácono y el diácono;
2. En las misas cantadas y rezadas, el sacerdote celebrante.
3. Se permite en la misa cantada que un lector revestido de sotana y sobrepelliz cante la
Epístola.
4. Se permite que en las misas rezadas, un lector, preferiblemente revestido de sotana y
sobrepelliz pues es una acción litúrgica, lea el texto de la Epístola en lengua vernácula,
mientras el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín
en voz clara.
5. Se permite que otro sacerdote asistente lea el Evangelio en lengua vernácula, mientras
el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín en voz
clara.

Es importante impregnarse del sentido sacro que el misal de 1962 expresa en todas sus
ceremonias y rúbricas, y vigilar con cuidado la tentación del “activismo” litúrgico siempre
presente, teniendo en cuenta “la liturgia se "hace" para Dios y no para nosotros mismos.”

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