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Ueber die Mothwendigteit allgemeinen birgerliden Medes far Deutfgtand @ FG. Thibaue, eivetbers, rove ic > Zimmer, Facsimile de ta portada de ta primera edicign ide la obra de Thibaut Airton .C.L. Seelaender ‘PROCURADOR DO ESTADO ‘OMe 100952 Hace poco, en una recension sobre la necesidad dele. yes oles generale alemanas eidlbers, Jahrb, Wie p pags 1-32), he expuesto incidentalmente que personas dignas de considerecién me han exortado re Peridamente a desarroliar en detalle ete importante vend on un tratado especial. Akora bien: me desegre- veser algo mio en esta corriente de fécit cireulacion ue forman Ios folletos y tengo, adem, pocts mot ar pera eveer que se preste @ mis opiniones wna ater oes ecpectat, sin embargo, considero que el momen cor tna ex de eal indole que a timides y cl retrai- ono no resulten apropiados a la perentoricdad de Tee eivcunstancias, y que todo hombre reflexiva tiene ves chien que Levantar la voz en favor de lo bueno ¥ hare puede albergarse la esperonca dé see primer inpntso pong eminent) wre rans, Solo, movido por esta conseracin, he 6% pocado tas lineas que siguen. Es tacit que_desooraden ec paliticos ua sabios, « lo cual no he de poner nie int reparo, Pero no me dejaré arebatr ls hone haber hablado como jga_de_mi potas vetiniento en el que munca he de quedar detris de nadie. ‘Por to demés, ninguna de tas tineas que signen, he Fido motivada por susceptiitidad alguna. A mi mince sido rmsfendida wn poitico. u por lo que se reins & ree mao, tax malas esas ie six competent La suerte me ha dado mds de lo que m ca he aspiredo a elevarme mds; y mi satisfaccién no se veré alterada aunque venga un don nadie a colo- carse entre mi y el sol [1] *. AT. Heidelberg, 19 de junio de 1814. Las Hlamadas entre corchetes {] que se hacen en el texto de esta obra de Thibaut no indican notas de pie de piégina, sino que sirven para indicar, dénde enlazan las adiciones hhechas posteriormente por el autor a esta misma obra, las cuales se reproducen en este volumen a partir de Ia pig. 173. Alemania, gracias a la liberacié; hha salvado su honor y ha aleanzage 12, {titotio, de un futuro feliz: pero son tantos ips elidad los que se oponen al logro de esa felicidag, SS sea mediana, que hay que conservar la snduet® con una especie de fe inquebrantable, ogee presa de recelosos desalientos, Porque, her nn? | Se_quiera levantar_a‘los alemanes por encima de log j veneidon, Fe tha parte ane ' e intermedios, dignad <_clevaulos ' que nuestros funcionarios corompide: de 2 mi manéras con el sutil veneno del ejemplo y § la_influeficia, de los franceses;* que la mezquindad y la cOdiéia ‘tampdco"sdn~en parte, extrafias ni si- quiera a los mejores; y que, en estas circunstancias, podrfa volver a suceder lo que sucedia muy ficil- mente en los tiempos tormentosos, esto es, que los hombres rectos se vean oprimidos o se retiren irri- tados a una ociosidad inocente; que la hez de la nacién se encarame en Jo alto, y que nuestros prin- cipes, mal aconsejados y guiados, no se hallen, aun ‘con la mejor voluntad, en situacién de poder libe- rar a la tinica parte del pueblo que es valiosa para su gobierno. Tales perspectivas son tanto mis ve- rosimiles cuanto, entre nuestros hombres fuertes y justos, siempre se desliza, aqui y all4, una condes- cendencia extremada, que exige denodadamente lo imposible, se agota en sueiios politicos y estéticos, olvida lo profundo por lo trivial y da, asi, 1a mejor ‘ocasién a los hombres de mundo mezquinos y ma- leados de la més baja especie. para hacer triunfar, con una sabia circunspeccién aparente, todo lo malo = y lo mezquino. También estamos ahora més que nunca en una situacién en que los astutos, apoyados por Ia experiencia reciente, pueden reprendernos, con una alborozada muestra de pesar, por el infor- tunio del cambio y de las innovaciones. En cualquier caso, han_ rido_ya tantas_<¢ que Alemania, lo mismo“ahora que antes, ticiié que rénunciar_a Tas ventajas de una_unidad incondicio- nal,_disolviéndose_en ‘erie de pequefios Esta- dos externamente_confederados. Lamentarse de cllo Seria verdaderamente desatinado e injusto. Porque si no se quiere Hegar a plantear a todos los demés pueblos la exigencia extrema de que acttien con una confianza absoluta en la rectitud de nuestro gobier- no,..sacrificando todas las demis consideraciones humanas a una idea abstracta, simplemente en in- terés de los alemanes, entonces ese desmembra- miento y fraccionamiento parece ser casi necesario; [roms son tantas las ventajas importantes que promete, que un politico dificilmente estaria en si- tuacién de demostrar que_una_unidad total habria de ser de mis provecho para los alemanes que la desmembracién. La situacidn de Tos grandes Esta- dos Supone siempre una especie de tensién y agota- miento imposibles. Una vida ardiente tan solo en un punto; ‘un afin uniforme por un tnico- objetivo; una constante opresién de lo individual, de lo mil | tiplé, en aras de una tnica cosa comtin; y en el fon- do, jningunh unién intima entre el gobernante y los stibditos! Bp cambio, en una federacién de Esiatios Pequefios, ld peciiliaridad de lo singular goza de un amplio espacio libre, To diverso puede desarrollirse hasta fo infinito y la unién entre el puebl Yel Bemantees Tmtcho mis te “Viva, “Torapeso hay que creer que Tos grandes Estados wiitaries Bro- muevan especialmente el arrojo guerrero del. ine dividuo. Porque éuando un pueblo pequefio esta ino- 8 ralmente educado, sabiame (apego a su Constituclén, siempre eee tiene Ventajosamente por su energia y gf Stinguido ¥ el poder preponderante de igen N89 residird entonces tinicamente en t ed meérica de sus comb; manes no deben olvid; nto con su cardcter, concuerd + al menos nacién se ha formado ahora, sparen mentos_antagénicgs que unidospodrae ees cle Fane aR ee Impulsados a emular al superior, desponsey ee mentando_infinitamente lo div eres Con esta Fiqueza de lo diverso, Ios alemanes age! fendrén siempre: un lugar destacado ent fag blos, mientras que todo podria hundirse féeiimens en la vulgaridad y la apatia si la mano ‘omnipotente de un solo hombre lograra concertar a los alemanee en una unidad politica total. Pero aun cuando se esté plenamente satisfecho (2] con la desmembracién, no se debe olvidar que’ a esta situacién le amenazan posiblemente los mayo- res peligros si nuestros gobernantes desconocen lo peculiar de su posicién, si imitan imprudentemen- te los males propios de los grandes Estados, si tra- tan de imponer respeto al pueblo mediante a disparatada pompa cortesana, en vex de alcanzatlo mediante Wi vlay nx adecuada, de un gobierno i borioso, benévolo y enérgico, o si tratan’ mezqu namente-de Tograr grandes objetivos ellos solos, sin relacin amistosa con los Estados vecinos, median- te el pequeiio recurso de sus propias fuerzas aisla- das. Pero precisamente por este lado nos amenazan infinitos peligros, y si nuestios principes prestan ofdo a las insinuaciones de quienes habilmente = pan dar ahora a su voz el mayor ptso, entonces los hombres rectos y enérgicos de la nacién tendr 9 pocos motives para aguardar el futuro con serend : confianza. | ante el tiempo suficiente para poder F jinmodestia, en este gran momento funesto, mis #5” Jpiraciones acerca de nuestras -relaciones. iviles fu- turas. En realidad, es este el-aspecto que mis mere- jestacarse. Porque-ent lo tocante a las organiza~ 15 | rabajado ya tanto que la iciones politicas [3], se hi feleccién de lo conveniente-depende més de 1a buena voluntad que ‘del esfierzo del entendimiento; pero Jen-el aspecto juridfco civil privado se hace necesa- rid“que, por encimz (9s frios criterios dominan- tes, vaya udalionto calido para fundir lo congelado 'y dar vida a-todo To que, bajo las manos deL-artista ordinario de la politica, gravita como una masa muer~ ic judadano.) ta sobre las relaciones més sagradas del ciudadan Reset] a Varios indicios de la época me obligan casi a mani- , festar precipitadamente los siguientes anhelos. En \ oog el ultimo aiio,(los alemanes han despertado de_un 72, largo letargo.]Todos los étamentosyhan servido a Ta Bosna ‘causa con una ener} fa‘armonia que, casi puede decirse, carecen de precedente, y nues- tros,principes tienen motivos sobrados para” ton- Vencerse de que los alemanes constituyen un pue- | blo noble, fuerte, generoso, que no solo reclama es- tentéreamente justicia a sus gobernantes, sino que fisavan musas y_sabias ieshitncioncs ie mi@nte th ésfe momento, Cuando los innumerabl defectos de ducstro anterior ordenamiento civil Ha _bfan_sido dehunciados desde hace tiempo por mi- 10 chos_de nuestros primeros © risco manté ahora ha faltado tiempo eo 2" precisa. parafrestablecer la abigarrada meaciy 9s Hares ela onfusi6n frente al Derecho ant Gide autrlstonente san dang Ss Estado Como si nd estuvieseTigato- pyre Powe con el MIURGS EAtETO, contiancdo aleors TEN hil mente en sit propia pequefia fuerza, "Lq op nc*etle- poco se ha mostrado ociosa, y de ig banter tain- tor ingenioso y noble hemos tenido euciu" 2 clamar que bastaria con restituir a 1o5 rego PEO antiguas costumbres, salvo acaso algin penne’ SYS miento circunstancial en cuestiones de deta Yo opino, por el contrario, que nue vil (por el que ontenderé siempre seat or eeeee OS privado enal,_asi como el procesal) jeeesita una[rapida transformacion) y que los alemaneeey podran ser felices en sus relaciones civiles mis que Cuando todos los gobiernos alemanes traten de Se ner en vigor, uniendo sus fuerzas, un cédigo fueraas, un cédigo pro- mulgado para toda Alemania, sustraio-aobto | deles {A toda legislacién se pueden y deben exigir dos re- quisitos: que sea perfecta formal y materialmente es decir, que formule sus preceptos de una manera clara, inequivoca y exhaustiva, y que ordene las tituciones civiles de una manera sabia y convenien- ste, de completa conformidad con las necesidades de “os sibditos:)Lamentablemente, no hay ningiin pats integrante del Reich alemin donde se satisfaga, si- quiera sea parcialmente, ni und solo de estos re- quisitos. Nyestros antiguog céigos alemanes, de Tos que en muchos de nuestros paises cxiste toda- via un surtido varindo, son, en ocasiones, expregién vigorosa del auténtico modo de ser alemin, pot fo que, en uta nueva legislacin, hueddn-ser‘perfecta- u fernos singulares. : Z Ae cade ko sid Cees. wv mente aprovechados en determinadas cuestiones ju- ridicas. Pero, con frecuencia, no responden a las ne- 5 fiempo, muestran en todas par- la-antigua rudeza y estrechez de mizas_y, en ningiin caso, pueden valer como cédi- gos generals comumies: sobre esto habia y sigue habjendo unaaimidad entre los expertos. Ademis, aunque las leyes particulares autéctonas—las orde~ nanzas de los_paises—que_contlenen han’ supuesto frecuentementé un adelanto para una determinada Tnstituci6n, por To general no’se trata mas que dé un {{mido mejoramiento en algiin punto de detalle, en tanto que toda la embroliada masa se ve, en mu- cchas partes, ahogada por su propio peso. De nues- tras didfanas leyes antiguas del Reich solo puede afirmarse, como mAkimo, que contienen algunas po- cas reglamentaciones conveniehites (por ejemplo, las rélativas a Ta tutela y-al proceso), pero no son pro- piamente eédigos, con la sinica excepcin de la OF- lenanza Caroling, y su inadaptabilidad al tiempo vy presente 5 tan evidente que incl Zyisviq inmytable|ban tenide que adwtix la absoluta evesidad de mflevas leyes penales. Asi, pues, todo nuestro Derecho autctono es un interminable amon- ‘tonamiento de preceptos_abigarrados,_contradicto- ios, que se_anulan i, formulados de tal ‘manera que separan a | anes unos de_o! y hacen imposible a los juéces y abogados el cono- eimisntoa ond a fondo del Derecho, Pero un conocimien- to exacto de este revgltijo cadtigo tampoco nos lleva Injon Porque todd tats Deeho autbeton ct tre re de cion casas juridicas, wenta tien ididas inexcusablemente cararraglo a los cédigos forineos recibidos: con- forme al Derécho canénico. y-al romano. y Pero precisaniente en_esto reside huestro mayor tn- fortunio. El Derecho candnico, en cuanto sale de 12 =| [3 la Constitucién de la Iglesia catélica para entrar en ‘otras instituciones civiles, no es digno de menasey Om, Sree 2 ee ca ou, Ta os de ea ailgue expos on Be Bo a ieee a emia Seo a er eaprll oe aes Ree en aieet permis! eis seer ae met ok ame Leitner Fee ee ee eecho que or ate (Bago tomsno, jobra de una nacion 6 Giterente a nosotros, realizada en ¢ as protunda decadencia, cuyas. hulls. presenta 7S TR fay gue adclecer de una porildad Pee rat pan coma eae eee ies pari eo ea eae ee eee oo meee Ciertamefte, es infiitamente complet, pero tal vez ‘en el mismo séntido en que a los alemanes puede $0 i eales tafinitamentericos porque les perten= Tammiisgos los tesoros que fe encbeatren bso 50 ce oes ef centro dela terra, Si todos pudieran desenterrarse sin esfuerzo: jhe ahi la enojosa difi- deen erate mismo ocurre con el Derecho roma + 5 Sor No hay duda de que jurists profundamente versados, sagaces e infatigables pueden. construir atguit tora coherent con 1s oumentos de er eer cedigo, ¥ ce, al Vez, nos auarde Galego Se ‘cuando, dentro de mil aos, retbamos Tia ob elaieny completa sobre cade una det i se on oy ae Hy. TOR co a los ibditos\nads les ior vena salvo las buenas idcas cn fen larmente_ de lo estos ‘tos juridicos. B ies, ell ae \ dons ek cuando se trata del Derecho romano, Toda la com- itgeron es demasiado oscura, esti claborada dema- Siado a la ligera, y_siempre nos faltard la. verdad ra clave para entender la misma. Ello se debe a que no poseemos las ideas del_pueblo romano, las cua~ eter ons ies ‘gue hacer fieilmente comprensible_a los fromanos mucho de lo que para nosotros constituye lud-enigriay algo parecido a lo que ocurrié recien- emente cuando muchos juristas superficiales fran- Ggses analizaban el Cédigo correetamente en puntos eh que la solidez de los alemanes, con su trabajo pesado, no acertaba @ dilucidar. Por consiguiente, tenemos que pensar en todas par- tes en un aparato inteligente instruido, porque 1a multiplicidad y Ia penuria de las fuentes historicas embrollaré las controversias y las hard tan prolijas y, en general, tan arriesgadas que ningiin profesio- nal estard en condiciones de apropiarse de los teso- ros descubiertos. No hay en toda Alemania un solo profesor de las Pandectas del que quepa decir que le ha sido posible estudiar en las fuentes, desde una perspectiva histérico-dogmética, todas las teorfas de ‘su especialidad, ni meditar a fondo sobre cllas. Pero admitamos_sinceramente_que_el_Derecho romano _no_adquirira_punca plena_claridad_y certeza. Por- ‘que las fuentes explicativas nos faltan en todas las ‘ocasiones, y el conjunto informe de fragmentos lasti- mosamente mutilados conduce a tal laberinto de suposiciones osadas y titubeantes que el expositor rara vez. puede pisar un terreno completamente fir- me, debido a lo cual todo expositor posterior se ve siempre tentddo de formular nuevas ideas y echar | por tierra las existentes hasta entonces. ! Sobre esto Kemos tenido experiencias muy recien- tes por lo que se refiere a algunas exceleites obras fiuevas, difiéilmente parangonables; pero que, n0-obs- 4 tante, se vieron expuestas inmediatamente a los ata- Gues mis violentos, sin poder presumis, sin embar- ao, ante la opinién’ comin, de una vietoria comple- ta, Pero lo que se opone, ante todo, al Derecho ro- Mano es 1a no idoneidad intrinseca de la mayoria Je sus preceptos, especialmente cuando se trata de SKiemania. En realidad, Leibniz, con sus manifesta. Giones casi apasionadas sobre el genio de los juris tas romanos, ha despertado en muchos una santa SamiraciOn; solo que esas manifestaciones se refe- Sian exclusivamente al aspecto formal y no se refe- Han en modo alguno al cédigo en st. En ese aspec- fo son indudablemente verdaderas, pero tampoco Sfectan a lo que acabamos de decir. Porque todo lo {que puede y debe acreditarse en el haber de Jos ju- ota clésicos es Una gran coherencia y una singu- far facilidad para aplicar preceptos juridicos’posit- Vos de Ambjto general a las singularidades, mis Ynatizadgs y -complicadas, del caso concreto, Pero Tampoco se puede negar que, con posterioridad, su sentido dela justicin oe EIS act earite hie su sagacidad ha perjudicado en el fon- Goa la verdadera sabiduria jurfdica tanto como pue- Ga haberla beneficiado. Porque en todas partes Setaban bajo el imperio de principios positives del periodo de los barbaros, cuyo efecto perjuicil no Ffemminuye, sino que aumenta, por el hecho de su Gxposicion coherente. Ast, p. ey la teoria de los CeRfeos sobre 1a patria potestad y el Derecho st Steorio puede Wamarse una pieza maestra de cohe- Seneia juridica y de fineza de analisis; pero tam Dign debe afiadirse: jpobre nacién aquella, cov juristas estin condenados a aplicar su sgsci0) ‘ire prineipios tan primitivos ¢ ineompletoy! 1° é ve. toda la sabidurfa de los clisicos RS ideas no Han, hasta nosotros; St ang ideas no fian Hegado, puras, hasta nosokS” Tas. constituciones imperiales posteriones Mt Or tratado y desfigurado casi cad’ una ¢e 15 oe juridicas concretas, y si lo que tenemos ante_nos- Otros constituye una mezcla verdaderamente mons Fuosa de preceptos juiciosos y disparatados, conse- Cuentes e inconsecuentes! Esto no solo afecta a una innumerable cantidad de preceptos juridicos intras- cendentes, sino también a grandes normas juridicas Que pueden considerarse como piedras angulares de todo el Derecho civil, concretamente la teoria de Ja patria potestad, de la seguridad de la propiedad, el sistema hipotecatio, el Derecho sucesorio y la Prescripcién [4]. Pero, aun cuando todas estas objeciones fueran infundadas, siempre habré que contar con un he- cho que supera cuanto de malo cabe imaginar: el Derecho romano se nos ofrece increfblemente en un eédigo cuyo texto no poseemos y cuyo contenido “és, por tanto, comparable a_un.fucto fatuo. Lo que se_ha recibido no es un texto autén- feo. o Fidedigno, sino lo que podria lamarse el Derecho ideal, que se encuentra en los innumera- bles “manuseritos existentes, con versiones com- pletamente distintas. La magnitud de estas varian- tes es enorme. Solo en la edicién de Gebauer oci- pa su impresién tanto espacio como una cuarta parte del texto; sin embargo, es notorio que, en esta edicién, no se ha utilizado ni la centésima parte de los fondos indispensables. Cuando, hace tan solo un par de semanas, un erudito comparaba buenos manuscritos o ediciones, se ponfan de ma- nifiestd_nuevas_variantes sorprendentes, y no cabe dudar que und buena parte de los criterios juridi cos_tradicionalés tendrfan que ser desechados si ros Cramer y Savigny tuviesen Ja fortuna dé st pasar diez afios en Roma, donde Brenkmanti procuré servir a la buena causa en la medida de sus fuerzas. En Gonsecuencia, jl felicidad dé uddidanos depende de que nuestros, sat bios sean 0 no tratados liberalmente en Rom, Paris y de que se apliquen 0 no en su bor compilacin! [5]. Si, por fin, hubiéramos slcas zado el ansiado propésito, si las variantes de we dos los manuscritos y ediciones hubieran sido amen, tonadas en una gran montaia, ccudl seria enone el resultado? La hibil seleccién. de las distintas versiones depen- de por lo general del mero sentimiento, y la elec: cién rara_vez puede justificarse de una manera rigurosa. Por ello, las disputas criticas se multipli- fan hasta lo infinito, tanto mis cuanto los buenos jurisconsultos no amamos nada tanto como poner duda las opiniones ajenas, por el solo hecho de proceder de otros, y hacer todo lo posible ‘por abrir una nueva instancia. Pero, en estas contro versias de cardcter tan erudito, los précticos tienen re permanecer, como cl paciente aso de Burin, UNtee su dos gavillas le” heno, con la eabera in miévil en medio de ellas, 0 bien decidirse por poncr sus jueces en movimiento, como movié a Dios hhendite aquel francés que compré en Hannover un aabecedario alemiin y con él en las manos se dirisié fl Dios de los alemanes y le hizo este ruego: ;Dis- pén un padrenuestro! De no ser ast, eémo habria Sido. posible que nobles jurisconsultos alemanes hu bbieran podido aguantarlo sobre si, en los tiempo de ignominia y opresidn, y, sin embargo, recomen, dasen con toda seriedad su patria la recepcién del nuevo Derecho civil francés? Desde luego, no hay que negar que la recepcién Gai Derecho. romano ha sido muchas wees uy favorable para nuestras actividades eruditas, espe cialmente para el estudio de la filologia y de 12 historia, y que todo ese conjunto de énigmas dus representa para nosotros. dio siempre, y-soeuit dando, a los juristas muchas oportunidades de ejer~ lcitar y desarrollar su sagacidad y espiritu combina- torio. Pero el ciudadano siempre podré argumentar Jque él no ha sido creado par: 5 juristas, como _tampoco lo ha sido para que ‘profesores de cirugia hagan ensayos anatémicos en su cuerpo . Toda _vuestra erudicién, todas vuestras va- riantes y conjeturas, todo ello, ha perturbado de mil marieras la pacifiea jad del ciudadane | ha hecho que Ilenar los bolsillos_ de_los abogados.|La felicidad del ciidadano no requiere a gxistensia_de_abogados_erudites. Wy tendriamos” ‘que agradecer fervorosamente al cfeTd si se consi- guiera, mediante leyes sencillas, que nuestros al gados prescindieran por completo de Ja erudicion, de igual modo que supondria para nosotros un mo- tivo de regocijo si nuestros médicos pudieran curar autométicamente todas las enfermedades con solo seis medicinas. La verdadera actividad cientifica puede recaer siempre sobre tantos objetos que nun- ca sera necesario atar nudos para poderlos desatar después. Pero yo afirmo todavia mas: vuestra eru- fen cad ha_servido para estimu- llar_en_e]_ciudadano el auténtico sentido juri ldigno de ese nombre, sino que lo ha aniquilado. La magnitud de lo positivo y lo histrico es demasiado ‘exorbitante. A lo mds que puede aspirar el jurista comtin, al que por regla general esté confiada la felicidad del ciudadano, es a tener conciencia de dicha mégnitud, pero nunca a asimilarla intelec- tualmenté. De ahi surgen una torpeza y un desaso- siego, qué producen compasién, y al final hay siem- pre en ef trasfondo un viejo consuclo, del que se $aca mecénicamente el consejo necesario. No hay mds que comparar los abogados en Inglaterra, don- de poco se inquietan por las antigiiedades romanas Sie variantes de sus textos, con nucstros 2 aficionados al Derecho. Alli todo es vida 18 i { ! i \ singularidad, en tanto que singular fe entn mayoria de los paises, todo anda con eee y se desliza de una manera tan linguidg 2? que, en definitiva, no cabe otra cosa qua 2 Petante a charlatanes que no saben nada de negin ee ‘erudito, pero que se lanzan alegremenes Yo por el ancho mar. te a navegar Si rosumimos to dicho, i dobar un cds obra de nuestros propios esfucraay weet, Venga a ser el fundamento sobre agrees eet {de modo adecuado y seguro nuestra situacée on ¢ acuerdo con las necesidades.del_pucblo, y a pro’ rat una union patria de ted es bie alemanes gue proporcione a todo el Fos de un ordenamiento civil comin y peustil en el sjempo. Voy a intentar, primero, demostrar grdficamente. las ventajas de esta gran innovacion y, después, descartar cuanto pudiera objetarse en Contra de su viabilidad. Para_complacer a Jos eruditos, comenzaré conside- rando la cuestion desde una perspectiva cientifica: “qué incalculable ventaja para ‘teverdaders Torna: Ubn superior de los servidores del Derecho, de los maestros y de los discipulos! Hasta ahora, era im- posible que alguien, asi fuera el tebrico mis labo- Fioso, abarcara todo el Derecho y lo dominara to- talmente. Cada uno sobresalia en algiin aspecto, yen mil lugares noche y tinieblas! Nosotros no hemos gozado de ninguna de fas inapreciables ven- tajas que proporciona el hecho de_abarear Ia ac- Gién reciproca de los miembros singulares de la ciencia del Derecho. Un cbdigo nacional sencillo, ee con pujanza dane del ep ae sera, en cambio, totalmente! Us “a mente, incluso las mediocres, ¥ -abogados 19 co 18 Lodo patos hay gues pata xl “ God) Lago eect! g Rechiseh | sey B y-jueces estarin por finen_situacién de tener @ su gleance el Derecho vivo actual_aplicable en cada caso. Ademis, solo con un_cédigo semejante puede onside Soe HRS on verdaders-peeceon verdadero_perfeccionamicn- 16°de las opiniones uridicas. Con. tes er ‘difos mantenidos hasta la fecha, hemos calado de modo cada vez mis profundo en filologia ¢ historia, lpero en este Tatigoso esfuerz0 s¢ ha embotado pro- lgresivamente el vigoroso sentido de lo justo y de Io injusto, de las necesidades del pueblo, de la ve- erable sinplcldad-y-severidad de las eyes. VES Ipoco Io que puede hacerse con vistas a mejorar nuestra situacién cuando la mayorfa de las partes de nuestro Derecho positive se han corrompido to- talmente, cuando rara vez conocemos a fondo sus fundamentos y cuando, de una parte, no tenemos ninguna esperanza de mejoramiento y, de otra par- te, ha habido pocas ocasiones para una fértil dis- cusi6n! En cambio, si_un vigoroso cédigo autécto- uese_patrimonio Se todos eduviese redacte: G-pOF etadistas y sabios de renombre,, después de ‘un_maduro andlisis y de haber consultado a la opi niGn_ publica, y si sus fundamentos_fuesen_hechos Hel guocintsara seneral, mediante fa necesaria pu- blicidad, entonces podria moverse fécil y libremen- te_la_verdadera_clencia del Derecho, es decir, la neia Slosdfica del Derecho, perfeceionamiento de esta gran obra nacional. Tam- bién seria inapreciable que todos los jurisconsultos alemanes tuvieran un mismo objeto para sus inves- gueiones, que, mediante. la. constante comunica- cién de sus ideas en torno a la misma obra, pudie- ran elevarsé y apoyarse reciprocamente, y que, como [Bheuenela de todo esto, acabaran por completo las desespefantes chapucerfas en que han cafdo has- ‘ta ahora nuestrds innumerables Icyes particularés. ‘cada uno-endria ae Hearts Seana de Caveat aT aero | | Si atendemos_a la instru ‘sia os igualmente inmensa, Hs particular, aun cuando siempre ha tenido una im Portancia’ mixima, no podia ser, ni seri nun Bbjeto de exposiciones académicas. En efecto, nues. tras academias siguen siendo, como debe ser, eta- blecimientos de ensefanza generales para toda Ale- ania y munea se convertirin en meros estableci- mnientos regionales, donde todo tiende a atrofarse bajo el aislamiento y la estrechez de miras. ¢Cémo puede surgir aqui nunca un verdadero celo de los Profecores por el Derecho regional aut6ctono, evan- Go en sus exposiciones acerca del Derecho general tienen que contar siempre con un piblico mucho mis amplio, especialmente cuando emprenden ta- Bajos para su publicacién? Ademés, los profesores mae, destacados aspirarin a asegurarse la dorada posibilidad de encontrar una acogida amistosa en Btros pubrtos frances, si le desagrada el puesto que Ocupaba hasta entonces, por Jo que no querrd echa- Se una carga excesiva que pueda dificultarle su Tibertad de movimientos, Por ello, en el aspecto cientifico, el Derecho particular se ha visto, hasta ahora, sumido en una total oscuridad, y el joven prictico ha tenido siempre que tratar de orientarse Bn él contando solo con sus propias fuerzasi un Gesdichado negocio que tara vez sale bien, ya que fas leyes particulares se hallan muy diseminadas y Giferen enormemente, siendo rar0 que en_un pals haya més de diez jurstas que, tengan Ta suerte de Contar con una coleccién completa de dichas Leyes. académica, la tanan "Hasta aor, 2h Derecho ‘Ast, pues, en_Ja.distinguida enseianza_scadénico existe -una_enorme laguna, que folo cabs lena Ct Parte después de mucho arriespatse y andar a tic” bia, don un cédigo general podran rela: | SYitimamente la teoria ¥ la préctica, ¥ los | juristas académicos eruditos podriat dislogar con B mps ley Da, AHL , pri iv Cutts los pricticos, mientras que ahora, con su Derecho comtin, no saben a qué atenerse. Desde otro punto de vista, un sencillo cédigo_na- sional de este tipo contribuitia también a fortalecer ‘¢se sentido préctico, tan importante, de nuestros es- tudiantes. Ahora todo se reduce a aprender de me- moria innumerables leyes, definiciones, distinciones ¥ noticias histéricas embrolladas. El buen hablar, la destreza en el ataque y la defensa, la formacién de! talento apropiado para encauzar bien desde el pri cipio una causa juridica, el arte de tratar con caute- la los negocios, la agudeza y la elasticidad dialée- ticas, todo esto se halla actualmente descuidado, y ningtin hartazgo erudito puede resolver ninguna de estas necesidades. Asi, nuestros licenciados son lan- zados al mundo sin preparacién, debiendo aprender Por s{ mismos a andar a fuerza de caidas; y toda- via hay que dar gracias al cielo si, transcurridos mu- chos afios, la mitad de ellos consigue penosamente Jo que una instruccién académica acertada podia haberle transmitido facilmente en poco tiempo. ¢De ' qué forma lograron tal grandeza los juristas clisicos | de Tos romanos? No por medio, de la interminable | dsduceiin de oscuros_preceptos juridicos de las antigiledadés griega_y romana, sino porque las ba- {Fay de gus Sxposlonse orat leyes pattios sencilla, “Io que permitfa hacer libremente todo lo posible para ¢l completo adiestramiento de la mente. En cada una de las escuclas de Derecho de Roma, Beirut y Constantinopla solo habia dos profesores ordinarios de Derecho, pero un gran ntimero de ret6ricos y grimaticos fricgos y romanos; hay que suponer que dé haber aleanzaulo el grade de desartos Ho actual las clencias polfticas y el Derecho 1 entonces encontrariamos agregados, en lu: profesor de filosoffa, varios juristay inds [6] de un 22 i 1 t Por lo que se refiere a la formacién cientifica, lo més importante es que lo tinico que es capaz de agiliaas fen todas sus partes la enseftanza académica del De, echo es la introduccién de un nuevo eédigo nacio. nal sabiamente elaborado. Ahora es demasiado in. animada y desalentadora. La mala condicién de nues. tras leyes actuales ha tenido como conseciiencia ‘que ‘adie, en la vida comtin, contemple complaci damente la situacién juridica corriente ni quiera permaneceren ella. Se deja que continie el artifi- cioso abuso, como a Dios plazca, sin preocuparse por ello. Asi entran en las academias nuestros prin- Cipiantes, sin haber meditado ni remotamente so- bre los temas de su profesién; por su parte, los pro- fesores de Derecho nunca se sienten tan, felices como los de teologia y medicina, quienes pueden dar asus diserfaciones “tina cilida representacign natural y emplear conceptos comunes llenos de sus tancia. Nuestros derechos naturales no se do para abrir el entendimiento civilista ni en lo; si fueran Leto lo que deberian ser, 5 realzatfan el interés por To positino. Porque este negro e inmenso revoitijo solo es susceptible de aclararse y de ponerse en atmonia con la flosofia fen sectores muy concretos. La mayor parte tiene que ser captada puramente de memoria y admitida Servilmente, porque sf; debido a ello, 1a paciencia infatigable de los estudiantes sometida a la mayor tensién no conduce nunca aqui al intenso celo ¥ a inclinacién intima por su profesién que distingue, con tanta frecuencia, a Tos médicos, teslogos ¥ fe sicos de s6lida formacién. En cambio, si fuéramos tan felices que poseyéramos un cédigo bien logra- tio, al que pudigramos I uo senate esr 9 ca ey TSS princes entrain en ia univesiad co” los principiantes conceptos fecundos de la vida coniny y las diser 2 amar con justo orgullo la,

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