Alianza
Races y razones
Consejo editorial de la colecci6n.
John H. Coatsworth
Adolfo Gilly
Friedrich Katz
Enrique Semo
Iién Semo
John Womack
tigaciones mas notables y recientes sobre historia de México.
|| de Raices y razones pretende poner al alcance,
s en donde se dé cuenta del
John H\Coatsworth
| Nueve ensayos de historia econémica
de México en los siglos XVII y XIX
"Alianza Editorial
\
Los origenes del atraso :
Shinstaia m1 UVLO SERVICIOS Dé Nene senorIV. LOS OBSTACULOS AL DESARROLLO
ECONOMICO EN EL SIGLO XIX*
La historia econémica de México ha avanzado notablemente en los
‘iltimos afios. La labor de revisi6n mas importante se ha concentrado en
los sigios xvHry XIX, aunque también han aparecido obras importantes
sobre los siglos XVI, XVILy Xx.! Gran parte de la nueva
ha sido cuantitativa o comparativa, y ha
mexicanoscon corrientes metodol le los Estados Unidos y de
Europa occidental.” Hoy es posi algunas de tas principales
hipétesis acerca del relativo atraso de México desde fines del periodo
arse estimaciones comparativas del producto
nacional bruto mexicano en el siglo XIX para evaluar la repercusién dela
labor de revisién sobr ‘erpretaciones tradicionales de la historia
econémica de México, :lesde los Borbones hasta la Revolucién de 1910.
sg original fe puleadaenAmecan Hr! Reve, 8:1 (1978) pip. 80-
Para el periodo colonial, véase ia excelente crtca de Charles Gibson, “Writings on
Mexico", en Hats, 55 (1975), pigs. 287-323. Para una revsin de la obra de
los siglos xx y xy, véase Enviqué Floreseano, "Ensayo de interpretaei6n”;Intzoduccin
ala seccifn sobre Mésico, en Roberto Cortés Conde y Stanley J. Stein (comps.), Latin
ropio TePaske sobre datos de le Colonia oftece un
le ejemplo de las nuevas tendencias: “La Real Hacienda",
Obsticulos al desarrotto econémico a1
1
Las estimaciones del ingreso nacional de México revelan tendencias es-
peradas. El ingreso per capita asi como el total bajaban hasta después
‘de 1860. Cierta recuperaci6n comenzé durante ia Repablica restau-
rada (1867-1876), pero México no sobrepasé los niveles coloniales de
ingreso hasta bien entrado el Porfiriato (1877-1910). Entre 1877 y 1910,
el ingreso nacional per capita aument6 a una tasa media anual de 2.3%:
un desarrollo extremadamente rapido para las normas mundiales de la
época, tan répido que el ingreso per capita se duplic6, con creces, en
33 afios
En cl cuadro IV.A he reunido eélculos del ingreso nacional para
México, Brasil, Gran Bretafla y los Estados Unidos, en afios selec-
cionados de 1800 a 1910. (Estos son los tnicos paises de los que se
dispone de estimaciones durante todo
rativos muestran que cl ingreso nacional per capita en México estuvo
més cerca del de Gran Bretafa y los Estados Unidos en 1800 que en
ningin otro momento més adelante. En aquel afio, México produjo
més de un tercio det ingreso per capita de Gran Bretafia y casi la mitad
del de los Estados Unidos. La brecha en produ
nomfa mexicana y la de los paises avanzados del
hua sido tan pequefia como entonces. Para 1877, el ingreso per capita de
{éxico habia cafdo poco mas de un décimo del de las naciones indus-
iriales, Desde entonces ha fluctuado entre el 10y el 15% del ingreso per
Estados Unidos. La comparacién con Brasil muestra una
paula: 0 \greso per capita de México era
de casi un 20% por encima del de Brasil. Mientras que la productividad
mexicana se redujo durante mas de
menté y sobrepas6 a la de México.
na crecié muy répidamente, y para 1910
‘per capita de México era 40% superior al de Brasil. Hoy, la diferencia
‘entre estos dos paises se encuentra aproximadamente como en 1800.*
1 contraste entre México y las
joa, 1500-1914, 1 (Ann Arbor, University Mi
juergo para construir estimaciones de “Iimite sy
a partir de 1520.
7), pag. 724, para wn
reso nacional mexieano82 John H, Coatsw
agudo. facia 1800, México producia mas de la mitad de los bienes y
servicios de los Estados Unidos. En 1877, México slo produjo'un 2%
de fa produccién que salfa de las fabricas, granjas y depdsitas del coloso
del norte, y s6l0 5% del total de la produccidn briténica, El aumento
de ia poblacién explica en gran parte la diferencia entre México y estas
dos economfas indusiriales. En 1800, la poblacién de México (seis
millones) era mayor que la de los Estados Unidos (poco mas de cinco
millones) y més de la mitad de la poblacién de la Gran Bretafia (casi
11 millones, sin incluir Irlanda), En 1910, 1a poblacién de México era
de 15 millones, la det Reino Unido de 45 millones y la de los Estados
Unidos de 92 millones. Aun Brasil, cuya poblaci6n én 1800 s6lo era de
poco més de tres millones, sobrepas6 a México durante el siglo XIX, y
ego a set de més de 22 millones en 1910. Los Estados Unidos y Brasil
recibieron grandes masas de inmigrantes, sobre todo después de 1890.
‘México atrajo a muy pocos inmigrantes, en tanto que las altas tasas de
fallecimiento mantenfan bajo ef aumento natural de la poblacién hasta
el decenio de 1930."
‘Aunque las estimaciones que aparecen en el cuadro IV.1 pueden con-
tener errores, es improbable que la posici6n relativa de los cuatro pafses
y la magnitud de las brechas entre ellos fueran afectadas si se obtuvie~
Tan datos més precisos. Para un andlisis del atraso relativo de México
en el siglo xx, se destacan dos aspectos de Ja comparacién. El primero
es la diferencia considerable entre ias economtas de México y de los Es-
‘tados Unidos a comienzos det sigio. En 1800, los Estados Unidas fue un
pafs predominantemente agrario, a décadas de distancia todavia de la
Revolucién Industrial, En ef mismo afio, México era la colonia mas de
rica de Espafia en el Nuevo Mundo, con una avanzada industria minera
«que exportaba grandes cantidades de metales procesados. En realidad,
el valor de las exportaciones estadunidenses y mexicanas a finales del
siglo xvin era muy similar’ 2Por qué empez6 ta economfa mexicana el
siglo XIX con menos de la mitad de la produccién que Ta de los Esta,,
La estimacién briténica de 1910 incluye a Irlanda, Para datos de poblacin de estos
palses, weanse Tas fuentes citadas en el euadro IV.l; para Mézico, véase El Colegio de
México, Esiadécicas econémicas del Poririato: Fueraa de irabajo y actividad por sectores
(México, El Colegio de México, s/), 1.
SLos Estados Unidos.
Pipers, 7. Clase & Commerce and Navigation (Washington,
1830) 1 346 dats del comer extesioe mescanecomienzan en 1796" Mientas
auc el comerco de os Estados Unidos aumens imorcadamente durante la guetta, el de
Mévio nolo hz. Lerdo de Tjnda, Comer eteior de Mac, sn paginas
ios al desarrollo econémico 3
CUADRO IV.L. INGRESOS NACIONALES, 1800-1910
(délares de 1950)
A. Ingreso per capita
Alto México Brasil Gran Bretaia Estados Unidos
1800 B 62 (118) 196 37)
1845 56 72 (8) 323 7)
1860 9 TT (6A) 370 (13)
1877 oe 83 (75) 491 (12)
1895 1 89 (102) 745 (12)
1910 132 94 (140) 807 (16) 1035 (13)
B. Ingreso total (en millones)
Alo México Brasil Gran Breiana Estados Unidos
1800 438 198 (221) 2.094 (21) 858 (51)
1845 420 510 (62) 6293 (7) 5493 (8)
1860 392 778 (50) 8510 (5) 10900 (4)
1977 613 «1115 (55) 16690 (4) 21629 (3)
189511461633 (70) 27930 (4) 50754 (2)
1910-2006 -2.129 (94) 36.556 (5) 95201 @)
‘cada estimacin Todos los céleulos sc computaron en délares estadunidenses de 1950.
FUENTES: Las estimaciones del PIB de México se explican con més detalle en el capitulo $
(iia), Para Brasil, véase Nathaniel 1. Leff, “A Technique for Estimating Income Tiends
{rom Currency Data and an Application to Brazil”, Review of Income and Wealth, S (1972),
gs. 355-368, Lest
¢ 0.4% entre 1822 y
ciéleulo de 98 délares
16 que el ingreso nacional de Brasil crecfaa un ritmo medio anual
opment in Brazil, vol. 1, Beonomie Siructure and Change, 1822-1947 (Londres, Allen y
‘Unwin, 1982), cap. 3, Para Gran Bretaiia, véase Phyllis Deane y W.A. Cole, Bris Eeo-
Trends and Sinucture (Cantbridge, 1962), pags. 282, 329-330.
anda el fndice de precios de mayoreo de Wa-
(WPIBLS) en e1 US. Bureau of the Census,
torial Times to 1957 (Washington, 1958),PR
y
@
a
x
E
g
»
8 John H. Coatsworth
2 El segundo aspecto sorprendente de lo:
es Ja medida en que 1a brecha entre México y los
dos se ensanché entre 1800 y el 6
mexicana se de los Estados
Unidos durante todo el siglo, México habria llegado a su nivel de in-
‘greso per capita'de 1950 antes de la Revolucién de 1910.
entre México y los Estados Unidos hubiese seguido siendo la misma,
de 1800 a la actualidad, México se encontrarfa hoy entre las potencias
industriales det mundo. Desde la perspec
vertir la pregunta hecha anteriorment
mexicana tan atrds de los gigantes in
durante el siglo xix
0
‘Tres obstculos principales al desarrollo econémico han sido propues-
tos para explicar el relativo atraso de México a finales del periodo co-
Jonial: el colonialismo espafiol, el sistema de tenencia de la tierra y la
Iglesia catélica, Todos ellos deben rechazarse, sobre Ia base de la evi-
dencia de los efectos econmicos directos.
Primero, puesto que Espafia administré —o “desadministro”— sus
colonias del Nuevo Mundo durante t fue sin duda
lograron o dejaron de lograr,
tudiosos ¢ historiadores desde que
Alexander von Hum! popularizé en sus monumentales
ias espaftolas en el primer decenio del siglo XIX.
in de Espatia prometia pocos beneficias, Con fines
Jos costos del colonialismo espafiol serén definidos como
aquellas limitaciones econémicas que la Independencia en realidad el
miné: 1 i al comercio directo con paises
tranjeros, y 2) la exportacién no compensada del oro y la plata extrafdos
por el gobierno colonial como ingresos fiscales netos. (1
deja para su ulterior estudio los efectos del colo:
axioma que ha sido repetido por
imaciones de! ingreso nacional, en la US. Bureau
iste, pig. 139. N6tese que la cifta de 1877 es un promedio
in estiiacion de 1895 es un promedio para 1892-1896.
__ que puede buscarse respuestas precisas,
Obsticulos al desarrollo econémico 85
subsistieron después de la Independencia.) Hay dos preguntas a las
i Cuanto habria ganado la eco-
nomia mexicana si la independencia de Espafia se hubiese logrado mas
temprano, es decir, a finales del siglo XvilI? ZY qué parte de la diferen-
cia en productividad entre las cconomfas estadunidense y mexicana se
hal avances?
lones de las respuestas. Compara
el costo promedio anual del
¥y 1820, con el costo del coloni:
fe con Europa
ias oveidentales) y rest de esta pérdida cier-
tos beneficios (subsidios para la produccidn de materiales estratégicos,
roteceién naval y de las fronteras, y similares). Las estima
xicanas tienen dos componentes. El primero es un célculo del
colonial perdido por las restricciones impuestas por Espafia al com
a los célculos de Thomas
espafiolas, 0 para
ténicos no fijaron
en Madrid.* Puesto q
impuestos directos internos, esa carga no exist
Robert P. Thomas, “A. Q
tish Imperial Policy upon Color
pigs. 615-638. Thomas ha sido ct
(1965), pigs_370-381,y Joseph D. Rei, J. "On Navigae
Navigation Acts with Peter B. MeCleland: Comment’, en American Econoric
Review, 60 (1970), pgs. 949-955,
“La pétdida de ingrsos se cleul6
transbordo,splicados al valor de
izando datos de aranceles y de costos de
legaimente intercambiados entre 1797 y
slicidad-precio de demanda
Nerteamériea86 John Hi. Coatsworth
CUADRO IV.2, COMPARACION DE LOS COSTOS DEL MERCANTILISMO
BRITANICO Y ESPAROL,
SSUES eee eee ese
Colonia Costo (millones Costo per capita —_Costo como
de pesos) (p2s08) ‘porcentaje del
ingreso colonial
Norteamérica
briténica (1775) as 026 03
Nueva Espafia
(1797-1820)
‘Carga comercial 12 1.20 3.0
‘Carga fiscal 10.1 1.68 42
Tol 173 2.88 72
[Notas El ingreso colonial para las trece colonias biti
rmacisn per capita de 1800 (90 détares es )
1775. En pesos cortientes de 1800, esto llega a un ingres0 |
[Nétese, sin embargo, que Thomas estims los estos del meteantilismo bri
‘antes de lainflacién que comenz6 en la década de 1780. De este
a magnitud dela carga britanica como porcentaje dl totaly del ingreso per capi
std um tanto exagerada, Para la Nueva Espaa, las estimaciones son promedios enuales
de 1797 a 1820.
Fupwres: Para la Norteamérica briténica, véase Robert Paul Thomas, “A Quantitative
Appros ‘Study of the Effects of British Imperial Policy upon Colonial Welfar
Jeutrnal of Econamie History, 25 (3965), pgs. 615-638, Para ls estimaciones mexicanas,
‘véase texto y notas 7-8. 7
Como Io muestra cl cuadro 1V.2, el costo total de la soberania
espafiola llegé a ser poco més de 1° nes de pesos an
contraste, el costo del colonialismo briténico s6lo fue de medio millén
de pesos. Por consiguiente, ta carga espafiola era 35 veces
de los briténicos. Sin embargo, el cuadro TV.2 también muestra que la,
‘carga espafiola equivalia a menos de tres pesos per capita a comienzos
del siglo xix Desde luego, uno puede preguntarse si los esplendores
de la ciudadanfa espafiola valfan tanto. De todos modos, en términos
estrictamente econémicos, un 7.2% del ingreso de 1800 se perdid, 1o
una cantidad nada insignificante. Pero aun si esta estimacion
cinco 0 diez veces demasiado baja, la Independencia no habria
nado la brecha en productividad entre las economfas mexicana y
que
‘Obstéculos al desarrollo econémico 87
estadunidense en 1800. Si afiadimos tres pesos al ingreso mexicano per
capita, ain quedarfa en menos de la mitad del de los Estados Unidos,
Muchos mexicanos en cl siglo XIX, y més adelante no pocos histo-
riadores, se han preguntade gor qué ta Independencia no estimul
economia mexicana Muchos han buscado la respuesta a esta pregunta
10 de Id lucha por la independencia y en la consiguiente
a, Sin duda, estos fenémenos ayudaron a dept
fa después de 1810; pero mas importante todavfa, el ingreso de
‘México no aument6 espectacularmente norque la Independencia tuvo
resultados econémicos directamente adversos, que contrapesaron con
creces los beneficios. Er continua depresi6n en la cruci
dustria minera, que persis
parte el resultado de un costo de la Independencia que no se anticip6:
Ja pérdida de abastecimientos seguros dé azogue —indispensable para
procesar mineraies de bajo grado— que Espana habia aportado a pre-
ios bajos y fijos, de la enorme mina de azogue de Almadén de propie-
dad estatal.”
En segundo lugar, un importante obstéculo al avance econdmico ci-
lado en loses jonales es el sistema de tenencia de la tierra
mas precisamente,, fa organiz produccién agricola
grandes haciendas. Esta explicacién generat puede dividirse
nero de afirmationes distintas, de las cuales al menos dos
: 1) que las grandes haciendas del
iodo
Pee Ureerere parie arab an nee np a
dad de la tierra caus6 per se despilfarro y mala asignaciGn de los recur-
sos. Es imposibte abordar en un espacio tan limitado toda la discusién
sobre el sistema de tenencia de la tierra. Por fortuna, hoy podemos de-
pender de gran ntimero de estudios sobre Ia hacienda, muchos de los
cuales se completaron en los wiltimos afios, Gran parte de las hacien-
das estudiadas se encontraban en la meseta central, desde Oaxaca en el
sur hasta San Luis Potosf en el norté} Se han estudiado intensivamer
los archivos —ineluyendo libros de cuentas, correspondencia y docu-
‘mentos de transferencia de propicdad— de més de cincuenta grandes
haciendas, mientras que se ha examinado con menor detalle el doble de
ese niimero. Estos archivos a menudo cubrian més de un siglo de activi-
Jean Paul Berthe, “El problema de) abastecimiento del azogue a las minas de
plata en México independiente” (ponencia presentada al XLI Congreso Internacional
‘de Americanistas, México, 1974),men
2RQnn mR e ener
vaeze one
pero trabajos recientes se han concentrado también en las haciendas
del siglo xix." Ademas, se ha afiadido un buen mimero de estudios re-
gionales a la obra pionera de Charles Gibson sobre Tlaxcala y el
de México en la época de la Colonia. Estos contienen, a menudo, la
r informacién de que disponemos sobre la agricultura de otro tipo
‘omo datos sobre las condiciones del trabajo y la
situaciGn de arrendatarios y aparceros.
estudios sobre haciendas y regiones han trans-
cultura mexicana y de la adminis-
traciGn de las tierras. Aunque son primariamente deseripciones narra-
tivas de las operaciones y la organizaci6n de las propiedades, sus efec-
generaciOn de obras econométricas sobre Ja agricultura con mano de
‘obra esclava para la historia del sur de los Estados Unidos. No se ha
encontrado un solo propietario de haciendas que pudiese pasar por el
tipo de aristécrata absolutamente incompetente en materias econémi-
as, obsesionado por el prestigio, que en un tiempo se consider como
€l tipico hacendado hispanoamericano. ‘Todos ellos eran ambiciosos,
; hasta los administradores de las propieda-
raciones, experimentaban con nuevas cosechas y métodos y buscaban
"Juan Felipe Leal y Mario Huacuja claboraron en 1975 una excelente bibligratia
‘que cubre la mayor pare dea obra de siglo xix: "Fuentes,
‘en México, 1856-1940" (México, Centro de Estadios Lat
rique Florescano (comp.) Haciendas, fa
‘@Mésico, Siglo Veintiuno Editores, 1975);
hacienda mexicane, 1780-1880 (Méxi
Van Young, Hacienda and Marker
siglo xv Crecimientoydesigualdad
Econémica, 1979) Y, desdeluego,
Obstéculos al desarrollo econémico 89
nuevos mercados. En periodos de dificultades econémicas, cambiaban
de [a agricultura a la ganaderfa, reorganizaban sus haciendas en nuevas
formas de tenencia, vendian para reducir las pérdidas, o abandonaban
‘por comipleto sus posesiones. Dados los costos relativos de la mano
de obra, el capital y especialmente la administraci6n y supervision, su
‘ racionalidad econémica era comparable a la de los mpresarios mo-
demos. Hasta ahora no se han encontrado pruebas que sostengan la
hipGtesis de que el sector de las haciendas de la economia agricola me-
xicana despilfarr6 recursos que habrian podido ponerse en uso mds pro-
ductivo on diferentes condiciones de tenencia de la tierra;**
El cuadto de la agricultura en el México colonial y del sigio xix que
surge de los testimonigs de que hay disponemos parece indicar dos con-
clusiones principales. ‘La agricultura de la hacienda gozaba de ventajas
de que no disponian ios pueblos de indios, los pequefios propietarios
Jos aparceros: economifas de escala, acceso a crédito exterior, infor-
macion acerca de nuevas tecnologias y mercados lej
teccién ante funcionarios demasiado vidos y mayor seguridad de ta
. teneneia, A pesar de estas ventajas, y por importantes que fueran, no
climinaBan la produccién en pequefia escala, porque no bastaban
compensar los altos costos de reclutar y supervisar la mano de obra. Las
grandes haciendas tenfan una ventaja comparativa en la produccién de
ganado vacuno, ovejas, lana, granos alimentarios, pulque, azticar y he-
productos que nec ym muy mi-
jente motivados) para producir o para
ransportar sin grandes pérdidas, los pueblos y los productores en pe-
‘quefa escala tenfan ventaja: frutas, productos de las huertas como to-
mates y chiles, seda, coci ‘animales pequeiios, incluyendo cerdos,
aves de corral, huevos y sit algod6n, tabaco y vi
producidos cominmente por los pueblos y los pequeiios propi
La espe in de productos mano, on y organi-
zacién de
inte de lo que hubiera sido de otra manera, Ademis, Ia cise
$s mercados locales y regionales actuaba para favorecer una
bucién de los tamatios de las unidades de produccisn en términos de
que un economista moderno describiria como “mezcla 6ptima”. Le-
jos de distorsionar Ia asignacién de recursos en ¢l México agrario, la
os dela hacienda enfoca directamente Ia cuestiOn de la pro-
‘de Barrett ofrece un excelente modelo para los historiado-
tones analfteas aqut planteadas: The Sugar Hacienda,90 John Hi. Coatsworth
-concentracién de la tenencia de la tierra funcioné para permitir una
produccién més eficiente de las coséchas apropiadas para grandes uni-
dades, sin sacrificar las ventajas de la produccion de unidades pequefias
para otros productos."
‘A finales del siglo XIX, 1a mayor disponibilidad de nuevos transportes
y tecnologfas de produccién volvid ineficiente a Jaya tradicional divisin
el trabajo entre agricultura de hacienda y la de otro tipo. La balanza
‘ccondmica se inclin6 espectacularmente en favor de las grandes hacien-
das, La productividad agricola, estancada durante el medio siglo que
siguié a fa Independencia, aument6 répidamente cuando las haciendas
se agrandaron a expensas de puebios libres y pequefios terratenientes."
Pueden aducirse prucbas adicionales a partir de datos comparativos.
En 1800, entre el 70 y 80% de la fuerza laboral mexicana trabajaba en la
ayticultura, para rendir aproximadamente un 40% dei producto bruto
de la colonia, Casi idénticas son las mejores estimaciones en el mismo
‘iio para los Estados Unidos: ligeramente més de] 80% de la fuerza la~
oral en la agricultura producfa aproximadamente un 40% del ingreso
dela nacién. La brecha en la productividad agricola entre las dos regio-
nes era exactamente igual a la brecha en la productividad no agricola
entre fas dos economias. México obtenia la mitad de lo que productan
los Estados Unidos, tanto en produccién agricola como no agricola.'*
Por consiguiente, en términos comparativos, ¢] sector agricola de la eco-
nomfa mexicana no fue un lastre impuesto al desarrollo de la nacién.
‘Aunque este testimonio no es decisivo, deja al menos una sugerencia
a Jos historiadores que buscan los obstaculos que dificultaron el desa-
rrolto de fa economia mexicana en la época colonial y en él siglo xix:
concentrarse menos en las condiciones de un solo séctor, por impor-
tante que fuera, y mas en las condiciones que afectaban a la economia
ensw conjunto.
.ndo ios pucblos, véase William B.
‘en Historia Mericana, 23 (1973)
abell, Los dieemos; He Woodrow Borah, Si
ia! Mexico (Berkeley, University of California Press, 1943),
“sAnotaciones sobre Ia produccién de alimentos durante ct
Para datos de los Estados Unidos, vésse Stanley Lebergott, Manpower
Economie Growth: The American Record since 1800 (Nueva York, McGraw-Hill, 1968),
David, “The Growth of Real Product in the United States before
Bid: New Evidence, Controlled Conjectures", en oul of Economic History, 21 (1967),
‘igs. 151-197, Para estimaciones mexicanas, véase cap. V, infra.
Obstéculos al desarrolio econémico 1
En tercer lugar, se supone que la Iglesia retard6 el desarrollo eco-
némico de México durante el periodo colonial y, al menos, durante tres
décadas después de la Independencia, hasta que la revoluci6n liberal
logré expropiar los bienes del clero y reducir su papel en la vida polltica
de la nacion.) El argumento anticlerical ocupa voltimenes enteros de
muy densa prosay atremete no s6lo contra las actividades estrictamente
econémicas de la Iglesia, sino también con su influencia politica, social
y cultural, La parte del argumento que hoy se puede rechazar es Ja que
atribuye importancia a las actividades estrictamente econdmicas de la
Iglesia: 1) cl diezmo, 2) los préstamos hipotecarios, y 3) la propiedad
de bienes de manos muertas. =
(El diezmo era un impuestd de 10% al producto bruto, que se fijaba
principaimente a la produccién agricola y ganadera de las haciendas
privadas, Como cualquier impuesto directo de hoy, el diezmo reducia la
rentabilidad de la empresa agricola, Pero, 6cudnto redujo este impuesto
e] producto nacional bruto de México? A menudo se ha supuesto
implfcitamente que la produccién agricola (y por cllo el PNB) se redujo
en la cantidad exacta del impuesto, es decir, en un 10%, como si los.
cobradores del impuesto se hubiesen llevado una décima parte de cada
cosecha para ofrendarla como sacrificio. Y aun si se midiera de esta
manera, absolutamente inapropiada, Ia reducci6n en el ingreso per
capita provocado por el diezmo en 1800 habria sido de menos de la
mitad de un peso, €s decir, poco més del 1% del ingreso nacional. Para
Ia época de la Independencia (hasta 1833, cuando tue abolido el diezmo
como obligacién legal de la ciudadanfa), los ingresos de la Igiesia por
esta fuente ya se habfan reducido a sumas insignificantes.”*
‘Una medida apropiada de la importancia del diezmo habria sido to-
mar en cuenta su efecto sobre la rentabilidad de la empresa agricola
privada, Al reducir I sultura privada, el diezmo
Tedujo el empleo y n en ese sector de ia economia, hi
que capital y trabajo se desplazaran a otras actividades menos produc:
tivas Asf pues, el efecto negativo sobre el PNB es la diferencia entre lo
que el capital y el trabajo producian en otras actividades al ser expulsa-
dos por el efecto del diezmo de la agricultura y fo que habria producido
(a falta de diezmo) si se hubiesen quedado en las haciendas. La canti-
dad de mano de obra y de capital que abandons la agricultura privada
Wyichael Costeloe, Ch iy of the “Tungado de Copatantas”
in the Arcibishopric of Mexico, 1800-1856 (Cambridge, Cambridge University Press,
1967), pags. 14-18,2 John H. Coatsworth
fue insignificante; por ello, esta diferencia es de alrededor de cero,
cuando el cobro de diezmos Megara a su maximo a fi
La Iglesia misma y los pueblos it
ganado de la colonia (apar-
indo asf una porcién considerable de la agricultura de los efectos del
iezmo), sino que Jas diferencias de productividad entre Ia agricultura
privada y el resto de la economfa indican que las empresas n0 agricolas
ya eran inds productivas que la agricultura. Por consiguiente, 8 efecto
mds importante del diezmo fue de distribuci6n: la Iglesia y los pueblos
de indios conservaron una mayor parte de la tierra de la que habrian
conseguido si no se hubiera aplicado el diezmo.”
Aun cuando los historiadores se han dado cuenta de que el cobro
jezmo no redujo directamente el producto nacional bruto, han su-
embargo que fa Iglesia dio un uso improductivo a este in-
igar de invertir sus ganancias en nuevas industrias y empre-
de la produccién econémica en
sas 0 en la paga de sacerdotes, Esta afir-
tades. Primera, el efecto multiplicador
del gasto “improductivo” en los tiempos modernos ha demostrado ser
razonablemente eficaz para estimular, en lugar de deprimir, la actividad
econémica; y no hay razén para suponer a priori que este efecto estu-
viese ausente en el México colonial. Y segundo, la Igle:
parte considerable de sus ingresos en présiamos hipotecarios a empro-
sarios privados. En realidad, la Iglesia probablemente aument6 la tasa
de inversi6n en 1a economia por encima de lo que habria ocutrido si los
ingresos del diczmo hubiesen permanecido en manos privadas,
‘También se ha interpretado mal el papel de 1a Iglesia como princi-
pal institucién bancaria del pais. La Iglesia obtenia un ingreso neto
del diezmo, de los donativos privados y de sus diversas propiedades.
Ademés, actuaba como agente fiduciario de los fideicomisos que esta.
ban a su cuidado, La Iglesia invertfa una gran porcién de su ingreso
neto y de todo el capital de fideicomisos que administraba, habitual-
mente con intereses del 6% en préstamos hipotecarios. Como cobraba
una baja tasa de interés, que no era la del mercad domin6 el
mereado de préstamos hipotecarios. éQué efect
actividad econdmi
sis de la importanci del diczmo esté en deuda con Pascual Garcfs Alba,
“Los liberals y ls bienes del ciero” (manvserit inédito, El Colegio de México, 1974).
|
‘Obstéculos al desarrollo econémico 93
fondos por debajo de la tasa de interés del mercado, aunque los recep-
tores del crédito de la Iglesia lo ganaran. Actuaba como un modern
banco de desarrollo, gravando a tos contribuyentes para subsidiar la
acumulacién de capital privado. La Iglesia no impuso obstaculos lega-
les o précticos para impedir que los receptores invirtieran en faloricas y
no en haciendas 0 en articulos suntuarios.® Si no se construyeron fabri
cas, ello se debié a razones distintas de la
administradas como las que se encontraron en manos privadas. Las ha-
ciendas mds grandes de la Iglesia gozaban de considerables ventajas,
luyendo una red de comunicaciones a larga distancia que hacia posi
ble planar a la vez comprasy ventas para aprovechar las condiciones de
mercado en areas bastante dispersas."” Después de la Independencia, la
mayor parte de las haciendas de la Iglesia fueron alquiladas a particu-
lares, por lo que la eficiencia de estas propiedades no dependiG en ab-
soluto de la administracion eclesidstica.” La principal diferencia entre
los sectores eclesidstico y privado se encontré en que la Iglesia estuvo
exenta de la mayor parte de los impuestos fijados a Ia empresa privada
por los gobiernos coloniales y, después, nacionales. Sin embargo, no
hay evidencia de que la autoridad pabiica hubiese dado mejor uso a los
ingresos obtenidos fijand Ia Iglesia; en realidad, muchos
Por ejemplo, después de fa
expropiacién de los bienes del clero por los gobiernos liberates en los
ahos 1850, desaparecié gran ntimero de actividades de caridad mante-
nidas por la Ig modo que el efecto a corto plazo de traspasar las
propiedades ec! as al sector privado gravable parece haber sido
una pérdida para el bienestar de los pobres.
mu
Hubo dos obstéculos principales al desarrollo econémico en el México
colonialjque, en conju
'SCoesteloe, Church
Herman Konrad, 4
(Stanford, Stanford
"yan Bazant, Al
in Mexico, cap. 1.
Hacienda in Colonial Mexico: Santa Lucta, 1576-1767
versity Press, 1980),
Of Church Weal
1856-1875 (Carai
94 John H. Coatsworth,
sad entre las economfas mexicana y estadunidense en 1800: transportes
inadecuados y una ineficiente organizacién econémica, 0 sea, geografia
y“feudalismo”,
La poblacién y Ia actividad econédmica de México siempre so han
concentrado en altos vailes y mesetas alejados del mar. No existian
vias acuaticas al i Se las habria podido construir. Por consi-
guiente, toda la economfa depends de un costoso transporte por tierra,
para lev es y personas. Un ejemplo bastard para mostrar como
Ja geografia afecté los costos de transporte y, de esta manera, el de-
sarrollo de mercados y el aumento de la productividad. A finales dol
16 que esta ciu-
das dentro de
metros)" A las tasas prevalecientes en
un radio de diez leguas (55
esta zona, los productores tenfan que pagar entre un real y yanrdal y un
tercio (0.125 a 0.165 pesos) por tonelada-kildmetro para embarcar bie-
nes comercialmente.” El precio del maiz fluctuaba enormemente, pero
para dar una idea ilustrativa, lo fijaremos en $0 pesos por tonelada.”
Las haciendas situadas al margen de este radio de 55 kil6metros tenfan
que pagar mds de 8 pesos (40% del precio de venta del maiz) tan s6lo
para llevarlo a Guanajuato. Si los productores de maiz. hubiesen 1o-
‘grado embarcarlo a Guanajuato, a ios mismos precios pagados por em-
‘arque en canoa en los lagos que rodeaban @ la ciudad de México, el
ccimiento de Guanajuato habria aumentado hasta entre
metros." Los efectos de este transporte barato s6lo po-
os, pero el ingreso nacional habria
demos imagi
sido enorme: una mayor especializacién regional y una mayor divisiGn
de trabajo, nuevos centros de produccién previamente sin explotar a
causa dé la distancia de los centros de poblacién y los mercados, ma-
yor dependencia de los mercados para intercambiar productos, mayor
2Para el radio de abastecimiento para Guanajuato, véase la cita en Wolf, “The
Mexican Bajio”, pg, 183.
‘Ziprading y Potash eitan costes idénticos para el fete, cuando se les convierte @
Merchants, pég, 16, y Robert Potash,
toncladas-sllémetros. Véase Brading,
tustria, 1821-1846 (México, Fondo de
El Banco de Avfo de Mésico: El fomento de
Cultura Ezondmice, 1959), péy, 17.
BPara el precio del mafzcitado, véase Brading, Miners and Merchants, pag 16,y Wol
“The Mexican Bajo”, pig. 17, donde la cifras sparecen como aproximadamente once
reales por fancge.
“Hara los costos por eanoa en 10s lagos
Poltical Esny, Ol. 2, pgs. VTA-17.
Ia ciudad de Mésico, véase Humboldt
Obstdculos al desarrollo econémico 95
y trabajo, economias externas debidas a mejores
i Desde luego, los Estados Unidos ya posefan
ventajas. Si México las hubiese comp: i
dad cntre las economias mexicana y estadunidense se habrfa reducido,
ceteris paribus, al menos en un tercio.
{a conclusién se basa en lo que en realidad sucedié cuando se
construyeron los ferrocarriles durante el Porfitiato. Los costos del
transporte de carga se tedujeron a menos de un décimo de sus niveles
Los ahorros sociales, para 1910, sumaban al menos un
. ‘oducto interno bruto, equivalente a un tercio de fos avances
de product mexicana entre 1895 y 19107"
México hubiese contado con un sistema de rfos como los que bay a lo
go de la costa este de los Estados Unidos, una parte importante de
ja de los Estados Unidos de comienzos del siglo XIX se habria
vitreinal bien habria podido aumentar las alcabalas hasta eli
redueciones de los costos del transporte. O Madrid habria podido or-
denar al gobierno colonial que negara licencias a los empresarios que
querian aprovechar reducidos costos del transporte ¢ invertir pronta-
mente en nuevas empresas produetivas. O la Corona habria podido
decidir que el transporte fuese un monopolio real (estanco, del que se
deriva estancar) y controlar el abasto de los embarques para poder co-
brar fletes casi tan altos como los det transporte terrestre. O el Con
sejo de Indias habria podido pedir al rey que protegiera a la poblacién
indigena, prohibiendo su empleo en la produceiGn de articulos que se
vendfan en lugares remotos. O, después de incontables pleitos legates
jas décadas, Ia’ Audiencia habria podido decidirse en
favor de las peticiones de atrieros, carreteros y venteros, y ordenado
que todos Jos botes, balsas y piraguas de la colonia debian ser propie-
de los exarriéros, carreteros y venteros registrados ante,
28Para Jos datos del ferrocaril, véase John H. Coatsworth, Crecinniento conta desa~
trollos Elimpacio econémico de los ferocaniles en ef Porfriaco (México, Ediciones Era,
1984),nH. Coatsworth
6mico de México fue una organizacién econémica ineficiente. Este
significa que las haciendas privadas o compafias mineras
desperdiciaran recursos, dado el medio al que se enfrentaban. En cam-
bio, ¥e refiere a un conjunto de medidas politicas, leyes tuciones
que ampliaron, en lugar de reducir, la brecha entre los bencficios priva-
dos y tos sociales ‘dad econémica Durante la época colonial
y la mayor parte del siglo x1X, actividades que habrfan podido contri-
buir al desarrollo econdmico nunca se emprendieron porque prometian
ganancias demasiado pequefias a los potenciales propietarios y produc-
tores. La ley o la practica existentes iban en contra de una empresa
més produetiva,o de leyes y précticas nuevas, necesarias para proteget
una actividad productiva que nunca se desarroll6.
En el periodo
nes legales impuestas a a movi-
lidad del capital y el trabajo impidieron el desarrollo del mercado de
factores de producci6n,2” Minuciosas regulaciones piiblicas de La act
dad econdmica, con fines fiscales y de otros tipos, aumentaron los co:
tos iniciales y desalentaron a fos empresarios.” El sistema judicial au-
‘ment6 los riesgos de la actividad empresarial al no aplicar un conjunto
bien definido de derechos de propiedad. La politica fiscal hizo mas
‘costosas las transacclones, desalents el uso de los mercados como me-
2+Véase North y Thomas, Te Rise ofthe Westem World, cap. 1
Para un and festricciones a Ia movilidad geogréfica y ocupacional, veasc
179-183. La movi
muy diversas maneras, Por eemplo, estaba pr
‘grupos Iaborales (como clérigosy funciona piblicos) y
poblacién (indios y personas con mezcla de antepasados indios y europeos). Guillermo
Hernéndez Peialose, El derecho en Indiayen su metrdpolf (Bogota, Editorial emis, 1969),
gs. 408-4 i&xico, Tip. 3. Guerra
Jaci
es, Elder
pigs. 183-301. Véase tambien, Eni
rigs, 1521-1763 (Mésico, Ed
En elsigo
legals expats,
), pag, 152. Adomds, la ley
5 de Bilbao, modernizadas
espués de su promulgacién inicial en 1459, y en 1783 se expidid un
0, las Ordenanzas de Minerfa. John T. Vance y Helen L. Claget, A
teraaure of Mexico (Washington,
wavs cigs menos, ue
” dlsposciones i
Obstéculos al desarrollo cconémico 7
dio de intercambiar productos y contribuyé al aislamiento geografico de
Jos mercados regionales y locales que si se desarrollaror,{° Los monopo-
lios reales de la produccién y distribucién de muchos articulos alteraron
Jos precios y redujeron la produccién" La inversiGn, por autoridades
diblicas o agencias voluntarias, en infraestructura o capital humano,
i Iegislacién general que promoviera
la por medio de sociedades anéni-
de privilegios que
la realizaci6n de econom!
jovaci6n fue desalentada por un sist
aba una gana inventor oak
caci6n de procesos nuevos.
jos riesgos y limi
fa por la Corona a grupos
de aumentar la carga a los demds. Los t
llegar su destino, era emitido un nuevo documento que debfascrtransportado
smente al lgar de origen del embarque y sometido, en un periodo especifico, para
‘cal de a Nueva Espaia”, pigs. 388-389.
"juon dela Torre, Leglaciin de patentesy marcas: Coleccion completa de tadas las
dn, competencia y procedimientos de
renta de N. Chavez, 1874), pig. 35.98. John H. Coatsworth
das no podian utilizarse como garantfa de préstamos hipotecarios, al-
quilarse durante periodos extensos a un solo aparcero, ni ser vendidas
a nadie. Por mucho que estas limitaciones fuesen evadidas o aun vio-
Jadas en la prdctica, ellas ayudaron a inmovilizar recursos 0 desviarlos
hacia usos menos productivos.
En lo més alto de este sistema de gobierno se hallaba la Corona,
‘cuyo poder era constitucionalmente absoluto, Ningdn derecho de los
ciudadanos, ninguna ley, regulacién o costumbre limitaba la libertad
de accién det rey en las colonias. Todos los actos legis
derivaban su autoridad de la Corona. El rey podfa conceder exenciones
individuales —y a menudo lo hizo— de {a aplicacién de sus leyes, 0
cemitir por petici6n decisiones judiciales que contrac sus propios
decretos, para tomar en cuenta los méritos personales de los
No pocas veces, los ministros del rey, los virreyes y los trib
apelacién actuaron de
“La natutaleza
raren forma sumamente politizada, aprovechando redes de parentesco,
influencia pol
ir diversas estratagemas para rec
de obra, cobrar deudas 0 aplicar contratos, evadir impucstos o la accion
de los tribunales, o defender o afirmar derechos sobre la tierra. El éxito
‘el fracaso en el terreno econdmico dependia siempre de las
del productor con las autoridades politicas, ya con funcionarios locales
para arreglar asuntos inme
Jonia para una interpret
local, cuando las condic
ley 0 intervenci6n
nes lo exigian. La pequefia empresa, excl
'y de favores politicos, se vefa ol
‘ado permanente de semiclandestinidad, siempre
al margen de la ley, a merced de pequefios funcionarios, nunca segura
ante posibles actos arbitratios y nunca protegida contra los derechos de
os més poderosos.
Este sistema de gobierno hacfa imposil
tan s6lo una cuestién de politicas, leyes €
‘empresa. No era
mes especificas, o de
o que desatentaba
el espiritu de empresa. El obstéculo principal era la naturaleza del
Estado mismo, sus principios de operacién, ef fundamento de todos,
José Marfa Ots Cape
colonial (México, Fondo de Cul
spat en América: El regi
fa Econdmica, 1959), caps. 2-3,
Obstéculos al desarrollo econémico 99
sus actos. Para ser més eficiente, la organizacién econ6mica de México
taba una revolucién en la relacién misma entre el Estado y la
Lamentablemente, el enfoque de costos-beneficios
identificar el efecto de ia organizacién econ6i
sugeridas por una ‘comparscion internacional
del potencial del propio México para el Sin oberg, un
punto de partida para futuros trabajos bien puede ser la hipstesis
de que la mayor parte de la brecha entre las economfas mexicana
y estadunidense en 1800 se debi6 a diferencias en su organizaci6n
‘econémica.
‘ca—habrian podido ser
pendencia, en 1821, emanci
durante el deceni
en la década de
rales cortes espahi
«do un ferrocartl tan de 1837, La linea asf planeada, dela ciud
slo se completé en 1873. John G. Chapman, La consiruccin del Ferrocaril Mexicano,
1857-1880 (Mésico, SepiSetentas, 1974), pags. 22-25, 160.100 John H. Coatsworth
impuestas a la actividad econémica. Fueron abolidas las distinciones
idadanos en materia de empleo, fisco y justicia; los
derechos de propiedad corporativa fueron limitados a la iglesia y a los
pueblos indfgenas y cabildos; se redujo el niimero de los monopolios
Teales y se impusieron cortapisas a sus actividades; se eliminaron los
privilegios corporativos de ciertos grupos ¢ incluso de la mayor parte
de los gremios; se hicieron esfuerzos por modernizar el sistema judi-
cial, y se inicié una revisién de los anticuados c6digos juridicos.* Pero
Tego México cay en medio sigio de guerras politicas, sociales e inter-
nacionales. La caida de un gobierno estable anulé los efectos potencial-
mente positivos de los cambios que acompafiaron a la Independencia,
privando al nuevo gobierno y al sector privado de los recursos necesa-
ios para mejorar los transportes.
La Independencia lleg6 a México por medio de un virtual coup d’Etat
de la élite criolta de la Colonia, levado a cabo en gran parte para sepa-
Tara México del proceso liberalizador que estaba en marcha en Espatia.
Durante el medio siglo siguiente se hicieron repetidos esfuerzos por re-
crear cl centralismo arbitrario del Estado coloni
tidario de estos esfuerzos conservadores fue un limitado grupo social
de grandes terratenientes ¢ industriales situados en el centro del pats,
a menudo residentes de la ciudad de México. Estos habian si
principales beneficiarios del intervencionismo de la Corona dura
€poca colonial 0, como las grandes casas mercantiles de la caf
taban de recuperar los privitegios que la propia Corona ha io
en las reformas de finales de la época borbénica. Aliada a estos gru-
os estaba la Iglesia, que intentaba conservar su pos
y revertir cl anticlericalismo de los
ejército profesional, dotado de priv
riores, cuya principal raz6n de ser era encargarse de practicar el nuevo
centralismo contra las demandas regionales de mayor autonomia y el
clamor de reforma de los liberales.*”
ira Bcondmla, 1973), pags 438-49, y Jon Baran A Conciee Into or
Mexico from Hidalgo to Cardenas, 1805-1940 (Carabridge, ri iniversit 8,
somes Ten ot
pital, hay pocos testimonios que in
Obstéculos al desarrollo econémico 101
Las descripciones tradicio!
de México después de la Indepen-
fn Moderada o conservadora de los
s a la influencia de una clase terra-
los primeros gobi
locales. En este sentido,
de Europa parece muy apropiado.
de esta interpretacién, sin embargo, ha si
gue siendo una falta de datos sisteméticos sobre la composici6n s
de las fuerzas politicas que luchaban por aduefiarse del destino de 1a
nueva nacién, Dejando aparte el pequefio grupo de magnates de la ca-
ismo conservador entre los terr
incluyendo importantes ca
beral, porque les prometia menos
en los asuntos locales. Este apoyo, a su vez, ayud6 a la Iglesia en
esfuerzos por convencer a fa poblacin indigena de que apoyara a la
capital contra los liberales de diversas localidades.
El feudalismo, en la amplia concepci6n de los historiadores marxis-
tas, suele vincularse con la servidumbre. Los siervos eran campesinos
petmanentemente asignados a las personas 0 a las propiedades de los
aristécratas. Trabajaban con sus propias herramientas y estaban obli-
gados a ceder una parte de su producto 0 a prestar una parte de su tra-
bajo al amo. Sin embargo, en México no existfa la servidumbre legal,
y recientes investigaciones han demostrado que el peonaje por deuda
(que a menudo se supuso era su equivalente en el Nuevo Mundo) se
practicé, efectivamente, s6lo en algunas partes de los muy escasamente
poblados extremos geogréficos del pais. En realidad, los terratenien-
tes de México no gozaban de ninguno de tos privilegios de 1a antigua
nobleza europea, ni antes ni después de la Independencia. La raison
Etat espaiiola —principalmente el temor de una nobleza americana
que se levantara exigiendo soberanta sobre las poblaciones del Nuevo
‘Mundo— impidi6 semejante desarrollo. El acceso de los indfgenas a la
tierra procedia de la Corona en forma de concesiones corporativas, y
por tanto inalienables, a los pueblos. La Corona nunca toler6 obliga-
ciones legales entre los pobladores ind{genas y los terratenientes, salvo
as reguladas por decreto real y administradas por funcionarios de la
Coréna. Las cortes reales y la tenaz resistencia de los propios indigenas
impidieron la incorporaciéa de éstos y de sus tierras a las haciendas. La
conservacién de obligaciones serviles inexistentes u otros pri102 John H, Coatsworth
ejercié ninguna determinacién en la composicién sox
tra en el México independiente.®
terratenientes de México no gozaban de privil
estaban indefensos. AI design:
I de los bandos
ios, tampoco
lades corpo-
la poblacién
de comuni-
indigenas. La mayorfa de
los indigenas de los pueblos trabajaban por temporadas en las grandes
haciendas que quedaban en las inmediaciones de sus hogares. A me-
nudo, lo hacfan por simple necesidad:
protegieron menos los titulos de tierra de los pueblos, en tai
des haciendas se extendian para aprovechar la prosperidad color
muchas regiones, el trabajo por temporada en las haciendas adquirié la
fuerza de habito por muchos afios, o continu6 como forma de renta que
se cobraba por tener acceso al agua, la sal 0 los bosques.
ibargo, la coacci6n era difundida y continua. Por-lo gene-
ral, inclufa varios tipos de presiones aplicadas por los terratenientes,
de acuerdo con las autoridades civiles 0 eclesidsticas del lugar. Las es-
trategias empleadas variaban de un lugar a otro, asi como el éxito de
los terratenientes que de ellas se valfan. Las autoridades coloniales se
opusieron a estos intentos de obligar a los indigenas, pero sus esfuerzos
‘nunca fueron enteramente eficaces, pues la capacidad del terrateniente
pata manipular el medio local era siempre decisiva. Lejos de desear
‘una restauraciOn del centralismo bord6nico, la mayorfa de los terrate-
nientes deseaba que s¢ les dejara la mano libre para controlar su medio
circundante.
La composici6n social de 1o que Hlegaria a ser el movimiento libe-
ral no ha recibido de I
estudio importante de esta cuestién —un andlisis de los delegados a la
Convenci6n Constitucional de 1856-1857— ha revelado que la mavoria
de los participantes eran abogados o generales de las fuerzas liberales.°
En las ciudades portuarias del Golto de Mexico, el apoyo a los gobier-
Sobre el peonaje en el lejano norte yen el sur del pals, véase Friedrich Katz, “Labor
1 on Haciendas in Porfirian Mexico: Some Ttends and Tender
74), passim. Para un periodo anterior, véanse lo estudlos de hacienda citados en
fa nota 10. ‘i
Richard N. Si
Analysis", en HAM?
~The Merican Cons
1973), pgs. 126
nal Congress, 1856-57: A St
c
-——— jp
Obstéculos al desarrollo econémico 103
nos liberales era aparentemente muy poderoso, lo que parek
yn comerciantes y mercaderes, ademds de los terratenientes y
locales. Los liberales también apelaron a las “clases profe-
, abogados, médicos, pequefios propictarios, comerciantes, las
roy del ejército™# Aunque el grueso de as de-
le
el ejemplo de los Estados Unidos y de Europa occidental, Ja bu
de México —cualquiera que sea la definici6n del término— constituia
ii fragmentado. No puede
formaran una clase na-
irse que los terrat
-cional gobernante en el México independiente. Con mds de cincuenta
-no en medio siglo, ningtin grupo domin6 eficazmente
el gobierno nacional." z
‘Dado que luch6 por impedir el cambio institucional, la I
importante al desarrollo econ6mico, aun
‘tamente econdmicas no obstaculi i
servadora hace imposibl
tema de tenencia de la tierra fue un obstéculo importante al avance
econ6mico. La base social del movit
fue determinada por la naturaleza de las relaciones
por el tipo de relaciones entre una estrecha capa de la él
—como sea que hiciera sus fortunas— y el gobierno central. Tanto en
el México coloniai como en el independiente, ha sido brillantemente
precisa la observaci6n de Enrique Semo: “El feudalismo en México es
més fuerte en la superestructura que en el modo de la producci6n.”
Por una multitud de razones en las que no es necesario detenernos,
el liberalismo surgié triunfante del torbellino post-independiente en
México. La cltima esperanza de restauraci6n de un tipo de gobierno co-
onial terminé cuando el efimero régimen del emperador Maximiliano
rurales, sino
econémica
“‘®Conteloe, La Primera Repdbilca Federal de México, pg. 43,
ico de México y de sus
rio nacional, que pas6 a
fsmo en la minerfa y la agricultura de la
‘2Bnrique Semo, “El desarrollo del cay
pag. 5
Nueva Espafia", en Historia y Sociedad, 5