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STEFAN RINKE AMERICA LATINA Y ESTADOS UNIDOS Una historia entre espacios desde la época colonial hasta hoy El Colegio de México Marcial Pons Historia 2015 lsteaciones de eubiers: Theodore Roosevelt indcande en un maps de Sudamésca el irea explora durante ls expedicin cents Rowsevele Rondon a Basic. 1913-1919) yreunién ‘dela Ongaianciin de los Extados Americanos en Washington (22 de julio d= 196 “Titolo ovigina: Laveicamerita wd die USA: Eine Cerchicbie seitchen Riuwnon won der Kolonialet bis beute (Dacmstad, Wissenschatiche Buchgecelschalt, 2012, 144 pp. ISBN 978:3.534-28351.2) (Qeedan igurosumente prods, sn la aotorzacin eserta de los suas del «Copy: right, bajo ls sacionesestableccas elas lye, la eproducién total o parcial de esta obra por culguier medio a procedimienta, comprencidoe la reprograiay el watamieavo infor ‘tc, yladsttbucidn de ejemplares de ella mediante alquler 0 préstam pb CCslquier forma de reproducisn, ditibucin, comunicacisn piblica © Comienzo de los prejuicios CAPITULO IL, AMERICA CONTRA EUROPA: REVOLUCIO. NES DE INDEPENDENCIA, 1760-1830, El cambio en las relaciones internacionales. La revolucién estadountdense en Latinoamerice Las revoluciones de independencia latinoamericanas. Entre Monroe y Bolivar. CAPITULO IIL, «MANIFEST DESTINY» ¥ ESPACIO «LIBRE», 1830-1860. Conflictos entre vecinos: México y Estados Unidos. La controversia por el Caribe. Filibusteros en Nicaragua. Consolidacién de los contactos. CAPITULO IV, PANAMERICA, 1860-1898. La crisis de la década de 1860. uv 20 B 2 B 49 + 58 64 67 69 D " 8 Indice Reacciones latinoamericanas La invencién del nuevo panamericanismo.. Continuidad y cambio en las éceas de conflicto CAPITULO V. TMPERIO, 1898-1910... La guerra de 1898. El fallo del canal de Panama oe Tntervencionismo en las «repablicas bananeras» «Nuestra América CAP{TULO VI. VIOLENCIA GLOBAL, 1910-1918 La revolucién mexicana y Estados Unidos. Guerra y neutralidad, 1914-1917 La guerta llega a América, 1917-1918. CAPITULO VIL NACIONES ¥ NACIONALISMO, 1919.19: La danza de los millones. Areas de conflicto ¢ intervencionismo El ascenso de los nacionalismos latinoamericanos La Gran Depresin CAPITULO VII DEFENSA DEL HEMISFERIO, 1933-1945, La «buena vecindad» hasta 1939 La América neutral. La entrada en la guerra El camino a la paz. CAPITULO IX. «CENTRO» ¥ «PERIFERIA» EN LA GUERRA, PRIA, 1945-1970 Esperanzas desilusionadas Protestas desde la «periferia» La revolucion cubana Focos de crisis a finales de los afios sesenta... CAPITULO X. EL TERCER MUNDO, 1970-1990. EL 11 de septiembre chileno. 101 103 106 113 45 120 123 7 129 133 136 142 147 149 153 159 169 169 im 175 179 184 189, 191 ladice El descubrimiento de los derechos humanos Los catastréficos atios ochenta... CAPITULO XI TRANSAMERICA A PARTIR DE 1990 Vinculos econémicas, Vinculos politicos Vinculos socioculturales. BIBLIOGRAFIA INDICE ONOMASTICO. 197 200 207 209.’ 212 218 223 29 INTRODUCCION <«, en Tsaac Krawauc (ed.), The Federalist Papers, Harmondsworth, 1987 (1788), pp, 133-134. En cuanto a Iberoamérica, fueron en un principio los jesuitas quie nes revisaron criticamente las tesis de los tebricos de la degeneration. Eltelén de fondo fue la expulsin de la orden de Espaiia y sus colonias América contra Europa: revouciones de independencia, 1760-1830 41 en 1767, que se relacioné con el clima antijesuita de la Wustracién, EL cuatoriano Juan de Velasco, el chileno Juan Ignacio Molina, el novo- hispano Francisco Javier Clavijero y muchos otros se preocuparon en sus escritos de corregir las ideas erréneas sobre América y asi salvar el honor, en el sentido de un patriotismo entendido de una manera di- fecente, La creacién de una nueva identidad americana se reflejaba en los escritos producidos en el exilio europeo y en América. ‘Durante la fase de preparaci6n para la independencia, entre 1773 y 1776, la elite latinoamericana siguié atentamente, hasta donde le permitia la censura, la retérica revolucionaria de los norteamerica nos. Los documentos de la Inquisicidn en el México de la década de 1770 permiten apreciar un claro aumento del interés por estos deba tes norteamericanos. Las primeras publicaciones de los Congresos Continentales de Filadelfia (1774-1775) se lefan con avido interés. Poco después se recibiria de manera particularmente intensa la De claracin de Independencia con sus juramentos basados en nuevos: ideales politicos de soberania popular y derechos humanos, asi como en argumentos a favor de la separacién de la madre patria europea, Los ctiollos latinoamericanos se interesaron también por los sucesos bélicos en las colonias inglesas y por el naciente desarrollo de Estados Unidos. Sin embargo, siguid siendo sintomatico que el trafico de no- ticias circulara en primer lugar por Europa. Las diferencias idiomati- cas hacian dificil el intercambio ditecto de ideas. Por eso muchos de los textos importantes escritos por los revolucionarios norteamerica nos fueron traducidos al francés De modo general se puede afirmar que la independencia nor teamericana parecia un presagio deo que sucederia con el futuro del débil imperio espaiiol. Las ideas de los revolucionarios angloamerica nos y el ejemplo de su configuracién estatal también influyeron en los, precursores intelectuales de la independencia latinoamericana. Con los levantamientos coloniales tardios de la década de 1780 el imperio colonial espaitol formé definitivamente parte de la era de las revolu ciones atlanticas A partir del siglo xvur y con Ia ampliacién de las conexiones co: merciales se intensificaron las relaciones directas, sobre todo en me- dios masones, La admiracién por Estados Unidos y sus instituciones, pero sobre todo por George Washington, fue enorme y ampliamente difundida, El venezolano Francisco de Miranda o el chileno José Mi- uel Carrera no fueron los tinicos criollos rebeldes que, una vez ac- 2 Stefan Rinke mados, buscaron contacto y apoyo de Estados Unidos, obteniéndolo en moderada medida, Miranda tenia una personalidad muy atractiva Durante sus viajes a Estados Unidos en 1783, en os que se hizo amigo de Thomas Jefferson, abog6 por el apoyo al movimiento indepen- dentista en Latinoamérica, como hizo también pero algo mas tarde en Europa. En su calidad de testigo vivencial de las revoluciones nor teamericana y francesa, recomend6 seguir en Latinoamérica el cjem- plo de Estados Unidos, ya que alli la situacién se habia resuelto sin convulsiones sociales, Con la ayuda de neoyorquinas bien posiciona- dos, Miranda organiz6 en 1807 una expedicién para la liberacidn de Venezuela, que, en todo caso, fracas6. Para personalidades como Mi- randa, Estados Unidos era la precursora en la lucha contra el poder colonial en América, el «Nuevo Mundo», que comenzé a pensarse cada vez mas como espacio politico propio. ‘A partir de ahi se inicis el progresivo alejamiento de la madre patria europea. Una de las voces mis radicales fue la del jesuita peruano Juan Pablo Viscardo y Guzman (1748-1798). Durante afios Viscardo se en tregé a buscar apoyo en Inglaterra para una rebelidn en América, En 1791 redact6 su programa politica en una Carta a los bisparroarnerica- ‘nas que citcularia primero clandestinamente, siendo publicada péstu thamente en 1799. En ella denunciaba la miseria de un dominio colo- nial que duraba trescientos afios. Al mismo tiempo reclams el «Nuevo Mundo» y su historia para los nacidos en América y hablé ofensiva: ménte de «nuestra patria». La afirmaci6n de la existencia de una opos ién de inteteses no reconciliables entre Espafiay América, asi como la descripcidn de un poder colonial tindnico y esclavista fueron sintetiza das enla fease: «jdescubsamos de nuevo a América para todos nuestros hermanos en toda la tiettal». Viscardo no se refirié a los nuevos Esta dos Unidos, que no conocia, sino sdlo a Hispanoamérica. Por su parte, los latinoamericanos que tuvieron la oportunidad de estar en Estados Unidos quedaron muy impresionados, Aunque, en la imagen que Miranda se hizo de Estados Unidos, por ejemplo, la critica y la admiraci6n estuvieron a la par. Asf, criticd Jo que a sus ojos consi deraba como una democratizacién extensa, que tuvo como consecuen: cia la legada de muchos iletrados a puestos institucionales, asi como el materialismo de Ja juventud angloamericana que amenazaba las virtu- des politicas. También le disgust6 la ausencia de barreras sociales. La tolerancia religiosa, como se practicé en Estados Unidos, también di- vidié opiniones. Si bien existfan entre los revolucionarios latinoame- América contra Europa: reoluciones de independencia, 1160-1830 43 ricanos voces anticlericales, que vefan en el ejemplo norteamericano algo positivo, también existia los conservadores que condenaban esta prictica que consideraban ser la causante de la decadencia de costum- bres y de la moral en el norte de América, De hecho, a medida gue au- ‘mentaron los contactos erecié tambien la conviccién de que, pese a to- das las semejanzas en las experiencias de la América hispana c inglesa, se trataba de dos estructuras fundamentalmente diferentes. Entre 1780 y 1810 Estados Unidos desempefié no s6lo un papel como socio comercial, sino también como portador de ideas revoli cionatias, Sin lugar a dudas se trataba de un pequeiio grupo dela elite criolla que supo ver las semejanzas de intereses entre el norte y el sur de América y la coincidencia de los propios problemas de la politica colonial hispana con los de las colonias nozteamericanas al comienzo de los movimientos independentistas. Estos paralelismos también resultaban evidentes para las autoridades hispanas, que advirtieron | amenaza, Bl paso hacia la revolucién no seguiria en todo caso el mismo itinerario del Estado hermano del norte, sino que se desarto llaria en relacién con el curso de los acontecimientos en Europa Las revolaciones de independencia latinoamerieanas Los sucesos revolucionatios europeos, que comenzaron en Fran cia en 1789, desencadenaron de hecho los movimientos de indepen- dencia en el sur de América. E] comienzo lo marcé la colonia caribeiia francesa de Saint Domingue, donde estallé en 1791 la Gnica revolu: cién antiesclavista exitosa en el mundo, que desembocaria en 1804 en Ja fundacién de un Haiti independiente. El colapso de Espaiia y Por tugal frente a la expansién napolesnica provocatia, algunos afios des pués, los movimientos de independencia hispanoamericanos y, como consecuencia tardia, el desprendimiento de Brasil del reino pottu: gués, Los procesos se diferenciaron no solo entre si, sino fuertemente también en el interior de las grandes regiones. Un factor, sin embargo, tuvo en todos Jos casos un papel importante para la independencia: Ja imtegracién en el contexto atléntico, que en una primera instancia se traducfa en las relaciones con las madres pattias y, con el paso del tiempo, en la relevancia de Estados Unidos en la zona. Al comenzar el siglo x1x Estados Unidos no estaba, pricticamente, ‘en condiciones de llevar a cabo una politica independiente y cons-

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