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13 LA INTERPRETACION ESTADISTICA DE LA MECANICA CUANTICA Max Born* El trabajo por el que he tenio el honor de ser galardonado con el pre= mio Nobel de 1954 no contiene ningin descubrimiento de un nuevo fe- ‘n6meno natural, sino mas bien la base para un nuevo modo de pensar con respecto a los fenémenos naturales. Esta manera de pensar ha im- pregnado hasta tal punto la fisica experimental y la teérica que resulta pricticamente imposible decir sobre ello algo que no se haya dicho ya Tepetidamente. Sin embargo, hay algunos aspectos coneretos que me ustaria discutir en lo que es, para mi, una ocasién tan festiva. El primer Punto es este: el trabajo en la escuela de Gotinga, que yo dirigia en esa €poca (1926-1927), contribuy6 a la solucién de una crisis intelectual en la que estaba sumida nuestra ciencia como resultado del descubrimiento por Planck del cuanto de accién en 1900. Hoy dia la fisica se encuentra en una crisis similar: no me refiero a su imbricacién con la politica y la economia’como resultado del dominio de una nueva y aterradora fuerza de la Naturaleza, sino que estoy considerando los problemas légicos y epistemologicos planteados por la fisica nuclear. Quiz4 sea bueno en este momento recordar lo que suctdié antes en una situaci6n similar, especialmente dado que estos sucesos no carecen de un tinte dramatico, El segundo punto que deseo comentar es que cuando digo que los fisicos habian aceptado los conceptos y modos de pensamiento desa- rrollados por nosotros en esa época, no soy totalmente correcto. Hay algunas excepciones muy notables, especialmente entre los mismos * «cThe Statistical Interpretation of Quantum Mechanics», Conferencia Nobel, 11 de diciembre de 1954, 560 PARTE investigadores que mis han contribuido a construir la teoria cudntica. que E,). Esta es una interp El propio Planck pertenecié a los escépticos hasta su muerte. Einstein, fundamental de la espectros De Broglie y Schrddinger no han dejado de resaltar los aspectos insa- W. Ritz, La situacién pued tisfactorios de la mecéinica cusintica y han pedido un retorno a los con- iveles energéticos de los e ceptos de la fisica clisica newtoniana proponiendo maneras en que rizontal y verticalmente. Es podria hacerse sin contradecir los hechos experimentales. Estas pode- rosas opiniones no pueden ser ignoradas. Niels Bohr ha dedicado mu- E- chos esfuerzos a refutar las objeciones. También yo he rumiado sobre Ey, ellas y creo que puedo hacer alguna contribucién a la clarificacién de E; la postura. La cuestién concieme a la frontera entre fisica y filosofia, y E, por ello mi conferencia sobre fisica participa de la historia tanto como de la filosofia, por lo que debo implorar su indulgencia. Antes de nada, explicaré cémo aparecieron la mecénica cudntica y en Ia que las posiciones en su interpretacidn estadistica. A comienzos de los aitos veinte todos los posiciones no diagonales ec fisicos, creo yo, estaban convencidos de que la hipétesis cudntica de Para Bohr estaba compl: Planck era correcta. Segiin esta teoria la energia se presenta en cuan- estan en conflicto con lam tos finitos de magnitud /v en procesos oscilatorios que tienen una fre- concepto de energia en este cuencia especifica v (por ejemplo, en ondas luminosas). Muchos ex- atrevida fusién de lo viejo y perimentos podian explicarse de esta manera y siempre daban el cia, Este consiste en el requi mismo valor de la constante de Planck ht. Asimismo, la afirmacién de naria debe ser vilida con ali Einstein de que los cuantos de luz tienen momento hv/c (donde ¢ es la en que los nimeros de los ¢ velocidad de Ia luz) estaba bien apoyada por el experimento (por ‘meros cudnticos, son muy ¢ ejemplo, a través del efecto Compton). Esto supuso una revitalizacion hacia abajo en la matriz ar de la teoria corpuscular de la luz para ciertos conjuntos de fenémenos. poco de un lugara otro, de La teoria ondulatoria seguia siendo valida para otros procesos. Los fi- La fisica tedrica se mar sicos Se acostumbraron a esta dualidad y aprendieron a convivir con afios siguientes. El problem ella hasta cierto punto. tiene una frecuencia, sino te En 1913 Niels Bohr habia resuelto el enigma de los espectros de en la tabla debe haber una it Tineas por medio de la teoria tuintica y con ello habia explicado en jcémo encontrarla mediar lineas generales la sorprendente estabilidad de los dtomos, la estructu- Eso significaba conjeturar | ra de sus cortezas clectronicas y el Sistema Periddico de los elemen- ponible sobre un caso lin tos. Para lo que iba a venir més tarde, la hipétesis mas importante de Sommerfeld, Epstein y muc su ensefianza era esta: un sistema atémico no puede existir en todos Pero el paso decisivo fue ¢ los estados mecénicamente posibles, que forman un continuo, sino en una nueva derivacién de la una serie de estados «estacionarios» discretos. En una transicién de un parentemente claro que ele estado a otro, la diferencia de energia F,, ~ E,, es emitida 0 absorbida debe ser reemplazado por ¢ como un cuanto de luz hy,,, (dependiendo de si E,, es mayor 0 menor transicién. A cada lugar e1 MAX BORN 561 que E,). Esta es una interpretacién en términos de energia de la ley fundamental de la espectroscopia descubierta algunos ailos antes por W. Ritz. La situacién puede captarse de una ojeada escribiendo los niveles energéticos de los estados estacionarios por partida doble, ho- rizomtal y verticalmente. Esto produce una tabla cuadrada E, 12 Bo 22 23 32 330 en la que las posiciones en la diagonal corresponden a estados, y las posiciones no diagonales corresponden a transiciones. Para Bohr estaba completamente claro que las leyes asi formuladas estan en conflicto con la mecinica, y que por consiguiente el uso del concepto de energia en este contexto es problematico. El basaba esta atrevida fusién de lo vigjo y lo nuevo en su principio de corresponden- cia. Este consiste en el requisito obvio de que la mecnica clisica ordi- naria debe ser valida con alto grado de aproximacién en el caso limite en que los niimeros de los estados estacionarios, los denominados né- meros cuinticos, son muy grandes (es decir, muy a la derecha y muy hacia abajo en la matriz anterior) y la energia cambia relativamente poco de un lugar a otro, de hecho de forma pricticamente continua, La fisica tedrica se mantuyo sobre este concepto durante los diez aiios sigiientes. El problema era este: una oscilacién arménica no solo tiene una frecuencia, sino también una intensidad. Por cada transicién en la tabla debe haber una intensidad correspondiente. La pregunta es: {eémo encontrarla mediante consideraciones de correspondencia? Eso significaba conjeturar la incdgnita a partir de la informacién dis- ponible sobre un caso limite conocido. El propio Bohr, Kramers, Sommerfeld, Epstein y muchos otros alcanzaron éxitos considerable. Pero el paso decisivo fue dado una vez mas por Einstein quien, con una nueva derivacién de la formula de radiacién de Planck, hizo trans- parentemente claro que el concepto clasico de intensidad de radiacién debe ser reemplazado por el concepto estadistico de probabilidad de transicién. A cada lugar en nuestra tabla corresponde (junto con la 562 PARTE frecuencia v,,, = (E,, ~ E,)/h) una probabilidad definida para la transi- cién acoplada a la emisién o absorcién En Gotinga participamos también en los esfuerzos para destilar la mecéinica desconocida del tomo a partir de los resultados experimenta- les. La dificultad légica se hacia cada vez més pronunciada. Investiga- ciones sobre la dispersién de la luz demostraban que el concepto de Einstein de probabilidad de transicién como una medida de la intensi- dad de una oscilacién no resolvia el caso, y resultaba indispensable la idea de una amplitud de oscilacién asociada a cada transicion. En rela- cién con esto habria que mencionar los trabajos de Ladenburg,! Kra- mers. Heisenberg,’ Jordan y yo mismo.‘ El arte de conjeturar formulas ‘correctas, que se apartan de las formulas clisicas, aun conteniéndolas como un caso limite segiin el principio de correspondencia, se llevé a un alto grado de perfeccién. Un articulo mio, en cuyo titulo se introdujo, creo que por primera vez, la expresién meccnica cudmtica, contiene una formula bastante complicada (ain valida hoy) para la perturbacién reci- proca de los sistemas at6micos. Heisenberg, que entonces era mi ayudante, puso un siibito final a este periodo.’ El corté el nudo gordiano por medio de un principio filoséfico y reemplazé el trabajo de conjetura por una regla matemiti . E] principio afirma que en la descripcién tedrica no deben utilizar- se conceptos y representaciones que no corresponden a hechos fisica- mente observables. Einstein utilizé el mismo principio cuando, al establecer su teoria de la relatividad, eliminé los conceptos de veloci dad absoluta de un cuerpo y de simultaneidad absoluta de dos sucesos cn lugares diferentes. Heisenberg eliminé la imagen de orbitas elec- trénicas con radios y periodos de rotacién definidos porque estas mag- nitudes no son observables, ¢ insistié en que la teoria debia erigirse por medio de las tablas cuadradas antes mencionadas. En lugar de des- |. R. Ladenburg, Z. Physit, 4 (1921), p. 451; R. Ladenburg y F. Reiche, Na- turwiss., 11 (1923), p. 584, 2. HA. Kramers, Namure, 113 (1924), p. 673. 3. H.A. Kramers y W. Heisenberg, Z Piysih, 31 (1925), p- 681, 4, M, Born, Z, Physik, 26 (1924), p. 379; M. Born y P. Jordan, Z. Physik, 33 (1925), p. 479. 5. W. Heisenberg, Z. Physik, 33 (1925), p.879. MAX BORN 563 | cribir el movimiento dando una coordenada como funcién del tiempo, .x(), habia que determinar una tabla de amplitudes de transiciOn x4, Para mi, la parte decisiva de su trabajo es la demanda para determinar una regla por la que a partir de una tabla dada ai ia: ay ioe puede encontrarse la tabla para el cuadrado (x? hn (eae (x?) 7). (0, con més generalidad, la regla de multiplicacién para tales tablas), Por observacién de ejemplos conocidos resueltos por arte de con- jetura él encontré esta regla y la aplicé con éxito a ejemplos sencillos tales como los osciladores arménico y anarménico. Esto fue en el verano de 1925. Heisenberg, afectado por la fiebre del heno, se tomé un permiso para un tratamiento en el mar y me dio su articulo para que fuera publicado si yo pensaba que podia hacer algo con él. Inmediatamente me di cuenta de la trascendencia de la idea y en- vié el manuscrito a la Zeitschrifi fiir Physik. No podia apartar de mi mente la regla de multiplicacion de Heisenberg, y al cabo de una se- ‘mana de ensayos e intensa reflexién recordé de repente una teoria al- gebraica que habia aprendido de mi maestro, el profesor Rosanes, en Breslau. Tales tablas cuadradas son bien conocidas para los matemiti cos y, junto con una regia especifica de multiplicacién, se denominan matrices. Apliqué esta regla a la condicién cuantica de Heisenberg y encontré que esta coincidia en los términos diagonales. Era ficil con- jeturar cuales debian ser las cantidades restantes, a saber, cero; y de golpe aparecié ante mi la frmula peculiar Pq 4p = h/2xi 564 PARTE Y Esto significaba que coordenadas g y momentos p no pueden repre- sentarse por valores numéricos sino por simbolos, cuyo producto depen- de del orden de multiplies Yo estaba tan excitado por este resultado como lo estaria un mari- ¢ desde lejos, la afiorada tierra, y senti lastima de que Heisenberg no estuviera. Estaba convencido desde el principio de que él habia dado con el camino correcto. Inclu- so asi, una gran parte era solo trabajo de conjetura; en particular, la desapar ‘mencionada. Para ayudar en este problema consegui la asistencia y colaboracién de mi alumno Pascual Jordan, y en pocos dias fuimos capaces de demostrar que yo habia conjeturado correctamente. El ar- ticulo conjunto de Jordan y mio® contiene los principios mas impor- tantes de la mecénica cudntica, incluida su extensién a la electrodind- mica. Sig complicado por la ausencia de Heisenberg. Hubo un vivo intercambio de cartas; por desgracia, mi contribucién a estas se ha perdido en los desérdenes politicos. El resultado fue un articulo de tres autores’ que llevé el lado formal de la investigacién a una conclusion definida, An- tes de que apareciera este articulo, Hegé la primera sorpresa draméti- cat el articulo de Paul Dirac sobre el mismo tema.* La inspiracién que le ofrecié una conferencia de Heisenberg en Cambridge le habia lleva- do a resultados similares a los que habiamos obtenido en Gotinga, sal- vo que él no recurria a la teoria de matrices conocida de los matemati + cos, sino que descubrié la herramienta por si mismo y desarroll6 la teoria de dichos simbolos no conmutativos. La primera aplicacién no trivial y fisicamente importante de la mecinica cuxintica fue obra de W. Pauli,? quien poco después caleulé os valores estacionarios de la energia del dtomo de hidrégeno por medio del método matricial y encontré un completo acuerdo con las {érmulas de Bohr. A partir de este momento ya no podia haber ningu- na duda sobre la correceién de la teoria. én; se dice que son «no conmutativos» nero que, después de un largo viaje, \ ntes én de los elementos no diagonales en la expresién 6 un periodo frenético de colaboracién entre nosotros tres, 6. M.Bomy P. Jordan, Z. Physik, 34 (1925), p. 858, 7. M. Born, W. Heisenberg y P. Jordan, 2. Physik, 35 (1926), p. $57. PLA. M. Dirac, Proc. Roy. Soc, (London), A. 109 (1925), p- 642 9. W. Pauli, Z. Physik, 36 (1926), p. 336. MAX BORN 565 Sin embargo, lo que este formalismo significaba realmente no es- taba claro en modo alguno. Como suele suceder, las matematicas eran mis ingeniosas que el pensamiento interpretativo. Mientras todavia estibamos discutiendo este punto Ilegé la segunda sorpresa draméti- ca, la aparicién de los famosos articulos de Schrédinger.'® El adopté una linea de pensamiento completamente diferente que tenia su origen en Louis de Broglie." Pocos aiios antes, este tiltimo habia hecho la atrevida afirmacion, apoyada por brillantes consideraciones teéricas, de que la dualidad onda-corpiisculo, familiar para los fisicos en el caso de la luz, también debia ser valida para los electrones. A cada electron que se mueve li- bre de fuerzas le corresponde una onda plana de una longitud de onda definida que esta determinada por la constante de Planck y Ia masa. Esta excitante disertacién de De Broglie era bien conocida por noso- tros en Gotinga. Un dia de 1925 recibi una carta de C. J. Davisson que daba algunos resultados peculiares sobre la reflexién de electrones en superficies metilicas. Yo, y mi colega en la parte experimental, James Franck, sospechamos inmediatamente que estas curvas de Davisson eran espectros por redes cristalinas de ondas electrénicas de De Bro- lie, y pusimos a uno de nuestros alumnos, Elsasser,'? a investigar el tema. Su resultado ofrecié la primera confirmacién preliminar de la idea de De Broglie, y esto fue mas tarde demostrado independiente- mente por Davisson y Germer'® y por G. P Thomson" mediante expe- rimentos sistematicos. Pero esta familiaridad con la manera de pensar de De Broglie no nos Hlevé a un iitento de aplicarla a la estructura eleetrénica en los Atomos. Esto quedé para Schrodinger." EI extendié la ecuacién de ondas de De Broglie, que se referia al movimiento libre de fuerzas, al caso en que se tiene en cuenta el efecto de la fuerza, y dio una form: 10, E. Schrodinger, Ann, Physik, [4] 79 (1926), pp. 361, 489, 73: p.437;81 (1926), p. 109. IL, L.de Broglie, Thesis Paris, 1924 ; Ann, Phys. (Paris), [10] 3 (1925), p.22. 12. W. Elsasser, Naturwiss, 13 (1925), p. 711 13. C.J. Davisson y L. H. Germer, Phys. Rev.,30 (1927), p. 707. 14, G. P, Thompson y A. Reid, Nature, 119 (1927), p. $90; G, Proc. Roy. Soc. (London), © 117 (1928), p. 600. 15, E. Schrodinger, Brit. J. Phil. Sci.,3 (1952), pp. 109, 233. 0 (1926), P. Thompson, a i 566 PARTEV lacién exacta de las condiciones subsidiarias, ya sugerida por De Bro- glie, a las que debia estar sujeta la funcién de onda , a saber, que de- beria ser univaluada y finita en el espacio y el tiempo. Y tuvo éxito en obtener los estados estacionarios del atomo de hidrégeno como aque- llas soluciones monocromaticas de su ecuacién de ondas que no se extienden al infinito, Durante un breve periodo de tiempo a prineipios de 1926 parecia como si, de repente, hubiera dos sistemas autocontenidos pero com- pletamente diferentes de explicacién: la mecénica matricial y la mecé- nica ondulatoria, Pero el propio Schrédinger demostré pronto que eran completamente equivalentes. La mecénica ondulatoria disfrutaba de una popularidad mucho mayor que la versién de la mecénica cudntica de Gotinga 0 Cambrid- ge. Opera con una funcién de onda #p que, al menos en el caso de una particula, puede representarse en el espacio, y utiliza los métodos ma- temiiticos de las ecuaciones en derivadas parciales que son de uso co- rriente por los fisicos. Schrédinger pensaba que su teoria ondulatoria hacia posible volver a la fisica clasica determinista, Propuso (y recien- temente ha vuelto a resaltar su propuesta) prescindir por completo de la representacién corpuescular, y en lugar de hablar de los electrones como particulas, considerarlos como una distribucién continua de densidad |i? (0 densidad eléctrica ef). Para nosotros en Gotinga esta interpretacién parecfa inaceptable frente a hechos experimentales bien establecidos, En esa época ya era posible contar particulas por centelleo 0 con un contador Geiger, y fotograffiar sus trazas con la ayuda de una cimara de niebla de Wilson. Yo pensaba que no era posible obtener una interpretacién clara de la funcién ty considerando electrones ligados. Por eso, ya a finales de 1925 habia intentado extender*el método matricial, que obviamente solo cubria procesos oscilatorios, para que fuera aplicable a procesos aperiédicos. En esa época era huésped del Instituto de Tecnologia de Massachusetts en los Estados Unidos y alli encontré un excelente co- laborador en Norbert Wiener. En nuestro articulo conjunto'® reempla- zamos la matriz por el concepto general de un operador, y eso haci posible describir procesos aperiddicos. Sin embargo fallamos en el 16. M, Bom yN. Wiener, Z: Physik, 36 (1926), p. 174 enfoque | asumi fineién habia trat tos de lug tudes de) rrencia d Ja funcide los electry podria de} Los p, bre de ele incidente) digamos por un bat contra un mente ent es diferent esta onda bilidad rely el propio j cionarios, camente la es disperse asi se deny para las hi experimen deducir a dispersién| Sinem relacion de cionados a 17. ME ‘Math. Phys. 4 18. GW 19. WE ‘MAX BORN 367 enfoque correcto. Eso qued6 para Schrédinger, ¢ inmediatamente yo asumi su método puesto que prometia llevar a una interpretacién de la funcién y."” Una vez mas, una idea de Einstein me abrié el camino. El habia tratado de hacer comprensible la dualidad de particulas —cuan- tos de luz 0 fotones— y ondas interpretando el cuadrado de las ampli- tudes de la onda éptica como densidad de probabilidad para la ocu- rencia de fotones. Este concepto podia ser trasladado directamente a 4a funcién t: |}? deberia representar la densidad de probabilidad para los electrones (u otras particulas). Era facil enunciarlo, pero geémo se podria demostrat? Los procesos de colisién atémica eran una sugerencia. Un enjam- bre de clectrones que proviene del infinito, representado por una onda incidente de intensidad conocida (esto es, jth), incide en un obsticulo, digamos un dtomo pesado. De la misma forma que una ola producida or un barco de vapor produce ondas circulares secundarias al chocar contra un pilar, la onda electrénica incidente se transforma parcial- mente en una onda esférica secundaria cuya amplitud de oscilacién s diferente para direcciones diferentes. El cuadrado de la amplitud de esta onda a gran distancia del centro de dispersién determina la proba- bilidad relativa de dispersién como funcién de la direccién, Ademés, si el propio atomo dispersado puede existir en diferentes estados esta- cionarios, entonces la ecuacién de ondas de Schrédinger da automati- ‘camente la probabilidad de excitacién de dichos estadios, pues el electrn es dispersado con pérdida de energia, es decir, inelasticamente, como asi se denomina. De este modo fue posible obtener una base tedrica para las hipdtesis de la teoria de Bohr que habian sido confirmadas 2xperimentalmente por Franck y Hertz. Pronto Wentzel"® consigu deducir a partir de mi teoria la famosa formula de Rutherford para la 4ispersién de particulas c. . Sin embargo, un articulo de Heisenberg,"® que contenia su famosa ‘elacién de incertidumbre, contribuyd mas que los éxitos antes men- sionados a la répida aceptacién de la interpretacién estadistica de la 17. M. Bom, Z. Physik, 37 (1926), p. 863; 38 (1926), p. 803; Géttinger Nachr. ath. Phys. Kl (1926), p. 146, 18, G. Wentzel, Z Physit, 40 (1926), p. 590. 19. W. Heisenberg, Z Physik, 43 (1927), p. 172. 568, PARTEV funcién th. Gracias a este articulo se hizo claro el carécter revoluciona- rio de la nueva concepcién, Demostraba que no solo habia que aban- donar el determinismo de la fisica clisica, sino también el concepto ingenuo de realidad que presentaba las particulas de la fisica at6mica como si fueran granos de arena muy pequefios. Un grano de arena tie- ne una posicién y una velocidad definidas en todo instante, Este no es el caso con un electron. Si se determina su posicién con precisién ci ciente, la posibilidad de determinar la velocidad se hace menor, y vi- ceversa. Pronto volveré a estos problemas en un contexto mas gene- ral, pero antes me gustaria decir algunas palabras sobre Ia teoria de colisiones. Los métodos de aproximacién matemética que yo utilizaba eran muy primitivos y pronto mejoraron. De la literatura, que ha crecido hasta un punto que no puedo abarcar, solo me gustaria mencionar unos pocos de los primeros autores a quienes se deben los grandes avances de la teoria: Faxén en Suecia, Holtsmark en Noruega,2” Bethe en Alemania?! Mott y Massey en Inglaterra.?? Hoy, la teoria de colisiones es una ciencia especial con sus propios libros de texto que me rebasan, Por supuesto, en tiltima instancia todas las ramas modernas de la fisica, la electrodinmica cudntica, la teoria de mesones, niicleos, rayos cosmicos, particulas elementales y sus transformaciones, todas caen dentro del dominio de dichas ideas y no pueden ponerse limites a una discusién sobre ellas. ‘También deberia mencionar que en 1926 y 1927 ensayé otra ma- nera de apoyar el concepto estadistico de la mecénica cudntica, en par- te en colaboracién con el fisico ruso Fock.” En el antes citado articulo de tres autores hay un capitulo que anticipa la funcién de Schrddinger, excepto que no se considera como una funcién (x) en el espacio sino como una funcién %, del indice discreto n = 1, 2,... que enumera los estados estacionarios. Si el sistema en consideracién esta sometido a 20, H. Faxény J. Holtsmark, Z: Physik, 45 (1927), p. 307. 21, H. Bethe, Ann, Physik, § (1930), p. 325 22. N. F. Mott, Proc. Roy. Soe. (London), A 124 (1929), pp. 422, 425: Proc Cambridge Phil. Soc.,25 (1929), p. 304. 23. M. Bom, Z. Physth, 40 (1926), p. 167; M. Bom y V. Fock, Z. Physik, $1 (1928), p. 165. un de ni un en qu es tel di de to va Ei ci cc tin de to cu de se ni ut pt a nw MAX BORN 569 una fuerza que varia con el tiempo, %, se hace también dependiente del tiempo, y jh, (0) significa la probabilidad de existencia del estado nen el instante /, Partiendo de una distribucién inicial donde solo hay un estado se obtienen las probabilidades de transicién, y pueden exa- minarse sus propiedades. Lo que entonces me interesaba en particular era lo que ocurre en el caso limite adiabatico, es decir, para una accién que cambia muy lentamente. Era posible demostrar que, como cabria esperar, la probabilidad de transiciones se hace cada vez menor. La teoria de las probabilidades de transicién fue desarrollada indepen- dientemente por Ditac con gran éxito. Puede decirse que la totalidad de la fisica atémica y nuclear trabaja con este sistema de conceptos, particularmente en Ia forma muy elegante que les dio Dirac. Casi todos los experimentos llevan a enunciados sobre frecuencias relat vas de sucesos, incluso cuando se presentan ocultos bajo nombres ta- les como secciéin eficaz efectiva o similares, {Cémo es posible entonces que grandes cientificos tales como Einstein, Schréidinger y De Broglie no estén satisfechos con la situa- cién? Por supuesto, todas estas objeciones se levantan no contra la correceién de las frmulas, sino contra su interpretacion Hay que di tinguir dos puntos de vista intimamente entrelazados: la cuestién del determinismo y la cuestién de la realidad. La mecénica newtoniana es determi Si el estado inicial de un sistema (las posi todas las particulas) esté dado con precisién, entonces el estado en cualquier otro instante (anterior o posterior) puede caleularse a partir de las leyes de la mecanica. Todas las demas ramas de la fisica clasica se han construido de acuerdo con este modelo. El determinismo meeé- nico se hizo poco a poco una especie de articulo de fe: el mundo como una méquina, un autémata, Hasta donde puedo ver, esta idea no tiene precedentes en la filosofia antigua y medieval. La idea es un producto del inmenso éxito de la mecénica newtoniana, especialmente en astro- nomia, En el siglo xix se convirtié en un principio filoséfico basico para todas las ciencias exactas. Yo me preguntaba si esto estaba real- mente justificado, {Pueden hacerse realmente predicciones absolutas 24, P. A. M, Dirac, Proc. Roy. Soe, (London), A 109 (1925), p. 642; 110 (1926), p. $61; 111 (1926), p. 281; 112 (1926), p. 674. 570 PARTEV para todo instante basadas en las ecuaciones clisicas de movimiento? Es facil ver, por ejemplos sencillos, que esto solo sucede cuando se supone la posibilidad de medidas absolutamente exactas (de posicion, velocidad u otras magnitudes). Pensemos en una particula que se mue- ve sin friccién en una linea recta entre dos puntos extremos (paredes), en los que sufre rebotes completamente elisticos. Se mueve hacia de- ante y hacia atrs con velocidad constante igual a su velocidad inicial Yo ¥ puede establecerse exactamente dénde estard en un instante dado siempre que se conozca v, con precisién, Pero si se admite una peque- fia imprecision Av, entonces la imprecisién de la prediccién en el ins- tante ¢ ¢s “Avy que aumenta con 1. Si se espera un tiempo suficiente- mente largo ¢, = /Avy donde / es la distancia entre las paredes elasticas, la imprecision Ax habré Ilegado a ser igual al espacio total /. Asi, es imposible predecir algo sobre la posicién en un instante posterior a f, Por ello, el determinismo cae completamente en el indeterminismo en cuanto se admite la més ligera imprecisién en los datos sobre la velo- cidad. {Hay algin sentido —y quiero decir algin sentido fisico, y no ‘metatisico— en que se pueda hablar de datos absolutos? ;Estd justifi- cado hablar de una coordenada x = em donde x= 3,1415... es el fa- miliar numero traseendente que determina la razén entre la circunfe- rencia de un circulo y su diémetro? Como herramienta matemitica, el concepto de un nimero real representado por una fraccién decimal interminable ¢s excepcionalmente importante y fructifero. Como me- dida de una magnitud fisica es absurdo. Si se toma x hasta la 20" 0 la 25° cifta decimal se obtienen dos nimeros imposibles de distinguit uns de otro, o del verdadero valor de x, por medio de una medida. Se- gin el principio heuristico utilizado por Einstein en la teorfa de la rela- tividad, y por Heisenberg en la teoria cudntica, los conceptos que no corresponden a ninguna observacién concebible deberian ser elimina- dos de la fisica. Esto también es posible sin dificultad en el caso pre- sente. Solo hay que reemplazar enunciados como x = = cm por: la distribucién de probabilidad de valores de x tiene un maximo pronun ciado en x = em; y (si se quiere ser més preciso) aftadir: de tal y cual anchura. En resumen, la mecénica ordinaria también debe formular- se estadisticamente. Yo mismo me he ocupado muy recientemente de este problema, y he comprendido que puede hacerse sin dificultad. No es este lugar para entrar en mas profundidades. Solo me gustaria decit ‘ Bosmasumsaunh MAX BORN S71 esto: el determinismo de la fisica clasica resulta ser una ilusién, creada por una extrapolacién de los conceptos Iégico-matemiticos. Es un idolo, no un ideal de la investigacién ciemtifica, y por consiguiente no puede utilizarse como una objecién a la interpretacién estadis esencialmente indeterminista de la mecénica cudntica. Mucho més dificil es la objecidn basada en la realidad. Bl cor de una particula, por ejemplo, un mente la idea de que esta en una posicién definida y tiene un momen- to definido. Pero segin la mecinica cudntica es imposible determinar simulténeamente con cualquier precisién deseada la posician y la velo- cidad (mas exactamente: el momento, esto es, la masa por dad), Surgen asi dos preguntas: qué nos impide, pese a la afirmacién a, medir ambas magnitudes con cualquier grado de precision de- seado mediante experimentos refinados? En segundo lugar, si real- mente se ve que esto no es factible, {seguimos estando justificados para aplicar al electron el concepto de particula y con ello las ideas aso- ciadas al mismo? Con respecto a la primera pregunta, es evidente que si la teoria es correcta —y tenemos amplia base para creerlo— el obsticulo para medidas simulténeas de posicién y momento (y de otros pares seme- jantes de las denominadas magnitudes conjugadas) debe estar en las propias leyes de la mecénica cuntica. De hecho, asi es. Pero no es sencillo clarificar la situacién. El propio Niels Bohr ha dedicado mu- cho esfiuerzo e ingenio®* a desarrollar una teoria de la medida para rar la cuestién y responder a los ataques mas refinados e ing Einstein por medio de los cuales pudieran medirse posicién y momento de for- ma simulténea y precisa. Esto es lo que emerge: para medir coordena- das espaciales ¢ instantes de tiempo se requieren varas de medir ri: gidas y relojes. Por el contrario, para medir momentos y energias se cepto ano de arena, contiene implicita- 1, quich repetidamente traté de concebir métodos de medida necesitan dispositivos con partes méviles para absorber el impacto del objeto de prueba e indicar la magnitud de su momento, Prestando atencién al hecho de que la mecdnica cuintica es competente para tra- tar la interaccién de objeto y aparato, se ve que no es posible ningin 25. N. Bohr, Naturwiss., 16 (1928), p. 245; 17 (1929), p. 483; «Kausalitit und Komplementaritit», Die Erkenninis, 6 (1936), p. 1(1933),p. 13, 3 572 PARTE V faje que satisfaga ambos requisitos simultane: consiguiente, experimentos mutuamente excluyentes aunque comple- ‘mentarios que solo en conjunto engloban todo lo que puede ser expe- rimentado con respecto a un objeto, Esta idea de complementariedad es ahora considerada por muchos fisicos como la clave para una clara comprensién de los procesos cudn- ticos. Bohr ha generalizado la idea a campos del conocimiento comple- tamente diferentes, por ejemplo, la conexién entre la consciencia y el cerebro, el problema del libre albedrio y otros problemas basicos de la filosofia. Llegando ahora al iltimo punto: .podemos llamar una cosa, 0 una particula, a algo con lo que los conceptos de posicién y momento no pueden asociarse al modo usual? Y sino podemos, {cual es la reali- dad para cuya descripcién ha sido ideada nuestra teoria? La respuesta a esto ya no esti en la fisica, sino en la filosofia, y tratarla extensamente supondria ir mas alld de los lin ferencia. Yo he expuesto mis ideas en otro lugar.** Aqui solo diré que estoy decididamente a favor de retener la idea de particula. Natural- es necesario redefinir lo que significa. Para esto se dispone de conceptos bien desarrollados que aparecen en matematicas con el nombre de invariantes en las transformaciones. Cada objeto que per- cibimos presenta innumerables aspectos. El concepto del objeto es el invariante de todos estos aspectos. Desde este punto de vista puede justificarse por completo el actual sistema de conceptos universal- mente utilizado, en el que particulas y ondas aparecen simultdnea- mente. mente, Existen, por les de esta con- ment s reciente investigacién sobre niicleos y particulas elemen- tales nos ha Ilevado, sin embargo, a limites mas alla de los cuales no parece bastar este sistema de conceptos. La leccién a extraer de lo que he contado sobre el origen dv la mecénica cudntica es que los proba- bles refinamientos de los métodos matemticos no bastaran para pro- ducir una teoria satisfactoria, pero que en algin lugar de nuestra doc- trina hay oculto un concepto, injustificado por la experiencia, que debemos eliminar para desbrozar el camino, 26, M. Bom, Phil. Quart.,3 (1953), p. 134; Physik. B., 10 (1954), p. 49. eee

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