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Pa ON te) RIV \\ EL Ee 2 és Bry trams ey LACANIANA-’ JUNIO DE 2019 A x 4 r Rosa no duerme: Daniel Roy Rosa tiene ocho afios cuando me encuentro con ella por primera vez, hace unos meses. Viene a hablarme porque desde los seis afios y medio, no duerme. Es. loquesumadre me dijo por telefono: fue adoptada a los seis aos, seis meses des pués, cuando abandoné definitivamente su lengua materna, el castellano, empezd ano dormir mas. Entonces, a la noche, hace otra cosa: juega, lee... pero durante 1 dia est cansada y todo eso es muy enigmatico para los padres. ‘ En el primer encuentro se resolverd su sintoma. Vino por eso y se curd. Sin embargo, se involucré en su cura y viene regularmente a sus sesiones, (A qué se debe? Pasar al decir a Rosa se presenta de una manera muy decidida. Ya vio aun psiquiatra que con vers6 con sus padres y les dio algunos consejos pero no hablé con Rosa. Durante a primera sesi6n, su discurso se orienta manifiestamente en una_ direccién que todavia se ignora, pero que es palpable en el centro del espaci del tiempo de este encuentro. Su primera frase enuncia la hipétesis causal que se construyé e padres alrededor de su sintoma y que lo volvid soportable: ‘go pesadillas y no duermo, leo, bailo, amo leer los ‘stows’ sabés, los hombrecitos azules, hay un montén”. ee {Publi eo Rene det fe i 1 la Cause Freudierme, N°77,Paris, 2011, arn] S21ee alos pos, pr ec meniona con un sinicant invert endo decir “trou”. agujero, “coaxauisis|** ____ REVISTA LACANIANA DE PSICOAN® , Sc orienta entonces hacia el relato de sus lecturas nocturnas, que se van re~ yelando como todas centradas en una catdstrofe que toca al cuerpo de los prota- gonistas. Sigue con el relato de sus pesadillas, en las que el toque de sadismo se despliega sin represidn. “Hay una mochila en el piso, una dama la abre, adentro hay ropa con sangre. Va a una pieza y ve un pedazo de cuerpo, la parte de arriba del cuerpo. Hay una dama que lo quiere tirar por la ventana, finalmente ella lo tira. por la ventana. Al final, se encuentra el otro pedazo, es de un hombre desvestido, un esqueleto”. Me explica que los esqueletos le dan mucho miedo y que los ve en las peliculas. Tiene también otra pesadilla: “Una dama que tiene las orejas corta- das. Estan en una caja a su lado”. Entonces aproveché la ocasién para sefialarle que sus pesadillas son como. relatos de peliculas de terror, con una predileccién por la sangre, los esqueletos y Jos cuerpos descuartizados. Ella reacciona a esta intervencién hablando de “sus tres mamds”. Me explica, efectivamente, que primero tuyo “una mamé de vientre”, después “otra mama. para alimentar” que se llamaba “mamé Rosa”, de la que dice: “Trato de pensar en ella, pero siempre esté la pesadilla en la cama, tengo que dormir con la luz encen- dida”. Notemos aqut el lazo que se establece entre la pesadilla y su mama nodriza que la acogié a los cuatro afios, cuando se la sacaron a su madre por maltrato. Al evocar los origenes espafioles de su padre, revela que se olvidé todas las palabras espafiolas, “salvo tres: mamé, tortilla, e hipo”.? Explica lo que hipo quie- re decir en francés y aclara que lo tiene seguido. Esta es una serie extraordina- tia que encadena [enchaine] el significante maternal encarnado en su lengua, un significante de la pulsién oral, y un significante que fija un acontecimiento de cuerpo singular y operando como limite para los dos otros significantes que, todo el tiempo, amenazan con tragérsela. Evoca entonces el momento de su adopeién, cuando estaba todavia con su nodriza mama Rosa, junto con otros nifios. “Vi las fotos de los futuros padres y estaba muy contenta porque, en una, habfa una foto del perro Youpi”. La sesion se vuelve muy densa en ese momento, ya que se ye dejando a mamé Rosa: ella esta detras de la ventana del auto, Ilora, la imagen se enturbia por las lagrimas. El montaje cuasi cinematografico de esta escena nos impresiona. Entonces tomo la palabra, para acompafiarla en la experiencia de compromiso con su palabra que esta viviendo, y le digo: “Vimos que estaba el problema de la noche, cuando no dormis, después vimos el problema de las pesadillas con sangre Y esqueletos, pero ahora hay otra cosa acd, la tristeza de tus recuerdos”. Esta puesta en serie, que al mismo tiempo nombra y separa aquello con lo que tiene que vérselas, produce tres enunciados de Rosa, que considero conclusivos: ~ “Lloro cuando suefio con ellos y cuando me despierto, no estin”, a partir de 2 IN del] En castellano en el original 202 | Clinica eee lo cual intervengo diciendo: “Entonces, es por eso que no dormis, para no softar con eso”; “i “Cuando estaba en lo de mama Rosa, recibfa cartas de mamé, ahora no puedo recibirlas mas, pero le escribo notitas [mots]; ~ “Hay una tarjeta rosa en la que esta todo escrito y que voy a poder leer cuan- do sepa leer el castellano”, Del horror del cuerpo a un querer ser grande De inmediato me pregunté por el estatuto de las pesadillas y de la funcién que tenian para Rosa, En efecto, se presentan, en su eflorescencia en el comienzo de esta Cura, como apartadas de ella. Ella esta ahi como espectadora, incluso, como directora y participante, en calidad de tal, de la voluntad de goce que se despliega y que toma una forma singular de desmembramiento, de despedazamiento san- griento del cuerpo. Algunos rasgos particulares son alli llamativos. En primer lugar, estos relatos van hasta el final de su realizacién, franquean la barrera del horror: Rosa no se in- ‘muta, no parece angustiada. No pienso que busque tampoco la angustia del Otro, Jo cual le pone un bemol al toque “sédico”, pienso que es solo en un segundo tiempo que Rosa apuesta por el efecto de estos relatos en los otros, sus padres y compafieros, para conseguir alojarlos. En segundo término, siempre conllevan una dimensién sexuada: ponen en escena, en el discurso de Rosa, “hombres” y “mujeres”, “sefiores” y “damas”, “muchachos” y “muchachas”, es decir, que alli se sitda siempre Ia indicacién de una relacién entre los sexos, lo que permite suponer que estos guiones tratan igualmente este enigma, brindando ahi una respuesta sangrienta. Finalmente, Rosa dice 2 menudo que ella se las arregla sola con esas image- nes, que no lama a sus padres, incluso si, a veces, dibuja para sus padres y sus abuelos en el transcurso de una noche en vela. Nos muestra entonces que la auto- ridad de sus padres llega hasta ahi... Por otro lado, se trata de otro mundo, regido por otras leyes, el mundo de su fantasma en el cual ella es “mas grande”, Es un fantasma muy activo, que se difracta de muchas maneras: - en su cuerpo vivo: a los siete afios, tuvo un comienzo de pubertad precoz, ‘cuestién que inquieté a sus padres y a ella también; = en su imagen del cuerpo: cuando vio a la pediatra, me dijo que le pregunté “si iba a ser grande porque su mamd de nacimiento no era muy grande”; ~ en un acting-out que siguié a la confidencia de este fantasma: ella “roba” productos de maquillaje a una muchacha que la cuida cuando sus padres no estan; - en el desencadenamiento de un amor de transferencia llamativo y transitorio, cuando escribe en el dorso del afiche de CEREDA que encuentra en la sala de espera anunciando la Jornada “El inconsciente sale de la boca de los nifios”, juna carta ardiente dirigida a Didier Roy! Daniel Roy Rosa no duerme | 203 Pero para crecer, hay que poder producir una separacion con a que nos han alojado en la lengua de su deseo, aquellos para quienes se ha sido, cee trade un objeto negociable de diversas maneras; hay que poder separarse de los sig- nificantes vivos que ellos han sido para uno. Las dos caras del sintoma de Rosa corresponden a un momento de “fijacién” en esta prueba, la prueba del deseo del Otro, que su adopcién despierta y Ia transferencia, reactiva. Respondo alli con dos modos de intervencidn. Por un lado, ella no duerme para no arriesgarse a olvidar, haciendo el duelo por ellos, a aquellos y aquellas que le dieron alojamiento nutricio y que también la dieron a extranjeros -es la faceta que elegi interpretar-, Por otro lado, ella no duerme para protegerse de los estragos de un goce real, cuya marca conllevan las pesadillas, y de las cua- les, admis, ella se satisface con el relato glotén de los guiones sadicos: en este punto, mi intervencién sera otra poner en serie los significantes que prevalecen, de manera tal de frenar la expansién del relato-. Esta maniobra de las sesiones relanza la dialéctica de la marca falica del deseo alrededor de los significantes del padre y de la madre. Un s6lido esbozo del fantasma En cuanto al padre, ella acierta cuando dice que no sabe cudntos papas tuvo, pero eso no le impide identificar a su padre en su lugar, no sin un cierto humor, Enel transcurso de las sesiones, esboza un retrato muy vivaz de él con trazos muy Precisos. Puesto que es también un padre con el que puede jugar al ganapierde:? esta la vez en la que él perdi, y la vezen la que perdié ella, y la vez en la que él la buse6 y la encontré. Desde entonces, para mayor prudencia, para que ella lo reencuentre en su auto después de las sesiones, y para que él encuentre su auto, ella hace “las marcas de Pulgarcito”, es decir, marcas de tiza en la vereda, que me habjan intrigado mucho! Estas marcas resuenan con “los indicios de crimen” que ella inventa con sus compafieros en el recreo: puros indicios de un acontecimiento que tuyo lugar, mientras que el cuerpo de! delito se esfumé, Aqui, esto toma para Rosa la forma del enunciado: un crimen tuvo lugar. La investigacién puede comenzar: gquién fue asesinado? Apostamos que hay ahi un poderoso empuje al saber en sintonia con los intereses mAs intimos del sujeto. En su trabajo de desciframiento bajo transferencia, durante una sesién recien- te, seis meses después de nuestro primer encuentro, Rosa va a teencontrar “la tristeza de sus recuerdos’, en tanto que ahi se difracta la encarnacién del deseo de la madre en sus “tres mamas”, y de este modo ella va a declinar las determi- naciones de su sintoma. 3 (Nel 1] Ganapierde es un juego eno Jas damas. HGS D Hee $e consider ganador aqui pierde, Manera de jugar originalmente 8 204 | Clinica a hh Los primeros recuerdos se refieren a su primera mamé: ~ “Cuando era pequefta, cuando podia responder, mi mama decia que nunca pues mie ae decia si, nunea nos vamos a separar”; A ima noche antes de que me vaya, acaricié a mi perro, tomé aj subi Ia habitacién de mi macirey dije que no lograba dormir; entonces ella ne ee corazin sobre mi corazén y dijo que me daba los recuerdos de mi infan- cia”; - “Cuando tenfa tres afios, mi mamé estaba embarazada, el bebé tenia hipo, lo escuchaba en la panza de mi madre”; Dice entonces que nunea entendié bien por qué dejé a su madre, Le digo que por lo tanto es un enigma, para el cual, tal vez, ella ya encontré algunas respues- tas. Sf, ella piensa que quizas su madre no tenfa suficiente dinero, 0 que la nodriza podia darle mas amor. Luege, Ilegaron los recuerdos en lo de “mama Rosa”: ~ Va a la escuela con los otros nifios; en el camino, el enemigo de uno de los nifios le tira piedras; es ella quien resulta herida en la frente, le sale sangre; ella le oculta su herida a “mamé Rosa”. - Tiene sus primeras ampollas en los pies: le quemaba; - Un dia, el mas pequefio de los niiios, Danino, se va a la calle, un auto llega... iAy! jFrené! Finalmente, Ilegan los primeros recuerdos con sus padres, y, mas precisamen- te, “el primer chirlo de [su] padre”: “Fue en mi pafs, en el hotel, no podia dormir, Horé, grité! El golpe del padre concluye la serie, abriendo hacia la exploracién futura [a-venir] de este sdlido esbozo del fantasma en el que Rosa se apoya para ha- cer borde al enigma més bien amenazante del Deseo de la Madre, Pero ademas otras vias se abren para ella, que no son inttiles: las marcas sobre el cuerpo, el significante del hipo, son otros tantos limites para designar los puntos donde su deseo se fijé en su dependencia al deseo del Otro, pero también donde el deseo se emancipé de la voluntad de goce del Otro, no sin Hevar su marca. Esta via ya estaba presente, condensada, en el sintoma, y “la fidelidad a la en- voltura formal del sintoma” se revela, més alla de su curacién, la unica garantia de que el plus de saber obtenido en la cura no se olvidaré facilmente del real en ‘juego, alli donde las identificaciones ‘tiles en la infancia no recubren Io que hay de soledad en el sujeto. ‘TRADUCCION: LAURA PETROSINO REVISION: ANA CECILIA GONZALEZ "4Lacan, I, “De nuestros antecedentes”, Escritos 1, Paidbs, Buenos Aires, 2008, p 74 Daniel Roy Rosano duerme | 205

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