o
!
ete
hom
Fl tema de las humanidades se encuentra actualmente en crisis lo ha
rebasado la técnica. Las humanidades nos remiten, desde los grie-
gos, al amor hacia nuestros semejantes y a un conjunto de ideales
ve de antigua oma siniéque tad
‘consuls un decve dea grandeza humana, una dsminucén de exeerc
acepaban tal como ean no come sinecestaran modification ci
freinspacin con qe haan bilado ena chain csc.) Menta que Dante ylos
eos entaban si aiglea y en lconocnente cnttco
720,20 deja de 1304-Arqu, Pat, 19
9a poesia do ugarauna conte sao
‘que info en autores como Gacloo de a Vea, en Espana iam Shakespeare Edmund
Spenser en nga, bajo el sobrerombre genéico de petrrquismo ()desde una con-
dieién mas humana del conocimiento, que incluya el cuerpo Y $05
que nunca necestan indicar 0 enseiar c6mo
smociones;
El término humanismo tiene una densa carga si
la Roma antigua, Cicer6n wtiiz6 por primera ver. [a palabra hua
nitas ésta ha sido definida, interpretada y reinterpretad ingurae!t-
bles veces. Sin embargo, .sofo peruano Miré Quesada,
aque a pesar de tanins interpretaciones a través de los tempot dl
airtide de esa palabra se ha ido concentrando en dos coneepr0s
ieativos, compatibles y, de alg complementatios.
ificativa. Desde
nos dice el fi
En un sentido, “humanist
ciones y acciones del hombre en
ai
sentido significa el reconocimiento de
fa decisin de realizarlo.[...] ero el bumanismo sign
a aad de respeto profundo por el ser humano, est afrmaci6n del
‘lor intangible de la condicién humana (Mir6, 2003: 55 ¥ 54)
El humanismo, actu: jiento uni
mente, proclama el reconoci
in distincién de raza, sexo, condicion
‘agua, nacion, concepeién del mundo ni nada de aquello que—2 ‘
pueda diferenciaros ¥ aislarlos. Por ello, en este libro, Pugnaivos
porque el critetio di
realizar una teoria didactica de mayor j
denoestra cultura y de nuestro tiempo. El individuo esti plenamente
smvegrado a un grupo social, y cada individuo sélo puede realizarse
‘como ser humano a través de ese grupo:
‘Asimismo, habré de considerarse lo humano desde sus tenden-
cias ypropiedades, ast como desde a orientacién que ha de seguir la
cultura, La cultura, brevemente dicho, existe
fetico del profesor sea tomado en cuenta para
ticia con las necesidades
vida
jana junto a
a do el conocimiento se usa para orientary dirgit I vida y saber
sivit de acuerdo con la dignidad hamana que cada tiempo se Propo-
ne. Rafael Moreno, fildsofo mexicano, anot6:
2 sensi
mnovs se propone escucharlos sin trabas ¢f
Elconocer y hacer obra con los conocimientos para beneficio del hom
bre, cones hacer cultura y esa obra humana es la culeur, [a cual es
innporeante y nada menos que para dar sentido af exstencia sto
para saber de alguna manera qué hacemos en este mundo [eon Ie vidal
1 qué hemos de hacer en ef mundo para ser verdaderamente hombres
(Moreno, 1999: 92)-
Las humanidades, ademas de ser un medio para eduear a Ia
gente, sobre todo son formadoras de carécter 0 formadoras de esti
son configuradoras de la vide hun
hist6rico para cuidar la sobrevivencia de una sociedad y crear su
futuro.
Tronces, a vision de una sociedad humanista se funda en lo
aque conduce a la plenitud de Ia condicion humana —a decie de
Miro Quesada—, en la capacidad de servir a la humanidad para
que se progreseen el sentido de ser cada vez més humana y buns:
Io de vid ina sobre un mundo
aie, Au el sentido actual del humanism consiste en que todos los
hombres sean fines en si mismos para crecer desde su cuerpo Y Sus
circunstancias y dejen de ser instrumentos.
Nosotros en nuestras investigaciones en rorno a fa dicta de
Jos dosentes hemos encontrado que esa didéetica que cxean ellos dia
soon din en las aulas es la configuradora dela vida humana sobre una
treografa y una cultura concteta en la escuela y que habs de llegar
aeocindad (en este caso partimos de la mexicana) a través de is
speneraciones que atiencen. Asi, esa diléctia, es Ia configuradora de
‘un todo cultural en la
whos hace ver la crisis del pais y planetaria en un recinto dulico,
queda y la conformacién del ser bhumano;
2 heat de ia desde princi hur
trae esr human desde su propio
cualvene dado en
tesoeaes. etal
Mores de cogperein —n0 proamstios— Ha
udmente defendemos esto cons
ry de ri Lo
2 xoxt Manuel
vere, vedse Norma Deka Ourdn Amavzca 20090Lap ade las humanidades en nuestros dias es poner
‘en la conciencia del hombre el avance de nuestra cris Eldocente en | 5
su afan por equilibrar la problematica social, cultural y de politicas V
Jlegan dia con dia al aula, nos de no
ceducativas que ver lo h
Ge hay en él al crear su propia didéetica de forma in iva, poraue
sicos y medio superiores,
para el caso de los nivel
jos docentes no atien
afanan por proporcionar a fos alumnos fo que los planes Y Pros™
, los docentes, les enseiian a ser
fos; pero también muestran una humanidad
ser consumidores ¥ pragmaticos, Y
;eeimiento como hurma-
mas de estudio han excluidos ell
sensibles, veraces, jt
enajenada porque les ensefian a
‘un procedimiento de este
nos; es necesario que
violencia en este
dc la Revolucién industrial se apoya en Ia
tado, de manera inconsciente, la f6rmula: para ser consumidor pri-
vero hay que ser producto. El docente es wn producto
por los altibajos y las marginaciones det
tun tiempo global guiado
we reade, un tiempo posmodeo, donde todo vale a Favor del indi:
vidualismo.
Un pate que cede a los mercados desde la primera hasta la al
ma pal ‘sean productos o que puedan
serlo sin demasiado esfuerzo 0
20078: 96).
Por su parte,
de su tiempo,
BA
saciones y sus emociones, representen el significado real de Ins re-
5
se laciones entre las personas ¥ ‘entre éstas y [as cosas y, por lo canto,
Para los pragmatistas la verdad la bondad deben ser medidas de
acuerdo con el éxito que tengan en Ja practic» En otras palabras, el
praginatamo se funamenta en la utilidad, y ésta es a base de rode
joc
mo en la educacién la
.do, La entrada del pragma
positivismo al concebir al docente como el mero ejeutor de polticas
¥ planes educativos. Para nosotros los mexicanos, el positivism sit,
7 Fico un paso mas en el proceso de modernizaciOn en que nos meio
el racionalismo del siglo xvi.
Fn efecto, durante fa segunda mitad de ese siglo nacié Ia fe en un
progresoincontenible hacia una mayor perfeccin en todos los 6rde-
vee Bate optimism progresista esté en Clavijero, Alzate, Hidalgo. Se
las generaciones liberales hasta con-
vertirse en la catege ¥ adquiere consistencia filosifica
ona ley de los tes estadios ene postivismo. Por eso nuestra historia
acrecienta consideral
lament:
moderna
bres,
de tradiciones y de costum-
no orientada por lo futuro,
ual y coletiva que a
por la esperanza de una mayor fe-
entar cada vez. mas los
‘misma época vio nacer el
préetico, la negacién de la metafsie
a cuantifieacién del hombre (Moreno, 1999: 240)-
La parte més humana del docente se deriva de valores cextraidos.
desu comunidad, de I inclinacin a esa esperanza mexicana de ma-
‘dad individual y colectiva, y de las tradiciones que le heredo
Ta cultura indigena mas que de la cri
mexicano muestra 10
la.
anterior en sus actitudes hacia la vida comunitaria que siempre toma
fen cuenta al ofro en su-sensibilidad y afectivida
El docente introduce a la escuela, por esta
de acogida. Los antropélogos que se han dado a la tarea de
ten el campo de la pedagogia explican que los curticulos educativos
¥ los planes de estudio earecen de estructuras de acogida —aus para
Tntenderlas mejor en nuestro propio lenguaje las llamaremos “viven-
tias de acogida” —a las que les atribuyen las siguientes caraceristcas:
fa humana, relaciones
sertarse
1srain de los oteos 0 sociedad) y ala naturaleza (en su sustrato mi
pesde una perspectivasocolgica ls entructuras de acopice Peri“) ey
la agregacién de los individ Son elementos im yy” 9 terial, ecoldgico); estos aspectos ya son mundials, Esta crisis seria
pot lo tanto, para la socializacion y Ta construc inde "4° 3 mds llevadera si la pedagogia, via curricular considerase las viven
mrsad, Dede una pesasive ial, ms etwas 208 vhas de acogida, porque éstas permiten que el ser humano intede
pos ‘0 como proceso munca acabado
er oman como puto dearanque I instntiidady sans el pun
eerracein de Ia pessona (personifiacion) como
slgico de eelaciones sgnficativas. Desde una petspectra
rare eruras de acogida hacen viable la integracion de [os
sen el cuerpo s
crendora y arménieamente en su exstencia To desconocidoy 10 ain
voexpresado, lo inexperimentado, lo temible, lo extraio (come a
20M mento}, con expresivida sabiduria, familiacidad y amor Ee
pocas palabras, es urgente recuperar la tra
ro ia supervivencia del grupo y por consiguiente del indian
mation. oe
to culminante
jn de una cultura en
cultur
“Je una tain concreta, con cuyO CORI
jdentidad personal. SO, iguiente,
etanentos impeescindibes en el proceso de incriorizacién
es y-vallores, que lleva a cabo
ira humana (Duch, 1997 26) | para aligerar
rminaciones que gr
seres humanos en el
50, ademés, ad
jeren hacia su humanizacién. Ovye \* lowe
Por ello puede afirmarse que las estructura de acopida son s6neas
‘portable peso negativo de las nomerosas indeter
duos y los sumergen en la
usta y, menudo incyso, en la deseqperacion (Duchy
1a de simbolismos, representa
Iaselecei6n que es propia de cada et
sn sobre los
km la crisis global que estin experimentando actualmente las fe Seip See none
sociedades, y la nuestra en particular como wit sociedad que s6lo El docente en el aula mantiene dos actitudes: la de facilitador
Tereda por via racional y economica Jas crisis de Europa y de Nor 9 de ingreso ‘al aula con vivencias de acogida y la de facilitador de la
teamérica—, se pueden detectar claramente —a través de-las rela- | \\ contrada de los males culturales dictados desde el consumismo y el
‘ciones exclusivamente técnicas Y metodolégicas que en el aula se SP pragmatismo de una sociedad posmoderna y global, que en nuestro
proponen desde ls planes y programas de estudion Jas dificultades
iento y el reconocimiento del otro experimentan en d
geno de nuestra cultura escolat
frupo mexicano atentan contra uma cultura del nosotres Y favorecen
ere vez més la individualidad. Pero esa condici6n lo caracteri=8
carna hermano, aunque nos suene conteadictorio: el de ser humano
tnajenado como un producto de su tiempo que est Hevando a la
hhumanidad a la decadencia. Pero:
que el acogi
ventas eoviedades occidentalizadas se percibe con suma fesnen"
sia la incapacidad que tienen sos para acordarse ce los O08 Asu-
shimos que desde una perspectiva pedagoica, él acogimiento y el
veconocimiento del otro, ademas de ser unas premisas its mnciables Una sociedad es los procesos que la conforman hstéricamente¥ Por
de reflexibn,tendefan que ser desencadenantes afectivos dela accién \ cre boomodeenidad no puede desenenderse de a exclusion [ vr
pedagéqica y filos6fica para la formacién de nine! ¥ adolescentes | «se ne de avogida que ha acarzeado. En la actuaidad, entre ls ins
renin el principio del rosotros versus el yo, este éltimo para Ae Thuciones que ponen en marcha los planes de Tos sectores dominanies
centar el €g0. para sostener su poder y Tos sectores populares (migrates inert
Por ello insistimos una vez mi (0 desendienes de eriollos inion amerieano) se produe’ barera
\pfatera que dee sr abordada tas inteacrones 5° idesarvollan en
xf an aabito mulicutural asimétrica, que reproduce desigualdad 7
a dominance, iega el
scr y sare de cultura a ls otras, ls sometidas In silenciadss¥
la técnica hi
"ungue hay que reconocer que la ct
basado al hu~
manismo_en nuestros dias,
framana es mas profunda: es integral porque 1a vi
impos que constituyen el niicleo
icia que la ca-
imetimiento entre culturas cuando una de
acteriza abarca los tres grandes
“he fa vida: al hombre (en su yo 0 intimidad), al mundo (en el co-
how.galas personas que las construyen su cond
Fe de mods de concebie el mundo y actuar en él
por lo canto le
creadoras al
(Maimone y Edelstein, 2004: 13)
El planteamiento humanista expuesto por Mir@ Quesada con-
duce aan modelo de sociedad en la que las cosas suceden al con-
va de lo que han sucedido en las sociedades historia, Ev ef
sociedades historicas, las jerarquias el poder, se han funda-
caer notas extrinsecas y contingentes como [a sangre 8 raza, el di-
hero, la escolaridad e incluso tanto en Ta belleza como en la fealdad
Ts euerpos. En cambio, en una sociedad basada en ‘humanis-
mmo, los que ejercen las jerarquias, 0 sus equ
de decision, se constituyen en una capacidad de servir para favorecer
“Gl ceecimiento humano del otro (Mir6, 2003: 69 ¥ 70}
cacentes son, actualmente, en [a estructura curiculay los
ejecutores de planes y programas de estudio, st0 6 han aprendi-
Ie verdad de toda doctrina cientifica se fa de funclar en S05 cfectos
pricticos, en el aprendizaje cognoscitivo mas que en el cuerpo, la
rerebitgad y en las vivencias de acogida. Entonces i educneios
formal en particular y las insttuciones sociales en general actiian
tomo sila sinica posibilidad de desarrollarse fuese con a adquisi-
son fel conocimiento cientifico, el cual absorbe toda Ia Vit jidad
del aprendizai ado por el conocer
cientificamente, invirtiendo gar de ser la adqui-
Sjcién de conocimientos cientificos un recurso adaptativo mis —Y
ide ahi su valor para ser aprendido—
fentos en general (Mir6, 2003: 188). Los docentes
ander pasa a ser sinénimo de
ados como sujetos ereadores y sucede con
‘ma capacidad de los docentes es des
whocida como tal por el sistema peclagogico ¥ aun Por los mismos.
‘finales de los ochenta y principios de los noventa se retomd
‘no eurriculo oculto para exponer que [a
secuentemente que esta
res que fomentaban los cimientos
politicos y los productos culturales de las actividades educativas mo~
vTemas ast como de las laborales. En esa concepcion s= puede ubicar
18 suse
entes en la capacidad
é
=n!
“toa defender de forma inercial el pragmatismo cuando cuidan que’
sy"
«al favorecimiento que hace el docente al ingresaren el aula el rate
caearoree pero nada ae dice del ingreso que hace de las vivencias de
eogida que contienen en sila parte mas humana de los dlocentes.
A sneron queremos hacer nfasis en esa condicin de los doce
tes com ereadores nutOnomos en el modo de concebit Ia dtica
y de actuar en el aula a favor del erect
parte de una comunidad y, también, en Ia atencin due Po
pnediatez de la relaci6n docente-alumno en el proceso de enfin,
nto de los alumnos como
nen la
aprendizaje, aunque esto suene contra ictorio ante la presencia del
pragmatismo.
seas condiciones constituyen los elementos para una didactica
humanista, porque si incluimos estas posturas de afecto, la ade-
anne de los contenigos a Tas inquietudes de los alumnos, as va-
Toraciones y los pensamientos como elementos importantes de su
practica, podemos afirmar que trabajamos con Jo que el docente es
eoiey cet humano y no s6lo con lo que trae deta ideologls 4B
ante que le esta tocando vivir Jor tow SOT?
Estas vivencias de acogida tienen que ver con Jofque una evitura
desarrolla en torno a la supervivencia del grupo al que se pertenece
‘Vemos al docente ante todo como un ser vivo, ¥ que como tal se
vincula a su entorno en tanto que su supervivencia depende de lo
aque haga, también, como integrante de un grupo, aunado a ser visto
aang see vivo social ¥ con cultura —puesto que todos los grupos
‘eauelven su supervivencia de un modo original y nico sin perder
de vista que cada micmbro de exa cultura tiene a su vez sus ProP'oy
Caategias individuales. Basados en ello podemos concebir de d
—de lo
ccurriculos educativos por el simple hes
lad
de una
cual carece! misma de sus compo
s6lo instrumentos—, se const
proporcionar contenido teérico a una auténtics dis
Angel Diaz-Barriga (2009: 32) en cambio, anota q¥et “EL reto
de conformat una didactica desde la didctica misma sev siendo.)
sea tarea pendiente, a a ver que Ia ensefianza de las escuelas di-
centido original puede ayudar e a enfrentar
reto de “crear didactica
que se agiupaatedes
iy sciedad, al margen de as convicon
daeticas
as stamos de ae
desde Ia didéctica misma”, pe
a (referida a Jas costumbres de enseiiar
je a que cada docente (unid
ase ddemidad, un significado y un proposito de vide al
wersidad) ala que pertenece, a traves
1 de las partes lo que los
encuentee
conectarse con la comunidad
de las vivencias de acogida. No
integea, sino la manera de art
|b pra conacerosestados de ests observacones ere a et bachierato se puede eco
urn, 2005: 160
s Pine nos ayuda 9 expres major 1
poraue et\
Enel contexto del aula —el cual se encuentra cruzado por los s0- aly *
io polttic, lo cultural representado en la bumanidad del docente
1 de los alumnos— el modelo tecnicista para concebir a la didctica
vccae, al extremo de poder renuiciar a la pretension de operaciont
zat variables ei en la bisqueda de la construccién de categoias de \,
rpretacion de esa didéetica del docente que nos permitan cons" if
dela didactica del profesor. Las estrategias dieticas
del profesor tienen un sello de To humano, son més ccomplejas en st
construccién en relacid
general y de las didacticas espect
jar con modelos que incluyan Ia estructura de an
con las que sitia el campo de la didctica
es, hasta ahora incapaces de traba-
is de lo humano y__
comprender
“elo sociohistérico como condiciones sustanciales para
ta conformacidn de la didiéctica del profesor
Nos hemos percatado, asimismo, de que por intermedi del do-
oe ya invemnalizando el universo de creencias, valores, ideas ¥
se define como”)
cente
‘sentimientos que conforman lo que con frecuens
‘a la que se pertenece. Es
‘cn un Ambito inmediato y concreto, como es el aula, cir
representaciones colectivas de la cultura
decir, que
unsere a su propia historia y desarrollo, es donde un sujeto com>
cl docente construye y elabora. Lo que cada docente sigue poniendo
en funcionamiento es aquell
tanto en las expericncias al lado de otros colegas,
que aprendié acerca de cémo ensefian,
como al lado de",
{os propios akumnos, aquello continuamente ‘subvalorado por las di- ‘
“dseticas generales y especiales: la cultura escolar. Maimone Edels-
tein apuntan que es por To tanto necesario:
tela, Amba Po 00 Nc
‘un area agua. Mi vison
futon saboreando ambos
ye deberos-- seguir hablando de Kl
‘os de formas de pe no, de pedagogta, de flo de est
Bn re meres enn ance Hes CORA VIED
ses reconocer oP
Corn queromos dn
24
ava
ye
Reconocer en la dignidad del conocimiento a ls saberes alterna
reados permanentemente, reconstruidos como ins
expresion de su
vos a ta ciencia,
“rumentos de superviviencia de sectores populares,
Feacidn de su cultura, No tenemos sociedad de todos
¥ para todos, hasta que no econezcamas que todos somos SUF
vento y actuemos en consecuencia (Maimone y Edelstein,
Coane
Los origenes de la negacién de la culeura dentro de las aulas
tiene que ver con el principio de homogencizacién de los suits
El Eetado-naci6n que se instaurg en Mexico a partir de r821 608
ta propuesta liberal hizo caso omiso de la variedad cultural que se
hoy conocidas como etnias,
para crear una nueva cultura, la del desarrollo civilizado, cargado
Pare tna nica vision hacia el conocimiento cientifico a favor del
ereado econémico y, por consiguiente, carente de raices cultu-
rales.
TEI no haber reconocido la existencia de un sujeto con uns cule
tara diferente de la europea y confundirlo con un sujet due &
voce de cultura, o que posee una que debe climinarse, ¢s quedarse
No se est haciendo con
cesenicia, mater
de conoc
1004: 403).
‘manifestaba en las diferentes tribus,
sin sujeto, es hacer como si no existiera-
an maa defensa dl relativismo cultural, desde el cual Ia forma de
fisico y corporal; y con ello a Ia misma especie humana Gon lo
taal deberfamos replantcarnos qué tipo de desarrollo deseamos
(Maimone y Edelstein, 2004: 49).
er el trabajo de observacion en el aula pudimos percibir como
también se
cen ese acto discriminatorio, encuentra incluido el do-
as‘cente desde las instancias de burocracia dentro de las escuclas. Aly
docente desarrolla su creat Nc
jdad al maximo posible para aprove~
char los escasos recursos didlacticos con
ncia, las tareas dentro det aula
Jejizan en el tiempo y espacio del salon de clases y se de-
1e cuenta, si es que acaso
cuenta En esta circunst
sarrollan estrategias de forma inmediata ¢ intui ivamente para dar
respuesta a las necesidades de los alumnos ante Jos requerimientos,
que muestran como seres humanos pertenccientes a.una cultura, y
“ane, historicamente en nuestro pai, se marca entre la modernidad
¥ la posmodernidad, esto es, se cac en una destradicioanlizacion
vada ver de mayor envergadura, en donde no faltan los indivi-
dualismos, el cada quien su vida, violencia en el interior de la
liares, las crisis econémicas, la
oP e
escuela, las desestructuraciones fa
decadencia del Estado-nacién, las muertes prematuras, las pederas-
tias, las tristezas, las iras, las ansiedades, los miedos y, pocas veress
las alegrias. En donde la crisis se mide en funcién de las enferme-
dades, las cuales ademas se ven como responsabilidad propia en
el proceso hacia la curacién. La respuesta del profesor es mostrar
ifecto, comprensién, dar su tiempo para escuchar y, en muchos ¢3-
sos, hacer algiin aporte econ6mico para que alguien coma. A pesar
dle todo ello, el profesor es sometido a la exclusion desde la vision
hhegeménica de la eficiencia en el
casos no se valora el esfuerzo del profesor por salvar lo humano
de los alumnos.é
alo, y en la mayoria de los
6 Eneste eid vala concep
la dicta ropuesta por Mar
ro: au oezcenaa conceto donde se
crosses terpetad desde W TA
[tei de ae
subjeiva auese puede y.debe
mundo dela vido, rmundo dela vida del
oe puede sent ns aja ds cOHcCONES
rea problenstica ns tina
Ene PR
nes sentblan dcustanesy debtes en busca. St
Tones dela acelin icin dela qve est dtadd
26 mune
oS pose su prictic:
Nuestro propésito con ta tare « “je obseWacion compartida es
que el docente pueda esucharse asf mismo, que fe reeOmazE COD
rjc creative y que se velva digo cuando su historia en fa 00"
ae ompiece a tener valor y, también, recuperar el sentido dus
Mae ayudar ala supervivencia de Ia comunidad
veneias de acogida para que ese aporte deie de set
Ly ot
Wo pervacion compartia” pare dela interpretacion dela préc-
ica ecolae, parte del mundo vivido en el aula, aunque no tematiza
che en ltime To estamos haciendo. Cuenta con el significado aue
lhe observadoras atribuyen alas rlaciones en el aula y con los pro-
pis problemas o conflicts destapados por la intuicion
rome nuestra tareas es lograr obtener categorias concept
les de imerpretacin de dicha préetica para it eonformando wna
we fea de eardeter humano que logre guiar [a labor de La citica
enealy de In didctcasespectias. Se tata entonces de acne
Bene leafios de trabajar con otros y compartir puntos de vista para
Ieerar constrie desde el eonsenso y la diversiad de ls précieas
seer bjeivas entre los docentes y fos observadares una descrP>
aarerig mas clara y completa posible acerca de ln didéetca que se
sive en las aus, con el fin-de que en el futuro se puedan claborar
“leede la pedagonia respuestas amplias y congruentes con los Pro”
bilemas eentrales, por lo menos, de la humanidad mexicana Y Por
To mucho, de la humanidad en general. Ast la didéetica humanists
are en ly préctica del aula; es considerada como origen de teora Y
race efuente de intervenciones improvisadas, también de actitudes
smaginativas propias de un docente que tiene que resolver ‘conflictos
originados en la refriega de la vida cotidiana.
1 adbsencon compan
Twente pape ra nid
Stes ysenfon edo: aU
cnt en dese
sae nan etre on chet
ra pares cen, 5 experi toes, eas
ents nc eo serpin per sre Fane dese aM
me econ compe pede a 9.205
del doce
= Vigadow 7habilidades y actitudes.* Estas categorias fayorecen el crecimiento
ado por la elecci6n: debe
nes rapidas, debe saber
ar redes, realizar alianzas, saber cerrat tratos;
» esta obligado a
stad de la comunicaci
fuerza de los argumentos aparecidos en el deb
compartida con los docentes) imped
experimenta la corrosién y desintegracién de
te de la humanidad, Esta técni
| puede engendrar “comunidades” con emociones fragiles y efimeras,
dispersas y erraticas, que se deslizan de un objetivo a otro y estin a
iva, en una constante biisqueda, pero siempre inconclusa, de
io seguro, que sélo lo da la comunidad.’
secuentem
labor dovente desde
wumanista debe situarse entre las preocupacio-
a saber: los principios
justifica cada vez mas
vive preocupado por no aferrarse a nada col
rumbo que wa tomando la ecacn en est siglo 04
theo dat nuevo
‘ae siden
se construye
‘cuerpo a cuerpo, caraa
lo del conocimiento es
2
2Mucho se ha discutido sobre si la didéctica es o no una
Bsa parece ser una
tre acabada, todo lo que huela a sut
idose. Y como en este caso el docente es humat
lado.
enc
sigue dese
cuerpo y subj
idad, contintia dejandose
Fes imperantes sin
«ereadora,a la funcién constructora o cambiante de las posiciones exis-
tentes. Tal ver, la Didéctica se vea abocada a caer en u
el de ser interpretada desde la concepcién de un tipo de
lista € idealista, arinconandk lad de una concepcién cons-
mano como consecuencia del eon
0 por hacerse persona, tas un di
los demas hombres. Tal vez, por fi, la Didactic se conforme con ser
€ 2ura la lectura de los trabajos con el escrito de
ega Miranda, Constituye un breve recorrido
acerca de las tltimas corrientes didadcticas que desde mediados d
lo xx en México se desprendieron de las reflexiones hechas pot in-
telec nes, sin duda, han permeado'el pensa-
to pedagdgico desde los niveles basicos hasta los universitarios.
asis de la concepeién
técnica de la didéctica. Y aunque a principios de los afios ochenta
se ingres6 a una férrea discusién de rechazo de la tecnificacién de la
dlidgctica y a una pugna por terminar con lo tradicional de ella, la di-
dctica critica fue la que abanderé esa iniciativa en la actualid
contramos que, tampoco, esa corriente, como antecedente inmediato
de nuestra propuesta, ayudé a salvar esta controversia. La didctica
«titica, como las anteriormente mencionadas, sigue arraigada en el
Paradigma de lo verdadero-falso, lo cual ya no da respuesta a la re-
solucién de problemas."
Seguido a.esta discusién, se incursiona en categorias obtenidas
directamente de las actividades cotidianas dentro del aula. Ast, Jo-
celyn Talonia Lopez habla de “La didactica: entre la indiferencia y lo
primordial. Plasticidad de la didctica mexicana y su idiosincrasia”
En este ensayo se aprecian las miiltiples vicisitudes por donde atra.
viesa la docencia entre los autoritarismos burocriticos y politicos,
las necesidades educativas tanto como las posibilidades de crear una
didactica en un ambiente escolar mexicano,
Lo sigue un escrito de Mis
8 universitarios, qu
Son ellos los que nos dan cuenta con mayor
=
im Isabel Arciniega Miranda con los
mismos propésitos de mostrar una categoria didéctica construida
lad del salén de clases. En “Dicléctica afectiva”
puede percibirse lo mas humano del docente
En esta misma linea de la conformaciGn de categorias, Maria de
Montserrat Jiménez Velasco escribe “Didactica y consumismo en el
aula”, texto en el que se puede constatar que la sociedad de consu-
‘mo se ha introducido a las clases dentro de las escuelas y muestra la
‘enajenacién de alumnos y maestros.
a partir de la re:
u noe
La didactica humanista y su
me di a la tarea de consultar en los
Por iiltimo en
torno tebrico
ngs diez aflos las obras en torno a la didéctica que me parecieron
de mays
tuna reflexién para esta investigacién.
Esperamos que los trabajos que a continuacién se presentan
ayuden a encaminarnos a la recuperaci6n de esta dimensién de vi-
ias de acogida que resguarda la actividad docente como un te-
soro para la humanidad.
jones
cuanto a su contenido, con Jo eual termino
Norma Delia Durén Amavizea
a a5