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Bircione Bennassar, el gran historiador de los Siglos de Oro, nos oftece en este libro una visién «distinta» de la historia espa- fnola de los siglos xvi y xv, dela época del apogeo y la decadencia del imperio de los Austrias. La suya es una visi6n en profundidad que no se contenta con hablarnos de los reyes, las guerras y el estado, sino que se ocupa del conjunto dela sociedad: de los aris- técratas y el cero, de los aventureros que conquistaron un nuevo ‘mundo, del pueblo comtin de los campos y ciudades con sus modos de vivir, trabajar y divertirse, sus casas, vestido y comida, sus con- ductas y sus creencias. Un capitulo especial se dedica a los disi- dentes y los frustrados: los rebeldes comuneros y agermanados, los ‘moriscos y judaizantes, los picaros, los bandoleros y los galeotes, los pobres y los esclavos. Tenemos, ast, una imagen global de unos tiempos de grandes descubrimientos y conquistas, pero también La ESPANA DE LOS de miseria y violencia. AUSTRIAS (1516-1700) Eta de prestigio y profesor durante més de tres déca. das en la Universidad de Toulouse, Bartolomé Bennassar (1929) es ‘uno de los grandes especialistas en el Siglo de Oro, Entre sus tilti- ‘mos titulos publicados cabe destacar Valladolid au Siecle d'or (1999), Don Juan de Austria: un héroe para un Imperio (2000), en colabo: racién con Bernard Vincent, Espafa, los siglos de Oro (Critica, 2000) y La Espana del Siglo de Oro (Critica, 2001). ‘6540-2 INA Wresese. 322214 Critica Libros de Historia i Critica BARTOLOME BENNASSAR La ESPANA DE LOS AUSTRIAS Traduccidn castellana de BERNAT HERVAS CRITICA Banceions (Queda Higurosameate probs, sinh strain ect de os alas del copyright, bajo Tas sancioncsesblecids en Ins eyes, a repaint pial de est obta pa malin o procedimient,comprendides la eepoprtia ye amet infrmdico,y I istb ifn de ejemplares de ella mediante sir presto pions. Coie: Joan Batali © 1985 y 2000: Armand Colin Eta Pants (© 2001 de a tradoceiéneastellna para Espa y Ami: boom Cate’, SL, Proven, 26 8008 Bachna al editorial es ices upalwew ederteses ISBN: E8832-221-) Depesito egal: B. 22499 2001 Impresn en Espa 2001, AGM Gili, SL, Sans Papas be Mogoda (arctan) INTRODUCCION En 1989 la Editorial Critica publics ta Historia de los espanoles en wna eal in muy cuidada, provista de un aparato iconografice relativamente importa te, El texto eva la traduccién fiel del mismo testo de la edictén francesa que fa editorial parisiense Armand Colin difundié en 1985, En ciesto iodo, esta obra equiva «una visidn francesa de la historia de fos esparoles, ya que las siete ‘autores evan profesores univesitarias franceses y fa mayorta (cinco) procedia de le Universidad dle Toulouse, ciudad que, por razones obvias, habla manifes: tado siempre, por to menos desde época visigada, ef méximo interés por tas ‘acontecimientos de la peninsula vecina. Li organizacién dle ta obra dio pie a un largo y animado debate, Koa pre iso determina las fechas de principio y de fin de esa Historia, Penseias que 1a catia del Imperiv Romano y el estableciniento en Iberia del dominio de un pueblo «burbaro» (Ios visigodos), serataban et advenimiento de wa historia ‘auténomer de a Peninsula (ya independiente de Roma} y la invasién musulme: na de principios del siglo vit na contradecia esta idea, pues el Califaao de Cér doba se afirms como un estado poderoso, euyu politica se decidia en la misnna Cérdoba. En cuanto al fin la fecka de 1982 se impuso a todas, porque corres ponalia al fin de la stransicidn democrdtica», proceso inielado con la muerte de Franco y consagradlo por la constiucién de 1978, luego por la vievoria so cialista en las elecciones de 1982. Creemos que la historia reciente reaificd esta opeién. Por otra parte, la editorial Armand Colin y los autores habian elegido una perspectiva ratificada por Critica, Se traé de sustitur el concepto mds 0 menos ‘absiracio de Historia de Espatia (que leva con él la nocién de Estado) por el de tuna historia de las gentes. Esta opcidn legitimaba el titulo Historia de los espa ‘oles, Asl se explican la importancia ororgada a las distintas eapas sociales (no solamente estamentos o clases, sino categorias inuy precisas: campesinos, mer: cacleres, marineros y descubridores, clero, aristocratas e hidalgos, bandoleros, ete.) lo atencién al desarrollo de ciertas cludades en épocas deserminadas (ast Céidiz en el siglo xvi o Barcelona en los sighs xvut-x1), la preocupacin por las especificidades de sotros espaitoles» {con lo que se atendta, ast a Catala, Pats Vasco 0 Pirinea aragonés) o el énfasis dedicada a la sucesidn de generaciones con diferencias, si no abismates, por lo menos marcadas. BI conacirniente de to dos estos aspectos es to que hace mds ineligible la époce que vivimas: 8 1A ESPARA DE Los ausTaias (1516-1700) Lanueva edicion ofrece al puiblico el mismo testo de la de 1989 con una pre sentacidn distinc, ala que se aitade una novedad importante; la division en tes voliimenes en lugar de dos, de modo que cada uno constituye una obra en si con una singularidad! mds eviddente, sobre todo desde el punto de vista universitavic Asi, ef tomo primero (Las Espans medievales) corvesponde a ta Edad Media empieza en el sigh ¥ y acaba con el reinaddo de los Reyes Catélicas. El tomo se gundo contempla la historia de tos sighos xvi y xvu, la de los Austrias, mavcada por un tiempo de apogeo, el Siglo de Oro, seeuide por sma decadencia innega: ble, Finalmente, ef tomo tercero (1700-1833) estd dedicado al siglo de la Hus tracién y a los tres primeros decenias del Ochocientos, en las que se visluabra el desmantelamiento del Aniiguo Réginen. De este modo, et priblico puede dis- poner de tres libros relativament breves, de facil manejo. Este nuevo diseho rescinde, en cambio, de la atencidin al periodo 1833-1982, estudio en a edi- cion original: desde hace quince aos, la historiografia del sigho NX y de la pri- mera mitad del siglo xx (por no decir de tos tltimos veinte aiios) ha logrado aadelontos muy notables, de modo que los capitulos correspondientes a esta éo- a resultehan en paste eaducados Este segundo volumen tiene por tinico autor a Bartolomé Bennassat, quien hha consagrado gran parte de sus trabajos historicos a ta Espaia del Siglo de Oro (enure ellos, la obra publicada recientemente por Critica, que escribid jun ‘0 con Bernard Vincem: Espaita, los siglos de Oro). El mismo Bennassar, ast como cada uno de tos autores de estos voliimenes, ha divigido varias tess y t= sinas consagradas a esta época. BaRroLOME BENNASSAR Paris, noviembre de 2000 Capitulo | UNA ESPANA A LA DIMENSION DEL MUNDO El advenimiento de un principe nacido en Flancles (Carlos nacié en Gante, el ‘ano 1500) a la cabeza de los reinos de Espaia se produjo una veintena de aos después del final de la Reconquista y del deseubrimiento de América, pero ape: nas precedié al alumbramiento de la Reforma luterana (1517), a la fabulosa con: uista de México y a Ia realizacion de Ia primera vuelta al mundo, levada a cabo por marineros ibéricos. ,Acaww vl uo 1519 nu est tan cargado de significado ‘como 1492? ,Acaso el afto en que Carlos fue elegide como emperador no fue el ‘mismo en que partieron las naves de Magallanes y Elcano, en que Cortés se lanz6 desde su trampolin cubano a la conquista del continente o en que Lutero constt- 1m6 su ruptura con Roma? Todo sucede como si se produjese una extraordinarla lilstacién del espacio ofrecido a la ambicidn espanola, que a partir de entonces ‘asumié una dimension planetaria, y, al mismo tiempo, como si se mulliplicasen Jas misiones encomendadas a los espafioles, que de repente se ven investidos de la responsabilidad de asumir el papel de cantrapeso de los otomanos en el Medi= terrineo, de apéstoles-soldados de la Contrarreforma en Europa, de eanquistado- tes del Nuevo Mundo y de descubridores de océanos. Lo mis exizailo de todo tho es que al cabo de un esfuerzo de més de un siglo ncabasen por fracasar en al menos tna de esas misiones, sino que estuviesen durante tanto tiempo a la altura de aquel'miltiple desafio, de que fuesen capnees, en definitiva, de mantenerse en fa cabeza de todos los cometides esenciales del mundo. Y todo ello era mucho ims sorprendente en euanto que los hombres y mujeres que encaraaban a Espaiia ‘cara al mundo etan, en resumidas euentas, poco espanoles. [LA INTERNACIONAL DEL TRONO, DEL PODER Y DE LA GUERRA Un carruselconsanguineo Concedamos a Carlos V un $0 por 100 de sangre espaola: era hijo de Juana 1a Loca, hija @ su vez de fos Reyes Catslicos, Fernando de Aragén e Tsabel de Castilla. Pero por fas venas del emperador corrfa um cuarto de sangre borgofiona y otro cuarto de sangre Habsburgo, pues su padte, el arquiduque Felipe el Her ‘oso, era hijo del emperador Maximiliano de Habsburgo y de Maria de Borgona, la heredera del Temerario, Con Felipe UI la mezcla se enriqueci6, por decitio de algin modo, con algunas pintas de sangre portuguesa: su maclre, Ia emperatsi2 Isabel, era hija del rey Manuel de Portugal y de... Maria de Castilla, ota hija de Jos Reyes Catslicos, hermana de Juana, lo que significa que Carlos V se habla casado con su prima hermana Estos matrimonios entre primos hermanos © entre tos y sobrinas moldean realmente a toda la dinastia de los Habsburgo espaioles, implicéndose también en ello los Habsburgo de Viena, los Borbones de Francia y Ia familia real portu- guesa, entre ols. Felipe U1, por ejemplo, se cas6 cuatro veces. El primer y cua {fo matrimonios se hicieron con una prima hermana y una sobrina: primero, Marta Manuela de Portugal, hija de la hermana de Carlos V, Catalina, y de! hermano se Isabel, Juan IIL, Doble parentesco en grado de primos hermanos, por lo tanto, ‘También se eas6 con Ana de Austria, hija de Maria, la propia hermana de Felipe y del emperador Maximiliano IT de Habsburgo, sobrino a su vez de Carlos V. De este matrimonio procedia el futuro Felipe HIT, que como hemos visto recibié| una dosissuplementaria de genes Habsburgo. Entretanto, Felipe TI se habia casa do con Ia estéril Marfa Tudor y luego con Isabel (0 Elisubeth) de Valois, hija de Enrique Il y de Catalina de Médicis. De este tercer matrimonio nacieron dos hi jas: Tsabel Clara Bugenia, que no tendré descendencia de sv unién con el arc ‘duque Alberto, hijo de Maximiliano II y, por tanto, primo hermano de la propia Isabel Clara Eugenie. ¥ Catalina Micnsla quicn, por cl contrario, tuvo ua mo: t6n de hijos con su esposo, el duque Carlos Emanuel de Saboya Felipe III se cas6 una sola vez. Pero que nadie crea que falt6 a Ja tradicion: su matrimonio no transgrédié el cfrculo familiar, pues su esposa, a archiduquesa Margarita de Austria, era Ia nieta de Feraando I, hermano y sucesor de Catlos V enel trono, ;Milagfol Margarita solo era prima de Felipe Ill en segundo grado y aportaba un toque exétien: la sangre bavara de su madre, Maria de Baviera En cuanto a Felipe IV, primero se cas6 con Isabel (0 Elisabeth) le Borbon hija de Enrique 1V y Maria de Medicis—, de quien nacio tardiamente Maria ‘Teresa, futura reina de Francia, discreta y olvidada esposa del Rey Sol, su primo hermano, pues Ana de Austria, esposa de Luis XIII y madre de Luis XIV, era 2 su ver hija de Felipe ITI de Fspata. Para acabar de redondear la cuestion, Fe- lipe TV acab6 con su sobrina, Mariana de Austria, hija de su hermana Marta, que se habia casado con el rey Fernando de Hungria, ‘Los matrimonios que acabamos de resetiar, todas ellos en los Kites del inces- to, no Goliman la lista de uniones familiares de la dinastia de los Habsburgo espa- ‘oles. Juana, hija de Carlos V, se eas6 con su primo hermano, Juan de Portugal [La infanta Margarita Maria, hija de Felipe IV y Mariana de Austria, $e uni6 con su primo, el empezador Leopoldo, Y Carlos Ui, wltimo de la dinastia, se cas6 en, primeras mupeias con Maria Luisa de Orleans, nieta de la infanta espanola y,reina de Francia Ana de Austria, Como hemos visto, eyes y reinas de Espaia, principes ¢ infantas son los pro- tagonistas de esta Internacional del trono en quc Ia cama de reinas y princesas cera el lugar de reunién obligado, Extrano y casi mérbido torbellino de abrazos label Clara Eugenia, hija de Felipe IT y de Isabel de Vaots, gobernadona de los Pates Bajos como to fueron Margarita de Parma y Marla de Hungria. Espa confié a menudo cl gobiorna de ios Palace Bajo a mujra, que por otra part futon eacelents gobernante. ‘Rerato de Rubens (1577-1640). Madd, Museo del Prado concertados y controlados, de genes surgidos con excesiva frecuencia del mismo tronco. Y, a excepcidn de algunas aventuras felices, verdaderos regalos del dest no (como el apasionado amor de Carlos V e Isabel de Portugal, o el de Felipe Tre Isabel de Valois), privaron los tristes amores entre aquellos primos y primas, tios y sobrinas, todos ellos (especialmente las mujeres) sacrificados a las estrate gias matrimoniales de las eortes europens, a los intereses cle Espaiia, Austr, Portugal, Francia, Florencia o Baviera, La repetida mezcla, a lo largo de las ge" neraciones, de la sangre de tres familias reales (Ia castellana, la portuguesa y la austriaca, @ pesar de la irrupcion circunstancial de algunos gldbulos franceses © forentines, pues las reinas llegadas de Francia eran hijas de Médicis) solo podia condveit al desastre En efecto, jedmo sorprenderse de aquellos naufragios biolégicos que, en ‘quel Siglo de Oro, nos muestra Ja historia de la dinastia? Uno de ellos fue el lamentable don Carlos, coneebido por dos jévenes (el futuro Felipe II y Maria ‘Manuela de Portugal), ambos paberes pero inmaduros, que todavie no habfan ceumplido los 17 afios, por afiadidura dos veees primos hermanos tanto por linea patcrna como matema. Fste don Carlos, que empez6 en la vida acabando con su madre, muerta cuatro dias después del parto, fue un ser desgraciado, sin duda pperverso, que fue sacrificado a Ia raz6n de Estado en 1568, a la edad de 23 afos. ‘Otro ejemplo notable, también Tamado Catlos, fue el del ocaso de la dinasta Algunos mawrimontos enive parientes prévinns en la dimastia de los Habsbugo Gas V, hijo de Felipe e) Hermoso 1526 Isabel de Portagel, Primos hermanos y Juana ta Loca hija de Manuel dle Portugal yy Maria de Casita Felipe i hijo de Carlos V 1543 Marfa Manuela Primos hefmanes por e Inabel de Portugal de Portugal. amos laos hija de Juan Ht de Portugal y de Catalina ue Espa Felipe tt 1570 Ana de Austria, hija To y sabrina tte Maximitiano I y Maria de Castilla Archidugue Albert? hijo de Maxiiliano it 1598 Isabel Clara Eugenia, Primos hermanos y Maria de Cesila Inja de Felipe IE ce lsabel de Valois Felipe I, hijo de Felipe 1599 Margarita de Austria, Primos en segundo grado y Ana de Avstria hijo del archiduque Custos y Maria de Baviers Felipe 1V, hijo de Petpet 1649 Mosiana de Avstria, ‘To y sobrig y Margarita de Austeia hija de Fernando I y Maria de Casa! Lis XIV, hijo de Leis X01 160 Moria Teresa, Primos heemanos y Ana de Aust’ hija de Felipe 1V e Isabel de Borbon ~~, Juan IIT de Portugal era el hermano de Imbel, le emperairi, mientras que Cat cera lt herman do Carlos V.. 2, Maximilano TT exa el sobrino de Cartas V y Mavia de Casi e ¥, hermana de Felipe I 3. Lo mismo que en la nots 2, ya que el archidugue Alber era hermano de Ana de Austria, “4 Esta Maria de Casilla era ta propia hermana de Fel 5, Esta Ana de Austria I era la hermona de Felipe TV. a hija de Carlos WV, el rey Carlos TI, nacido de un viejo monarea que haba frecuentado mil alcobas, hijo predilecto de Venus, y de su joven sobrina, ambos fruto de In letania de tuniones entve parientes muy proxinies, vebiculo en wlrima instancia de aquel la: mentable «lin de raza» que, entre otros, ol pincel de Claudio Coetlo nos legs con luna imagen cruel. Un principe intelectualmente muy limicado, eserofuloso, pro- bablemente impotente, rodeado hasta su muerte de una nube de cuervos que se disputaban una corona ya vacante, _ aiseeeee reese eee aeeeeeE seen eeEEE LUNA ESPANA A LA DIMENSION DEL MUNBO 3 {Como sorprenderse por Ia clevadisima mortalidad infantil de esus families reales? Contrariamente a lo que cabe esperar por el tone social, era una morta fidad superior a la del patriciada urbano, de los artesanos © de los trabajadores. Y todo ello a pesar de las precauciones y protecciones, a pesar de las selecciona. clas bien alimentadas nodrizas, a pesar —a por causa de los médias, siempr presestes. Ya hemos presentado nuestras cuentas en un libro precedente: 1527, ano del nacimiento de Felipe Hl, a 1661, aio en que Mariana de Austria ‘La eina Mariana de Austia, que se eaxd eon su Ho Felipe IV en 1649 y dio a uz Carlos TH, tim rey de lz dinasti. El rerain de Veldzquet (1599-1660) ros muestra aa reina en tun verdugada de extaordinariaampliud, como fos que levaban odes las reinas © ines ‘expariolas en aquela epoca. Diego Velécquer, pintor y amigo de Felipe LV, dio wna meray Mose magen de lve de los principes madilos, del eudado de tas costumbres 9 de las fiestas. Sus reais, Henas de huranidad, individuilzaban al modelo y em ocaionesrevela ban fa secrete melancotia de personajes aplaiados por sus responsebildades, Parts, Museo ‘tt Lowvre “ LUA BSPARA DE LOS AUSTRIAS (16-17) Don Carlos, por Alonso Sanchez Coello. EL infore, (que cast la vide a 3 madre, Ie princesa ‘Merle’ Manuele de Pornigat, desequilbrade, Ineseble e incluso perverso, ‘muni en 1566 en oseuras ee cunstancias, quia victma de razones de Estado. Museo de Versales ‘dio a luz al futuro Carlos 11, las yeinas 0 futuras reinas de Fspafa dieron al munclo 34 infentes o infantas... 17 de ellos, exactamente fa mitad, no aleanzaron el décimo aio de vida». También se podria procisar que 10 de esos 34 pequesios principes o princesas fallecieron antes de alcanzar el primer afto de vida, lo que representa mis de un 29 por 100. En aquella época, la mortalidad infantil se sitia cenire el 19 y el 22 por 100 en los pueblos de Mocején (Toledo) y Chiloeches (Guadalajara), o en la ciudad de Caceres; hagamos constar que el efleulo se ha hecho considerando todas las clases sociales, incluso las més pobres. Conste tamm= biga que no consideramos los abortos. La pintara de Ia €poca no hace trampas. Es ciesto que celebra la belloza 0 la fuerza cuando la encuentra en una persona real. Tiziano inmortaliza Is altiva be- llcza de Ia emperatriz Isabel de Portugal. Felipe Il respira fuerza en sus retratos juveniles, debidos a Antonio Moro, ¥ conserva un aite orgulloso en el retrato ecuestre de Rubens. Sin embargo, el propio Tiziano produjo al desencantado Carlos V, ansioso a pesar de la victoria de la batalla de Mublberg. Y, aunque Margarita de Parma 0 Isabel Clara Fugenia presentaban uns. imagen lozana, a partir de Felipe II se afirma la decadencia biolGgica de Ia dinastia, Los retratos {de Velézquez son de una sinceridad desprovista de concesiones: pint6 al delicioso Baltasar Carlos, fallecido en 1646 antes de eumplir Ios 17 anos, y a Maria, la bella hermana de Felipe IV; pero los retratos de Felipe III y Felipe IV acusan la palidez del semblante, el decaimiento del rostro, el progaatismo, el belfo de los Habsburgo, aquel Iabio inferior de un geotropismo ineluctable. Hay us relzato de In infanta Margavita Maria que se Salva por el frégil encanto de la primera infancia, pero las infantas embutidas en aquellos rigidos vestidos, basquifias 0 vertugndos, marcados por los aras, muestran unos rostros de los que ha escapado Ja vida. La reina Mariana, una Habsburgo ya agotada, s6lo sabe ofrecer a Veli quez una expresion huraila, destrozada por el aburtimiento, Barthélemy Joly, un francés que lleg6 a la corte de Felipe TIT en Valladolid 1 afio 1604 0 1605, vio castellanos de pequefia estatura, tez morena, piel seca, ‘eabello oscuro y con una bazba corta. No son esos los rasgos somiticos de aues tos principes y princesas. ;Por qué sorprenderse, si no se trata de las mismas gentes? (Es necesatio repetitle? Aquellos hombres y mujeres eran muy poco es pafioles, @ pesar de st progresivo enraizamiento en el medio castellano. 1Qné sabemos de su modo de vivir y concsbir el mundo? Eran conscientes, de que estaban representando un papel, de que ocupaban un lugar excepcional ‘en Ta sociedad de su tiempo; un lugar del que, sin Ainguna duda, ellos mismnos ‘exageraban la importancia, Ya he hablado en otro libro de la gran parada mapeial ‘que offecian a sus pueblos con motivo de sus esponsorios, cuyo sentido politico ‘era evidente. Segiin si In novia real procedin de Portugal, Francia o el Imperio, si legaba a Espafla por terra o por mar, as regiones que recorria —atravesadas con una calculada lentitud por el impresionante cortejo real— eran distntas Cuando el matrimonio era portugués, eran las tierras de Salamanca, Pxiremadura ¥y Andalucia; las dos Castilla, cuando se trataba de alianzas francesas; Valencia y Catalusia cuando las desposadas eran austriacas. Entonces habia alegees entra- ‘das en las cludades visitadas, que se acompafaban de ceremonias religiosas, baa ‘quetes y fuentes de vino, comedias y mascaradas, justas, torneos y corridas de toros, tad ello en el mareo de aquellas insolitas visitas, recordadas en las cluda des y pueblos de generacién en generacion Carlos V y Felipe It No es necesario recordar que reyes, reinas y principes no pasaban toda su vida celebrando bodas y haciendo hijos. Sin entbargo, el modo de vida de los soberanos se modificé profundamente a la muerte de Felipe Hl, acaecida en 1598, Pues, fueren cuales fuesen las diferencias entre Carlos V y Felipe I, ambos sobe- anos tuvieron un destino semejante, Fueron hombres que lograron ser reyes, Lo ‘enol no es poca cose, : Hombres a la coma medida de lo huniano. Tentin grandes apetitos de mesa yy de cama. Fl embajador veneciano Badoaro nos dice de Carlos V: ‘Tenia por costumbee comer por las mananas, al despertare, una eseudila de aldo de gallina, eniquecida con leche, azlcae y especias, Tras Jo cual, wol¥ia s ‘lormit. Al medio dia, coma una gran vatiedad de plato; netendaa ag despues def hora de las visperasy la una de la madrugada, cenaba; en todas estas com das, consumia cosas que engendraban humores espesos y vioosos .. Come todo tipo de fratas en gran cantidad y, tas las comidas, muchas comfturas, Salo bebe wes veces, pero mucho cada ver 16 LA ESPANA DF LOS AUSTRIAS (1516-170) (Como Francisco [, vaciaba su vaso de una sola vez. EY mismo Badoaro atirma que Felipe Il hacta también uso inmoderado de ciertos platos, sobre todo de ‘és, pero no parece haber estado sujeto al hambre insaciable de su padre. Sea como fuere, mientras Ja mesa de fos Reyes Catoicos se habia distinguido por una sobriedad perfectamente castollana, en la hora de los Habsburgos habia adoptado Ia profusion ce las kermesses lameness. Catlos V y Felipe IT amaron mucho a las mujeres; ya los observadores de su tiempo resaltaron su gusto por los placeres del sexo, Badoaro no duda en escribir e Carlos: «Alli donde ha ido, se le ha visto dedicarse a los placeres del amor ‘con mujeres de toda condicién>, Es justo matizar que esto es cierto antes de sa matrimonio y después de su viudedad, pues no cabe dda de que Isabel siempre ‘supo colmar los deseos de su marido, Antes de este matrimonio, Carlos tuo, centte otras, una relacién con Margarita Vangost, perteneciente @ una noble fami- lia flamenca, con quien tuvo una hija Hamada también Margarita, de quien seré necesario hablar mis adelante. Tras la muerte de Isabel, la aventura mas notable Carlos V en 1 juventue Ya se puede observar el mem interminable y el labio inferior coracterit= co de los Habsburg. Chaniily, Museo Condé LUNA ESPANA A-LA DIMENSION DEL, MUNDO Exe retro fue pintada por Alon 59 Sénchez Coello (1352-1588) ‘cuando Felipe IT contaba $5 aos: ‘ez pile, barba eanase, en abso- uo la mage tipien de un espa: Aol. EL rsito dana idea de fr meta que puede Megar ta diveza Yala obstnacidn. Madrid, Museo ‘el Prado el emperador fue su relacién con la alemana Bérbara de Blomberg, de ln que nacio Juan de Austria en Ia ciudad de Ratisbona, en 1545. La sensualidad de Felipe no fue menor que la de su padte y la zepresentacion del crey-monje de E} Escorial», la imagen que tsiunta en la opinién més difundida Sobre su persona, slo corresponde a fa tltima época de Ia vida del rey, superpo: nigndose a otras imégenes igualmente veridicas de los tiempos de su juventud y ‘madurez. Podrfamos rechazar los testimonios de sus enemigos més encarnizados Guillermo de Orange, Antonio Pérez, etc.), pero no hay por qué dudar de las opiniones de los embajadores venecinnos, espectadores mucho mas objetivos. Bax doaro afirma que el joven Felipe se veia muy atcaido por las mujeres, Tiépolo {que eran su divertimento preferido, Soranzo que gustaba aislarse con una mujer fen una de Jas casas de campo que pertenecian a Ia Corona.,. Por ende, conoce- mos bien alguna de esas relaciones: la que tuvo con Isabel Osorio, noble castell 1a det ilustte fina de los Rojas, dama de honor de la emperatriz y ego de 8 hijas, cuando apenas contaba diecistis aos, o la que le uni a Eufrasia de Gu. ‘min, El periodo de gran actividad amorosa de Felipe II corresponde a los afios 1545-1554, tras Ia muerte de Maria Manuela, y los primeros tiempos de su matri- monio con Isabel de Valois tampoco estuvieron exentos de aventuras extraconyu ales, No hay contradiccién alguna entre este gusto por los placeres de In carne y la extrema piedacl que igualmente testifiean los ebservadores extranjeros, Los hom

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