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Crisis cultural y desnacionalizacién: la televisi6n mexicana y el debilitamiento de la identidad nacional* Javier Esteinou Madrid** The author departs from the basis that the cultural aspects of mexican society have not been taken seriously by the State due to the ill-defined “development” strategies in the last few decades. As a consequence, the mexican State has lost control over the mass media, which have emerged as merely commercial endeavours, with great impact on some areas of national interest. Of all me- dia, television is chiefly responsible for creating two characteristics of mexi- can society: an overwhelming orientation towards the consumption of goods and services, and the enfeeblement of national identity, which has also wea- kened the national State. El desarrollo sin cultura Tradicionalmente. Esto debido a que “la cultura, cuan da por el Estado mexicano como un campo del quehacer humano y gubernamental con conteni- * ‘Una versién parcial de este articulo fue publicado en la revista Umbra, nim. 20, y en la revista DIDAC de la UIA. Aquf se presenta, por primera vez, la versién integra. ** Centro de Servicio y Promocién Social. Universidad Iberoamericana. Comunicacién y Sociedad, nim. 9, mayo-agosto, 1990, pp. 97-121 97 dos especfficos que poco o nada tienen que ver con los 4mbitos principales de la realidad nacional”. La estrechez de esta nocién de cultura ha dificultado y a veces ha impedido que los propésitos decla- rados por la autoridad se reflejen consistentemente en las deci- siones fundamentales que definen la orientacién de las grandes lineas del desarrollo econémico, social y, finalmente, cultural del pais. A lo m4s que se ha llegado en el mejor de los casos ha sido a incluir un buen apartado, de escasa significacién, en el contexto general de los planes gubernamentales, en los que se menciona la necesidad de atender el desarrollo cultural de la po- blacién y tomar en cuenta su propia cultura. pe esta manera, la “cultura” aparece como algo suplementario. Con ello, al considerar 1a cultura como elemento de lujo se ha ignorado que los proyectos de desarrollo nacional sdio tienen sentido, 0 no lo tienen, porque son expresiones de un proyecto cultural. No hay desarrollo en abstracto. El crecimiento y 1a transformacién de los grupos humanos concretos siempre se da en funcién de una historia, un presente y un futuro deseable a partir de su propia y peculiar visién del mundo, de su sistema de valores, de sus conocimientos y formas de organizacién, de sus deseos y espe- ranzas; en fin, de su cultura, Por ello, la “cultura” no es una di- mensi6n 0 un elemento mas del desarrollo sino el marco gene- ral en el que éste se realiza y por el cual se galiza. La “cultu- ra” le da al proyecto nacional su razén de ser, Esta deformacion se ha ocasionado debido a que, por una parte, el Estado mexicano de las uiltimas décadas se ha guiado Por criterios pragmaticos de corto plazo y no por directrices de planificacién profunda de mediano y largo plazo para disefiar el pafs que anhelamos ser. Por otro lado, a que la cultura que han 98 Luis Armando Haza Remus. “Polfticas de financiamiento de la cultura”. Seminario: Politica cultural en México. Coordinacién de Humanidades. Centro de Investigaciones Interdisciplinarias, UNAM, 8 de noviembre de 1988. Ibid. Ibid. producido los sectores dedicados a esta actividad se ha caracte- rizado por ser predominantemente una manifestaci6n narcisis- ta, eg6latra e individualista de las exquisiteces sensoriales de una elite y no una cultura orgénica que vincule la productividad de nuestro intelecto y sensibilidades colectivas con la resolu- cidn de los grandes conflictos estructurales que nos impiden cre- cer como pafs. Esta tradicién nos hallevado a adopiar en casi todos los niveles y sectores sociales de nuestra repiblica un concepto li- mitado y una prdctica deformada de Ja accién cultural que le ha castrado su Vinculacién profunda con los procesdside,desarro? jlo y le ha asignado un radio de cobertura artificial muy estre- cho que abarca, principalmente, la extensién de la infraestruc- tura ffsica de las escuelas, el incremento de la matricula escolar, la ampliaci6n del conjunto de museos, la inauguraci6n de casas para la juventud, e] aumento de la alfabetizacién, el apoyo de ciertos grupos a las artes y las humanidades, la difusién de la musica “selecta”, el fomento al rescate y conseryacién de los monumentos histéricos y arqueoldgicos, etcétera. Esta es la nocién de cultura que hoy dfa se fomenta y es- tablece a través de los principales “suplementos culturales” pe- riodfsticos, ’ de los “canales culturales” de radio y television, 4, Esta situacién no es propia de México sino extensiva a América Latina, pues seguin el pensador argentino Uslar Pietri, “Ia intelectualidad de la re- gién ha abandonado parcialmente su tradicional funcién de maestra y con- ductora y por un afén imitativo de modas ideolégicas europeas, ha perdi- do rango y audiencia en la vida latinoamericana y ahora tiene muchisimo menos peso del que tuvo memoria. Por ello, los latinoamericanos nece- sitamos una gran cura de realidad y revisar a fondo nuestros ideales, ob- jetivos y posibilidades para lograr le consolidacién de una democracia verdadera”. “La intelectualidad regional pierde rango y audiencia”, Ex- célsior, 1 de julio de 1989, 5. Alrespecto, consultar los Informes de Gobierno de los tiltimos cuatro se- xenios para ver el papel que ha desempefiado la cultura. 6. Ver los principales “suplementos culturales” de los diarios metropolita- nos. 7. Uno de los ejemplos que mejor ilustran dicha realidad es la propuesta de Pprogramacién “cultural” del Canal 9 de TELEVISA. ternacional, alienta la sociedad civil,”* de. gani 8. 10. i. 12. 100 lo: de los “cursos de izan las federaciones,!2 Ver las teméticas de las reuniones académicas sobre dicho aspecto. “Reu- nién sobre el patrimonio y politica cultural”, Unomasuno, 30 de marzo de 1989, Revisar los objetivos culturales que pretende alcanzar el Consejo Nacio- nal para la Cultura y las Artes, la Comisién Nacional para Ja Preservacién de] Patrimonio Cultural y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Nos referimos a ios acuerdos de concertacién politica para la integracién cultural de América Latina que firmaron en agosto de 1978 los ministros de Educacién y Cultura de Argentina, Brasil, Colombia, México, Panamé, Pera, Uruguay y Venezuela donde la accién cultura] se comprende en los mismos términos restringidos. Situacién que se deriva de la agenda de discusién de los ocho ministros y que sélo abarcé: desafios de la educa- cién superior para el afio 2000; educacién permanente de los adultos; en- sefianza de las ciencias en la educacién bdsica; planificacién de la edu- cacién; educacién tecnolégica; industrias culturales; los indicadores culturales; proteccién y restauracién del patrimonio cultural; formacién de promotores cuiturales; un seminario permanente latinoamericano de cultura popular. También se plantearon la actividad editorial, el intercam- bio de series culturales para los medios de comunicacién masiva, el fi- nanciamiento y los mecanismos de concertacién a fin de alcanzar los objetivos del compromiso acordado. Martin Luis Guzman Ferrer. “Inte- gracién cultural”, Excélsior, 2 de agosto de 1988. Este panorama volvié a repetirse en junio de 1989 en el Primer Encuentro de Ministros de Cul- tura de América Latina y el Caribe celebrado en Rio de Janeiro, Brasil. En dicho evento se planteé a los ministros examinar tres propuestas: crear un foro permanente de ministros de cultura; crear un comité de expertos que se seiina con [a ALADI para poner en prdctica el acuerdo de alcance parcial sobre la libre circulaci6n en comercializacién de bienes cultura- les; exhortar a los paises latinoamericanos que atin no se han adherido # suscribir el acuerdo de alcance parcial de la ALADI. Ver las tematicas de los cursos que se organizan sobre este punto. “Licen- ciatura para la administracién del tiempo libre", Revista Tiempo Libre, 29 de junio-5 de julio, 1989; “Capacita el isssTE a més de 300 promotores del area cultural”, Unomdsuno, 30 de junio de 1989, Ver los articulos periodisticos del Festival Cervantino, el Festival de la ciudad de México, ef Festival Internacional de Cultura del Caribe, “Gran los sindicatos,!> del nuevo Plan Nacional de Desarrollo del gobierno mexicano para 1989-1994,!8 13. 14. 15. 16. 17. 18. festival de la ciudad de México”, Excéisior, 21 de julio de 1989; “El pri- mer gran festival significa cultura y humanizacién”, Excélsior, 27 de ju- lio de 1989; “En vez de cuestionarlo nos deberia de alegrar el festival”, La Jornada, 28 de julio de 1989; “E) festival de las vanidades”, El Uni- versal, 31 de julio de 1989; “Los festivales del poder”, El Biho, Excélsior, 20 de agosto de 1989. La Unica excepcidn que encontramos en este terreno corresponde al 1 Fes- tival Internacional de Cultura del Caribe organizado por el Programa Cul- tural de las Fronteras donde ademis de tocarse los temas tradicionales co- mo la literatura, el cine, la historia, la musica y la arquitectura del Caribe, por primera vez se amplia el concepto de cultura y se analizan problemas ambientales, proyectos de ecodesarrollo: investigacién sobre flora, fau- na y acervos de informacién. Sobre este punto ver el trabajo de la Comisién de Cultura y Deportes del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Iberoamericana, Comité Eje- cutivo, México D. F., agosto de 1989. Nos referimos a la Ley Federal de Radio y Televisién que en su articulo 51 iniciso f) considera que “son programas culturales aquellos que con- tribuyen a la comprensi6n y al entendimiento de la literatura, la musica, las bellas artes, la historia, la geografia, las ciencias sociales y naturales, preparados por o con la cooperacién de las universidades, museos y otras instituciones culturales, asi como en conferencias, exposiciones, concier- tos, orientacién vocacional y noticias sobre libros”. “Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisién y de la Industria Cinematogréfica re- lativo al contenido de las transmisiones en Radio y Televisién”, Diario Oficial de la Federacién, 4 de abril de 1973. Revisar por ejemplo las convocatorias de los consensos “culturales” del Instituto Mexiquense de Cultura y los resultados de la convocatoria del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en el ramo de artes plasti- cas, arquitectura, letras, musica, artes escénicas y danza. Nos referimos, por ejemplo, a las acciones realizadas por la Subdireccién. de Accién Cultural del IssSTE frente a los ancianos. Consultar “Festejos por la semana cultural del anciano organizados por el INSEN”, Excélsior, 5 de agosto de 1989. EI Plan Nacional de Desarrollo plantea que para 1989-1994 la politica cultural del gobierno tendré como objetivos: la proteccién y difusién de nuestro patrimonio arqueolégico, histérico y artistico; el estimulo a la 101 Con este enorme reduccionismo el Estado mexicano ha puesto su accién cultural en un quinto plano, evitando que el centro de desarrollo de la sociedad mexicana surja desde su 4mbito cultural, y ha favorecido que éste emerja desde otros po- los de intereses econémico-polfticos restringidos y viciados. Es decir, la pérdida del verdadero contenido y sentido que debe abarcar la acci6n cultural ha sido tal, que ha ocasionado, en términos de prioridades estructurales, que ésta sea considerada en los planes globales de desarrollo al mismo nivel de impor- tancia que el deporte. De esta forma, Ja cultura no ha sido entendida como la ac* cin orgdnica de producir mayores niveles de conciencia para que la poblaci6n se organice y pafticipe en la resolucién de las grandes contradicciones estructurales que cotidianamente se atraviesan en nuestras vidas y nos impiden sobrevivir, sino co- mo una tarea aislada del proceso de crecimiento nacional y, en Ta mayor de las veces, suntuosa y secundaria, Realidad que mas que favorecer el desarrollo del pafs ha obrado como un elemen- to central de su estancamiento y atraso hist6rico. Los medios de comunicacién y la construccién de las politicas culturales A rafz de la nocién y practicalrestringidalde\culturalquelse\ha aplicado en el pafs en décadas anteriores, cuando se han toma- do en cuenta las polfticas culturales en los uiltimos cuatro go- biernos para disefiar la naturaleza de sociedad que aspiramos ser, el proceso de elaboraci6n de dicha realidad se ha caracteri- creatividad artistica y la difusién del arte y la cultura. Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994. Poder Ejecutivo Federal. México: Secretarfa de Programacién y Presupuesto, 1989, pp. 116-117. 19, Sobre este punto es sintomitico que en la organizacién de los Programas Nacionales de Mediano Plazo del Sistema Nacional de Planeacién De- mocritica para el periodo 1989-1994 se distribuyan las diversas activida- des nacionales por ramas de importancia, integréndose la cultura, la modernizacién educativa y el deporte en e! mismo apartado. Plan Nacio- nal de Desarrollo 1989-1994, op. cit., p. 134. 102 El mayor acercamiento que nido ha sido cuando estos medios fueron concebidos y utiliza- dos como instrumentos i ‘cultura refinada””! y, 'P con ello, se ha desconocido la trascendental y profunda accién restante que de manera permanente realizan sobre la conciencia de un piblico mayoritario del pafs para formar una cultura co- tidiana. Esta omisi6n ha ocasionado dos grandes desviaciones his- toricas en nuestra sociedad. En primer lugar, ha reflejado la existencia de una laguna esencial del “sector pensante” del pafs sobre el drea més estratégica para nuestro crecimiento intelec- tual interno; en segundo lugar, ha provocado una enorme con- tradiccién entre lo que se siembra mentalmente por la mafiana y lo que se destruye cognitiva y afectivamente por la tarde y noche. Asf, en primer término, al dibujar el sector intelectual del pafs las polfticas culturales sin la incorporacién de los medios de comunicacién modemos, lo que ha pintado es slo la som- bra del problema y no Ja esencia de 1a realidad que vivimos en la sociedad mexicana de 1989, Es decir, al no considerar la pre- sencia de los canales de informacion en esta reflexién y accion 20. Ver Ja nota 5. 21. Al respecto ver la propuesta de uso cultural de los medios de comunica- cidn para este gobierno. Plan Nacional de Desarrollo, op. cit., p. 117. 22. Un ejemplo muy claro de esta incomprensién se localiza en el texto pre- liminar del doctor Enrique Florescano donde revisa las politicas cultura- les ms importantes del pais y los medios de comunicacién son margina- dos nuevamente a un lugar insignificante dentro de este balance. Enrique Florescano. “La polftica cultural en México”. Seminario sobre la politi- ca cultural en México. Universidad Nacional Auténoma de México e Ins- tituto Nacional de Antropologfa ¢ Historia, 8 de noviembre de 1988, México, D.F. 103 lo que se ha abordado es la realidad cultural del México del si- glo XIX donde no existfa la comunicaci6én instanténea de masas y no la de finales del siglo XX que es la que hoy vivimos, pues sabemos que si algo ha cambiado en forma tajante la realidad ideoldégica del pafs después de la conquista espafiola, la accién de la Iglesia y la intervencién del aparato educativo en nuestra sociedad es la presencia de los medios electrénicos de informa- ci6n. Es mas, podemos decir que existe una mentalidad, una sen- sibilidad y una imaginaci6n nacional antes y después de la apa- ricién de los medios de comunicaci6n, particularmente de la radio y la televisién. En segundo término, al pasar por alto la existencia de es- ta realidad elemental se ha permitido de manera flagrante que la sensibilidad que el Estado mexicano siembra por la mafiana en las conciencias de los nifios, j6venes y adultos con muchos esfuerzos —por medio de la Secretarfa de Educacién Publica, la Red Nacional de Bibliotecas, el Sistema Global de Museos, el Programa Cultural de las Fronteras, la cobertura del Institu- to Nacional de Bellas Artes, los circuitos de muestras teatrales, los Festivales Musicales de Primavera, el trabajo de los profe- sores normalistas, las casas de la cultura, el conjunto de zonas arqueolégicas, la accién del Libro de Texto Gratuito, el Institu- to Nacional del Consumidor, etcétera—, sea borrada en el atar- decer gracias a los avanzados canales de comunicaci6n, parti- cularmente de la televisién. Es decir, lo que nace y se construye por la mafiana, se destruye y entierra por la noche. Con ello, el sector “intelectual crftico” del campo cultural, paradéjicamente ha ignorado que la emergencia de los medios de comunicacién dentro de la esfera ideolégica de la sociedad mexicana, no sélo ha representado la radical transformaci6n del interior de la estructura de nuestra sociedad civil, sino que el fenémeno mas relevante que se ha producido es la creacién de una nueva dimensi6n ideoldgica del Estado nacional, vfa la mo- dernavextensién cultural de éste a través de los aparatos de in- formacién. Con la presencia de los medios de comunicaci6n, y en particular de la televisi6n, el Estado mexicano ha sufrido una mutaci6n al interior de su esqueleto cultural, pues las tareas de construccién, direccién y cohesién ideolégica que realiza han 104 entrado en una fase de extensién geométrica que han dado ori- gen a una nueva faceta del poder nacional: la existencia del Es- tado ampliado mexicano. La especificidad de este flamante Estado ampliado en nuestra repiblica se ha caracterizado porque a través de los apo- yos tecnoldgicos que le brindan los canales de informaci6n, éste ha conquistado una nueva capacidad orgénica para realizar de manera m4s competente las funciones culturales que debe eje- cutar como organismo rector de la sociedad. Por ello, el naci- miento y la expansién de esta nueva zona del Estado ampliado mexicano se encuentran en fntima correspondencia con la evo- lucién y organizacién que adopta cada nuevo sistema y proce- so de comunicacién que aparece en nuestro territorio. La presencia de este moderno Estado ampliado ha produ- cido en los uiltimos 70 afios un silencioso cambio drastico en la correlacién de fuerzas culturales que han delineado el proyecto ideolégico del pafs, pues ha posibilitado la répida y fuerte ac- cién de nuevos grupos en la esfera cultural; e) sector monopdli- co comercial y el sector transnacional. Asf, las facciones priva~ das y supranacionales —en el menor tiempo ocupado en toda la historia de México para propiciar un cambio mental— han cons- truido e interiorizado en la poblacién otro proyecto cultural de sociedad diferente al que durante décadas ha planeado el tradi- cional Estado nacional. De esta forma, la capacidad de educacién y de direccién ideolégica de la sociedad que gan6 el Estado mexicano a través de las armas en la revolucién de 1910, hoy la ha perdido por la falta de aplicaci6n de un control cultural sobre los medios electrénicos de comunicacién. Esto es, el espfritu, la utopfa y la vision de] hombre nuevo que creé el movimiento insurgente de principios de siglo se perdié répidamente por Ja institucionali- zaci6n que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) hizo de éste, y porque el proceso de industrializacién que surgié en el pafs desde 1920 cre6 primero a través de la radio y después de Ja televisi6n una nueva esperanza que se denomin6 “consumo” 105 y que con el tiempo se convirtié en la moderna religion2? que hoy vivimos de manera compulsiva. Al incorporarse el Estado mexicano de manera tardfa ala orientaci6n delos medios de comunicacién electrénicos; al per- mitir que éstos fueran dirigidos desde su origen por los fenicios de las ondas hertzianas y, finalmente, al conceder que éstos se desarrollaran con autonomfa ideolégica casi absoluta, el propio gobierno autoriz6 que se perdiera nuestro proyecto cultural que es el tinico que le sirve de base para gobemnar como Estado nacional. La television y el retroceso de la mentalidad nacional El espectro ideolégico que produce Ja televisién mexicana a través de su programacién es sumamente amplio pues abarca desde ia gama de géneros financieros, polfticos, noticiosos, has- ta los deportes, los espect4culos, las telenovelas, la ficci6n, los comerciales, las caricaturas, etcétera. De estas modalidades se deriva la producci6n de muchos fenédmenos sociales, cada uno de los cuales influye significativamente en nuestra sociedad. Sin embargo, dentro de este universo tan amplio existen algunos proyectos ideolégicos que son los que le dan forma al proyecto audiovisual y determinan sus caracterfsticas esenciales. En el conjunto de estos proyectos dominantes sobresalen en Ia actua- lidad 1a propuesta cultural consumista y la admiraci6n por lo norteamericano que promueve con distintos grados la televisi6n publica y privada en el pafs. Debido al retroceso intelectual que hemos heredado de los regfmenes anteriores, hoy el Estado mexicano est4 profunda- mente extraviado en su proyecto cultural, pues a través de un 23. El término religién lo empleamos en el sentido de Erich Fromm “no re- ferido a un sistema que necesariamente se relaciona con el concepto de Dios o de los idolos, ni como un sistema percibido como religién, sino 4 cualquier sistema de pensamiento y accién compartido por un grupo que ofrece al individuo un marco de orientacién y un objeto de devocién”. Erich Fromm. Ser o Tener. México: Fondo de Cultura Econémica, 1987, p. 32. 106 condicionamiento pavloviano aplicado por lustros, ha permiti- do la construccién de un programa mental a través de la te- levisi6n que est4 formando generaciones de hombres enanos, inseguros e infelices ya que se ha esforzado para desplegar to- dos sus recursos tecnolégicos visuales, artfsticos, humanos, etcétera, para conducimos a las dos siguientes trampas ideolégi- cas; el credo del consumo y el debilitamiento de la identidad nacional. a) La sociedad de consumo Producto de las necesidades del modelo de industrializaci6n na- cional de televisién se nos ha inducido a creer que lo més im- portante en la vida es depositar la fuerza y la energfa de los se- res humanos alrededor de los valores intrascendentes de la frivolidad y el consumo, y no del-reconocimiento, autoestima y aceptacién personal y colectiva. Esto es, la televisién ha insis- tido en que el mérito del individuo se deriva de la capacidad que Se tiene para adquirir y acumular bienes y no de la facultad pa- ra desarrollar nuestro interior, para ser m4s universales e incre- mentar nuestra capacidad de amar. Este modelo cultural plantea que la fuerza y el éxito del individuo se da en la medida en que cuenta con apoyos materiales exteriores y no en la medida en que fortalece su identidad. Por lo tanto, la “filosoffa de funcio- namiento” de la televisién parte de 1a premisa de que la vitali- dad y el alimento de la existencia proviene de adquirir y con- centrar pertenencias y no de SER lo que cada uno tiene que SER en el cosmos, por lo que propone, en ultima instancia, no 1a li- bertad e independencia interior, sino una nueva esclavitud ha- cia las cosas externas: consumo, acumulo, luego existo. Horizonte mental que a través de la sociedad de consumo busca reproducir en nuestra sociedad la aspiracién del “suefio americano” que planea alcanzar la felicidad a través de obtener un nivel econémico creciente para que los hijos vivan mejor, tengan educacién superior, nuevas oportunidades, trabajo, ho- gar, ingresos y esparcimientos 6ptimos que los que alcanzaron 107 sus padres y abuelos.2* Cosmovisién industrializada que ya ha comprobado ampliamente su fracaso filos6fico y psfquico en los Estados Unidos y otros pafses del primer mundo, cuando la prin- cipal utopfa de estas civilizaciones que es 1a “sqciedad de con- sumo” no ha hecho més felices y plenos a sus ciudadanos, sino que Ios ha dejado humanamente més vacfos y espiritualmente més devastados, pero rodeados del confort tecnolégico més avanzado que se ha logrado en toda la historia de la evoluci6n de la especie humana.5 Vacuidad interior que ha provocado en los Ultimos afios el resurgimiento de algunos movimientos reli- giosos, hasta el grado de llegar, algunos de ellos, al fanatismo. Esto significa que por haber cedido el uso de los medios de comunicaci6n electrénicos a los intereses eminentemente mercantiles, hoy dfa, la fuente del proyecto cultural mayorita- tio desde el cual se construye y reproduce en Ja vida cotidiana Ja conciencia y el espfritu de los individuos y los grupos de la sociedad mexicana, especialmente en las ciudades, parte de las necesidades de la acumulaci6n de capital y no de los requeri- mientos de la creciente humanizacién de las personas y de nues- tra comunidad nacional. Esto ha contribuido a que, cada vez mas, adquiramos en las urbes nacionales una nocién cosificada dei SER del mexicano y no una visi6n de la plenitud existencial del hombre.2° Esta realidad es sumamente relevante analizarla pues al vivir en la actualidad casi el 60% de la poblacién en las ciudades y para el afio 2000 ser4 el 70%, el retroceso del pro- yecto cultural se dar4 cada vez mds sobre la mayorfa de los ha- bitantes del pafs. Para obtener répidas ganancias el capital —a través de la televisién—, nos ha conducido a pensar que lo central en la vi- 24. Carlos Fuentes, “La crisis del ‘suefio americano’”, Excélsior, 18 de julio de 1989, 25. La derrota del “suefio norteamericano” ha sido tal que una reciente en- cuesta realizada por el Wall Street Journal y 1a cadena de televisién CBS “revela que hay una mayoria de norteamericanos que piensa que su nivel de vida esté en descenso. El 73% cree que est mejor que sus padres, pe- ro el 70% considera que sus hijos vivirdn peor que ellos”. 26, Para profundizar en esta realidad contemporénea, ver el libro de Erich Fromm. Ser o Tener, op. cit. 108 da es el poseer todo tipo de propiedades y no el expandir nues- tras facultades naturales hasta el infinito, Para incrementar sus ventas en la rama de licores nos ha hecho creer que la satisfac- cién sexual se da con la “‘caza” de la rubia de categorfa y no con el encuentro y crecimiento de las almas de la pareja. Para legitimar su imagen monop6lica, nos ha llevado aceptar que el valor de las personas proviene de la forma de vestir y no del gra- do de generosidad que desplieguen los individuos. Para elevar su rating y, por consiguiente, su fuerza econémica, la televisién nos ha hecho imaginar que lo bdsico para interactuar en la so- ciedad es vivir pegado a la pantalla para estar informado y no dialogando con los seres que nos rodean. Para lanzar nuevas marcas de productos al mercado, nos ha inducido a creer que la forma de obtener afecto de los cfrculos que nos rodean es la ad- quisicién permanente de 1a mercancfa m4s moderna. Con el fin de agotar sus inventarios en el campo textil el capital, vfa la te- levisi6n, nos ha persuadido de que el gozo se alcanza a través de la compra permanente de diferentes vestimentas segun los caprichos de la moda y no intensificando al m4ximo nuestra sen- sibilidad para disfrutar profundamente cualquier realidad 0 mo- mento que nos circunde. Para unificar sus mercados nos ha con- ducido a sentir que para triunfar en la vida el lenguaje que hay que dominar es el inglés y no el idioma del amor, etcétera. b) El debilitamiento de la identidad nacional La televisién ha construido, de manera prioritaria, un “espfritu nacional” cada vez mas débil pu lo como socie- dad a anhelar profundament con la armonfa de sus facciones, mn de su vestimenta, con el origen de sus padres, con los llamados de su misica, con las sombras de su pintura, 109 con el aroma de su comida, con los recuerdos de sus abuelos, etcétera, en una idea, con el origen de sus rafces, de su visién del mundo y de la vida. Si la aceptacién y el orgullo se produ- cen en la medida en que el nticleo se conoce a sf mismo. Si el porcentaje de su identidad se deriva del grado de informacién que se tenga de sf mismo. Si la informaci6n que se recibe de- nde del contacto que se tiene con las redes de comunicacién. medio de difusién en la sociedad mexicana de finales del siglo XX, particularmente en las metrépolis. Si la conciencia que ha producido el modelo de television nacional en las tltimas déca- das se ha dedicado a reforzar 1a actitud de acaparar bienes y no de promover el SER de los ciudadanos. Si para acentuar esta mentalidad consumista contrariamente a lo que racial, genética e histéricamente somos, la televisi6n ha creado en el pafs un ideal de “YO” anglosajén y europeo al cual aspiramos tener ac- ceso desde nuestras profundidas psfquicas para ser aceptados y triunfar en nuestra sociedad, podemos concluir que la televisi6n niega nuestra esencia mayoritaria de naci6n y, con ello, actia como obstdculo silencioso para que el pafs se ame a sf mismo y avance. Esto es a través de ese modelo ideolégico; la televisi6n haelaborado un espfritu colectivo cada vez mas débil donde ger- minan, con mé4s fuerza, las semillas cotidianas de nuestra escla- vitud interior. Esto nos ha levado a substituir, especialmente en las ur- bes, las rafces milenarias y sabias de nuestras culturas naciona- les originarias para ser suplidas por las propuestas culturales tecnologizantes, materialistas, individualistas y competitivas de la cultura occidental que han sido sazonadas con las aportacio- nes effmeras, bélicas, prepotentes, insf{pidas e incultas de la vi- sidn de la vida norteamericana. Es decir, la televisién nos ha lle- vado a elegir como cristal e ideal mental para vernos a nosotros mismos como individuos y como pafs a la cultura norteameri- cana que, paraddjicamente, es el modelo ideolégico que en la prdctica nos desprecia, nos ve inferiores, nos explota y nos su- bordina. Esta situacién nos ha hecho vivir en las metrépolis me- xicanas el s{ndrome del masoquismo nacional, pues deseamos profundamente convertimos en aquel prototipo imaginario que 110 en la vida real nos niega en nuestra esencia elemental y nos re- conoce como materia prima y mano de obra barata para usufruc- tuarnos. Esta pérdida de diteccién cultural ha cuarteado nuestra for- taleza interna como sociedad al grado que, por ejemplo, hoy ad- miramos mds el status de vida norteamericano que el nacional, la “verdad occidental” que la aportacién del noble conocimien- to indfgena, el color blanco que el moreno de nuestra raza, la estatura del conquistador que nuestra dimensién ffsica més pe- quefia, el cédigo anglosajén que el universo riqufsimo del n4- huatl, el d6larque el peso mexicano, nuestra libido suefia con la mujer giiera y no con la morena, etcétera. Asf, observamos que a través del funcionamiento de los “canales modernos de informaci6n”, y en especial, mediante la televisién, se ha tejido una nueva légica, una nueva estética, una nueva libido y una Nueva cosmovisién que parten de las demandas mercantiles de los grandes centros de poder y de acumulaci6n material que na- da tienen que ver con el mexicano que compone los cimientos de este pafs. De esta forma, podemos decir que en la actualidad los me- dios electrénicos de comunicacién han producido un nuevo mestizaje cultural que ha traspasado nuestras fronteras ideolégi- cas nacionales y han sembrado las bases de la desnacionaliza- cién mental de la republica, el grado que han edificado a nivel psfquico, emotivo y cognitivo de la poblacién una nacién con- traria al espfritu de nuestras rafces, de nuestras etnias, de nues- tra revoluci6n, de nuestra Constitucién; en una idea, de nuestra historia y de nuestro ser nacional. 27. Al respecto es importante considerar que la visién de la cultura nortea- mericana que cada dfa se impone més sobre México es tan prepotente que “los anglosajones que escriben sobre nuestro pais, pero muy en particu- lar los norteamericanos, creen entender 1a mentalidad mexicana cuando dicen que por agrarios, caducos y distorsionados, México no ha sido ca- paz de ver con objetividad a Estados Unidos, que no ha hecho de la his- toria una ciencia sino una idiosincrasia, una fabrica de mitos. Su conse- jo favorito es que los mexicanos nos despojemos de lo que llaman nuestra obsesién por la historia y nos lancemos al futuro ciegamente, sin mirar hacia atrés”. Adolfo Aguilar Zinser. “Abismo entre México y Estados Unidos”, Excélsior, 29 de mayo de 1989, 111 La pérdida de la identidad nacional ha sido tan grave que en los iiltimos afios el Estado ha tenido que implantar un pro- grama cultural de defensa ideolégica de la frontera norte y sur para rescatar y consolidar ideolégicamente estas dos regiones estratégicas del pafs)También, ante la accién de los medios de ComunicaciGn, se ha requerido crear una empresa gubernamen- tal Hamada Instituto Nacional de Proteccién al Consumidor de- dicadaf@ladefensa de los adquirientes, fa cual nos tiene que re- cordar sistematicamente que dosimportanteyenslaswrelaciones humanas no es el obsequiar un regalo sino el afecto que se en- trega a las personas. De igual forma, el gobierno ha tenido que emprender una accion paternalista para que ante el voraz ciclo consumista que todos los afios desatan en Navidad los canales de informacidn, el aguinaldo no sea entregado a los burdcratas y otros trabaja- dores en un solo pago, sino en dos: uno en diciembre y otro en enero para racionalizar y proteger su gasto familiar. En los mis- mos términos, el deterioro de uso del idioma espafiol en nues- tro pafs a través de los medios electrénicos y otras entidades ha obligado a que la Cémara de Diputados formara, a finales del sexenio del presidente L6pez Portillo, la Comisién de Defensa del Idioma Espafiol pues éste se encontraba cada vez més des- plazado por el inglés a través de la accién publicitaria de 1a te- levisién, Por ejemplo, en 1986, esta actividad provocé que la difusi6n de anuncios con nombres extranjeros ascendiera a 33%. Que los escolares de primaria tuvieran més facilidad pa- Ta pronunciar [a fonética inglesa como Buble Gumers que térmi- nos como Popocatépetl e Iztaccfhuatl. Que la banca nacionali- zada participara activamente en la difusién de conceptos extranjerizantes como Factoring Serfin, Master Card Classic, National Hardware Show. Que de 650 estudiantes mexicanos examinados por dicha comisién sobre qué idioma les gustaba mas, el 46% respondié que el ingiés, el 23% otros idiomas y sélo el 31% el espafiol. Esta situacién se agravé cuando consta- tamos que el gobierno norteamericano ha suprimido el castella- no como lengua bdsica en las escuelas del sur de ese pafs que es la zona donde ms se concentra la poblacién latina y chica- na y donde se requiere manejar mas esta lengua. 112 Otro anélisis realizado en 1981 sobre cl perfil de i forma- cin de la identidad cultural de los estudiantes de telesecunda- ria mostr6 que de 480 alumnos expucstos permanentemente a la televisi6n mexicana, el 61% anhelaban vivir cn una ciudad nor- teamericana como Nueva York 0 Los Angeles antes que cn una metr6poli del pafs como la ciudad de México 0 Querétaro.28 En los mismos términos, otra investigacién realizada por cl Insti- tuto Nacional del Consumidor revela que los nifios mayores de seis afios conocen més cierta informaci6n que difunde la teleyj- sién que la que les transmite la cscucla primaria y la sociedad en general. Por ejemplo, en cl terreno de la asimilaci6n de la re- alidad nacional, un 77% de los pequefios retienen mAs frases co- mo “La chispa de la vida” 0 “Recuérdamc” y s6lo un 49% con- serva otras como “Viva la independencia”, “La soluci6n somos todos”, 0 “El respeto al derecho ajeno cs la paz’. De igual for- ma, mientras que casi la totalidad de los nifios (92%) retiene la imagen del Gansito Marinela, menos de dos terceras partes (64%) identifica la columna de nuestra Independencia, 0 a Hi- dalgo. El 63% de los nifios asocia facilmente ci tema de fa tar- jeta de crédito Carnet y sélo cl 43% ubica fa frase del principal précer de nuestra libertad: “EI respcto al derecho ajeno cs la paz”, En resumen, observamos que de cada diez personajes que reconocen los nifios, s6lo tres representan la historia de Méxi- co, lo que provoca que las figuras de las caricaturas sean mds reconocidas qug los protagonistas de 1a conquista de México. En el campo de 1a historia, un 67% de los nifios identifi- can mas los dfas y horarios en que se transmiten sus programas de televisi6n favoritos, mientras que sé6lo un 19% describe las fechas en que ocurrieron los acontecimicntos mAs significativos de nuestra historia nacional. Los superhéroes de la: televisién como La Mujer Maravilla son mAs conocidos por los pequefios (98%) que los héroes de la revoluci6n mexicana (33%). El cha- pulin colorado es m4s evocado por los infantes (96%) que los 28. Ma. Antonieta Rebeil Corella y Alberto Montoya Martin del Campo. “Los adolescentes frente a las representaciones de la televisién”, en Varios au- tores. Television y desnacionalizacién. México: Editorial Universidad de Colima, Asociacién Mexicana de Investigadores de la Comunicacién (amic), 1987, p. 59. 113 Nifios Héroes de Chapultepec (82%). Superman aparece mds en Ja mente de los pequefios (97%) que don Benito Juarez. En ma- teria religiosa, no obstante que nuestra sociedad es acentuada- mente cat6lica, mas de la mitad de los nifios (56%) conoce el dfa en que se transmite Hogar dulce hogar, mientras que sélo poco mas de la tercera parte (36%) recuerda el dfa en que se ce- Jebra la Navidad. Mientras el 55% de los nifios ubica el dfa en que se difunde el programa Mis huéspedes, s6lo 32% ubica el dfa que se celebra la Virgen de Guadalupe. Los pequefios tienen més conocimiento del logotipo de Sabritas (86%) y menos de la mitad de éstos (46%) identifican lo que es una hostia. En el aspecto cfvico, el 87% de los infantes conocen la fe- cha en que pasan los programas cémicos y slo el 13% ubica la fecha en que toma posesién el presidente de la reptiblica. Sélo el 8% conoce la fecha en que el primer mandatario rinde su in- forme anual de gobierno, mientras que el 61% de ellos sf ubica el dfa y 1a hora en que aparecen las series de fantasfas. El 83% de los nifios identifica el logotipo de los pastelitos rellenos y s6lo el 63% conoce el Calendario Azteca, mientras que el 81% de los pequefios evoca el logotipo de los productos Marinela, S6lo el 66% identifica el escudo nacional. Las tres cuartas par- tes (77%) de los nifios identifican la imagen de Chiclet’s Adams y menos de una quinta parte (17%) reconoce el Monumento a la Revolucién. Finalmente, el logotipo de los chocolates Carlos V es mAs reconocido (77%) que el Monumento al Angel de la Independencia (40%).29 Este panorama ideoldgico est4 por agravarse mds debido a la apertura desregulada de nuestra economfa al incorporarse de forma acelerada al mercado mundial y al abrir nuestras fron- teras culturales a través de las nuevas tecnologfas de informa- cién mediante la transmisi6n directa de los satélites de comuni- cacién vfa las antenas parabélicas.’ 29. La television y los ninos, conocimiento de la realidad televisiva vs. co- nocimiento de la realidad nacional. Cuadernos del Consumidor. México: * Instituto Nacional de Consumidor (INCO), noviembre de 1982. 30. “En defensa del idioma”, Excélsior, 25 de mayo de 1987; “Defender el idioma, bandera de todo el pais”, Excélsior, 20 de mayo de 1987; “Dipu- tados, SEP, INCO, Scr”, impugnaron el desplazamiento del espafiol por el 114 En este sentido, constatamos que ni la reforma ni el porfiriato destruycron el pasado como ocu- rre en los tiempos de nuestra burguesia que ha elegido el incier- to porvenir de la clase media norteamcricana y ha difundido su ideal a través de los medios de comunicacién electrénicos, pre- ferencialmente, via la televisién cn nuestra epublica. Por ello, contrariamente a los sistemas de pensamiento ma- terialista de acumulacién de la fase de Ja industrializacién 0 de las propuestas de la ideologfa de modemidad que plantean que la fuerza del ser humano y de la sociedad provienen del grado de tecnologfa que se logre, creemos que la verdadera fuerza mo- triz de una sociedad o de un individuo no parte de su nivel de expansi6n material por sf mismo, sino de su solidez espiritual, que no es otra cosa que el conocimiento profundo de uno y del mundo que lo rodea. Lo anterior se observa con mayor claridad cuando constatamos que la unica fuerza que logré hacer sobre- vivir alos prisioneros de guerra de los campos de concentracién en la primera y segunda guerra mundial, a las culturas indfge- nas mexicanas y latinoamericanas 0 al pueblo vietnamita ante las brutales agresiones norteamericanas, no fueron la presencia de sofisticados recursos materiales 0 técnicos de los que care- cieron hasta el extremo para enfrentar la sobrevivencia, sino su poder espiritual que renov6 superlativamente el coraje y el amor por sf mismos y desde el cual subordinaron las adversidades ex- temnas.°” inglés, Unomdsuno, 24 de julio de 1987; “Urgen leyes que eviten agre- siones al idioma”, Excélsior, 24 de julio de 1987; “Invadirén a México con productos obsoletos y miles de baratijas a costa del idioma espafiol”, Ovaciones, 24 de julio de 1987. 31. Gastén Garcfa Cantu. “Defensa de la cultura”, Excélsior, 29 de junio de 1989. 32. Dentro de otro contexto esa misma fuerza es la que se produce en gran parte de “los verdaderos cientfficos” pues no son los miserables salarios que se perciben los que los incitan a continuar en su disciplinadisima la- bor de biisquedae investigacién, sino la pasion que le dael descubrimien- to a través del conocimiento. Al respecto consultar “Murié a los 87 afios uno de los tiltimos pasterianos de formacién y de espiritu”, Excélsior, 25 de junio de 1989. 115 Asf como durante la colonia la Iglesia feudal fue centro de la reproduccién espiritual de la sociedad mexicana, pues fue desde esta institucién desde donde emanaban los principales va- lores, normas, costumbres, idcologfas, en una idea, la cosmovi- sién fundamental de los individuos de ese perfodo histérico; ahora, debido a las conquistas tecnolégicas que ha alcanzado la industria audiovisual y alos cambios urbanos que ha experimen- tado el receptor, la televisin se ha transformado en el vértice de la cotidiana reproduccién espiritual del hombre de las ciuda- des de finales de siglo Xx. Con el uso cotidiano, bdsicamente mercantilista que se le ha dado a la televisi6n, las clases medias urbanas en 20 afios he- mos pasado de una cultura cat6lica de la celebracién dominical, Ja atracci6n por las figuras religiosas, la practica de ritos litirgi- cos, la creencia en s{mbolos cristianos, etcétera, ala cultura tras- nacional de Superman, La Mujer Maravilla, La Guerra de las Galaxias, Batman y Robin, Walt Disney, El Agente 007, etcéte- ra, Asf, en menos de una gencraci6n se han sembrado masiva- mente cn nuestras conciencias las rafces de lo trasnacional nor- teamericano, al grado de que hoy podemos decir que en el tertitorio mexicano ya nacié la primera generacién de nortea- mericanos. En 1990 esta situaci6n de trasnacionalizacion y norteame- ricanizacién de nuestra conciencia a través de 1a televisién es tal que, por ejemplo, en forma desapercibida experimentamos la vivencia de que cuando conocemos ffsicamente por primera vez alguna calle de las principales ciudades de Estados Unidos como son San Francisco, Las Vegas, California o Nueva York, etcétera, debido a la enorme cantidad de im4genes que durante décadas hemos recibido de estos sitios a través de la television sentimos que ya conocfamos esos lugares sin nunca haber esta- do presentes allf. Sin embargo, cuando nos topamos por prime- ra ocasién con una avenida de ciudades importantes de nuestro pafs como son Tlaxcala, Quintana Roo, Chetumal, Tamaulipas, 33. Sobre el punto ver “La conquista espiritual de México”, Excélsior, 26 de julio de 1989, 34, Expresién de Carlos Monsivais. 116

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