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PROGRAMA INTERUNIVERSITARIO Fermin A. RopRriGuEz de HISTORIA POLITICA Un desierto para la nacién Laescritura del vacio « ETPRNA CADENCIA EDITORA 3, VIDA PRECARIA: FRONTERA u4. Gaventos: Marri Fierso, ot José HERNANDEZ Una literatura para el desicrvo La poesia oral de los gauchos no escapa de la gica que busca volver productivo cualquier euerpo libre de la anura. Sar- miento describe en Viges una suerte de disciplinamiento de la poesia, que asciende de populara culta (de poesia oral de los gauchos a poesia gauchesca,siguiendo los prados de la jerar «quia militar: “El canto del poeta argentino se eleva rudo y barbaresco desde las filas del soldado, hasta depurarse y tomar formas mas cultas en la boca de coroneles, ministeos y gene rales {p. 28). Pero hay voces que desertan, voces que se eseapan a lo largo de lineas de creacién que se abren directamente so bre un campo politico. Son los que no cuentan como sujetos juridicos de la palabra, los que no existen mis que en ¢ acto de contarse, de cantarse, como los que no cuentan. Hay gue escuchar a Sarmiento narrar en el Facundo las corse sas de un cantor para ver cOmo ingresa el campo de lo politico enel campo de la woz del poeta: “Hlabia ya contado lo del rap to de la querida con los trabajos que sufri6, lode la deygracia y la disputa que la motivé; estaba refirendo su encuentro con la 7 partida y las pufialadas que en su defensa dio, cuando el tropel ylosgritos de los soldados leavisaron que esta vex estaba cer- ado” (p. 72). El relato del encuentro con la partida del ejér- ito, a fa hora y en el lugar sefialado por el género, se conti- nia en la aparicién real de los soldados,saltando por encima de la frontera que separa el lenguaje de la cosas. ,De dénde ‘viene esa brusca presencia, esa irrupcién de cnerpos salidos de la nada,a espaldas del cantor? Cuando el cantor dice “sol- dado”;n soldado salta encima suyo, porque sus enunciados ‘no son criaturas representativas 0 reflexivas, sino elementos dinamicos, que engloban una pocencia que no existe por afuera ni es anterior a los enunciados que la expresan. Estan dadas entonces las condiciones de lo que Gilles Deleuze des- cribs como literatura menor: todo en ella es politico, porque cada problema individual se conecta de inmediato con la po- litica y la ley; todo en ella adquiere un valor colectivo, por- que el campo politico ha contaminado cualquier enuncia- do. Pero lo politico, a este nivel, no sole es lo que pasa por a voz y por el cuerpo: también esel arte de inventar salidas alli donde parece no haberlas. La pastida se cierra en forma de herradura sobre el cantor que, sin turbarse, “vuelve el ca- ballo sobre la barranca, le pone el poncho en los ojos, y cla vale las espuclas. Algunos instantes después se veia salir de las profundidades del Parané el caballo... y el cantor toma- do de la cola, volviendo la cola quieramente hacia la escena «que dejaba en la barranca” (p. 72), El cantor encuentra una salida que, por cierto, nunca estd dada: Iaslineas de Fuga son creaciones donde una vida se derrama ms allé del umbral de a que es posible, como exceso y desafio, © Gilles Deleuze Kafka. Por una heratune men, Ménio Es, 1978, 25 lEnure Ia escrituca y fa vor ixsa popular y deligo se mezclan en la vor. del gaucho, En la lengua oral de la culeura poplar y con los cones del corajc, cl gaucho canta sus propias hazattas, que el cSdigo escrito de la justicia traduce como transgresién y violacién dela ley. La cscena nattada por Sarmicnto invierte el eruce de fronteras «que abre Facunda, Alltel intelectual, que se vaa otro lugar acs- crib le dejaba al enemigo,a modo de desafio la doble tarea de tradacis del francés al espaol y de la esericura.a la oralidad ("Oda la raduecitin: WY bien! ~dijeron~ gqué significa esto?” Aqui en cambio la traducci6n corre en sentido inverso el gau- ‘cho saca el cuerpo de la ley, representada por la parti, dejan- cdo su vor como rehén del estilo indirecto del letrado que tra- «duce el frasco y el tono primitivo de la lengua nacional al lengua escrito: estamos en la poesia gauchesca.* Si en Racundo el disciplinamiento del cuerpo del gaucho era el remedio para el mal argentino de la extension, para José Hernander, opositor de Sarmiento, “2 la enfermed/ le stan crrando la cura”. El proyecto de poblacién del de- sierto se sostiene en el uso militar y policial del gaucho en la frontera, apartado de la actividad econémica y productiva que lo aliaba al patron de escancia. La politica de fronteras cde Sarmiento, asada on colonias de inmigrantes,¢s denun- ciada en la vor del gaucho como un negocio de enriqueci- miento basado en la apropiaci6n de tierras ganadas al indio © Laeceasefalalnomeatoenquee! can “le de lanaa dl pa dnl sale de que ples ean estas exes nec y ena ca ex Ii doo crt yen Lao sor de aes) etna Ludi. geno tha, Un nude a pari Bos Aes, Sudamerians, 988 p. 168 °° Joxé Hexen El enacho Mas Fir Lar cade Mari Be en Posada plgo de Argel Rama lec y nos Jorg Bie, Caracas bles Ayacuc, 1972 4142p 242 a9 4 costa del sacrificio del gaucho. Asi conversa un juee de eam patia sobre el avance de la Frontera segiin lo refiere Crvz: Hablaban de hacesse ticos (Con campos en Ia Frontera; De sacarla més ajuera Donde habia campos baldidos Y llevar de los partidos Gente que la defendiera. “Todos se guelven proyetos De coloniasy caries Y trae a plata a miles En los gringos enganchacs, ‘Mienerasal pobre solda0 Lepelan la chaucha jah ils! Pero si siguen las cosas ‘Como van hasta el presente Puede ser que redepente Veamos el campo desiert, Yblanquiando solamente Losgicsos de los que han muerto. (1. 2107-2124, pp. 241-242) El paisaje sarmientino ~colonias, inmigrantes, ferroea- rriles~ es un espejismo que en la vor det gaucho se disuelve. El plan de poblamiento de la lanura de Sarmiento alimen- ta paradéjicamente el desierto ("Puede ser que redepente / Veamos el campo desierfo"), vaciando la lanura de cuer- pos productivos. La politica inmigratoria no se aplica sobre "un espacio vacio que habria que Llenar. Se trata més bien de un desalojo de un espacio poblado de voces, una sustitucién que ‘expulsa al gaucho del espacio de la nacién por venie. Pero el 300 jilan desustitucidn de una mano de obra “nacional” por inane ‘extraijera ests destinada al fracaso porque los inmi= ;vantes no son aptos para el igor de la vida en la pampa ni para ‘l teabajo rural, El gaucho no entiende “por qué el gobierno / ‘nos manda aqui a la frontera / gringada que ni siquiera / se sabe atracar aun pingo” (L 889-892). Por su parte,el reclutamiento forzoso del gatscho,Hevado por la fuerza al uso militar (Fierro) y policial (Cruz), lo aparta ale laalianza econémica eon el patron de estancia, ese paraiso perdido en el. que el gaucho era un aparcero o un peén que “se tanchito tenia / y sus hijos y mujer” (iL, 135-138, p. 196).En sos dias, darados retrospectivamente por la nostalgia, el tra- bajo de la estancia precapitalista la estancia rosistao la del padre de Hudson cra una fiesta: “Aquello no era trabajo,/ inas bien era una juncién” (1. 223-224, p. 198) -la “festa” ‘que Sarmiento no tolera cuando ve en la yerra un desperdicio de fuerzas productivas~. Trabajo era para Sarmiento trabajo agricola especializado y cultivo racionalizado de a tirras no sganadetia y manejo cuférico dela hacienda, Pero “las Leyes y [os ejrcitos‘civilizados' de Sarmiento -sefala Josefina Lud ‘mer-transforman a Jos sujetos en barbatos™". Los gauchos que van al ejétcito no son delincuentes, mas bien salen delin- ccuentes,cmbratecidos y barbarizados por un aparato de cap- ‘ura que retira al gaucho de un circuito de produccién que necesita mano de obra ‘Acotralado por una autoridad que ahora criminaliza al gaucho y lo empuja fuera del campo de la Icy, Fierro huye al desierto, al tertitorio dominado por los indios. Sustrae st ‘cuerpo del campo del uso, sea en el ejército 0 en fa estancia. En el desicrto, donde “no alcanza / a faculta del gobierno” de Sarmiento (1, 2189-2190, p. 244), habra por un lado "> Jona Luce, Elsen gauche ob cp. 213. 301 seguridad (“Alla habra segurida”,1,v.2233,p.245) y por el ‘otro ocio, puesto que “All no hay que trabajay, / vive uno como un seitor" (1. 2245-2246, p. 245). Se trata otra vez,como en Facundo,de un cuerpo escapiin dose del campo de la violencia de Estado. Sarmiento saca el ‘cuerpo y deja a espaldas suyas una letra como soporte mate- tial de una idea, la misma letra que encabeza Facundo, a contraataque literario, En Sarmiento, la ideas son insepara- bles del cuerpo liviano de una letra, impresa en una pagina 6 grabada en una piedra. Los cuerpos se degiiellan, las ideas no, zY las palabras? Porque las ideas son, antes que nada, pa labras escritas. Sarmiento se lleva consigo a Chile las pala- bras en francés que dej6 grabadas sobre la piedra de los bios del Zonda y que se repiten en la primera pagina del Facundo, desdobladas por la traduccién. De la piedra al libro, de la Argentina a Chile, as palabras cruzan [a frontera, Pero la ‘voz del gaucho no resiste el paso. Al cruvar la Frontera, Fie- roel cantor, ompe la guitarra y entra al desiertosilencioso, con fa vor. quebrada: En este puncoel cantor buses un porrén ps consucto, echo un txago como vn ciel, dando fina su argumento y deun golpeal istrumento Io hizoastillas contra el suelo (11.2269-2274, 243) La vor del gaucho se queda en la frontera,en manos de un nnatrador que por primera ver.en el texto toma la palabra en teroera persona para denunciar lo que el gobierno hace com Tos gauchos, El gaucho sale del espacio oral y se va al desierto enmudecido, privado hasta de su vor. Esen ese momento que el letrado fo releva: sin Ta letra como aparato disciplinatio de torializacign de kt vor, ta historia onal del gaucho se nel espacio tragada por el desiert Jn queese jucga en la gauchesca es la captura de una vor por parte de wna poesia cserita que, literalmente, soma Ia pa labra del gaucho segin un uso disciplinario de cuerpos en. Iga, fijados por la Letra y las convenciones formales de un gé= nero que es la scpuleuza de la cultura oral. Pero se trata menos cdeuna forma aplicada a una materia que de un encuentro en- tre un doble flujo de escrivura y voz queeel género enlaza, Atra- vesado por la letra de una ley y una politica diferenciales,el gaucho se transforma en ilegal y delincuente.™ Vida animal ‘Asi como los intclectuales romanticos leyeron el paisaje a era- vvés de la mirada extranjera tomada de Ta literatura de viajes, la clase terrateniente construy6 con fa mirada y la vor del gaucho un dispositivo de enunciacién apuntado hacia la lu- cha politica. Desde el limite de la ley, con el desierto a sus cespaldas, el Marefn Fierro exige en la vor del gaucho una re- forma del sistema de reclutamiento de tropas de Frontera que abandone el uso del servicio forzoso en la Guardia Nacional a favor del enganche de voluntarios a sueldo. “Si el gobierno ‘quiere gente ~resume Picardia en La vuelta que la pague y se acabo" (, 3707-3708, p. 348). Desde esta perspectiva, el in 1865,el escad de Bustos Airs, bol gobiern de Valentin Aly sina promilg so priner Cigo Rural o"ey de vaganca™ Eig probe penetra en toda peopiedad privada; regula la marca de ls hacienda; exige et cit del gana en um lug Bie, condens la caza decoalquer anal sl- ‘ajescastiga el steric deun animal Los articlos 289 y 292 condenan a todo paulo no popstar "sin damicili oye meds conocido de sub- sSnencia"al servicio de onters 308 sector de los hacendados, privado de mano de obra, se percibe Yyse presenta asi mismo tan vietima de los abusos de autori dad como el gaucho. Ser entonces en la voz del gauicho que las clases propietarias pronuncian su reclamo, segin esa fic- cién de oralidad que define el género y que, tanto ayer como hoy, reaparece cada vez que los patrones rurales eratan de im- poner sus intereses. La presion reclutadora aplicada arbiera- iamente sobre las masas campesinas y no sobre los pobladores dela ciudad consume improductivamente la escasa fuerza de trabajo que o bien se disipa en el servicio de fronteras 0 bien se fuga hacia el desieto, donde no hay que srabajar. La cam- patia se convierte en un desier‘o juridico, un espacio andmico sobre el que los derechos constivucionales del habitante de ‘campo se encuentran suspendidos."* En la vou del otto, Hernandez pide poner un limite los abusos de autotidad que drenan la campafia de recursos hu- ‘manos, Pero en sus articulos periodisticos, hablando con sa propia vor, Hernandez distingue el profctariado raral, impe- dido de trabajar, de una “poblacién aventurera" sin domicitio ni lazos familiares fijos, que se resiste al uso ~exa “tercera en- tidad” de la que hablaba Sarmiento, que vive de separarse y de saltar por encima de cualquier alianza-." Estando disponi ble esa “clase vagabunda, que no tiene hogar ni protesidn, y que importa de otto modo una amenaza permanente contra ‘© “Miers hbitane del chodad ~demuncia Jost Herdndezen Ed io dele Pata- no slo obliga prestarservicio...en fa guasdia nacional. el babirante dea campata esti expuesto aque se coavieta por fuera em guardién dels fonts. acigndose aide unanembro stil de fasted, Un agente de desrden y de inestabiidad” fe José Hermie, "La regencese in dea campasa’..en cb. cit pp 387-359, "© lis José ern, "La gran dfcultad” Ri def lata dese. Semnde 890 Halprin Dani roy enc. 353 56 304 p- 155), no evel paisano tvabajae alor, que Zy sus hijos y mujer’sel quede- b iscema de defensa de fronteras (1,1, 135 136, p. 196}, Para Hernnder, el reclutamiento forzoso de ssa fuerza heterogénea y turbulenta no comporta la viola- cin de ningiin derecho, “porque ella misma ha renunciado, por sus propios gustos ¢ instintos, al domicilio y a la socie dad, y como ha dicho un ilustrado escritor,en disponerlos asi no habria condena” {p. 356). Muerto civilmente, privado de su humanidad juridica, el gaucho némada es entonces quel sujeto al quel estado excluye por medio de la inclu- si6n en el servicio de frontera, El fortin prepara lo que se consuma en el desierto: la animalizacién del gaucho, expulsado al campo de la nuda vvida, fa vida que no vale la pena ser vivida. “Siempre has de ser un animal” [1, L748, p. 240], le dice el Mayor a Fierro cuando este le reclama su paga. Cruz, por su parte, que an- duvo entre los cardales escapandose de la ley “como bicho sin guarida”, define la vida del gaucho perseguido “como vida de animales” (1,1. 1912-1915, p. 237), Despojado de todo, de mujer, de sus hijos,de vivienda, de tropilla, de ves- esa silenciosamente en un campo de cLorden social y pulities” ‘su ranchito te alimentar el timentas, Fierro i ‘voces desarticuladas por el género. Yacen el desierto, como ocurria en La cautiva, la animali- zacion del otro es general. El territorio de la barbarie es un campo de convulsiones presignificantes. Bramidos, grufidos, ronquidos,son el afuera del canto y de la voz articulada, El pparlamento de los salvajes, que se preparan para invadir, se [presenta como “un baile de fieras” (1. 289,p, 267), “una mez- ccolanza de potros,indios y lanzas, {con alarides que aterran” (1,1. 286-288, p.267). La vor del indio forma parte de un flu- jp indiferenciado de materia heterogénea, donde los limites entre lo animal y lo humano estin borrados, Mas que meti- fora de la barbarie, lo animal est dircetamente conectado con 305 el salvaje que, como el Viejo Vizcacha, extrac su nombre pro- pio del campo semantic del animal: “Hasta los nombres «que tienen /'Son de animales y ficras” (1, |, §93-594, p.274). La no-voz del salvaje es una vor no individuada, que resue- na en el cuerpo colectivo de la tribu: “Guinea! gritaba cualquicra,/y toda la fila entera /"Giines‘Gitincdrepetia” {11,1,304-306, p.267). ‘Cuando Fierro y Cruz son interrogados por los indios, la ‘voz malkiple de la tribu traduce las respuestas,quc se pierden cn la multiplicidad del ruido de la eurba: A cada respuesta nuesera no hace una esclamacin, Y huegoen continuacin Aquells indiosFroces, Cientosy cientos de voces, Repiten al mesma son Yaquella voz de uno solo, ‘Que empieza por un gruviido, Lega hasta ser alarido De toda Ia muchesumbre, Yanséalguieren la costumbre De pegar esos bramidos (u, 1 319-330) La cadena pregunta-respuesta-exclamacién de uno-cien- tos de voces funciona como una especie de traduccién por la {que la vor del gaucho se disuelve en la vor miltiple de lati bu. Se trata de una desterritorializacin dela voz del gaucho «qucyen fuga de la letra escrica, resulta presa de un movimicn- 10 que la descodifica, Irse al desierto es volverse animal, arrastrado por un devenir que, pasando por el indio,expulsa al gaucho del campo de lo humano, En este sentido, la hora de extracr tiempo y trabajo de los cuerpos, no hay alianza posible con ef indie, Su barbavie es irreductible; su diferen- «ia no es domestivable. Por el contrario, el gaucho vago e in domito, que en La Ida no perdia ocasién de emborracharse y pelear, habla ahora desde la perspectiva de la vuelta al pac to civilizatorio, rehumanizado por el rescate de la cautiva. Fierro vuelve del desierto después de haber matadoa un in- dio sin por ello cometer asesinato, en tanto se trata de una violencia legitima eercida sobre una vida desnuda y despo- jada de todo valor Lacescena del duelo en el desiesto es la més violenta del texto: Fierro pelea y mata aun indio que despues de haber eas tigado brutalmentea una cautiva, le ata las manos con las tri- ‘pas del hijo que acaba de degollar. El duelo con el indio,a di ferencia del duclo con el moreno, eae de vuelta 2 Fierto ala civilizacién. Se trata de la muerte de un enemigo (el infiel, dentro del pacto jusidico que funda el adentro de la nacién. EI gaucho que ha aprendido la leccién vuelve del campo del ‘otro a trabajar y a dar consejos con la voz. emplada por laci- vilizacién, Onision La huida de Fierro y de Cruzal desierto introduce una laguna cen esa narracion que se detiene al horde del desierto, cuando Fierzo rompe la guitarra, Se trata de un tiempo vacio de accio nes, durante el cual Fierro es un espectador mudo de fa bar- brie. Pero antes de quebrarse al borde del desieto, hay algo ‘queen la vor del cantor esta omitido: los datos del paisa. En cfecto,a diferencia dé fas literaturas del espacio que venimos Cf Erunuiel Mactnez Esteada, Macey nansiquecidn del Matin Fert, ss Aes, Randa de Cara Econdmiea, 1958p. 173, 307 recorriendo, Martin Fiero no abunda en descripciones de la anara ni de los habitos de sus habitantes. El hecho de que en | Martin Ferro “no intwienas los hechos, sino al paisano Mat- tin Fierro contindolos" -tal como observa Borges en “La poe- sia gauchesca’"*- retiraal texto del campo de la representa- ‘i6n (la relaci6n entre un signo y su referente) para instalarlo en el de la fceidn (la relacion entre el decir y lo dicho). Por «so en el texto no hay descripeiones de Ia pampa ni enume- racién de coscumbres, “Dijérase que todo ha sido eliminado cuidadosamente, con ef mismo cuidado que los otros poetas ponian en enumerar’ seiala Ezequiel Martinez Estrada (p. 271) AA diferencia del acopio de la roralidad de la pampa que inten- tan textos como Santas Vega, de Hilario Ascasubi, rara vez el texto de Hernandez se detiene a describir. Elespacio desaparece, porque el problema son las voces y Jos cuerpos en su relieve. El procedimiento de Hernandez de prestarle la palabra al gaucho permite la atenuacion del color local, Hernandez, segiin Borges, “no specifica dia y noche, el pelo de los caballos: afectacién que en nuestra literatura de {ganaderos tiene correlacién con la britanica de especificar los aparejos, los derroteros y Jas maniobras, en su literatura del ‘mar, pampa de los ingleses”(p. 182). A fuerza de omisiones y alusiones, el texto va extendiendo silenciosamente un presu. puesto espacial que gravita sobre lo dicho, desplegindose en las inmediaciones de palabras como “papa, “Ilamura”o “de- sierto” ~cuya sola mencién, escribe Borges en El ramatio de mi esperanza, “basta para ensanchar cualquier verso"~. No es ca- sual que “las cosas de estancia” sobre las que Fierro convida a ‘cantar al moreno caigan dentro del campo de la adivinanza {11.1 4372, p. 365). Lo conereto del trabajo no es nombeado sino aludido por un desafio que tiene la forma de un acertijo Jonge Lis Bors, "La poe ghee" OB compen bcp 182, 308 «qué trabajos de campo se evan a exbo en Jos meses con ere wuesta el moreno ignora!"* ‘necesaria entonces “la sabiduria ce los lugares, los caminos, las hierbas, los cielos, azares, Los vientos” para la comprensién del poema? Martinez Estrada confia en que “las notas del ambiente, del clima, del paraje, del hablar y del ca llar estin ya fijadas en el lector por anticipado, como elemen- tos ce sus relcos condicionados de experiencia... ¥ entonces noes menester que cl Autor los describa: ya estén en las vi- vvencias del lector” (p. 332). En Bvarsto Carriego, Borges tam- bién presupone una dimension geol6gica de la significacién descontando que las imagenes borrosas “de campo de a caba- Ilo" ocupan “el fondo de toda conciencia argentina’.*” Pero esa “conciencia argentina” poblada de jnetes, sa base de percepciones compartidas “Bjadas en el lector pot antici- pado” gracias al contacto directo con las cosas de campo, es ‘el fundamento de la literatura nacional? ;O es fa literatura fa que funda el falso recuerdo de lugares en fos que nunca es ‘tuvimos y de experiencias que munca vivimos pero que recor Che David Vidas, Ia ecto fomera, Beno Aires Siglo xx 1983,p. 150. 7 Che Romain Gaignatd, Le Pampa arnting ob citp 212 su nattativa a la dispersion de acontecimientos locales que im- piden una represenitacién lineal del medio siglo de guerras contra el indio, Para ello, Zeballos planta narrativamente un tronco politico ~Ia Dinastia de los Piedra {cur piedra)— que se amiica por el desierto hasta que un curd blanco, Roca, lo- gre derribarlo, La autoridad de Calfucura se representa como tna estructura jerdrquiea, arborescente, montada sobre la mentira y la trampa. Novelescamente, Zeballos centraliza en Ia figura de un Calfucuré maquiavélico y codicioso las micro- ddererminaciones de la politica indigena, reduciendo la mara- fia de linajes y alianzas locales las dererminaciones de una voluntad omnisciente. Pero la larga duracién que le atribuye Zeballos a los planes de Calfucurs, desenvolvigndose por dé- ‘cadas, no figuraba entre las categorias de fos pampas, que, re- cuerda Villa," se manejaban coyunturalmente “por estacio ‘cs, pariciones 0 cosechas”, mientras que el cristiano Io hace por “décadas o lustros” segiin una larga duraci6n que tiene la ‘medida de la novela como género, Heches ocurridos simultaneamente a inmensas distancias| por ejemplo, varias tribus pidiendo al mismo tiempo la paz~ son una prueba para Zeballos de un “plan soberano de explo- caral Gobierno de Buenos Aires por medio de sus tenientes” (p.79), El Calfucura de Zeballos ocupa el centro de una red cde mensajes que espias, intérpretes, secretarios y mensajeros su servicio cxtienden sobre el desierto, conectando la dis- peesin de las eibus aisladas a los toldos de Salinas Grandes, sede del gobierno barbaro, Sobre esa masa de escritos, redac- tados por amanenses cqutivos como Santiago Avendaiio o el francés Guinnard, Zeballos funda fa “rigurosa exactitud his- 16rica” de un libro que busca legitimarse por medio de un pprocedimicnto que tiene la edad de la novela: el hallazgo de 5 Ci Dav Vas, nor 0b. it, p 102 as tun manuscrito(p.29).Zeballos asegura que en 1879, entre los ‘médanos de Salinas Grandes, encontré los archivos de la can- cilleria de Calfacura, “un curiosisimo manuserito de 150 ho- jas de oficio” que los indios escondieron antes de huir del ejé- cito invasor. El archivo, que le prestaa la barbarie un cuerpo burocritico, contenia “las comunicaciones cambiadas de po- tencia a potencia entre el gobierno argentino ¥ los caciques araucanos, [as cartas de fs jefes de frontera, las cartas de co- ‘merciantes que ocultamente servian a fos vandalos, las listas de las tribus indigenas y sus jefes, dependientes del cacicazgo de Salinas, os sellos gubernativos grabados en metal las prue- bas de la complicidad de los salvajes en las guerras civiles de la Repablica a favor o en contra alternativamente de los par- tidos; yen medio de tan curiosos materiales no faltaba un diccionario de la lengua castellana, del que se servian los in-

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