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Be eka SCE Mek RESINS a ‘Tule ovgnt The Ataking 0! Modeen Colombia A Nation in Spite of healt Puyicada por Planeta Colombiana Edo S.A..en marzo de 1996 1811998 The Fegan ol the Univers of Caloria Pubcado on acuerdo con Ia diol |2 Unvorsidad de Calon ® 1994 David Busine 1004 EdtoralPianota Colombiana SA, Calle 73a 7.60, Bogota, D.C. otonbla: www: eiorilpnta com.c0 ‘Yenezvota:wows.ediorniglaaata.com ve Ecuador: wir edtorlpenata.com.ec Foloprtin do fa cubits: Le balata de Boyne de 980 Mara Espinosa, coresia de la Qulta ue Balla Prana est en Colveeién Bookat septembre da 2003 Sogunda euicisn un Colocign Bookat tenreo de 2004 Tercera edcin en Coleccian Booket: mayo de 2006 1SBN: 958-42.0749.0, Impesién y encuadennacién: Carrapice S.A linpreso en Coloma - Printed in Cooma Ningunapaite de esta pubteasin,incigo #8 distin doa cutie. paca se remrodvcida, inacenags orensnitda en manera signa spar eingin medio, ya sea elético, quinico. mmectnio, dic, do grabaclén oe otoconia, ‘sh neimica pravio de eit, Blogratia David Bushnell, conocido como el decano de los colombianislas norteamericanos, obluvo su Ph. D. en 1951 ena Universidad de Harvard y desde entonoes ha ocupado destacados cargos en el mundo académico de su pais, Desde 1970 es miembro correspondiente extranjero de la Academia Colombiana de Historia. Entre 1984 y 1991 fue editor de la /vfspanie American Historical Review. Ena actualidad es profesor emérito de Historia en la Universidad de Florida. Entre sus libros mas importantes tiguran &/ régimen de Santander en fa Gran Colombia (1996), Eduardo Santos y la politica del buen vecino (1984) y El nacimiento de los paises Jatincamericanos (1989). Ha sido colaborador de publicaciones como Current History, Journal of inter- Atnerican Stuaies, Revista de Estudios Colombianos y Credencial Historia. CAPITULO 6 LA REGENERACION Y SU SECUELA: UNA REACCION POSITIVISTA Y CONSERVADORA (1885 El periodo del predom len Coonta eg esfing In penlimi des a d : a poblncign abrimdoramente callie, hien- tras el federalisiio tanto resultado como’ ciiisa dé Ta lamentable la oposicién liberal corno una disidencia conservadora atsca- as politicas monetarius del gobiemo de la Reyeneracién, ar silaride in evidente alejamiento de la oriodoxia teérien yuna taza a las posibilidades de erédito internacional para el pats (que echo no eran nosablemente alias). Ademds, estas précticas ‘mamentales incomodaron a algunos individos, puesto que. os ios tendfan, como es normal, a aumentar menos que los precios y sreedores no querian acepiar dinero deprecindo como pago de las 4s.Al mismo tiempo, al eausar un descenso en el valor del peso en {én on las monedas extranjras, la inflacién doméstica—bastamle srada por cierto— determiné que los precios de las importaciones itaran, cosa que provocs Ia ira de los importadores pero a la ve ifort6 a los artesanos focales. Por otra parte, el proceso de depre- 5m de la moneda nacional tendia a mejorar Ia posicién compe- de las exportaciones colombianas en el mercado mundial y, de ‘Ho con In tesis de algunos estudiosos, contribuyd a aumentar emente las ventas de café, producto que se habia consolidado a veza de las expartaciones. Las evidencins en este sentido no son snyentes, sin embargo®s ademiis, Colombia no aleanzs su liderazgo spués de Brasil—en'el mercado mudial ce! café en este perfodo, 2m Tn segunda décadla del siglo siguiente Como.nna consecuencia fiscal de la centralizacién politica, ‘bierno nacional recuper6 el contro! sobre algunos de los in~ que anteriormente recandaban,Jos.estados. También 3s impuestos, entre ellos el de exportacién de café, ammargamente ‘868° sér‘un supuesto tropiezo en Ia integraciéa de Colombia ‘mercados mundiales. El tributo referido fue institwido. solo. és de la muerte de Niiiex! pero éste estaba tan empeiiado como, olaboradores en generar nuevos ingresos, ponque_vefa la necest fe aumentar la participacién del gobierno como promotor de ferocarriles y obras pilblicas, con el fin de remediar fa penosa Inisifigieheia de a infracsinictura econdmica del pats, Sin embargo, el muevo régimen nunca pudo generar recursos suficientes para alean- zar verdaderos avances en este sentido, Un pequeiiy logro fue. la terminacién del primer ferrocartl que Hegabit hasta BogotA: pero éste solamente se extendia 40 kilmetios a lo Jargo de la Sabana, uiniendo a. Ta capital con Facatativg. £1 equipo para la constvucci6n, incluidos Bogota desde el ro Magdalena, por un camino primitivo, Otras Hines férreas que. se hab‘an iniciado antes avanzaron también y ta Linea de Ciieuta al.Zulia, porzejemplo, se termin6 en, 1888, Pero la Compania francesa encargada de! Canal de Panam entr6 en bancarrora en 1889 sin haber concluido siquiera la mitad de la obra. En fin, aparte de la politica monetaria y a pesar del compromiso de Neiiex. de hacer del Estado un ente mas activo, no hubo un verdadero rompimiento _¢isonémico con la precedente era liberal. Tanto las condiciones, del {mercado mondial eome las caaciesitins bions dela toposrfla 4$ tos eearss Fisica colombianoscontinsaion determinando la evolo- > ci6n de Ia produeciny del comereo, en miteho mayer gra de fo aque gobierno hiciera 0 dejam de haces Si bien hubs. un Jimitado propreso en. ta, modernizacisi’ det, comodi fades y pueblos mas importantes, generaimente eoma iiltado de ta iniciativa privads, aunque con el stimula de las autoridades locales. Los eambios eran apreciables sobre todo en Bogo- is, donde i unos seis ai sistema bésico de transporte, empevaron a aparecer alg “dades'cn las 6 8 después se instal6 ef alumbrado eléetrico (para com- pléiicntar el de gas, uilizado desde hacia algiin tiempo). Durante ef rmistno perfodo, una compaiifaprivada contratada por la maunicipatidad constry6 un moderno acueducto de tuberia metélica, el cual remplazé al ya muy deteriorado sisterna colonial, que proveia el liquido tini- camente a las fuentes comunaies ya unos pocos edificios pablicas y privados. Estas y otras innovaciones similares, no obstante, beneficia- ban principalmente a los despachos oficiales del centro de la ciudad y ‘alas viviendas de la clase alta, también en cl centro. La gran mayorfa de bogotanos continunban sacando agua de acequins o de tas fuentes les ¥ Tocomotoras desarmadas, habia arribado con gran dificultad a % merog teigfonos empeziron.a funcioriaren, 1884, y - icas; con seguridad carecfan de servicio telefénico y tampoco fan a las carreras de caballos, abiertas para entretenimiento de tas sen 1894, En efecto, el «progreson de este tipo sirvié para ampliar ferencias sociales que, a pesar de haber existdo siempre, no eran svidentes cuando los més ricos llevaban un estito de vida que, por de altomativas, era relativamente sencilio. No seria justo cuipar a las politicas de (a Regeneracion de ta iente desigualdad social, y, en efecto, ésta no era primordial para voceros dela oposici6n. Ei Partido Liberal, en especial, estaba: hho mas preocupado por los excesos politicos, que en realidad / ‘rieron, independientemente cle. que Niiiez fuera et responsable. que fue Presidente titular hasta su muerte en 1894, Nijaez pasaba yor parte del tiempo en sx nativa Cartagena, y alguien se encarga~ el gobierno en Bogoté. Hacia el final de la vida de Néhez, ese jen era Miguel Antonio Caro, quien como Vicepresidente fue sign ef sucesor del mandatario para Ia tenminacién del perfodo itencial de 1892-1893. En todo caso, estos fueron aft de continua 2si6n desde el punto de vista de los liberales, a quienes se neg6 ‘mente la posibilidad de ocupar cargos ejecutivos de cualquier nivel; roliticos de la oposicién estuvieron en este lapso més excluidos los conservadores durante tos afios de 1863 a 1885, pues éstos al 95 tenian la oportunidad de controlar aigunos estados bajo gimen federal. De ignal manera, los liberales se quejaban de que 2 les habta permitide cl acceso a que tenian derecho en el Congreso onal, las asambieas departamentales y los concejos municipal. & 1896 y 1904, fos liberales solamente pudieron elegirados miem- Els Cainata de Representantes,y a pesar'de que sin dada su do disfrutaba s616 de un apoyo imifGritario a eseila ‘nacional, fan podido ganar en muchos distrités electorates sila eleccién se era Tlevado a cabo en condiciones justas. Varios liberales fueron ados af exitio y silenciados algunos perisdicos de Ia oposici6a, 1 un patrén que consistta mis en medidas enérgicas intermiten- ue en acoso sistemitico. Los liberales no fueron los Snicos objetives de la represiGn nite otras vietimas aparectan los artesanos de Bogoti, que se habfan beneficiad del alza de aranceles de Nuhe2 pero se vefan muy afcciados por el continuo avimento de'los precios. En enero de 1893, los atésanos se lanzaron a ta calle masivamente en seiial de proted- {& Gontea un periddico oficialista que pon‘a en duda su conducta moral; entre euarenta y cuarenta y cinco personas murieron en esta ‘manifestacidn, remota precursora del bogoraza de 1948, Como con- secuencia, In actividad politica de fos artesanos se vio restiingida y algunos de ellos fueron sometidos « estricta vigilaneia por la fuerza policiva de la capital, la cual estaba en proceso de profesionali- zatse bajo la direccin de un experto téenico francés’, Las quejas del Partido Liberal, aun asf, representaban la mayor amenaza para la estabilidad politica. Las. imputaciones liberales de Ia Regeneracién como dictadura absoluta eran definitivamente exageradas, pero Ja situceién era lo suficientemente mala como para inctar a los iberales, en més de una ocasi6n, a ta rcbelién armada, en la cual invariable- mente eran derrotados. Una de estas rebeliones fue un corto levan- tamiento liberal en 1895, Mucho més seria fue la Guerra de tos Mil Dias, entre 1899 y 1902. CALAMIDADES GEMELAS: LA GUERRA DE LOS MIL DIAS ¥ LA PERDIDA DE PANAMA Rafael Nitiez habfa insistido en que su Regeneracién era Ja alternativa a 1a catistrofe nacional, pero la ejecueién de sus progra- ‘mas no previno, sino que hasta cierto punto incit6 a dos caléstrofes separadas' que golpearon a Colombia durante el cambio de siglo: la ‘mas sangrienta de sus guerras civiles y cl desmembramicnto de su territorio. La primera de estas calamidades sobrevino inmediatamente después de otras eleceiones muy disputadas, en las cuales, segtin fos erales, la saliente,administracién Caro habia irapuesto arbitear riente como Presidente al candidato de su predileccién, pisoteando Jos derechos de los fiberales y los conservadores disidentes. Pucsto que el elegido por la administracion era Manue! A. Sanclemente, ‘mayor de ochenta afios ya muy debilitado, los liberales supusieron que Caro pretendia gobernar tras bambalinas y que por lo tanto era poco probable que la situacidn politica mejorase realmente, Es posible argumentar que el estallido de la Guerra de tos Mil n parte —como lo ha fue provocado igualmente, al menos p lo igualment snido con mucha insistencin el historiador Charles Bergqu asa de una nueva ronda de la crisis econémica, La depresién de rroductos de exportncién, nsociuda con fa desaparicién de Ix an- F hegemonfa liberal, habia dado paso al aumento de las ex- tciones de café en los primeros afios de Ia Regeneracién; pero el to incremento de la produccién, en Colombia y en otros paises uctores del grano, llevé a una abrupta cafda de los precios nacionales en la segunda mitad de la década de 1890. Bt impacto lescenso en Colombia se agrav6, segtin los crticos del gobierno, las politicas econémicas oficiales, Al respecto, tales personajes «a en mente no s6lo el supuesto mal manejo monetaro, sino tam- ia imposieién de obligaciones fiscales a las exportaciones de cen 1895. Bs dificil precisur cu‘inta verdad habia en las acusa- ¢, pero el apuro econdmico del pais intensified al menos ta icin al régimen por parte de los fiberales y los eonservadores lentes; Ia mayor‘a de estos fitimos tenfa sa plaza fuerte en Antio- tuna importante regién cafetera. Los disidentes, que tomaron el bre de Histéricos, o Conservadores Hist6ricos, en oposicién a los ionalistas de Caro, herederos directos de Niiiex y su Pastido ional, nunca se aliaron formalmente con los liberales, pero sv reanto estimul6 a estos iltimos y necesariamente debilité al emo de Bogoté. De esta manera, pocos fueron los sorprendidos do, a finales de 1899, militantes liberales desencadenaron €] ‘0 conflicto civil, que duraria aproximadamente tres affos y con lia, indirectamente, a la pérdida de Panama, Dentro del Partido -al habfa.una faceién que preve'a, sino la pérdida de Panamé, al 08 algunos de los tervibles efectos que sin dda traerfa Ja guerra, Ins frustraciones de esa colectivided ya eran demasiado inso- ables como para detenerse a contemporizat Los liberales suftieron gran desilusién al descubrir que tos, -ervadotes histéricos, euando Ia suerte estuvo echada, se aliaron sus correligionarios rivales y respaldaron al gobiemo en lugar de lar y apoyar al otro partido, En ese sentido, su comportamiento aduofa el de los liberates independientes, que de la misma manera hhabfan frastrado a los rebeldes conservadores de 1876. Sin embargo, Jos liberates lograron casi inmeditatamente poner en accisn un ejército y wna flotilla en el rio Magdalena. La flota del rio fue desta efpi- damente por las fterzas dei gobierno, pero la ortuna se mostrs Voluble en los combates terrestras, que tuvieron lugar prineipalmente en la parte oriental del departamento de Santander, plaza Faerte de los liberates radicales durante ta era federal A Ia derrota liberal ocurrida en Bucaramanga, et 13 de no viembre de 1899, siguié una victoria decisiva, cuando las fuerzas «encabezadas por los gencrales Rafael Usibe Uribe y Benjamin Herren aplastaron @ un importante ejército del gobierno en la batalla de Peralonso. Los liberaies no complementaron su victoria con una persecucién del enemige hasta Bogoti, como bien hubieran podido imentarlo, En cambio, adoimecidos por la excesiva eon victoria, perdieron tiempo esperando concesiones gubernaménta- les que nunca IYegaron. Lo que si lleg6 fue un definitivo triunfo.con- servadoren a batalla de Palonegro, librada entree! I! y el 26 de mayo «de 1900, Durante dos semanas de combate permanente, los dos ejércitns, que juntos sumaban 25.000 hombres, suftieron mis de 4.000 bajas, siendo los liberates los més afectados. El hedor de tantos cuerpos de hombres y animales en descomposicién en el campo de batalla era insoportable. Los médicos y las enfermeras, especialmente del lado revolucionario, fueron incapaces de curar a los inmumerables'her- dos, muchos de tos cuales fueron abandonndos a su suerte y murieron en medio de atroces dolores; la contaminacién de las fuentes de agua complements fos estrazos de las enfermedades, que fueron més ltales {que Tos disparos. AI fnal, os liberals no solamente perdieron ta batalla sino iguelmente grandes cantidades de armas y equipos imposibles de remplazar, y un fmpetu que nunca recuperaron Después de Palonegro, tos liberales no pudieron ibrar botailas convencionates, excepto en Panama e intermitentemente en ia costa, y fueron reducidos a una irregular guerra de guerrilla, en lu van es- peranca de desgastar al gobiemo. Esta varicdad de actividad guerre- ra predomind en Ia regién del alto Magdalena y en las vertientes cercanas, al oeste y al sur de Bogota, dren donde la colonizacién se ba extendiendo répidamente debido a auge de la produccién tera, y donde la prescncia de las instituciones tvadicionales era ivamente d&bil. En corto tiempo, le guerra de guerrillas resol axa por estallides de bratatidad y bandidaje por parte de ambos miles de clase eendientes, hasta el punio de que los alarmados lib —que ejercian poco control real sobre los banclos nominalmente ados a su partide— se tomaron més y més partidarios de una cin negociada de la guerra civil. Las posibilidades para tal-negociacién habfan parecido fa- ibles durante un breve perfodo, hacia finales de 1900, después de los conservadores histéricos promovieran un goipe que depuso iejo y achacoso Presidente Sanclemente en favor de su Vicepre~ nto, José Manuel Maroquin, ligeremente ms joven. Una vez en oder, sin embargo, Marroquin se mosiré igualmente intransigente, guerra llegé a su fin solamente a fines de 1902. El agotamiento :tuto contribuyé a la conclusién del episodio. El némero estimado ‘ajas por causa del conflicto se eleva a fa impresionante cifra de mil, que en una poblacién total de alrededor de cuatro millones Vale-al 2.5% de los colombianos (y nataralmente, a una proporeién hho mas alta de hombres adultos). Esta.es una estadistica que se te de texto en texto, sin que nadie sepa de dénds provino, y pro- ‘emente sca demasiado alta. De todas maneras, el derramamien- sangre fue enorme y acentué las exigencias de paz; los costos iGmicos de ta guerra tuvieron el mismo efecto. No solamente se mampieron intermitentemente a produccin y el comercio en gran 2 del territorio nacional, sino que también tanto liberales como servadores tuvieron que pagar por el desastre, Los liberales desem- pues et gobierno los golpe6 con la imposicién de prés- 38 punitivos; sin embargo, los seguidores del régimen no pudieron ar cargar con parte de la responsabilidad, aron Sin duda, nadie pudo escapar al efecto de la incontrolable tsign que results del uso cada vez més frecuente de la imprenta parte del gobierno para cubrir sus gastos militares y de otto tipo ana ocasi6n en que se acabé el papel apropiado en las imprentas les, se eché mario de un papel preparado para eavoltura de chocolates, y en los billetes recién impresos se podta incluso distin- wir ef logotipo de Ja fabrica®. El valor del délar en moneda colom- biana, que al inicio de Ia guerra era aproximadamente de cnatro pesos, subi hasta cien pesos ul finalizar el conflicto, en noviembre de 1902" Pero aun con ef recurso de un papel moneda sin respaldo, el gobierno ca objeto de tantas presiones, que, para citar un solo ejemplo, ya no poiifa mantener las tres colonias de leprosos del pas, cuyos pacientes qurdaron las calles y carreteras, abandonados a su suerte. Otro incentive para la paz fue el estado critico de Tas ne- gociaciones con los Estados Unidos en torno a la concesién para conistruirn canal ue cruzarael isimo de Panama, Bi hecho de que ese departamento fuera uno de los escenarios principales de la etapa final de la guerra era algo més que inconveniente, aunque no afects en realidad el trdnsito; cl gobierno de Bogotd no pido sino estarde acuerdo Con que las fucrzas estadounidenses entraran a resguardar fa rata, ¥ de hecho su presencia protegié Jas ciudades de Panamé y Colén, puntos textsemos del trayecto, de suerte que éstas no cayeron en manos de los revolucionarios. 1.a incapacidad det gobierno pata prestar cuidadosa atencién a fas negociaciones del canal mientras el pats era desgarrado por la guerra civil fue atin mis grave, y esto sin mencionar ef debi- litamiento de la capucidad negociadora de Colombia con respecte a os atractivos de Ia posible construccién del canal en Nicaragua. Opor- tunamente, el acuerdo que puso fin ala guerra fue el Hamado Tratado del Wisconsin, firmado en noviembre de 1902 a bordo del navio esta- dounidense de ese nombre estacionado frente a la costa panameia Al igual que cl tratado de paz preliminar suscrito un mes antes por las fuerzas liberates en la rogi6n de la costa caribeia, este tratado oftecia sgarantfas de proteccién personal para los ex revolucionarios, pero ninguna promesa explfcita de reformas politicas. Bl recurso liberal a la violencia para lograr sus objetivos habia resultado, una vez mis, contraproducente. El desastroso desenlace del asunto del canal llegé un ato inds tarde, con la exitosa separacién de Panama, aungue las raices hist6ricas de la seccsién se extienden hasta el momento en que Pana- ‘mé entré a formar parte de Colombia, o mAs precisamente de la Nueva Granada colonial. Como ya se anots en un capitulo precedente, las reiaciones se iniciaron pobremente porque las autoridades es, las pasaron a Panamd de ta jurisdiccién permana a la neogranadina Cen el preciso instante en que el istmo iniciaba un periodo de dificil reajusle econdmico. Después de la Independencia, los fideres pana- ‘mefios consideraban que las normas aduaneras y los disturbios civiles de Colombia eran factores que inhibian fo que ellos consideraban 1a Funci6n natural del istmo: sesvir como emporio mundial det comercio libre. Mis de una vez Panama declar6, al menos temporalmente, su {independencin de Bogot. Siempre volvié al rebatio, pero politicamente favorecta el federalismo como medio para maximizar su autonomfa regional; y en este sentido el ultsacentralismo del perfodo de la Re~ generacién fue un violento revés para Ins aspiraciones panamefia, Entre las quejas de los panamefios, era importante la que resultaba que, a través de: los impuestos gencrads por el trénsito, las ccuotas pagadas por la Compafia del Forrocarril de Panama y otras ‘uentes especiales de ingresos, Panams pradueia para el tesoro de Bogots mucho ms de lo que recibfa en forma de servicios gubernamentales. Sin duds, los panamefios habrfan toterado ese tipo de discriminacién y su: status de subordinaclos, si al menos hubiesen podido continuar disfrutando del negocio del trdnsito: y fie previsamente en tomo a ‘on el resto de Colombia se este nswnto que la relacién de Panar rompié Finalmente. tun canal al nivel deb mar habia dejado a Panamd por lo menos con el trafico de carga y los pasajeros que utilizaban el ferrocarril existente, incluso mientras continoaban las negociaciones sobre ta posible ‘consiriccién den nuevo canal por fos Estados Unidos. Desde el punto de vista panamefio, habia que evitar a toda costa que ef canal se cconsirayera en otra regién. Por esta r126n, Ia sola posibilidad de que Jos norteamericanos decidieran construir un canal en Nicaragus si las negociaciones con Colombia fracasaban, determiné que los comer- cciantes y politicos panamefios prosiguieran Ins negocinciones aun en ‘medio de la Guerra de los Mil Dfas, con un sentido de la urgencia que rara vex mostraban los demas colombianos. En septiembre de 1902, cuando tn guerra estaba por terminar, et emisario cofombiano en Washington, Tomas Herrin, finalmente firm un tratado con el secretario de Estado norteamericano, John Hay, 212 fracaso de los franceses en In consinuccién de” para la construccién del canal a través del istmo. BI tratado cedia a los Estados Unidos ef control permanente de wna estrecha franja de tierra en la cual serfa consiruido ef canal; en este respecto, y en otros puntos, se reflejabaclaramente la débil capacidad de negociacién de Colombia, Mas para las famitias prominentes de Panam y para la variada gama de promotores internacionales interes 108 en fa rota pamameria los términos precisos eran menos importantes que el simple hecho de! tratado, Aunque en algunos secrores bogotanos se crein firmem ‘que los voceros de los Estados Unidos fanfarroneaban cuando sugertan ‘qve, de no ratificar Colombis los teminos del tratado, su pais se volveria hacia Nicaragua para negociar el canal, los panamefios no estaban dispuestos a correrel riesgo Ue ge las advertencins se hicieran realidad. Ei peligro de que Panama se sepmara sil tratada po se ratificaba era evidente incluso antes de que el Senado colombiano iniciara dotiberaciones al respecto. - ‘También en el resto det pats habia quienes pensnban que seria ‘mucho mejor tener un canal-en términos poco favoribles para Colom- bia que no tener ningin cari —o, mejor dicho, ninggin canal en el que. hhubiera participacién colombiana, Estas voces se acallaron, sin em bargo, en ef debate que sobrevino, Guiados por el ex presidente Mi- guel Antonio Caro, cuya incapacidad de compromiso en aguntos domésticos habfa influido en la iniciaeién de fa Guerra de tos Mil Dias, Jos opositores det tratado sefialaron acertadamente que ceder a los Estados Unidos el permanente y directo control sobre la zona del canal era incompatible con Ia soberania colombiana y que, por lo tanto, el tratado era inaceptable, En agosto de 1903 los senadores, verdade- ramente convencidos por los argumentos de Card, o bien polfticamen- te temerosos de mostrar debilidad en In defensa det honor nacional en un momento en que los nacionalisas y los eonservadores his- ‘éricos manipulaban diestramente Ia eseena politica de la pasguersa, rechazaron undnimemente el tratado Hay-Herrén. Como cost may significrtiva, 1a unanimidad se logeé solamente porque un senador panameno se hebfa retirado del recinto anics de la votacién, ‘Tres meses después, el 3 de noviembre, twvo lugar fa revoly- cci6n panameiia; a evidente complicidad cle fos Estados Unidos aurments 213

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