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UME INS EG (CIO) NES FERNANDO AGUILAR A. YPROB OORDINADG Ezdici6n: Consejo Nacional para la Cltu yas Artes Coleccién Intersecciones Coordinacién: Direccién General de Vinculacién Cultural Disefio de portada e interiores: Cuidado de Eicién: Myriam Rudoy lejandra Sanches Avilés DR. © Ferwanno AGUILAR A. ¥ RoneRro Garcta S. coonns./ Cultunty jvenesen México. Miradas diversas. Primera edici6n: 2011 DR. © Consejo Nacional para la Cultura y las Artes ISBN: 970-35-0758-1 (Coleccién) ISBN: 978-607-455-687-2 ‘Derechos reservados conformes ale. Este libro no puede ser fotocopiado ni reproducido total o parcialmente, por ningiin medio por ‘© mérodo mecinico, electténicoo cibernético, sin la autorizacin por escrito de Tos autores. Los anexosy formatos podrin ser wo- madis como base para los propios proyectos, dando el crédito correspondiente la fuente en caso de publicaciones, alleres y cursos, Impreso y hecho en México El asalto al espacio ptuiblico EL ESPACIO PUBLICO: UNA MIRADA DESDE LAS JUVENTUDES El espacio social no es una cosa entre otras cosas, ni un producto entre foros, ¢s el resultado de una secuencia y de un conjunto de operaciones. Es el resultado de acciones pasadas que permite que se produzcan nuevas acciones. Henri Lefebure Victor Menpoza O. EMMANUEL AUDELO ENRiQUEZ’ | presente ensayo se propone reflexionar en cémo se vinculan las juventudes con el espacio piblico y de qué forma ellos y ellas estén haciendo uso, goce y disfruce de él, Para llevar a cabo tal empresa, el lector encontraré definiciones sobre el espacio piiblico dirigidas a reconocer la importancia del ejercicio de la ciudadania en la produccién de la ciudad. } Miembros del colectivo Graffitiarte, Para consultar el trabajo del colecti a: wwwgraffciarte.org 101 CULTURA Y JOVENES EN MEXICO. MIRADAS DIVERSAS Es asi, que una aportacién de este texto sera conocer los principios de la “Carta del derecho a la ciudad” que nos lleve a repensar la importancia de las nuevas préc- ticas realizadas por las juventudes en el uso y la transformacién del espacio ptiblico frente a los contextos adversos de violencia social que actualmente enfrenta el pais. I. Introduccién Este texto esté escrito con objeto de motivar a seguir en la articulacién de las redes de la sociedad civil, nacionales internacionales por la defensa y el cumpli- miento de los derechos humanos. Nuestro aporte est4 basado en la experiencia de vida ¢ investigaciones propias sobre el uso y transformacién del espacio piiblico en los diltimos 10 afios. Hemos participado activamente en la escena del arte urbano en el pais, también hemos acompaiiado y colaborado en la profesionalizacién de organizaciones juveniles que nos han dejado conocer sus contextos y necesidades, y que sobre todo, nos han manifestado el interés que los motiva a la accién. Elespacio ptiblico y las juventudes se encuentran directamente vinculados, de tal forma, que el uso, el goce y el disfrute del espacio es fundamental para fortalecer el desarrollo de sus proyectos de vida. Es preciso abrir un debate a la luz del contexto nacional sobre el espacio ptiblico desde una perspectiva juvenil y con un enfoque de derechos para identificar en dénde estén construyendo las y los jévenes sus rela- ciones, su participacién social y de qué forma. No obstante, nos parece pertinente plantearnos: ge6mo ejercen la ciudadanfa actualmente en el espacio piblico?, cémo habitan las ciudades? y zde qué forma aportan a la produccién social del habitat? La vida publica juvenil en la ciudad de México conlleva una reflexién en varios niveles y complejidades. Hacer un primer acercamiento y pensarlo desde nuestra co- tidianidad, nos lleva, ademas de recordar los lugares conocidos y bien delimitados, como los museos, parques, mercados, avenidas principales, edificios histéricos y mo- numentos, también nos trae a la mente situaciones, précticas o lugares dispares y extremos que coexisten en la ciudad. Como muestra estan las tocadas de barrio, celebraciones populares que toman el espacio ptiblico para volverlo por una noche pista de baile, rodeada de luces y murallas provisionales hechas con bocinas apila- das, o la cascarita, cuando el campo de juego lo delimita la extensién de los pasillos 102 FERNANDO AGUILAR A. Y ROBERTO GARCIA S. COORDS. y las porterfas son sefialadas con tabiques o mochilas; o bien, las fiestas patronales acompafiadas con fuegos artificiales marcando el paso de la procesién que avanza lentamente, Cada una de estas actividades pueden ser realizadas en las mismas calles pero en determinado momento, y sus habitantes son quienes transforman al usar el espacio urbano més alld de cualquier asignacién oficial. Por otra parte, la reflexién de los espacios nos hace pensar en el transporte co- lectivo; es comtin que en el metro, por las mafianas, cuando ya no cabe ni un alma més en sus vagones, las personas sigan intentando entrar; aguantan la respiracién y empujan con fuerza hacia el fondo del vag6n hasta lograr colarse entre los usuarios, otras personas son aplastadas cuando se cierran las puertas y tienen que desistis, re- cuperar fuerzas y volver a intentarlo cuando llegue el siguiente tren. Ahi, el espacio ptblico implicitamente es una disputa casi cavernaria por compartirlo. No se diga del vendedor ambulante o de las personas discapacitadas o del nifio que con destreza desde el amanecer cruza de vagén en vagén pregonando “jVa calado, va probadol, jel bonito regalo para el nif y la nifia!” esquivando a los usuarios, a los malos humores y las malas caras para ganarse un ingreso econémico. También nos recuerda el tianguis © mercado sobre ruedas lleno de marchantas o marchantes que ofertan cantadito sus productos “Pasele, paselece! jAca esta lo bueno! ;Lléveselo, no se cobra por veeeet!”, y nos persuaden de comprar en su puesto la comida de la semana. En ese espacio social damos por hecho la interaccién a partir de una tradicién de consumo de productos del campo y la ciudad. Los llamados “viene-viene” o “franeleros” no pueden faltar en. las calles, desde la mafana ya estén activos, corren de un lado para otro y asi mover Ios botes o levantar el guacal como sefial de que hay un lugar disponible para el auto, también es una forma de dar la bienvenida al estacionamiento popular. La cuenta de usos y practicas del espacio piblico podrian enlistarse y no ter- minar, sin embargo, no podriamos dejar fuera barrios o colonias que nos ayudan a cuestionarnos sobre el espacio puiblico y la configuracién de esta megaciudad. Pensamos en las calles laberinticas y enredadas de barrios como “La Pastora” 0 “La Volcanes” en el norte de la ciudad llenas de vertiginosas laderas o “La Santocho”*, El “Ajusco medio” eh Tlalpan o “La Dos de Octubre” en Izta—cabrén’ donde las ? Colonia Santo Domingo en la delegacién Coyoacin, D. F. * Delegacién Ietacaleo, D. F 103 CULTURA Y JOVENES EN MEXICO. MIRADAS DIVERSAS viviendas fueron construidas una entre otra sin dejar espacio para transitarlas, no puedes andar en ellas si no conoces la colonia o “Las Lomas” pero de San Lorenzo en Iztapa-lacra‘ donde todas las calles llevan al Reclusotio Oriente o en las Unida- des de la Chayo’ no podemos dejar de mencionar las habitaciones en las laderas del Cerro del Judio cerca del rio Magdalena o el barrio de Jalalpa en Santa Fe, donde sus habitantes al amanecer pueden “apreciar” el paisaje que se ilumina en la loma de en- frente, se trata de Santa Fe“Miami” donde se levantan sus edificios con esplendor y mejor atin, con servicio de agua potable en cada uno de sus condominios, suficiente que alcanza hasta para lavar el carro diariamente, mientras que en las barrancas de Jalalpa en el Santa Fe antiguo es muy complicado tener el servicio. La megaciudad! alberga otras ciudades al margen de los centros 0 colonias hist6ri- cas, las voces populares las Ilaman “ciudades perdidas” o algunas veces “Cartolandia” por el material con que estan hechas las viviendas 0 nombran a las personas que habitan éstas como “paracaidistas” que es una forma despectiva y evidencian un des- arraigo. Los habitantes hacen visibles distinciones sociales, tensiones 0 identidades a través de nombrar el espacio y sus pobladores, més allé de toponimias y gentilicios oficiales. Por dar un ejemplo, hasta hace unos afios, el municipio de Nezahualesyot! era mejor conocido como Neza-york por el ntimero de personas que emigraban al pais vecino del norte. En éstas como en muchas otras colonias cada vez es mas dificil vivir en ellas, sus paredes se visten de color gris, no hay areas verdes, tienen poca luz, estan Ilenas de pasajes poco transitables, hay hoyos y charcos o escurrimientos de agua residual en las calles, las mangueras o las tuberfas del drenaje se encuentran a la vista, en las esquinas hay tiraderos irregulares de basura y el inmobiliario urbano parece que se va a caer en pedazos. Las personas en las grandes urbes cada vez mas tienen que sobrellevar su vida cotidiana y la nuestra no es la excepcién. El trasporte piiblico se disputa porque es insuficiente generalmente, Horas y horas de camino son invertidas para lograr moverse por la ciudad, para llegar a los centros de trabajo, para visitar a familiares 0 * Delegacién Iztapalapa, D. F. * Colonia El Rosario en la delegacién Azcapotzalco, D. F. “Entendemos por megaciudad al espacio geografico y politico dela ciudad y éreas metropolitanas que incluyen la poblacién de otros municipios. 104 FERNANDO AGUILAR A. Y ROBERTO GARCIA S. COORDS. amigos. El tréfico es un problema de todos los dias, y si prefieren caminar es agota- dor andar por calles accidentadas, ahora es mas dificil jugar en el espacio pitblico 0 reunirse sin pensar que algo peligroso sucederd. El listado de situaciones, lugares y sus dinémicas podria ser igualmente de extenso y complejo como la citidad en si misma, Sin embargo, zqueé implicaciones tiene el espa- Gio piiblico en las relaciones sociales, en particular en las que establecen las juventudes actualmente?, ;qué condiciones debe brindar la ciudad a las personas jévenes para su desarrollo humano? “El problema es maytisculo y puede elevarse a grados como los que actualmente vivimos cuando el problema de la funcionalidad de la ciudad se cruza con la seguridad humana, y concretamente, con los problemas de violencia urbana y delincuencia organizada.” Petrella L, Vanderschueren F, (2003) “Seguridad y ciudad”, publicado en Cindad Inclusiva, CEPAL. I, Espacio puiblico y ciudadanfa Es preciso identificar a qué nos referimos con espacio ptiblico no obstante, su sig- nificado ha cambiado a lo largo del tiempo. En la primera mitad del siglo xx intelec- tuales de diferentes latitudes coincidian en que el espacio puiblico fuera un lugar de reunién, un espacio abierto para la concentracién de la poblacién, un lugar de inter- cambio, diverso y también el escenario para la pluralidad politica. No obstante, con el crecimiento de las ciudades los espacios abiertos se volvieron espacios residuales, interdictos con implicaciones en las relaciones sociales, El espacio pubblico se convirtié finalmente en los lugares que hicieron evidentes la exclusién social y la segregacién. No obstante, vivimos en las dindmicas de las ciudades, un momento histérico en las dindmicas de las ciudades, en que las nuevas tecnologias nos replantean espacios pibli- cos ahora en ambientes virtuales y con implicaciones en el urbanismo de las personas. Actualmente lo piiblico no ¢s un lugar de proteccién, también segrega y discrimina, debido a que se ha priotizado lo privado, entendido como lo seguro en las ciudades. Para Patricia Ramirez, (2003) los espacios piiblicos ademas de ser un espacio de encuentro y de intercambio, ella observa la cualidad de la ciudad como un lugar: “de comunicacién, actuando como referentes activos de la vida social, politica y cultural” y con impacto en los comportamientos sociales... (p. 35). 105 CULTURA Y JOVENES EN MEXICO. MIRADAS DIVERSAS Por otra parte, uno de los sentidos tradicionales que establecen la diferencia en- tre lo piblico y lo privado es que recae fundamentalmente en lo colectivo. En este sentido, Ramirez Kuri incorpora a su reflexién las distinciones que Nora Rabotnikof realiza en su texto En busca de un lugar comiin. El espacio priblico en la teorta politica contempordnea (2005) y que son las siguientes: Patricia Ramirez Kuti (2008): “...nos introduce a tres sentidos clésicos diferentes que lo asocian con lo comin y lo general, contrario a lo individual y particular; con lo visible, lo que se conoce y publicita, opuesto a lo oculto, secreta o privado; y, por dttimo, con lo abierto y lo accesible en oposicién a lo cerrado o clausurado. Estos tres sentidos, identificados con la politica, tienen elementos convergentes y han cambiado historicamente.” La catedrética recuperando la nocién clésica sobre un espacio de encuentro in- dica que estos componentes se han relacionado histéricamente con lo politico, y aunque es una tarea reconstruirlo, el espacio ptiblico es un lugar donde se busca el consenso, la ciudadania y lo colectivo. A diferencia de esta concepcién, el gedgrafo y urbanista Jordi Borja (2003) ex- plica que el espacio pitblico es actualmente parte del temor de vivir en las ciudades, y denomina: “agorafobia urbana a la enfermedad de clase de la que parecen exentos quieren viven en la ciudad como una oportunidad de supervivencia’, y contrario a un lugar que podrfa ser integrador, abierto, protector o de animacién urbana para todos y todas”. (p. 60). El autor indica en su texto La ciudad es el espacio publico (Borja, 2003) que ha habido un error histérico en el urbanismo moderno para el disefio de las ciudades al asumir un criterio predominantemente funcionalista, es decir, se le asigna al espacio piiblico un uso especifico y deja fuera otros usos que podrian darsele, no obstante, Borja propone una multifuncionalidad del espacio y coincide con Nora Rabotnikof (2005) y con Patricia Ramirez Kuri (2003) en el ejercicio de la ciudadania para el disefio de las ciudades. Para Ramirez Kuri (2008), el problema de las megaciudades —como la ciudad de México— es la segregacién y auto-segregacién en diferentes sectores sociales, “no 106 hay un espacio piiblico tinico articulado en torno a un referente comtin. Existen més bien miltiples lugares ptiblicos y semi-piblicos dispersos y segmentados, de distinta calidad fisica y relacional.” (p. 122). Y afirma que es evidente que a partir del crecimiento desproporcionado de las ciudades, estos espacios sociales ponen de manifiesto exclusién y marginacién de los grupos de bajos recursos frente a su acceso a las oportunidades y los beneficios que la ciudad ofrece, desencadenando problemas de violencia, inseguridad, delincuencia organizada y desconfianza en las institucio- nes. La autora propone redimensionar el espacio puiblico en Ia ciudad a partir de darle un peso sobresaliente al ejercicio de la ciudadania a sus habitantes. Luego entonces, con base en lo anterior, nos preguntamos, zpor qué si los espa- s piblicos tienen como finalidad crear lo comunitario y lo colectivo, cada vez més se vuelven excluyentes y empujan a la segregacién? La evidencia nos dice, que en los tiltimos afios existe una accién recurrente de la ciudadanfa que no cuenta con mecanismos para la toma de decisiones, deposita su seguridad en manos de empre- sas privadas o cierra sus colonias al transito de personas ajenas. Por esta raz6n es fundamental reflexionar sobre el marco politico—administra- tivo que permita encontrar soluciones integrales: la democracia participativa y la ciudadania. La ciudadanfa debe pensarse como el ejercicio permanente para el reconocimien- to y cumplimiento de todos los derechos humanos en el marco de una democracia participativa; que permita a las personas construir mecanismos de exigibilidad de derechos y rendicién de cuentas que sirvan de contrapeso para el Estado. Una con- dicién fundamental es invertir en la promocién del desarrollo de una cultura demo- critica, es decir, poner en practica valores y principios que fundan la democracia, y que en su funcién tiltima sea la dignidad de las personas y el respeto de sus derechos Jo que se tome en cuenta. Esta perspectiva nos ayuda a reconocer el esfuerzo colectivo de las personas en la ciudad y la funcién social del espacio piiblico’, este debate lo encontramos en los principios de la “Carta Mundial sobre el Derecho a la Ciudad”’. Dicha carta es 7 El habitat incluye dos dimensiones para su compresién, por un lado, el espacio fisico (la vivienda) y por otra parte, el espacio piblico, préximo y remoro, lo que significa, a forma social y personal de producirlo, valorarlo y apropiarlo. (Delgado, er al, 2008) * El gobierno del D. F, firmé la carta de derecho a la ciudad en julio del 2010. 107 CULTURA Y JOVENES EN MEXICO. MIRADAS DIVERSAS un instrumento politico avalado por una red de organizaciones civiles y politicas, gobiernos locales e intelectuales a nivel mundial, que propone mecanismos ciu- dadanos para participar activamente en el disefio, no sdlo urbanistico, sino en la produccién de espacios habitables que cumplan con intereses colectivos. Esto implica no sélo mirar a la ciudad como un entramado de rutas y conexiones de transito, sino también hacer de ella un espacio que incorpore a sus habitantes en la economia urbana ¢ incentive nuevas formas de solidaridad. Bajo estos marcos ;c6mo podrfan participar activamente las juventudes en el espacio ptiblico y desde los dmbitos en donde se desenvuelven? IIT, Juventudes en el espacio pitblico Segiin el “Censo Nacional de Poblacién y Vivienda 2010”, las y los jévenes entre 15 y 29 aftos representan el 26% de la poblacién nacional, es decir, una de cada cuatro personas en México se encuentra en este rango etario. Al comienzo de la admi- nistracién actual se hacfa un planteamiento optimista y con proyecciones a mediano plazo pues miraban al bono demogrfico como una oportunidad para el crecimien- to econémico del pais. El “Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012”, mencionaba que: “debido a la transicién demogréfica, el aumento de la poblacién en edad de trabajar representa una gran oportunidad. Es necesario elevar la competitividad y lograr mayores niveles de inversién en diferentes émbitos que nos permitan crear los empleos que demanda este sector de la poblacién.” y en el mismo Plan se aseguré que: “es evidente que el llamado bono demogrifico, que disfrutaremos por unos afios mds, debe aprovecharse como palanca para el desarrollo”. En la introduccién de ese mismo Plan en el apartado de: “Igualdad de oportu- nidades”, se planted que también se deberia: “promover la capacidad de manejar afectos y emociones, y ser formadora en valores. De esta manera, los nifios y los jovenes tendrén una formacién y una fortaleza personal que les permita enfrentar y no caer en los problemas de fenémenos como las drogas, las adicciones y la cultura de la violencia”. (p. 36). A muy pocos afios de distancia, esta carta nacional de buenas intenciones a la luz del contexto nacional nos demuestra lo contrario, simplemente, porque no se ha contado 108 FERNANDO AGUILAR A. Y ROBERTO GARCIA S. COORDS. con una politica nacional de juventud que mejorara las condiciones en las que vive este sector. La “Encuesta Nacional de Juventud” indica que el 49% de las y las jévenes, es decir 5 de cada 10 jévenes en México, deciden pasar la mitad de su tiempo libre con sus amigos, en la calle 0 el barrio, en segundo lugar, en la casa de sus amigos, 0 fuera de casa, y en tercer lugar, en la escuela (1xG1, 2005). El espacio ptiblico para las juventudes fortalece las relaciones con sus pares y el intercambio de saberes. De ahi la pertinencia de crear metodologjas de intervencién social que retomen estos émbitos “naturales” de las personas jévenes para instalar habilidades y capacidades para pre- vencién social de la violencia. En el ambito de lo piiblico se establecen intercambios materiales y simbélicos. Para la mayoria de las juventudes los centros de arte y cultura no estén siendo una referencia para la interaccién, por el contrario, los parques, los bares, las plazas y centros comerciales son un lugar significativo para sus relaciones. Existen diferentes formas de participacién social registradas en encuestas y es- tudios en la materia; in embargo, es pertinente mencionar que hay dos activida- des fundamentales dentro de la vida publica de las juventudes que no estén siendo consideradas, una de ellas es el uso de las nuevas tecnologias de la comunicacién € informacién, particularmente, el acceso y manejo del internet, ahi hacen evidente su vida urbana y politica a través de espacios virtuales. A diferencia de lo que se piensa, en estos Ambitos es intenso el intercambio de puntos de vista sobre sus entornos inmediatos y globales. La otra actin idad que fortalece la identidad, la solidaridad y el intercambio de ex- periencias es la generacién de practicas con incidencia en lo piiblico a través de figuras asociativas como los colectivos juveniles, crews, pandilla, banda, grupo o cualquier nombre que ellos mismos le asignen, y que generalmente, no estén siendo reconocidas © por las instituciones piiblicas. En contraposicién a las formas tradicionales de hacer politica, las juventudes perciben a la democracia sélo como un proceso electoral don- de los representantes politicos estan lejos de ser figuras ptiblicas honestas que abande- ren los intereses y necesidades de las juventudes. Esta poblacién por su propia dindmi toma un papel activo en la transforma cién del uso del espacio social. El inmobiliario urbano como los pasillos o escaleras del metro, los bajopuentes, los parabuses o los estacionamientos, a estos lugares se les asigna una funcionalidad especifica; sin embargo, a través del uso cotidiano las y 109 CULTURA Y JOVENES EN MEXICO. MIRADAS DIVERSAS los jévenes transforman el espacio agregandole un sentido identitario o de reunién, ejerciendo su derecho al uso, goce y disfrute de los espacios con los que cuenta la ciudad. En este sentido, el investigador Carlés Feixa (1999) afirma: “Los jévenes es uno de los grupos sociales que establece una relacién ms intensa con el territorio. Sin un espacio privado propio, recluidos en las instituciones educativas (...) los j venes se han apropiado histéricamente de espacios piiblicos de la ciudad para cons- truir su identidad social.” (p. 130). Nuestra propuesta es fortalecer esta actividad sustentada en un enfoque de derechos humanos y de la funcién social de la ciudad. Por lo anterior, podemos afirmar que las y los jévenes ejercen cotidianamente su ciudadanfa desde la préctica. No obstante, son pocas las organizaciones de la sociedad civil e instiuciones dedicadas a reflexionar junto con ellos y ellas, desde un enfoque de juventud y de derechos humanos la relevancia de su ejercicio. Sin embargo, hay que considerar también que algunos grupos de jévenes tam- bién realizan en el espacio ptiblico actividades ilicitas como el narcomenudeo 0 el sicariato, incorporéndose a la delincuencia organizada, llevando a cabo acti- vidades propias de la desintegracién del tejido social por la falta de condiciones para el desarrollo de proyectos de vida saludables. Concretamente, en el tiltimo lustro, por la ausencia de politicas publicas y por la existencia de un Estado que no ha garantizado la proteccién y el cumplimiento de los derechos humanos de la poblacién. En este sentido, aunque no existen cifras exactas sobre el ntimero de victimas de la guerra contra el narco iniciada en diciembre de 2007, existen niimeros aproximados, tomados a partir de notas periodisticas, donde indican que la mayorfa de las victimas han sido adolescentes y personas jévenes. Bajo estas condiciones las y los jévenes buscan salidas frente a la ausencia de empleo y oportunidades, que los ubican en la tasa de desocupacién abierta’. Nos referimos a aquellas formas legales ¢ ilegales de ganar dinero. Desde aquellos que realizan malabares en los semaforos y que alcanzan a ganar entre $200 y $300 pesos diarios hasta aquellos que distribuyen drogas y perciben en una semana $10,000 pesos aproximadamente”. ° Cifras arrojadas de la xy 2005, indican que hay mas de 7 millones de jvenes que no estudian ni trabajan. "" Dichos datos han sido recabados con base en el trabajo realizado en diversas zonas de la ciudad en afios 110 FERNANDO AGUILAR A. Y ROBERTO GARCIA S. COORDS. Nos parece importante destacar que a pesar de los contextos adversos, particu- larmente, la violencia que se esta dando en la vida publica del pais las juventudes continiian haciendo uso del espacio piiblico realizando actividades desde su coti dianidad. Dichas actividades conllevan dos intenciones que van de la mano, por un lado, buscar ingresos para la sobrevivencia y al mismo tiempo, fortalecer sus identidades sociales y sus relaciones; es aqui donde sociedad civil ¢ instituciones publicas tendrian que estar implementando estrategias de acompafiamiento a las y los jévenes para que sus decisiones sean més sdlidas. Un aspecto que hemos identificado y fortalecido en los tiltimos afios son las nuevas practicas artisticas" y actividades culturales en el espacio piiblico desde el arte urbano. El arte urbano est emparentado por sus coincidencias con el arte puiblico, quienes lo realizan 0 producen no necesariamente son profesionales del arte. Sin embargo, su prictica en las ciudades revitaliza y transforma el espacio puiblico a través del uso del inmobiliario urbano y fortalece las representaciones 0 imaginarios sociales de las ju- ventudes. El arte urbano tiene un aspecto hidico, de recreacién propia y que interpela constantemente al otro, es en tiltima instancia, los deseos colectivos manifestados en acciones, imégenes e intervenciones urbanas puestos a debate puiblico. Para nosotros, lo anterior justamente representa el ejercicio de la ciudadania y la produccién de procesos de habitat que no estan siendo fortalecidos, sino por el contrario son casti- gados hasta considerarlo una préctica delictiva. No obstante, el arte urbano pone en evidencia las tensiones de los jévenes frente a una cultura “adultocentrista”. Desde nuestra experiencia, podemos afirmar que el arte urbano ha sido una he- rramienta de desarrollo para las juventudes que con la intencién de mejorar su condicién econémica la profesionalizan. El arte urbano abre espacios para el didlogo intercultural entre pares y entre generaciones, ademas, sirve como mecanismo de prevencién; nuestra tarea serd fortalecerlo més que criminalizarlo siguiendo el prin- cipio de habitar los espacios piblicos con base en las nuevas necesidades y exigencias de vivir la ciudad. "Nos ref smos a nuevas pricticas artisticas, ala incorporacién de nucvos materiales, discursos y soportes en Ia ealizacién del arte piblico. wt. CULTURA Y JOVENES EN MEXICO. MIRADAS DIVERSAS Bibliografia Balbo M., Jordan R., Simioni D., (2003). La ciudad inclusiva, Comisién Econémica para América Latina y el Caribe (cpat), Santiago de Chile. Borja, J (2003). “La ciudad es el espacio publico”, en Patricia Ramirez Kuri (coord.). Espacio piiblico y reconstruccion de ciudadania, rLacso—Portisa. Cordera R., Ramirez Kuri P, y A. Ziccardi (2008). Pobreza, desigualdad y exclusién social en la ciudad del siglo xx1, Instituto de Investigaciones Sociales/ Siglo xx1, México. 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