You are on page 1of 8
12 | wsuerup eis sroRA Notas 12 | El cartismo 1. L. Chevalier a fomat ae ppt arsine XE il Pais 1950. Bo a potion, yas penn la ee mvt XIX rile, P is, 1956; C. Seignabg Reelin de 188, Pats 1921, 358 y sign tas dels Archive de Ia Prfecture de Police, Ax 36 Veo L.A. Loubere, «The Inellectial Origins of French Jaccbin Socialism, et ial Res f Si Histo WV (1959, 154 Te Rel of es Tpit. P Mayer, Mein Bok, No Yor pp. 12, Bid, pp. T8y sigs id, pp. 169170, it, 9150, Mar, Lashed dss Pca de 18406 1850 cp. {Asi como 1848 constituyé en Francia una vertiente de nuevas tenden- Liste ale en ordre alphabeétiqu acl de juin 148, Archives Nasional fins, asi el cartismo en Gran Bretaita marcé una transicién similar 2 ar hasta las nuevas. El desde las antiguas formas de movimiento pop! = Divert des antagonismes sca verse mlcu ch XIX lem, Red smi, 119565), 139.458, ee eartismo fue el primer movimiento independiente de la clase obrera te..desinculpes de juin 1848. : durante los primeros diez afios del reinado de la Reina Victoria. 8, Gowes,sLorganisation ouvriére a Paris sou la Second Ri des revolutions contamporaines, XLI, 1949, 31-45; «Dicersité des antagon o a : nee leno de contradicciones y matices diversos. Por una parte, extrajo su programa politico no (como los artesanos parisienses) de un nuevo conjunto de ideas socialistas, sino, de los reformistas radicales det a Asociacion de Trabajadores de pasado. Guando William Lovett y Londres, ayudados por Francis Place, redactaron los seis puntos de la People’s Charter (0 Carta del Pueblo) en 1838, incluyendo el sulragio masculino, el pago a los miembros, el voto secreto y los parlamen- tos anuales, estaban repitiendo casi en detalle lo que un Comité de Reforma en Westminster, del cual Charles Fox habia sido miembro, habia redactado cincuenta y ocho afios antes. Y en ciudades como 214 | wmumuoetanstoma Londres y Birmingham, ciudades de ant uos artesanos y peqh talleres, gran parte del entusiasmo suscitado por la Carta sungids la decepcion de los artesanos radicales ante el fracaso de los whigg darles el voto por la Reform Bill (o Ley de Reforma) de 1832. Para. hombres, la campa 2 por la Carta cons 2 una nueva etapa en larga y prolongada lucha no para ganar algo nuevo sino para reek antiguos derechos «naturales». No obstante, el cartismo fue mucho mis que una ape tradicién; fue también el producto de l ra indust nueva Ingla de las «chaque stan, las barbas y las manos ampolladas» de jandés Feargus O'Connor se convirtié en indiscutido lider campeén, Para estos hombres, la Carta era més un medio que un un medio pa a llenar estomagos vacios y remediar males sociales como la Nueva Ley de Pobre: los magros salarios, las largas jornadas\ trabajo, el desempleo y el elevado costo de los alimentos. Fuc tanto. cuestién politica como una cuestién «dle estémago», una panacea q vés del voto de los trabajadores y de la transformacién radi del Parlam >— proporciona al obrero (para citar a un cartista Wiltshire) abundante roast bey; pastel de ciruelas y cerveza, «traba} tres horas diarias»'. Pero aun entre las «chaquetas de fasta» que pi porcionaron al cartismo su principal apoyo, habia clementos soci divergentes, de los cuales algunos miraban con nostalgia hacia el pas Y otros, a tientas, hacia el futuro, Entre los primeros estaban obre de Ia industria doméstica, los tejedores, cardadores y medicros de I condados occidentales y de las Midlands, que estaban siendo oprimia dos, desarraigados y empobrecidos por el nuevo sistema industrial para quienes el futuro asumia la forma de mn inevitable desastre, Entre) los segundos figuraban los obreros de las nuevas zonas industriales) los trabajadores del algodén de Lancashire y Escocia y los mineros dé Northumberland, Durham y el distrito minero de las Midlands, qué habian llegado a aceptar las maquinarias y que cada vex mis buscabam soluciones. través de los gremios, la cooperacién y las asociaciones WUbreras, y cada vez menos a t wvés de los antiguos métodos de «justicia I» del pasado, sta diversidad de elementos sociales en las filas del cartismo se Fellejaba también entre sus ditigentes: radicales en el viejo estilo, como Willian Lovett en Londres y Thomas Attwood en Birmingham; agi- Iudores anti-Ley de Pobres, como el tory Richard Oastleer y el pastor Inetodista J. R. Stephens en el norte; campeones de tradeunionismo ‘eomo el doctor Peter MeDouall; jacobinos o jacobinos socialistas como Julian Harney y James Bronterre O'Brien; socialistas del nuevo tipo mo Emest Jones, que mantenia correspondencia con Marx y, por sobre todo, el extrafiamente impredecible Feargus O'Connor que, qui= ‘isa causa de que no offecia solucién particular alguna y podia respon: der todas las tendencias, parecia tener respuestas ms amplias y pro- fundas que los otros. Fue a través de su vinculacién con estos hombres ‘pomo cl cartismo, pese a sus tendencias centrifugas, se convirtié en un, ‘movimiento nacional. Sin embargo, permanecié siempre profundamen- te arraigado en la tradicién y el descontento locales inclindndose, por lo tanto recurrir a sus propias formas locales de accién*. Ello constituyé tanto su debilidad como su fuerza. El cartismo, entonces, significé cosas diferentes para los diferentes hombres: para algunos, el derecho a votar, para otros, el fin de los ‘diados asilos de la Nueva Ley de Pobres, la jornada de diez. horas, «un buen salario para un buen dia de trabajo» o simplemente més comida para Ilcnar un estémago vacio, Era natural, por lo tanto, que operase ‘@ distintos niveles y que tuviese tanto manifestaciones nacionales.y regionales como parroquiales, Estas manifestaciones podian mezclarse y superponerse, o estar separadas en el tiempo y el espacio, o seguir lineas paralelas que —aunque vinculadas a la Garta— parecian no tener nine guna relacién mutua, En el centro de las actividades habia siempre una tunidad de propésitos subyacente: los dirigentes podian estar divididos acerca de si debia emplearse la fuerza «fisica» 0 la «fiuerza moral» 0 en su actitud hacia la Liga anti-Gom Law, el Plan de ‘Tierras de O'Connor ereannswo | 215 srcamnsuo | 217 216 | amare ov esesrons © las clases medias. Pero el comin denominador, la campaiia en pro} la Carta del Pueblo, nunca fue perdida de vista durante mucho deny En realidad, la historia del ca ido, la hist de las diversas tent ivas de imponer los Seis Puntos de la Carta a Parlamento reticente y por lo general amargamente hostil. El nud@ la campaiia fue la recoleccién de firmas solicitadas en talleres, fib minas y reuniones pablicas, para una serie de Peticiones Nacion: dirigidas a la Camara de los Com ines. La primera Peticién, emi 839, 1.280, firmas, pero fue lacénicamente rechazada por los Comunes des en Birming! am en 1838, habia reunido, hacia julio de de haber escuchado Lord John Russell condenar la Carta como ul amenaza a la propiedad. La experiencia se repitié en 1842 y en I Antes de que se enviase la segunda Peticién, los cartistas dieron con ‘nuevo sistema de formar una Asociacién Nacional de la Carta. Hadi 1842 la Asociacién contaba con 48.000 miembros. Esta vez la Petiel fue firmada por 3.317.702 personas, una cifta mucho mayor que la: los votantes de todo el pais, pero el Parlamento no se dejé impresi nat y la rechazé, como habia n wazado la primera. Durante algunos afiagy las graves divisiones existentes entre los dirigentes cartistas dieron ll impresién de que el cartismo hubiese muerto, pero en 1848, bajo clestia mulo de la depresién econémica y de los acontecimientos que se desaa rrollaban en Francia, el movimiento resucit6. Esta vez se alirmé que $6 inquue sélo debe haber habid@h ysse realiz6 una gran manifestacién en Kennington lo seis millones de firmas (a tad de esa cif Common, en Londres, para enviar la peticién, Los manifestantes se ‘mostraron bastante pacificos, pero el gobierno, temiendo mis a log agentes franceses y a los rebeldes irlandeses que a los revoltosos ingles Ses, convocaron a 170.000 condestables especiales y a una gran fueraa militar al mando det anciano duque de Wellington para dispersarlos, Fue, segin escribié Lord Palmerston, «un dia glorioso, el Waterloo de la paz y el orden», Fue también en realidad, el fin del eartismo como, movimiento politico nacional’ Pero la campaiia en pro de la Carta en términos de Peticiones Nacionales al Parlamento fue s6lo un aspecto del cartismo y, para nuestros fines, no cl mas significative. Sin duda que esta camp: Tubiera justificado en si la afirmacién de Charles Kingsley de que, en {aquellos afios, «los jévenes creian (y no se equivocaban) que las masas ‘eran sus enemigos naturales y que tendrian que luchar, en un momento UW otro, por la seguridad de sus propiedades y el honor de sus herma- jpas»'. La intensa hostilidad entre las clases, similar a la de Francia en nio de 1848, de la cual el cartismo fue tanto sintoma como causa, no fic debié tanto a la Carta misma como a la gran serie de huelgas, revuel- mente a las sus comienzos y que unieron a sus partidarios, particula achaquetas de fustinn. Estos estallidos, que algunas veces precedieron siguieron a los movimientos peticionantes de los cartistas, pero 7 les sirvieron como una suerte de telén de de 1837, hasta enero de 1840; desde mediados de julio hasta fines de septiembre de 1842; desde febrero hasta agosto de 1848°. Las cuestiones fueron muy diversas y aunque el apoyo a la Carta fue por lo general un factor comiin, no siempre fue ello asi. El primer estallido comenzé en 1837 con un gran movimiento de manufactureros del norte, contra la aplicacidn 34 los distrite protesta en los Este movimiento precedié en varios de la Ley de Pobres de meses a la publicacién de la People’s Gharler y solo gradualmente, a través de ditigentes tales como J. R. Stephens y Feargus O'Connor se unié al movimiento cartista. Entre agosto de 1838 y julio de 1839, el acento estuvo puesto estrictamente sobre la campaiia politica en pro de la Carta, pero una vez. que la Peticién hubo sido. presentada al Parlamento, el movimiento cambié de forma. Aun antes de que la Peticién hubiese sido presentada, 30.000 mineros de ‘Tyneside aban- donaron sus tareas en apoyo de la Carta y apoyaron a la Gonvencién 218 | tamuerruo eta nstona cartista en Birmingham —ocasién en que el Parlamento se mantil obstinado— para que convocase a un «Mes Sagrado» o huelga ge para obligar al Parlamento a cambiar de idea. En el término de semana, los dirigentes cartistas habian convocado a huelgas de testa y fue asi como se produjeron «marcha» y manifestaciones de hilanderos de Bolton y de los mineros de Durham y Northumber y revueltas en Birmingham, Manchester y Macclesfield en julio gosto. Pero el movimiento adolecia tanto de falta de apoyo de divisiones entre los dirigentes. A ello siguié la marcha armada John Frost sobre Newport en Monmouthshire en noviembre de I y un levantamiento breve igualmente frustrado en Shelfield y el Wa Reading durante el invierno de 1839-1940. La segunda fase del mm miento social cartista comenzé en el verano de 1842. Al igual que primera, comenzé con casi absoluta independencia de los dirigent artistas nacionales. Las revueltas «Plug-Plow, como se las llamé, Preocuparon esencialmente en sus primeras etapas de cuestiones eco micas tales como el aumento de los salarios y Ia abolicién del sistema: ‘truck (0 pago en mercaderias en lugar de salarios), y se extendicron 1 amente a través de las principales zonas manufactureras. Fue reci después de varios dias de demora que una conferencia cartista, reuni ‘en Manchester, decidié otorgarles su beneplicito. Mientras tanto, tam bién los huelguistas habian vinculado sus demandas econémicas’a log objetivos politicos de la Carta pero para entonces el movimiento esta ya casi agotado. Terminé poco después, en una serie masiva de arrest y sentencias a prisin 0 a deportacion®, La iiltin difundida y significativa, fue la de 1848. P. nueva depresin en 1848, li fase, mucho menos entoneces, después de las condiciones econdmicas estaban mejorame do y sélo disturbios menores, incluyendo una revuelta del hambre Glasgow, precedicron a la presentacién de la tercera Peticién Nacional al Parlamento, el 10 de abril. A ello siguid una serie de «insurrecc * Véanse pigs. 219-225. mo | 219 farmadas, en menor escala, en Manchester y en Londres pero éstas no fueron tanto estallidos sociales locales como los diltimos coletazos de un novimiento politico agonizante Bi cartismo fue, en realidad, un movimiento popular rico y poli- fucético, heredero de una tradicién politica radical pero también hijo We las malas coxechas y la pobreza, las malas viviendas, las enferme- Wades y el desempleo que \compaiiaron al crecimiento de una nueva sociedad industrial. Como tal, miraba tanto hacia las realidades del presente como hacia el pasado y sus formas de accién y expresién, al jul que sus dirigentes y que los elementos sociales divergentes que lo feomponian, mezclaban lo viejo con lo nuevo. Para ilustrar este punto, fexaminemos més detalladamente la que quiz fue la mas significativa ide sus manifestaciones, el movimiento social de 1842. Fue este —entre Jos que compusieron un ciclo de aitos de pobreza— el que justificé la ‘expresién, refiriéndose a la década de los 40, de «Década del Hambres. Bn marzo, el sec rctatio del Interior, Sir James Graham, informé que en tuna poblacién de 16 millones de habitantes habia 1.427.187 personas en la miseria. Se habia producido una sucesi6n de malas cosechas, y el precio medio de la arroba de trigo en 1841-1842 oscilaba entre 64 chelines y 57 chelines 3 peniques en un momento en que los salarios {endian a bajar. Los obreros del algodén en las fabricas de Lancashire y Cheshire ganaban 9 chelines 7 peniques por semana; los salarios de los Acjedores estaban por debajo de I penique la hora y se afirmaba que en Leeds 20.000 personas (una de cada siete u ocho) se veian obligadas a \ivir con un ingreso medio de 11% peniques por semana. En Stockport se habian producido tantos desalojos por falta de pago que algén bro- mista habia escrito en las paredes: «Se alquila Stockport». Comentando elestado de cosas en junio de ese ato, el periédico cartista Northem Siar n haber sido casi de ins- Hlegé a la conclusién —en términos que po piracién jacobina— de que el va ‘ incremento de la riqueza nacional habia caido en manos de un pequeiio grupo de grandes capitalistas y 220 | vamumupentamsrone «compradores», mientras que «tanto el capital de los maestros com@ salatios de los obreros han desaparecido»' E1 22 de julio el precio de la arroba de tigo subi (desde 60 cel 5 peniques en mayo y 62 chelines 3 peniques en junio), hasta alcanga tope de 64 chelines 5 peniques’, y pocos dias después los seftores manufactureros textiles de Stalybridge, junto a Ashtonundery anunciaron su intencién de reducit los salarios de tejedores e hilande Los cartistas locales habian desplegado gran actividad antes de la huh pero al parecer ésta comenzé como una disputa puramente indus dentro de la cual la cuestién de la People’s Charter slo fue introduc mis tarde. Este movimiento fue conocido con el nombre de Revuel Plug-Plot (o complot de las clavijas) porque tomé la forma de un m miento expansivo en el cual los fur-outs (0 manifestantes) marchaban pueblo en pueblo, interrumpicndo el trabajo merced al procecimien de quitar las claijas de las calderas de las fibricas. El movimiento $8 extendié rapidamente desde Ashton hacia Oldham y Manchester y ea simultancamenteestal6 en el Tyneside y en Escocia. Desde Manchestep irradié hacia Lancashire, Yorkshire, Staffordshire, Cheshire, las Ptr Warwickshirey Gales de Su sobre dy, el relato que el Annual Register hizo de los acontecimientos de Manchestee puede dar una idea del tono de esta informacién. Los revoltosos procedieron a reclutar trabajadores en Ashton yy Oldham y las diversas fabricas de la vecindad, y a la mai ina siguiene te se dirigieron, con la misma intencién, a Manchester. Llegaron a Holt Town, en niimero de aproximadamente 5.000, a las diez, pero fueron interceptados en Pollard-street por una tropa de caballeria comandada por el corone! Wemys, una compafifa de rifleros y-un gran cuerpo policial. Estas fuerzas detuvieron su avance moments ‘heamente, pero después de haber aceptado dispersarse, los insurrec= tos se dividieron varios grupos que continuaron sus arbitrarios ricas, impusicron contribuciones a los almae cenes de viveres y terminaron reuniéndose en gran niimero en un terreno baldio cerca de Granby-row, donde fueron arengados por varios oradores populares y declararon su decision de no retornar al trabajo hasta que los salarios fuesen devucktos a las cifras de comien- zos de 1840. Durante la tarde tuvo lugar una refriega en la fibrica de Jos sefiores Birley. Las ventanas fueron totalmente destrozadas y una fa fue muerta por un proyectil arrojado desde el techo. Bl dia 6 se produjeron revueltas similares en diversos lugares de Manchester wn fue completamente destruida. y una estacién policial en New rente herids, fallecieron al dia Dos policias, que habian sido grave siguiente en la enfermerial En Manchester, los manifestantes cerraron unas 130 fibricas de nes y talleres Llgodin y quizés otros tantos talleres de tefido, fundici ide maquinarias, involucrando con todo ello a unos 50.000 obreros. blemente No hubo pillaje excepto de pan, y Jos desérdenes fueron escasos". Pero el dia 7 en Stockport se produjeron revueltas en el trans- ado el asilo, del cual se sacaron 672 panes de nP ‘eurso de las cuales siete libras y 7 libras en cobres. Al dia siguiente eston, el ejército fabrié fuego y cuatro huelguistas resultaron muertos. En Salford, las tropas que defendian la fabrica Adelphi hitieron a cinco personas. tentonces (hacia apenas tuna semana que habia comenzado el movimien- to), el Annual Register informés que «las revueltas se habian extendido a Rochdale, Bury, Macclesfield, Bolton, Huddersfield y todos los distritos ar los ferrocarriles, pero vecinos. Se hicieron varios intentos de d afortunadamente sin éxito». Dos dias mas tarde, las huelgas se habfan extendido a Halifax, Bradford y Leeds en Yorkshire y a los distritos mineros de Staffordshire y Warwickshire. . para entonces y bajo la influencia de los cartistas locales, No obst Yael 7 de agosto, una ssumido una forma politic el movimiento hab stantes en Lancashire y Cheshire en Mottram sari toda labor hasta gran reunién de mani Moor, cerca de Stalybridge, habia resuelto que « sownswo | 221 224 | usumupentansroma uearnsuo | 225 turba se aproximaba a la casa y procedié inmediatamente a El abogado defensor alegé que varios de los prisioneros habian las hacerlo, Estaba sumamente alarmada, porque su esposo no se: ba en sianas. Pero la turba legé a la casa antes de que’ pu fido-alcoholizados; habian encontrado un barril de whisky en el lano y (argument6) bien podia imaginar el jurado «que semejante la casa. Los revotosos exigieron bebida y dinero y all fimulo aplicado a personas que estaban al borde de la inanicin debe «lla se negé a dirselos, pero finalmente les entregé su monederd remporaria, tornéndolas:en therlas conducido a un estado de locu contenfa alrededor de 5 6 6 chelines y ordend a la servidumbrel fn medida inconscientes de sus actos». No obstante, el jurado dectaré les diese de beber. Luego se dirigicron al estudio y comensat Ulpables a todos los prisioneros excepto uno y el mismo veredicto fue estruir y quemar los libros y el mobiliario. Algunos subieron Ynunciado contra la mayoria de las 245 personas mas que fueron jgadas por la Comision Especial de Staffordshire por haber cometido jis Atkins, de cscaleras y prendieron fuego a las habitaciones, otros siguicron al cctiado hasta el sétano e in aron incendiarlo y luego coment laques similares contra las casas del reverendo Charles El Manley, contra Lord Granwille, un duefio de minas, y su agente, Forrest William Parker, lerrateniente de Shelton. Fueron sentenciados a a beber whisky. Tan pronto como vio la casa en Hamas, Ia tes hhuy6 y bused refugio en una vivienda vecina; en e nomento J We Shilton, contra Mr. Barwell de Burslem y cont Phillips, uno de los prisioneros, aparecié dijo: alban a Lond in juez de condado y t incendiarlo todo y a poner las cosas en su lugar». sion con trabajos forzados 146, y 54a ser desterrados por términos El Dr. ie Vale regresé mientras su casa ardia, pero un amigos que variaron entre siete afios y destierro perpetuo. De estos éiltimos, 30 impidié entrar en ella. La turba hizo una fogata con los mue fiquran en los archivos de desterrados a Tasmania. La lista incluye a 12 frente a la casa, y silo dificultosamente se pudo detencrlos. Jineros, 9 alfareros, 2 jornaleros, un albafil, un carpintero, un zapa- Cuando vi que Ia casa se incendiaba (dijo icorge Bailey, {eto, un carretero, un mozo de cuadra, un maquinista de ferrocarril y albafil) fui a buscar a los bomberos y ayudé a apag rar el fae Williams intent6 impedimos que accioniramos la bomba. Pri un torne Este fue sin duda el mayor contingente de prisioneros arrestados, puso un pie sobre la manguera y luego pidié un cuchillo a Cart Para cortarla, pero fue tomado prisionero por Mr. Richard Gj antes de que pudicse hacerlo, Via Wright poner una cama sobre fuego frente a la casa. Yo lo conocia. Vi también a Joseph Whit conocido por el apodo de Joco. Lo vi incendi ‘encarcelados y deportados por participar en los desérdenes cartisas. Pero estos disturbios no fueron; de ninguna manera, tipicos de los general, Fueron, Fellidos y de los movimientos eartistas populares en. Ab igual que las ocasionales incursiones a los almacenes de viveres y las ar un piano: Deka famenazas a los ferrocarriles, fabricas y maquinatias, desprendimientos 1842, la policia, los En ese momento habia ¢ rocientas © quinientas personas. Us Jos movimientos obreros de la década de 1840. E clos prisioneros fue sorprendido robando pequeiios objetos, gorrasy Imagistrados y cl ejército de Manchester y otras ciudades fabriles no tijeras,ctc., y poniéndolos en sus bobillos. Las personas que haba hhubiesen podido evitar desérdenes atin més violentos silos huelguistas 0 llamado a los bomberos estaban apagando el fuego cuando llegé el sus dirigentes hubiesen decidido repetir en mayor escala los métodos de jército y varios de los revoltosos fiteron detenides' Jas revucltas «anticatélicas» en Londres o de las revueltas «por la Iglesia y el Rey» en Birmingham, que se habian producido cincuenta afios 226 | umuermuoeniamsrona antes". Pero la indole de las disputas industriales y de las manifest Notas nes populares estaba -ambiando y aunque habia, dentro del cart elementos que afioraban tanto la violencia como la «edad doradail un pasado idilico, habia otros para quienes el presente offecla posibilidades y nuevos métodos para reparar injusticias. Tanto entre J. Gitado por Asa riggs, en Chris Sts, Londes, 195, p10. dirigentes como entre sus partidarios habia muchos que sofiaban Mid p28 ; Fetornar, a través de la Carta, desde las oscuras realidades sociales inlet apron ich Aare Pama Th Dresente hasta el antguo ideal jacbino de una soiedad de pe stad de FC. Mather, Pole Ondine fhe Chr, Manche, 1930p. ‘maestros y artesanos capacitados. Y O'Connor, para quien las ma : gun cuarocicdo:e dels revuctasde Rebeca, noviem y la era industrial constituian un anatema, creia que podria resolver mi capital nsiero 10, problemas de los obreros barriendo con la poblaci yR, Postgat, The Common Pop 1746-1988, Landes, 19 G. Kitson Clark unger and Pots in 1842s, en Jounalof Maden His pp. 296.28; XXV (1955 urbana sobrab devolviéndola a la tierra. Pero a pesar de todas estas nostalgias y e9 355-374 laciones utépicas, el cart: como producto de una sociedad indus >. Para los precios de rigo en 1842, véase Gan’: Maacing, neva serie, XVI, 119, 231,343,455, 967,674; XVIN, 111, 225, 885, 47,559,679. 8B, Ann Regitr, LXXXTV (1842, 138184. 9, Véase Charts and the Trade Unions, en Our Hi, alleto N31, otto 1969, pp. cen evolucién, debia, a fin de perdurar, buscar nuevos medios de infl sobre la conciencia nacional. Los encontré en la agitacién politica Ja Carta, en la Asociacién Nacional para la Carta, que fue un ten hho antecedente de un partido «obrero», y en los movimientos obre ad industriales, particularmente los de 1842 10. Para un relat vvido, basa prncipalmente en materiales documentales locales, Eat la novela de Frederick Hamper, Pstos tenian también rai wi Cote, Lanes, 1962, pp 138-156 tradicionales: la Carta misma, como la hemos visto, derivé de model By sana! ge, LXXCKIV (1040, 157-190 radicales anteriores y el movimiento industrial podia ain, como ef lk 12. id, p. 163; Tasmanian tate Archives, MSS, 2/24, 2/200, 2 Potteries, manifestarse a través de ataques a la propiedad segiin el vie 13. Mather opt pp. 16. estilo. Pero en ninguno de los casos hubo realmente una vuelta al p do. Los Seis Puntos significaban algo muy diferente cuando se digi a los «manos negras» de las zonas industriales que lo que podian hal signifi do dirigidos al clero, la clase media y los jefes de familia «at ‘modados» de Westminster. En cuanto a los alfareros y a los mineros Hanley, pese a sus formas anti través de la C idas de accién, habia \dquitido politica del futuro que no tuview los revoltosos de 1780 y 1791. En resumen: a pesar de que el cartis reflej6 los ditimos estertores de una socie: ad agonizan tiempo la expresi6n del alumbramiento de una nueva.

You might also like