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ANAHI BALLENT JORGE FRANCISCO LIERNUR LA CASA Y LA MULTITUD Vivienda, politica y cultura en la Argentina moderna i) FONDO DE CULTURA ECONOMICA Mexico - ARGENTINA - Brastl.~ Cotompia - Cut - Espata Esrapos UNID0s DE AMERICA - GUATEMALA - PERU - VENEZUELA IL. PRECARIEDAD Y MODERNIZACION. LA HABITACION POPULAR EN EL UMBRAL. DE LA METROPOLIS* Jorge Francisco Liernur Conranos con dos, quiz4 tres representaciones para pensar la Ciudad de Buenos Aires seatin pudo haber sido entre fines del siglo xixy comien- ‘20s del xx.! Una de ellas es la de la “Gran Aldea’: la ciudad colonial de casas bajas con patios, blanqueadas a la cal; con sus iglesias, su cabildo, sus quintas, su fuerte, su rio, Asociamos la otra con las ilustraciones del Centenario: lujosas mansiones alrancesadas, la avenida de Mayo, los conventillos, el Colén, los faroles, el puerto, cl empedrado. Menos difun- ida que las anteriores, para algunos hay una tercera ciudad que habria texistido en un tiempo intermedio: la Buenos Aires italianizante de Mitre y Avellaneda; la ciudad de la Aduana de Taylor, el Col6n de Pellegrini, el ‘Club del Progreso y los primeros conventillos.? ‘La primera versién de este trabajo fe publicada como “La ciudad efimera”, en Jorge Francisco Lietnur y Graciela Silvestri, El wanbral de fa metrpolis, Transformaciones te easy endtura en la modernizacion de Buenos Aives, Buenos Aires, Sudamericana, 1993. 1 Zetendemos por "representaciones de Ia ciudad” a las imgenes unitarias 0 de tol Jidad que construimos della sobre Ia base de los testimonios parciales, veuales © no, con due cantaraos para un perfodo determinado, Las representaclones aque nosreferimos no see catiamente se vonfiguran como totalidades o son aceptadas o formuladas de modo Tonseienteyexplfelto, Sin emnbargo, como lo reconoce Bachelard, las reconsirucciones de Touacontecitnientos histévieos, en tanto manifestaciones de la memoria, no pueden eludir “cr imaginadas en un espacio y seg unas formas detcrminadas. Son este espacio yestns formas en sentido amplio lo que aqui designamos como “representaciones” 74 ln formactn de estas representaciones han contribuido los trabajos publicados hhasta ahora sobre la historia de la arquitectura de Buenos Aires durante el perfodo, Un buon ejemplo lo constituye James Scobie, Buenos Aires. Del centr a fos harris. 1870- 1910, Buenos Aires, 1977, cap. 4, n, 14. Alle citan como “referencias ctiles": Mario Busthiansos La arguitecture en la Repablica Argentina, 1810-1930, Buenos Ares, 1966; Forge Gazeaneo y Mabel M. Scarone, Arguiteciura de la revolucidn industrial, Bucnos Aires, 1066; Instituto de Arte Americano de la Facultad de Arquitectura de la Universi dad de Buenos Aires, La arquiectura en Buenos Aires 1850-1880, Buenos Aites, 1965; Jose Xavier Martini y Jone Maria Peta, La ornamentacion en la arquitecturn de Buenos Aires, 37 88 SOCIEDAD, INSTITUCIONES Y POLITICAS Las tres representaciones tienen en comuin imagenes deun ambiente sélido y de cierta coherencia, Sin embargo, sea porque se consideren los trabajos que muestran grandes oscilaciones en los movimientos migratorios 0 porque se tengan en cuenta los mAs reciertes estudios sobre la inestabilidad ocupacional y los continuos desplazamientos y cambios en la producci6n. o més simplemente porque se lo piense desde elsentide comiin, sorprende que nunca se haya trabajado con una hipé- tesis menos “definitiva” de la imagen urbana. Es razonable pensar que a lo largo de la segunda mitad del siglo xrx, y especialmente en las décadas que siguieron a Caseros, un lugar de crecimiento tan vertiginoso como Buenos Aires haya tenidomas aspecto de Far West que de chato pueblo colonial 0 de luminose metropolis europea, Quiero decir que Buenos Aires debié de ser en esosafios mucho mds estadounidense, més modernamente estadounidense—y con ello no formalizada y caética— de lo que estamos habituados a imaginar, Sin negar la formacion paralela de la metrépolis moderna, s6lida, del Centenario, el objeto de este trabajo es revelar el estrato effmero subyacente en esa metrépolis, estrato que en su momento configuré una considerable porcisn del artefacto urbano, aunque no dejé las huellas de papel de los proyectos ni los muros adomnadlos que hoy nos impresionan. Quizais no hemos reparado en esa ciudad porque no tevo la fuerza necesaria como para marcar nuestra ciudad presente. Quizés no la hemos “visto” porque hasta hace pocos afios estuvimos instalados 2n el centro, muy cerca del poder y de la plaza, y desde alli hemos mirado solo unos monumentos siempre sdlidos, Cuando nos desplazamos ala periferia, en cambio, las formas pierden sus perfiles nitidos, el orden se distiende y comienzan a advertirse los vacios, los flecos, las lojedades. Pero también debié de ser nuestra forma de seleccionar y leer los documentos la que fue volviéndola invisible. La ciudad efimera se regis- tra en los censos, como comprobaremos en seguida, pero esta es una 2 vols, Buenos Aires, 1966-1967; Fedetico Ortlz eral, La arguitectia del iberalismo ent a Argentina, Buenos Aires, 1968; a estas se agrega Carlos Marfa Morales, "Estudio topo- _graticoy edilicio de la Ciudad de Buenos Aires", en Censo General de a Ciedad de Buetios Aires, Buenos Aires, 1909, Véase Femando Rocchi y Michael Johns, “Capital industrial y espacio urbana, Bue nos Aires durante el auge del proceso agroexportadot", mimeo presentado en Jornadas Buenos Aires mederia. Historia y perspectiva urbana (1870-1940), Buenos Xres, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estticas "Mario J, Busehinzza", mavo de 1990, PRECARIEDAD ¥ MODERNIZACION 30 hjuella demasiado tenue, no decisiva para este objeto: con frecuencia, Jas construcciones son tan transitorias o tan clandestinas que no pueden ono quieren ser registradas oficialmente. En las fotografias y los daguerrotipos, en cambio, el espectro se reconoce con las mismas formas borrosas y lejanas de la escena cla- ye de Blow up. Siempre hemos aceptado, con su enunciado central de logros —la casa, el teatro, el monumento, el parque— las imé- ‘genes que aquellos fotégrafos lanzaron hacia el futuro como los testi- monios de la construceién del proyecto. Sin embargo, basta mirar los rrasgos sécundarios, transformar el fondo en figura, para advertir, ali donde la voluntad de representacién se descuida, las elocuencias de esas huellas de la fugacidad, Examinemos una fotografia muy conocida (véase Ia figura 1). Se trata de la que lleva el ntimero 196 del Album de vistas, tipos y castumbres del Buenos Aires antiguo, de la casa Witcomb. prance takians a iba enaerracome ‘produciendo y confirmando en la observacién de una innumerable cantidad de imagenes Exposicién Internacional Argentina, Buenos Aires, 1911; Album Gréfico del Centenario, oo SOCIEDAD, INSTITUCIONES Y POLITICAS Ficura 1. Album Witcomb, Buenos Aires, vista desde cl 1fo, Su protagonista es la orilla del rio en la zona central de Ia ciudad. El plano esta dividido en forma horizontal: la mitad superior es blanca corresponde al cielo; la inferior, oscura, esté ocupada por sl rfo, En el ‘llbum, la foto se llama “Aduana, Casa Rosada, Hstacién Centra, restos del bastion del Fuerte”. Bfectivamente, en la angosta franja con edificios que atraviesa de lado a lado el centro de la ‘imagen, al menos un. guint corresponde a una obra de gran importancia institucional yarquitecté- nica: Ia Aduana de Taylor. La Estacién Central llena algo més que otro quinto de la franja. La Aduana y la estacién dan cuenta de las transfor- tmacione, del progres, ycontrastan con os restos del fuerte, emblem Pero ¢qué otras cosas pueden verse si se reci i Paisaje que sirve de “fondo” a esas Riguras principales? Un nancy de senna, Buenos Aes, 1898; bur de vistas del Ferocuri de a "es Buenos Aires, 189; Album de visas ycostumbyes fe Baan hea Baca no, {895 Acetas imgonesdebn ape as des pulicacones Py, Cais Gar ‘Sudamericano, ademas: 1s fotografias del tivo Grifico N rei Gfico del Instituto de Are American vnculadna sos tenes one ee PRECARIEDAD ¥ MODERNIZACION. 6 derecha a izquierda, de norte a sur, puede describirse como sigue. Comenzamos con una casa de dos plantas, seguramente sobre Paseo de Julio, debajo de la cual unos arcos ocupan un plano algo més avan- zado. En la misma direccién, estos prosiguen por debajo de un edificio jidentificado como “café-restaurante”, quiza de madera, Detrés, por ‘encima de este tltimo y sobre alguna terraza, se distingue una cons- truccién indudablemente de lata con un cartel que anuncia una “Hoja~ laterfa”, Siguiendo hacia el sur hay una casilla prefabricada del ferro- carril en el mismo nivel y el mismo plano que los arcos; detrés, vemos ‘unas pocas casas bajas y, algo mas hacia el oeste, el Hotel del Faro. Se suceden luego tres edificios bajos de albaiilerfa y e] Hotel del Globo, que se recorta sobre la silueta de la cipula de la Catedral. Pegado a ellos hay un grupo de construcciones precarias, probablemente casillas y depésitos, a los que siguen varios edificios de poca altura, uno de ellos con torre6n, y detrés el Teatro Colén, Desde las construcciones precatias, por un buen tramo ocupa el primer plano la estacién Central, prefa- bricada en chapa y madera. Sobre las vias, entre la estacién y la costa, se ven varios vagones y otra casilla prefabricada de madera. Se inician cen seguida las formas del Correo, con el fondo de la Casa Rosada, a la que sigue la Aduana Nueva. La tiltima construcci6n sobre la izquierda es el muelle de madera, Figura 2. Buenos Aires, ampliacién de un sector de la vista de la figura 1

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