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ANAHI BALLENT JORGE FRANCISCO LIERNUR LA CASA Y LA MULTITUD Vivienda, politica y cultura en la Argentina moderna i) FONDO DE CULTURA ECONOMICA Mexico - ARGENTINA - Brastl.~ Cotompia - Cut - Espata Esrapos UNID0s DE AMERICA - GUATEMALA - PERU - VENEZUELA IL. PRECARIEDAD Y MODERNIZACION. LA HABITACION POPULAR EN EL UMBRAL. DE LA METROPOLIS* Jorge Francisco Liernur Conranos con dos, quiz4 tres representaciones para pensar la Ciudad de Buenos Aires seatin pudo haber sido entre fines del siglo xixy comien- ‘20s del xx.! Una de ellas es la de la “Gran Aldea’: la ciudad colonial de casas bajas con patios, blanqueadas a la cal; con sus iglesias, su cabildo, sus quintas, su fuerte, su rio, Asociamos la otra con las ilustraciones del Centenario: lujosas mansiones alrancesadas, la avenida de Mayo, los conventillos, el Colén, los faroles, el puerto, cl empedrado. Menos difun- ida que las anteriores, para algunos hay una tercera ciudad que habria texistido en un tiempo intermedio: la Buenos Aires italianizante de Mitre y Avellaneda; la ciudad de la Aduana de Taylor, el Col6n de Pellegrini, el ‘Club del Progreso y los primeros conventillos.? ‘La primera versién de este trabajo fe publicada como “La ciudad efimera”, en Jorge Francisco Lietnur y Graciela Silvestri, El wanbral de fa metrpolis, Transformaciones te easy endtura en la modernizacion de Buenos Aives, Buenos Aires, Sudamericana, 1993. 1 Zetendemos por "representaciones de Ia ciudad” a las imgenes unitarias 0 de tol Jidad que construimos della sobre Ia base de los testimonios parciales, veuales © no, con due cantaraos para un perfodo determinado, Las representaclones aque nosreferimos no see catiamente se vonfiguran como totalidades o son aceptadas o formuladas de modo Tonseienteyexplfelto, Sin emnbargo, como lo reconoce Bachelard, las reconsirucciones de Touacontecitnientos histévieos, en tanto manifestaciones de la memoria, no pueden eludir “cr imaginadas en un espacio y seg unas formas detcrminadas. Son este espacio yestns formas en sentido amplio lo que aqui designamos como “representaciones” 74 ln formactn de estas representaciones han contribuido los trabajos publicados hhasta ahora sobre la historia de la arquitectura de Buenos Aires durante el perfodo, Un buon ejemplo lo constituye James Scobie, Buenos Aires. Del centr a fos harris. 1870- 1910, Buenos Aires, 1977, cap. 4, n, 14. Alle citan como “referencias ctiles": Mario Busthiansos La arguitecture en la Repablica Argentina, 1810-1930, Buenos Ares, 1966; Forge Gazeaneo y Mabel M. Scarone, Arguiteciura de la revolucidn industrial, Bucnos Aires, 1066; Instituto de Arte Americano de la Facultad de Arquitectura de la Universi dad de Buenos Aires, La arquiectura en Buenos Aires 1850-1880, Buenos Aites, 1965; Jose Xavier Martini y Jone Maria Peta, La ornamentacion en la arquitecturn de Buenos Aires, 37 88 SOCIEDAD, INSTITUCIONES Y POLITICAS Las tres representaciones tienen en comuin imagenes deun ambiente sélido y de cierta coherencia, Sin embargo, sea porque se consideren los trabajos que muestran grandes oscilaciones en los movimientos migratorios 0 porque se tengan en cuenta los mAs reciertes estudios sobre la inestabilidad ocupacional y los continuos desplazamientos y cambios en la producci6n. o més simplemente porque se lo piense desde elsentide comiin, sorprende que nunca se haya trabajado con una hipé- tesis menos “definitiva” de la imagen urbana. Es razonable pensar que a lo largo de la segunda mitad del siglo xrx, y especialmente en las décadas que siguieron a Caseros, un lugar de crecimiento tan vertiginoso como Buenos Aires haya tenidomas aspecto de Far West que de chato pueblo colonial 0 de luminose metropolis europea, Quiero decir que Buenos Aires debié de ser en esosafios mucho mds estadounidense, més modernamente estadounidense—y con ello no formalizada y caética— de lo que estamos habituados a imaginar, Sin negar la formacion paralela de la metrépolis moderna, s6lida, del Centenario, el objeto de este trabajo es revelar el estrato effmero subyacente en esa metrépolis, estrato que en su momento configuré una considerable porcisn del artefacto urbano, aunque no dejé las huellas de papel de los proyectos ni los muros adomnadlos que hoy nos impresionan. Quizais no hemos reparado en esa ciudad porque no tevo la fuerza necesaria como para marcar nuestra ciudad presente. Quizés no la hemos “visto” porque hasta hace pocos afios estuvimos instalados 2n el centro, muy cerca del poder y de la plaza, y desde alli hemos mirado solo unos monumentos siempre sdlidos, Cuando nos desplazamos ala periferia, en cambio, las formas pierden sus perfiles nitidos, el orden se distiende y comienzan a advertirse los vacios, los flecos, las lojedades. Pero también debié de ser nuestra forma de seleccionar y leer los documentos la que fue volviéndola invisible. La ciudad efimera se regis- tra en los censos, como comprobaremos en seguida, pero esta es una 2 vols, Buenos Aires, 1966-1967; Fedetico Ortlz eral, La arguitectia del iberalismo ent a Argentina, Buenos Aires, 1968; a estas se agrega Carlos Marfa Morales, "Estudio topo- _graticoy edilicio de la Ciudad de Buenos Aires", en Censo General de a Ciedad de Buetios Aires, Buenos Aires, 1909, Véase Femando Rocchi y Michael Johns, “Capital industrial y espacio urbana, Bue nos Aires durante el auge del proceso agroexportadot", mimeo presentado en Jornadas Buenos Aires mederia. Historia y perspectiva urbana (1870-1940), Buenos Xres, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estticas "Mario J, Busehinzza", mavo de 1990, PRECARIEDAD ¥ MODERNIZACION 30 hjuella demasiado tenue, no decisiva para este objeto: con frecuencia, Jas construcciones son tan transitorias o tan clandestinas que no pueden ono quieren ser registradas oficialmente. En las fotografias y los daguerrotipos, en cambio, el espectro se reconoce con las mismas formas borrosas y lejanas de la escena cla- ye de Blow up. Siempre hemos aceptado, con su enunciado central de logros —la casa, el teatro, el monumento, el parque— las imé- ‘genes que aquellos fotégrafos lanzaron hacia el futuro como los testi- monios de la construceién del proyecto. Sin embargo, basta mirar los rrasgos sécundarios, transformar el fondo en figura, para advertir, ali donde la voluntad de representacién se descuida, las elocuencias de esas huellas de la fugacidad, Examinemos una fotografia muy conocida (véase Ia figura 1). Se trata de la que lleva el ntimero 196 del Album de vistas, tipos y castumbres del Buenos Aires antiguo, de la casa Witcomb. prance takians a iba enaerracome ‘produciendo y confirmando en la observacién de una innumerable cantidad de imagenes Exposicién Internacional Argentina, Buenos Aires, 1911; Album Gréfico del Centenario, oo SOCIEDAD, INSTITUCIONES Y POLITICAS Ficura 1. Album Witcomb, Buenos Aires, vista desde cl 1fo, Su protagonista es la orilla del rio en la zona central de Ia ciudad. El plano esta dividido en forma horizontal: la mitad superior es blanca corresponde al cielo; la inferior, oscura, esté ocupada por sl rfo, En el ‘llbum, la foto se llama “Aduana, Casa Rosada, Hstacién Centra, restos del bastion del Fuerte”. Bfectivamente, en la angosta franja con edificios que atraviesa de lado a lado el centro de la ‘imagen, al menos un. guint corresponde a una obra de gran importancia institucional yarquitecté- nica: Ia Aduana de Taylor. La Estacién Central llena algo més que otro quinto de la franja. La Aduana y la estacién dan cuenta de las transfor- tmacione, del progres, ycontrastan con os restos del fuerte, emblem Pero ¢qué otras cosas pueden verse si se reci i Paisaje que sirve de “fondo” a esas Riguras principales? Un nancy de senna, Buenos Aes, 1898; bur de vistas del Ferocuri de a "es Buenos Aires, 189; Album de visas ycostumbyes fe Baan hea Baca no, {895 Acetas imgonesdebn ape as des pulicacones Py, Cais Gar ‘Sudamericano, ademas: 1s fotografias del tivo Grifico N rei Gfico del Instituto de Are American vnculadna sos tenes one ee PRECARIEDAD ¥ MODERNIZACION. 6 derecha a izquierda, de norte a sur, puede describirse como sigue. Comenzamos con una casa de dos plantas, seguramente sobre Paseo de Julio, debajo de la cual unos arcos ocupan un plano algo més avan- zado. En la misma direccién, estos prosiguen por debajo de un edificio jidentificado como “café-restaurante”, quiza de madera, Detrés, por ‘encima de este tltimo y sobre alguna terraza, se distingue una cons- truccién indudablemente de lata con un cartel que anuncia una “Hoja~ laterfa”, Siguiendo hacia el sur hay una casilla prefabricada del ferro- carril en el mismo nivel y el mismo plano que los arcos; detrés, vemos ‘unas pocas casas bajas y, algo mas hacia el oeste, el Hotel del Faro. Se suceden luego tres edificios bajos de albaiilerfa y e] Hotel del Globo, que se recorta sobre la silueta de la cipula de la Catedral. Pegado a ellos hay un grupo de construcciones precarias, probablemente casillas y depésitos, a los que siguen varios edificios de poca altura, uno de ellos con torre6n, y detrés el Teatro Colén, Desde las construcciones precatias, por un buen tramo ocupa el primer plano la estacién Central, prefa- bricada en chapa y madera. Sobre las vias, entre la estacién y la costa, se ven varios vagones y otra casilla prefabricada de madera. Se inician cen seguida las formas del Correo, con el fondo de la Casa Rosada, a la que sigue la Aduana Nueva. La tiltima construcci6n sobre la izquierda es el muelle de madera, Figura 2. Buenos Aires, ampliacién de un sector de la vista de la figura 1 62 ‘SOCIEDAD, INSTITUCIONES ¥ POLITICAS Podriamos completar la observacién con dos operaciones. Una es ima- ginar lo que el hemiciclo de la Aduana Nueva oculta (foto 197 del Albuan): el barracén de la estacién Venezutela y las casuchas que la rodean, el precario viaducto de San Telmo y, mas atras, el corralon de madera de Tomas Dreysdale. Otra es continuar nuestro giro hasta completar 360 grados para comprobar que, como observadores, estamos instalados en el extremo del muelle de pasajeros, una importante construceién de madera que desaparecerd pocos afios después. Si examinamos otra fotografia, igualmente conocida, pero esta vez en la zona norte de Ja ciudad, obtendremos un resultado parecido. Ele~ gimos la ntimero 151 del mismo élbum, donde se muestra el nuevo Cementerio de la Recoleta en la década del noventa, con muchos de sus ‘monumentos ya constraidos. Las tumbas ocupan esta ver €] 60% inferior de la imagen; el sector restante se divide aproximadamente en mitades el cielo, en la de arriba, y los edificios de los alrededores, en la de abajo. Todo este entorno constituye una masa indiferenciada de galpoues y casillas de madera y chapas, de la que emerge, aislada, una gran cons- truceién de ladrillos. Qué plantean acerca de esta “ciudad efimera” los grandes trabajos sobre Buenos Aires? No la corroboran ni Ja niegan, Cuandose observa del modo que aquf proponemos el material grafico que acompafia a esos textos, la “ciudad efimera” suele estar muchas veces frente a nuestros ojos. Cuando se los lee, no es negada, pero tampoco se le reconoce una entidad sustantiva, y si esto ocurre se trata de una presencia furtiva James Scobie, por ejemplo, la ha insinvado apenas.3 Quiz porque la materialidad del artefacto urbano no est en el centro desu interés, o porqne procura marcar la separacién entre la ciudad del Centenario y la ciudad de Caseros, su trabajo saltea, en cierto modo, laciudad del campamento, Describe en detalle el barrio en toro de la Plaza de Mayo y Victoria, apoyado sobre todo en el censo de 1869, pero no alude a las caracteristicas constructivas de los conventillos. “Sus” zasas de la ciudad de 1870 son, con sus patios y sus muros, no muy distintas de las de Ja ciudad de Caseros. Muchas de las construceiones de las que nos ocuparemos son mencionadas, pero rara ver.se nos dice e6mo estén construidas. Cuando describe un “paseo por la ciudad”, por ejemplo, 5 ease James Scobie, Buenos Aires, Del centro alas barios, op. cit. PRECARIEDAD ¥ MODERNIZACTON 6 pasa de la Plaza Constitucién, por la calle Lima, hasta Ia calle Victoria, diciendo: pespués de un viaje de diez cuadras se Negaba a Plaza de Monserrat. t= ruta atravesaba dos parroguias, la de Concepcidn y la de Monserrat [1 ‘agai Tas casas y calles pareeian més nuevas que al sur de Plaza de Mayo. Ta edificacign més caracteristica era Ja modesta casa de una planta cons: truida alrededor de uno 0 dos patios interiores ocupada por una sola famn lia, Frecuentemente, sin embargo, varias familias compartéan una cast més grande, de uno o dos pisos, dividida en departamentos de dos 0 tes hhabitaciones que daban a corredores o patios.$ Lucgo de referirse a las caracteristicas sociales del barrie, Scobie pro- sigue con un salto brusco: “Desde la Plaza de Monserrat —escribe— una breve caminata por la calle Lima desembocaba en la calle Vietoria” Nada de lo dicho puede imputarse como errGneo. Sin embargo. $1 enel imaginario paseo en algin momento de la década de 1870, alguien hubiera llamado la atenci6n del gran historiador estadounidense acerca delas particulares caracteristicas materiales de muchas delas construc: clones frente alas cuales pasaba, y si ademds se hubiera tenido en cuenta {que por reglamento del municipio as fachadas de los edificios de madera J chap debian ser de albatilerfa, podria haberse formulado una repre Jentaridn algo diversa de la ciudad, indicio a su vez para otras lecturas de su historia, ‘En efecto, si volviéramos a “caminax” pot los mismos parajes, ade- més de ratificar Ia existencia de las casas a que se refiere Scobie, podria~ mos hacer las siguientes observaciones. Toda la manzana al oeste de la Plaza Constitucién, la bordeada por Santiago del Estero, Pavén, Salta yyla actual Constitucién, estaba constituida por barracas y casilles pre- Rarias; y de los dos terrenos en que estaba dividido el frente de Ia calle Constitucién sobre la misma plaza, uno era un baldio y el otro estaba apenas ocupado también por construcciones de madera. Carninando por Lima hacia Vietoria, en la esquina noroeste del cruce con Cocha- bemba habia tres construccfones del tipo que estamos describiendo: dos conventillos, parcialmente de madera, de doce habitaciones cada 6 bid Tid. 64 SOCLEDAD, INSTITUCIONES Y POLITICAS uno; y una mezcla de enorme barracén con cuatro habitaciones, total- mente de madera. En la manana siguiente, casi legandc a Comercio, sobre la mano izquierda, se levantaba otra construccion demadera, y ent In esquina estaba el gran galpén de chapa donde Luis Martinez Otamendi tenfa un “molino de aserrax”, Entre Comercio y Europa solo se vefan construcciones de albattileria, pero llegando a Estados Unidos se hallaba otro gran conventillo de madera y, en la esquina, un baldio, como lo era todo el terreno que se extendfa sobre el frente de la calle hasta Indepen- dencia, Un conventillo de madera de diez habitaciones remataba la cua~ Gra siguiente, pasando cl mercado. Entre Salta y México, casi Ilegando a esta ditima, habla dos conventillos precarios —uno de ellos, de 18 habitaciones—, y otro sobre México, en la vereda de enfrente, parcial- ‘mente campletado en los fondos. ‘res predios més adelante, también habia una caballeriza en parte de madera. En la siguiente cuadra, con- tinuando hacia el norte, sobre Independencia se encontraba una barraca con veinte habitaciones. Muchas de las casas entre Belgrano y Moreno tenfan agregados precarios y acumulaban ms de cuarenta habitaciones, Alllegar a Ia Plaza de Montserrat, se hubiera advertido que frente a ella habia, entre uno de sus bordes y la calle Lima, dos terrenss acupados casi totalmente por construcciones de madera y chapa, uno de los cuales, le casi un cuarto de manzana, destinaba su propietario Anconio Azcué- naga Lozano a un conventillo de 24 habitaciones “con barraca”, Ahi nomis, en Santiago del Estero y Salta, podia verse un conventillo “de hapa” con 32 habitaciones, propiedad de los Lanis. Siguiendo por Lima, habia también un galpén de chapa en medio de ka manzana, y enfrenie, ‘ocupando casi media cuadra, un enorme patio, bordeado de tinglados de madera, que albergaba 18 habitaciones. Otro galpén de chapa cubria el segundo terreno, pasando Victoria. La caminata podia culminarse con lavisita sobre Victoria o sobre Rivadavia a cualquiera de los conventillos precarios que habfa en cada una. Hemos extraido los datos para esta descripeién del catastro levantado Por Beare en 1870. Qué nos dice la misma fuente de otras zonas de la ciudad, sin alejarnos hacia los “pueblos” periféricos, sin buscar las zonas bajas ¢ inundables, y aun teniendo en cuenta, como hemos dicho, que cierto tipo de construcciones no debi6 siquiera ser registrado? En el norte, por ejemplo, si en 1870 se recorria el sector limitado por Juncal, Callao, Cérdoba y Uruguay, se encontraba la siguiente rela- cion entre constracciones precarias y de albanileria: PRECARIEDAD ¥ MODERNIZACION 65 Juncal, Uruguay, Arenales, Libertad: 11/57; Santa Fe, Montevideo, Juncal, Uruguay: 13/32; Cérdoba, Montevideo, Santa Fe, Uruguay: 52/173; Cordoba, Montevideo, Santa Fe, Callao: 42/102; Arenales, Montevideo, Callao, Juncal: 16/40. Enel sur, en San Telmo, en el perimetro limitado por Caseros, Defensa, Independencia y Chacabuco, las proporciones eran: Peri, San Juan, Chacabuco, Garay: 10/77; Perti, México, Chacabuco, Independencia: 5/65: Garay, Pert, Caserus, Chacabuco: 15/46; Chacabuco, Independencia, Peri, Europa: 11/67; Europa, Chacabuco, San Juan, Pert: 4/82; Rolfvar, Caseros, Pert. Garay: 9/50: San Juan, Peri, Europa, Bolivar: 3/60; Europa, Defensa, Bolivar, San Juan: 1/40; Europa, Peni, Bolivar, Independencia: 3/69) Europa, Defensa, Bolivar, Independencia: 7/4. Vemos entonces que, aun en las zonas mas cercanas al centro, durante Ia década de 1870 habia muchas construcciones precarias. Observando fotografias y daguerrotipos, pareciera que en la década siguiente fueron incluso mas abundantes. Eneste punto puede preguntarse si “efimero” es el adjetivo més adecuado para designar este estadio de Buenos Aires, teniendo en cuenta que de algxin modo toda ciudad moderna lo es, puesto que su renovacién cons- ‘ante es una condicion de su existencia, Podriamos hablar de una ciudad precaria, transitoria 0 provisoria, reforzando en todos los casos la espe- cial dimensién temporal de nuestro objeto. Preferimos una designaciGn que noaluda a alguna parcialidad social —inds alld de que esto es obvio en el caso de la vivienda—, porque nos permite prestar atencién a una condicién generalizada, a una direccién resultante del conjunto de fuerzas que operan sobre la ciudad en este ‘tramo del siglo. En este sentido, lo efirmero, lo transitorio de las construc- ciones de Buenos Aires entre Caseros y la década de 1890 no expresan solo la pobreza de algunos, sino la incertidurnbre generalizada, el estadio 66 SOCIEDAD, INSTITUCIONES Y POLITICAS FiouRa 3. Conventilo de chapa y madera en Barracas, anterior al de un proyecto consolidado, Podriamos distinguir lo effmero que resulta de la dinémica urbana moderna de fo que parece haber sido este caracter effmero sin utopia compartida de la ciudad de los afios de Avellaneda o de Mitre, Pero gno era profundamente moderaa, avanzada, esta ciudad que sc instalaba con violencia, casi con voracidad espacial, en los bordes, en los resquticios, en las terrazas de la ciudad vieja? éYnoera precisamente sachlich, puramente objetivo, arterikanismus absoluto, este galponerio ingenieril que se quitaba impucdorosamente todos los ropajes de la “Cultura” del mismo modo, exactamente del mismo modo, en quco estaban haciendo al mismo tiempoy para escan- dalo de Europa los americanos del otro hemisferio? El tiempo de lo efimero cs un tiempo de un dia, como una suerte de presente absolito. En nuestro caso, efimero parece ser el estado de un tlempo en el que se producfa un despegarse del pasadc, cuando no interesaba sujetarse a las formas, a los proyectos y al futuro, Si se obser- van estas construcciones, pueden comprobarse distintas formas de mani- festarse de esas afirmaciones de puro presente: las que se jugaban todo ‘una racha momentanea; las que se sabfan en una estacién de paso; las ‘que no tenfan recursos para prever nada. t i PRECARIEDAD Y MODERNIZACION or En América Latina, como en otros sectores de Africa y Asia incor- porados bruscamente a la econom{a-mundo para prover las materias primas que requeria la Revolucién Industrial en Europa y Estados Uni- dos, las instalaciones provisorias adquirieron la forma de las llamadas ciudades campamentos. Un considerable sector de las construcciones del siglo xix en el Brasil fue realizado importando piezas prefabricadas hechas principalmente por empresas francesas. De este modo se cons- trufan en tiempos brevisimos instalaciones de todo tipo, desde viviendas hasta mercados y teatros.S Esta misma fue la politica aplicada por la United Fruit en Centroamérica o por las compafifas petroliferas que operaron en Venezuela, donde se conserva buena parte de las construc: ciones del golfo de Maracaibo realizadas segtin estos sistemas de cam- pamento. También en Chile las compatifas salitreras montaron ciudades de este tipo, como Maria Elena, Chacabuco 0 Pedro de Valdivia;® y en Uruguay, la compafiia Liebig construyé de este modo, con casas de chapa ymadera, el pueblo que lleva su nombre.10 En Argentina, pueden localizarse instalactones campamento en muchos puntos del territorio, No fueron precarias, provisionales ni pre- fabricadas sus construcciones, pero los pueblos de los ingenios de Tucu- man entran en esta clasificacién, del mismo modo que los pueblos tani- neros.!! En la Patagonia, y especialmente en sus ciudades costeras, hallamos varias de las caracteristicas de “precariedad” que se repiten en Buenos Aires. ®8 vease Geraldo Gomer da Silva, Arquitectura do ferro no Brasil, San Pablo, 1986. Fue _muiy habitval la construecion de este tipo en otros paises del Caribe; por ejemplo, el ba- fio del Maranén en Panamé, citado en Ramén Gutigsrez, Anguitectira y urbanismo em Tberoasnérica, Madeid, 1983, Vease Eugenio Garces, “Las ciudades del salitre”,en Arg, nm, 13, Santiago de Chile, 1988, 10 Vease Municipalidad de Fray Benlos, vdeo presentado en las XXI Jornadlas del Instituto Argentino de Historia de la Arquitectura, Concepeién del Uruguay, junio de 1991, 1 Los primeros iogenios se rodearon de rancherfas miserables denunciadas por Sar milenio, Sobre esto, vase Félix Weinberg, “Sarmiento ante una encrucijada del ochenta”, fen Actas de las Teoeras Jornada de Investigaccn dela historia y literatura vioplatensey de los Estados Unidos, Mendo2s, octubre de 1960. Sobre la construccién de los pueblos ‘catmpamento en general, véase aswv, “La colonizacién dal tertitorio argentino (1875 1925)", en 2C Conseruccidn de a ciudad, nda. 19, Barcelona, 1981. Los pueblos tanineros fueron estudiados por Teresita Franchini y Jonge Rozé en "Pueblos tanineros en el nor deste argentino’, en DANA nim, 4, 1975. Numerosas instalaciones campamento se cons- truyeron en la Patagonia: en Ingeniero White, Rio Gallegos y Comodoro Rivadavi. cy ‘SOCIEDAD, INSTITUCIONES ¥ POLITICAS Es cierto que Buenos Aires, entre la década de 1860 y el novecientos, no puede considerarse estrictamente una “ciudad eampamento”. En pri ‘mer lugar, porque no era un asentamiento-factorfa, pero también porque tenfa muchos otros elementos, como sede histérica del poder o por inte- grar un sistema més complejo. Sin embargo, muchos de sus rasgos se corresponden con el cardcter de campamento provisional, ‘Ya a fines de la década de 1860 la ciudad da la impresién de estar siendo desbordada por su propio crecimiento, lo que delata la insuficien- cia de infraestructuras que daré lugar ala epidemia de 1871. Dieciséis afios después de Caseros, William Hadfield seftala que “las regulaciones mu- nicipales de la ciudad son muy deficientes”, preocupado especialmente porla falta de instalaciones cloacales, “muy ofensiva para los nervios olfa- torios, y destructora del apelativo buenos aires”.!? Elambiente urbano que observa el viajero inglés es agitado, con una intensidad de trinsito que se hace insoportable por la falta de pavimentos en las calles y de desaguies para el agua de lluvia. Y esta impresién persiste muchos afios después, ‘pese al “progreso”, o quizas a causa de él. En una, descripcién que hace un ‘viajero francés a fines de la década de 1880 puede leerse que muchos trabajos pitblicos importantes y costosos son, algunos en vias de ejecucién, otros en estado de proyecto. Cuando todo eso se heya terminado ¥ la iniciativa privada haya multiplicado sus esfuerzos, Buenos Aires seré seguramente una ciudad estupenda; pero faltan todavia acho o diez. afios antes de que esto ocurra y mientras tanto la ciudad actual es como un es- bozo transitorio, sin atractivo, incompleta. Es clerto que su inmensidad impresiona y uno se sorprende por el esplendor y el Injo cor. los que se va revistienda poco a poco, pero atin hay mucho para hacer! Los escritores de fin de siglo han dibujado la Gran Aldea en el pasado de Buenos Aires, y para hacerlo debieron saltearse esta otra ciudad. Si, como ha sido observado por Fernando Aliata,"* se hace dificil identifi- 1 Wiiam Hadi Bl nd the River le 1868. Showing the Popes of Tose Cn eid Lora 83 nga it tbc Sox agen rovencnes de exe nencemads en lengua ro pence, WS Theore CHL Ares maid Se Par, 169 | Fernando Ala “La cued regia Arter, iia eines dunt tapes snedvana ch fag repent rockin Paes re rae? hina 18 Sedomucte aga ucla agen delaGran Ree he eda PRECARIEDAD Y MODERNIZACION ° car con una Gran Aldea la aglomeracién de 70.000 habitantes de la época revolucionaria, mucho mAs lo es hacerlo con este asentamicnto de200.000 habitantes que, a principios de la décacla de 1870, constituye el corazon del Estado de Buenos Aires. ‘Ni aldea ni metr6polis, Ia ciudad tiene, en efecto, muchos rasgos de ‘un campamento, Trataremos de comprobar en seguida Ia constitucion precaria de las construcciones que configuran el tejido, pero algo si Turocurre con los espacios de uso comunes y las estructuras de servicios. "a veinte afios de Caseros, y una década después de haberse iniciado el proceso de inmigracién, la precariedadl de esas estructuras indica que Sue constructores se consideraban en medio de un proceso de ruptura de destino abierto, Sise tiene en cuenta que buena parte de las grandes fnetalaciones fueron desmanteladas luego de unos pocos afios de uso, aa presuncién tiende a confirmarse: piénsese, por ejemplo, en el muc- Tlede pasajeros yla Aduana, obsoletos a dos décadas de su inauguraciOn y reemplazados por un puerto a su ve7 obsoleto dos décadas después; © yn le construccién del Teatro Colén luego de Caseros, que més tarde es destruido y reconstruido en el predio donde a su vez debe ser desman- ‘Sada la estacion Del Parque. Pero no solo eso: polemizando sobre el precatio estado de los equipos de instalaciones sanitarias de la ciudad rosé R. Pérez, el director de la Comision de Aguas Corrientes, en 1871 se excusaba aduciendo que todos saben que fueron planteados en pequena escala, con reducidos me- dios y para objetos limitados. No hay quien ignore que ese ensayo se hizo con grandes defecios e insuficiencias deplorables (..]- El pensamiento que guid al gobierno del Dr Alsina al mandarles ejecutar Fue solo provecr at “deade un universo primitive! defnitivamente desaparecido [Ja partir de un aneedoi OSE Thane a realidad alos vejos personajes y formas de vida de a sotedad ie repens al oleada inmigratoria, aparecen como profundamentelgados la radion AiSéanion precedente’. Los principales trabajos que han construido esta fmage™ so: Hsp fico. Tradiciones y recuerdas de Buenos Aires, Buenos Aires, 1934. y Buenos saaae ian ne fndacin hasta nuestros dias, Buenos Aires, 1902; Santiago Calzada, 'oy Paranda dem tionpo, Buenos Aires, 1891; José Antonio Wilde, Buerios Aes desde setonta exceeds, Bueno Aires, 1881; Laci V. Lopez, La Gran aide, uence Aires, 1884 Come: Tre tterarse por as fechas de edicion, esios textos fueron eseritos en la chudal ae eae oerecnribiendo, de mode que cabe completar la observacién de Alinta aficmando Seal Goan Aldea supone una doble lusién: lade un pasado de armonfasimposibles de Comprobary Ia de un presente de desorden y estupor que esa llusién cancele 70 ‘SOCIEDAD, INSTITUCIONES ¥ POLITICAS pueblo, a la poblacién pobre de buena agua potable de que carecia. En principio apenas 150 casas tenfan las aguas comrientes.!> Desde Ia promulgacién de la ley de Municipalidades el 16 de octubre de 1854, comenzaron aenca rarse politicas destinad: anizar acci dehigiene urbana enforeferideahasura,desaries plowialssycloacales, provisién de aguas corrientes y pavimentacion. Pero solo trece afios mais tarde se realizaron las primeras obras de un volumen considerable, pro- yectadas por el ingeniero Coghlan, Nuevas leyes, comisiones y acciones pas ales ae Tas que se incluye la de Alsina— se suceden desde entonces en una historia que atin no ha concluido con mndso menes definitva dens nracrucrerseo ns Tawelen De manera que, fuera porque contaba con un elevado numero de habitantes o por comenzar a desarrollar nuevos tipos de actividades, la ciudad era mucho més compleja que el mecanismo material que la cons- titwia. ¥en consecuencia, se la percibia sometida al aznte dons ‘plagas” Jas epidemias, las inundaciones, los incendios, los huracares, los sinies- tos, los perros salvajes. F La frecuencia de los incendios delata la fragilidad de la irfraestructura del municipio, pero también la de las propias construcciones, que son facilmente presa del fuego: "Anoche a las doce y media se inicié un incen- dio en un café en la calle Rivadavia esquina Pozos —denuncia un perid- dico—. Suma y van... sin cuenta, Los incendios, como los siniestros en Jos tranways y los casos de hidrofobia, se han declarado una epidernia’,'7 Y solo una semana después: “Anoche ha tenido lugar otro incendio en uno de los barrios centrales de la ciudad. Hemos perdido la cuenta de los realizados de dos meses a esta parte”. Las calles, todavia en su mayorfa sin empedrar o pavimentar, eran transitadas en parte por los “terceros” —Ios canales abiertos de desagiie pluvial, que completan el moderno “desorden”—. bal La via poblica estaba axectable [sic], abominable —Jeemos— pero no tanto que no fuera posible arruinarla més atin, Las empresas de trarways se encat= 15 EI Nacional, 24 de enero de 1871, 36 EINacional, 20 de enero de 1871. 1 BLNacional, 27 de enero de 1871 '8 FI Nacional, 21 de enero de 1871. ; ' : , ( : t PRECARIEDAD ¥ MODERNIZACION n tardn de ello y contraviniendo To pactado han llenado de puentes las calles dejéndolas intransitables, por dar mayor comodidad a sus caballos que no debian trabajar en los desniveles de las calles [...] La calle Pert esta lena de puentes a cuyo lado existen verdaderos precipicios. Las de Chacabuco, Pie- tras, Suipacha, en fin, todas se hallan en idénticas o peores circunstancias.!® i Ilueve, las calles son un barrial; si no Ilueve, el clima es irrespirable. En el verano de 1871, el cronista cuenta: “Ayer a las seis y media de la tarde la ciudad quedé envuelta en una tormenta de arena y polvo, oscu- reciéndose totalmente la juz del dia. Una inmensa nube de tierra, Levan tada por el fuerte viento que soplé del suroeste, hizo que por espacio de ‘quince minutos permaneciera la ciudad en ese terrible estado”.2? Con Ja llegada de las Iluvias del otofio, relataré la letania contraria: *;Pobre Buenos Aires! {No basta el terrible azote de la epidemia! Bra necesario agregar también al catélogo sombrio de los males que nos afligen el de Tas inundaciones, Las fuertes y continuas Iluvias ayer han inundado por tercera vez las casas inmediatas a los desagties ‘Ciertamente, a condicién particular de Buenos Aires se articulaba ‘con las manifestaciones universales del impacto de la Revolucién Indus trial sobre el organismo urbano. Las transformaciones aceleradas y los continuos descubrimientos técnicos vinculados al aprovechamiento energético consticuyen un buen ejemplo de ese impacto, que hacia de las metrépolis del siglo XIX unos organismos fascinantes pero simults- neamente incomprensibles, hostiles. En otro trabajo hemos estudiado elefecto de la electrificacién sobre Buenos Aires y comprobamos all ‘que, al menos hasta 1907, en la ciudad convivian, en contraste y conti- nuo cambio, el uso del carbén, del gas y de Ia electricidad, con redes de distribucin caéticas e improvisadas que invadfan el espacio pablico y privado con amasijos de cables, casillas, caftos, ganchos, cajas, postes, agujeros, manijas, alambres y una multitud de objetos tan inesperados como muchas veces fugaces.22 1B Nacional,24 de enero de 1871. Para una crénica detallada de las obras sanitarias, ‘yéase Julio Vola Hiuergo, "Sintess histrica de la accién higiénica wrbana de obras sant- tanas dela nacién’, en Primer Congreso Argentino de Urbanism, 1, Buenos Aires, 1937. 29 I Nacional, 27 de enero de 1871. 21 EL Nacional, 27 de marzo de 3871. 22 Jorge Francisco Liernur y Graclela Silvestri, El torbellino de la electri Buenos Aires, 1880-1930", en Fl umbra,. 07. ei aci6a, R SOCIEDAD, INSTITUCIONES Y POLITICAS Son casi imperceptibles las oscilaciones de significado entre “precario” “climero’, “transitorio’, “provisorio”, “fugaz”, y el diccionario de la Real Academia Espafiola no aporta demasiadas precisiones: llama “efimero” a aquello “que dura un solo dia” o es “pasajero, de corta dia sorio”: “fugaz”, alo “que desaparece en seguida”; “‘transitorio’, alo ‘pasa. Jer, que no dura, momentineo"; “provisional”, a lo “disouesto interina. mente”; “pasajero”, alo “que pasa pronto”; “precario”, a algo “que depende de otro, de poca estabitidad o duracién; incierto, inseguro; que existe en virtud de una tolerancia que puede cesar”. Con estos adjetivos puede designarse un extenso campo de cons- trucciones, desde aquellas que fueron construidas sélidamente, pr viendo un largo tiempo de vida Util pero con sistemas prefabricados de ‘montaje rpido en seco, hasta aquellas que fueron realizadas con mate- riales de desecho por carecer de otras posibilidades. Eladjetivo "precario” puede aplicarse a buena parte de las viviendas ue habitaban los sectores populares en Buenos Aires durante el periodo que analizamos. Refiriéndose al caso de Rosario, Diego Armus y Jorge Enrique Hardoy localizan la existencia de casillas precarias “a todo lo largo del periodo que va de 1880 a 1910”23 En Buenos Aires, estas construcciones se registran mucho antes, como puede verse al analizar el trabajo del Departamento Topogrifico de 1856 y el catestro de Beare Antes de referimos a las construcciones individuales, conviene recor dar que también fueron precarias muchas de las llevadas a cabo por instituciones. Aparentemente, las primeras propuestas de viviendas “tran- sitorias” para sectores carenciados consideradas por alguna institucion, en este caso estatal, tienen lugar con motive de la epidemia de fiebre amarilla. Como se sabe, en abril de 1871, la epidemia provocs 7.538 muertes, y alcanz6 entonces el pico de una tragedia que dejé un total de 13.614 muertos, Durante ese mes, dos ingenieros acercaron a la Muni. Cipalidad sendos proyectos de “villa de obreros” El primero era una propuesta de Casimir Chanoine, quien se iden- tificaba como “cxingeniero del canal de Suez’ 24 B) proyecto consist enun sistema adaptable a las manzanas de la ciudad, con 24 “casas ordi. 3 Diego Armus y Jorge Enrique Hardoy. “Conventills, ranches y casa propia en el munulo urbano del novecientos’, en Diego Armas (comp.), Mundo urbane ycultura ope lax: Estudios de historia social argentina, Btenos Aires, 1990, 2 En Archivo Historico Municipal de la Cuda ce Buctos Aires (utwces, Legajo(.)2, Obras Pablices (ooee, Cazpeta (6) 960, 3 PRECARIEDAD Y MODERNIZACION 2 arias” y cuatro “casas de esquina”, para un total de 112 familias y cuatro almacenes. En este caso, solo los pisos, entrepisos, cubiertas y escaler vi madera. 7 a "l ai iniciativa, del ingeniero Alfredo Ebelo,?5 iodine en cambio una alternativa de construccién entree en = on bad autor se proponia aportar a la solucién de “los inconvenient Se grandes aglomeraciones de gente pobre [...] stablecids en malas con- diciones higiénicas [que] se experimentan. sensiblemente hoy a ello, no bastaba la vigilancia sanitaria de los eal a . eficaz serfa el de construir como modelo alojamientos de ee = a ptesentando bajo el punto de vista de la higiene serias grants s oe wroyecto, que también tomaba como dato la cuadricula, se ubical ban ‘casas para obreros” para cuatro familias cada una, rodeadas de jt _ con arboles “contra las measmas”. eas eee o ispondrfan de dos habitaciones y una cocina, c caer ae ants torion Empeted ch conse tas costos y un “buen interés” de la operacién, Ebelo comparaba i distintas de construir: en planta baja o alta, de madera o mixta. Su p' supuesto fue el que se observa en el cuadro 1.1: Cuapro iI-1. Presupuestos para la construccion de un conventillo Vapi Dos pisos "Terreno ConsiruceiGn Total__‘Terveno Construccién Total ‘Madera 100,000 83000 183.000 100.000 122.000 222.000 Mixta 100,000 91.000 191.000 100.000 138.000 238.000 Puente: Archivo Histérico Municipal dela Ciudael de Buenos Aires, Legajo 2, Obras Pi- bias, Carpeta 969, Como puede observarse, resultaban mas econémicas por unidad las cons- truccionesaltas Pero en relackn con must feta, ms interesante ee to que oeurria al comparar las dos ténicas: “Creo tambien —dacia autor— que el presupuesto anterior demuestra que vale mas emplear 25 aumacns, 2, o0e7, 969. m SOCIEDAD, INSTITUCIONES ¥ POLITICAS el ladrillo que las maderas en las paredes. Se tendra también casas mas durables, sujetas a menos reparaciones y la economia de las mismas reparaciones compensa el aumento del gasto primero”. “No hallandose Ja corporacién en circunstancias de atender esta clase de erogaciones’, el proyecto no se construys, Es que al municipio no le interesaba la “durabilidad” sino la velo- cidad de las respuestas: en tres dias estuvieron “completamente listas 12 habitaciones" de madera construidas en San Vicente para evacuados de Ia Capital,2° En una carta al ministro de Gobierno, doctor Antonio ‘Malaver, la “Comision encargada de preparar alojamiento a las familias pobres obligadas a salir de la Ciudad de Buenos Aires” informé que desde que les fue solicitado (el 11 de marzo de 1871) “procedieron a examinar y elegir los lugares para hacer las construccionesnecesarias” 27 ‘Tres dias después se declaraban en condiciones de recibira las familias en el pueblo de San Martin, pues ya “estaba preparada una casa de ‘material, las carpas que fueran necesarias, y en breve térnino estarian listas las casas de madera que se ocupaban de levantar” *8 Pocos dias ms tarde, “ya estan construidas algunas casas de madera, y pronto quedarian concluidas dieciséis de cuatro habitaciones cada una” 29 La politica del gobierno consistié en generalizar esta solucién precaria, Por lo que el 29 de marzo Malaver ordené que se siguiera adelante sugiriendo que “sin prejuicio [sic] de elevar el mimero de casas hasta cuarenta, puede aumentarlas aun, si las necesidades subsiguientes lo requirieren” 2° En mayo, la evacuacién alcanz6 un ntimer muy impor. tante de personas, que en su mayorfa se localizaron en este tipo de instalaciones. Segin £1 Nacional, “Ios alojamientos de campaiia es inne- gable que han dado muy buenos resultados y gracias a la actividad de Tas municipalidades de campaita 8.300 es la cifra total de las personas pobres que habitan en los alojamientos que se dan gratuitamente” 31 La misma politica de “construcciones transitorias” en madera se aplicé con motivo de la epidemia de colera de 1886, En ese caso, el ministro Eduardo Wilde solicit6 al presidente Pellegrini, y por su itermedio al 25 Nacional, 30 de marzo de 1871 2 Bid, 28 Nacional, 2 de abril de 1871. 2 EI Nacional, 6 de abril de 1871 3 El Nacional, 30 de marzo de 1871 31 Et Nacional, 6 de abil de 1871 eee : PRECARIEDAD ¥ MODERNIZACION 8 intendente Alvear, la urgente contratacién| ae consiuscones eastoras as personas “que sea necesario expulsar de los conve Se ere a rere jamientos transitorios se definié sobre la marcha. Se eo ne ae desinteresados”, de los que se seleccioné uno en el cruce de la ja el Maldonado, nie Ramos, Capurro y Cia., propuso levantar “um barrio Sea aa tna a aque! obo" en serenos de su propiedad en puente Alina. y Chacarita,33 consistente en “4 grandes casas compuestas Ee la ake 60 habitaciones siendo las dimensiones de estas de 22% m? c foe casa o serie de habitaciones seran separadas por calles vecinal es de 2 Varas de ancho”, Serian construidas con paredes de pino, techos de cchapa y cielos rasos de pino. : aA propuesta no fue aceptada y se construy sean ote, presen tada por la empresa Sackman y Ocampo.}4 En ocho dias se mor an 40 calls de 10 20 menos, divides en piezas de 5x4 metros ‘una, con techos de chapas, paredes de pino y pisos de, Lara in a junto, que conté también con una casilla para. ee ce x : ‘metros, con cuatro piezas yun sal6n, estaba en condiciones de al oe ‘a unas 1,200 personas, a raz6n de 30 por casilla, con un promedio de cuatro, ett ae nero del ao siguiente se inicio otra gran construccion ov sora pra los selores populates el “Hotel Provisoro pant el Atl de Inmigrantes”,35 segiin lo denomina Wilde. Se traté de un edificio i tro plantas, con Ja forma de un dodec4gono con una escalera: Po = lucarna contaes, obre cada no decuyoslados se recostaba. bn tantas habitaciones, Fue construido en hierro y madera ‘para: ne lazar Ins anteriores nstalaciones disperses lego de dos intents flies en 1874 y en 1883, de concrecién de “sedes definitvas”. neste caso, en I aproximadamente 40 cuartos trapezoidales se alojaban unas: Sod peonas E] hotel, que se ubicaba donde: actualmente esta el andén 8 dela estacién 2 Archivo General ea Naci6n (ac), Legajo(t) 36, Expedtiente (x) 6031, Ministerio dol Interior (a). 34g, 136, 66070, nt, 18 de diciembre de 1886, 3 4GN, 136, B6148, Mi. 20 de diciembre de 1386. 4 Mariano Bilik, “El Hotel de Inmigrantes’, mimeo, 198 76 ‘SOCIEDAD, INSTITUCIONES V poLfticas Retiro del Ferrocarrl Mitre, fue desmantelado en abril ds 1911, precisa- mente para dar lugar a esas instalaciones. Fuera de Buenos Aires, las casillas de madera sirvieron como vivienda Para los primeros trabajadores empleados en la construccén dela ciudad dle La Plata, Para aceterarel proceso de las obras de la nuva ciudad, por decreto del 20 de octubre de 1883, el gobemador Rocha formné una “Corsi, sién encargada dela Adquisicion de Casas para La Plata’’* Previamnente, e116 deese mes se habfa aprobado una ley por la que se promropaba cineg ‘hos la obligatoriedad de construccién en mamposterfa, admitisndose hacerlo en hierro y madera. De este modo, el gobierno pretendia favore, cer “a todas aquellas construcciones rapidas y econémicas que permitio. Jan reunir en un plazo corto el ntimero de casa-habitaciones requerido” En noviembre, la comisién firmé un contrato con la empresa Rivolta Carboni y Cia, para “adquirir en los Estados Unidos cincuenta casas de madera que fueron recibidas en abril de 1884 y armadas ripidamenie on tos lotes que habiam sido reservados para cllas [... En su adjudicaciGn, | comisién daba preferencia alos empleados de las reparticiones que se mudaban 2 La Plata’.}7 Hasta marzo de 1884 se habian construide 390 casas de madera y 208 de mamposterfa, mientras todavia estaban en obra otras 126 y 201, respectivamente. Aprovechando la prérroga, también se Jevantaron répidamente otras construeciones similares confines espect lativos, como el edificio en madera de tres pisos en las calles 8y 47, lag cien casillas de madera montadas en una manzana por Eladio Mactas y Franefsco Torrente o el hotel de altos frente a San Ponciano. Tambien el Banco Constructor de La Plata levé a cabo consttucciones de este tipo, En Buenos Aires, la especulacién privada aprovech¢ las ventajas que brindaban las construcciones en madera y chapa pa-a albergar a {os inmigrantes hasta avanzada la década de 1880, pese a que estas instalaciones precarias comenzaron a reglamentarse desde junio de 1871. La ciudad debi proporeionar cobijo a inds de 100,0C0 habitantes nuevos en poco més de cinco afios, duplicando su mimero de habitan. tes (76.000 en 1852; 177.787 en 1869), Esto se hizo apelando a la expan. sién del parque existente mediante instalaciones precarias y cteando, mientras fue posible, nuevas construcciones igualmente ligeras. Fl 1 ease el Registro Oficial de la Provincia dle Buenos Aes, ao 1883, eitado en Ale berto de Paula, La ciudad de La Plat, sus terras 9 su arguitectura, Buenos Aine your Alberto de Paula, La ciudad de La Plata. op. oie eR aR EEE OREO POS ete sioseneee I ” PRECARIEDAD Y MODERNIZACTON nara de Repre- prot 1 el Senado y 1a Camara 7 nai ae dimension.5§ En cuanto alos a uctivas, determinaba que ee a - abiques divisorios); Jadrillo las paredes portantes (por lo: Riera aera sie able va Jos paramentos interiores b nea aera adie, pisos. Prokibia ls techn devehla incon? hhabitaciones destinadas a viviendas. Una a del mis oie aa ‘que los conventillos debian ser blangu es yauelos teal ica ° fierro deberdn tenerlo asentado sobre otro ee ee ee dlicton para su habilitacién. Prohibfa “cl uso de tal aa 7 de v adas en las nuevas construccior Y IS. s destinadas a ser habita ad ueva ei ea a paul imped su construccién precaria ni elimi aes onaontedieds cons acerca Sogn onder ‘eos o “en virtud de los abusos que come decretada “en virtu arte a or aise -viejos para establecer convention a ve ocean altos, con tirantillos y at ak sara Ae abe yrdenanza que manda der rt 2 ae Paine inca ao encuentra en estado "uno Apovandoe on ae ela i ron frecuentes, Col stestas de los vecinos fuer se ea o algunos denunci las de mae paral en las calles Constitucién, Pav y Santiago ws bees supuiesto de construceién de up convent een RC Tg. nos perms conceren deal sis cacti cos roves El edifeio se localizaba sobre un tte en alge en ‘Lima 390, los contratistas serian la “Herreria e 106 y la “Carpinteria Buen Orden”,*? y constaba de: Reglamento de 1871, sentantes, establecia cont riales y caracteristicas const como cont de fierro de canaleta galvanizado con Grantillos de madera y eh .cho de fiervo de canaleta ets illos para el fierco tratado ala vara fa cormepondicne, len yf sana pinnsy mater que son 180 sarscudhades: 9.908 48 °Reglamento para las casas de inguilinato couventills y Bodegones’, 16 de agosto Jamento pare ls casas de inquilinato conventillos y bodes slamento para las + *Ordenanza sobre Inspeccié ica ¢ Higione de los hoteles o casas habitados sn, Vigilon soc snanza sobre Tnspeccidn, 1 nde as faa Se ago de 187 agency oor cSs1i 2 debe de 187, 41 gm 2008 9, 18 de gino de 176. ‘en go e381 ebro de

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