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PER cen eae Petersburgo, Rusia, en 1895 y pertenecié ala elite intelectual que se agrupe bajo el nombre de eee ee eed Pe ee ec ee eee ee es del lenquaje a partir de las bases del materialism ee ce Cer ee ne ccs Cee erste) See Me ced ideol6aica y como tales forman parte de un Sean stg nna dc eta eet mats eee Tatiana Bubnova es investigadora del Seminario. eee erect) (UNAM) desde enero de 1979, y fue coordinadora Cee Ee Ea PC ee mc esd Se ere eee eee ea) ee ne ae Te ett ee el Pee nt ac Cee cliversos textos de poesia rusa. Su traduccién de EF eee eer eS Ce ee acu ee cea) tbuena cantidad de notas al pie, que lejos de confundir esctarecen conceptos que, al ser traducidos directamente del uso, corren el riesgo een ee eT eC ces ce Dee VERE mn coe Dene mean Sree Es Bee aot neers eee ee Lame ace Reet er eee ea Pee ees Dee Se cer roan ee nee Peet rer test! ere eee eee eae ot Pen oe Re oc i eects Se eas eed ae Universidad Aut eee eR pe a ee ene Filosofia y Letras de la UNAM, Tra meee Cee eee een eect ee eet eee See ec COs ‘Volshino,Vlentn EMarssma ya Hoslia del engule- aed. - ‘Buena Ales Edcons Godt Argentina 008, 256 pi; 23 em. ISBN 970-967-1488-11-4 ‘ica de ctalogctn: 2/0/2008 E1Mariismo yas del enguce Valentin Niklievih Vlshino riage y traduecn Tatiana Bubnora stacién de Vlei Mkéevch Volishinay ‘tori de Ari Gulls «GL ouesto prolundo ogredciminto Correct “Hnéa Lape Winne Diss deep interires Vicor Malin Aicions Gado (okin Exbumociones ‘woneadionesgdatoom a ediclonesgedt ©. Buenos Aires, Argentina, 2008 ELIMARXETY (9 FLOGOFA EL LENGE 00S PRINALESPROKLEITAS GEL MET SOOMLOGED ELA CETOR OL LEMOURIE) VALENTIN NOLALEVICH VOLOSHINOY PAOLOGOY TAADUCCION DE TATLANA SUENOVA Ealeones Godot | Clerin Exhumacines valentin TIKOLAREICH VoLOSHNOY (1894-1936), ST USE LEED LT am ANION Apareci6_ por primera vez en lengua espaftola en 1976, traducido del inglés, en la Argentina, en los ‘momentos aciagos para la cultura. Exhibir en la portada la palabra “marxismo” era impensable, y los editores encontraron una buena salida, sin traicionar en absoluto el espititu del libro: El signo ideoldgico y la filosofia del lenguaje'. En la versi6n directa del ruso aparece en Espaiia en 1992, En realidad, afinar la traduecién era una tarea imprescindible, porque uno de los problemas del legado del Circulo de Bajtin son precisamente las traducciones yla interpretacién aleatoria de los conceptos. La terminologia especializada que se usa en diferentes enguasy en diferentes versiones no ha sido unificada incluso hasta ahora, aunque actualmente se han realizado esfuerzos en este sentido, al menos en inglés. El problema central de este legado, como ha sido reconocido, es el contexto de la produccién de los textos, eseritos durante un perfodo histérico determinado y destinados a sutiempo, pero luego extraviados por diversas Fs legendario libro fue publicado en ruso en 1929. razoncs, y cl contexto de la recepeién, sobre todo fuera de su pais y muchos afios después, recepeidn de acuerdo | Traduca de RM Réssovch, B.A, Nuova Visio. El, desde log, no ‘eiconae l xpi dl ro, pero vb juiisenasilladas. De toss moos, ltrs complet fue levado ol etaner mina ue posible. I araismo ya lst del lengua | 5 con los problemas de otra época. Esto genera lecturas miiltiples. Los textos del Circulo de Bajtin se leyeron con otros ojos, en un contexto diferente, y perdieron en cierta medida el vinculo con su significacién original, Fueron actualizados de acuerdo con el pensamiento de ‘otras épocas. En fin, es éste el destino de los libros: ya sabemos que el texto “no existe”, s6lo la interpretaci6n. Julia Kristeva, que fue la primera en presentar las ideas ‘de Bajtin y su cfrculo en Occidente, reconocié (1998) que habia adaptado su interpretacién de la obra de Bajtin al horizonte intelectual ¢ incluso al vocabulario del lector francés culto de los afios sesenta y setenta. La aparicién irregular, acronol6gica, de varios textos del cfrculo de Bajtin contribuy6 también a interpretaciones babélicas. Parafraseando a un bajtinista ruso, V. Turbin, se puede decir que la herencia intelectual del Circulo de Bajtin se ha perdido en el tiempo. El humanista ruso S. Averintsev se lamentaba de que Bajtin fuera entendido en Occidente con la exactitud de “hasta al revés”. El libro de Voldshinov, atribuido a Bajtin, y la confusi6n en torno a la autoria contribuyeron considerablemente a la interpretacién “semiética” y “marxista” del “dialogismo” bajtiniano’ ‘Asi ha sido ef destino del libro El marxismo y la filosofia del lenguaje (en adelante, MFL). Escrito en los albores del periodo soviético, dentro del optimismo previo al inicio de los desastres de la colectivizacién, del 1 Las obra dl Cl de Bot, frmados yor VN. Vlihinw, PH. Modvédev ‘I Keno, fren atid a Ben en 1870 por el seilog W .Ivénor, yes ide wsastuvaborta meade de los novent dl siglo paseo, Putte ea ude yo pr Moreon y Emerson, ve replantoda por las invesigadores ingles y rtemriozos, que asplan que la medida dela inlervencién de Bejin en ls ‘exis lmedos “oper” (ver bos y toa una sre de antl) no puede ser tetermineda on pecs, quot etre tulareshabon sido eles yno meres pseudnimos, El problema de autora sigue abet 6 | Velentn Nitolievieh isinay gran terror y de la guerra, representa un temprano intento por construir una filosofia del lenguaje de acuerdo con los principios marxistas. Estos principios habjan de basarse en un enfoque semidtico y materialista. El marxismo sovigtico, no lo olvidemos, se encontraba todavia en su fase constructiva. Al final de su vida Bajtin negaria categ6ricamente todo vineulo con el marxismo, lo que explica, en parte, su negativa a admitir priblicamente su autoria, total o parcial. Ahora bien, su intervenci6n en el libroespatente, peronose puedeaseguraren quémedida.La aparici6n en el texto de MFL de cierto vocabulario propio de los trabajos tempranos de Bajtin ponen de manifiesto cl esfuerzo de Voléshinov por adaptar las ideas filos6ficas del maestro a su iniciativa seinidtica y pragmética. Esto sucede por ejemplo con la idea del emunciado equiparado a un “acontecimiento social”: el didlogo bajtiniano originalmente se planteaba como un “acontecimiento del ser” (Hacia una filosofia del acto ético), y el caricter de encuentro y de evento ontolégico vertido en un dislogo Jo encontraremos en los trabajos clisicos y autégrafos de Bajtin. Tanto més parad6jico resultaba traducir el concepto de enunciado/enunciacién en términos de “acto de habla” (L. Austin), como sucedia en la primera versién castellana, que tomaba como modelo la inglesa. En cualquier caso, en el concepto mismo colisiona el “idealismo” neokantiano de Bajtin con el “materialismo” marxista de Voléshinov. Voldshinov critica la aproximacién psicologista a los fenémenos “ideolégicos” como si fueran productos de la conciencia, Esta tltima no puede ser registrada sino por medio de los signos, y los signos, en primer lugar los de la lengua, representan productos ideolégicos generados dentro de una interaecién comunicativa de diversas clases sociales. Las clases sociales se encuentran en relacién antagénica. Los signos —las palabras— son neutrales por I Marxismo yl del lenguoe | 7 naturaleza (toda la sociedad los usa por igual, sin importar Ia clase social). Por lo mismo poseen la capacidad de ser vehiculos de diferentes contenidos ideolégicos: juridicos, cientificos, estéticos, literarios, politicos, religiosos, ete. Se trata de zonas de creatividad ideolégica que refractan la realidad de una manera particular mediante los signos. Todos los fenémenos ideol6gicos (productos de la “conciencia”) y la conciencia misma se manifiestan en forma signica. Aqui encontramos un concepto particular de idcologia, claborado por los marxistas rusos de aquel centonces: a la vez conciencia de clase y sistema de ideas, imagenes, normas, sentimientos, etc. N. Bujarin, en particular, fue te6rico e idedlogo de la época. Mediante el concepto de refraccién Voléshinov parece responder a a epistemologia leniniana (Materialismo ‘y empiriocriticismo, 1910) basada en la tcoria del reflejo. Tal respuesta puede considerarse como una especie de polémica y de correctivo a la idea de que la conciencia “refleja” Ia realidad de una manera inmediata. Donde Lenin dice “reflejo”, Voléshinov dice “reflejo y refraccién”, incluso “distorsion” de la realidad por el signo (MFL 32-33). El medio de los signos ideolégicos es justamente el Ambito “refractante” que conforma nuestras ideas acerca de Ja realidad de una manera acordea nuestras ideologias de clase; nuestra percepcién de la realidad no es directa, sino mediada por la superficie refractante de los signos idealégicos. C. Brandist (2002:75) sefiala la relacién entre la primera parte de la Filosofia de las formas simbélicas (1923) del neokantiano Cassirer, texto que Voléshinov estaba traduciendo antes de escribir El marxismo y la filosofia del lenguaje (la traduccién no ha sido encontrada), y la refracciénenlossignosdelaexistenciasocioecondmica.Otra corriente que contribuy6 a la idea del signo ideol6gico es la filosofia dela Gestalt adaptada en este caso por el psicdlogo 0 | Velenta Nilesh eicinov y fildsofo del lenguaje Karl Babler. La diferencia entre la teoria del conocimiento neokantiana y las contribuciones de Baler (que sigue a su vez ala escuela de Graz) consiste en que ésta iltima no desestimaba la percepcién (vista, ido, tacto, ete.) como fuente del conocimiento y base de teraccién con el mundo circundante frente ala formacién del conocimiento puro mediante conceptos, como lo hacian los modernos seguidores de Kant. También en Biihler se puede encontrar algo asi como un paso hacia considerar el contexto no sélo individual, sino social, pero Voléshinov lo desazrolla un poco antes, aunque en una forma que ahora ‘nos parezca incipiente. En realidad, aqui es donde se puede distinguir el origen primero del enfoque global de la interacci6n del ser humano con el mundo, del ser humano concebido como razén y cuerpo, como una totalidad intelectual, animica y corporal, que aparece ya en “Autor y héroe en la actividad estética” (h. 1924) de Bajtin y se sostiene bajo diferentes aspectos hasta sus escritos més tardfos. En la comunicacién el ser humano participa con Ia totalidad de su ser: “del cuerpo a la palabra”. También la radical no soledad del hombre, que se traduce en su existencia social, proviene de Bajtin; pero en éste es parte de una concepcién filoséfica, mientras que en Voldshinov se transcribe en forma de una “sociologia”. El aporte de. Voléshinov consiste sobre todo en transcribir esta visién del mundo en tuna semistica ideolégica desde su origen, en la que se puede ver los primeros lineamientos de las futuras pragmética y sociolingiiistica. Es por eso que en los afios setenta, frente al auge de los estudios semidticos que desestimaban cualq que no estuviera derivada de la estructura del texto, el libro de Voldshinov se ley6 como precursor del giro fuente de significacién El Marismo ysl del lengua | 9 hacia las dos disciplinas mencionadas con las que la lingiiistica, “ciencia piloto” del siglo XX, experimentaba ‘en aquel periodo. La critica que Voléshinov emprende contra el ismo abstracto” de De Saussure como fuente de “objet 1a semiética europea, fue lo que amé la atenci6n de los pragmiticos y sociolingiistas en la época de las “teorias del texto”, “Pour la sémiotique, la littérature n’éxiste pas”, observé agudamente Kristeva. El “contexto” empezé a cobrar relevancia frente al “texto”: Voléshinov llegé como una corroboracién del descontento creciente con el imperialismo de una semidtica voleada sobre sf misma, Aunque lo critica también favorece més al subjetivismo individualista (lo hace remontar a W. von Humboldt), mismo que, considerablemente corregido, es adaptado a ‘su propia vision del lenguaje, que es, ante todo, energeia, actividad permanente e ideol6gica Voléshinov partis en su eritica a la psicologia, que delinea en rasgos gencrales en este libro, més exactamente delactitica del psicoandlisis que realiz6 enunlibro anterior: Freudismo, Ensayo crtico (1927). De aque libro primerizo son rescatables en estos dias su llamado de atenci6n hacia el caracter discursivo de las representaciones psicoanaliticas (y el lenguaje/discurso es social por naturaleza), asi como el hecho de que la funcién psicoanalitica representa en si'un escenario en miniatura de una interaccién social en la que el analizando y el analista ocupan posiciones jerdrquicamente organizadas, como cualquier escenario comunicativo en la sociedad. En MFL, Voléshinov propone que la conciencia no ¢s la sede de las ideologias. Como los contenidos de la conciencia s6lo se transmiten mediante los signos (ideoldgicos), la misma conciencia sélo puede ser situada como una frontera entre el psiquismo interior y el medio 10 | Voenin Nusevch Vlishinoy signico exterior. El pensamiento mismo, de esta manera, desde un principio pertenece a un sistema ideol6gico y es regido por sus leyes, que es el sistema del psiquismo particular. Como borra la oposicién entre lo interno y lo externo, cancela la oposicién entre lo individual y lo social. Lo social, dice, iene por correlato lo natural. En cambio el individuo es absolutamente definido por lo social. ‘Ambos libros de Voléshinov, a pesar de haber caido en el olvido para el gran pablico, tuvieron una repercusién importante en a aticulaci6n y/o supresién de las disciplinas respectivas —el psicoandlsisy a filosoffa del lenguaje— en el panorama de las humanidades soviéticas (Vasiliev 50-51). El Frendismo, por ejemplo, hizo que cesara la publicacién de Ia serie “Biblioteca psicolégica y psicoanalitica”, convirtiéndose en la fuente y modelo para toda una generacién de individuos que cobraban por llevar a cabo tuna “critica de la psicologia burguesa”. As{ se articulaba la “lucha” en el frente ideolégico, Ja que no se limitaba, por desgracia, a la supresin de publicaciones. Por otra parte, el hecho de que Voldshinov resefiara negativamente la teoria lingifstica de De Saussure se manifestaria en la actitud subsecuente alas ideas provenientes dela escuela de Ginebra por parte de los lingiiistas soviéticos. Hay quienes (A. Etkind) ven en el titulo de MFL un modelo para la famosa compilacién de los trabajos de Stalin El marsismo y los problemas de la lingtistica (1950). Pero incluso se puede ir mis lejos y relacionar la idea de Voldshinov acerca de la neutralidad del signo ideol6gico con todo el planteamiento de Stalin acerca de la omnipresencia de la lengua en la vida social y la producci6n y de su carscter instrumental: se trata de llevar al extremo y vulgarizar Ja postura pandiscursiva ‘que caracteriza al propio del Circulo de Bajtin, Este insight de Etkind sugiere que Stalin pudo haber letdo el libro de Voléshinov, hecho imposible de demostrat. En EL Mersismo ya lata de lengua | 1 todo caso, Voléshinov habria sido utilizado, sin intervenir personalmente en aquellas “luchas” sangrientas, cuyas victimas los miembros del Circulo de Bajtin de hecho eran. ‘Al mismo tiempo en la Unién Soviética las ideas de Bajtin/Voléshinov resultaron enterradas durante varios decenios, debido a las contingencias politicas y a la imposibilidad de salir del marco de un “marxismo” oficial y ortodoxo. En la lingiistica, como se sabe, la escuela dominante, que se autoproclamé la Gnica verdaderamente marxista, fue, durante un cuarto de siglo, la de N. Marr, con su teoria “jafética”. A pesar de que con la aparicién de dos ediciones de MFL hubo bastantes respuestas de especialistas, con criticas de tonos diversos, el libro se quedé reposando en los fondos de las bibliotecas hasta las ‘nuevas épocas, sin que el lector comtin lo pudiese consulta ‘No obstante, en el extranjero aparecieron también reseiias favorables y eriticas, y existié una repercusién importante en el desarrollo del pensamiento linguistico con uno de los miembros del grupo formalist Roman Jakobson estaba enterado del libro de Voléshinov desde su aparicién (Ia primera mencién del libro aparece en su correspondencia con ‘Trubetzkoy ya en 1931). Los traductores norteamericanos del libro consideran que MFL no sélo contribuy6al desarrollo de ciertas ideas lingiistico-semisticas del mismo Jakobson, sino que a través de éste tuvo una importante influencia en la articulacién de las teorias del Circulo Lingiiistico de Praga. Jakobson escribiria una introduccién a la traduccién francesa de libro, en la cual valora altamente la contribucién de Bajtin y Voléshinoy al desarrollo del pensamiento humanistico del siglo XX. Se apoya en las concepciones de Voldshinov en el articulo de 1957 acerca de los “embragues” o shifters, y en el trabajo de 1970 “La lingiiistica en su relacién con otras ciencias” 12 | Valeatn Miolevich Veléshinor | habla de la prioridad de Voléshinov en plantear una “sociologia” del lenguaje. Actualmente existen ya numerosos trabajos cespecializados que analizanel aparato conceptual, la génesis y elcontexto tanto de las obras de Vol6shinov como las de todo el Circulo de Bajtin, en el cual emergieron figuras a las cuales al principio (os afios sesenta-setenta del siglo pasado) no se les ha dado relevancia, tales como Matvei Kagan y Mijail Pumpianski, aparte dea trfada Voléshinov- Medvédev-Kandev. La figura misma de Voléshinov cobré relieve: fue musico y musicdlogo, poeta, lingiista. Sus aportaciones a Ja teoria marxista del lenguaje ahora se toman més en serio, Sus contemporineos, testigos de su personalidad y de su trabajo, le daban prioridad a la presencia de Bajtin en su obra. Los investigadores actuales me refiero a la escuela marxista de bajtindlogos en Inglaterra, los Estados Unidos y Canad-Ieestin dando un mayor crédito a Voléshinov. La figura de Bajtin, mientras tanto, sigue siendo un misterio. Sabemos ahora mucho mis tanto de la génesis de sus No obstante, su personalidad misma sigue indescifrable y plena de contenidos que nos parecen antagénicos. Algin investigador ruso (V. Makhlin) sugiere que en los textos de Bajtin “atin no ha pisado pie humano”. Bibliografia ‘Alpatoy, Vladimir, “The Bakhtin Circle and problems in linguistics”, en Craig Brandist, David Shepherd & GalinTihanov (eds.), The Bakhtin Circle: Inthe Master’s Absence, Manchester University Press, Manchester and ‘New York, 2004, pp. 70-96. EL Marxism yall del lnguae | 18 Bondarenko, M., “Reflet vs refraction chez les philosophes marxistes du langage des années 1920-30 en Russie: V. VoloSinov lu é travers V. Abaev”, Cabiers de VILSL, no. 24, 2008 (Langage et pensée: Union Soviétique années 1920-1930), Lausanne, 113-148. Brandist, Craig, “The Political Significance of Bakhtin’s Group's Struggle against the Saussure’s Ideas", Dialog Karnava. Hronotop, 2 (1995), 32-43. Brandist, Craig, “Voléshinov’s dilemma: on the philosophical roots of the dialogie theory of the utterance”, en The Bakhtin Circle: In the Master’s Absence, pp. 97-124. Brandist, Craig, The Bakhtin Circle: Philosophy, Culture and Politics, Pluto Press, London - Sterling, Virginia, 2002. Sériot, Patrick, “Bajtin en contexto: didlogo de voces ¢ hibridacién de lenguas (el problema de los limites)”, en Bénédicte Vauthier & Pedro Cétedra (eds.), Mijafl Bajtinen la encrucijada de la hermenéutica y las ciencias humanas”, pp. 25-43. 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Voléshinov, Valentin N., El marxismo y la filosofia del lenguaje [1929], trad. Tatiana Bubnova, Alianza Universidad, Madrid, 1992. EL Marsa ya laos dl langue | 15 invAgguccion asta ahora no existe ningsin estudio marxista de H: filosofia del lenguaje. Més atin, en los trabajos rmarxistas dedicados a temas afines' no hay propuestas relativamente definidas y desarrolladas en torno al lenguaje. Por eso es comprensible que nuestro trabajo, por su caricter primerizo, se plantee objetivos muy modestos. Es asimismo imposible llevar a cabo un andlisis marxista rminimamente sistemético y acabado, aunque sea de los problemas més generales dela ilosofiadellenguaje.Unandlisis semejante sélo puede ser producto de un trabajo prolongado y colectivo, mientras que nosotros nos hemos visto obligados a limitarnos ala modesta tarea de sefialar s6lo el sentido general de un pensamiento lingiistico auténticamente marxsta, asi como aquellas pautas metodolégicas a las cuales tal pensa- riento habria de sujetarse en su enfoque de los problemas linghisticos coneretos. ‘Nuestra tarea ha sido especialmente complicada por el hecho de que en los estudios marxistas no existe todavia una definicién completa y comtinmente aceptada de la realidad specifica de los fenémenos ideoldgicos®. La mayoria de las 1B nico abo mrss en toro al lenguse lesen iro do I. Present, rigenes cel enguaje del pensamieto Pb, 908), ene en realidad ay poo ue ver con I lesa del lenguse. Enel Ub se analzan ls problemas de ness del league el pnsamiante, pre pr lnguoe no se eniende el discuro en cant sistema idcégc epecico, in la “sei de atari dl rele. EL Junguaje camo fenémeno especie no pune de ninguna mane ser redid al sel e por eo que las invetigacianes de. Preznt no canciernen enable ot noguse nl enducen dretament «ls poblomes concrete de a ingistiny de Insta del engl 2. Les nda del mass jer ii del ga deg Mars ying | 17 veces éstos se entienden como fenémenos de la conciencia, es decir, psicol6gicamente. Esta ha sido la raz6n por la cual resulta sumamente dificil sostener un enfoque correcto de la especificidad de los fenémenos ideol6gicos, que no pueden reducirse a las peculiaridades de una conciencia subjetiva 0 a las de la psique. Es por eso que el papel del lenguaje como larealidad especifica material de la creatividad ideol6gica no pudo apreciarse suficientemente. ‘A eso hay que agregar el hecho de que todas las reas que no fueron sino muy levemente abordadas por los fundadores —Marx y Engels—, han sido invadidas por las categorias mecanicistas. Todas las éreas mencionadas se encuentran todavia en la fase de un materialismo mecanicista predialéctico, lo cual se pone de manifiesto ‘en el hecho de que en todas las ramas de la ciencia de las ideologias predomina hasta ahora la categoria de la causalidad mecanicista. Tampoco ha sido desterrado el concepto positivista de lo empirico, la reverencia ante 1 “hecho” visto no dialécticamente, sino como algo inamovible y estable’. El espiritu filos6fico del marxismo no ha penetrado casi en estas regiones. Como consecuencia de todo lo mencionado, en la filosofia del lenguaje nos encontramos casi sin posibilidad alguna de apoyarnos en ciertos logros positivos de otras ciencias ideolégicas. Ni siquiera los estudios literarios, que entre estas iltimas representan el area més elaborada ta oti ol vida el: delga n cuant superestructara, i lain ate superestorture y bse ee, En cuanto als cueing elaionadas co ol materia ele renin delay cn ls condones den comuniasin ely, por set seundaros les cesiones para la tora geneel el mateilsmohstric no ban logrado una solucién camera y completa 2 El pativsmo en elidad representa una tronsposc de os principales clo- vias delashbtos dl pnsoientssubstancnsn deat el rox sustancis", “eas, “universes” hac ade los hechossnglares, 18 | Vaeotin NialevehVeléshinor gracias a Plejénov', han podido aportarnos apenas nada en relacién con nuestro tema. El presente trabajo pretende ser una investigacién especializada, pero hemos tratado de darle dentro de lo posible un cardcter divulgativo®. En la primera parte del trabajo tratamos de fundamentar la importancia de los problemas de la filosofia del lenguaje para el marxismo en general. Segin hhemos dicho, tal importancia no ha sido valorada lo suficiente todavia. Sin embargo, los problemas de la filosofia del lenguaje se sittian en la intersecci6n de las zonas més importantes de la visi6n del mundo marxista, ‘zonas que atraen actualmente mucha atencién de nuestra comunidad. Hay que afiadir que en los tiempos més recientes, tanto en la Europa Occidental como en la URSS’, los problemas de la filosofia del lenguaje se han planteado de ‘una manera critica. Se puede decir que la flosofia burguesa contemporiinea empieza a evolucionar bajo el signo de lo verbal, pero esta nueva orientacién del pensamiento filo~ s6fico de Occidente se encuentra en sus meros inicios. En torno a la palabra y su lugar sistematico se desarrolla tuna animosa lucha. Su andlogo puede hallarse en. las ‘Plone, Ven inglés Plano) (1896-1918), tebcay propagandist rus el marsismo, analisa importa els eodmenos elias en ol ert (ola de In traductra 5 Desde eo, apart de une proparaisn marisa genera, e espera que lator et faniriad ol mene enn ns undaments dealings 6 PrablamesdeestudlsIterras, de pis 17M obstnt, no se ete precsament dees cielo marist, Nos eeimos a ‘interés bc palabra desertao par os “Yormalitas a como alesis de ‘Spt pment eins, rma intra de para Lave, Flo del nome odo on ras EL Maraismo yao dl lngue | 18 disputas medievales entre el realismo, el nominalismo y el conceptualismo. En efecto, las tradiciones de estas corvientes filoséficas del Medioevo empiezan en cierto grado a revivir en el realismo de los fenomenslogos y en el conceptualismo neo-kantiano. En a propia lingtistica, después del miedo positivista hacia la firmeza de principios en el planteamiento de los problemas cientficos, y después de la hostilidad, tan caracteristica de un positivismo tardio, hacia cualquier demanda deuna cosmovisién, se ha renovadouna conciencia aguda de sus presupuestos filoséficos generales y de sus vyinculos con otras ramas del conocimiento. En esta relaci6n da laimpresién de que a lingifstica, incapaz.de cumplir con todos estos requisitos, esté pasando por una crisis. El propésito de la primera parte del libro es el de ubicar los problemas de la filosofia del lenguaje en la totalidad de la visién del mundo marxista. Por tanto, la primera parte no busca demostrar nada ni ofrece ninguna solucién acabada para los problemas planteados: no tanto nos ocupan ahi las relaciones entre los fendmenos cuanto Jos vinculos entre los problemas. La segunda parte trata de resolver el problema principal de la filosofia del lenguaje, el de Ia realidad concreta de los fendmenos del lenguaje. Es el eje en torno al cual giran las pautas principales del pensamiento filoséfico-lingiifstico de la modernidad. Los problemas como el de la generaciGn del lenguaje, el de la interaccién discursiva, el de la comprensién, el de a significacién convergen hacia el punto mencionado como hacia su centro. Por supuesto, tan sélo pudimos sefialar las vias ‘mas importantes para solucionar el problema. Una serie de cuestiones apenas ha sido tocada; toda una serie de hilos tramados en la exposicién no han sido sostenidos hasta el final. Pero en un libro pequeio, que es casi el primero en 20 | Valentin Niklevich Velishinow acercarse al punto de vista marxista en torno al lenguaje, no pudo ser de otra manera. La sitima parte representa una indagacién concreta de uno de los problemas de la sintaxis. La idea principal de nuestro trabajo —el papel productivo y la naturaleza social del enunciado— requiere una coneretizaciGn: es necesario mostrar su importancia no s6lo en el plano general de la cosmovisién y de los problemas fundamentales de la filosofia del lenguaje, sino también para las euestiones particulares y especificas de la lingifstca. Si una idea es correcta y productiva, su productividad ha de manifestarse globalmente. Pero tambignel mismo tema de latercera parte “problema del discurso ajeno— es de una importancia que rebasa con mucho los limites de la sintaxis. Porque toda una serie de fendmenos literarios més relevantes —discurso del héroe (en general la estructura del personaje protagénico), reproduceién del discurso oral [skaz}, estilizacién, parodia—, representan tan sélo las diversas refracciones del “discurso ajeno”. La comprensidn de este discurso y de la ley sociolégica que lo rige viene a ser la condicién necesaria para un tratamiento productivo de todos los fenémenos literarios mencionados'. ‘Ademis, el propio tema de la tercera parte no ha sido tratado por la investigacién lingiistica rusa. Ast, 1 fenémeno del discurso cuasi directo ajeno en ruso? 1. Gomer sabio, son precumente las fnémenos que actuclnente ctaen a ‘taoeén de la investiga terri. Poe supuets, para une eal comprensin elo fefmenos menlonaias x necesaria emda aplcacin de os punto de ‘sta Sin embargo sn el cnlsis dela formas de transisin del sur geno Iimpetl to rao producti 9. En callono se uta normale indsintmente —lo que supong un cao del francée—eltrina "elo nec ibe para onsgnor el fnénenomenconado or Vesna, Put que ol autor expecfon ocho ox las eens variants del fendmeno, edt ol rain wado yen ls ets boiniens, “dscurso cus El Mrsiswo ya lasts lngue | 21 (presente ya en Pushkin) por lo pronto no ha sido sefalado ni desctito. Las modalidades mas variadas del estilo directo ¢ indirecto todavia no han sido investigadas en absoluto. ‘Asi, pues, nuestro trabajo se mueve desde lo general y abstracto hacia lo particular y concreto: desde las generalidades filos6ficas pasamos a las generalidades lingiisticas y ya a partir de ahi hacia un problema més especifico que se sitia en el limite entre la gramética (sintaxis) y le estilstica Gireao™ Lo mismo vale para el clan Uicument Bajiao “scar oent, ‘queen, nee modo, eguivlente ominmenteaceptdo”dscurso reli’, Inchs ors tscurs del oto, por mpl), prennguno de ei, nl siguleraest time, deslaca lo sufcent papel do otro syjeto en cant genereder automa eet seurso. [Not de a roduc) 22 | Voletn Nikléevich olshinay PRIMERA PARTE LAVIPORTANC OE (A FLOSOEA DEL LENGURUE PARA EL MARRS CoprTLO L STUDO UE SELIG FLO EL LENGE El problema del signo ideoligico - El signo ideol6gico y la conciencia La palabra como signo ideoldgico por excelencia = Laneutralidad ideoldgica de la palabra La capacidad de lapalabra de ser signo interno ~ Recapitulacin. ctualmente, los problemas de la filosofia. del A= adquieren para el marxismo una Jmportancia excepcional. En los sectores de ‘combate mis importantes para la labor cientfica el método marxista converge justamente con estos problemas y no puede avanzar productivamente sin someterlos a un anilisis y una soluci6n auténomos. “Ante todo, las mismas bases de la doctrina marxista acerca de la creatividad ideolégica —los fundamentos de la epistemologia, de los estudios literarios, de los estudios de Iareligién y de la moral— se entretejen muy estrechamente con los problemas de la filosofia del lenguaje. Cualquier producto ideolégico es parte de una realidad natural 0 social no sdlo como un cuerpo fisico, un instrumento de produccién o un producto de consumo, sino que ademis, a diferencia de los fenmenos EL sim yale del lnguse | 25 enumerados, refleja y refracta otra realidad, la que est ids alli de su materialidad. Todo producto ideol6gico posce una significacién": representa, reproduce, sustitaye algo que se encuentra fuera de él, esto es, aparece como signo. Donde no hay signo no hay ideologfa. Un cuerpo fisico es, por ast decirlo, igual a si mismo: no significa nada coincidiendo por completo con su carécter natural tinico y dado. Aqui no cabe hablar de la ideologia. Pero cualquier cuerpo fisico puede ser percibido ‘como imagen de algo, digamos, como imagen del carécter inerte, eutinario y necesatio del mundo natural reflejado en un objeto singular. Una semejante imagen simbélica y artistica de una cosa fisica determinada representa ya un producto ideolégico. La cosa fisica se convierte en signo. Sin dejar de ser parte de la realidad material, esta cosa ‘muerta en cierta forma refleja y refracta la realidad. Seria justo decir Jo mismo respecto de cualquier instrumento de produccién de produccién. Por si mismo, tun instrumento de produccién carece de significacién, le corresponde sélo un destino determinado, el de serviraalgtin ‘propésitodelaproduccién. Elinstrumentosirveatal propésito como un objeto singular dado sin reflejar ni susttuir nada ero también una herramienta de trabajo puede ser convertida cenvun signo ideol6gico. Asi son lz hoz y el martllo de nuestro ‘escudo de Estado, en el cual ellos tienen una significacion ya nctamente ideol6gica. Las herramientas del hombre primitivo aparecen cubiertas de dibujos y ornamentos, es decit,Ienas de signos. En este caso, el mismo instrumento no llega a ser, desde luego, un signo. Luego, a un instrumento de trabajo se le puede dar una perfeccién artistica formal, y ademés 1D. Traduca le plabra znachenecomo “sigan” y no como “signifi” puss que est timo tirmina rete « Iz destomiasaussreen signlcate! Figen, parole queen reso ue res derivado dela palabra znak(sign"), ‘saber ccnachiuscee‘cznacboemoe (Nola de la agua) 25 | Vletn Mile Volshinoy de un modo tal que la decoracién artistica armonice con la asignacién préctica productiva del instrumento. En este caso tiene lugar una especie de acercamiento, casi una funcién entre el signo y un instrumento de trabajo. Sin embargo, en este caso también nos damos cuenta de que existe una marcada frontera de sentido: el instrumento en cuanto tal no llega a ser signo, asi como el no se convierte en un instrumento de trabajo. Un producto de consumo también puede llegar 1 ser un signo ideolégico. Por ejemplo, el pan y el vino se convierten en simbolos religiosos en el sacramento cristiano de Ia eucaristia. Pero un producto del consumo en cuanto tal no aparece como signo. Igual que los instrumentos, los productos de consumo pueden asociarse con los signos ideoldgicos, pero no por eso se borra la definida frontera de sentido entre ellos. Ast, al pan se le da una forma determinada, que no se justifica en absoluto por el propésito de consumo, sino que tiene un valor de tun signo ideol6gico, aunque signo primitivo (por ejemplo, cl pan en forma de ocho o de roseta). De esta manera, al lado de los fendmenos de la naturaleza, los objetos écnicos y los productosdeconsumo existe un mundo especial, el mundo de los signos. Lossignossontambién cosasmaterialesy singulares yy, segiin hemos visto, cualquier objeto de la naturaleza, de la técnica 0 del consumo puede convertirse en un signo, pero con ello adquiere una significacin que rebasa los limites de su daci6n singular. Fl signo no sélo existe como parte de la naturaleza, sino que refleja y refracta esta otra realidad, y por lo mismo puede distorsionarla o sere fiel percibirla bajo un determinado Angulo de visidn, etc. A todo signo pueden aplicarsele criterios de una valoracién ideol6gica (mentira, verdad, correccidn, justicia, bien, etc,), El area de la ideologia coincide con la de los signes. EL Marri yas del lenge | 27 Entre ellos se puede poner un signo de igualdad. Donde hay un signo, hay ideologia. Todo lo ideolégico posee una significacién signica Dentro del territorio de los signos, esto es, dentro de la esfera ideolsgica, existen diferencias profundas: la constituyen asi la imagen artistica como el simbolo religioso, asi la f6rmula cientifiea como la norma del derecho, etc. Cada zona de la creatividad ideol6gica se encuentra orientada a su modo particular dentro de la realidad y la refracta a su modo. Cada zona se apropia de tuna funcidn particular en la totaidad de a vida social. Pero cl caracter signico es la determinacién general de todos los fenémenos ideoldgicos. Todo signo ideol6gico no sélo aparece como un reflejo, una sombra de la realidad, sino también como parte material de esta realidad. Todo fenémeno signico ¢ ideol6gico se da en base a algiin material: en cl sonido, en la ‘masa fisica, en el color, en el movimiento corporal, ete. En esta relacibn, la realidad del signo es totalmente objetiva y se presta para un método de estudio tinico, objetivo y monista. El signo es fenémeno del mundo exterior. Tanto el signo mismo como todos los efectos que produce, esto.es, aquellas reacciones, actos y signos nuevos que genera el signo en el entorno social, transcurren en la experiencia externa. Este postulado es de suma importancia. Por més elemental y de sentido comin que patezca este hecho, en los estudios de las ideologias hasta ahora no se ha llegado en este punto a conclusiones pertinentes. La filosofia idealista de Ia cultura y Ia filosofia psicologista de la cultura sitéan Ia ideologia en la conciencia!’. Afirman que la idedlogia es un hecho de TEs poco sof qu enol neoketisme conemporéneo, se detect en exe sentido un cambio. Nos relrines cl imo libo de Cassrer Pbiosphie der ‘ymbolschen fren 1183. (esto de las formas simbias1,FCE. Mi) 28 | Valentin Miolovich Voléshinoe la concies El cuerpo exterior del signo es tan s6lo la envoltura 0 un recurso técnico para conseguir un efecto interior: la comprensi6n. ‘Tanto el idealismo como el psicologismo no toman en consideracién el hecho de que la comprensién misma s6lo puede llevarse a cabo mediante algiin material signico (por ejemplo, en el discurso interior). No se tiene en cuenta que al signo se le opone otro signo y que la propia conciencia sélo puede realizarse y convertirse en un hecho real después de plasmarse en algdin material signico. La comprensién del signo es el proceso de relacionar un signo dado que tiene gue ser comprendido con otros signos ya conocidoss en otras palabras, la comprensin responde al signo mediante ‘otros signos, Esta cadena de la creatividad ideol6gica y de la comprensién, que conduce de un signoal otro ydespuésaun ‘nuevo signo, es unificada y continua: de un eslabsn signico, ¥y por tanto, material, pasamos ininterrumpidamente a otro eslabén también signico. No existen rupturas, Ia cadena jamés se sumerge en una existencia interior no material, que no se plasme en un signo. Esta cadena ideol6gica se tiende entre las conciencias individuales y las une. Los signos surgen, pues, tan sélo en el proceso de interaccién entre conciencias individuales. La misma conei ia individual esté repleta de signos. La conciencia s6lo deviene conciencia al llenarse de un contenido ideolégico, es decir signico, y por ende, sélo en el proceso de interaccién social. La filosofiaidealista dela cultura ylapsicologga dela cultura, pesar de las profundas diferencias metodolsj Permansciendo enol terreno de in cnseni, Cassier considera como su rsgo rincipal lo represntecgn Cada elements d concent rapreseta age y ene ‘una funin simbice, Elda se monies cpr, yuna partes entiende so eneltda Sogn Cassrr la ers ton sensi ono lesla male sinemberyo, ata sensoroiadpertnsce oun sig smb, es rpesatativa EL Marxism yl las dl lengune | 23 que entre ellas existen, cometen el mismo error radical. Al situar la ideologia en la conciencia, convierten la ciencia de nncia y de sus leyes, las ideologfas en el estudio de la con: sean éstas las trascendentales o las empirico-psicol6gicas. En consecuencia, aparecen a la vez una radical distorsién de la propia realidad estudiada y un enredo metodoldgico en las relaciones reefprocas entre las distintas reas del conocimiento. La creatividad ideol6gica hecho ‘material y social— estd delimitada por el estrecho marco de la conciencia individual. Por otro lado, la propia con- ciencia individual pierde todo afianzamiento en la realidad. Se convierte en el todo o en la nada. Enelidealismolaconciencia se convierteen eltodo, se sitia por encima del ser, determinandolo. En realidad, la conciencia, que ¢s para el idealismo la dominante del ‘universo no ¢s sino una hipostatizacién de un vinculo abstracto entre las formas mas generales y las categorias de Ia creatividad ideoldgi Para el positivismo psicologista la conciencia, por el contrario, se convierte en la nada, a saber: en un conjunto de reacciones psicofisiol6gicas individuales, que dan por resultado, como por arte de magia, una creacién ideolégica singular y plena de sentido. El cardcter regular, objetivo y social de la creatividad ideolégica, interpretado erréneamente como una ley de la conciencia individual, debe inevitablemente perder su lugar real en el ser, al retirarse o bien a las alturas supraexistenciales del ascendentalismo, o bien a las honduras presociales del sujeto bioldgico y psicofisico. Pero no se puede explicar lo ideoldgico en cuanto tal desde las raices suprahumanas, infrahumanas 0 animales. Su lugar auténtico se encuentra en el ser: en el especifico material signico y social creado por el hombre. Su especificidad consiste justamente en el 0 | Valetn Nile Vlsinor hecho de situarse entre los individuos organizados, de aparecer como su ambiente, como un medio de El signo sdlo puede surgir en un territorio interindividual, territorio que no es “natural” en el sentido directo de esta palabra": el signo tampoco puede surgir entre dos homo sapiens. Es necesario que ambos individuos estén socialmente organizados, que representen tun colectivo: sélo entonces puede surgir entre ellos un medio signico (semiético). La conciencia individual no sélo es incapaz. de explicar nada en este caso, sino que, por el contrario, ella misma necesita ser explicada a partir del medio ideol6gico social. La conciencia individual es un hecho ideoldgico y social. Hasta que este postulado se reconozca con todas sus implicaciones, no podré construirse una psicologia objetiva ni una ciencia objetiva de las ideologias. EI problema de la conciencia es justamente aquel que crea las principales dificultades y genera la confusi6n :més profunda en todas las cuestiones relacionadas tanto con la psicologia como con el estudio de las ideologias. A fin de cuentas, la conciencia ha llegado a ser un asylum ignorantiae para todos los sistemas filosdficos. La conciencia se convierte en el depésito de todos los problemas irresolubles, de todos los remanentes no disgregables objetivamente. En vvex de buscar una definicién objetiva de la conciencia, la cempezaron a utilizar para subjetivizar y refundir entre si todas las definiciones objetivas equilibradas, Una definici6n objetiva de la conciencia slo puede ser sociolégica. No es posible deducir la conciencia inmediatamente de la naturaleza, como trataba de hacer cl ingenuo materialismo mecanicista y como sigue 12 La scieda es, dele Igo, na prt denature también, silo que une part cuaittivamente eens, pssedora desu eyes epeicas. I Mareismo ya filsotiadellengagje| 31} | intentando hacerlo la psicologia objetiva contempordnea (la bioldgica, la conductista y la reflexolégica). No se puede derivar la ideologia de la conciencia, como lo hacen {lidealismo y el positivismo psicologista, La conciencia se construye y se realiza mediante el material signico, creado fen el proceso de la comunicacién social de un colectivo cia individual se alimenta de signos, organizado. La conci cerece en base a ellos, refleja en si su légica y sus leyes. La légiea de la conciencia es la de la comunicacién ideoligica, la dela interaccidn signica en una colectividad. Si privamos a la conciencia de su contenido signico ideoldgico, en la conciencia nada quedara. La conciencia sélo puede rmanifestarse en una imagen, en una palabra, en un gesto signficativo, etc. Fuera de este material queda un desnudo acto fisiolégico, no iluminado por la conciencia, ¢s decir, zo iluminado, no interpretado por los signos. De todo lo dicho se deduce el siguiente postulado metodolégico: el estudio de las ideologias en ningtin grado depende dela psicologia ni se apoyacn ésta, Por el contrario, ‘como veremos mas detalladamente en uno de los eapitulos siguientes, es la psicologia objetiva la que debe fundarse en la ciencia de las ideologias. La realidad de los fendmenos jdeol6gicos ¢s la realidad objetiva de los signos sociales. Las leyes de esta realidad son leyes de la comunicacién semi6tica determinadas directamente por todo el conjunto de las leyes econémicas y sociales. La realidad ideol6gica es una superestructura inmediata que surge sobre la base fecondmica. La conciencia individual no es el arquitecto de Ia superestructura ideol6gica, sino tan sélo un inquilino alojado en el edificio social de los signos ideologicos. ‘Al disociar previamente los fenémenos ideoldgicos y sus leyes de la conciencia individual, los hemos elacionado més sélidamente con las condiciones y formas de la comunicacién social. La realidad del signo se define 432 | Velen Nikolevich osinow completamente por esta comunicacién. La existencia del signo no es sino la materializacién de esta comunicacién. Asi son todos los signos ideolégicos. Pero el caracter signico y el condicionamiento global y multilateral mediante Ia comunicacién no se expresa en ninguna forma tan descollante y plena como cen el lenguaje. La palabra es el fenémeno ideol6gico por excelencia. Toda la realidad de la palabra se disuelve por completo en su funcién de ser signo. En la palabra zo hay nada que sea indiferente a tal funcién y que no fuese generado por ella. La palabra es el medio més puro y genuino de la comunicacién social Yala misma representatividad de l palabra en cuanto fenémeno ideolégico, su poder demostrativo, la claridad cexcepcional de su estructura signica bastarfan para colocar la palabra en el primer plano del estudio de las ideologias. Las principales formas ideolégicas de la comunicacién semiética podrian ponerse de manifiesto de la mejor manera posible justamente gracias al apoyo del material verbal. 18, La paiemia el veable rso loro (oplabres)cubre un camo seméntico ampli qua sien part eine eon el easellon, permite un permnnens juego ‘oneptual, «veces embivlent, rarer de ails del enguje boning. EL ‘Stra russkogo iazyka [Decionari de lengua asl de. Orheg 1°, Mest, a, Rass Ley, 1967, rece muev oepiones, entre Ios uns sn impaianies pur Jos propio teros ls sguentes: a) undo de To lengus que sive para ‘nombrarnconepto ils) el mis curs, a frat de abl) stan pal oral dscurso en una esamblea; d) discus sobre agin ema, nee, ‘eos areas de etl evade) ) ini, leet. Sepin se pusdeopreiar, guns acepeines ramitn als concypes de curs (2), lnguae verb by en castle, esimismoplisimins. Put que frags ycntaproduente slur sempre I “palabra” en ruso par os ins respatvs en oatllana, ela ruc so opla cai siempre (con rarasexnpione) pr conserar Ia rulardarceiznl, de matiz les, desu uve ign es acepiones teladas dela” hay que agregar el ample eepectiamente onan del tral d Boj) dl trina vykezyroni enuncada’y “enuacicén" come sina de slo, eta del trad). EL Naraismo ya sofa del lenge | 38 Pero esto atin no es todo. La palabra no sélo representa un signo puro y ejemplar, sino que aparece ‘ademis como un signo neutral. Todo el material signico restante se especializa de acuerdo con las éreas de ereaci6n jdeol6gica. Cada una de ellas posee su propio material jdeol6gico, forma sus signs y simbolos especificos, que resultan inaplicables en otras areas, en las que el signo se crea por su funcién ideolégica particular y es inseparable ide ella. Por el contrario, la palabra es neutral con respecto ‘una funci6n ideoldgica, sea ést la cientifica la estética, la moral o la religiosa. "Ademis, existe una enorme zona de la comunicacién ideolgica que no se deja relacionar con esfera ideologica alguna. Esa zonadela comunicacién enla vida cotidiana, Esta ‘es sumamente rica en contenido ¢ importante, Por un lado, se conecta directamente con los procesos de la produccién, por Lotro toca las esferas de ls diversas ideologias ya formadas y especializadas. Hablaremos de esta area especifica de la Jdeologfa cotidiana en el capitulo siguiente. Aqui tan s6lo fnotaremos el hecho de que el material privilegiado de la comunicacién cotidiana es la palabra. El lamado lenguaje coloquial con sus formas se localiza precisamente ahi, en el rea de la ideologia de la vida cotidiana. La palabra posee otra particularidad de suma importancia, que la convierte en cl medio predominante de la conciencia individual. A pesar de que la realidad de la palabra, como la de cualquier otro signo, se ubiea entre Jos individuos, la palabra al mismo tiempo se produce mediante los recursos de un organismo individual sin jntervencidn alguna de cualesquiera instrumentos 0 materiales extracorporales. Debido a ello, Ia palabra llegé a convertirse en el material signico de la vida interior, esto fs, de la conciencia (el discurso interno). La conciencia solo pudo desarrollarse al disponer de un recurso elés- ‘44 | Volentin NikoldievichVoléchinoy | tico y comporalmente expresivo. La palabra llegé a ser tal recurso. La palabra puede utilizarse como signo de uso jnterno, por asf decirlos puede realizarse como signo sin tener que expresarse plenamente hacia el exterior. Por eso, l problema dela conciencia individual en cuanto discurso interno (en general, el problema del signo interno), viene a ser uno de los mas importantes en Ia filosoffa del lenguaje. Ya desde un principio est claro que es imposible enfocar este problema por medio del concepto comin del discurso y de la lengua tal como éstos fueron elaborados por la lingistica no socioligica y por la filosoia del lenguaje. Para comprender la funcién de la palabra como el medio de la conciencia se requiere un andlisis profundo y deuallado de la palabra como signo social, Este exclusivo papel de la palabra, el de servir como medio ambiente para la conciencia, determina el hecho de que la palabra acompafia, comoun ingredientenecesario,atodalacreacion ideol6gica en general. La palabra acompafia y comenta todo acto ideol6gico. Los procesos de comprensién de cualquier fenémeno ideol6gico (la pintura, la masica, el ritual el acto ético") no se llevan acabo sin la participacion del discurso interno. Todas las manifestaciones de la crea- tividad ideolégica, todos los demas signos no verbales aparecen sumergidos en el elemento verbal y no se dejan aislar y separar de éste por completo. Lae Esto no quiere decir, desde luego, que la palabra pueda sustiuir cualquier otro signo ideolbgico. Nos todos los principales signos ideoldgicos especificos no son sustituibles plenamente por la palabra. Por principio, una obra musical 0 una imagen pictérica no pueden 2 ti soe a pci (que so dsarralla sobre todo en sus tobjosreunides en el volumen Eka _slvesnogo trarctestra (Est dl eeacin verbal) (ota el tadutr El Moraisno ya aaa el lengua | 35 traducirse adecuadamente a la palabra. Un ritual religioso no puede sustituirse del todo por la palabra; no existe un sustituto verbal idéneo ni siquiera para un gesto cotidiano ‘més simple, Negarlo s6lo Hevaria a un racionalismo més vulgar y a una simplificaci6n, Pero al mismo tiempo todos estos signos ideolgicos que no son reemplazables por la palabra, en ésta se apoyan y por ésta se hacen acompafiar, ‘como el canto es acompafiado por la misica ‘No existe un solo signo cultural que, al ser comprendido y conceptualizado, quede aislado, sino que al contrario, todos ellos forman parte de la unidad de una concienciaestructuradaverbalmente. Laconcienciasiempre sabe encontrar una aproximacion verbal hacia el signo. Por eso alrededor de cada signo cultural se forma una especie de circulos concéntricos hechos de reflejos y ecos verbales. "Toda refraccién ideol6gica del ser en devenir, no importa cen qué material signficante se realice, es acompafiada por tuna refraccién ideol6gica en la palabra, como fenémeno satélite obligatorio. La palabra esta presente en todo acto de comprensién y en todo acto de interpretaci6n. ‘Todas as particularidades dela palabra que analizamos su pureza signica, su neutralidad ideoldgica, su capacidad de convertirse en discurso interno y,finalmente, su ubicuidad en cuanto fenémeno colateral de todo acto consciente-, todos estos rasgos convierten la palabra en el objetivo basico del ‘estudio de las ideologias. Lasleyes dela refraceci6n ideol6gica de la existencia en los signos y en la conciencia, la formas y la mecénica de esta refracci6n deben ante todo estudiarse con base en el material de la palabra. La introduecién del método sociolégico marxista en todas las profundidades y sutilezas de las estructuras ideol6gicas “inmanentes” s6lo es posible sobre la base de una filosofia del lenguaje elaborada por el propio marxismo, de una filosofia del lenguaje comprendida como filosolia del signo ideol6gico. 36 | Valentin Nkoltevich Volshinov CAPITULO {POLE ARE ALOE ESAS ERE RUT La inadmisibilidad de la categoria de ta causalidad mecanicista en el estudio de las ideologias - El proceso de sgeneracin dela sociedad y la generacin de a palabra La expresionsfgnica en la pscologia social -El problema de ls ene a cotidianos ~ Formas de comunicacion social y formas de signos - El tema del signo - Lucha de clases dielGtices del signo- Conclusion. — 10 de los problemas principales del marxismo, e dela relacion ene las bases y as superestructuras, ‘sti estrechamente relacionado, en varios de sus aspectos, con ls cuestiones dea filosofia de lenguaje y pued je y puede beneficirsemuchocon asoluciénoinclusocon untratamiento inisomenoe amply profund deals ceionss. Cuando se plantea el problema de la f forma en que las bases determinan las ideologias, se da una respuesta correcta pero demasiado general y, por tanto, polivalente: Jas determinan causalmente. ___Si por causalidad se entiende una causalidad mecénica, asi como la entienden hasta ahora y la definen los exponentes positivistas de las ciencias naturales, dicha respuesta resulta radicalmentefalsa y en contradiccién con los mismos fundamentos del materialismo dialéctico. El territorio de aplicabilidad de las categori E , ilidad de las categorias de 1a causalidad mecsinica es sumamente reducido, e incluso cn las mismas ciencias naturales se reduce cada vez més a ‘medida de la amplificacién dialéetica de sus fundamentos. En cuanto a los problemas principales del materalismo histérico y a los de los estudios ideolégicos, no se debe 1 Maris ya asta de lngue | 97 tratar siquiera de aplicar esta categoria inerte al campo mencionado, El establecimiento de un nexo entre las bases y ‘un fendmeno aislado, sacado del contexto ideolégico tlobal, no tiene ningiin valor cognosctivo. Ante todo es Indispensable determinar Ja significacién de un cambio jdeol6gico dado en el contexto de la ideologia respectiva, tomando en cuenta el hecho de que toda el 4rea ideol6gica representa una totalidad, la que reacciona mediante todos sus componentes a Jos cambios en las bases. Por eso una explicacion debe conservar todas las diferencias cualtativas centre las éreas en interacci6n, siguiendo todas las etapas por las cuales el cambio atraviesa. Sélo bajo esta condicién el resultado del andlisis no registraré tan sélo una correspon- dencia externa de dos fen6menos eventuales pertenecientes ‘t planos distintos, sino que mostraré el proceso de wna igeneracién diléctica efectiva en una sociedad, proceso que Se inicia en las bases y culmina en las superestructuras. "Al subestimar la especificidad del material de los signos ideol6gicos, se simplifica el fendmeno ideol6ico fen éste se toma en consideracién y se explica o bien el Sspecto racional del contenido (por ejemplo, el sentido cognosctivo directo de alguna imagen artistca: Rudin ‘como “hombre superfluo”™), y este aspecto se relaciona con las bases (por ejemplo: la nobleza se arruina, de ahi {que el “hombre superfluo” aparezca en la liceracura). O bien, por el contrario, ponen de selieve s6lo tun momento texterno y téenico de un fenémeno social (por ejemplo, la 1s: Proaporna de una novela heméoima de Trguenv, todo par Je erica decimondnion progres en una tere trend os prsongjs de la nee rust tee ol Onegai de Pash en deen como representnt en grape socal de pate sae y ernest oases elovada, que ne encuentran une epicein sos aptitudes en na sociedad angulosa, pa eno, “sobran", (te dela ‘redutor. 438 | Valentin Nikolsievich Voléshinov técnica de una obra arquitecténica o la té i la técnica quimic de las pinturas), y este aspecto se deriva dizectamente del nivel técnico de la produccién. Boe ata aeons eee deo bes le las bases. se pasa igualmente por alto lo esencial del fenéimeno ideolégico. Si bien la. correspondencia establecida sea correcta, si bien los “hombres superfluos”, en efecto, hicieran su aparicién en la literatura junto con el hecho de que fa economia nobiliaria empezara 4 tambulearse, en primer las, todo eto no quiere lecir que los correspondientes trastornos econémicos generaran, mediante una causalidad mecénica, a los hombres soprfvos” en ls pins de una novel (aa a la vista el absurdo de una suposicién semejante) y, en segunda lag, ls corepondeni en sno tee ning valor cognoscitivo sino se aclara antes el papel especifico Se eet eee aes arcade una novela, asi como el papel especifico de la novela en Ia totaldad dela vida soca. — Esti claro que entre las _transformaciones econdmicas y la aparicin del “hombre superfluo” en la novela hay un camino muy largo que recorrer y que pasa por toda una serie de esferas cuaitativamente diversas, cada uuna de las cuales posee sus leyes especificas y su singulari- dad. Esta claro que el “hombre superfluo” no surgié en la novela auténomamente, sin relacién alguna con otros elementos de la novela; por el contrario, la novela en si se reestructuré como un todo organico e integro sometido a Teyes specifies, Todos los demas elementos de la novela —su composicién, su estilo, ete.— se reestructuraron respectivamente, Pero aun esta reestructuracién orginica de Ja novela se Ilevé a cabo asimismo en una estrecha relacién conlos cambios en todo el sistema de la literatura, El problema de la relacién entre las bases y las El Maraismo ya lasts el lenge | 39 superestructuras, excepeionalmente compleja y_ que requiere, para su elaboracién productiva, un enorme ‘material preliminar, puede en una gran medida esclarecerse precisamente sobre el material verbal. La esencia de este problema se reduce, en el plano aque nos interesa, al c6mo de la existencia real (las bases) ideterminan el signo, al cémo el signo refleja y refracta Ia existencia en su proceso generativo. Las peculiaridades de la palabra en cuanto signo ideol6gico, analizadas en ef capitulo anterior, convierten fd signo en el material mas idéneo para realizar una rientacién fundamental de todo el problema. En esta relacién, no es tanto la pureza semictica dela palabra lo que Jmporta como su omnipresencia social. Porque la palabra penetra pricticamente en cuantainteraccion einterrelaciOn Se Ileve a cabo entre los hombres: en la cooperacién en el trabajo, en los eventuales roces cotidianos, en lasrelaciones politcas, etc. En la palabra se ponea en funcionamiento Jos innumerables hilos ideolégicos que traspasan todas las zonas de la comunicacién social. Por eso es I6gico que la palabra sea el indicador més sensible de las transformaciones sociales, inclusive de aquellas que apenas van madurando, que atin no se constituyen plenamente ni tencuientean acceso todavia a los sistemas ideoldgicos ya formados y consolidados. La palabra es el medio en el que se acumulan Jentamente aquellos cambios cuantitativos {que asin no logran pasar a una nueva cvalidad ideol6gica, ni dar origen a una nueva y acabada forma ideol6gica. La palabra e5 capaz de registrar todas las fases transitorias imperceptible y fugaces de las transformaciones sociales. La llamada psicologia social, que segiin la terminologia de Plejénov, retomada por la mayorfa de los marxistas, es el eslabén transitivo entre una formacién politico-social y una ideologia en el sentido restringido ‘40 | Valentin Nikoldievich Voléshinow (la ciencia, el arte, etc.) se presenta en términos reales materiales como la interaccién discursiva. Tomada fuera de este proceso real de la comunicacién e interaccién discursiva (y, en general, de la comunicacién semi6tica), la ideologia social se convertiria en un concepto metafisico 0 sntico (el alma coletiva” ola “psique interior colectva”, el “espiritu del pueblo”, et.) Laideologia social nose origina enalguna regidninteri repisninterior (en las “almas” de los individuos en proceso de comunicacién), sino que se manifesta globalmente en el exterior, en la palabra, endl gesto, en a accidn. En ella no hay nada que fuese interior ¥¥ no expreso: todo esti en el exterior, en el intercambio, en el ‘material y, ante todo, en el material verbal. 2 relaciones de produccién y Ia formacién politico-social condicionada directamente por aquéll: 1 aquéllas determinan todos los posibles contactos de los hombres, todas las formas y modos de su comunicacin verbal: en el trabajo, en la politica, en la creacién ideol6gica. A su ver, tanto las formas como los temas de las manifestaciones discursivas estén determinados por las formas y tipos de la comunicacién discursiva La psicologia social es precisamente aquel medio ambiente que, compuesto de las actuaciones diseursvas ‘més variadas, abarca multilateralmente todas las formas y aspectos dela creacién ideolégica: conversaciones privadas, intercambio de opiniones en el teatro, en un concierto, en las diferentes reuniones sociales, simples pliticas even- tuales, a manera de reaccionar verbalmente a los actos éticos vitales y cotidianos, la manera intraverbal en que ‘uno concibe a si mismo, y su posicién en la sociedad, etc. La psicologéa social se manifiesta preferentemente en z= formas muy re del enunciado, en formas de los equefios “géneros discursivos”, internos y externos, que hasta ahora no han sido estudiados en absoluto. Todas EL araismo ya asta el lengue | 41 estas actuaciones discursivas estén interrelacionadas, por supuesto, con otros tipos de exteriorizaciones interacciones signicas: con la mimica, la gesticulacién, la accién simbélica, ete. “Todas estas formas de interaccién, discursiva estan relacionadas muy estrechamente con las condiciones de tuna situacién social dada y reaccionan muy sensiblemente a todas las oscilaciones de la atmésfera social. Y es precisamente en las entrafas de esta psicologia social materializada en la palabra donde se acumulan aquellas transformaciones y desplazamientos apenas perceptibles que posteriormente se ponen de manifiesto en los productos ideolégicos terminados. Detodolo dicho se deduce lo siguiente. Lapsicologia social debe estudiarse bajo dos angulos: en primer lugar, desde el punto de vista de su contenido, es decir, de los temas que son actuales para ella en un momento determinado, y, en segundo lugar, desde el punto de vista de las formas y tipos de la comunicacién discursiva, en la cual dichos temas se realizan (se discuten, se expresan, se ponen a prueba, se analizan). Por el momento, el problema de la psicologia social seha limitado tinicamente al primer punto de vista estoes,2 ladefinicién de su composicién temstica. Inclusive a misma cuestién de la localizacién de los documentos objetivos, © sea de las expresiones materiales de la psicologia social, no hha sido planteada con una precisién suficiente. Las nociones de“conciencia”, “psique”, “mundo interior”, han tenido un papel lamentable por haber eximido a ls investigadores de la necesidad de buscar las formas materialmente definidas de expresién de la psicologfa social. Mientras tanto, el problema de las formas concretas tiene una importancia primordial. No se trata, por supuesto, de las fuentes de nuestro conocimiento 42 | Voleoin NikotievichVoléshinow ii ii amity de la psicologia social en una época determinada (por ejemplo, las memorias, la correspondencia epistolar, las cobras literarias), ni del origen de nuestra comprensién del “espiritu de una época”, sino de las mismas formas de la realizacién conereta de este espiritu, es decir, de las formas de la comunicacién semidtica verdadera. La tipologia de estas formas es una de las tareas, més urgentes del marxismo. Més adelante tendremos la oportunidad de referirnos al problema de los géneros discursivos en relacién con el problema del enunciado y del dislogo. Por lo pronto vamos a apuntar lo siguiente, Cada época y cada grupo social tiene su repertorio de las formas discursivas de la comunicacién ideolégica real, A cada grupo de formas homogéneas, es decir, acada género discursivo concreto, le corresponde su conjunto de temas. Entre la forma de la comunicacién (por ejemplo, a comunicacién directa técnica y laboral), la forma del cenunciado (breve réplica oficial) y su tema existe una indisoluble unidad orgénica. Por eso la clasificaci6n de las formas del enunciado debe fundarse en una clasificacién de las formas de comunicacién discursiva. Estas tltimas estin plenamente determinadas por las relaciones de produc- cin y por la formacién politico-social. En un anilisis mas detallado veriamos la enorme importancia del momento jerarquico en los procesos de la interaccién discursiva, la poderosa influencia que la organizacién jerdrquica de la comunicacidn ejerce sobre las formas del enunciado. La cetiqueta verbal, el tacto comunicativo y otras formas de adaptacién del enunciado a la organizacién jerarquica de Ia sociedad tienen una gran importancia en el proceso de claboracién de los géneros discursivos principales", 16. El problema de la génars discus coiaos empea «ducts slo en las amgos més recone pr le ngs y a lost dl logue. Uno de ls ‘Winans intents seros de enalzar ets géers, cungue sin una erientacin El Maris yl leat del engage | 43 Como sabemos, todo signo se estructura entre los hombres socialmente organizados en el proceso de su interaccién. Por ¢50 las formas del signo estin determinadas ante todo tanto por la organizaci6n social de los hombres como por las condiciones més inmediatas de su interaccién. En cuanto cambian las formas, cambia cl signo. Una de las tareas del estudio de las ideologias debe consistir en examinar la vida social del signo verbal. El problema de la relaci6n de reciprocidad que se presenta centre el signo y la existencia puede lograr una expresién conereta tinicamente bajo este enfoque, y sélo bajo esta condicién el proceso de la determinacién causal del signo por la existencia aparecera como el proceso de una de la existencia en el signo, de auténtica transformaci tuna verdadera refracci6n del ser en el signo. Para ello es necesario cumplir con la principal exigencia metodol6gica: 1) No se debe disociar Ia ideologfa de la realidad ‘material del signo (por ubicarla en la “conciencia” 0 en otros dominios difusos ¢ imperceptibles) 2) No se puede separar el signo de las formas concretas de la comunicacién social (ya que el signo es parte de la comunicacién social organizada y no puede stir sino en ésta, convirtiéndose de lo contrario en un simple objeto fisico). 3) Nose puede separarlas formas dela comunicacién de sus bases materiales. Todo signo ideoldgico, incluyendo el verbal, al plasmarse en el proceso de la comunicacién social est determinado por el horizonte social de una época dada y de ‘un geupo social dado. Hasta ahora hemos estado hablando ‘clinic dni, eel raed Lon Spitzer Denice Ungangesprace( $2) (CL més adelante aaron de eat aun su precrsresyteguiores. 44 | Valentin NikléevchVoshinoy de la forma del signo que esta determinada por las formas de la interaccién social. A partir de aqui abordaremos otro aspecto: el contenido del signo y el acento valorativo que acompafia cualquier contenido. En cada etapa evolutiva de la sociedad existe tun especifico y limitado circulo de temas expuestos a la atencién de la sociedad y en los que esta atencién suele depositar un acento valorativo. Solo este grupo de temas puede manifestarse en signo, llegando a ser tema de la ‘comunicacién semistica. {Qué es lo que determina este mbito de temas acentuados axiolégicamente? Para que un tema, cualquiera que sea el nivel de la realidad a la que pertenerca, forme parte del horizonte social de un grupo y suscite una reaccién semistico-ideol6gica, es necesario que dicho tema esté relacionado con los presupuestos socioeconémicos mas importantes del grupo ‘mencionados es preciso que involucre siquiera parcialmente Jas bases de la existencia material del grupo sefialado. Por supuesto, aqui no puede tener importancia alguna arbitrariedad individual. Puesto que el signo se crea entre individuos, en un medio social, es indispensable que el tema posca una significacién interindividual s6lo entonces podri ser objeto de una formalizacion semiética. En otras palabras, s6lo aquello que posea un valor social puede entrar en el mundo de la ideologia, constituirse y consolidarse en 41, Por eso todos los acentos ideol6gicos, aun cuando los produzca una voz individual (por ejemplo, en la palabra), 0, en general, un organismo individual aparecen como acentos sociales que pretenden lograr un reconocimiento social y que se imprimen en el exterior, sobre el material ideoldgico, \inicamente para obtener tal reconocimiento. Convenimos en llamar aquella realidad que llega a ser objeto del signo, tema del signo. Cada signo constituido posee su tema. Asi, toda manifestaci6n verbal 1 Marino ya eset elena | 45 tiene su tema”. Un tema ideol6gico siempre aparece acentuado socialmente. Desde luego, todos estos acentos sociales de los temas ideol6gicos penetran también en la conciencia individual, la que es, como sabemos, completamente ideolégica. En la conciencia individual se convierten en una suerte de acentos individuales, puesto que aquélla los absorbe y los hace propios, pero su origen no es la conciencia individual. E] acento en cuanto tal es interindividual. Un grito animal, como reaccién pura de tun organismo individual al dolor, carece de acento. Es un fenémeno netamente natural. El grito no cuenta con una atmésfera social y por es0 carece incluso de rudimentos de tuna conformacién sfgnica. El tema de un signo ideol6gico y su forma estén indisolublemente relacionados entre si y, por supuesto, pueden diferenciarse solamente en abstracto. Al fin de cuentas, son las mismas fuerzas y los mismos presupuestos sociales los que suscitan el primero y la segunda, En efecto: las mismas condiciones econémicas tunen un clemento nuevo de la realidad con el horizonte social y le adjudican una significacién social, lo hacen “interesante”, asf como las mismas fuerzas crean las formas de la comunicacién ideologica (cognoscitiva, artistica, religiosa, etc) las cuales a su vez determinan las formas de la expresidn signica. De esta manera, los temas y las formas de la creacién ideolégica se crian en la misma cuna y, en realidad, representan dos aspectos de una misma totalidad. Este proceso de la inmersién de la realidad en Ia ideologés, el nacimiento del tema y el nacimiento de la forma se examinan mejor que nada en el material verbal. En el lenguaje este proceso de la generacién ideol6gica se refleja 17. Ms adelone alaroreosen qué relcns encuentra elma con seméntce elas paler, 46 | Valentin Nikolevich Volshinov tanto a gran eseala,enel plano histérico universal estudiado por la paleontologia semantica, la que descubre el proceso de introducci6n de las parcelas atin indiferenciadas de la realidad al horizonte social del hombre primitivo, com a escala menor en el marco contemporaneo, ya que nos consta la gran sensibilidad de la palabra con respecto a las transformaciones minimas de la existencia social. La existencia reflejada en el signo no tanto se refleja propiamente como se refracta en él. {Qué es lo que determina la refraccién del ser un signo ideolégico? Es la imterseccién de los intereses sociales de orientacién ‘mis diversa, dentro de los limites de un mismo colectivo semiético; esto es, la lucha de clases. Laclasesocialnocoincideconeleolectivosemiético, es decir, con el grupo que utiliza los mismos signos de la comunicaci6n ideolégica. Ast las distintas clases sociales uusan una misma lengua. Como consecuencia, en cada signo ideolégico se cruzan los acentos de orientaciones diversas. EI signo llega a ser Ia arena de la lucha de clases. Este carcter multiacentuado del signo ideol6gico ‘es su aspecto mis importante. En realidad, es tan s6lo gracias a este cruce de acentos que el signo permanece vivo, movil y capaz.de evolucionar. Un signo sustraido de Ja tensa lucha social, un signo que permanece fuera de la lucha de clases inevitablemente viene a menos, degenera en una alegoria, se convierte en el objeto de la interpretacién filol6gica, dejando de ser centro de un vivo proceso social de la comprensién. La memoria hist6rica de la humanidad esti repleta de signos ideoldgicos muertos incapaces de set arena de confrontacién de acentos sociales vivientes in embargo, gracias a que el filélogo y el historiador los siguen recordando, estos signos conservan todavia los ‘iktimos vestigios de la vida. Pero justamente aquello que hace vivo y cambiante EL Marlo yl sta del lenguse | 47

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