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ETIENNE BALIBAR Balibar Etienne (1936) “Karl Marx y el marxismo” | En: Cinco ensayos de materiolismo she ico ea aoe Cinco ensayos de materialismo hist6rico (atarx y of marsismo, La rctificaciin del Menifles Eee eae een dialéctica histérica. Materialismo e idealismo en Ta historia de Ia teoria marxista.) editorial laia/barcelona ee, pe 1. Karl Marx y el marxismo re —— Le ee en 1883, es el primer tedrico del socialismo cientifico y el prin- cipal organizador del movimiento obrero internacional de su tiempo. al Ta presentacién y el andlisis de la teoria de Marx no deja- ron nunca de ser el lugar de luchas ideologicas, en ultima ins tancia politicas. Estas luchas aparecen desde el perfodo de su propia actividad. Continéan en el segundo periodo de la histo- ria del movimiento obrero modemno: la de la formacién de los partidos socialists de masa y de la II+ Internacional. Ea el tercer periodo: el del desarrollo del imperialismo y de la revolucién soviética, Y no han cesado en el cuarto, el periodo actual: el de la generalizacién de las luchas revolucionarias a escala mundial, pero también cl de la escisién del. mo- Vimiento comunista internacional. Es siempre importante, ara comprender esta luchas,remontarse a 54 signifcaion Préctica. Este principio se aplica en primer lugar a las controver- sias que se refieren a la naturaleza de la filosofia, de la cual se piensa generalmente que seria el (especialmente en Bernstein, el padre del «re\ Sionismos), hace de 1a «dictadura del proletariado» una nocién «ban. ‘quistar, El propio Marx escribfa en Las luchas de clases en Francie ((1848,1850): «el proletariado se agrupa cada vex mds en toro al socia. lismo revolucionario, en torno al comunismo para el que la burguesis ha inventado el nombre de Blanqui. El socialismo es la declaracidr Permanente de la revolucin, la dictadura de clase del proletariado, Como punto de transicién necesario para legar a la supresién de la: diferencias de clase en general (...}» 24 central son los factores inseparables de un mismo proceso revolucionario, El orden contrarrevolucionario y la represién descansan en Europa sobre la solidaridad de los poseedores. 4. El Estado moderno es el instrumento de esta domi- nacién y de esta solidaridad, el garante del mantenimiento de la explotacién bajo sus diferentes formas, La propia Re- piblica democrdtica burguesa, que descansa sobre el sufra- gio universal y el mecanismo de los partidos, es la forma normal de la «dictadura de la burguesfas; es el nico régi- men politico, en efecto, que permite la unidad de las dife- rentes fracciones de la burguesfa y, por tanto, la dominacién de la burguesfa sobre Ia clase campesina y la pequefia bur- guesia. Es por ello por lo que la revolucién proletaria sélo puede Hevarse a cabo con la condicién de «concentrar contra el Estado todas sus fuerzas de destruccién» y de «romper Ja méquina del Estado que —hasta ahora— todas las revo- Tuciones politicas no han hecho sino perfeccionar». Estas conclusiones son especialmente enunciadas en Las Luchas de clases en Francia (1850), y en El 18 Brumario de Louis Bonaparte (1852). Abren una doble problematica cu- yo desarrollo y reelaboraciones posteriores determinaran lo esencial de la contribucién teérica de Marx al materialismo histérico. Por una parte el problema de la base econdmica de la historia del capitalismo: en particular el de Ia «corres- pondencia» entre el desarrollo de los antagonismos econémi- cos de clases y el desarrollo de las contradicciones (ciclicas no) en la marcha de la produccién y de la circulacién mer- cantiles. Por otra parte, el problema de la naturaleza de clase del Estado, y de los objetivos politicos de la revolucién pro- letaria, Estos dos problemas aparecen, en adelante, ligados en una misma dialéctica. A los ojos de Marx, la clave de la revolucién «ininterrum- pida» hasta el comunismo se halla en el desarrollo de las contradicciones de la produccién capitalista, en Ia «concen- tracién» del proletariado en un movimiento politico de masa y en el conocimiento exacto de estas condiciones. Marx cri- tica el voluntarismo de los que quieren Ia revolucién en ausencia de sus condiciones objetivas, entre las cuales se halla el desarrollo y la organizacién del propio proletariado. «Nosotros decimos a los obreros: tenéis que atravesar quin- ce, veinte, cincuenta afios de guerras civiles y de luchas inter- nacionales, no sélo para cambiar la situacién existente, sino para cambiaros a vosotros mismos y haceros aptos al poder politico.» 25 3. “El Capital” y la Internacional (1850-1871) disyuncién, histéricamente inevitable, a la vez superada y materializada en la posicién practica y la accién de un indi- Con el final de las revoluciones de 1848 comienza una viduo, 1a que nos da el papel histérico excepcional de Marx nueva etapa que no tendra su fin hasta 1871, con la Comuna y todo el problema de su explicacién. de Paris, En un primer momento, asistimos al triunfo de la yeaccién sobre el continente e incluso en Inglaterra. Es el periodo del restablecimiento de Ia alianza entre los gobiernos a) La preparacién de “El Capital” | Biko, inglés, francés, prusiano y austriaco, que se ponen de acuerdo, pese a sus rivalidades, para mantener ¢l orden so- Manteniéndose al margen de los circulos de emigrados, ial existente. «Las diferentes quercllas a las que se entregan Marx vive primero en un gran aislamiento. «Cuando se le hoy los representantes de las diversas fracciones del partido hace una visita, uno es recibido, no con saludos, sino con categorias econémicas.»" Prosigue encarnizadamente sus tra- del orden continental y en las que se comprometen rec{pro- bajos tebricos, especialmente en Ia sala de lectura del Bri- camente, lejos de proporcionar la ocasién para nuevas Tevo- Tuciones, sdlo son, por el contrario, posibles porque la base tish Museum, trabajos que se refieren sobre todo a la econo- de las relaciones es por el momento totalmente segura y, mia politica, pero igualmente a la filosofia, Ia historia, las cosa que la reaccién no sabe, totalmente burguesa.» Pero es Ciencias naturales (quimica, agronomia), las matematicas. también éste el perfodo de los primeros enfrentamientos im- ‘Aun en 1866, escribe a su amigo Kugelmann: «Aun cuando perialistas por cl reparto del mundo, en el cual se constituye Consagro mucho tiempo a los trabajos preparatorios para el {1 imperio colonial inglés, el mayor jamas conocido por la Congreso de Ginebra (de Ia Internacional), no puedo, ni quie historia. Es el perfodo en que, a partir del «centro» inglés ro asistir a él, puesto que me es imposible interrumpir mi (Marx y Engels hablan del monopolio industrial inglés, que trabajo durante tanto tiempo. Con este trabajo creo hacer domina el mercado mundial), la revolucién industrial capi- algo mucho més importante para Ia clase obrera que todo talista se extiende en profundidad en Francia, en Alemania, To que pudiera hacer personalmente en cualquier congreso.» ten los Estados Unidos. Pero es también, sobre todo a partir Este trabajo se ve frecuentemente interrumpido durante Ge os afios 1860, el periodo de las luchas de liberacién nacio- - Jargos periods, como consecuencia de 1a terrible miseria {nal en Europa (Italia, Polonia, Irlanda): el periodo del cre- material (y a veces moral) en que vivid: «No creo, escribe a i cimiento masivo de la clase obrera, de los progresos de su Engels, que se haya escrito jamds sobre el dinero estando organizacién sindical, de las grandes huelgas que traducen carente de él hasta este punto. La mayor parte de los auto- Cl desarrollo de la lucha de clases econémica en Francia, en . Yes que han tratado de él vivian en buenas relaciones con Inglaterra, en Bélgica? él tema de sus investigaciones» (21 de enero de 1859). Varios En este perfodo, la actividad de Marx representa a pri- hijos de Marx mueren por aquella época a temprana edad. mera vista dos aspectos divergentes: por un lado el trabajo En su persecucién, los alguaciles toman el relevo de la po- tebrico, que culminard con la publicacién de E! Capital, y JM: lita Cuyos resultados penetrarén s6lo poco a poco en la base del Marx colabora en diferentes periddicos democraticos y movimiento obrero en el perfodo siguiente; por otro lado, a luego socialistas: especialmente en el «New York Daily Tri- partir de la fundacién de la Internacional, el trabajo politico, bune» (dirigido por un antiguo fourierista), en el que apa- En una primera forma de «partido» proletario, atin muy fré- 9 recen sus andlisis de la politica internacional (las guerras gil y contradictoria, pero definitivamente arrancada al ais- curopeas, la guerra de Secesién americana), de la coloniza- Tamiento de las sectas de antes de 1848. Es esta relativa ‘cién Tnglesa (China, Persia y, sobre todo, India), de la coyun- tura econdmica (la crisis de 1857), de los mecanismos del lito bancari Ta circulacién monetaria, del sistema 9. En el Comunicado inaugural de ta AIT (1864), subraya Marx ieee nae ‘ados grandes hechose que resultan de ello: Ta obtencién de la ley de ice Roras, limitando la jomada de trabajo, y el desarrollo de las ‘cooperativas obreras. 10. Carta de Pieper a Engels, 1851. 26 industrial. Estos articulos «alimenticio» son, asimismo, el laboratorio tedrico del materialismo historic. A partir de 1859, toma la direccién efectiva de «Das Volk», érgano de la Asociacién cultural de los obreros alemanes de Londres. Colabora en los periddicos cartistas y socialistas ingleses (como el «People’s Paper»). En 1859 publica Marx la primera parte de la Contribucién a la Critica de la Economia Politica, en la que figuran su teorfa de la mercancia y la del dinero (las tinicas publicadas). Junto a estos textos tedricos, debe también levar a cabo largas polémicas. Tal es el sentido de Herr Vogt (1860), con- tra las falsificaciones de la historia del movimiento obrero por un naturalista, antiguo diputado de la Asamblea alemana de Francfurt (1848) —los archivos requisados por la Comuna probardn a posteriori que éste era efectivamente, como lo afirmara Marx, un agente de Napoledn III. En 1867, finalmente, aparece el libro I de El Capital, re- sultado del trabajo de 15 afios, «sin duda el mds temible explosivo que jamas haya sido lanzado sobre las cabazas de los burgueses, incluidos los terratenientes> (carta a Bec- ker, 1867). Marx expone en él Ia teoria histérica del pro- ceso de produccién capitalista inmediato, que constituye la base material de todos los antagonismos de clases de Ia sociedad moderna. Realiza, asi, por primera vez, bajo una forma cientifica desarrollada, la «critica de la economia poli- tica», y constituye, como contrapartida, una teoria de las condiciones objetivas de la revolucién proletaria y de su necesidad, implicada en el desarrollo de las contradicciones sociales actuales. b) La Internacional En 1864, con ocasién de un mitin internacional en favor * de la libertad de Polonia, es fundada la Asociacién internacio- nal de trabajadores, conocida bajo el nombre de Primera Internacional. Retine a organizaciones obreras inglesas, ale- manas, francesas, suizas, belgas, y luego italianas, espafiolas, americanas, etc., de inspiraciones ideol6gicas muy diversas (proudhonianas, lassallianas, bakuninistas, mazzinianas, tra- deunionistas y liberales inglesas, etc.). Su reunion, pese estas divergencias, es «el producto espontdneo del movimien- to proletario, engendrado él mismo por las tendencias natu- rales, irreprimibles de la sociedad moderna», es decir, por el 28 desarrollo de las luchas politicas y econémicas de clase y de ‘su interdependencia. Lo que distingue a la Internacional de Jas anteriores agrupaciones («la transicién del mundo de las sectas a la real organizacion de la clase obrera»), no es tan sélo su reclutamiento, atin modesto, sino sus formas de tra- bajo e intervencién, que explican el desarrollo de su in- fluencia. ‘La Internacional agrupa a la vez organizaciones «sindica- es» (locales y profesionales) y organizaciones «politicas» (Secciones) —sin contar con las adhesiones individuales. Marx, invitado desde sus origenes a formar parte del Comité provisional y luego del Consejo general de la AIT, hace friunfar, contra el proyecto de un simple organismo consul- tivo de contacto y de solidaridad, la concepcién de un orga- nismo de direccién politica, encargado de elaborar a partir de las situaciones locales, segdn la expresién de Lenin, «una ~ tdetica tinica para la lucha proletaria de la clase obrera en los diferentes paises», téctica no uniforme ni invariable, sino fundada sobre una misma concepcién de la préctica politica y sobre el conocimiento de las tendencias generales de la Zoyuntura histérica. Es él quien redacta los estatutos y el Comunicado inaugural de la Internacional, donde conside- rando que «la emancipacién de Ia clase obrera debe ser con- quistada por la propia clase obrera» y que consiste en «la aniquilacién de toda dominacién de clase», cuya base esta constituida por «la sujeccién econémica del trabajador al propietario de los medios de trabajo, plantea el principio de la combinacién necesaria de las luchas econémicas y polit cas, nacionales ¢ internacionales» ‘cAparte del trabajo para mi libro, la AIT me toma un tiempo enorme —escribe Marx a Engels—, porque, de hecho, yo estoy a la cabeza de este asunto» (13 de marzo de 1865). Solo a partir de 1869 podré Engels abandonar los negocios, yendiendo su parte de la empresa familiar, y reunirse con Marx para ser coparticipe en el Consejo general. El Consejo general se reine semanalmente, recibe en permanencia a Jos corresponsales del extranjero, organiza la solidaridad material con los huelguistas de los diferentes paises (Char- leroi, 1868; Bale, 1869), La AIT logra incluso, con frecuencia, impedir que empresas, cuyos obreros estan en huelga, em plecn trabajadores extranjeros para remplazarlos; lo cual P era, segiin el derecho burgués, atentar contra la «libertad de trabajo», 0 dicho de otro modo, luchar contra la compe- tencia entre los trabajadores que implica el régimen salarial, 29 unificar en esta misma lucha a la clase obrera frente a los intereses comunes de la burguesia. El internacionalismo de la AIT se traduce también en i terreno propiamente politico. Para Marx, «la cuestiin fobrera no es un problema provisional, ni local, es una cues- tin de la historia mundial», y recfprocamente, la clase ob:e- ya no puede desinteresarse de sus propias posiciones sobre la historia mundial, como lo demuestran los estrechos laz0s, que unen objetivamente «la liberacién social de la clase obre- ra inglesa y la liberacién nacional de los irlandeses»; como lo muestran a contrario los lazos existentes entre la debilidad politica de la clase obrera inglesa y la dominacién comercial, Colonial e industrial de Inglaterra en el mundo. «Un pueblo que oprime a otros —diré Engels a propésito de Rusia y Polonia—, no puede emanciparse a si mismo, La fuerza de que precisa para oprimir a los otros acaba siempre por volverse Contra s{ mismo.» La Internacional lleva a cabo una lucha politica e ideolégica activa por el apoyo de los movimientos Ge liberacién nacional en Europa. Contribuye a la moviliza- cién de la clase obrera inglesa para impedir a Inglaterra in- tervenir en la guerra de Secesién a favor de los sudis- tas (1862), y luego a la movilizaci6n de la clase obrera ame- ricana contra el conflicto angloamericano (mayo de 1869). ‘A partir de entonces, la clase obrera aparece sobre Ia escena politica, no ya como un décil ejecutor, sino como una fuerza independiente [...] capaz de dictar la paz alla donde sus denominados amos laman a la guerra». ‘La Internacional realiza, finalmente, varias encuestas acer- ca de la condicién obrera sobre la base de un cuestionario establecido por Marx (1865: «Hay que tener un conocimiento fexacto y positivo de las condiciones en las que trabaja y se mueve la clase obrera»). Y difunde, en forma de comunica- dos, publicados en los diferentes paises, y por la prensa de Jas secciones nacionales, los textos basicos para una forma cién tebrica de la clase obrera. La actividad de Ja Internacional est, de hecho, dominada por incesantes luchas ideolégicas. EI socialismo francés es en su mayoria proudhoniano, hostil a la accién polftica. «Desdefian toda accién revolucio. naria, esto es, directamente derivada de la propia lucha de M1, Literatura de exilados, 1874 12, Comunicado de la At a Ja National Labor Union de tos USA. 30 clases, todo movimiento social concentrado, esto es, realiza- ble igualmente por medios politicos (como por ejemplo la disminucién legal de la jornada de trabajo); y ello bajo pre- texto de libertad, de antigubernamentalismo o de individua- lismo antiautoritario.» ® El socialismo inglés, tras el «resonante fracaso» de todos Jos esfuerzos por mantener o relanzar el movimiento car- tista (aniquilado por el contragolpe de 1848 y por la emigra- cién), es «trade-tnionista», reformista y legalista, vacilante ~Gnte la lucha econémica de clase que, en su opinién, corre él riesgo de provocar el alza de los precios. El socialismo alemén est en su mayoria organizado en la Asociacion general de trabajadores alemanes, fundada en 41863 por Lassalle y Schweitzer, que alimenta reiterativamen- te la ilusiOn de una intervencién socialista del Estado pru- iano: «Trasplanta el cesarismo sobre los principios demo- craticos» (carta de tres obreros berlineses a Marx, 1865), facilitando el juego de Bismarck. «Esta —escribe Marx en 2 1865, absolutamente fuera de duda que la fatal ilusién de Lassalle [...] se vera seguida de una desilusién. La légica de las cosas hablaré. Pero el honor del partido obrero exige que rechace estos fantasmas antes de que Ia experiencia haya mostrado su inanidad. La clase obrera, 0 es revolucionaria, © no es nada.» ‘A partir de 1868 la clase obrera suiza, italiana y espafiola + esta duraderamente influida por el anarquismo de Bakunin. La Internacional no es . Desde la insurreccién del 18 de marzo de 1871, respondien- do a la provocacién de Versailles, el Consejo general de la Internacional, que no tenia parte alguna en su desencadena- miento, «salud6 con entusiasmo la iniciativa revolucionaria de las masas».# «Seria evidentemente muy cémodo —escribia Marx a Kugelmann (17 de abril de 1871)—, hacer la historia si tuno no debiera lanzarse a la lucha més que con posibilidades infaliblemente favorables. [...] La desmoralizacién de la clase obrera seria una desdicha mucho mayor que Ia pérdida de cualquier nimero de “jefes”. Gracias al combate librado por Paris, la lucha de la clase obrera contra la clase capitalista 18. Lenin, articulo Karl Marx. 36 y su Estado capitalista ha entrado en una nueva fase. Pero sea cual sea su desenlace, hemos obtenido un nuevo punto de partida de una importancia histérica universal El Consejo general organiz6, bajo la direccién de Marx, y pese a dificultades muy grandes, la solidaridad internacio. nal con Ia Comuna. Envié representantes que, forzando el loqueo, pudieron comunicar a la Comuna informaciones (so- bre el acuerdo secreto entre Bismarck y Jules Favre) y algu- nos consejos tacticos en materia de defensa militar, de finan- zas, de politica del trabajo. Tras la caida de la Comuna (que fue en parte también debida a «la excesiva honradez» de los trabajadores parisinos, que no quisieron adelantarse a la con- * centracién de las tropas versallesas y prusianas, tomando la ofensiva, ni responder al terror burgués mediante el terror popular), Marx organiz6 el salvamento de los que escaparon, las revelaciones piblicas sobre su desarrollo, la difusién de sus ideas. Antes incluso del final, se dedicé a analizar sus lec- “clones para el proletariado de todos los paises.” Citemos nuevamente a Lenin: «Marx decia en septiembre de 1870 que Ia insurreccién serfa una locura, Pero cuando las ‘masas se sublevaron Marx quiso marchar con ellas, instruir- se al mismo tiempo que ellas, en Ia lucha, y no dar lecciones burocraticas. Comprende que toda tentativa de establecer por adelantado muy exactamente las posibilidades de la lucha se- ria charlataneria o pedanterfa irremisible, Estima ante todo el hecho de que la clase obrera, heroicamente, con abnega- cién, con espiritu de iniciativa, elabore la historia del mundo. Marx consideraba la historia desde el punto de vista de los que la crean, sin poder establecer infaliblemente por adelan- tado las posibilidades de éxito, pero no la miraba como un intelectual pequefioburgués que viniera a hacer moralis- mos [...]. Marx sabia ver también que en ciertos momentos e la historia, una lucha encarnizada de las masas, aun por una causa desesperada, es indispensable para la educacién ulterior de estas propias masas, para prepararlas cara a la lucha futura. Esta forma de plantear la cuestién es inaccesi- ble, o incluso extrafia en su principio a nuestros pseudomar- xistas actuales, a quienes gusta citar a Marx a toda costa, tomando de éi tan sélo juicios sobre el pasado, pero sin buscar en él lecciones para elaborar el porvenir.» ® 19, Cr. 111 Informe de la Internacional, La Guerra Civil en Francia, 20. Prefacio a la traduccién rusa de las Cartas de Marx a Kugel. ‘mann, 1907. Para creer en una inconsecuencia de Marx es preciso, pues, en contra de toda dialéctica, transformar «el aspec‘o principal» de la contradiccién (la fuerza relativa del Estado burgués) en aspecto tinico, olvidar el otro aspecto de la con- tradiccién; es preciso ver la fuerza real de la burguesfa desde el punto de vista como ésta se ve a si misma, y desli- zarse desde el respeto tactico del adversario (indispensable) hasta el respeto estratégico que desanima para toda practica revolucionaria. La posicién de Marx es revolucionaria por ser materialista, pues subordina la actitud de los dirigentes polt- ticos de la clase obrera, no a la en- frentindose a la organizacién material de la Iglesia y esbo- zando una instruccién popular controlada por el pueblo (y no por la Iglesia o el Estado). ‘Al mismo tiempo que «por fin encontraba» la forma politi- ca del gobierno de Ia clase obrera, «resultado de la lucha de clase de los productores contra la clase de los apropiado- ], que permitia realizar la liberacién econémica del trabajo», Ia Comuna combina con la revolucién politica las primeras medidas de expropiacién del capital en beneficio de los trabajadores. «En 1871, incluso en Paris, este centro del artesanado artistico, la gran industria habia hasta tal punto dejado de ser una excepcién que el decreto més im- portaute, con mucha diferencia, de la Comuna instituia una ‘organizacién de la gran industria e incluso de la manufactura, que debia no s6lo descansar sobre la asociacién de los traba- jadores en cada fabrica, sino también reunir todas estas asociaciones en una gran federacién; en resumen, una orga- nizacién [...que] debia culminar finalmente en el comunis- 2, La Guerra Civil en Francia, op. cit 4 mo, es decir, en el exacto polo opuesto de la doctrina de Proudhon. Y es también por ello por lo que la Comuna fue la tumba de la escuela proudhoniana del socialismo.»® Por su politica de destruccién del Estado burgués, que es el principal agente de su explotacién, la Comuna esboza fas bases de la unin de la pequefia burguesia pobre y, espe- cialmente, del campesinado a Ja dictadura del proletariado. La correccién de su politica esta demostrada a contrario por el fracaso de la Comuna de Lyon, donde la accién de Bakunin condujo al aislamiento inmediato de la clase obrera. Estas leceiones de la Comuna y el andlisis de su coyuntura figuran especialmente en los tres Comunicados redactados por Marx para la Internacional —el primero, el 23 de julio de 1870; el segundo, el 9 de septiembre de 1870; el tercero, La Guerra civil en Francia, el 30 de mayo de 1871 —, asi como fen la correspondencia con Kugelmann. Lenin las ha explica- do en detalle en El Estado y la Revolucién (1917). ¢) El fin de ta Internacional De la experiencia decisiva de la Comuna, la teorfa marxis- tay el movimiento obrero salen una y otro transformados, unidos sobre nuevas bases (jlo que hace fitil la cuestion de saber si la Comuna era una revolucién «marxista»! ). La Internacional aparecié a los gobiernos de toda Europa como el enemigo que habia que abatir a cualquier precio. ‘A propuesta de Jules Favre, la represién es organizada en ‘Negindose a seguir a Marx hasta las ultimas consecuen- cias de su andlisis, y rechazando las lecciones politicas de la Comuna, los representantes del trade-unionismo inglés (que, en esta época, agrupaba sobre todo a la «aristocracia obreras) abandonan el Consejo general. Las caracteristicas particulares del Estado burgués en Inglaterra, sus tradiciones de democracia burguesa parecian hacer posible una tran: cién al socialismo de tipo pacifico. No obstante, respondiendo fen julio de 1871 al corresponsal del diario americano The World, Marx, al mismo tiempo que subraya la especificidad de las’ condiciones nacionales, no se declaraba «tan optimis ta»: «La burguesia inglesa se ha mostrado siempre dispuesta a aceptar el veredicto de a mayorfa siempre y cuando las 23, ENoms, prefacio a la reedicién de La Guerra Civil en Fram cia, 1691. 2 elecciones aseguren st. monopolio. Pero tenga por seguro que tendremos que vérnoslas con una nueva guerra de la Escla- vitud desde el momento en que se halle en minorfa en cues- tiones que sean para ella de una importancia vital.» Bakunin y sus secuaces, pese a las consecuencias catas tréficas de su intervencién, consideran la Comuna como una confirmacién del anarquismo. Desde 1868, habian fundado la Alianza internacional de la democracia socialista, que se batfa por el « no podria, por tanto, ser otra cosa que la dictadura de sabios y politicos sobre el proletariado, o bien Ia del proletariado sobre el campesinado y el subproletariado, de los paises in- dustriales sobre los pafses agricolas. Bakunin identificaba la tesis de Marx, expuesta en el Mantfiesto y en el Comunicado inaugural de la Internacional, sobre «la organizacién del pro- letariado como clase dominante», con las ideas de Lassalle sobre el «Estado popular», que imperaban entre numerosos socialistas alemanes. Acusaba a Marx de nacionalismo ger- manico y de rusofobia, y de ejercer en la Internacional, por intermedio del Consejo general, una dictadura personal (acu- saciones que fueron recuperadas y sistematicamente explota- das por la prensa y la literatura burguesas, antisocialistas). La lucha interna dura hasta el Congreso de La Haya (septiembre de 1872). «Est en juego la vida de la Interna- cional», escribfa Marx a Kugelmann. Sostenidos por la mayor parte de los antiguos «communards» y blanquistas (Frankel, Edouard Vaillant), Marx y Engels obtienen la exclusion de Bakunin y la aprobacién de su teoria del partido: «En la lucha contra el poder colectivo de las clases poseedoras, el saath BMONIN, Bstatisomo y anargua (IF), que Marx anos det ladament B

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