You are on page 1of 32
DyZoavjoyy | VB1a4 ‘Dv O1avfadg Yaumnsung opwopy Wed CUPIIE} EAMCI9}I) OL Universidad de Buenos Aires Facultad de Filosofia y Letras Cétedra de Literatura Italiana Edoardo Sanguineti Prefacio a G. Verga, J Malavogtia, Riuniti, Roma 1981 Traduccién de Dora Pentimalli para la cétedra, 2014 Podemos empezar con una frase de Gramsci, que pone sobre el tapete el significado de los “contenidos” de un escritor, en especial en el caso de un escritor de novelas, y mas especialmente ain, en el caso de un escritor de novelas que represente “personajes populares”. Se lee en Quaderni, VII, 9, y dice asi: “para hablar de ‘contenido’ no es suficiente considerar la elecein de un determinado ambiente: lo que es esencial para el contenido es la actitud del escritor y de una generacién en relacién a ese ambiente”. Ya que es la “actitud” lo que determina “el mundo cultural” de un autor y de una época “y por lo tanto su estilo”. Es decir, la ideologia determina el Ienguaje, la ideologia es el lenguaje. Tenemos la suerte de que en este pasaje de Gramsci esté incluido, junto con Manzoni, justamente Verga. Pero si tenemos en cuenta también Quaderni, XXII, 56, en Gramsci la posicin critica con respecto a este escritor de la era politica de Crispi (Quaderni, V, 157) resulta compleja y problemdtica. Por un lado Manzoni y Verga aparecen contrapuestos, el primero como representante del famoso “paternalismo catdlico”, con su “ironia subyacente, indicio de la ausencia de un profundo ¢ instintivo amor hacia esos personajes”, y el segundo, cuya actitud: cs “antitética”, caracterizado por una fria impasibilidad cientifica y fotografica, dictada por los cénones del verismo, aplicado més racionalmente que por Zola”. Sin embargo, en otro pasaje de los Quaderni, Gramsci se pregunta si “el naturalismo francés, en sus pretensiones de objetividad cientifica y experimental, no contenia ya, en general, la posicién ideolégica que tuvo después importante desarrollo en el naturalismo o realismo provincial italiano y particularmente en Verga: la gente del campo es observada con “distancia”, como “naturaleza” sentimentalmente extrinseca al escritor, como espectéculo ete. Es la_posicién de Yo y las fieras de Hagenbeck”, en definitiva, de un “domador y mercader” frente a sus animales. Aqui Manzoni y Verga, lejos de contraponerse, se colocan en una linea de fundamental continuidad: “En Italia, la pretensién “naturalista” del _objetivismo experimental de los escritores franceses, que tenia un origen polémico en oposicién a los escritores SO[ UOS sojpNo opueoyroodso ‘seanmoudsoqu souoronfos sop axua 899 op omjosqe uo wien 98 ol anb ‘ofmequio UIs “voNTUBIS sonosou ured oss “pepruafe Jopadns ep ‘ugredmormd ou ap ‘elounisip ap oun. oquarumuas jePaUAsa uN ‘souoIszAnoW < sojuoUTepUNy ap PEPISIAIP e] RPO} uOD war Is ‘opeuUCS weponb ‘oxomnf ap soLsaytso & sosojeA op seUINySIS soquoIpuodsoxI09 sot op X Sopoigur sof ap oisenuo Jo uq “opros syur & jeoyper spur oxau un ua & eydure spur vanoadsiod wun 9 eprqzosqear uy sod epreponb “eBioq & TwOZUEAL anu ‘Sysayyue Bl “une spur A “YOUAIaAIp v] “Vas CLIO "emnyeID}I] By|SINU BPO} ‘ejUnd v Bund op OpuRsoAvIE ‘sep sonsanu wsey vIpeA Pepy e[ opsop ‘,OURTIIA [2p anys, v| ap eLZoIsMy eT O19|duI09 sod m1quosees sourRZeqop ‘opnuas also ua ‘org “(\sumwos j72IS09 1 ap worEUIOD 8} 9p ugrRgod wy a1gos seou sep v o1oyor as onb of sod souaut [2,, ‘aowapy set ap oozy,q U2 ,osnfou,, aquasne £ ‘ejndod 0] ap vjing 9s ou anb Ywu0osi4 coup [ep $80 [O Uo ‘orqueD ua ‘smasne) .eosammvouTS K vOIMON BsLIUOs EjoAptiag tun 10d opefaa setade ‘soxeindod somtotia]9 Soj ap ,,c1UOTUEIOURASIP,, OLUSIUI Jo souTEAZOsqO apuop ‘jsods jssauoud 7 ua aA 9s oWODS ‘yUDIsTKoDId vor@gjoapt uproisod wun uo gudsuL as ‘soop00IsUTe representativa que se desea “demostrar’ sinceros” y suspender, en cuanto hay que “ser gitimo, ante el espectéculo” que se narra, toda forma de juicio. Es el suefio, si se quiere para nosotros ya obsoleto, de una imparcialidad cientifica desde la mirada impasible de un “observador” cuya implicacién en la observacién sea absolutamente nula. Y sin embargo, en el terreno de lo social, que es en definitiva el material argumental, ese suefio no puede sino resquebrajarse, abierta e inmediatamente. La “corriente” del progreso, representada como un “camino ineluctable, incesante, a menudo penoso y febril” arrolla, asi como a los dems hombres, también al “observador”. sumergido en la corriente, que va desde “la bisqueda del bienestar material a las mas elevadas ambiciones” ¢ involuera al ado, no por puede tener la a la lucha por la existen ree que persigue su ideal” pero no persigue otra cosa, de hecho, que “otra forma de ambicién”. Lo. realmente valioso del prefacio de Verga, no es s6lo el hecho de que enmarque, dentro del proyecto del incompleto ciclo de I Vinti, la novela que nos ocupa, situ’ndola en una perspectiva ideolégica general determinada claramente por los principios del darwinismo social tipico de la época. Sino que ademas, dentro del proyecto mismo, expone, de alguna manera, su propia confutacién. Figura suprema de la ambicién, el artista Verga puede tranquilamente sentenciar que “quien observa este espectéculo” del progreso humano, “no tiene derecho a juzgarlo”. Puede albergar la esperanza de poder “substraerse un instante del campo de batalla para estudiarlo sin pasién y deseribir la escena nitidamente, con los colores adecuados, ofteciendo una representacién de la realidad tal como fuue, 0 como deberfa haber sido” (que ya es una correceién para nada intrascendente). De hecho, este simple “substraerse un instante” es “ya mucho”, segiin confiesa el autor. Es més, seria ya mucho, podemos tranguilamente corregir, en el caso de que fuera posible. El proyecto novelesco verghiano, entonces, muestra laceraciones y contradicciones en su mismo articularse. No se trata, claro esta, de identificar, con ingenua inmediatez, al hombre Verga ni su rol de productor literati condicién del Hombre de lujo, suma de todos los “dese “vanidades” y “ambiciones”. Pero en el ideal del narrador, que quiere ser puro “observador” social, con el objetivo de una posible trascendencia cientifica, por fuera de los conflictos en los que se encuentran inmersos los hombres, en los distintos niveles, 0 mejor, en los niveles més bajos, se confiesa la doble medida intema a la unidad del “RystemyeU Uorousaz9}u1 OU v] ap BIdomn ef ua oNOWpUTY Ns wu onb ‘woompur vanafiojode sombjens 9p oonziss owaurepuny Ie 89 aumd wno sod andy sq uap owyjgns jap & snDy Ua, p aungns jop e1ousteatnba B] vorday as ¢,opinbuex & as, ue “Uqne,y ousIpeNupe jap souls) us “opunjoad spur o] apsap wiodo anb ‘sisijpue ap oloyei0qe FPP oldoosouorur op senasrur ofadss op wecey, 9] 201219 [9 apsop JopRAtasgo Jap svordoasajar sejpAureur se] VY “eMous eyayrad ua ‘ofeqe apsop ‘epnraaut Byuasord as “epenyuoo owouauarede oye 0] apsap pert so “opeagya spur [e apfruny spur [> apsoy tod “suquioy 10d asquioy mdeo wiZoj on *e oToonpor & vara ap epenur wysa ua “uoiq song “sedjno ua “sopesed uo sapmumia sey op uoronjosal vy ue “osopupumgns -9P ‘epmBasua vynusueN 9s “OULMYOIA O99 UN Ua OULD ‘sapnultA sv] Uo SOIOIA soy ap sofa] epsaj [2 anb sowsa apuoc] -,opeded ns ap vu dafonsar as PMA ns op BUTeI] BI, 198 Opiqap ExDIghy anb Of ‘somfa op oun epeo wird ‘ows opuensoul §, ssueézeut So} ua opefep ey ayuaLLIOD v, onb sojjanbe ap woi20 asieooj0o apuaqaud [9 odrequio ug “euEYeUE Jap saz0po>u94 | ROU UBIES OU oy ap Soplous so] “eI9A vmd ‘anb seéeigns onypiadns vas Zan [By], euvUUT Jap SOprouDA 80] anb es09 eno Uos ou ‘Koy ap soz0po0uaA So] BANITAP uo anbiog ‘sopmousp sol op soy 8p *.S1G9p Sof ap eo1s9 1a}59,, wasac] *..Jopeparye,, asextu & ,Soprouaa,, sns Uoo ount ,,opelfoure,, asiues ax9inb ‘x98 ausimd) “OWe Of Opsop “vanIUTFap wa “sIDap sa sofa] apsop,, vondy vusru uso reiodns & entdse e819, uoig wioyy “«S0f9] apsop o1unfuoo Jo uo,, ayuauejos UENO 98 UOISTA ¥yS2 Oleg ",oSoIpueas,, sa anb ‘feqo[3 opeymnsar ns sedeo wurdwooe ef anb vsouofS znj ef ue, ejzexur oLessoou So ‘,sazeinonied sossuaqul,, So] ap pepumbzau e| Is us Bayensas onb om uCUNY opeyMsar,, un ua opua.nguos ‘sopnuja ua osreuojsuen urpond jeroos anBorjdsap US Ud ,SOTDIA,, $0189 OUIQD J9A wIEd f “50 ; zapiav,, <,sounge,, rod upeunojuos vis> anb eyony visa ‘,osozdoad,, un ouroo vyony w1S9 sIqa0%0> Bie “Soplouaa K soxpeousa anus ‘ey ajusuTEUIS & ‘08010 quoureuio}o ‘oel0 ajuaNTEMIEN ‘TeINJeU O191LJU0D 9p oulens euN Ud ‘sopeUTWOP K saquEUTHOP aque UOIDR[O PT ‘sase]o ap eyon] eT aonpen « © vy aod eyon|,, 9p sour wD oprpudjue ‘pepluumY eB ap osoxdoud 1A ‘opuna Jap ugisia ns e ommend uo ‘vondo ofgop wun ordioursd [2 apsop vjmisod as ‘opey ono 10d ‘e819, ug, ‘epaingiyu0o aquoumoidoin emprpeye sod ‘oye o} apsop uorsia wun “peptyvos uo ‘so “eanafgo uptoejuasardas euayd ns anuanoua anb op uy & “(198 1aqap ns B ‘sounfip owos ‘souour je ©) oralgo [e [ay uorsensape vso onb aynupe as x -vumsBord Para el Verga fotdgrafo, que apunta hacia el modelo de una objetividad de objetivo, hablando en téminos técnicos, la duplicidad del narrador mundano y del narrador realista se explica entonces como sintoma necesario de la época, con un sello ideoldgico perfectamente caracterizado, mucho mas que como una improbable conversién que determine la pertenencia a una periodizacién impropria. Quien como De Meijer, ha estudiado las Constantes del mundo verghiano ya ha documentado fehacientemente las razones de ‘dicha interpretacién, Frente a las “magnificas y progresivas suertes”, de leopardiana memoria, Verga le pide a la camara oscura la antitesis de una especie de imagen en negativo, sensiblemente invertida. Pero si Leopardi pretendia liquidar, desde su més temprano surgimiento, las ilusiones espiritualistas de una tranquilizadora superacién de los conflictos humanos y de las relaciones entre hombre y naturaleza, Verga se limita, por asi decirlo, a invertir esa configuracién sobre la placa fotogréfica, aceptando sus decisivas coordenadas figurales, el eje metodolégico, en un momento en que el positivismo esta abriendo su propia estrategia, justamente de superacién neo-espiritualista. La otra cara de la verdad Iuminosa, el lado oscuro de la experiencia histérica, presuponen, en definitiva, el ignificado auténticamente magnifico y progresivo para humanas. La inmensa “‘corriente de la actividad” de los hombres tiene metas luminosas y la “finalidad del movimiento incesante” la despliega y la motiva en su totalidad. Hacia donde va, ya se sabe. Cémo va, es lo que queda por explorar y por decir, por considerar y estudiar, friamente En Ja existencia humana, tal como se experimenta en conereto, la ley de la naturaleza se percibe como tragedia individual, como fatalidad dolorosa de tipos especificos, de figuras sociales colectivas, aun manteniendo intacto su esplendor Ultimo de comedia humana a la cual, a priori, se le garantiza un final cada vez mejor. Si la laceracién entre las dos dpticas se produce no es tanto, entonces, porque la vision d’en haut se invierta en visién d’en bas, sino més bien porque los nexos se presentan en su discontinuidad, momentos fragmentados de la gran maquina, sublime ¢ infernal al mismo tiempo, de la sociedad y de la historia. El ciclo novelesco, con toda su voluntad totalizante, transita a contrapelo el devenir de la vida. El fluir de la “corriente”, como en una fotografia, se fragmenta en una serie de imagenes puntuales. El objetivo, objetivamente, no ve sino “vencidos”. La gran sintesis se rompe, Y “a dénde” va la humanidad es una pregunta que queda suspendida, en cuanto obvia, relegada al silencio. Lo que vemos en Verga, en definitiva, es “cémo va". aquaweInjosqe Bas anb ..euO},, vUN ap yeep! [9 osrEzt{ear apand ou ‘sorodeus sojearu sosa e ‘anb qoop owi0s sq + ,S@OpT 9 sojaruMIuAS ap peprUogtUn gun serseUUD eed oumstjeuA0} osnyIP UN O}snF uanq ap eULOL WD suoduIE voodg,, 8] ‘sejanttr sosa @ ‘aonb ‘viousrodxo zod upique vigey < ‘apeye epmosua o1g ‘JoME ow vrOUaLIadKS vare]_ns sod “pepipuryosd uo a00u09 onb susoa sei[a sepol, -,eaqeyed v] op sojoyrue,, soy argos «somorumyuas RP Pp auod X ‘sourtmy) Soy opuormaut e[qey ‘sououppuciua “e319 “,pepoio0s Be BUN JeuaqUOD © apand anb [eoYTE Of Opo},, & .uO!ovoNpa,, w] ofonf ua eNUD anbiog SoPUISLIO SouatH,, Ono sod oxad “,sosormno syu,, ope UN tod ‘uaajena as , saiarsezeo,, soy ‘sauoised se ap opeumnua Pp ojue) od & ‘seueumy souorooe se] ap widyso vy wfofdau0D spur asiaoey je & asrerdure pe ‘onb o1ois vA vBIDA, O1Dg “opens £ orfdare spur, ofngip un ,ssovara spun, saxojoo son8inq odp,, Jo uos ‘,sezanbu ap zapiar,, | woo ‘opjonsay tod *,1opeosod apyiuuny,, je Uopuodsaz109 2s ‘ugisjoard sodeur woo salquaiasqo ‘sopeorjdutoo souaw uorsed ap sowstuwooy ‘Temyou eEOISIY eu ua 1 2ajonsar 9s pepruvumy vf ap [vI90s eOIsTY By Jeno B] unas UorsTA vun Uoo sqoUreEUITLI0 “eIouBUOsHOD ua Bqeisa “sajetiarem seisopour spur souororodoxd sns ua, opeydes osardoud [op ,soquony,, se] ap ated “epeworsedesop A wroous pmyyoe wun sezadso apond 9s “ojuauear ‘ugrorpuoo ese ofeq aitoueor anb x -ugrorpuos viss ofeq oj9s euoIoUy X ‘sq wa,p ayuoureatsnToxo werdo % epeuysap visa ‘omjgns of | opuejnue ‘eyoreur ue vysond vosajoaou weuMbeu vt anb “epanbsnq tas ap sixeid v] uo ‘ouaiqnosep vy uy sod vai, anbrod sq ‘eanolqns vonpod ap pepriqisoduy eunuru sod tu 24u9pio9e sod sa ow ‘,ofn] ap,, aiquioy Jo uos apuodso1109 as ou wBIeA Ig “JruoIPEN x enBquE v] op opnuas [9 fH sauo]o> soy sua ou vA vyuMfo] vAONT BA SOL] apsap,, wpeigaja> 19s epond onb emd ‘eoos euinbyur B| duaHap onb oosajaaou ouustrvsour tm eyTEU ua oIsand By ,ouldsii0,, osofouapuar [af “efounuap op moarIp uaseu BUN ‘oUIsT|Bax OpIAyA WoD “eadIs 9s “eIOosIpU! vanyojode Bl eIqOS “soplousa op wnoyed penjund un owos oppjeaar vy as BX sazopoouaA sol ap [UNE o]ysep ues Ig Bpeagja aqusweonguts uoloefdwuayuos wun ap souotseso seiopezy|inbuen ue sepeIOgE] 19S ueIOIO) ou vA oANEToU Te sepewiseid seoed sesy “aumjgns 0] ap upise:Zayusap 2] vorduT ‘uorseInUOy ust ns Uo ‘sq wa,p 19 NS B OUIS “opeurexdoad vans oUios | ‘ugisea1esqo 9p oporuI uN 9p UOLEINMISHT El B ‘S2ouo}Ua “OUR aISISE 9s OU BBIDA, UoO ‘sISoTUTS Uy “inherente al objeto”, porque “forma”, exactamente, no se da més, sino més bien “formalismo”. La verdad, entonces, la unidad entre “forma” y “tepresentacién”, no aparece sino en las “proporciones mas modestas y materiales”, por fuera de ese “formalismo” que desde siempre ha limitado y paralizado al narcador mundano, en su representacién de las “clases altas”. Lo cual, por lo tanto, también quiere decir que el “especticulo”, en definitiva, esté sujeto a un juicio. Y Verga se descubre inevitablemente nostilgico, en su “necesidad de compenetrarse, tal vez humoristicamente, pero siempre simpaticamente con el pueblo”. Este humor, esta simpatia, enunciados en estos precisos téminos por Spitzer, no s6lo se remiten nostélgicamente hacia abajo, sino también nostalgicamente hacia atrés. Son seffales de una continuidad con Manzoni, tal como lo percibia Gramsci. Pero que esto acontezca con nostalgia, con resignada nostalgia, eso es algo nuevo, es algo totalmente inédito, Si es posible pensar en una formula valida, sera aquella que diga cémo de una ironia critica se pase a un humor nostélgico, Mirando al “como” y dejando el “dénde” como trasfondo, Verga planteaba, de hecho, junto con un problema de “argumento”, un problema de “forma” y planteaba, para utilizar sus mismos términos, el problema del “formalismo™, en todos los sentidos. No es casual que el mismo Spitzer midiera su propia distancia de lector modemo, en relacién a I Malavolglia, en téminos de nostalgia histérica, declarando que nosotros “ya no podemos pensar _idilicamente, _pastoralmente, roménticamente, en téminos de Rousseau, Herder, Tolstoi, que el ‘pueblo primitivo’ posea una sabiduria suprema”. Pero tampoco para Verga era posible pensar en esos términos. En 7 Malavoglia no hay idilio, ni idealizacion de la vida pastoral ni romanticismo. Y la “sabiduria suprema” es un repertorio obsesivo de proverbios, que los folcloristas se han ocupado de catalogar y recoger para sus estudios. Verga ya no cree en la “tradicién (sentimental ¢ intelectual) del ‘pueblo’ como un valor reconocible por todos”. Descubre més bien, con un aura de nostalgia, que esa tradicién, ahora en su ocaso, habia existido realmente, que verdaderamente habia constituido un valor universalmente reconocible, para terminar reduciéndose a un espacio sociolégico circunscripto, definido,__—mensurable. —_-Relegado irremediablemente a una vida precaria, tanto econémica como moralmente. Todo esto funcionaba como garantia para su metodo, protegia su ausencia de participacién, legitimaba su ideologia y su lenguaje. Pero lo mantenfa advertido de que también otros “tipos” humanos podian llegar a ser “mAs curiosos”, si bien ciertamente “menos originales”. Para ser concisos, Verga percibia que la

You might also like