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Eduardo Rinesi, Natalia Peluso y Leticia Ríos

(compiladores)

Las libertades que faltan


Dimensiones latinoamericanas
y legados democráticos
de la Reforma Universitaria de 1918
Las libertades que faltan : dimensiones latinoamericanas y legados
democráticos de la Reforma Universitaria de 1918 / Mauro Benente
... [et al.] ; compilado por Eduardo Rinesi ; Natalia Peluso ; Leticia
Carolina Ríos. - 1a ed . - Los Polvorines : Universidad Nacional de
General Sarmiento, 2018.
350 p. ; 21 x 15 cm. - (Educación ; 25)

ISBN 978-987-630-333-0

1. Historia. 2. Educación. 3. Política . I. Benente, Mauro II.


Rinesi, Eduardo, comp. III. Peluso, Natalia, comp. IV. Ríos, Leticia
Carolina, comp.
CDD 378.008

© Universidad Nacional de General Sarmiento, 2018


J. M. Gutiérrez 1150, Los Polvorines (B1613GSX)
Prov. de Buenos Aires, Argentina
Tel.: (54 11) 4469-7507
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Prohibida su reproducción total o parcial
Derechos reservados

Impreso en La Imprenta Ya S.R.L.


Hipólito Bouchard 4381 (B1605BNE), Munro,
Provincia de Buenos Aires, Argentina, en el mes de abril de 2018.
Tirada: 500 ejemplares.
Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo
(1964-1968): las discusiones sobre la
estructura universitaria y la emancipación
latinoamericana
Antonio Romano*

Introducción
El presente trabajo se va a componer de cuatro partes en las que se pretende
realizar un acercamiento a la figura de Darcy Ribeiro en el exilio uruguayo.
En la primera parte, a partir de los relatos construidos sobre sí mismo, se
intentará una aproximación a la significación del exilio para Darcy Ribeiro.
En una segunda parte, se analizarán los ámbitos en los que Darcy participó
en el Uruguay, recorriendo sus principales trabajos y actividades, así como
los intelectuales con los que trabó relación. En la tercera parte, se intentará
poner en relación el seminario de Estructuras Universitarias, con el ambicioso
Plan Maggiolo de transformación de la universidad. Por último, se analizará
la convergencia de las perspectivas de Darcy Ribeiro y Oscar Maggiolo, en el
debate que se realizará a propósito de la realización del seminario “Hacia una
política autónoma de América Latina”, organizado por el recientemente creado
Instituto de Estudios Latinoamericanos. Este seminario puede concebirse como
parte de la idea de universidad latinoamericana que sostenían ambos actores, al

*
Universidad de la República.

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Antonio Romano

tiempo que se constituyó en un ámbito privilegiado para analizar las posturas


de los diferentes participantes.

El exilio en Uruguay

Darcy Ribeiro, luego del golpe de Estado que derroca al presidente Joao Gou-
lart en 1964, se exilia en Uruguay. ¿Por qué Ribeiro eligió Uruguay? Según
los testimonios recogidos por Ribeiro Coelho, esta “elección” resultó fruto de
una casualidad.1
La referencia en el Uruguay fue el Dr. Mario Cassinoni, rector de la Uni-
versidad de la República, con quien tenía lazos de trabajo mientras Ribeiro fue
rector de la Universidad de Brasilia, de 1957 hasta 1961. Cassinoni y Frondizi
formaban parte de un grupo que integraban los rectores de las tres univer-
sidades más importantes de América del Sur (Universidad de Buenos Aires,
Universidad de la República y Universidad de Brasilia) junto con rectores de
tres universidades importantes de los Estados Unidos.2 Esa experiencia había
generado lazos de amistad que fueron los que impulsaron a Ribeiro a llamar a
Cassinoni cuando llegó a Montevideo.3
La inserción académica de Ribeiro se produce a través de la creación de
la cátedra de Antropología en la Facultad de Humanidades y Ciencias (fhc).
1
“Sai do Rio Grande do Sul, em un pequeño avião, junto com um secretario. O avião seguiria
para Buenos Aires. No entanto, por algum problema, atterissa en Salto (…) A noticia sobre a
presençade uma personalidade importante espalha-se e o antropólogo brasileiro é procurado
pelo representante político local e pelo chefe de polícia, que lhe preguntam o que pretendia ali.
Com um raciocinio rápido, Darcy Ribeiro lhes disse que vinha pedir asilo no Uruguai” (Ribeiro
Coelho, 2002: 213). Esta descripción fue hecha en base a la entrevista realizada a Domingo
Carlevaro por la autora y publicada en “Las memorias de la memoria”, 2003.
2
“Ese grupo de seis rotó por cada una de las Universidades y se hicieron muy amigos entre sí.
Conocieron las seis universidades con las explicaciones que cada dueño de casa daba, y compa-
raron los respectivos sistemas educativos” (Ribeiro Coelho, 2003: 136-137).
3
Al estar enfermo Cassinoni, su esposa se comunica con Carlevaro –quien en ese momento
oficiaba como representante estudiantil en la Comisión de Asuntos Universitarios– para recibir a
Ribeiro. Según el testimonio de Carlevaro, este llamó al Prof. Luis Carlos Benvenuto (secretario
de Cultura de la Comisión de Cultura de la Universidad) y lo visitan en el Hotel Libertador
para ponerse a sus órdenes. Esta recepción a través de una “delegación” institucional, muestra
que desde su llegada Ribeiro fue considerando un invitado de la Universidad. Pero también
este fue el comienzo de una intensa amistad en Montevideo con Carlevaro y Benvenuto, que va
extenderse durante toda su vida.

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Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo (1964-1968)

Según Carlevaro: “El Rector indicó que Darcy debía ser contratado, y lo plan-
teó a la Facultad de Humanidades. El decano en ese momento era el doctor
Arturo Ardao, que por supuesto lo contrató para un curso de Antropología, y
de inmediato pidió que se le diera la dedicación total” (Ribeiro Coelho, 2003:
138). Esta perspectiva coincide con el punto de vista de otros actores cercanos
a Ribeiro durante su exilio.4
No obstante, la vinculación de Ribeiro con la Universidad habría tenido
más en cuenta “su experiencia en el planeamiento universitario” (Ribeiro
Coelho, 2003: 47) que su trayectoria académica como antropólogo. Varios
investigadores coinciden con esta perspectiva que plantea que la proyección
política continental de Ribeiro vendría de la mano de ese “experimento insti-
tucional” que constituyó la Universidad de Brasilia, de la que sería su primer
rector (Suasnábar, 2011; Celentano, 2012).
Un indicador que permitiría reforzar esta hipótesis son los intelectuales
con los que trabó relación Ribeiro en Montevideo. Cuando se analizan quiénes
eran los universitarios con los que se vinculó Darcy, no se trataba de los que
practicaban la antropología en ese momento.5 Como lo plantea Renzo Pí, los
docentes que participaban en sus clases6 eran actores que estaban vinculados

4
En el mismo sentido plantea Juan Fló: “En realidad la ubicación de Darcy tiene mucho que
ver con la decisión de Cassinoni, el rector anterior, que quería que Darcy fuera docente. Segura-
mente intervinieron otros, seguramente Ángel. Pero al fin de cuentas fue la decisión central de la
Universidad mucho más que de la ‘Facultad de Humanidades’ en la que no había una cátedra de
Antropología. En realidad se creó una cátedra especialmente para Darcy, que fue impulsionada
por el rector” (Ribeiro Coelho, 2003: 28).
5
Según Renzo Pí, “ni el mostró mayor interés por sus trabajos, ni ellos por su labor docente y
por lo que después fue publicando. En realidad, no obtuvo mucha audiencia entre ellos, ni ellos
apreciaron al parecer en su verdadera dimensión lo renovador de su pensamiento antropológico”
(Ribeiro Coelho, 2003: 55).
6
Renzo Pí hace un vívido retrato de sus clases. “Darcy tenía naturalmente excelsas cualidades
de pedagogo y lograba todas las veces entusiasmar de inmediato a su auditorio. Era sumamente
preciso en la exposición de sus conceptos teóricos, que refería indefectiblemente a las situaciones
que había conocido durante su riquísima experiencia de etnógrafo. Vuelvo a ver aquel enorme
auditorio, en el que nunca había menos de un centenar de personas, que seguían sus clases con
cuidadoso interés. Entre sus alumnos se contaron también experimentados profesores de otras
asignaturas que buscaron enriquecer sus conocimientos con lo dicho por Darcy en aquellas aulas
de dos horas –que a veces se prolongaban más– que tres veces por semana impartía durante todo
el año lectivo. Recuerdo que era infaltable Eugenio Petit Muñoz […] Recuerdo asimismo que
los planteos que Darcy hacía de cuestiones involucradas con la Antropología Cultural, fueron
apreciados como fundamentales para su formación por varios psicólogos, docentes muchos de

135
Antonio Romano

a la discusión sobre la reforma universitaria: el Dr. Jorge Galeano (psicólogo),


el Prof. Ángel Rama (crítico literario), Juan José Fló (filósofo), el Dr. Arturo
Ardao (filósofo y decano de la fhc), el Bach. Domingo Carlevaro e incluso el
veterano historiador Dr. Eugenio Petit Muñoz; todos los nombrados partici-
paron como “miembros” o como “asesores del director o de los miembros” del
Seminario de Estructuras Universitarias que encabezó Ribeiro en 1967. Según
el antropólogo discípulo de Darcy: “La huella que dejó en Uruguay fue mucho
más honda entre intelectuales que no estaban vinculados a la Antropología.
Y mucho me temo que algo parecido ocurrió en otros países en los que luego
residió” (Pí Hugarte, 2003: 55),

El descubrimiento de América Latina

El efecto que produjo la experiencia del exilio en Riberio es posible encontrarlo


en varios textos autobiográficos, escritos en diferentes momentos de su trayec-
toria intelectual y política. Relatos que adquieren modulaciones diferentes en el
tiempo, en los que el autor pone el énfasis en función de la circunstancia para
la cual fueron escritos. Sin embargo, casi todas las narraciones señalan como
punto de inflexión el exilio en Uruguay. Ribeiro lo muestra como el comienzo
de su descubrimiento de su condición de latinoamericano, lo que no deja de
ser una paradoja para un antropólogo que caracterizó a los países del Río de la
Plata como “pueblos trasplantados”.
En la introducción de La Universidad nueva, un proyecto, Ribeiro relata su
historia en tercera persona mencionando que fue “como exiliado en Montevi-
deo, donde se hizo latinoamericano” (Ribeiro, 1973: 6). En un “Autoprólogo”
posterior, también escrito en tercera persona, va a mencionar que “Exiliado,
Darcy se volvió latinoamericano y pasó muchos años (1964/1975) creando y
remedando universidades en Uruguay, Venezuela, Perú, Costa Rica, México y
hasta en Argelia” (Ribeiro, 1992: 13). Posteriormente, en “Autocrítica demagó-
gica”, escrito hacia 1992, el autor plantea que: “Fue en Uruguay donde comencé
a ser latinoamericano y a entender a América Latina” (Ribeiro, 1997: 78-79).

ellos de la Licenciatura en Psicología, que entonces era una de las carreras de la Facultad de Hu-
manidades y Ciencias; destaco entre ellos al Dr. Galeano, a quien Darcy estimó particularmente,
quien en varios trabajos suyos siguió la línea teórica de Darcy” (Ribeiro Coelho, 2003: 49)

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Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo (1964-1968)

Los enunciados refieren al exilio como la condición que impuso el cambio


de perspectiva;7 y para relatar esa transformación utiliza dos verbos: se hizo y se
volvió latinoamericano; en otras palabras, según Ribeiro se descubrió a sí mismo.
El exilio es un tiempo vago, abierto, vacío, que se tiene que penetrar.
Normalmente uno tiene obligaciones con su madre, su padre, su hijo, su
nieto, su primo, su amigo, su compadre, su compañero, y esas obligacio-
nes hacen que cada día tenga el tiempo tomado en el goce de vivir, en el
comercio humano. Cuando se está en el exilio uno no tiene nada, no tiene
amigos. Lentamente tiene que empezar a tejer otra cadena, otra red de
relaciones humanas. Entonces se tiene un vasto tiempo y se está llamado
a conocerse a sí mismo y es así como se comienza a ver cosas en el exilio
(Ribeiro, 1997: 78).

A raíz de esta experiencia va plantear que aunque no recomienda el exilio, no


obstante, metodológicamente es un buen recurso para ver el propio país (Ri-
beiro, 1997: 78). Porque para Ribeiro: “La única forma de ver el propio país
es estar fuera de él” (Ribeiro, 1997: 78).
Este proceso es descripto por el antropólogo Renzo Pí, el traductor de sus
obras al español, asistente y amigo personal:
Cuando Darcy llegó al Uruguay estaba profundamente conturbado por la
instauración de la dictadura brasileña. Por eso procuró escribir analizando
los condicionamientos históricos y las fuerzas sociales que habían condu-
cido a esa situación. Entonces otros exiliados brasileños también trataron
de estudiar ese fenómeno que los había sacudido directamente; algunos
produjeron algunos escritos, otros no consiguieron su propósito. Pero
nadie, al fin, pudo hacer un estudio tan abarcativo y profundo sobre la
situación del Brasil de entonces y sus raíces y concomitancias como el que
elaboró Darcy. No obstante, pronto habría de percibir que para comprender
los acontecimientos que entonces se habrían producido en su país, debía

7
El propio autor reflexiona sobre el significado de esta experiencia: “El exilio es un tiempo
vago, abierto, vacío, que se tiene que penetrar. Normalmente uno tiene obligaciones con su
madre, su padre, su hijo, su nieto, su primo, su amigo, su compadre, su compañero, y esas
obligaciones hacen que cada día tenga el tiempo tomado en el goce de vivir, en el comercio
humano. Cuando se está en el exilio uno no tiene nada, no tiene amigos. Lentamente tiene
que empezar a tejer otra cadena, otra red de relaciones humanas. Entonces se tiene un vasto
tiempo y se está llamado a conocerse a sí mismo y es así como se comienza a ver cosas en el
exilio” (Ribeiro, 1997: 78).

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Antonio Romano

analizar con mayor amplitud la formación histórica de América a partir


del siglo xvi; y ello necesariamente llevaba a inquirir sobre la dinámica de
la civilización mundial en general. De manera que por ese camino, vino a
embarcarse en la elaboración de lo que sería su obra teórica fundamental,
postergando momentáneamente el enfoque del acontecer brasileño (Ribeiro
Coelho, 2003: 58-59).

La conversión de Darcy tiene consecuencias desde el punto de vista de su


trayectoria intelectual, al desplazar el eje de preocupación de Brasil hacia el
conjunto de América Latina como unidad de destino que permitiera explicar
la diferencia con el desarrollo de América del Norte.8 Salir de Brasil le permitió
a Ribeiro redescubrir a Brasil, y trató de encontrar las claves que explicaran la
situación que había provocado el golpe. En ese desplazamiento que lo conduce
fuera de su país, Ribeiro redescubre América Latina. Y fruto de esa conversión
también se van a producir cambios en su escritura, la que se va a desdoblar en
dos facetas: la “construcción de una teoría de nosotros”9 y el escritor de novelas.10
Como un tercero en discordia aparecen sus textos pedagógicos La Universi-
dad necesaria (1967) y La Universidad latinoamericana (1968), los que reflejan
8
En este sentido, se formula las siguientes preguntas: “¿Por qué América Latina no cuajó si
fue mucho más rica, diez o cien veces más que América del Norte, en el período colonial? ¿Si
Norteamérica nunca tuvo una ciudad de México, como Bahía, como Río o Lima? ¡Ellos eran los
atrasados, los pobres, los miserables; sin embargo, ellos se fueron al frente y nosotros quedamos
rezagados! ¿Por qué?” (Ribeiro, 1997: 79).
9
“Después de los años 1969 a 1979-80, mi principal actividad fue esta actividad teórica. Mucha
gente se enojaba porque era inimaginable que un criollo latinoamericano pretendiera teorizar
[…] un crítico llego a decir que yo era tan pretencioso como alguien que quisiera inventar el
movimiento continuo. Es decir, que era una actitud de imbécil que considera que los blanquitos,
los gringos, son capaces de hacer teoría, pero nosotros no somos capaces de igual manera. Que
son cosas que hay que leer en los textos europeos, si es posible en alemán, nunca en portugués o
en español. Entonces tuve que enfrentar batallas para la construcción de una teoría de nosotros”
(Ribeiro, 1997: 82).
10
Renzo Pí reconoce que “Él entonces, estaba maravillado por lo que se conoció como el
“boom” de la narrativa latinoamericana que había conquistado el mundo con obras como las
de Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Mario Vargas Llosa, Juan Carlos Onetti, Octavio
Paz y tantos otros de los que Darcy era un lector fervoroso. Así paso a elaborar la frustrante idea
de que los trabajos antropológicos no trascendían al gran público y apenas eran leídos por otros
antropólogos. Pensaba que la Antropología Cultural había aportado elementos muy valiosos para
hacer inteligible la realidad de los hombres y que las ideas que hervían en su mente merecían ser
difundidas, por lo que concluyó que lo que debía hacer era poner todo el saber antropológico
que poseía en obras narrativas que pudieran ser leídas y disfrutadas no solo por los técnicos”
(Ribeiro Coelho, 2003: 70-71).

138
Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo (1964-1968)

su experiencia como ministro de Educación, creador de la Universidad de Bra-


silia, y como director del “Seminario sobre Estructuras Universitarias”. Como
podremos demostrar, estos textos dialogan con su perspectiva teórica y ofrecen
una clave para pensar el lugar de la universidad en un contexto favorable al
cuestionamiento y el desarrollo de propuestas de transformación institucional.

La producción intelectual

La actividad académica de Ribeiro en Montevideo durante estos cuatro años


fue intensa. Varias intervenciones en publicaciones y proyectos editoriales así lo
demuestran. Por un lado, están aquellas publicaciones relativas a su condición
de antropólogo que abordan su teoría de la civilización; y por otro lado, las pu-
blicaciones pedagógicas referidas a la universidad latinoamericana. Pero también
resulta importante mencionar su participación como mentor de la publicación
de la Enciclopedia Uruguaya, una iniciativa del Centro Editor para América
Latina impulsada por Ángel Rama, Luis C. Benvenuto y Darcy Ribeiro.11
En relación con las publicaciones pedagógicas, es posible señalar al me-
nos cuatro de importancia durante su estadía en Montevideo: La universidad
latino-americana y el desarrollo social (1966), La universidad necesaria (1967)
y La Universidad Latinoamericana (1968) y Política de desarrollo autónomo de
la universidad (1969).
El primero de los textos es una versión de dos conferencias dictadas en
el marco de los Cursos de Verano de 1996 que organizó la Universidad de la
República, convocados bajo el título de “Uruguay: una política de desarrollo”,
y que posteriormente fue reelaborado para ser presentarlo en el Seminario sobre
“La formación de las élites en América Latina”, que organizaron Aldo Solari y
Seymour Lipset.12 En este texto13 es posible identificar como su teoría de la civi-

11
La Enciclopedia Uruguaya se titulaba Historia de la Civilización Uruguaya, en la que se puede
ver claramente la influencia de la perspectiva antropológica de Ribeiro desde la denominación
del título de la colección.
12
La organización del seminario financiado por el Congreso por la Libertad de la Cultura fue
objeto de una discusión de alta temperatura en las páginas de Marcha, sobre todo a partir de
dos artículos publicados por Carlos Real de Azúa y Ángel Rama. Para ver una crónica de este
enfrentamiento, ver Trujillo, 2017: 260-263.
13
Las conferencias también fueron publicadas como “Separata” del Cuaderno nº 16 de la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales, 1966: 269-316.

139
Antonio Romano

lización, en la que analiza el peso de las “configuraciones histórico-culturales”14


como factor explicativo del desarrollo, aparece casi desde el comienzo articulada
con sus reflexiones pedagógicas sobre la Universidad Latinoamericana. Esta
relación se justifica por la interacción que Ribeiro encuentra en el desarrollo
de las naciones, “entre un cuerpo de saber científico y tecnológico, por un lado
y las actividades productivas por el otro” (Ribeiro, 1966: 279). Según el autor:
Dentro de este sistema de fuerzas cada campo ganaba impulso a medida
que el otro se desarrolla. Así al ampliarse el campo productivo se genera-
ban recursos que permitían el incremento del sistema educacional y de las
instituciones de investigación. Estas, a su vez, asentando los conocimientos
y formando nuevos cuadros técnicos, actuaban sobre la producción, pro-
moviendo su fomento (Ribeiro, 1966: 279).

Esta interacción que requirió la aplicación práctica del nuevo saber modificó
los patrones de transmisión de la cultura, también contribuyó a crear una “cul-
tura nueva” y “nueva mentalidad de carácter escolar y de nivel universitario”
(Ribeiro, 1966: 280).
Para Ribeiro la “toma de conciencia de estos fenómenos y de las exigencias de
una renovación universitaria, solamente se generalizó después de la última guerra
mundial” (Ribeiro, 1966: 280). Esto fue una consecuencia del contraste que
producía la instalación de una misma planta industrial en países desarrollados
comparada con la forma en que evolucionaba en un país subdesarrollado. Una
comparación similar realiza para explicar las diferencias de desarrollo entre las
universidades estadounidenses y las hispanoamericanas: “trasplantadas” estas
últimas, “no crean la aceleración evolutiva sino que perpetúan los intereses del
patronato colonial” (Ribeiro, 1967: 63).

14
“Para determinar la situación de cada pueblo extra europeo en el ámbito mundial y explicar
cómo han llegado a ser lo que son ahora, resulta mucho más útil la referencia a amplias configu-
raciones que la consideración de características nacionales, raciales, climáticas, religiosas o de otro
tipo que presenten. Se hace posible entender por qué los pueblos reaccionaron diferentemente
a las mismas incitaciones externas, por qué han vivido procesos históricos de desarrollo social
y económico tan diferenciados, y determinar en cada caso que elementos han actuado como
aceleradores o retardadores de su integración al modo de vida de las sociedades industriales
modernas” (Ribeiro, 1977: 24).

140
Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo (1964-1968)

El “Seminario de Estructuras Universitarias”

Entre las tareas que realizaba Ribeiro para la Universidad se establecía que “ade-
más de atender sus obligaciones como profesor de la Facultad de Humanidades
y Ciencias, debía ocuparse de los otros proyectos para los cuales se lo requería,
como los relativos al planeamiento universitario” (Ribeiro Coelho, 2003: 60).
En ese marco, la Comisión de Cultura de la Universidad organizó, en 1967,
un Seminario de Estructuras Universitarias, bajo la dirección de Darcy Ribe-
rio, el que se extendió entre mayo y agosto, “en largas sesiones que abarcaban
generalmente desde las 20hs. hasta la medianoche” (Bralich, 2013: 22-23).
Las reflexiones del autor que surgieron del seminario fueron publicadas bajo
el título La Universidad Latinoamericana.
El rector Maggiolo, en la introducción del libro, expresa que tiene “la gran
esperanza de que las discusiones y las conclusiones del Seminario sobre Estruc-
tura Universitaria puedan aportar elementos fundamentales para provocar […]
las grandes reformas necesarias”, que para el caso uruguayo consideraba que se
trata de algo más que una reforma; él creía que se trataba “del renacimiento de
la Universidad de Montevideo” (Ribeiro, 1968: 12).
El seminario fue pensado como un espacio “para el estudio de la crisis
en que se debaten las universidades latinoamericanas […] con el objetivo de
proceder a un diagnóstico de sus causas y a una formulación preliminar de las
alternativas que se presentan pasa su pronta superación” (Ribeiro, 1968: 15).
La dinámica del seminario consistió en:
Una serie de conferencias introductorias del Director seguidas cada uno
de los miembros sobre sus respectivos campos de especialidad. Cada
conferencia o exposición, fue seguida de dos ciclos de debates, entre los
miembros, el primero, y con la intervención de miembros, participantes
y asesores, el segundo (Ribeiro, 1968: 16).

Como producto de las presentaciones y discusiones que tuvieron lugar en el


Seminario se editaron tres libros, los que resultan claves para entender los planes
de cambio y la situación de las diferentes ramas y servicios de la Universidad
en esos años (Markarian, 2011).
Las conferencias introductorias tuvieron como objetivo lograr “un co-
nocimiento más preciso de los problemas que afectan a las universidades del
mundo moderno, especialmente en las naciones subdesarrolladas y proponer

141
Antonio Romano

claramente las alternativas de reforma estructural más recomendables” (Ribeiro,


1968: 16). Según Ribeiro:
Todas las grandes estructuras universitarias modernas pueden ser definidas
como productos residuales de la vida de sus pueblos, solo inteligibles en
cuanto resultantes de secuencias históricas particulares. Ellas son, en ver-
dad, subproductos reflejos de un desarrollo social global que no se hizo a
partir de la universidad y para el cual ella solo contribuyó secundariamente
(Ribeiro, 1968: 22).

Comparativamente, consideraba que a diferencia de este modo de evolución


de las universidades, en América Latina estas deberían asumir otra función,
invirtiendo la secuencia de resultar un reflejo del desarrollo global, para con-
vertirse en “motor del desarrollo”.
A las naciones subdesarrolladas les corresponde enfrentar la tarea de total-
mente distinta de crear una universidad capaz de actuar como motor del
desarrollo. Primeramente, entonces, hay que verificar si es posible invertir
aquella secuencia, es decir, crear una estructura universitaria que no sea
reflejo del desarrollo alcanzado por la sociedad, sino que sea ella misma un
agente de aceleración del progreso global de la nación (Ribeiro, 1968: 22).

Para desarrollar la idea de la Universidad Latinoamericana, Ribeiro se apoyaba


en la experiencia de Brasilia. El plan estructural “sustituía la división tradicional
en facultades aisladas y en cátedras autárquicas y duplicativas por un nuevo
modelo organizativo” (1968: 135).
El diseño institucional tenía como antecedente algunas de las experiencias
de renovación universitaria que se habían desarrollado en América Latina. En
particular, la importancia de la creación de “órganos integradores de la vida
universitaria”, los que tenían como objetivo superar la “compartimentalización
en escuelas autárquicas con la consecuente duplicación de esfuerzos e inversio-
nes” (Ribeiro, 1968: 130).
Para superar esta fragmentación proponía una reforma de la institución
que permitiera una “estructura integrada”. “La renovación estructural debe
ser presidida por el principio de la no duplicación de órganos” (Ribeiro, 1967:
98-99). Considera que los “componente autónomos que integran la univer-
sidad no deben corresponder a carreras específicas sino a los grandes campos
del saber y a las actividades comunes a todos ellos” (Ribeiro, 1967: 99). Para
lograr esto se plantea sustituir la cátedra por el departamento como unidad

142
Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo (1964-1968)

básica de organización del trabajo académico. Estos deben coordinarse para


aprovechar del mejor modo posible los recursos existentes.
Según definía en Universidad necesaria:
El modelo que proponemos, superando la cátedra autárquica y los com-
partimientos estancos ineficientes, pretende reordenar la universidad como
una estructura integrada por tres tipos de componentes básicos: 1) los
Institutos Centrales, concebidos como entidades destinadas a la docencia y
a la investigación en los campos básicos del saber humano; 2) las Facultades
Profesionales organizadas para tomar estudiantes que ya cuentan con una
formación básica e impartirles cursos de entrenamiento profesional y de
especialización para el trabajo; 3) los Órganos complementarios instituidos
para prestar servicios a toda la comunidad universitaria y para poner con-
tacto a la Universidad con la sociedad global15 (Ribeiro, 1967: 107-108).

La articulación de estos tres componentes se organizaba de este modo: los


Institutos Centrales recibirían a los estudiantes que provenían de los estudios
medios, los que se integrarían a uno de estos institutos: Matemáticas, Física,
Química, Geociencias, Biología, Ciencias Humanas, Letras y Artes. A su egreso
pasarían a una de las distintas Facultades: Ciencias Médicas, Ciencias Agrarias,
Ciencias Tecnológicas, Arquitectura y Diseño, Ciencias Jurídicas, y Sociales y
Educación.
***
La Facultad de Educación no era un simple agregado. Esta iba acompañada de
la creación de un Instituto de Ciencias de la Educación que tenía como objetivo
el desarrollo de la investigación en el área de la enseñanza. Pero además tenía la
preocupación por despertar un mayor interés por los “problemas generales de
la educación”, el que partía de la idea de que “el desarrollo nacional exige una
elevación del nivel de todos los tipos de enseñanza” (Ribeiro, 1968; 130). Para
Ribeiro esta elevación solo sería posible a través de la formación del profesorado
en la universidad y la realización de investigaciones aplicadas a la educación.
Este era uno de los sentidos de la incorporación de la Facultad de Educación.

15
Los Órganos Complementarios serían: Teledifusión, Museum, Biblioteca Central, Editorial
y Stadium, que brindarían distintos servicios a toda la Universidad y, al mismo tiempo, organi-
zarían cursos acordes con su especialización (por ejemplo Editorial, un curso de Artes Gráficas,
Stadium, un curso de Educación Física, etcétera).

143
Antonio Romano

Pero eso no era todo. Para Ribeiro la investigación científica tiene un poten-
cial pedagógico que debe explorarse, y que tiene una particular importancia en
Latinoamérica. Para Ribeiro, “las universidades de los países subdesarrollados
no solo deben dedicarse a la investigación por ser esta indispensable, sino que
deben hacerlo también teniendo en cuenta las virtualidades educativas que
ofrece cada investigación” (Ribeiro, 1968: 146).
El juicio de Bralich puede servir para evaluar el grado de receptividad en el
Uruguay de las ideas que sobre la universidad tenía Darcy. Según el historiador,
la concepción de la universidad de Ribeiro “difería en mucho de la que tenía
de sí misma nuestra casa de estudios” (Bralich, 2013: 23). Sin embargo, estas
ideas resultaban coincidentes con la posición del rector Maggiolo.

El “Plan Maggiolo”

El rector Maggiolo presenta el Plan de Reestructura de la Universidad en julio


de 1967, mientras se realizaba el Seminario de Estructuras Universitarias.
Según algunos actores de la época e historiadores, es posible reconocer en el
Plan una influencia importante de las ideas de Darcy Ribeiro (Ribeiro Coelho,
2003; Markarian, 2011). Es muy probable que el rector haya propuesto el
Seminario como una antesala para discutir una reestructuración profunda de
la Universidad que permitiera poner en cuestión la estructura de federación de
Facultades que esta mantenía desde la Ley Orgánica de 1908,16 la que estaba
fuertemente organizada en función de la formación de profesionales y no de
la investigación científica.
Para Markarian existiría una conexión entre estas dos propuestas, aunque
habrían tenido sus propias especificidades. El Seminario se habría desarrolla-
do en forma paralela al “Plan Maggiolo”, y dichas propuestas habrían sido
analizadas “en diferentes ámbitos universitarios, especialmente en los centros
estudiantiles que recibieron sendos informes elaborados por la Secretaría de
Asuntos Universitarios (sau) de la feuu antes de que el Rector planteara su
propuesta en el cdc” (Markarian, 2011: 100). Como lo manifestó el director
de Planeamiento Educativo, el bachiller Carlevaro, los principales aliados del
sector serían la Federación de Estudiantes Universitarios Uruguayos (feuu),
16
Maggiolo consideraba que la ley de 1908 fue la responsable de definir una estructura univer-
sitaria que vuelve más difícil fijar un nuevo rumbo de la institución, lo que ha conspirado contra
la posibilidad de tener una “Universidad eficiente” (Maggiolo, 2017: 17).

144
Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo (1964-1968)

junto a los universitarios que se habían congregado en el Seminario de Estruc-


turas Universitarias, a través de la convocatoria de la Comisión de Cultura.
Tanto la propuesta de Ribeiro como el “Plan Maggiolo” se apoyaban en
la creación de institutos centrales como un contrapeso institucional, que per-
mitieran radicar la investigación científica en otro lugar, y poner en tensión
la estructura federativa de las Facultades. En la reconstrucción del debate que
realiza Markarian, es posible constatar como la discusión progresivamente se
va empantanando en el Consejo Directivo Central (cdc), y se desplaza la cues-
tión de la reestructuración hacia los reclamos presupuestales, en un contexto
de recortes económicos y enfrentamientos con el Poder Ejecutivo que irían en
aumento. Uno de los puntos que despertó mayor rispidez en la discusión del
cdc fue la dificultad de la coordinación con otros organismos de la enseñan-
za, así como la pretensión de la universidad de “inmiscuirse en la formación
docente” (Markarian, 2011: 98).
***
Sobre este punto existe una coincidencia importante entre ambos actores.
Para Maggiolo, la formación docente debería alcanzar el rango de Enseñanza
Superior; pero esto no solo involucraba a la formación de docentes para En-
señanza Media:
Hemos dicho en la introducción general que una vez que la Universidad
se propone ampliar el campo de las actividades al de la enseñanza e in-
vestigación en las disciplinas básicas, no debe cometer el error, una vez
más, de dejar de lado algunas de ellas; particularmente nos referimos a las
Ciencias de la Educación.
El problema debe encararse como corresponde a un instituto de enseñanza
superior dentro del concepto fundamental que inspira todo este plan, es
decir, asociado con la investigación, por la cual la base de la formación
del Facultad de Educación será un Instituto de Ciencias de la Educación
destinado a nuclear en la Universidad la actividad de experimentación de
todos los docentes, y toda la documentación relativa a esta rama de las
Ciencias Humanas (Maggiolo, 2017: 103).

De la propuesta del Plan puede extraerse la idea de universidad que se plantea


cuando se propone la creación de la Facultad de Educación: una institución
que sea espacio que sistematice “la actividad de experimentación de todos los
docentes” y por tanto, que convierta a la universidad en un laboratorio donde

145
Antonio Romano

puedan desarrollarse diferentes propuestas de enseñanza. Según la concepción


del plan, la investigación y la enseñanza en la educación superior no deben
aparecer disociadas como ocurría en el contexto de la institucionalidad existente;
el lugar de la Facultad donde la investigación se desarrollará será en el Instituto
de Ciencias de la Educación.
Sin embargo, la idea concebida por Maggiolo no solo está planteando
la necesidad de conectar lo que hasta ese momento se había desarrollado en
forma autónoma en el nuevo instituto a crear, sino que además la Facultad de
Educación sería un lugar de convergencia de todos los docentes de la univer-
sidad. Es posible pensar que dos cuestiones podrían estar presentes en esa idea
de Maggiolo: por un lado, la necesidad de la investigación y experimentación
de nuevas formas de enseñar en la universidad y, por otro lado, el potencial
pedagógico de la investigación. Aunque esto no es planteado explícitamente
en el Plan, Ribeiro desarrolla una idea en este sentido acerca de la función
formativa de la investigación científica.
Es necesario reiterar, pues, que la ciencia no es un discurso académico
sobre el saber y, por ello, solo puede ser enseñada donde se hace ciencia y
en el mismo proceso de investigación. Esto tiene una importancia capital
para la universidad, porque nos advierte del hecho de que cada investiga-
ción tiene virtualidades educativas que es necesario explotar al máximo
(Ribeiro, 1968: 146).

Como puede verse, para Ribeiro la ciencia solo puede ser enseñada en el proceso
mismo de investigación. No obstante, eso no significa que solamente se enseñe
haciendo, sino que este proceso debiera tornarse reflexivo para los actores, y
allí la investigación sobre las formas de hacer ciencias podría abrir un espacio
para pensar cómo formar a partir de la investigación misma. Sobre este punto,
la sintonía entre Ribeiro y Maggiolo parecería ser completa.

***
Respecto al Plan, también se discutió la pertinencia de la creación de los Institu-
tos Centrales y de la coordinación por encima de las Facultades, la que además
de complejizar la estructura de cogobierno, provocaba una nueva distribución
del poder dentro de la Universidad.
La discusión sobre la creación del Centro de Estudios Latinoamericanos
(cel), procesada unos días antes de la presentación oficial del “Plan Mag-

146
Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo (1964-1968)

giolo” (que lo incluía como un “instituto dependiente del cdc”), expresó


con especial claridad la frecuente imbricación entre ambas posiciones.17
Se planteó entonces tanto la impropiedad de su adscripción a la Comisión
Central de Cultura y el desconocimiento de las prerrogativas del Claustro
como su posible interferencia con espacios similares en la Facultad de
Humanidades y Ciencias. También se aprovechó la oportunidad para im-
pugnar la realización del seminario de Darcy Ribeiro por razones similares
de compatibilidad con la actividad universitaria tal como la entendían
muchos consejeros (Markarian, 2011: 99).

La creación del cel reflejaba la idea que Maggiolo tenía, coincidente con Ri-
beiro, acerca de la importancia de los Institutos Centrales como los ámbitos
privilegiados para el desarrollo de la investigación, que lograra romper con una
estructura compartimentada en la que se priorizaba la formación profesional.

El Centro de Estudios Latinoamericanos: “hacia una política


cultural autónoma para América Latina”
La primera actividad del cel fue un seminario organizado en marzo de 1968,
poco tiempo antes de que Darcy Ribeiro partiera rumbo a Brasil. Se tituló:
“Hacia una cultura autónoma para América Latina” y fueron invitados para este
evento importantes intelectuales de América Latina que discutieron durante
varios días las ponencias presentadas por Sergio Bagú, Washington Buño, Rafael
Laguardia, Ángel Rama, Oscar Maggiolo, Carlos Quijano y Darcy Ribeiro.
Los informes versaron sobre los siguientes temas: 1) “Política demográfica”,
2) “Una política cultural autónoma”, 3) “Política de desarrollo científico y tec-
nológico”, 4) “Bases socio-económicas para una política cultural autónoma”,
y 5) “Política de desarrollo autónomo de la Universidad”. El informe (3) fue
presentado por Maggiolo y el (5) por Darcy Ribeiro, que es el que cierra el
seminario.
En las palabras de apertura, el rector manifiesta que el motivo de la reali-
zación del seminario fue la creación del cel en la Universidad de la República.

17
“Muchos de los reparos de los consejeros tenían que ver con el riesgo de propiciar mecanismos
confusos y excesivamente burocráticos generando intrincadas dependencias de los servicios, pero
otros denotaban más preocupación por la distribución de poder interno y por la defensa de los
intereses y potestades dominantes hasta ese momento” (Markarian, 2011: 99).

147
Antonio Romano

En la promoción de esta reunión desde Montevideo, debe verse el propó-


sito de la Universidad de lanzar a la vida activa de la investigación y del
estudio de los problemas que acosan al Continente, dentro del marco de
una reunión compuesta por selectos representantes de la intelectualidad
latinoamericana, reunión de la que se obtendrán sugerencias concretas
para canalizar los primeros pasos del Instituto, que serán decisivos para el
éxito de su gestión futura (Maggiolo, 1969: 11).

Como se puede desprender de la intervención de Maggiolo, el cel representa una


manera de pensar la investigación científica, la que está ligada a los problemas del
continente; en otras palabras, como acto fundacional de la Universidad nueva se
crea un Centro que organiza un seminario sobre los caminos para una política
cultural autónoma de América Latina, al que se invitan a los más importantes
exponentes de la cultura de la región, y se espera de ellos sugerencias acerca de
cómo continuar con el proyecto. Sin embargo, los objetivos están claramente
definidos para el rector:
El Instituto de Estudios Latinoamericanos que hoy nace, deberá tener como
meta concreta, orientadora y rectora de toda su actividad, el propiciar estu-
dios destinados a posibilitar y precipitar en el más breve plazo, un cambio
radical de los factores conocidos bajo la denominación de imperialismo
o injerencia extrajera, cualquiera sea la forma que ellos tomen, pretenden
mantener a nuestros pueblos dentro de las estructuras socio-económicas
de raíz colonial o neo-colonial que han sido la norma y la excepción hasta
el momento y causa principal de todos nuestros infortunios (Maggiolo,
1969: 11).

El rector asume que la tarea que el nuevo instituto tiene a su cargo es la de


crear las condiciones para propiciar un cambio en la estructura de dependencia
que tienen las naciones latinoamericanas bajo la égida del imperialismo. La
universidad se compromete de este modo en las luchas por liberación de la
injerencia extranjera, puesto que esta se constituye en la causa principal de los
problemas que nos acucian. No se trata ya de analizar los problemas en forma
independiente, sino pensar cómo se entrelazan con una estructura de distribu-
ción desigual de los recursos a que nos condena la división internacional del
trabajo. Por esto, se conciben como metas del Instituto de Estudios Latinoa-
mericanos “propiciar el cambio de esta situación y educar para posibilitarla”
(Maggiolo, 1969: 11-12).

148
Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo (1964-1968)

Política de desarrollo científico y tecnológico según Maggiolo

En el marco del Seminario, Maggiolo presenta una ponencia titulada: “Po-


lítica de desarrollo científico y tecnológico”. Su intervención se apoya en el
supuesto que el progreso social y económico de las sociedades modernas “está
íntimamente asociado con el énfasis que dicha sociedad ponga en los aspectos
culturales que se relacionan con el desarrollo científico y técnico” (Maggiolo,
1969: 59). Para dar cuenta de esto remite a la historia de los siglos xvii y xviii,
y analiza los factores que promovieron el desarrollo industrial en las sociedades
europeas, en los que se constata que la formación de un equipo de hombres de
ciencia fue la clave que favoreció un crecimiento industrial vertiginoso. Para
Maggiolo “la revolución científica e industrial del siglo xviii fue la consecuencia
de una política que se trazaron los hombres más lúcidos en influyentes de la
época” (1969: 59).
Evalúa que una política para el desarrollo de la ciencia y la técnica en las
sociedades latinoamericanas no contaría con la protección que tuvo en los
países con alto desarrollo industrial, puesto que se encontrará con importantes
obstáculos. Para Maggiolo existen factores “de origen estructural” e internos,
así como intereses poderosos externos que se benefician con esta situación.
Entre los primeros está la estructura económica de los países, dirigida por
una minoría de comerciantes, agricultores, ganaderos y exportadores de materias
primas que no sienten la importancia ni la necesidad de la ciencia y la técnica.
Este escaso reconocimiento del valor de la ciencia reforzaría concepciones cul-
turales heredadas de la colonización ibérica y posteriormente reafirmadas por
los procesos de emancipación política caracterizados por la escasa propensión
al desarrollo de los países.
En cuanto a los factores externos, identifica los “intereses del imperialismo”
como una fuerza que se opone a una mayor receptividad a la incorporación de
la ciencia y al desarrollo de una industrialización autónoma en los países lati-
noamericanos. Según Maggiolo, estas dos clases de factores se retroalimentan y
generan “una fuerza de resistencia al cambio cultural” (1969: 61) que dificulta
contar con equipos de científicos y técnicos propulsores del cambio.
Resulta particularmente interesante la influencia de Ribeiro en la perspectiva
desarrollada Maggiolo, respecto de la importancia de los factores culturales como
variables explicativas de la situación de dependencia. El sentido de su posición
es poner en evidencia una convergencia que se produciría entre los intereses
del imperialismo, las clases dominantes de los países subdesarrollados y los

149
Antonio Romano

intelectuales de “izquierda anticientificista”, de las que resultaría una “alianza


conceptualmente imposible pero que no obstante existe” (Maggiolo, 1969: 61)
Para el rector:
La ausencia de una técnica científica en la cultura latinoamericana es, junto
con otros factores de índole estructural-económico […] responsable de la
situación de dependencia en que viven las naciones americanas de origen
luso-hispánico (Maggiolo, 1969: 62).

Y complementa este diagnóstico la definición de cultura18 de un pueblo, la


que es considerada como “el principal factor que coopera al mantenimiento y
fortalecimiento de su independencia” (1969: 62). Para Maggiolo:
Independencia política, independencia económica y autonomía cultural
son los tres factores decisivos de la verdadera independencia de las nacio-
nes. La independencia política no es mucho más que una ilusión, si no se
fundamenta en una verdadera independencia económica. Esta a su vez, solo
es posible, si existe una autonomía cultural, que a través de la producción
de técnicas científicas, posibilita el uso autónomo de los recursos naturales
de la nación (1969: 63).

Las discusiones del Seminario

En el Seminario se producen algunas discusiones que revelan cuáles son las


preocupaciones de los actores. Un primer contrapunto se produce entre José
Luis Massera y Maggiolo. El motivo de la discrepancia tiene que ver con la
interpretación que realiza el rector acerca de la relación entre la independencia
cultural y la independencia económica; Massera discute la primacía de la pri-
mera sobre la segunda, sobre todo por la lectura que realiza de la influencia de
Pedro el Grande como promotor de la introducción de la ciencia en Rusia, la
que habría precedido y facilitado el desarrollo posterior de la ciencia y la técnica
en la urss. Sin embargo, Maggiolo plantea coincidir con Massera respecto a
la función que el desarrollo científico produce en las naciones en cuanto a que
18
“Por cultura de un pueblo o región determinada comprenderemos todas las actividades creadas
por la mente humana, como el arte, la ciencia, la técnica, que siendo trasmisibles de generación
en generación determinan los hábito y convicciones políticas, sociales, religiosas, económicas e
industriales de la comunidad considerada” (Maggiolo, 1969: 62).

150
Darcy Ribeiro y el exilio uruguayo (1964-1968)

“este conduce a la toma de conciencia revolucionaria, que a su vez será la base


de los cambios estructurales necesarios” (1969: 93).
Una segunda discusión entre Varsavsky, Maggiolo y Ribeiro tiene como
centro la relación entre los cambios estructurales y la política científica. Varsavsky
considera que la política científica “no conduce a nada, si no hay en Latino-
América una toma de conciencia” (1969: 94). Desde su punto de vista, hacer
ciencia en las condiciones actuales solamente conduce “a recibir bastonazos
en la cabeza”.
Maggiolo discrepa con este punto de vista que supone que la única alterna-
tiva es “tomar conciencia” y prepararse al cambio estructural; considera que el
propio desarrollo científico “ayuda a formar una conciencia proclive al cambio
de fondo” (1969: 94). En este sentido, el Seminario fue concebido desde un
punto de vista “realista”, tratando de pensar “una política cultural autónoma
dentro de las estructuras existentes” (Maggiolo, 1969: 95).
Para Ribeiro el problema de fondo está en que la universidad en América
Latina “está dirigida por los mismos intereses que dominan las naciones” y por
lo tanto, estas “forman técnicos al servicio de las capas dominantes” (Ribeiro,
1969: 94). Desde su punto de vista las clases dominantes de América Latina,
incluida la universidad, “han fracasado en el proyecto de construir un continente
autónomo” (1969: 94).

Para concluir

En el desarrollo del artículo hemos intentando poner en evidencia la conver-


gencia de las posiciones entre Ribeiro y el rector de la Universidad de la Repú-
blica, que se traducen en una serie de acciones promovidas por este último: a)
el comienzo de la discusión sobre la reestructura universitaria en el marco del
Seminario de Estructuras Universitarias dirigido por Ribeiro, se transforma
en la antesala para la presentación del Plan de reestructura de la Universidad,
conocido como “Plan Maggiolo”; b) la creación del Centro de Estudios Latinoa-
mericanos (cel) como una traducción de las ideas propuestas de Ribeiro acerca
de la importancia de los Institutos Centrales como espacios donde desarrollar la
investigación científica. Y como parte de las actividades del cel, se propone la
realización de un seminario en el cual discuten Oscar Maggiolo, Darcy Ribeiro,
Ángel Rama, Carlos Quijano, Sergio Bagú entre otros, acerca de las condiciones
para desarrollar una política cultural autónoma. Como fundamento de esta

151
Antonio Romano

posición, está la necesidad de que la Universidad se transforme y se conecte


con un proyecto de emancipación política de América Latina.
La llegada de Ribeiro al Uruguay coincide, curiosamente, con un momento
en que el Uruguay comienza a tomar conciencia de su condición de país periféri-
co en el contexto de una economía controlada por los países centrales. Entonces,
no resulta casual que en ese proceso Ribeiro se descubra como latinoamerica-
no. Incluso podíamos plantear que el antropólogo se convierte en uno de los
intelectuales que condensan en torno a su producción ese momento político.
Sobre el fin del exilio de Darcy Ribeiro en Montevideo resulta difícil
dejar de notar las similitudes con las posiciones que adopta el rector de la
Universidad; convergencia que no solo es fruto de la influencia intelectual de
una personalidad avasallante sino también de la radicalización política de la
institución que la hora continental estaba marcando. Darcy Ribeiro, al salir
de Brasil, se descubre latinoamericano, y al participar activamente en los pro-
cesos de reforma de la Universidad de la República, ayuda a parir una nueva
invención imaginaria que va a habitar durante su exilio: la universidad latinoa-
mericana. Pero cuando retorna a Brasil, en 1968, esa discusión en Uruguay va
a perder sentido. Los caminos de la emancipación política de América Latina,
fruto de la radicalización política, van a separarse de la discusión universitaria.
Emancipación política y reforma universitaria van a convertirse en términos
casi antitéticos.19

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19
El título del primer premio de ensayo del Concurso de Marcha de 1970 refleja este cambio
de tono a la hora de pensar la universidad: “Imperialismos y universidades en América Latina”
de Mario Wschebor (1970).

152
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153

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