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A dL Pee -00324Iei, enn SISTEMAS URBANOS LOS PA[SES INDUSTRIALIZADOS DEL HEMISFERIO NORTE E IBEROAMERICA Nawocl Feeser. Recatles , AMB- | O009/A Sea Fein ine Coleccion ESPACIOS Y SOCIEDADES Serie General, n.° 14 Direccién Editorial D. RAFAEL PUYOL ANTOLIN Catedratico de Geografia Humana de la Universidad Complutense de Madrid D. JULIO VINUESA ANGULO _ Profesor Titular de Geografia Humana de la Universidad Autonoma de Magic SISTEMAS URBANOS LOS PAISES INDUSTRIALIZADOS DEL HEMISFERIO NORTE E IBEROAMERICA Manuel Ferrer Regales EDITORIAL SINTESIS 1 Disetio de eubierta. an Jost Vazquez Reservades lodes los derechos. Esié proibido, bajo las sanciones penaies y e! rasarcimiento civ) pre. vistos en las leyes, reproduc. ragicirar o tanetrilir 3 ‘esta publicacén, Integra o parcialmente por cualquier sisiema de recuperacién y por cualquier medio, sea mecanico. electrénico. magnética, eleciroepiico. ; por folocopia 6 por cualquier otro, sin la autoriza Fotocompesicién on MenoComp, 5. A Impresién en Lavel, &. A 5 Impreso en Espafe - Prinied in Spain ‘aon previa por oserito de Editorial Sintesis, S.A. 4 © Manvel Ferser © EDITORIAL SINTESIS, 5. A Vallehermoso, 32, 28015 Madrid ‘Teléfono (81) 585 20 98 Deposito legal: M. 4510-1982 ISBN 86-7790-125-9| 8 indice Prologo. Urbanizacién y sistema urbano Poblacién, desarrollo econémico, acciones institucionales y transformaciones técnicas LJ. El crecimiento de la poblacién urbana 1.2, Industrializaci6n, urbanizacion y actuaciones del Estado 1.3. Sociedad informativa, crisis y emergencia La urbanizacién como fenémeno cultural 2.1. Creacién urbana y cultura europea 22, Ente la rigides y la libertad urbana Los paises subdesarrotlados 3.1, Bl grado de primacia y ia industrializacion 3.2. Los muevos procesos Teorlas y modelos sobre la organizacién espacial de ios asentamiontos. Mediciones y casos précticos 4.1, Modelos descriptivos 4.2, Modelos dindmicos 4.3. El modelo Centro-Periferia 4.3.1. El caso europeo 4.3.2. Iberoamérica Caracteres y componentes de los sistemas urbanos 5... La red urbana 5.2, Blementos, relaciones y propiedades del sistema 13 16 20 23 23 26 28 29 30 60 63 84 68, 13 73 4 es Pee i 1 63 Los componentes recientes del cambio 53.1. La poblacién 5.3.2. La economia 5.3.3. Los factores institucionaies 5.3.4. La medicion del cambio Las transformaciones nucleares en los sistemas avan- zados 6.1. Estilos de vida, segregacién social y cambios espa- ciales 6.2. Los cambios tecnolégicos 6.3. Los nuevos esquemas de la empresa industrial 6.4. Los servicios Centralizacién y descentralizacién, Desconcentracin 71. Fases de la dinamica urbana 7. Desconcentracién metropolitana, _palimurbanizacién y revitalizacién rural 7.3. El caso francés y el resurgir de la concentracion Sistema urbano y sistemas regionales Bi 82 Las regiones centrales Las periferias y el medio agrourbano. El modelo de base local las nuevas jerarquias supranacionales, nacionales y sub- regionales 91. Recentralizicion o redesarrolle urbano 9.2. Los flujos de interacein 03. Jerarquia y flujos en la Europa comunitaria Las economias de Sur localizacién ambiental. La dinémica Sisternas urbanos comparados. Espafia ¢ Italia ‘ones exterior Cor guracion 5 canes La industrializacion Las diferencias entre la «litoralizacion» y la continen: talidad Los recientes componentes det cambio N41. La poblacion 114.2, La economia. La ndustrializecion flexible 11.43. Las politicas institucionales al al 85 87 96 96 7 100 101 108 108, 109 113. ur uit lz iar 127 129 132. 135 139 140 M3 48 M48 14g) 182 12. 13. Ws. 16 Wt. El sistema de ciudades ILS], Los macrosubsistemas o estructura regional 11.8.2, Estructuras jerarquicas Andalucia y el Mezzogiorno Los flujos de comunicacién El Centro-Este europeo y la ex-URSS 12.1. 12.2, 12.3. 12.4, 12.8. 12.6 12.7 12.8, Economia centralizada industrializacion La poblacién Pianificacién y urbanismo, E! sistema urbano y rural La ex-URSS, Comunidad de Estados Independientes 12.4.1. La concentacion «descentralizadan det sis- tema 12.4.2. Einias y migraciones 124.3, La indigencia de las ciudacles pequenas y del medio rural Los servicios E] modelo socialista de ciudad La ingpiracién urbanistica El caso de Polonia 12.8.1, Poblacion y urbanizacién 12.8.2. Los subsistemas regionales y los cambios re- clentes det sisiema de asentamientos E] sistema urbano japonés 13.1 132 13.3, 13.4 138. 13.6 Densidad de urbanizacion y gigantismo Evolucion del sistema entre 1980 y 1970 Poblacion y urbanweacién El dominio del sisiema metropolitano y tu supremacta de Tokio Jerarquia urbana y contealizactOn dee los flujas noclaies Las politicas descentrahzactoras, Las nuevas ciudades. Dberoamérica Ma 142, 14.3. 144. 145, 146. 147 De las redes policéntricas a las monocéniricas jon de Ja rey eo la etapa colonial La Independencia y la internacionalizacion de la eco- nomla El modelo urban de |a Ciudad Central Urbanizacion y tamafos Argentina México. El caso de una sobreconcentracion metropo- litana 183 183, 187 189 164 167 167 188, 172, 17. 178 18 ge, 184 186 189) 194 194 197 201 201 204 207 208 ali 21s 215 220 223 228 226 231 27 Oo Ge < (i 18. Epflogo. Rigidez y Slexibilidad. La sociedad urbana informa- tiva 181 152 153 15.4 15. 156. Bibliografia Reestructuracion y revitalizacién urbanas Gran ciudad, policentrismo y macrorregion o eje trans- nacional Las estrategias de revitalizacion Ciudades y sistemas urbanos cableados Interdisciplinariedad y marginacion Reflexiones sobre el sistema urbano de Espaia 243. 243. 2as 246 249 250 281 255 Prologo Urbanizacion y sistema urbano Hay un concepto tradicional de urbanizacién que se basa en los cambios demogrifices, econdmicos y geograficos, @ que da lugar el paso de [a poblacion rural a la urbana. Una perspectiva mas amplia det farming lo define como wn fenémeno cultural, a partir dela idea de que ln ciudad es creadora y iransmisora de innovaciones “Ambos conceplos se traducen actualmente en Jos paises industriali- zados en wn proceso de organizacién y crecimiento del sisterna urbano. La red de ciudades de estos paises se organiza en conjuntos de subsis- temas, interrelacionados unas y otros, por medio de una jerarquia Compieja, cuya escala asciende hacia unos niveles superiores de orden nacional, macronacional e internacional. En los paises subdesarrollados Is red no equivale necesariamente a sistema, ya que pueden existir en Ja misma region ciudades que no se Telacionen entre'si, y en cambio eid en una situacién de dopendencia casi exclusiva con Ia capital nacional Nosoivos aplicaremos el concepto de sistema urbano a los paises avanzados del Hemisfenio Norte, y a Iberoamérice, que es ademas el subcontinente que elegimos como ejemplo de sistemas poco integra- Gos. Por esta razén constataremos en principio que la principal diferen- cia que separa a unos y otros tipos de sistemas es el grado de integra- Gign 0 de desarticulacién, conceptos que desartollaremos en su mo- mento. Un sistema nacional, o un conjunlo de susbistemas que compe: nen un sistema nacional, se hallen muy integrados cuando los flujos 0 8 ee interacciones entre los elementos del sistema o ciudades, son abundan- Iss y denscs, La ausencia o escasa interaccién es al contrario muestra de desarticulacién. En unos y otros tipos de sistemas, los subsisiomas difieren por to general en su mayor o menor grado de integracién 0 Gesarticulacién por causa de la presencia 0 ausencia de flujos industria les. Al tener en cuenta al comercio y a los servicios, encontramos otro factor de integracién y de delimitacién espacial. Comercio y servicios dan lugar @ unas relaciones de dominio y de dependencia entre ciuda- des de tsimafo jerarquizado, que definen a su vez a unag regiones 0 subsistemas, En consecuencia con lo anterior, y segiin tomemos como punto de referencia de delimitacién espacial a la industria, 0 al comercio y a los servicios, lendremos escalas diferentes, Consideramos que el proceso Ge industrializacién da lugar por lo comiin a divisiones 0 zonas espacia- les més amplias que el proceso de terciarizacién, entendidos ambos come organizadores territoriales, De forma que los subsistomas indus- \riales integracos ocupan amplias zonas, que comprenden varios sub_ sistemas trabados por el comercio y los servicios, Estas afirmaciones hay que situarlas en un coniexto dinamico © cro- nologico. $6n vélidas en cuanto tenemos en cuenia a la industria como variable principal y explicativa del desarrollo urbano en el transourso de ls !y ja il Revolucion industrial. En la sociedad tradicional, variables organizatives de los subsistemas eran el comercio y los servicios, sin que la industria arlesanal lograse apenas organizar subsistemas ligados or flujos de produccion e intercambio, excepto a lo largo de los ejes © rutas comerciales, Precisamenie, cuando nos hallamos en una nueva etapa organizali- va, la llamada sociedad post-industrial 0 Tercera Revolucién técnica, los servicios y et comercio ligado a ellas, entendido e! comercio en su zntds amplio sentide, ecupan un lugar preeminente e inédito en la inte- gracion de subsistemas entre si mismos, con los demas, y con otros sistemas nacionales. Queremas decir que la sociedad informativa tien: Ge @ conformar subsistemes que acupan espacios de una amplitud bastante mayor que los generados por a industria sassies ue deote gure cuimenza ka | Revaiicidn ‘sonica se inieia lun proceso de aceleracién de la poblacién urbana. No existe acuerdo sobre los niveles de poblacion urbana durante la larga etapa de urbani- '6n tradicional (P. Bairoch, 1978). Los maximos que se alcanzan hasta entonces parece que oscilaban entre un By un 18%. Con la 1 Revolucion aproximadamente ascienden hasta un 38%. En la actualidad, si Ja media mundial es de un 45%, en Jas regiones mas desarrolladas la media es Ge un 73%, mientras que en las menos desarrolladas es de un 37% 10 ‘Terminaremos esta introduccién con cinco notas aclaratorias. 1) Los diez primeros capitulos del libro poseen un cardcter general, aunque se apoyan en una hibliografla y unas investigaciones en su mayoria realizadas desde y sobre los paises industrializados, 2) En el capitulo 4, adems de las teorias y modelos sobre ot sistema de asentamientos, se inciuyen casos practicos referentes a investigaciones sobre el sistema nacional y algunas regiones espajioias. 3) Los capitulos 11 y 12 abordan la cuestion de sistemas urbanos comparados, tomando como ejemplo Jos casos de Espaiia e Italia, mds los del Centro-Este europeo y la URS. 4) No podian faltar las referencias consiguientes al sistema japoués y Jos iberoamericanos de crigen hispénico, tan dispares por su distinta condicién de sistema avanzado, y de sistemas en vias de desarrollo respectivamente, pero coincidentes en la tendencia a la primacia, 0 al gigantismo que denominamos compartido. 5) Dos terceras partes de! libro tienen como eje de fondo directo 0 indirecto a Europa, lo que le presla singular interés ante los nuevos Planes de Estudio de las Licen- ciaturas en Geografla Ss S Db ID O a 1 CG oC g eee eee Poblacién, desarrollo econémico, acciones institucionales y transformaciones tecnicas PSEEESEEESEESEEEafitassnstesiasaaaoconeeeeianaceeeene Entre los factores de crecimiento de un sistema de ciudades figura en primer lugar I poblacién, cuyas tases de incremento y pavias de disiribucién espacial estén bastante relacionadas con el desarrollo eco- nomico, desde que comienza la Primera Revolucién industrial. El medio fisico y la historia contribuyen a diversificar la densidad de urbaniza- ccidn sobre la que actian poblacién y economfa en cada sistema, 0 en cada conjunto de sistemas, Estos iilimos aparecen netemente diferen ciados, a su vez, entre los desarrollados y los subdesarrollados. Las politicas del Estado constituyen. por ultimo, otro de las factores que es necesario tener en cuenta en esta presentacién de las caracteristicas evolutivas y estructurales de los sistemas urbanos. 4.1. El crecimiento de 1a poblacién urbana Si aceptames ia hipétesis de que la mortalidad urbana supera a le natalidad, en la fase preparatoria de la primera industrializacién, y que el decrecimiento natural es la norma en las sociedades que comienzan fa incorporarse a las primeras innovaciones industriales, concluiremos 13 Poe que la poblacién urbana crece en dicha época come consecuencia de la inmigracion, Durante la fase de consotidacién de la I Revolucion industrial, se ainan el movimiento natural y la inmigracién para dar lugar a un crecimiento excepcional de la poblacién urbana, que es el que en la actualidad caracteriza a los paises de! III Mundo (Woods, R. 1989). En el transcurso de la il Revolucién industrial, la inmigracién desde fuera y desde centro de los sistemas nacionales de la Europa occidental ad- quiere una gren relevancia En el marco de la Revolucién informativa de nuestro tiempo, la poblacién de la ciudad puede seguir creciendo, o bien eslacionarse o decrecer. En los paises avanzados, donde tiene lugar la Ill Revolucién, | relacién entre movimiento natural y migraciones es mas compieja. Desciende e! crecimienio natural, y las migraciones entre campo y ciudad tienden a ser sustituidas por las que ocurren entre ciudades y entre subsistemas urbanos, Cualquiera que sea e! papel ejercido por ambas variables en los paises industriales avanzados, la matriz caracteristice de le mayoria de ta poblacion mundial continua siendo el constante crecimiento de fa ciudad @ costa de la emigraciOn rural. La tasa de urbanizacién de ta poblacién mundiat era de solo un 3,4% en 1800. En 1900 pasa a un 19,6%. Si en Ja actualidad, repetimos, un 45% de la poblacién mundial vive en éreas urbanas (43.4% en 1960; 32% en 1950; 1,800 millones de ciudadanos, 800 millones treinta afios antes), es previsible que al filo del aio 2.000 supere el 80 %, La tendencia es vertiginosa en los paises subdesarrollados. En 1986 habia en estos ultimos 200 millones mas de ciudadanos que en los palses desarrollados (en 1870, por el contrario, eran 3 millones menos). En el aio 2.000 habran aicenzado casi el doble. yen el 2.025 la cifra sera cuairo veces mayor (Deciaracion de Barcelona sobre ia poblacién y ei futuro urbano, 1986). Segtin el Fondo de Pobla~ cion de las Naciones Unidas 1991 (FNUAP), las ciudades de los paises en desarrollo tienen una tasa de crecimiento de un 3,6% anual, en contraste al 0,80 % de los paises industrializados. El proceso de urbani- zacion posee, pues, esta dinémica conirapuesta entre la aceleracion urbane de los 4 085 mitlones que pueblan el primer tipo de palses, y los 1.206 Ge los ples dasariolidtios (poblecidn de 199%). En esta eclosion urbana corresponde a ja ciudad millonaria un papel reciente. Las cifras ocultan desigualdades considerables de tamafio. Se dife- rencian las «superciudades» (3 a § millones), de las grandes 2onas ‘metropolitanas (J0 millones y més), que son por fortuna minoritarias, y constituyen seguin la fraseologia inglesa (Macintjoy, S. A. B., 1986) co- nurbaciones multicentrales. Es el caso de Mexico, Shanghai, Buenos M4 ‘CURDRO a poblactén de las ciudaces millonarias Principios 60 | Prineipias 70] Principios 20 | Numero de ciudades 82 8 98 ‘Total pobl. en ciudades (rill) 22 161 269 % de ciudades en bajas latitudes (Ga 38 Ny 8) sobre el total 8 49 82 (Fuoate: Banco Mundi.) Aires, Nueva York, Tokio, feijing y Caleuta, Sao Paulo, Bombay y Seu tra forma de conocer las relaciones entra poblacién y ciudad es la densidad de urbanizacibn, El Hemisferio Oceidental poses por lo co- mmiin alias tasas de urbanizacion, expeciaimenie en Fucopa y Norteamé- fica, el Mediterraneo y e) Sur dei Facitico, Las tases mas bajes estan en el Este y el Sudoeste asidticos, y en la mayorta del continente africano. Besde el smbito continental 0 subcontinental, el Noroeste europeo se caracteriza por alios tangos de urbaniaacién de una gran diversidad de lamanos, con poblaciones rurales lodavia relauivamente elevadas, Esto contrasia con Améticn del Norte, donde la diversidad de tamaios se yuxtapone a un enlorao rural mucho més imitado. Por el contrario, India y China poseen tasas bajas, en un contexte muy desequilibrade por ciudades muy granles sobre un enlramado rural exteaordinaria- fronta denso, Airica presenta un estadio de alla ruralidad y mininos de urbanizacion Sea 01 que s€0 el grado 0 densidac! de urbanizacidn, el espacio urbanizado crece @ un ritmo bislante superior al espacio demogratico Yon cada pats, es regla general ia rregularidad de la distribuesén de vas cludades por causa de faclores fisicos y bumanos, Al margen del tamafo de cualquier territorio, nov encontramos siempre con vacios Urbanos, distribuciones esporadicas y regiones de urbanizacién densa Labore, 1090. Uay poises ope. come Holanda y japon, se hallan extremadamente poblados y urbanados, otros en cambio, cuino Rwande y Bangladesh, apenas poseen ciudades Hay paises supobla- dos, que sin embargo, contienen una poblacién altamente urbanizada Australia y Canadé tienen un 80% de ciudadanos y el 40% de la pobla- ion vive en siudedes millondtias. En cambio, otros paises tembien ppoco poblados, tienen una gran carencia de ciudades, como ocurre en ‘Albania y Nigeria. £l caso chileno es el de un pals donde el 70% de la Is DB O.G.dy_a 2QO O Oy one poblacién urbana vive en un radio de 200 km. alrededor de la capital, En Brasit Ja parte oriental contrasta fuertemente por su allo grado ce urbanizaci6n con el resto del pals. tra cuestin que merece ser tenida en cuenta es la relativa veloci- dad con la que cambjan las distribuciones de Ia poblacién en los paises mds avanzacios. El caso de EE.UU es paradigmatico. Desde que en los, afios cincuenta se habl6 por primera vez de la Megaldpolis americana, que se extendia sobre 950 km. costeros, entre Massachussets y Was- hington, hasta nuestros diss, otro gran centro de gravedad urbano se ha consolidado. Asf, entre 1950 y 1989 la pobiacin residenle en el Nordeste u el Norle-Centro hia descendido desde un 85.5% a un 47.7% del total del pais. En cambio, y al mismo tiempo, ol Oeste pasa de tener un 13, 3% a un 19%, y el Sur desde un 31,22 un 33.3 %. Ni que decir tiene que en cada caso la poblacién es abrumadoramente urbana CUADRO 2 Proporcién de ciudades mitionarias ‘sobre 0] total de Ja poblacién (%) 1950 | i820 Palses desarrotlades 3 | 2 Pafses subdeserrollados a | 10 (Fuente: Banco Mundial.) Por ultimo, el ritmo de crecimiento de la ciudad en los paises subde- sarrollados enlaza con el creciente negative de los déficits estructuraies fen ambitos tales como vivienda, servicios sanitarios y saneamiento, aire respirable, agua potable, medias de transporte, servicios de educa- cién, pobreza en aumento, junto con el paro y el subempleo. En los pai ses desarrollados, los deficits estructurales de orden social y ambien- tal son muy reducidos, aunque la pobreza tiende a aumentar en unas sociedades que se caracterizan por e! bienestar y el superconsumo. 1.2. Industrializacién, urbanizacién y actuactones del Estado La correlacién entre las paulas de urbanizaoién y el desarrollo eco- nOmico, no estd confirmada aunque existan ciertos paralelismos (Con- zen, MP. 1986). En un marco general, puede sostenerse que las tasas de 16 crecimiento econémico son inversamente proporcionales al nivel de urbanizacién. Asi, en el primer quinquenio de los afios ochente. Ia tesa de crecimiento de la urbanizacién alcanza un 5% en los paises de baja renta, un 21% en los paises comunistas, y un 13% en los paises de economia de mercado, que poseen economias industriales mas consoli- Gadas (Bourne, S. L., y Sinclair, R., 1.984), Esto nos lieve a considerar a le variable industrial como factor de desarrollo econdmico y de desi- qualdad de la urbanivacidn entre grupos de paises, y en el interior de los propios sistemas nacionales Bn primer lugar, nos referiremos a los sistemas nacionales de los aciuales paises de econoria de mercado. Abunda ls bibbiegratia acer ca de la conexién entre industrializacion y urbanizacién durante el siglo XIX en distintos perfodos (Gareth Shaw. 1.989), Ei impacto del creci- mnienio industrial se halla relacionado con el tamafo de las ciudades y. ‘en perecida medida, con la funcién que la gran ciudad ejerce sobre la regién. Asi, en las metrépolis regionales, los efectos acumulativos de! desarrollo industrial se acenttan por su caracter de regidoras y abasie- cedoras de un territorio (Pred, A, 1966) Sin embargo, en la primera fase de Ja industrializacin europea. la urbanizacién no siempre es causante de industrializacién sino al revés, Por ejemplo, en Asturias y en el Pais Vasco, donde hay recursos mine- ros 0 energéticos, van a surgir o polenciarse urios nicleos urbanos, En otros casos se da la penetracién en el campo de industrias textiles asociadas a unas areas residenciales de poblamiento obrero: en las colonias catalanas localizadas en las mérgenes Mliviales antes de que la maquina de vapor oriente este sector hacia la ciudad. Durante la segunda fase de la I Revolucién industrial, se pone de manifesto las ventajas comparativas de la gran ciudad como foco de atraccién de industrias. Contribuyen entre otros lactores, la mejora de Ja accesibilidad por e! desarrollo de jos transportes, el que se agilice e! abastecimiento de materias primas y de energia a través de ios puer tos, Ja existencia de mano de obra y la conversin de la gran ciudad en zona prioritaria de mercado, ete. Estos factores confieren a las grandes cludades unas tasas de crecimiento muy altas, y las tasas de crecimien to de la poblacién y del empleo, aumentan ademds como consecuencia de las economias externas que proporciona la regién. a Il Revolucion industrial significa el paso de una sociedad de produccién de bienes colectivos y de escasos bienes de consumo para ig mayorla de la poblacién, @ otra de consumo de masas de bienes diversificados. La generalizacién de la electricidad, det teléfono y es- pecialmente dei coche implica una doble y contradictoria expectativa urbana. Aumentan las veniajas de la gran ciudad con el desarrollo de las economias de aglomeracién, pero a la vez se ponen de manifiesto 7 eee sus efectos negativos: deseconomias econdmicas, sociales y ambienta- Jes, Paralelamente, comienzan a ser superadas las restricciones de la localizacion, lo que facilita que las actividades se diversifiquen y se extiendan en el espacio. Las industrias propias de esta etapa (automo- vil, mecénica, textil y en especial confeccidn, quimica fina, etc.) estan menos acuciadas por la concentraci6n, y el nueva modelo de localiza- cién combina concentracién y difusién hacia ciudades de nivel inferior ‘9 hacia subsistemas proximos a los de la I Revolucién, Continda vigente el modelo de la gran ciudad. Es decir, se fortalece el proceso de concentracién de los recursos econémicos y sociales on lunos cuantos y escasos nodos metropolitanos de cada sistema nacional Ya no es, sin embargo, séla la industria quien ocasiona el crecimiento, sino que las economias de escala, estimuladas por los factores de deci- sign y organizacién —los servicios—, aumentan et grado de acumula- cién de la poblacién en tos grandes centros y periferias urbanas. La concentracién es compatible con los movimientos de desconcentracién hacia la regién, por parte de las actividades industriales, de la gente y de los empieos, mientras que los servicios tienen a fortalecerse en los niveles elevados de la jerarquia. Estos mecanismos descentralizadores se ven facilitados por jas poli sicas institucionales —en las que luego nos exienderemos—, de descon- centracién 0 polarizacién descentralizada, que pretenden paliar los extremos a que llega la concentracin urbana y regional, de las activi- dades y do! desarrollo. En el transcurso de los afios cincuenta, la instauracién en Italia de la «Cassa per il'Mezzogiorno», comporta medidas para romper con una estructura social de origen feudal, gracias a una reforma de las estruc- turas agrarias. A la mejora de las infraestructuras de comunicacion con el Norte desarrollado, se acompatia la creacién de polos siderurgicos y quitnicos por parte de! Estado, de acuerdo con la formula «complejo industrial» (Brindisi, Tarento, Bari). En Francia, la politica de las metré- polis de equilibrio pretende disminuir la distancia entre ei gran Paris (Paris y el desierto francés), y las escasas ciudades de orden inmediata- mente inferior. La politica de Polos se relleja en Lacq, Toulouse y Fos. En los dos paises se crean unas Sociedades de desarrollo industrial con cevicter publico 0 ser cuye objeto 9s ts asistencia técnica y financiera. Con diferentes formulas funciona también ese tipo de sociedades en paises noriefios (Gran Bretafa, Bélgica y Holanda). A pesar de esias pollticas correcioras, subsisten los desaquilibrios entre las ragiones y los subsistemas nacionales. porque el desarrollo y Ja urbanizacion son forzosamente desiguales en su despliegue espacial. No obstante, se consigue aumentar por difusion esponianea, dirigida 0 autogenerada, el marco de las regiones o de las ciudades incorporadas 18 4 la industrializacién. El caso de Fspatia puede ser emblematico, como vamos a ver La urbanizacida por industrializacion se circunscribe a la franja can- tébrica, desde Asturias a la vertiente septentrional vasca, y a la Cata- lufa Ltoral y prelitoral durante el transcurso de la Primera Revolucion técnica, A partir de mediados de los afios cincuenta comienza a dise- fiarse un nuevo mapa industrial, en 6! que participan varios modelos, quo ya se encontraban en situacion embrionaria, 0 algo mas perfilados Asi, el modelo de concentracién y difusién, que se podia identificar com anterioridad en la vertiente septenirional vasca y en algunas areas catalanas, adquiere una gran relevancia. Fn la franja mediterranea la difusign se extiende por Catalufa y ae introduce en el Pais Valenciano, fen la cantabrica, penetra hacia el interior continental por la vertiente meridional vasca y por Navarra. Excepto en Alava, el modelo anterior 0 combina con el de desarrollo © iniciativas locales —que estudiaremos mas adelante—, y con el de transferencias mottinacionales Las acciones institucionales, por su parte, ademds de iniciar la in dustrializacién madrilena —mediante la acciOn pionera del Instituto Na- ional de industria @ la que seguira Ja inicitiva privada, hasta enronces ia industria de Madrid era de destino urbeno—, actian a través de les politicas descentralizadoras —Polos de promocion y desarrollo—, con Ja consiguiente industrializacién de ciudades en el Noroeste y Sudoeste atlantico-costeros, y de otras ciudades que por razones de proximidad a la franja cantabrica o de situacién entre esta ultima, el node madrileno y la franja mediterranea, podian ser objeto de alraccion para fa iniciat va y los capitales de las zonas ya consolidadas. Asi resulta que se fortalecen, de un lado, los subsisiemas mediterraneo-cantAbricos, los cuales constituyen complejos industriales integrados y organizados por diversas metropolis regionales, que difunden la mdusiria hacia abajo Ge [a jevarquia a la vez que potencian la cima, Ademés, ef Sudeste mediterréneo es fortalecido por la agricultira de calidad y por el hirismo —que son lactores que operan también en la urbanizacion de toda la costa mediterranea— Y, de otro, se conforman subsistemas de industriaizacion puntual ai NO y al SO, que dinamizan a las capitales de provincia elegidas por la planificactén central Gon lo cval, e} sistem nacional de Pspaia queda configurado por 1) Subsistemas iniegrados en el complejo indusirial espaol, y entre © :nismos; 2) Subsistemas no integrados entre si, pero vinculados al siste mma industria nacional; 3) Subsistemas en gran parte ajenos a la indus- tnializacion en el extenso terntono interior. 4) Un subsistema singulari- zado por actividacies dimamizadoras que son ajenas a la industria, Ma- nid se convierte en una zona metropolitana que. a la vez que integra @ ciudades de su inmediato entorno, succiona energias de la corona 19 Ss & = 1D © OPPO S é ca ee 1. ‘exterior, excepto en contadas ciudades, que son objeto de la industria lizacion programada, Enire ellas sobresalen las dos metrépolis regio- nales de la mitad septentrional —Zaragoza y Valledolid— Las restantes quedan desarticuladas, Mas adelante, cuando estudiemos con cierto Getalle los aspectos institucionales del sistema urtaeno, y nos encaremos con el modelo Centro-Periferia, tendremos ocasién de profundizar so- bre la evolucién y configuracién de nuestro sistema Sociedad informativa, crisis y emergencia A partir de la crisis econémica iniciada en 1973, y de sus efectos sobre las ciudades y los subsistemas basados en la ! industrializacion “no tanto en la ll, surgen nuevas tendencias relacionadas con et despliegue de a ill Revolucién, o Revolucién informativa. 1s servicios desempefian en ella el papel de primeros actores del desarrollo econé- mico. Coniribuyen a la eliciencia y diversidad industrial, y tienen una capacidad propia para generar recursos, Simulténeamente, el sistema domogratico se alters de forma inédita en la historia Tres son las principales tendencias de Ja nueva sociedad que re- quieren la atencién, (Law, CM... Grime, E.K., Grundy. CJ, Senyor. MC. y Fuppen, j.N. 1988). La primera consiste en le distincién entre unos subsisiemas en declive y otros subsisiemas 0 regiones emergentes. En Estados Unidos, al principio, y en la mayoria de los paises de Europa Occidental después, concretamente en los de mayor tamaho y disposi- cién Jongitudinel, la crisis afecta a los subsistemas de aquellas ciudades que habian experimentado Ja 1 Revolucién, y tonian sus estructuras productivas en latitudes nortefas, a la vez que se iocalizaban en ellas los sectores més fragiles, es decir, los minero-siderirgicos, e! naval y 61 textil, entre los mas significativos. Esto ocurre tanto en Jos paises de situacién septentrional, como en fos meridionales, casos de Espafia © Italia. Todo el universo de ciudades movilizado por ia industrializacién primigenia se ve afectado por el declive, desde las grandes urbes hasta los més pequefios nucleos. Por el contrario, la emergencia es el signo de algunas zonas meridionales, que, 0 bien insertan las nuevas formas de produccién industrial, o fortalecen y cambian las viejas es. truoturas al desarroliar los recursos endégenos —agricultura, turismo, industria tocal—; 0 acogen tas industrias importadas por desconcentra- cién desde las latitudes septentrionales (Gur-Sureste francés, el Mezzo- giorno y Andalucta) Entre tanto, tiene lugar el cambio del sistema demogréfico. La po- blaci6n det sistema nacional tiende al crecimiento cero 0 negativo, pero tunos subsistemas pierden poblacién y otros la acrecientan. Deciamos 20 antes que el crecimiento y el decrecimente no dependen tanto de la Telacién entre movimiento natural y migraciones, como de estas wlb- mas, que actiian como determinantes de la expansién o del deciive urbane Paralelamente a los procesos anteriores, aparecen olras dos trans- formaciones del sistema urbano. El declive de los grandes centros metropolitanos, lo que aparentemente podria y ha sido identificado ‘como una crisis metropolitana, se produce a Ia vez que se extienden las periferias, incluso més allé de los movimientos pendulares. Coincide este proceso con la potenciacién de las ciudades medias 0 pequefias. ¢ incliso con @l desarrolio' de determinados seciores del medio ruzal Simultaneamente, se producen, pues, procesos de desconcentraci6n horizontal, de las actividades y de le poblacién, en la cima de la pirémi- de urbana, y hacia los nivelos inferiares por los cuales se difuncen los servicios y la industria. Esta ultima discurre por entre la jerarquia mas abajo que los servicios. Ya tenemos ante el ojo del visor la denominaca «counterurbanizalion» (Berry, Bj. 1967}, que nosotros traducimos por palimurbenizacién en vez de contraurbanizacién. Volveremos de nuevo este proceso inédito hasta los afios setenta, y que en los afios ochenta parece delenerse an algunos paises. ay oe Cee : 2. La urbanizaci6n como fendémeno cultural la ciudad, como deciamos at principio, es ioco creador y transfor mador de ta cultura, O mas bien, (Gottmann, |., 1986).,5 el resultado de la inieraccién entre distintos factores, o variables: los subsistemas social cultural centrados en el espacio y en ol tiempo, las transforma. ciones demogralicas y las influencias tdeotégicas. Fn consecuencia, ta red de ciudades ce va configurando a lo iargo de la historia, a partir de las translormaciones que sevan produeienco en cualquiera de los faciores anteriores. o en su inleracci6n 24. Creacién urbana y cultura europea Remitiéndonos a la cultura europes, y a modo de ejemplo, haremos una breve mencion de los cambios sufridos en nuestras ciudades a lo largo de fos siglos y hasta nuestros dias, en la pence fe coicakacion mmana (ando s@ crean numero, sas cludades, siempre sobre un modelo de lvazado pianificado previa mente, Aunque se conservan bastantes restos del trazado, lo esencial de este periodo es la localizacion de las ciudades, por motivos funcionales, fundamentalmente de comunicacién, distribucion y estrategia En la baja Edad Media asistimos a un segundo momente de floracion de ciudades. Este momenio tiene una gran Wrascendencia porque re- 23 presenta un legado histérico-artistico relevante, ademds de que su trazado viario ha sido wtilizado por los ciudadanos hasta hoy. Les cen- tios histéricos de miestras cludades son medievaies, sunque en tiem- pos posteriores hayan alterado en gran parte su tejido urbano. El modelo oficial griego repite eu trama ordenada en tomo al tem- plo y al dgora La ciudad romana, el damero con el cards y el decuma- hus que se encuentran en el foro. La ciudad medieval adapta su trama fagular a ia topogratia y si medio, #1 abrigo de la celedral y de les iglesias. Mas tarde. la ciudad barroca busca la perspectiva y los espa- Gos abiertos. Estos diverses ipos de cludad, que corresponden a cue tuas de crecimiento urbana muy Ianto, son presicicas por fa idea del orden. Hay cieriamente sectores de crecimiento exponténeo, que adap- ta el modelo urbano ai media ecologice. y que en las raras grandes Chudadies de estas epocas se extiende de forma anérquica en las peri ferias. Excepcionalmente, aparece In itapla, de a mano de autores como Plain con su ides de ciudad iquaitaria, o de Tomas Moro, entr= otros En cualquier caso, ol lento crecimiento que experimenta la ciudad desde la época romana hasia los liempos inmediatamente anteriores a fa! Revolucion, no plantea problemas de integracion entre los diversos modelos culturates que han inspirado a la «clvitasy. bos escasos cam- Bios que expesimenta Ia organizacion econémica ¥ social, junto con iss pocas transformaciones de! transporte urban, permten que la ciudad funcione como un todo, aunque sume pianos y tejidos de distintainspi- racién En la época comprendida entre ios sigios XV al XIX, se produce en Europa un largo pardntesis en el que no hay creacién urbana, Unico- mente, se amplian las ciudades existontes, segin esos patrons culture. Tes 2 que acsbamos de referinos Es excepcidn a la regla la colonizacién en América, sobre todo la que llevan a cabo Espana y Portugal. Las ciudades creadas por los Colonizadores en aquellas latitudes son fiel refleja de los modelos exis- tenles en nuestro solar, sobre todo los quo corresponden al periodo renacentista En cambio, la colonizacién lleveda a cabo por los ingleses, franceses ¢ italignos, esta mas centrada en Ia explotecion econémica que en la creacién de nuevas ciudades En el s XVIllen Inglaterra primero, y on el XIX en el resto de Europa, se rompe la armonia en la que se hablan desarrollado las ciudades, @ causa del repetido fenémeno de la Primera Revolucion industrial. Hay un crecimiento andrquico, desordenado y mal dotado. de la ciudad, que sdlo se rige por criterios econémicos (la industria se localiza junto a las nuevas vias de comunicacién —estacién de ferroca- 24 ri, puertos marinos, elc— y en las terrazas fluviales), y que produce tuna nueva forma de segregacién social (barrios proletarios junto a [a it~ ddustria, y barrios burgueses en zonas de calidad ambiental o urbanistica), ‘Conforme la sociedad indusirial se expande y acrece con ello | urbanizacién, aparecen procesos de funcionalizacion y sectorializacion funcionales, que se yuxtaponen o desvian segin los casos 2 los de segregacién social. Aumentan los servicios a la empresa y el comercio y los servicios para una poblacion en crecimiento, con lo que los Centros urbanas se convierten en centros funcionales, y determinadas dreas perifériras en zonas industriales, o bien acogen servicios socia jes, ambas actividades en busca de bases ecoldgicas ofy de suelo parato respectivamente —-ostaciones ferrovierias, caneles y rfos, puet- tos ene] primer caso—, Asi se explica la sobreimposicion de fanciones en los distritos centrales, es decir, en la herencia urbana de ongen inedieval y moderno, que, juslamente por haber sido concebida en otros momentos culluraies, no estaba preparada para cubrir las neces: dades que le accesibilidad exigia en la nueva sociedad. Por ello el urbanismo del siglo XIX constituye un agente de destrucci6n, sustitur cién 0 remodelacién de determinados sectores de los cascos hereda Gos las llamadas Reformas interiores en miesiro caso—, Gomienzan, pues, los criterios de funcionalidad y de rentabilidad a actuar sobre 1a ciudad heredada ‘Todo el 6. XIX va a ser también el escenario donde van a aparecer un cimulo de ideas urbanistas, que tienen en combn su deseo de crear tun nuevo tipo de ciudad, con el dnimo de superar el deterioro ambien- tal y social de las ciudades de} momento. Unas ideas entran dentro del utopismo, @ través det socialiemo de urbanismo colectivista (Robert ‘Owen, y especialmente Fourier, que con su idea de falansterio preton de la sustitucién de la vida familiar por Ja colectiva, asi como la organi. zacién de todas las actividades humanas). Otras ideas van a ser muy {ructiferas, concreténdose en el modelo de Civdad-jardin que se pro- longaré hasta mediados del s. X. Gon anterioridad a Ebenezer Howard, dos espafoles (Cerdé y So- ria) hablan proclamado la necesidad de «urbanizar el campo y ruralizat 12 ciudady siguiendo la corriente culturalista de inspiracién roméntico- naturalista, que pretendla armonizar y conjuntar ciudad y campo. Aho- 1a, la leorla de los tres imanes concibe a la ciudad como 1) un iman que atrae a la poblacién por el atractivo que deparan la concentracién de has relaciones humanas; y del desarrolo cientifico, cultural técnico y econémico. Al campo como 2) un iman debido al ambiente naturel que ofrece salud y reposo. Un tercer man es el de 9) la ciudad-campo, 0 ciudad-jardin que ofrece las ventajas de ambos, eliminando los incon venientes de la concentracién urbana y de la dispersién rural 28 Toe ee Aunque este modelo slo ha servido para diseflar un m expansion urbana, propio de las ciudades anglosajonas, vin oobercs ha tenido una gran frasoedoncia cultural, porcue ha legado's sont rar un mode de vida socia! y familiar, con una buena calidad, que ha legado hasta nuestros dias, y sigue siendo no sdlo valido, sino para muchos, también deseable, E! criterio de Ciudad-jardin, con todo aa atractivo, no deja de ser un criterio sectorial. El que va a marcar tod una linea de organizacén do cudad de modo global, ere Ration 2.2. Entre la rigidez y la libertad urbana El Racionalismo, que es una tend . ndencia filosélica que parte entra en la raz6n, en nuestro campo se maniliesta nt on la necesidad de la planificacién eee Esta planificacidn #e rige por una F una serie de exiterios. Destacaremos, Por un lado. la zonicacién, que segrega las zonas de residencia de las Zou dy actividad, Por ols lad, la jerarquizacion del varie, donde se istinguen las vias principales sobre las secundavies, Hay tambien je, rarquia on la distribucién de las zonas residenciales (distros, barrios y unidades veeineis), 2 las que se les asignan wos equlpamibnte tam ign repartidos jerdiquicamente, a tenor del tamafo de la poblacton de las 2onas. Un tercor criterio es la separacion entre la circulacion rodede y la peatonal. Este criterio esta relacionado con una concepeion de ta cludad como ciudad residencial abierta, donde a la manzana tradicional Yas seeder una estructura de bloguesy ldminas entre expacios abior ios. En el centro histbrico, que lagicamento no se adapta a esta con. apeien, rasionaliame va @ ispirar su Temodelaeion —etroen se. jewaly-~ por via de nuevos jas y creacion de plazas. a fin de con. sequir esa apertura que esié en la base de su fiosofla gos ers anterior, e Racioralismo inspira ia creacion de cuca. 8 nuevas con objeto de descungestionar los ni 2 des nueva cn cieos que han crecido sna POSH! dele plaiicason, ls valores econcmicites dels. XX hasta $ aos 72, provacon un eras antente.sxcrciva.de las grandée su Fvade las grandes siudades en fancion de las economia de aglomeracién, lo que tevierte a su vex n uncs desequilibrios en la red urbana, y por tanto, en la calidad de Vida de los ciudadanos Aunque la gran ciudad wene muchas venta s ventajas en el plano cullura y de los servicios, sin embargo, él mimo amano ¥ ine dian: cis, junto con la aglomeracién de gente, son laciores estressanies generadores de las patologias que todos conccemos : 26 En los titimos afios estamos observando una nueva tendencia. Asisti- mos a a revitalizacién de las ciudades pequefias y medias, ¢ incluso a sectores del medio rural. La cultura de nuestro tiempo, con sensibiti- dad ecolégica, esta valorando la calidad de vida expresada en términos ambientales. Frente a la monotonia y a la homogeneidad de la cluded racionalista, nuestra época esti descubriendo la calidad en forma de diseno. Sila concepcién racionalista tenia un cardcter de ingenierta, tanto material como formal, en el trezado y alzado de las edificaciones como en la organizacién social, esta nueva concepeién recupera el sentido de Ia ciudad como Ambito artistico, donde se prodigan los espacios pibli- cos bien disefiados, y tiene preferencia por las bajas densidades y por la mezcla de usos del suelo. ‘A la hora de descender al plano de las preferencias de le gente, se observa que la ciudad-jardin es mas acogida en jos paises de cultura anglosajona, y, por el conirario, los bloques de vecinos se han extendi- do mas en el resto de Europa, incluida la URSS. Con todo, no es tan neto el contraste. En Europa continental, ya se introdujo a fines del s. XIX el modelo de ciudad-jardin, sobre todo entre ios sectores més acomoda- dos. Existian también entonces cludades-jardin destinadas a las clases medias, pero su calidad era menor. Hoy, cada vez es mas frecuente ver que una parte de los sectores sociales prefieren vivir en una casa individual ¢ adosada. Las localizaciones periurbanas son muy elocuen- tes al respecto, Volvemos a la concepcién racionalista, pero en esta ocasién relacio- ndndola con los paises del centro-este europeo, Recordemss el debate ‘que tuvo lugar en la URSS, después de la Revolucion de 1917, entre los partidarios de un urbanismo acorde con el modelo de sociedad comu- hista, y los que se upuntaban al modelo racionalista desde un punto de vista pragmitico, Estos nltimos triunfaron en el debate, Después de la Il Guerra Mundial, da la impresién de que los paises de Centroeuropa, son los que mejor reflejan el espiritu del Racionalis- mo, al menos en las capitsles nacionales, Volveremos més tarde sobre este punto, Olra nota a destacar de los paises socialisias de! centro y este europeo, es eh afee dein relative eqpilibrio en la red urbana. Se dificuliado e} crecimiento de la gran ciudad, y se ha atendido al crect miento proporcionada de las ciudades pequefias y medias. En cambio, no se ha cuidado la calidad del medio ambiente, agredi- do por la industria y la polucién. Como factor a afiadir en ei capitulo de deficiencias, hay que citer la poca atencién al comercio de abasteci- miento y a los servicios de ocio. Diremos, por iiltimo, que el gran problema que necesita resolver el at oOo on) 3 9 Oo e 6 urbanismo es dar suficiencia funcional ¢ quien no la tiene, otorgando iocalizaciones distintas a cada componente de las funciones, de modo que éstas se complementen. Ciertamente, el problema es més dificil de resolver en las funciones terciarias y cuaternarias que on las industria- Jes, porque la concentracion geogrélica de los servicios en los Gentros dotados de la maxima accesibilidad provoca sobrecargas funcionales mucho mayores que en las localizaciones periférices. Desde un punto de vista te6rico, y de la mano de las nuevas tecnolo- ¢las informativas, cabe pensar que llegaré un dis en que la concentra- Gién de funciones centrales o periféricas. o de acumplaciones humanas serd sustituida por la auténtica participacion que reside en la descen- tralizacion de funciones y en sh complementariedad. Asi se lograria una ciudad de localizaciones no somelidas a leyes especiales de accesi- bilidad y de lucro que priman al Ceniro y a ciertas areas de la peri feria, para ser sustituida por otro tipo de cludad de actividades comple mentarias en el espacio urbano, La libertad urbana, es decir, la capaci dad de elegir sin la mediatizacién de! transporte fisica y de la distancia, se verd mejor asequrada al sustluir en parte el transporte actual por el transporte de informacion a revolucién informativa, de la que daremos mas cuenta despues hard viable un funcionamiento de la ciudad en mala, malla que eslar formada por una multitud de centros 0 nodos complementarios entre si De hecho, comienza 2 vislumbrarse los comienzos de sustitucién del actual modelo unidireccional, que ceracteriza al luncionamiento de auestras ciudades, por wn modelo mullinodal. 110 mismo cabe decir respecto al sistema de ciudades, puesto que los procesos actuales de descentralizacion apuntan hacia la complementariedad y competencia interurbanas, sin que las economlas de agiomeracién y dominio dejen a las restantes ciudades del sistema en una situacién de indigencia fun- cional. Por encima de estos apuntamientas tedricos. sin embargo, y a pesar de que Is evolucion de la ciudad intra e inter se aproxima actuaimente a estadios mas arménicos en la relacién funcién y forma que los generados por las Revoluciones técnicas 1 y Il, el espacio urbano es rigido y cuesta lograr la sustitucton del modelo unidireccio- nal heredado, en el seno de la ciudad y en el conjunta de las ciudades, por un modelo multinodal. 28 3. Los paises subdesarrollados cE El principal rasgo que caracteriza a los palses subdesarrollados es el peso de la ciudad de grandes magnitudes, es decit, la primacie en \érminos cuantilativos o supremacia de la capital 3.1. El grado de primacia y ta industrializacion 1.978). El Africa negra se halla en un estado de extrema debilidad, ia Tibliogratla convenicional (Lacoste, J. 1968), invita a una vision desarticulada sobre las regiones y ciudades, y a conectar algunas ciu- 29 See Peer | : Ciertamente, las cosas son mas complejas. La polarizacién de la red no siempre se produce. En América hispana, aunque la mayorfa de los sistemas nacionales son primados, los hay también con cierto grado de escentralizacién, como es el caso de Colombia y Venezuela, o esién en una situacién intermedia con la que coinciden Argentina y Mexico, a pesar del gigantismo desorbitado de lae capitales, En todos estos paises, el acelerado crecimiento de la poblacién nacional en general y de la rural en particular, ha desencadenado emigraciones que no tienen parangén con las de los paises occidenta- les, excepeién hecha de las emigraciones que se desplazaron desde Europa a América coincidiendo con determinadas épocas de la pasada centuria, Le alluencia a la ciudad de gente precominantemnente joven, y Ja existencia de infraestructuras de salud y de condiciones de vida mejores que las del campo, dan lugar durante un cierto tiempo a unas \asas de fecundidad superiores a la media nacional. En consecuencia, se dispara el crecimiento urbano. En los otros continentes, las potencias coloniales crean en el siglo XIX centros administrativos adosados a las ciudad capitales, algunas de las cuales nenen una buena herencia patrimoniat @ historico-adeni nistrativa (Asia), y otras no la tienen (Africa negra). Con et logro de si Independencia, ha tenido lugar un proceso progresive de burocratiza- clon, que aparece ligado a factores politicos, bien sea con regfimenes toalitarios 0 democratices, lo que ha constituido, reiteramos, otro factor de crecimiento de tas capitales, incluidos los paises de tamanio més reducido. De todas formas. en los palses que emprenden entre los aiios cua- Fenia y sesenia unas politicas de industrializacién por sustitucion de importaciones, se diversifica la red o el sistema urbano en su caso, potenciando la explotacion de nuevos recursos en aquellas ciudades y regiones que hubieran pertenecido © nd al sisiema de implantacién urbana colonial, Es el fenémeno de la creacion de acerlas, de comple- jos energeticos, refinerias y petroquimicas, o si ce prefiere, la incorpo. racion a la I Revolucién industrial, y en determinados sectores a ta I 3.2. Los aw © procesos En la epoca actual, y tras Ja crisis econémica de los setenta, la internacionalizacién y transnacionalizacién de la economia esta ocasio- nando en los paises subdesarrollados tres procesos diferentes. Continuan en una parte de estos paises las pautes heredadas en el plano econémico y socio-cultural, de economias coloniales de explota- clon agricola y de materias primas, con la consiguiente sobrepoblacisn 30 quico y desordenado, y se dificulta la integracion de la poblacién, La ras partes del empleo. paises y regiones emergentes. 0 d CO t 3 sore @ ree OD OO: 4, Teorias y modelos sobre la organizacion espacial de los asentamientos. Mediciones y casos practicos Hay unas formulaciones de cardcler teérico que intentan explicar el crecimiento y la disposicién de las cludades en el espacio. Otras form laciones pretenden desvelar las razones por las que se han configurado los distintos tipos de urbanizaci6n, tanto en los pafses desarrollados como en los subdesarrollados. Las primeras teorfas tienen una proce: dencia sobre todo qeogralica. Las otras corresponden por lo comin a aportaciones de los economisias 4.1. Modelos descriptivos Estos modelos se atienen a la explicacién teérica de las regularida des espaciales que se han observado empiricamente en la distribucion de los tamafios urbanos, y a los procesos en los que se sustenta Ie organizacién urbana en el espacio. Entre todos los que se han formulado, nos referiremos a los mas significativos y mejor desarrollados. Uno de los mas conocidos y utiliza dos es el denominado como regia del rango-tamafio, en que el rango se 33 ee eet refiere al lugar que ocupa una ciudad por su volumen de poblacién en un sistema espacial de ciudades Como quiera que la poblacién se relaciona con él rango, se explica que existan unas regularidades en la distribucion de los tamafios urba- nos. La disiribucién en una region o en un pais se puede expresar por medio de una funcién matematica. Entre las diferentes funciones aplica~ das por distintos autores @ diversas ragiones, unas son lineales, otras de segundo orden, e incluso de tercer orden. Por medio de estas fun- clones es facil conocer €l estado de estancamiento, de cambio 0 dina- mismo de un sistema, 0 el grado de concentracién 0 dispersién que le caracteriza. En esoncia, viene a decirnos, que, si bien el sistema de asentamientos se altera por la interdependencia que existe entre sus ‘elementos, constituye un fenémeno estocéstico. Claro que, si en bastan- tes regiones y paises la distribucion de tamafios no es regular, como ast courte en la realidad, la regla pierde valides, pero se convierte en una excelente modida estadistica. En principio, encontramos mayor regula- ridad segin e! grado de estabilidad econémica y social, y en determi- nadas situaciones politicas, ‘Asi que, insistimos, su aplicacién a un sistema cualquiera de ciuda- des tiene un gran inlerés para el conocimiento de una cuestién tan importante como es la disiribucién de tamafos en un espacio determi- nado. Segun el modelo, la poblacién de la segunda ciudad en tamaiio en una regién tendria la miled de la poblacién de Ja ciudad de tamafo mayor, la tercera contaria con un tercio, etc., de manera que existiria una relacién directa entre poblacién y rango. Una de las ecuaciones ids ulilizadas es [a siguiente. P, = P/R,, en que P,, es la poblacion de orden a, P, la poblacién de ia ciudad mayor, y R, él rango que ocupa. Trasladandola @ una doble escala logariimica, y aplicdndola a varios paises, se observa en principio una gran diferencia entre los paises desarrollades y los subdesarrollados; en estos ullimos hay una gran distancia enire la ciudad primacial y la que le sigue en tamafo. Al aplicarla al caso de Espana (Gutiérrez Puebla, J., 1984), lo hare- mos con las diez primeras Areas Metropolitanas (Esteban, A. de, 1981), segun el lamaio de su poblacién en el aio 1981. Se ordenan de mayor 2 menor en la column P,, Se calculan las poblaciones esperadas segun Mi fey FaNGe"Mihahe NARGerveE le OrniBla P, Pye, Par” colorar los resultados en la columna P,. Luege se caleulan los cociontes P,/P, para obiener los porceniajes de desviacién entre poblacién observada y esperada. Para finalizar caleulando la media de los porcentajes de desviacion. Al tomar como referencia a los diez municipios centrales de mayor poblacién en Espafa segun los datos del Censo de 1981 (Gutié- rrez Puebla, 1984), los resultados que se obtienen son los que figuran en el Cuadra 3 34 CUADRO 3. Aplicacién de la regla rango-tamafio al sistema urbano espafol (Municipios centrales, 1981) b Pay Py 17 Prana aieeas [asa | 0 = Rango. P, = Poblacion observada A, = Poblacian axperede (Fuente: Cuuérres Pueba, }. seq censo de [982 (INE), y elaboracicn do este autor) En conjunio, se observa que la mayoria de las ciudades tienen un valor menor ai esperado, aunque hay bastante aproximacién, En ios exiremos estarlan Valencia y Bilbao con desviaciones neciativas, y Bar- celona con una desviacién positiva. Tambien en ies casos de San Sobas- lian, Zaragoza y Cadiz las desviaciones son relevantes Elindice de primacia muestra ta relacion entre la ciuclad que ocupa la clispide, y las «res siguientes 8 be 4 en que el indice de primacia (,) es igual a la poblacién de la ciudad mayor del sistema (P), dividida por la suma de la poblacion de las cuatro ciudades mayores (© P), y mulliplicada por 100. Es decir. hay que calcular et % de la primera ciudad (F,) en relacién a la suma de 1a poblacisn de las, og? nsimeras ojudacies, incluida la de la que ocupa el puesto primero, 4 Los valores del indice en un plano teérico podrian oscilar entre 25 y 100, En ei caso de que las cuatro ciudades que ocupan la cuspide tuvieran é! mismo tamario de poblacién, es obvvic que la ciudad nimero 1 ocuparia un 25 % de la suma del total de las cuatro ciudades, ‘para ascender a un 100% en el caso también imposible de que nubiera solamente una ciudad. El caso es que cuando el indice de primacia es 38 S sencillo, y tiene mayores posibilidades de ser contrastado con la reali- dad. Reitoramos que nos encontramos ante una extraordinaria aportacién a la légica de tos asentamientos y sus niveles jerérquicos y dependen- cias funcionales, y, obviamente, ante un requisito fundamental para comprender cémo se estructuran los sistemas urbanos. Su contribucion es también muy importante en el orden conceptual (erry y Garrison, 1968). En concreto, cuatro conceptos han sida incor- porados al lenguaje urbano: 1. El rango de un bien central —el lugar central es el asentamionto urbano quo ofrece bienes y servicios més 0 menos especializa- dos— disefa el area de mercado, poseyendo cada bien limites Giferentes en su rango como consecuencia de la competencia entre los lugares centrales y las peculiaridades de le economia de cada miicleo 2. El concopto de alcance se refiere al tamaiio del area de influen- cia que cubren los lugares centrales segun su grado de especia~ lizacion, siendo los mas especializacios los que poseen un alcan- ce mayor. E] concepto de umbrai se refiere at minimo tamafio de mercado desde ef cual se puede abastecer a un area con un determinado bien central. Es necesario que los bienes y servi- clos tengan una demanda suficiente para que sean rentables, lo que explica la relacién entre especializacién y alcance. En esen ia, el concepto de umbral es el nimero minimo de unidades de consumo que es necesario para que pueda surgir un bien 0 servicio central (Gutiérrez Puebla, J, 1984), 3. Aunque hoy en dia comienza a ponerse en tela de juicio el caracter omnicomprensivo de la teoria, como veremos des- pues, existe una jerarquia de los lugares centrales seatin la ‘cual las funciones mas cualificadas o raras —~escases— ocupan el lugar mas elevado en Ia jerarquia urbana. Las ciudades de mayor tamafo son las que tienen los servicios més diversili- cados y especializados. Después vienen escalones o niveles inferiores, Cada uno posee el mismo nimero de funciones cen- ta distribucion jerarquica de las funciones se mide mediante tves formas: por el nimero de ciudades que poseen la misma funcién, por e} tamato o volumen de la poblacion a la que sirven Jas funciones, y por el érea o territorio que comprende. Como parte que es de un sistema (Berry y Horton, 1958), cada nivel Jeracquico debe tener dos atnbutos: de relaciones con la unidad superior; y de independencia respecio a los niveles inferiores 3B y de supeditacion a tos que so haillan por encima, Los niveles jerarquicos de indole superior, ofrecen los bienes y servicios més especializados, 4, Elconcepio de nodalidad se expresa por el mimero de servicios y biones ofertados, asi como de contactos realizados a través de Jos Mujos de gentes, bienes, mensajes en intercambio e interac. cién entre las ciudedes. Siguiendo con el desarrollo de la teorla, otro rasgo esencial, es que si la poblacién se distribuye de forma uniforme, las reas de influencia que se disefian en torno a cada lugar central adopian una configuracion geométrica de tipo circular, lo que procura a los consurmidores despla- zamientos cortos para abastecerse. No obstante, en una distribucién de este tipo, habria sectores intersticiales que quedarian desabastecidos, con lo que la teorfa, al cortar los bordes de los circulos para que no haya ninguna zona desabastecida segiin el principio de regularidad, sefiala que la mejor manera de articnlar a todo ol territorio oa la recon. versién de la malla circular en hexagonal. Esta seria la malla de base para los ligares centrales inferiores, a los que se yuxtapondrian otros mayores con Areas de influencia jerarquicamente mas amplias de acuer- do con el grado de especializacion de los nticleos, cuyo mimero se reduce hasia e! que ejerce el dominic en la clspide sobre los demas twtr nro o¢ staves = Stutto The oe scrnens SS teeta genes (Puente: Bielza de Ory, V., 1984.) Figura 4.1, Arriba: diferentes areas de mercailos. Resto: areas comerciales reoricas, Habida cuenta que existe una relacién inversa entre el tamaho y el niimero de asentamientos, e! llamado principio de organizacién deno- mina £ a la retaciOn entre los centros de cada escalén y los de! inmedia- 38 DODO DOO SI90DO9ODD D ee AD elevado nos encontramos ante un sistema muy primado 0 macrocétalo, ten tanto que en sistemas bicentrales 0 tricentrales los valores que se oblienen son muy bajos Sin aleanar el grado de modelo por su dimensién estriciamente esiadistica, la media aritmétice y la desviacién esténdar permiten hacer una clasificacién de los distintos tipos de crecimiento de la poblacion de municiptos en un sisiema 0 subsistema de cualquier dimensién. Nos fijaremos primero en la provincia de Huesca, partiendo del valor de la desviacién para cada uno de los tamafios y para cada elepa intercensal elegida. La clasificacign resultante es la siguiente (Callizo, J., 1868): 1) dinamicos, en que el crecimiento es superior a dos desviaciones, 2) de crecimiento lento, entre una y dos desviaciones, 3) estancados progre vos, de crecimiento inlerior a una cesviaci6n, 4) estancados progrest- vos, con decrecimiento inferior a una desviacién, 5) regresivos, con decrecimiento entre una y dos desviaciones. Al introducirnos en Na- varra (Precedo, A., 1976), la clasificacién se hace sobre una division de esta subsistema en valies. Siendo x, el porcentaje de evolucién entre 1950 y 1970, la clasificacién resultante es como sigue Areas de crecimiento dindmico: x, > x + 2s > 13.4% Areas de crecimiento lento: § 4 25 > x, > ¥ + s > 29.8% Areas estancadas: # +5 > x,> 8 > -13,1% Areas regresivas: ¥ > x, > ¥-s > ~ST Areas criticas: #— 5 > x, < ~87.4% tra medida estadistica es Ja funci6n del gradionte de densidad, calculada por media de la poblacién-y el empleo, e) uso del suelo residencial y las inversiones, que estarian en funcién de le distancia desde el centro de la ciudad. Tiene un inconveniente, ya que sdlo es aplicable a sistemas primaciales, sin tener en cuenta que el espacio adopta, con todos los matices que se quiera, una estructura de mosaico policéntrico en tos pafsas desarrollados, y en otros que no lo son por razones de Ja historia. Aunque es posible integrar le reala rango- tamafio y el gradiente de densidad, el resultado seria extremadamente complejo; haria falta utilizar un andlisis de espectros, 1o que requeriria el uso de un gran amasijo de datos. Entre los modelos ocupa un lugar destacadisimo la teorfa del jugar central. Su contribucién a estudio de los sistemas urbanos es nuclear, y desde que se formulé por primera vez en los afios treinta, ha dado lugar a una riquisima bibliografia en sus desarrollos teéricos y en la investigacién. En sintesis afirma que hay una logica exphicativa del tamafo, el numero y la distribucién espacial de las ciudades, a tenor de la poblacién y del drea de influencia a la que las ciudades prestan bienes y servicios Bailly, AS. ot alt, 1987) Enunciada por Christaller en 1933, y traducida al inglés en 1956, sostiene que la organizacién del sistema de asentamienios es jerarquica segtin diferentes niveles. Los centros urbanos tienen tamatios y funcio- nes distintas. Esto es, existen reqularidades en el tamafo, la distancia y le especializacion funcional, relacionadas con una division del espacio seglin modelos geomeétricos en dreas hexagonaies y jerarquias de nu: cleos, los mas pequefios dentro de los mayores. La funcién principal de la ciudad es la de ser centro de abasteci miento de bienes y servicios para el territorio que le rodea, es dacit. para st gtegiée complementatian. Tales servicios cen'rales son de orden superior o inferior, lo que conduce a una jerarquia de centros segtin los tipos de servicios ofertados por la ciudad. La ordenacién de los servicios es posible segtin su umbral de demanda (nivel minimo de demanda en términos monetarios o de poblacion para que un servicio pueda ser prestado descle un punio en que las ventas sean suficientes para que la empresa abasiecedora del servicio consige unos beneticios normales), por lo que el territorio queda organizado seguin diferentes niveles de centros urbanos. Cada centro suministra los bienes propios del nivel inferior y los que corresponden a su propio nivel. La expan- sién de fa regién complementaria que pertenece aun lugar central se halla condicionada por la variedad, calidad y precio de los bienes y servicios centraltes, Ello equivale a decir que depende de la demanca eal que de los bienes y servicios hay en la region, y ademas, del nivel de renta y su distribucién entre Jos habitantes de la regién. ¥ significa ni més ni menos, que la teorfa integra los aspectos econémicos y espa- ciales, Existe, en fin, una rolaci6n funcional entze la jerarquia y tamaio de un lugar central, y los tamafios de su regisn complomentaria, su poblacién, su densidad, y también su renta (Martinez Caro, C., Vegara A..e Ibéfiez, A, 1987), Otra gran obra relacionada con la teoria de los ingares centrales es la do Lésch. Analiza los centros de menor orden, estudiando la distri- bucién triangular que adopian en e! espacio, asi como las areas de mercado a que dan lugar desde las de menor tamafio a les mayores No existe en ef modelo una progresién jerarquica de lugares centrales. sino més bien un «equilibrio de locatizaciones» que son resultado a nivel microsconémico de los agentes de la decisién. E] modelo de Christaller puede ser considerado como demasiado ideal, puesto que las investigaciones muestran unas desviaciones a veces muy fuortos entre la realidad organizativa de ia red de esenta- mientos, y el modelo ideado (Pinder, D.A. 1985). Téngase en cuenta que Ja teorfa parece tuvo una base empirica en el estudio de una regién singular, la Baviera agraria y llana, todavia no distorsionada por la industrializacién en los afios treinta, El de Lésch, en cambio, es mas celal EE EEE

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