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Escrito a la manera de una conversacién entre colegas, este libro intenta prover herramientas clinicas a quienes se internan en el campo de las terapias de familia y pareja. La tradicin médica y el psicoandlisis clasico asimilaron la nocién de paciente a un solo sujeto. En cambio, la perspectiva vincular modificé esta idea e introdujo el concepto de paciente vincular, efecto no de una simple suma de tos asistentes a una sesidn, sino de una unidad miltipte generadora de producciones novedosas. El batallar diario con una clinica a veces ardua y laboriosa, fue exigiendo la deconstruccién parcial de to heredado y al mismo tiempo la busqueda de nuevos conceptos junto con la reformula- cidn de otros ya existentes, tanto dentro del campo del psicoanali sis como en otras areas del conocimiento. La escena clinica que se configura en los tratamientos de pareja y familia reconoce particularidades inéditas. Junto con el fluir de la interdiscursividad aparece la cuestién de la mirada, la dramatica de los cuerpos, el concierto de las voces. El analista vincular se encuentra incluido en la escena de un modo ineludible y sera desde esa posicién que surgiran sus interrogantes. {Cual sera el dispositivo mas eficaz? ¢Cémo se modifica la escucha frente a una famitia 0 una pareja? {Hablaremos de transferencia, © de transferencias multiples y diversas? ;Cémo intervenir para acotar el sufrimiento vincular? Son interrogantes que a su vez constituyen el itinerario del libro, desplegado sobre variadas presentaciones clinicas. Wh Editorial ole: bo Lugar | 808. Silvia Gomel Familias, parejas, analistas Silvia Gomel EVER parejas, analistas IO ea Re ihe Bitsy Editorial Capftulo 7 El vinculo analftico ‘Transferencia y dispositivos A fuerza de ser sincera debo decir que si vinculo es un concepto que se las trae, hablar de transferencia en los dispositivos multiperso- nales es atin mds engorroso. Las cuestiones transferenciales, inheren- tes a toda situacién en relacién con otro, exceden a los dispositivos terapéuticos y se muestran en la vida. Ya en el territorio de la clinica refieren al proceso en virtud del cual los deseos inconscientes del paciente se desplazan y actualizan creando un falso enlace sobre el analista, definicién apoyada en el concepto de repeticién como reedi- cién de una historia vivida con un sentimiento de actualidad, En los dispositivos multipersonales nos encontramos frente a pro- ducciones con la doble vertiente propia de lo transferencial, porque son al mismo tiempo resistencias que operan a modo de obstaculo al proceso a través de la insistencia repetitiva de modelos familiares tanto antiguos como actuales, y privilegiados motores de acceso a lo inconsciente jugado en la relacién. Ademés exhiben la novedad de una cualidad bifronte al ser cada participante objeto de representa- cién y ala vez sujeto presente, circunstancia generadora de superpo- siciones, contradicciones y otras yerbas. Me parece importante sefialar que la familia o la pareja no trans- fieren nada, a mi modo de ver no existe Ja transferencia de pareja 0 la transferencia familiar. Se trata en cambio del peculiar modo de engarce y desengarce de las transferencias individuales, que com- ponen un producto novedoso y effmero que excede a la suma de las individualidades y se entreteje en una trama interfantasmatica. Mas, cercano a la idea de miltiples espacios en equilibrios inestables que una entidad sdlida, crea una figura inédita resultado de los efectos de simultaneidad. SiviaGome Vayamos ahora a la cuestién de la relacién paciente-analista. ¢Recuerdan la definicién de vinculo? Un entramado entre sujetos que forjan aspectos de su psiquismo y a su vez producen efectos sobre el psiquismo del otro, siendo alcanzados por las particularidades del azo mismo. ;Cémo pensar esta definicién en relaciGn al proceso ana- Itico? Paciente y analista poseen una historia y un campo psiquico ‘operando previamente al encuentro, factores que imprimen repre- sentaciones especificas y amasan las modalidades del mismo. Pero enel contexto analitico no existen por separado, se crean uno al otro y no pueden nombrarse en soledad. Recuerdo un extraordinario chiste grafico, en el cual un terapeuta se encuentra ante el divan vacio inter- pretando a un paciente ausente y el efecto humoristico se logra jus- tamente en el desatino de la situaci6n. Ese paciente serd tal vez otro con otro analista y ese analista seré a su vez otro con otro paciente. E incluso ese mismo paciente con ese mismo analista ya no serén los mismos en otro momento de sus vidas. Pienso el vinculo analitico ‘como una experiencia que depende de las modalidades del encuen- troy no sélo de las aptitudes tedricas del analista. Analistas advertidos 4Por qué raz6n nos posicionamos frente a los pacientes de una determinada manera y no de otra, mas alld o més ac4 de nuestro bagaje tedrico? No somos tinicamente objetos de transferencia sino también sujetos del inconscienté que a su vez transferimos aspectos de nuestro mundo representacional. No me parece necesario hablar de asimetria entre ambas transferencias pero sf de diversidad, en Reni steers con que ambos actores se dan cita \portante diferencia radica en que -si estamos de suerte-el terapeuta tiene la posibilidad de estar advertido acerca de ‘su propia trama transferencial.. Al momento del encuentro, todos los actores juegan sus repre- sentaciones previas en un esfuerzo por metabolizar quién es el otro, ‘ponienc i lel lado del analista~ problemacicas refe- vabstinencia y a la neutralidad. La abstinencia resulta un eje central en la labor terapéutica y se basa en el principio de no hacer del paciente un objeto de goce perdiendo de vista su condicién de Familias, parejas, analistas 151 sujeto. La neutralidad, en cambio, se apoya en la idea de un terapeuta inmune a su propio mundo psfquico, que solo funciona como depo- sitario de las transferencids. De hecho resulta imposible ser absolu- ‘tamente neutrales por estar jugados en la escena, y solo nos queda el recurso del trabajo permanente con nuestra no neutralidad. De la transferencia a las transferencias En el trabajo clinico con familias y parejas se entrecruzan diferen- tes modalidades transferenciales. Transferencias de apertura, latera- les, radiales, transferencia de las predominancias de funcionamiento vincular, fenémenos multiples que se presentan superpuestos, entre- mezclados y siempre en borde, y componen una escena donde tam- bign se suman a veces las transferencias institucionales ~aquellas que los sujetos sostienen con una determinada institucién, por ejemplo hospitalaria— en una simultaneidad de planos y lugares. Cada una de estas corrientes produciré a su vez efectos miiltiples, constituyendo un ejemplo privilegiado de lo complejo. ‘Transferencias de apertura Al momento del encuentro, cualquiera sea el dispositive utilizado, emerge una transferencia de apertura que funcionara como motor del proceso. Otorgar ese lugar de saber qué hacer con el problema es una dimensién transferencial, anhelo de una figura poseedora de la verdad que el 0 los pacientes desconocen y que resulta de la adjudi- caci6n de un saber y una destreza para lidiar con el conflicto. Creer es ya una posicién transferencial donde quizds estard también en juego lailusi6n de un personaje contenedor de las angustias y zozobras de la vida en comin, Transferencia incipiente, muestra que la ruptura del equilibrio narcisista causada por la busqueda de tratamiento pareciera activar asimismo una esperanza de garantfa. Si este primer movimiento transferencial no se produce o no se va construyendo a lo largo del proceso, se haré muy dificil continuar porque los senti- mientos de desconfianza, descalificacién y amenaza tespecto del terapeuta pasarén a primer plano. via Gomel En los dispositivos multipersonales la cuestin abre a un entra- mado y tendremos que pensar en transferencias de apertura, en plu- ral, Puede suceder que uno de los integrantes de una pareja, 0 uno © varios miembros de una familia confien efectivamente en poder recibir ayuda para sus padecimientos. Esperanza sustenteda algu- nas veces en la creencia del retorno a un estado anterior vivido como aconflictivo y otras en un auténtico deseo de cambio. Pero quizés haya otro u otros que se opongan a estaidea y rechacen la posibilidad de tn trabajo entre todos. “Vine porque no me queda otra, si no mi viejo me cortaba la guita’, dice de mala manera un adolescente en la sesi6n de familia. “Yo ya tengo mi andlisis, no me sirve de nada estar aqut’, comenta simpé- ticamente una joven estudiante de psicologia que concurre con sus padres y hermanos. “Vine para acompaftarla a ella. Yo no creo en las terapias de pareja’, es la frase alentadora con que un joven comienza su primera entrevista de pareja. Modo particular de presentacion de Ia pareja ola familia, exigird un delicado trabajo del analista con miras ‘a configurar el campo posible para un proceso terapéutico. La. fuclla i lpe alam ir pedido de la terapeuta de Débora dediecinueve atos, que leterrores nocturnos. Madre: ~La verdad es que no sé para qué estamos aqui. Nilda (tera- peuta de la hija) dijo que tenfamos que venir pero no sé... El padre se sienta junto a la puerta con cara de pocos amigos. Débora:-Yo estuve pensando algunas cosas con Nilda en relacién a ‘mi familia y a las dos nos pareci6 que podia ser bueno para mi venir con mis papas. Silvia: ~Z¥ qué es lo que estuviste pensando? Débora: Bueno, de noche a veces me despierto muy angustiada y tengo que ira dormir a la cama de mis papas. Papa se va y duermo con mamd. Madre:-Yo estoy hartade la situacién. Son muchos afios. sQué tene- ‘mos que ver nosotros? Silvia (dirigiéndose al padre): ~3Vos qué pensas? Padre: Yo no pienso. Habia que venir y vine. Débora: -Pero yo tiltimamente te veo mal, triste, y me parece que es por lo del tio Enrique. Padre: -igEl tio Enrique?! Qué de pavadas que estds diciendo, = Familias, parejas, anallstas 153 Débora (se larga a lorar):—St, porque el tfo tuvo un intento de sui- cidio y vos tentas que ir a dormir todas las noches con él porque no se 10 podta dejar solo. ‘Madre (alterada):~Estamos perdiendo el tiempo. Nosotros tenemos una familia excelente, yo me evo bdrbaro con mis hijos. Débora: St, claro, ustedes son buenisimos, yo no pienso que ustedes tengan la culpa de nada. Silvia (con tono conciliador): ~Aqui no estamos para buscar nin- ‘gin culpable. Déboray su terapeuta pensaron que quizé estando todos juntos podrian surgir algunas ideas que permitieran echar algo de luz a la situacion. Padre: Pero no estiimos todos. Falta el gato. Débora: -Papd, no me jodas. Yo no te veo bien, algo te pasa. Padre: ~sQuerés saber lo que me pasa? Que estan jugando Boca- River y me lo estoy perdiendo. Eso me pasa. ‘Madre: -Esto es un desastre. La familia no tiene nada que ver en lo de Débora. Tenemos una familia muy amiga que es perfecta, un amor de gente. Y les salié un hijo adicto. ;Qué tiene que ver una cosa con la otra? La verdad es que ya me quiero ir. Es la tiltima vez que vengo. Silvia: -Me parece importante el pedido de Débora de pensar junto con su familia algunas cuestiones que pueden influir en lo que aella la hace sufrir. La idea no es culpar a nadie sino colaborar entre todos para poder entender lo que esté pasando. Nunca mas volvieron. Sin embargo, a través de la terapeuta de Débora supe que la entrevista habia sido importante para la joven, por- que alguien habia podido escuchar el didlogo entre ella y sus padres, reconocer la legitimidad de su preocupacién y su pedido de pensar entre todos. Y ademés se habfa producido la chance de sti constata- i6n, via la analista, de la existencia de una modalidad familiar fuer- temente expulsiva y descalificante de su manera de ver la situaci6n, Transferencia de las predominancias de funcionamiento Se trata de un espacio transferencial que funciona a la manera de un eje dirigido hacia el analista y remite a un modo privilegiado de 158 Silvia Gomel relaci6n de los integrantes entre sf y con el mundo externo. A través del montaje transferencial se ejecuta una verdadera puesta en escena que también echa luz sobre un modo de estar juntos. El terapeuta puede ser ubicado como representante del exterior exogdmico bajo diferentes dimensiones: j a y enredado en las soo All pacard a ocupar divaasoe lugares en la cidn, Habré también otras que ion 4 prioritariamente una 5 qu aveesdesborda hast empazai auier decepcién. Tambicn se transfieren sobre el analista modelos 4 padres, hijos, her- del pasado: conflictos transgeneracionales entre p manos; fe st -as (alianzas, exclusiones, favoritismos), otros. Rodolfo: -No los aguanto mds. Las cenas son una batalla campal. Rodrigo me desafia, y mi mujer lo apanta. Viviana: No los apatto, los defiendo. El quiere que los chicos estén sentados como soldados en la mesa, y por cualquier cosa empieza a los gritos. Rodrigo, de nueve afios, y su hermana Solange, de catorce, hablan y rien entre st mientras el nifo dibuja, Rodolfo: -:Ves lo que te digo? No dan bola, se burlan. Solange: -A mi no me gusta cenar con ellos, quiero comer en mi ‘cuarto. Papd grita, mamd llora y a mi me empieza a doler la panza. Rodrigo (le alcanza el dibujo a su papa): ~Dibujé la mesa de casa. Rodolfo: Pero nosotros somos cuatro, Rodrigo: —Estaes Silvia, quiero que la invitemos a comer a casa, Solange: St, porfi. ifios ubican en mi una ueda mediar dase sais nines. Treas ; con el anhelo de contarcon una funcién amparadora. Familias, parefes,analistas 1s El dibujo es revelador. Las figuras parentales muestran transparen- cias que pueden ser lefdas como fallas en la representacidn por efecto de un déficit narcisista que no construye un velo sufi solange ay ida por su madre, de tal modo que el tinico miembro dela 1 que muestra la cara es Rodrigo. Y ahf estoy yo, de cuerpo entero y convocada a ocupar un lugar de sostén y regulacién. Los Giménez (Cap. 3) Entran todos cual exhalacién, padre, madre y tres hijas, me besan y dicen: “Hola, Silvia’, como si me conocieran desde siempre. Padre (hablando a los gritos): Bueno, resulta que Mariana y Marta pidieron terapia individual, entonces yo consulté con el Dr. F que le tengo mucho respeto y que fue mi anaiista. Fuimos con Carmen y nos dijo: “sPor qué no hacen unas entrevistas de familia y después ven las derivaciones?’: Y agut estamos, porque plata para limpiar todos los cutlos no hay. Nos llevamos mal. Yo creo que nos queremos muchtsimo pero hay mucha pelea. Hija mayor: ~Yo soy el centro del conflicto. Sé que ando rayada. Me ‘cuesta concentrarme, repett tercer afio. 186 oo Sivia Gomet ‘Madre: ~Por qué no dects la verdad? Sos una vaga de mierda. Hija mayor: ~{Callate un poco y dejame hablar! ‘Madre: ~Vos sos una mocosa de mierda y estoy cansada de tus des- plantes. (A los gritos, furiosa). Ya me pudrt de ser el trapo de piso. Planté bandera, ya no me importa mds nada. Si no se quieren bantar que no se baften, que no ordenen, que no coman. Padre: ~Carmen y Mariana parece que se sacan chispas. (Arma un largo discurso acerca de la felicidad familiar, a los gritos). Silvia: -Me gustaria que se presenten. Todavia no sé bien quién es quién. Vemos aqu{ varias modalidades transferenciales planteadas en simulténeo, En cuanto a la transferencia de apertura, hay un des- plazamiento del respeto al Dr. F sobre mi. Vienen porque suponen que voy a poder discernir quién necesita tratamiento y quién no, y también en qué orden porque “plata para limpiar todos los culos no hay’: Al mismo tiempo, me ubican como un familiar, un conocido, uno mas de ellos. No se presentan, me llaman por mi nombre, me besan y abrazan como si me conocieran e irrumpen en el consulto: rio. Transferencia de las predominancias del funcionamiento fami- liar donde lo que se repite es un modelo que produce el borramiento de la alteridad al insistir en un espacio endogdmico de indiscrimi- nacién, que a lo largo de la entrevista también quedaré puesto en evidencia por los nombres propios, més cerca de una variacién sobre el mismo tema que a una nominacién de sujetos diferentes: Mario, Mariana, Marfa, Maia. Insultos, alusiones a zonas intimas, violencia, En los primeros cinco minutos. Frente a esta escena, les pido que se presenten porque no sé quién es quién, apuntando a un primer intento de discriminaci6n de esta madeja a partir del armado de una modalidad diferente. Transferencias laterales En las transferencias laterales, en cambio, cada uno transfiere sobre el/los otros tematicas atinentes a su propio mundo fantasma- tico y a su historia. Se pueden transferir sobre un hijo las vivencias como hijo respecto a los propios padres 0 el lazo con un hermano. En. las parejas se suelen transferir modelos familiares del pasado, con los ee . se amis, parejas, analisuas - se consiguientes inconvenientes que eso acarrea, al estilo de “Mi familia, tu familia’, Alo largo de mi trabajo he notado que en los dispositivos, multipersonales las transferencias laterales adquieren predominan- cia sobre las que toman por objeto al analista, situacién que marca una diferencia sustancial con el dispositivo bipersonal. Ahora bien, que el enlace transferencial paciente-analista se produzca menos no significa su eliminaci6n llana, pero sina atenuacién de sus efectos. Sergio y Tomds piden una entrevista. Llegan con un bebé en un cochecito. Sergio: -Desde que nacié Benicio estamos a las patadas. No nos demos poner de acuerdo con la crianza, : pecrymds: Yo no puedo mds. No dormir y encima de todo las crticas de él: Al final resultaste como mi mamd, autoritario y rigido’ Sergio: ~;Pero es verdad! Yo no voy a permitir que a mi hijo lo crfen ast. , Tomds: =g¥ por qué mejor no hablamos de cémo sos como padre Porque él es igual a mi hermano mayor, siempre criticando pero desde

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