Castillo, J. (2014). La Iaicidad del evangelio. Bilbao, Espaiia:
Editorial Desclée de Brouwer, S.A.
UgIbI}a4 e} ous ‘so1g any ou oJattILd 07LA LAICIDAD DEL EVANGELIO
asombrosas entre ciertos detalles del sacrificio griego y las usan-
zas de los pueblos cazadores y pastoriles, sobre todo en Siberia?
Cabe destacar, por ejemplo, los “entierros de osos “de la época
de Neanderral?. Las “fiestas de osos” de los finlandeses y los ai-
nus revelan que estos pueblos y algunos de América, concedian
una notable importancia al oso‘. Como también se suele recor-
dar el entertamiento de crancos de mamut dispuestos alrededor
de un centro en cl que habia una estatuilla femenina cubierta
por un montén de huesos y colmillos elaborados y trabajados’.
Los cazadores de renos de Sudin, cubrian sus figuras de arcilla
con la piel de los leones y leopardos que habjan matado. Por otra
parte, hay constancia de que los agricultores del sur de Abisinia
hicieron otro tanto con la piel de un becerro que habian sacrifi-
cad. Los ejemplos, en este sentido, abundan en zonas muy dis~
tintas del planetas.
2Qué conexién se ha podido descubrir entre el hecho de Ia
violencia mortal de los cazadores y los rituales religiosos que
después del sacrificio realizaban con toda exactitud? Para en-
2, Para tode este asunto ef. dos estuios fandamentales de Meuu “G
chische Opferbriuehe. Phyllobolia". Festschirift Peter Von der Mithli
Basilea 1946, 185-188; “An Keel Schefold, Gestalt und Geschichte”
Festschrift K. Schefold, Berna 1967, 159-161
3. Ba, BACHLER, Das alpine Paldolitikum der Schweite (1940), Menli
1948, 237-239. Se ba discutido este hallazgo, pero se han encontrado
datos equivalences en Silesia y Siberia, Cf, WaLTER BunkeRT, Homo ne.
cans, 36-37.
4. IVAx PAULSON, “Die rtuelle Fehebung des Barenschadels bei arktischen
ul subarktischen Volkern"s Tenavias, a. 1 (1965) 150-173.
5. Henman Mouen-Karet, Handbuch der Vorgeschichte I. Alsteinzeit
Miinchen 1966, 225, Cf. Waurit BURKERY, 0. c., 37-38.
6, AnoLr FRiEDRicit, “Die Forschung iber das fitzcitiche Jigectum”: Pai-
dlexoma,n? 2 (1941) 23-24. CL. aR PAULSON: Temenos, i? 1 (1965) 160-
161
10 PRIMERG NO FUE DIOS, SINO LA RELIGION
contrar una respuesta a esta pregunta hay que indagar en la mi-
tologia més primitiva que conocemos, y lo que los mitos més
antiguos nos enseiian es que el lazo de unidn entre “sacrificio”
tana desgracia, li muerte de un animal, un desasire, y “religign”™
es la “culpa”. Es la secuencia que quedé exactamente formulada
Por Tito Livio: adversae res admonuerunt religionum, el desas.
tre hizo recordar la religién’. Siempre encontramos la misma cn.
nexidn: la “desgracia” lleva necesariamente al “ritual teligioso”
Entre lo uno y lo otro media siempre el sentimiento de “culpa”
En resumen: se puede establecer Ia existencia de un programa
dinamico, relacionado con la causalidad del mal, que esti pre-
sente en civilizaciones y épocas diferentes, desde las llamadas
“primitivas” hasta las de alta cultura, Apela a poderes invisibles
a través de lo que se ha llamado “diagnéstico trascendente”, y
tiende a establecer y reiterar un ritual religioso con el objeto de
restaurar la situacién previa de normalidad. Este proceso resulea
ser uno de los factores principales en la imposicidn de la practi-
ca religiosa‘,
Disponemos, pues, de una abundante y segura documenta-
cidn sobre la primacia de rituales religiosos que son, en sus in
cios y durante miles de afios, previos a cualquier vestigio de fe en
Dios. Los ejemplos en este sentido son abundantes, cosa que
sido suficientemente demostrada. Lo cual esta mas que probado
por los rituales, vineulados a la matanza de animales, y consi.
suienfemente a Ja alimentacién humana, en rasttos que dejaron
de tales practicas los hombres cazadores que existieron miles le
afios antes de que apareciera la llamada *civilizacién”, qui, co-
mo es sabido, tuvo su punto de partida y sus primeros desarro-
7, Tito Livia 5, 51, 8. CE, Waren BuRKERT, La creacién de lo sagrado, La
Intella de la biologia en las religiones antiguas, Barcelona 2009, 199
200.
8, WALTER Burkes, La ereacién de lo sagrado, 223,
23DEL EVANGELIO
les de afios mds tarde. En torno a unos 10.000 afios antes
Hos
de Cristo’.
De acuerdo, pues, con lo que acabo de explicar, resulta cohe
rente la formula que supo acuiiar G. Van der Leeuw, recogica mas
tarde por M. P. Nilsson y puesta al dia por Walter Burkert, segiin
ia cual “Dios es un producto tardio en la historia de la religign™®.
Antes que la fe en Dios, incluso antes que la creencia en los dioses,
existieron los ritos religiosos, asociados a los sacrificios, a desgra-
cias colectivas, a desastres y sus consiguientes sufrimientos. Ritos
asiduamente practicados por los cazadores itinerantes, que, con
frecuencia se dirigian a la presa invocdndola como “padre”, ya
fuera un elefante, en el caso de los pigmeos, o un hipopétamo,
entre los cazadores de Abisinia". En todos estos casos, la victima
sacrificada, que se iba a convertir en alimento para la vida, era
venerada mediante un ceremonial en el que el grupo participaba,
mas que con respeto, con sentimientos de devocién, en cierto mo-
do sagrada. Las invocaciones que los fieles cazadores le dirigian al
animal sacrificado, asi lo indican: “Querido padre hipopétamo,
querido padrecito, deja que tus hijos te coman”, Ast, “de la ne-
cesidad se hacia virtud”. O dicho més propiamente, la necesidad
h entarse se vela y se vivia como necesidad satisfe-
cha mediante el ritual religioso en el que se erigia el acto de matar,
comer y entetrar a la victima. El Homo sapiens se veia abocado a
wana de ali
9, Se debe retrasar la datacién que ofrece MARIA DaKakt, Las tres nega
ciones de Yahué, Religion y pol
6-8. Cf, SONIA COLE, The neolitie revolution (1963). Citado por WAL
‘TER BURKENC, 0. ¢, 81, nota 156.
10. O. ¢., 125. Cf. GERARDUS VAN Dek Lezuw, Ph jologie der Rett
gion, ed. 1933, 87; M. P. NILSSON, Geschichte der Griechischen R.
ich 1955, 36-67,
2 (1941) p. 25.
24
VATA
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WAU
ser y se constitu
mo Homo sepeliens. De al
‘ans, para terminar aci
ny fa fusién, tan repetida, del
ncia de las
Pero, jatencién!, esta temética entrafia un problema de fondo
que debe retener nuestra atencién, como explico en el apartado
siguiente.