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MIRAR AL NINO La Escala de Desarrollo (Instituto Pikler (Loczy) Judit Falk Ediciones ARIANA ODL lundacion por los Derechos de la Infancia Raa MCE Cm ae rad NR 9697 a MIRAR AL NINO La Escala de Desarrollo del Instituto Pikler (Loczy) Judit Falk Prologo Myrtha Chokler Versién en castellano Myrtha Chokler y Rut Miielshon Ediciones ARIANA FUND.ARI Fundaci6n por los Derechos de fa Infancia CObrero Roverio Niez 4384. Buenos Aires. Areentina Asociacion Internacional Pikler(Loczy) 2ter rue de la Cerisoie. Stes. Francia 0036994 Prélogo Hacia fines de enero de 1985 en el Congreso de la Société Intér- nationale de Thérapie Psychomotrice en Paris tuve la oportunidad de asistir a una presentacién de la Dra. Agns Szanto ilustrada con films del Instituto Léczy de Budapest. El numeroso piiblico que Henaba la sala me impedfa acercarme a la disertante y escuchar mejor sus pala bras, pero de inmediato me sentf captada por la visién de esos nifios muy pequefios, la mayorfa ni siquiera caminaban, activos. interesados ¥y compenetrados en sus juegos, con una soltura, plasticidad de movi- imientos y ajuste en sus gestos muy poco frecuentes. Nitfos que por otra parte habfan sufrido penurias, carencias y abandono antes de ser aco- ¢gidos en Léczy. Sin embargo, su vitalidad, investimiento del mundo, actitud inteligente, reflexiva y al mismo tiempo apecible y la. célida afectivided en sus relaciones sociales sefialaban un proceso distinto, al- g0 especial, desconocido hasta entonees en los nifios de casas cunas, orfanaios, hogares infantiles, cuyas diferentes secuelas de hospitalis ‘mo, trastornos del desarrollo emocional y cognitivo, encontramos ge- neralmente los profesionales de la protoinfancia y que hasta se han Ile- ado a teorizar inclusive como inevitables. Loczy evidenciaba una posibitidad nueva, impensada, un terre- no inédito para explorare investiga Uno de los elementos que mas sorprenden siempre a los visitan- tes del Instituto llamado actualmente Emmi Pikler, es el transitar por ‘una easa con medio centenar de nifios pequerios sin ruidos estridentes, ni gritos, ni corridas ansiosas, con voces calmas tanto por parte de los adultos como de los chicos, pequerias risas, juegos alegres, sin agresi nes. Un clima casi silencioso, distinto al que se observa frecuentemen- teen las instituciones infantiles. Maravilla la suavidad y disponibilidad de las j6venes nurses hablando con los bebés de pocos dias como ver- daderds interlocutores. Como sostienen Genevieve Appell y Miriam David, en la vida cotidiana en Léczy se construye un “maternaje insslito” donde cada pequefio detalle que hace a la persona del nifio ¢s absolutamente estu- diado y respetado. La Dra. Falk por su parte siguiendo a la Dra. Pikler afirma: “no se puede prometer més de lo que se puede dar, pero lo que se da debe ser estable y seguro” A partir de septiembre de 1985, cuando se realizaron los prime- ros cursos de la Dra. Agnés Szanto en la Argentina, se fue iniciando un ‘camino de difusién de ideas, de reflexidn y cuestionamiento acerea de las pautas de desarrollo, ‘én hasta aqu{ conocidas res- pecto principalmente del nifio pequefio. En 1993 la Delegacién de FUNDARI de San Rafael, Mendoza, organiz6 el Simposium ACERCA DE LA NINEZ. Una de las invita- das especiales fue la Dra. Judit Falk, médica pediatra, colega y colabo- radora cercana durante largos afios de Emmi Pikler. La impronta que los aportes de la Dra. Pikler, sus colaboradores, y sus discfpulos -entre quieres nos reconocemos, a pesar de no haber- la conocido personalmente - van dejancio en la Argentina, se expresa- ron en innumerables presentaciones en congresos, jomadas y cursos, en las publicaciones de la revista La Hamaca y otros, dando origen ademas, a la consecuente préctica profesional de cientos de educado- res y profesionales de la salud, que ratifican la validez. de su orienta~ cidn, no solo para los nifios sanos que se desarrollan felices en el seno de sus familias, sino para aquellos que suften patologfas diferentes y situaciones rfticas. EI interés que se fue revelando en la Argentina por las ideas de Pikler, motivé que, en 1995, UNICEF convocatra a algunos especialis- tas para la elaboracidn de un informe acerca de las posibilidades de im- plementar programas para el desarrollo infantil desde esta concepcidn. Hay una formidable coherencia entre el pensamiento de Ia Dra. Emmi Pikler y sus colaboradores, entre ellos la Dra. Judit Falk, las ideas de Henri Wallon, el esquema conceptual de Enrique Pichon Ri- vitre y los aportes de la nueva pediatria, psicologfa y psiquiatria infan- til, Esta nace fundamentalmente de una concepcién del hombre como cemergente de las condiciones sociales concretas de existencia, concep cién que reconoce un método cientifico y dialéctico de pensamiento, coincidentes ideas acerca de la salud, ta enfermedad, el desarrollo y el aprendizaje y un también coincidente compromiso en un proyecto pa- rael hombre y la sociedad. La Dra. Judit Falk es autora de mis de 50 trabajos pul Hungria, Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Espa, Italia, Argentina. Ha patticipado y lo hace atin activamente, en reuniones aca démicas del mas alto nivel, con aportes cientificos y reflexiones origi rnales que juntamente con los descubrimientos y las investigaciones de 6 a Dra. Pikler y el equipo del Instituto, revolucionaron enfoques y préic- ticas edueativas y terapéuticas. La Dra. Pikler y su estrecha colaboradora, la Dra. Falk, han pro~ puesto y mantenido 4 lo largo de cincuenta afios un sistema dindmico y.complejo de crianza y educacién apoyado en una mirada de recono- ‘imiento de las competencias y las necesidades del bebé en cada mo- mento de su vida y en la preocupacién permanente de garantizarle las condiciones de salud y bienestar fisico y psfquico, Los dos pilares fundamentales, la seguridad afectiva y la motri- cidad libre, son funciones indelegables del adulto en sa relacién asimé- trica y continente con ¢! nifio pequefio. La seguridad afectiva, aportada por la calidad del vineulo de apego, es configurada en las interacciones repetidas cotidianamente. Desde allf sostiene el reaseguramiento profundo del precario psiquis- mo originario del bebé, que le permite tolerar las vivencias caéticas de desamparo y desorganizacién que sufte ante el registro de las necesi- dades biol6gicas y afectivas que no puede satisfacer por si mismo. Por otra parte es la relaci6n afectiva la que construye el didlogo t6nico- emocional, e6digo corporal de la comunicacién no verbal que esté en la rafz y es condicién del lenguaje. El adulto, con su continencia afec- iva, permite ademis la progresiva estructuracién de protorrepresenta- clones y representaciones mentales, inttoduciendo al bebé en los aprendizajes sociales y en la cultura Por su lado, la motricidad libre del bebé emerge del desarrollo postural auténomo, fundamental descubrimiento de Pikler, que en la sucesién de sus fases le permite construir la disponibilidad corporal, el dominio del cuerpo y Ia armonfa del movimiento como expresién de su ser en el mundo. La selecciGn de trabajos de la Dra. Falk que acompafian la Es- cala de Desarrollo permiten penetrar en la historia de Léczy, en o6mo se fue gestando el Instituto desde los primeros atios después de la Se- gunda Guerra, sus experiencias y sus obstculos. EL miicleo central del libro, la presentaci6n en castellano de la Guta de Desarrollo, con su pormenarizado Registro de Observacién y las Tablas que la acompaffan, son un apoyo indispensable para el con- trol de los indicadores de la maduracién del nifio. Los profesionales médicos, puericultores, educadores, terapeu- tas, agentes de salud, familiares y organizadores de programas de aten- ccidn temprana det desarrollo infantil, cuentan desde ahora con una he- rramienta cuidadosamente elaborada y ratificada en miitiples investi- gaciones Hlevadas a cabo tanto en Léezy como en diversas partes del 7 mundo donde han germinado las ideas de Pikler. Este instrumento se ha constitufdo en una apoyatura idénea para la objetivacién del curso de la maduraci6n de los nifios pequefios y la puesta en marcha de es- trategias tendientes a asegurarla. Por lo tanto es con inmenso placer que ratifico desde Faiciones ARIANA de FUND.ARI y con el auspicio de la Asociacién Intemna- ional Pikler (L6ezy), el compromiso de promover una reflexién y una acci6n permanente por los derechos de la infancia, al editar este primer libro en castellano de fa Dra, Judit Falk, que abriéndose desde un en- foque original permite Mirar al nifo. ¢ instrumentar la préctica coti- diana para el cuidado y seguimiento de st desarrollo. Esta publicacién constituye al mismo tiempo un homenaje a la Dra. Emmi Pikler y un reconocido agradecimiento a sus colaborado- res, a sus continuadores, a la Dra.Agnés Szanto, quien tanto ha coope- rado con esta edici6n y en particular a nuestros maestros, los nifios del Instituto de la calle Léczy de Budapest . Myrtha Hebe Chokler Capitulo I El Instituto Emmi Pikler de la calle Léczy y su historia El instituto Loczy, que desde 1986 lleva el nombre de su funda- dora Emmi Pikler, ha sido establecido en 1946 como uno de los hoga- res infantiles para nifios sin familia, en Budapest, en un chalet situado en un hermoso lugar en medio de un gran jardin, Aunque Emmi Pi- ler sofiaba a menuco con un institut de investigacién modemo, con un edificio situado igualmente en el medio de un gran jardin, construi- do de acuerdo a las necesidades y donde las condiciones de trabajo fue~ ran adecuadas, ella pudo concrétar en esta casa, no modesta para una sola familia de tres personas, pero demasiado modesta para un estable- ‘cimiento pablico, este instituto complejo cuyas concepciones pedags- ‘gicas, la organizacién interna y el funcionamiento son citados cada ver ‘con mayor frecuencia en a literatura como cl “Modelo Léczy” y eu- yas ideas directrices remontan a la época de su fundacién en un pasa- do de hace cincuenta aiios. Emmi Pikler hizo sus estudios de medicina en la Viena de los aflos veinte y fue igualmente en esta ciudad que obtuvo su especializa- cién en pediatrfa en el Hospital Universitario con el Profesor Pirquet. Siempre considers al Profesor Pirquet y al Profesor Salzer, cirujano pediatra del Hospital Mauthner Markhof, como sus primeros maestros. Fue allf que se familiariz6 con la concepeién de la fisiologa y de la prevenci6n que debfan determinar posteriormente todas sits acti- vidades. La investigacién en fisiologia no signifieaba para ella expe- rimentos de laboratorio- aunque realizara experiencias también en ese terreno - sino Ia observacién del funcionamiento del organismo vivo en su medio natural; de la misma manera, no consideraba la prevencién como a utilizacién de métodos profilacticos concretos tendientes a lu- char contra ciertas enfermedades, sino como el conjunto y la armonfa ideal de las condiciones de! modo de vida y del desarrolio sanos ela borados de una manera reflexiva y detallada, Y aunque la nocién de psicosometica no era conocida todavia en esa época, y la definicién de “salud” de Ia Organizacién Mundial de la Salud se hizo esperar toda- via mas de treinta afios, en la manera de pensar y en Ia actividad de 9 Emmi Pikler la salud somética y psiquiea, la nocién de la interaccién del individuo con su medio se’ integran indisociable y naturalmente desde el comienzo. Se instrumenté para toda su vida con el Profesor Pirquet no s6- Jo en todas las formas del polipragmatismo médico. Ademés de la pa- tologia, cl diagndstico y la terapia, estaba impresionada por el interés que el profesor volcaba hacia el modo de vida de los nitios, atrayendo la atencion de sus discipulos y colaboradores. Ademas de la prepara cin de los alimentos para los nifios y 1a cocina infantil de vanguardia, os médicos jévenes y los futuros pediatras debian aprender desde el principio, los cuidados cotidianos y més exactamente la manera de brindar estos cuidados para que sean lo menos desagradables posible para los lactantes y los nifios pequefios. Era ya una regla estricta la prohibicién de dar, inclusive al laetante enfermo, una cucharada de mas de lo que él aceptaba gustosamente, Los nifios enfermos, en funcién de la patologia y de su estado, no eran obligados a pasar sus jornadas en la cama, sino en rincones de juegos especialmente arreglados, inclusive para lox mis chicos, pro- bblema del que no se deja de hablar aun en muchos establecimientos de pediatrfa de nuestros dite La vestimenta de los lactantes diferfa de lo habitual en aquella poca: para que pudieran moverse libremente, por ejemplo, sus piemnas ‘no estaban fajadas, sino gue los paitales eran ajustados como para for- mar un bombachén y los 1 lusive los lactamtes, pasaban varias horas por dia, aun en invierno, al aire libre, en pequeiios balcones 0 en Ventanas transformadas, con soportes, en balcones; los nios estaban bien protegidos contra el rio, pero en lugar de estar envuclios en las ‘mantas o bajo las frazadas se encontraban en bolsas de dormir 0 ano- rak confortables. Ya en la clinica Pirquet, Emmi Pikler tenia ta impresién “que ellos habian resuelto la eooperacién con los nifios pequefios de una ma- nera ejemplar” (acabo de citar del prefacio de su monografia sobre el desarrollo motor). Ademas la “primera recomendacién” del servicio de cirugia de Salzer era todavia mas ejemplificadora: habfa que ejecutar el examen © el tratamiento por més desagradable que fuera. para el lactante o el nifio pequefio sin que Hore, tocandolo con gestas delicados, con de cacién, prestando atencién al hecho de que se tenia entre manos un fio vivo, sensible y receptivo. La ateneién de Emmi Pikler fue atrafda en el servicio de cirugéa de este hospital de suburbio especialmente por las estadisticas sobre 10 los accidentes. Entre los accidentes de los nifios del barrio obrero, donde jugaban y corrian en las calles, trepaban a los arboles y se afe- rraban de los travesafios de los tranvfas, habfa mucho menos fracturas 'y conmociones que en otros sitios. En los barrios mds elegantes de la Ciudad, los accidentes de nifios de familias més acomodadas, criados, ‘en un clima de disciplina y de sobreproteccién, tenfan lugar en el inte- rior de las easas 0 durante los paseos. Emmi Pikler estaba persuadida de que el nifio que puede moverse libremente, sin restricciones es mas prudente y aprende mejor la manera de caer; mientras que el niffo so- breprotegido o forzado a no moverse, a falta de experiencias de sus propia capacidades y de sus limitaciones, esté amenazado més Facil- ‘mente de accidentarse. Siguiendo con interés la libertad motriz relativa de los nifios pe- quefios de los obreros, capaces de caminar y de correr, Pikler compro- 'b6 que respecto de las posibilidades de los lactantes no haba tanta di ferencia entre las diversas capas de la sociedad de los pafses que co- nocfa: Hungrfa, Austria e Italia. Los lactantes estaban en todos lados envueltos en mantillas, colocados en eunas 0 en pequefias camas estre- cchas durante muchos meses, luego se los tomaba en los brazos en una posici6n sentada, més tarde se los hacfa sentar en un rineén de la cama © sobre una sillita alta para que pudieran “familiarizarse con el mun- do”, con su entomo, inmediatamente se los ponta de pie y se les ense- faba a caminar levndolos y conduciéndolos de la mano; generalmen- te estaban atados a lugares fijos hasta que podfan caminar por st mis- mos. Cuanto mucho, la diferencia era que en las familias que crefan tener ideas progresistas, se le hacfan hacer algunos ejercicios a los lac- tantes durante algunos minutos por dia, se les plegaban los brazos, las pieras, se los extendfan, se los levantaba alto se les hac rel pe- daleo, se les hacia aplaudir y se observaha el tiempo durante el cual el nifio era capaz de sostener la cabeza solo, o si podia mantenerse en una posici6n sentada sin apoyo. Emmi Pikler ponfa en duda desde el comienzo, que el lactante, para tomar, mantener o abandonar las diferentes posiciones del cuerpo, para cambiar su postura o desplazarse, o, para aprender a estar de pic y acaminar, tuviera necesidad de la intervenci6n del adulto, de sus ins- irucciones, de sus ejercicios. Es decir, que ese ser considerado pasivo se convertiria en una persona activa bajo el impulso del adulto; ella du- daba ademés que esta intervencién pudiera acelerar ef desarrollo del lactante, y aunque lo acelerara, que esto significara una real ventaja desde el punto de vista de su forma de vida y de su desarrollo. ‘Ademis de sus experiencias profesionales Emmi Pikler se apo- u yaba en las ideas de su marido, un pedagogo progresista, Cuando na- id su primera hija a comienzo de los aos treinta, decidi6 no apresu- rar su desarrollo, respetar su ritmo individual y asegurarle, desde el co- imienzo, todas las posibilidades para sus iniciativas auténomas, para el movimiento libre y el juego independiente. Los padres no colocaron _jamés a su hija en una postura que no hubiera podido tomar o abando- nar por sf misma, nunca le impusieron 0 propusieron ninguna clase de ‘movimientos y se abstuvieron de ejercer una influencia directa sobre su desarrollo motor. Por el coniratio, erearon las condiciones para que sw hija pudiera pasar sus dias con serenidad y equilibrio, que tuviera siempre bastantes posibilidades, espacios y lugares necesarios para los movimientos libres; inclusive un poco mais de las que ella era capaz de aprovechar en ese momento, Se preocuparon que la ropa no le impidie- ra jams proseguir sus actividades, que tuviera a su aleance juguetes «que Ie oftecieran experiencias adecuadas, juguetes que utilizaba de una manera independiente, Atentes a que sinticra siempre los cuidados afectuosos de sus padres, alentuban sus deseos de ensayar todo tipo de actividades, de conocer el mundo y a sf misma Natural mente Emmi Pikler no hubiera decidido nunca realizar este “experimento” sin estar convencida de sus hipstesis. Segiin su opinién, en tales cireunstancias, el nifio, siguiendo su propio ritmo y sus propias tentativas, es capaz de aprender mejor - sentarse, ponerse de pie, caminar, jugar, hablar, reflexionar, etc. - que aquél que esta di- rectamente impulsado por los adultos para alcanzar los diferentes nive- les de desarrollo, que consideran apropiados y actuales Dado que ef desarrollo de su propia hija respondia en todos los aaspectos a sus expectativas, fue con ef mismo espiritu que Emmi Pikler acompafié como pediatra de familia durante mas de diez. aos a mais de cien nfios. Gracias a la asistencia que les aport6 con sus consejos ma- durados en la experiencia y la reflexién y muy detallados, fundamen tados en sus observaciones regulares y permanentes, los padres apren- ieron ante todo a tener confianza en la capacidad de desarrollo de su hijo. Al mismo tiempo pudieron crear y transformar las condici materiales y afectivas para asegurar la actividad cada vez mas va por propia iniciativa, sin intervenir directamente en ta actividad de juego ni en sus movimientos. De acuerdo a las necesidades de! nifio, establectan cuidadosamente un modo de vida tranquilo y equilibrado para él, respetando su ritmo de suefio y de vigil estableciendo un ré- ‘gimen alimenticio completo pero simple, definido ante tado por el ape- tito del nifio. Trataban que el nifio estuviera al aire libre el mayor tiem= [Po posible, tanto en verano como en invierno, No intervenian en sus R movimientos ni en sus juegos, no le enseffaron nada de eso, no le hi- ccieron hacer ejercicios, pero le aseguraron un lugar conveniente inclu- sive en los departamentos més pequefios. Las comidas, el cambiado de paiiales, el batio, el vestido ofrecfan las mejores ocasiones para com- partir regularmente con los padres. Durante todas estas actividades ellos no se presentaban apurados, tomaban en consideraci6n las nece- sidades y las reacciones del niffo, inclusive alentaban su participacién Ientificando las operaciones y gozando juntos. todo Io que compartfan con el bebé. El primer libro de Emmi Pikler, constituido con los documentos de todos estos afios, “Qué sabe hacer vuestro bebé” ha sido publicado en Hungrfa y en el extranjero en diez ediciones. La diltima aparecié en 1985 en Alemania con el tulo més sonoro todavia de: “Bebes apaci- bles ~ Madres satisfechas”, Solamente la madre de un lactante tran- ‘quilo tiene motivos para estar contenta y satisfecha. Y el lactante, a su ver, solo esti tranquilo y apacible si la madre estd sutisfecha. ‘Emmi Pikler podia comprobar que los nifios eran generalmente alegres, curiosos, vivaces y actives, que se desarrollaban armoniosa- mente y que sus vinculos con Jos padres y el entorno era bueno. Los padres también estaban contentos. Aunque el sistema de educacién propuesto por Emmi Pikler exigiera una organizacién més cuidadosa de la vida y del entorno que lo habitual, los padies aceptaron y realiza- ron sus consejos a fin de que su hijo estuviera y se sintiera 61 mismo ‘yerdaderamente cn seguridad, Estaban orgullosos y felices en su rol de padres, convencidos, constaténdolo numerosas veces, que el hijo habia adquirido ricas experiencias durante sus actividades independientes, atin sin su intervencién, No erefan que para poder considerarse bue- nos padres debfan estar siempre cerca del nene obligados a hacer algo con él todo el tiempo, Los nifios, ocupados en sus propias experien- cias y actividades independientes, no exigian la presencia directa, per- ‘manente, Ia patticipacién, la distracci6n o la ayuda continua de sus pa- dres, ya que inclusive sin ellos, no se sentfan impotentes. Los padres a su vez viendo la actividad serena y aut6noma de su hijo.y conscien- te del valor que esto tenia, podtan ocuparse de otros menesteres, sin sentimientos de culpa. Podfan interesarse en sus pasatiempos u ocupa- ciones manteniéndose naturalmente al alcance de la vista y de la voz. del bebé.. No se sentian asf exclavos sujetados de su hijo todo el tiem- po y tampoco lo consideraban como su propio juguete. Eneontraban placer en observar la actividad y el desarrollo del nifio, gozaban de su compaiiia y de sus relaciones con él. Esperaban con alegrfa el tiempo que pasaban juntos, y si el nifio trataba de prolongarlo juguetcando 3 resistiendo a la orden de los padres, no lo consideraban como “matias”, ni como una “maldad”, 0 como falta de conducta, Los “nifios Pikler” de antes crecieron hace ya bastante tiempo y probaron con su vida, su trabajo, a través de la educacién de sus pro- pios hijos y su comportamiento como padres, que la orientacion que sus propios padres habfan recibido era excelente, Cuando en 1946, Emmi Pikler fue encargada de organizar y de dirigir la casa cuna w hogar para nifios de la calle Léczy, se propuso tres objetivos. Estaba entusiasmada por la tarea de probar, aun siendo mucho mas dificil que en el seno de una familia, que era posible crear en el interior de una institucién las condiciones en las cules los lac~ tantes y los nifios pequefios pudieran desarrollarse de una manera fa- vorables tanto desde el punto de vista fisico como psfquico. Estaba segura de que la clave de esta tarea se encontraba en los principios y en los métodos, plasmados durante sus observaciones, en el marco de la educacign en familia Al mismo tiempo se le oftecfan dos nuevas posibilidades: Si Jos nifios criados en el instituto se desarrollaban bien significaba, por ‘una parte, el reconocimiento de la certeza de st abordaje. No se podria sostener mas que los"nifios Pikler” de antes se desarroltaban bien ‘a pesar’ de los prineipios y de los métodos, porque tal vez los padres no los realizarfan consecuentemente-o bien los contrabalancearfan de otra ‘manera. El segundo objetivo era entonces la puesta a prueba de su sis tema de educacién, El tercero era el de poder hacer observaciones longitudinales so- bre el desarrollo de los lactantes y los nifios pequefios sanos, las con- diciones necesarias para este desarrollo y que esto pudiera realizarse fuera de una situacién experimental, o sea dentro de las cireunstancias de la vida cotidiana que serfan bien definidas, descriptibles y controla- bles. Los objetivos y los medios se entrelazaron estrechamente unos, con otros. La finalidad del trabajo prictico, es decir, el desarrollo sa- no de los nifios, era al mismo tiempo la condicién de la investigacién, ‘ya que el proceso y la regularidad del desarrollo fisiol6gico s6lo pue- de seguirse en los casos de nifios sanos que evolucionan de manera sa- tisfactoria. Para que los nifios se desarrollaran convenientemente era nece- sario elaborar en el marco del Instituto, los medios para Ia utilizacion de la metodologia establecida que ya habfa sido probada. Habfa que or- izar las condiciones, habia que ensefiar a los que utilizarfan esa préctica y hacer que los educadores fucran receptivos. “4 Gracias a tas notas de Emmi Pikler y de Marfa Reinitz, su cole- ga de antafio y la nurse principal, pudimos conocer las dificiles condi- ciones en las que comen6 el trabajo en la casa cuna, al principio con espacio para treinta y cinco nifios en total. A propésito de la instala- cidn sefialaban: “En cada pieza hay camas de hospital blanco provisto de almohadas y frazadas duras, tinicamente las bolsas de dormir azul claro son lindas. A la mafiana hace frfo y no hay nada para que los chi- cos _puedan ponerse en los pies, ni pantuflas, ni telas con las cuales tuno pudiera ser capaz de hacer las pantuflas. El agua para cl baiio debe ser calentada cn las cocinas, en el s6- tano, desde donde hay que subirla, No hay una gota de leche”. “Yo trato de apartar por lo menos diez latas de leche que s6lo sean utiliza- das para los chicos” - escribfa Marfa Reinitz.~’No hay vasos gradua- dos para las medidas, a pesar de que yo no ceso de pedirlo. Ei 26 de julio nos mandaron del centro dos cajas de conservas transformadas y marcadas con seis muescas; naturalmente yo tuve que firmar que to- aba posesién de dos vasos graduados. Peto con eso no se puede me- dir con precisién, entonces, habfa que hacerlo a ojo, si no estaba total mente lleno correspondia a 150 gramos. Es dificil exigir un trabajo preciso en estas condiciones”. Pero la mayor preocupacién era causada por las nurses. Escri- bfa Emmi Pikler: “Luchamos contra dificultades enormes por las cosas absolutamente indispensables, y més atin para poder realizar un buen trabajo. Las nurses tenfan una terrible aversién por un tipo de trabajo que ellas no conocfan”, Citamos a Maria Reinitz: “Las nurses estaban Tenas de desconfianza. El trabajo no era demasiado pero no les venia a la cabeza hacer algo con atencién y con cuidado. Ellas no se ocupan de los nifios, sino que los cambian, los hacen comer los més répida- mente posible con el menor movimiento posible, y, si pueden, sc lo encargan a las amas de leche 0 al personal de servicio. Segin ellas la tarea de las nurses est constituida por el “tratamiento” de la ropa, por que habfa que “tratarla”, distribuirla, retomarla, contar todo el tiempo las cantidades de ropa y tomar nota. Asfellas no tienen tiempo para los chicos”. Esto no pudo durar mucho tiempo porque Emmi Pikler y Marfa Reinitz no aceptaron este trabajo que continuaba las malas tradiciones: al tercer mes las echaron a todas. En lugar de nurses calificadas.bus- caron j6venes sin formacién profesional, que no tenfan demasiados es- tudios escolares, pero que se interesaban en la educacién de los nivios. Pikler y Reinitz mismas les ensefiaron los cuidados y no simplemente los cuidados sino también la manera en que los chicos, inclusive los 15 és chiguitos, se sentfan cOmodos durante estos cuidados. Les ense- jiaron a estas j6venes la forma precisa y global de [os cuidados - e6mo hhabja que darles de comer, cambiarles los pafiales, baviarlos y vestitlos = justamente para que no se sintieran obligadamente apuradas durante estas acciones y pudieran ocuparse de los nifios con ternura, tomando en consideracién sus necesidades individuales y reaccionando a sus se- fiales, Les enseitaron los gestos finos y delicados de los cuidados, su- brayando particularmente el hecho de que el nifio - cualquiera fuera su edad - es sensible a todo lo que le sucede, que siente, observa, registra y comprende, 0 cont el tiempo va a comprender, a condicién de que se ie brinde la oportunidad. Les ensefiaron a estas jvenes a observar a los nifios, a tratar de comprender qué expresaban con una postura de su cuerpo, st gesto 0 ‘su voz y a consagrar siempre suficiente tiempo a los cuidados sin estar jams apuradas para poder satisfacer las necesidades de los nitfios se- ‘giin las cxigencias individuales. Les enseftaron ademés que debian ha- blarles durante los cuidados inclusive a los bebés més chiquitos y que ‘a través de sus palabras y sus gestos debfan anticiparles todo lo que les harian, preparindolos a todo lo que les sucederfa. Que tenfan que prestar atencién a la manera en que el nifio reaccionaba a sus palabras yasu gestos, que le dieran la posibilidad de participar en los cuidados, que fueran sensibles a los gestos que expresaban colaboracién 0 pro- testa, Que no impusieran nada a los nifios, sino que se esforzaran pa- ra que el nifio tuviera deseos de hacer aquello que se esperaba de él. Les ensefiaron ademas que una nurse trabajando con un grupo de diez nifios en general conoce bien a los chicos, y que, cooperando ‘con las otras nurses, debe llevar desde el comienzo un registro de ca- da niffo individualmente, tomando nota no s6to del peso, de sus comi- das (qué comié y la cantidad exacta, etc.) sino de todo lo que le pasd y de todo lo que haya observado en él Laatencion de las nurses no se limitaba a las diferentes situacio- nes de los cuidados. Los lactantes de més de ttes 0 cuatro meses s6lo se quedaban en su cama durante el suefio y el descanso. En estado de vigilia los nifios se encontraban en un espacio comin de juego ya sea en la habitacién o al aire libre en un corralito 0 en un espacio encerea- do, rodeados de objetos simples pero variados con los cuales podian jugar de manera independiente sin ta ayuda ni la imervencin de los adultos. Nunca ponfan a los niffios en posturas que no pudieran tomar 6 abandonar por sf mismos, nunca los hicieron sentar ni los han para- do en su cama ni en el lugar de juego ni durante los cuidados y jamais los estimulaban para ejecutar movimientos mas evolucionacios de los 16 que eran capaces, que todavia no podfan cumplir por sf mismos, por sus propias iniciativas, solos, sin ayuda, 1Las nurses segufan atentamente - y anotaban con placer - todos los intentos y las manifestaciones, aun las de menor importancia, del desarrollo del nifio. Observaron y comprendieron cada vez mais que el Jactante o el niho pequefio sano y equilibrado no tenfa necesidad de ser ensefiado cémo debfa caminar 0 jugar sino que por sus propios intentos auténo- mos y asiduos y con la ayuda de sus expericncias ya adquiridas duran- te sus actividades precedentes, era capaz de desarrollarse con alegria y lo més armoniosamente posible. ‘También las nurses comprobaron y comprendieron que el deseo de actividad del nifo depende, en una considerable medida -ademds del modo de vida sano, del horario del dia maduramente pensado, de las condiciones materiales apropiadas, del espacio, los juguetes y Ia vestimenta conveniente, etc.- de la ale- gria, de la intimidad y del sentimiento de seguridad que experimenta durante los cuidados con el adulto bien conocido. Constataron y com prendievon también otro aspecto de la estrecha relaciGn entre estos dos factores inseparables: la actividad auténoma del nifio y la intimidad durante los eaidados corporales, sobre los cuales se funda este lazo personal. Ellas s6lo podian consagrar suficiente tiempo, atencién terés al nifio del que se estaban ocupando, es decir oftecerle alegrfa, in- timidad y seguridad durante el tiempo que pasaban juntos si estaban seguras de que, entre tanto, los otros nifios no esperaban su turmo en la inactividad, lorando 0 Horisqueando abandonados, esperando que se los asista, sino, que, por el contrario, estaban desplegando una aetivi- dad serena, alegre, segtin su propia esfera de interés, se desplazaban, jugaban, familiarizandose con sus propias capacidades y con e entor no, aprendiendo a actuar de manera cada vez més madura, a cambiar su postura y su lugar, a ocuparse de los objetos y a coexistir con sus compaferos. Las nurses aprendieron y comprendieron que, segtin las palabras de Emmi Pikler, “el nifio que llega « algo por sus propio medio adquic- re conocimientos de otra naturaleza que el que recibe la soluci6n total- mente claborada”, y también que la no intervenci6n en la actividad in- dependiente del niio no significa abandonarlo; algunos intereambios dde miradas, una observacién verbal, la ayuda par aquellos que real- mente lo necesitan, la alegria experimentada y compartida con el que cesté contento, todo eso sugiere al nifio que él ¢s tna persona importan- te y apreciada. Los dos principios fundamentales elaborados por Pikler durante 7 a asistencia que ofreci6 a las familias en el terreno de la educacién y que constituyeron la base de todo su sistema adquirieron una importan- cia relevante en condiciones institucionales. Se transformaron en. una suerte de lei-motiy, un conjunto cuyos dos elementos presupone uno al otro reciprocamente, ‘Myriam David y Genevieve Appell en su libro: “Léczy o el ma- temaje insGlito” juzgaban como base de sus observaciones y discusio- nes, que estos dos principios estaban estrechamente ligados a otros dos también fundamentales. Segdn sus opiniones, que hemos aceptado, la actividad del personal de Léczy estd determinado por cuatro principios fundamentales que forman una unidad indisoluble y coherente; cual- quiera de estos principios que sea descuidado repercute sobre los otros tres: 1.- La apreciaci6n de la actividad auténoma de! nifio fundada en ‘sus propias iniciativas. 2.- El valor de las relaciones personales estables del nifio y den- tro de ellas el vinculo con una persona privilegiada y Ia forma y el con- tenido particulares de esta relacin. = Una aspiracién constante de que cada nifo, juzgdndose a sf mismo bueno y competente, conforme a su grado de desarrollo, apren- ‘daa conocer su situaci6n, su entorno personal y material, los aconteci- mientos que le conciemen, el presente y el futuro préximo o lejano. 4 El aliento y el sostén de la salud fisica del niffo, apoyado en parte, por la realizacién de los principios precedentes es también un re- sultado de su aplicacién apropiada. En efecto, el conjunto de estos cuatro principios determina la or- ganizacion de la vida de cada niiio y de los grupos de nifios asf como a atmésfera educacional de todo el Instituto. Pareciera, a partir de todo lo dicho, que en el hogar infantil de la calle Léczy habia comenzado algo totalmente nuevo. Se tenia necesidad de mucho coraje, de una conviccién y de co- nocimientos muy firmes para que, en un momento en que no eran to-

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