You are on page 1of 124
El caso de la misteriosa «epidemia del profesor» oon) El caso de la misteriosa «epidemia del profesor» [pon 172 Freun und cr Rta Lerarcrwand 1908 By Than rag Tense ‘Stuttgart / Wien “ poe ©, Cost: dads 2008 Paseo de San Juan Basco, 62 08017 Barelona ur. custroamigosymedio com Directora. de la coleceén: Reina Duarte Iustractones: Mikal Valverde Traducc6n: Soraya Hera Gémez 'SBN 978-04.206-0805.9 Depésito Lega: 8, 34596-2009 Impreso eo Espa Printed in Spain EQS Rosario, 2 - Barcelona Las diez reglas de oro del buen detective 1.8 regia: Conta en tu intucién, 2." regia: Conserva la calma aunque e! asunto ‘se ponga al rojo vivo ‘9 regla: Una buena estrategia vale su peso 1. regla: Piensa mal y acertarés 5. regla: Jamés te fies de la competencia... 6." regla: Los interrogatorios audaces abren la puerta del éxito 7.* regla: A veces, los caminos mas extrafios ‘conducen a la meta . 8." regla: Para resolver un caso, hay que arriesgarse 9. regla: Tu perro es tu mejor amigo, 10." regla: A veces, es mejor no buscar alos desaparecidos, 1 Confia en tu intuicién [Br uno do esos clas que no auguraba nada bueno, A dospertarme, ya noté ese nud en la boca del eaté- Ingo que, ated sabueso que se precie, le indica que 9 8e puede ir preperando para lo que se le avecina, PPoro of que sabe interpretar las sefales esta prepa- ado, Después de una reftescante ducha, me meti en nls vaqueros desgastados, me puse mi sudadera pre- forida y me dispuse a desayunar, Mis antenas estaban fotivadas, Registraban cualquier movimiento a mi ale rededor, por insignificante que pudiera parecer, con la sonsibilidad de un detector de infrarrojos. El don de ia lobservacion es Ia herramfenta mas importante para un otective de éxito, Ena cocina me estaban esperando los demas ‘miembros de nuestra comunidad doméstica. Mi pace, Ln directive de éxito, estudiaba la seccién econémica (el Periédico, Me saludé con un amable grutido. Mi ‘madre estaba sentada frente a6, toméndose un café ‘Me sonrié contenta. Llevaba un impecable trae azul us habria adquitido, como de costumbre, en una de ‘os88 tiendas caras de marca, y estaba perfectamente ‘maquilada y peinada, Por lo que deduje, mientras po. ‘falen marcha eltostacior con unas cuantas hébles ma- ‘iobras, habria quedado con vete ti a saber qué ami- ‘985, Para hacer vete ta saber qué cosas, de las que Ye no tenia n idea de para qué podrian ser ities, Mis hermanos ya hacia temo que le habian dado la espa. ia. nuestra familia y se habien ido de casa a estudiar {uera. Uricamente volvian curante las vacaclones para crisparme los nervos con su presencia. Por suerte, eso oda a ocurrrhasta dentro de unos cuantos meses Demodo que esta casa, con un padre muy oou- ado, una mace cuya presencia es escasa y unos her. ‘manos cuya presencia es nula, podria haber sido el si- ‘io {deal para levar a cabo una tranquil yfructiterala- bor de detectives, sino fuera porque estaba ela <2Serla la, una vez mas, a razén de mi mal pro- '89g107 No la perderia de vista. Si estaba tramaando al (09; 96 delataria por si sola. No se me iba a escapar ri ‘una mirada, ni un movimiento sospechoso, ni una pa- lara por muy insignificante que paveciera. Ella habia frnbutido su deigada figura en un vestido demasiado ‘sttocho, y habia restaurado, mas 0 menos, su inuiti- ble cara con mucho maquilaje, con laintencién de me- Jovarla para atraer a sus redes a ignorantes individuos tol géner masculine que no conocian su verdadero ‘oaricter. No aparté mivista de ean un solo segundo, cluso cuando sus turbios ojos azules me mitaron con \Jesfachatez, yo la segut observando con falda. Ella ho fie capaz de arrebatarme ni siquiera un pestafeo, —IMama iYa esté Charly otra vez miréncome como un besugo! Mi padre levant6 la vista del periédico, —Chicos, dejad de discutiz Y también mi madre mostré su habitual reac- i6n, —iNeole! Por favor, epodrias acostumbrarte a ‘0 utilzar esas expresiones tan ordinarias? —Pero, mama, si 8s que me est mirando co ‘mo un besugo, ide verdad! —iMentiral me defend en pro de la verdad, Séio la estaba obsorvando. Como entrenamiento, por asi decir. Mi madre suspir6, AY, carifito! ZOtra vez estés jugando a de- ‘ectives? Si sabes perfectamente quea papay amino os gusta nada Mi pact gruf tras su periodico, de forma atir- mativa, —Carifito, 2p0r qué no te apuntas a un club de {itbo!? Estoy segura de que ali conocerias anos de tu edad muy agradables. ‘Ya puedo proponerme las veces que quiera no flterarme cuando mi madre me trata como si yo aca- ‘bara de superar a etapa de los patales. Ella consigue lunay otra vez sacarme de mis casas. —iMamai Yo no juego a detectives! ;SOY un \otective! Al fin y al cabo, ya he resuelto un par de ‘e408. Y no me llames siempre «cariito>. (Me llamo Chari Si, si, caro, ya lo 88. Aun asi deberias cui- arte més. ¥ ya que tienes que entrenar, al menos no ohhagas con tu hermana, Pero es que ella os a més adecuada, Esperaba que a mi hermana le diera una de sus Uipicas explosiones de ira debido a mi inteligente y Chistoso comentario, Pero me equivoqué. A cambio, lransformé su cara en una diabéliea sonrisa y dijo: —Tal vez sea yo la que dentro de poco se en- ltene contigo, hermanito. Por mucho que me esforeé, pormucho que em- ble todos los métodos de interrogacién que habia aprendido durante el ejercicio de mi labor de detecti- ve, no pude sonsacarle @ Nicole lo que habia querido " Gecir con eso. Finalmente, fue mi madre con su famo- 80 «iCarif, ya esta bients la que me hizo calla ‘Asi fue cémo, todavia profundamente ensimis- ‘mado, legué a patio del colegio. Aliestaban mis com. Pafieros de armas: los componentes de la ya conoch. ‘aor la prensa Agencia de Detactives Charly & Com any Meestaben esperando.;He mencionado ya que Con nuestro timo caso salimos en el periddico? Ten culdedo, no te tropieces me salud Eston, —2Por que? —Porque te vas pisando el morro. gEstés enta dado 0 qué? Estefl 6s la Unica chica de Chasly & Company. Es nuestra experta en informatica. Siempre 6s bueno {ener aalguion as, por elemplo cuando hay que con. ‘Segui datos para resolver un caso de espionaj. Por tna especialsta de este calibre, soy capaz de asumir [ncluso que sea una bocazas. No pasani un solo dia en U2 no trate de tomarme el pelo, Y la verdad es que a veces lo consigue, —Enfaciado es poco, Mi hermana me ha saca- 12 t1o demis casiias, como siempre. :Por qué no seré hi- Jo tinieo? —£Te ha tocado limpiar otra vez la casa? —q aber Rebanito—, Tu hermana es una maniética de In impieza. Rabanito es el hermano melizo de Estefl. En Toalidad, se lama Oscar Rademacher. Pero como es mis pequefo que su hermana, bueno, es muy ball, o lamamos Rabanito. Rabarito es muy cauteloso, Huole el peligro a kllémetros. Por eso también él es ‘muy util para una agencia de detectives. Al fn y al ca- bo, hay que tener a alguien que te alerte cuando te ex- ones @ un peligro demasiado grande. En secreto yo le llamo sia antenas —Esta vez no se trataba de limpiar. Pero me basta con sus estupidos comentarios. zSabiais que ‘sa Gabra loca se ha matriculado en una asignatura de Pedagogia? Imagindosio,jalgin dia desea ser maes- tral —iEh, tios, eh! exclamé Fede— ;Pues lo siento por los nifios! Fede es el cuarto miambro de Charly & Com- 13 "to perro—, Fede se converte en una tera 12 Cuestién es que me alogro de tener ambos tabalendo conmigo. Alfny al cabo, una agenoia do Gctectves sn perro 9s como uncochecon tres nisdae Claro que nuestro pero no tiene precisamante et ac, ecto que uno espera de un Se parece més bien a una. Es pequeria, le falta medi dientes. Silbs como una erro-detective. Preciosa escobilla de WC que ladra, ia orejay, también, algunos vieja catetera a través de su 4 ‘Willada dentadura, Pero precisamente ése es un ca- Mllaio perfecto, Una vez que haya finalizado su for- fHici0n, seré un miembro muy importante de Charly & Hompany. Aunque me temo que hasta entonces que- 119 un largo camino por tecorrer Por eso, cuando Fede ue looncontr6, lo acogimos temporaimente como me- to miombro y 0 instalamos en el jardin de mi ta Hide. En definiiva, todos. mis colaboradores son #portos en su campo. Juntos formamos un equipo £QUE es lo que ha dicho tu hermana tan terti- le? —quiso saber Estef, —En realidad nada en especial. Sélo hizo un ‘pomontario tonto y me sonvié de forma muy extrafa, —iEh, tio, eh! gEs0 es todo? —Si, pero tengo un presentimiento extrafioy ya ‘sabes que mis presentimientos no flan, Si, claro—respondié Estefi—, se mehabia ol- viclado que eres e! Gran Detective 1Ya empezaba, de buena mafianal —Estefi, sno podrias tomarme en serio aunque fuora una sola vez? —Delad de ciscut—se metié Rabanito por el medio—. No habré sido para tanto. Mientras no nos haga limpiar la casa, Rabanito tenia razén. Posibiemente sélo habian sido imaginaciones mias, porque Nicole siempre se Ppasatsa mucho conmigo. En cuanto Charly & Company ‘se reunla en mi casa, ella encontraba una excusa para ‘afitmar que habiamos ensuciado algo. Y entonces nos ‘cargaba con aspirador y trapo en mano por todas las hhabitaciones hasta que todo estuviera como fos cho. 1108 del oro, —ENos did hoy el «Gran Siggi» adénde vamos {IF de excursién? —pregunté Rabanito interrumpien- do mis pensamientos, El Gran Siggiv es nuestro tutor. Su nombre esta més que justficado, porque os tan ancto come larg. Tal vez viajomos a Italia —djo Fede. jEs0 estaria gonial Estefi movio la cabeza negativamente, —No lo creo. Es demasiado caro, A finalizar las clases de ese dia, nuestro tutor Por fin nos informs, —He encontrado un alojamiento muy cerca. ES lun albergue muy especial Intercambié una mirada significativa con Estefl, ‘mientras el sonido de la decepeién se extendia por la clase, Ya sé que vosotros hubierais preferido ir a Halia —continud e! «Gran Siggi—, pero por desgracia ‘es demasiado caro. A cambio, y ahora atentos, este: bborque se encuentra a orilas del Rin, jon una fortaleza do verdad! Que fuerte! —exclamé alguien—. En una fortaleza de verdad? —Si, jen una fortaleza de verdad! —atirmé el ‘Gran Sigal» encantado—. Aunque no viviremos exac- lamente dentro de ella. All Slo estén el comedor y las Vivlendas para los empleados. Nosotros nos alojaro- mos en unos pequerios bungalows que hay justo de- lante. En cada bungalow dormirén seis alumnos y un ‘acompafiante. ‘Saqué répidamente la cuenta: como éramos trointay seis alunos, necesitébamos seis bungalows. —Al principio pensamos que no iba a poder sor 7 —N08 conté al «Gran Siggie—, Como necesitébamos Seis bungalows y dnicamente podian ir cos protesores como acompafiantes, no disponiamos del personal ‘necesario pare la vigitancia. Pero hemos cursado una Solicitud y ahora pueden acompafamos dos profeso- res mas, —iEntonces nos siguen faltando dos! —excla- M6 un itil, ~Si, si, yalo 56. Pero dojadme que acabe de hablar! ¥ es que hemos convert el defecto en una virud... De repents me miré a mi, y eso que yo ni si- uieta me habia movido, Mi oltatoinalibie me djo en- Seguida que aquello no podia signticar nada bueno, Asi que pensamos que podriamos daries la Portunidad @ algunos alumnos mayores de la rama ( Pedagosia, para que vayan cogiendo experiencia, os de ellos visiarén con nosotros como acompa- Sent’ cémo un gélido escalotrio subia por mis Peas al tiempo que mi cabeza ardia como as ascuas ‘de una barbacoa. Charly, tealegrara saber que tuhermana ma- yor Nicole es una de ellos, Mientras seguia luchando contra el dasmayo, of muy de lejos el sonido del timbre que anunciaba el re- —iEh, tfos, eh! —refuntuné Fede cuando llega- ‘mos al patio del colegio—. Hasta ahora el «Gran Sigg ime caia bastante bien, pero eso de echarnos a Nicole al cuello.. La verdad, jes lo peor que podia hacernos! Me siento como antiguamente la gente en Roma —dljo Rabanito—. A ésos también los echaban alos leones. Este aint, —Pero en el caso de Nicole, seguro que antes ‘de echarles como pasto alos leones les hari limpiar ol anfiteatro, Yo atin no haba recobrado el habla, Una y otra vez vela ante mia Nicole miréndome con esa sonrisa ‘maquiavélica durante el desayuno, Oe modo que.a eso ‘era a lo que se referia cuando dijo que entrenaria con- ‘igo. (Estaba tan furioso que hublera podido mandar al «Gran Sigg» ala lunal Una vez més, mi iatuicién no ‘me habia fallado. Aunque esta vez hubiera deseado equivocarme, —2QuE hactis aqui parados como pasmaro~ tes? —escuché decir a una vor tras de mr, Era Simén. jJusto el que me fataba! Es el jefe 98 una banda de chiflados de mi clase. Los llaméta- ‘mos «Hombres Saurios» porque juegan con mufiecos: 9 pléstico repletos de misculos que cabalgan sobre Ginosaurios, incluidas sillas de montar y armas léser Setraen esos absurdos mufiequitos al colegio yjuegan Con ellos en los recreos. Es dacir, los van desplazando ante sigritando «Zischl»y «Bang! y«iUaaah, me han dadol». Ya digo, riiculo, AY qué haces tt aqui? —pregunts,plantén- jocara—, jLirgate a acaricaratus dosauriost ‘Simon s2 puso en ares. —Nada de eso, se acabaron los dinosauros. cambio os acaba de sar competencial ih, to, ht 2Y €80 qué quiero decir? —Signitca que nosotros también hemos crea- Jo una agencia de detectives. Si vosotros pods, no- 03 maa, je incluso mucho mejor Ove vosotes, surios de pactila, quoris Solver cas0s? Simén buté despectvo —La banda delos Hombres Sauros ya no exis- | Arora nos llamamos los «Bad Boys! Adams, s6- Ja componemos.lavir Overy yo. Eemés que suf nt para dros un repaso, — Bad Boys! —exclamé Estet—. ;Pues si que habéisestrujado el cerebro buscando un nombre! 86 por qué, pero 08 pega, Quien re itimo, re melort Ya vrtis como rode poco nosotros también salrermos en ol pe- bdoo. Quiz cuando velvamos de la excursion —bu- at £6 Simén, dandose media vustta y alejéndose con pax so firme, —éQuE ha querido decir con e50? —quiso sa- ber Rabanito—. :¥ e6mo sabe lo del articulo del pe- riédico? —Posiblemente por mi —confesé—. Debi de Contarlo alguna que otra vez, después de que resol- vigramos aquel caso. —Qué gracioso... jalguna que otra vez, dice! —repuso Estefi—. Te pasaste semanas sin hablar de otra cosa, ‘No estaba dspuesto a discutir por semejantes equefieces sin importancia. —Y qué mas da —die intentando desviar fa conversacion—. La cuestién es que esos idiotas in- ‘tontan hacernos la competencia —Quién sabe, tal vez pretendan desenmasca- ‘ar durante la excursion al fantasma de la fortaleza —sugiié Estef Era evidente que mi colaboradora no se toma- a el problema en serio, En cuanto a mi, aquel comen= tario de Simén me habia dado mala espina. Y como ya 22 ‘he mencionado antes, mi sexto sentido casi nunca me fla. —Aun asi deberiamos mantener los ojos abier- 3s. La competencia ne descansa nuncal Aunque por fa parte, la competencia también aviva el negocio. hora podremos demastrar lo buenos que somos en — nos ha dicho adonde vamos a vialat, y lemés, los delincuentes no caen del cielo. Ya sabes 0 aif que es resolver un caso de verdad. —Clerto —dlje dndole la razén—. Y precisa- ete por eso, los Bad Boys nunca van a tener éxito. —En ese caso ya no necesitamos preocupar- 10s més por ellos —recalcé Estetl—, y podemos vigjar jilamente al Rn. —jPues no! Yo tarnpoco ereo que ya tengan un 30, pero conoclendo a esa banda de traicioneros, Jpguro que estan tramando alguna cosa. Seguramen- ‘abieren tendernos una trampa porque sienten envi- a ds nuestro éxito. A lo mejor simulan un dalito y lue- jo hacen como silo estuvieran resolviendo. Eh, tio, eh! ;De Simén me creo eso y més! —Cierto—opiné también Rabanito, Todos estamos de acuerdo entonces en que jebemos estar preparados, zo? —irigila reunién, 25 iE, tio, el Nos levaremos a Pracioso! ;Sin perro, no tienen ninguna oportunidad contra nosotros! —LQué vamos ahacercon len i excursién de clase? Ademas, el «Gran Sigal» no nos permit lla- vari. Me acordé de que atin no les habla contado a mis colaboradores una importante noticia, Cuando hablaba de que debiamos estar pre- parados, no me referia a Precioso, pero me temo que de todas formas sitendremos que llevarmoslo, Es que no tenemos a nadie que cuide de él —EPero de eso no se ocupan tus tios? —pre- unt6 Rabanito. Si, pero les llamé hace un rato y mi tia Hilde me ha dicho que en esas mismas fechas seiban de va- ‘caciones. Y mis padres seguro que noo van a cuidar. 2Y los vuestros? Los tres movieron las cabezas negativamente, iE», tios, eh! Pues lo que yo digo, que nos lo llevamos. —2Y c6mo, listilo? se enfadé Este. Fede se encogié de hembros, 26 —No 26, Tal vez el «Gran Sigghsinos lo permi- ‘Seguro que es un amante de los animales. Yo balé a nuestro cuidador de perros de las bes. —Olvidelo. Deberias conocer mejor al «Gran (jg. Lo haremos a escondides. —Posriamos meter'o en una maleta —propuso banito. —0 mejor, lo enviamos por correo —atadié fi con una amplia sonvisa burlona—. Lo sentamos na caja de cartén, hacemos unos cuantos aguie- js para que pueda resprar y le pegamos un sello de Teos. =iEh, tios, hl Zs hebéis vuelto locos 0 qué? Fede se lanzé a por el ignorante Precioso y le pret6 con fuerza contra su pecho como situviera que Aproveohé el revuelo generalizado para con- trarme. Como siempre, funciond. No pasaron més Lo de la maleta no es mala idea —Ies aclaré a mis sorprendidos colaboradores—, pero una bolsa de viaje estaria mejor Si dejamos la cremeliera un po- co abierta, para que Precioso tenga aire suficiente, lo ppodremos camufar en el ren sin ningén problema, —¥ después, .qué? —pregunté la implacable Esteli. No pensards que éste se va a quedar quieto durante todo el viaje, 2n0? Me quedé observando a nuestro perro. Ella te- ‘la razén. Incluso ahora, Precioso slbaba més que una cafetera vieja. Y eso seguro que aumentaria una vez ‘que se viera sentado en a bolsa de viaje. De nuevo me- dité el terma: —En|a estacién no sera problema. Alli hay tan- to ruido que el silbido ni se apreciard. Tenemos que conseguir de alguna manera que uno de nosotros $= ‘quede solo en una de las cabinas. LY c6mo? —pregunté Rabanito. Era increible, {Pero es que tengo que hacer todo el traba- Jo yo solo, o qué? jPor qué no pensdis vosotros tam- bién en algo! IMiré con expresién Interrogative a cada uno de \s colaboradores, pero sélo vicaras desconcertades, que hice lo que un buen jefe siempre hace en estas tuactones: meditar. Pero esta vez fue Rabanito quien, excepcional- te, tuvo la idea decisiva. 2Qué 08 parece si uno de nosotros finge te- F una enfermedad contagiosa? De ese modo, ten- cra que estar solo en una de las cabinas para no con- tagiar alos demas, .no? —jLa idea es geniall —alabé a mi colabora- dor—. Lo mejor seré una gastroenteritis. Yo ya la tuve ‘una vez.cuando me la pegé Nicole. Es verdaderamen- te asqueroso. jEs0 es lo que haremos! Unicamente Estefitenia algo que objetar, como siempre: No funcionaré runcal Si llegas a la estacién ¥y dices algo de una enfermedad contagiosa, «Gran Sigg te enviard de nuevo a casa. {0 crees que vaa jar que un enfermo venga de viaje? —£Tienes una idea mejor? —le repiqué. Eh, tios, oh! g¥ qué pasa sino seo decimos hasta que eltren haya arrancado? Eno podré pararlo, yy Ne reo que una vez hayamos llegado all, nos haga volver. ‘Me sontia rancamente orgulloso de mi equipo. Asi lo haremos! {Alguien tiene algo que ob- jetar? Miré ami alrededor. Estefiatn torefae! morro en ‘sefal de escepticismo, pero ya no dijo nada, 30 —2Y quién se encarga? —quiso saber Raba- De esta misi6n me ocuparé yo —ije ense- ida, ‘Ternia que en una misién tan dificil, mis colabo- res no fueran capaces de mantener la sangre fra. 2 Conserva la calma aunque el asunto se ponga al rojo vivo Jomo atin faltaban dos semanas para la excursi6n ola, pudimos desarrollar nuestro plan con trenqul- Con toda humildad debo decir que las mejores las aporté yo. Lo dnico que consiguieron nues- \competidores con los esttipidos comentarios que mos que soportar durante ese tiempo fue que yO ime motvara més. Cuando la noche anterior a la excursién nos sdimos, nuestro plan de accién ya estaba punto punto determinado. Habiamos hecho incluso un fo. Para més seguridad, yo Io habia anotado to- AAfin yal cabo, s6 cémo aborda un profesional es- po de cosas: __ Domingo thoy) 17.00 hores. Utime reunién de Charly & Company. 20:00 horas. Cena, 21:00 horas. Una hora de tele fara que fa operacién pase lo mésinadvertide posible, tod de- be sercomo siempre, Irseala cama y esperar. (No dormirse) Volvera levantarse y alertara mis padros 8 quo no me encuentro bien. Después, welta ala cama y a domi Lunes Levantarse, Desayunar, Mientras tanto, comentar io ‘malo que estuve durante la noche. Ast ‘Nicole podrd testificar. Encuentro con Fede; entraga de Pre- ‘oso. Estacién, Salida, Convencer al «Gran Siggi» para que me dj vialar solo en un compartimiento. 34 ‘Siempre es bueno tener un plan. Satisfecho, lo ivi aleer y me ful a cenar. ‘Como de costumbre, mi horario se cumplié ala yecoion. A las diez en punto estaba tumbado en ‘eama con la excusa de que tenia que madrugar al siguiente, Recuerdo que al echarme sobre la cama 186 «Sobre todo no te duermas», y me dorm, ‘Arita de la noche me volvi a despertar, No sé F qué. Probablomente fuese mi subconsciente de lpctive el que me alert, consciente de que aun te- ‘que cumplir una misién. Es decir, habia luchado ra ol suefio y habia ganado. Medio dormido me ré fuera de la cama y, tambaleando, fui hacia el io de bafio. Unas cuantas friegas con agua fra.en ray volva a estar listo paralla accién, {Pero qué hacer? Seguro que mis padres yaha- tiempo que estaban durmiendo. ,Cémo alertar a padres durmientes de que uno se encuentra mal? ‘queria plantarme ante su cama, cespertarlos y ern- ‘aquejarme,jAlfiny al cabo yano soy un bebé! De Ho que tendtia que hacer mucho ruido, a poder ser jmoso y muy quejumbroso. Més tarde o mas tern 35 prano ellos se despertaria, iran répidamente al cuarto de bao y se compadacerian de mi. Después, contaria toda la historia durante el desayuno, cuando estuviera también Nicole, y as tendria un testigo para los profe- ‘sores. Bueno, tal vez Nicole también se despertase con ‘mis ruidos y entonces podria ahorrarme el teatro duran- tect desayuno. Aunque esa posibilidad era bastante re ‘ota, porque Nicole duerme como un tronco, {Asi que me puse junto ala puerta del cuarto de bao y tos, carraspeé, resopié y simulé arcades e hi pos. De vez en cuando paraba para escuchar. Pero to- do segula estando en silencio. Incluse abri un poco la puerta del bario esperando que mis padres se desoer- taran. Pero eso tampoco funcioné. El nico que me prestaba atencién era el petro de los vecinos, que la- draba como un loco cada vez que yo empezaba a to- ser como un desesperado. Quizé torné lo que yo esta- bbahhaciendo por los ladridos de uno de sustivales, por- que cuanto mas me esforzaba yo en toser, més ladra- ba él, Finalmente, me arrodillé ante la taza del inodoro e intenté voritar. Después, fue como caer en un agu- Jero negro, Cuando volvi a abrir los ojos, estaba mirando jicia una profunda y oscura cueva en cuyo fondo des- llaba un pequerio lago. En el mismo instante escuché la penetrante voz —iMamé (Charly esté durmisndo con la cabe- metida en el vater! Instanténeamente me desperté; todos mis senti- Volvian a estar al maximo de tensi6n. Sino mehubie- o enganchado en el aro dela tapa del vter, ‘seguro que habia estado de pie cuando mi madre en- {16 al cuarto de batio. Pero asi, me vio en toda mi mi- seria Elia reaceioné como tada madre que pilla a su hijo con la cabeza metida en el inodoro: —iPor Dios, carifio! ,Qué estés haciendo ahi? ee courre algo? —iNo, estoy de cine! —conteste irénicamente porque la tapa me habia golpeado la parte trasera de la cabeza y ain estaba algo aturdido. Porsuerte, estoy entrenado paramanejarme en situaciones dificiles, Sélo unos segundos después ya ‘estaba mi cerebro funcionando a tope. jLa misién! ji! —exclamé casi al mismo tiempo— iMa- ‘ma, me encuentro muy mal! Muy, muy mal! De verdad, ‘mamél (Me encuentro fatal! ‘Y nuevamente ella eaccioné como una madre que acaba de pilar a su hijo con la cabeza metida en la taza dol vater y descubre que él se encuentra mal: —iLo creo, carifo, tienes un aspecto horible! {Tan palido! iY también tienes ojeras! No me extrafiaba en absoluto. Afin yal cabo, 38 Np habia pasado media noche compitiendo con los Uridos de un chucho callejero y la otra mitad dur- ‘con la tapa del vater rodedndome el cuello. ro mi plan habia funcionado! Y eso era lo mas im= Hpfente. Una vez més pensé lo fécil que era adivinar Teacciones de los adultos. Sélo habia que saber lay cabos. Mirmadre y mi hermana estaban convenci- de que tenia una incigestién. Séle que, desgracia- lente, las madres a veces son algo diferentes alos, normals. LY ast es como quieres ir td de excursién? iNi lar del ternal Voy a lamar ahora mismo a tu profe- para decitle que no vas. Espero que atin pueda dar Nn il—y con ésas, sao apresurada del cuarto de ba- fen direccién al telefono. Yo sali tropezando tras ella dejando en el bafio. Inihhermana, que se estaba tronchando de rsa. —iMaméi (Si no es para tanto! {De verdad, ya Ip encuentro mucho mejort Mal hijo seria yo, y aun peor detective, si no era conseguido convencer a mi madre. He de F que tuve que emplear todo mi ingenio de- 39 tectivesco: suplicas, promesas, insultos... Una vez, incluso fing! que estaba llorando, Pero, lo dicho, e! ‘esfuerzo merecié la pena. ‘Alas 9:04 horas, 0 sea, Unicamente unos se- gundos més tarde de lo previsto, legué a la esquina acordada, donde Fede debia entregarme a Precioso. Sin que nadie se diera cuenta, me habia guardado na segunda bolsa de viaje. De ese modonuestro pe- 40 esteria mas cémodo durante el largo trayecto en 1p. Por suerte, Nicole se habia Ido de casa antes —Me tengo que reunir aun conlos demas com- heros —habia dicho déndose importancia, Para mal de males, Fede atin no habia legado. imbién habria tenido problemas nuestro culdador |p parras? Pero antes de que empezara a preocupar- ‘me en serio, levi. Como siempre, levabaa Precioso.en brazos. —zDonde te metes? —exclams desde lejos, Fede llegé sin aliento, no podia casini hablar Eh, tio, oh! —jades finalmente—. Prectoso y yornos hemos tenido que despedir primero y eso ha lo- vvado su tiempo, —eDespedir? ;Por qué? (Si nos lo vamos a le var con nosotros! Si. ya sé, pero atin as tendré que dejario du- rante todo el viaje contigo a solas. Espero que no ten- ga miedo! Me estaba empezando a enfadar. No te preccupes, que no voy a hacerle nada ‘atu queridisimo Precioso. Ademés, si vas a volver a verlo dentro de un par de horas.. Valo 56. Aun asi, proferriaircon 6 Lo que me faltabal ;Después de haberme pa- ‘sacio media noche sin dormir por llevar adelante nues- tro plan! —iNI lo suenies! Je contesté a Fede muy fir- me—. Lo he estado planeando todo a la perfeccién. a2 hermana es testigo de lo malo que he estado esta oe Eh, to, eh! Reldjate, que sblo era una pro tat Le quité a Precioso de los brazos y lo met en ta jade vie. Como no podia ser de otra manera, ern a silbar tan fuerte que se podia oir a diez metros redonda. Cerré la cremaliera hasta la mitad para no se e oyera tanto, Fede se lanzé enseguida sobre la bolsa y volié ria crematiera, Eh, tio, eh! Que asino podré respirar! Claro que puede respirar! Si aparecemos en én eon una bolea que silba, no hace falta que Asi seguimos todavia un rato con el tray atloja, ue finalmente nos pusimos de acuerdo de no a cremallora hasta poco antes de legar ala es ‘A Precioso lo dejamos en la bolsa para que se |acostumbrando, Se habia hecho ya tan tarde que 43 tuvimos que darnos prisa. Yo llevaba la bolsa con recioso en una mano y la bolsa con mis cosas en la otra, Nuestra preocupactén en cuanto alos silbidos de Precioso resulté infundada. Cuanto mas tiempo levé- bamos andando, ms slenciosos se hicieron los silbi- dos, hasta que finalmente enmudecieron. Precioso sé- loasomaba un poco la cabeza, Parecia como sile gus- tara que le pasearan de ese modo. Pero a mi, poco a poco, se me estaba haciendo muy pesado y eso que Precioso es un perro pequerio. Fede opiné que aun asi debia seguir levandolo yo solo, porque de ese modo podria mantener el equilbrio. Aunque sonaba bastan- te légico, no pude evitar la sensacién de que me esta- ba tomando el pelo. ‘A nuestro perro parecia gustarle tanto ir en la bolsa que ni siquiera volvié a silbar cuando, poco an- tes de llegar a la estacién, le metimos suavemente la ‘cabeza en el interior de la bolsa y cerramos la crema- Nera hasta ta mitad, Cuando tlegamos al ancién que nos habia inai- ‘cado el «Gran Siggi,eltren ya estaba listo para partic YY por lo que pude ver, también habianllegado ya todos “4 08 queridos compatieros de clase. El «Gran i» 80 esforzaba por poner orden en el guitigay tenian montado, A su lado estaban nuestros otros mparantes. Ademés del «Gran Sigal» viajaban con otros tres profesores. La primera era la sefiora koh, nuestra profesora de Mosica. Siempre que se ia a alguna excursién, acabébamos cantando a to- horas, Asi que con eso ya contébamos, Justo a su lado, peinandose, estaba nuestro profesor de Mate ‘méticas, el sefior Brinkmann. Nosotros siempre le lla- amos «el quapo de Gerardo», porque durante cada luna de las clases de Mates se mira por lo menos tres, ‘veces en el pequerio espejo que hay colocado encima dl lavabo de las aulas. La ditima en la fila de profeso- rs era la sefora Suite-Stratmann, nuestra profesora de Biologia, Cuando Fede la vio, no volvi6 a apartar su ‘mirada de ella ni un solo instante. Seguro que rezaba para que le tocara a olla la vigilancia de nuestro bun- alow. Fede esta enamorado de ella yésa fue precisa- ‘mente la razén que motivé uno de nuestros primeros, casos, pero prefiero no contarlo ahora, Empecé a buscar a Nicole. Al principio no pude \verlapor ninguna parte, pero justo cuando empezaba a hacerme ilusiones, el «Gran Sigg» se movié hacia un lado y tres sus anchas espaldas aparecié su cara, El Ue timo acompartante era cara de paella», dl curso de Pe- dagogia al que también iba Nicole, Simi extraordinaria ‘memoria no me fall, creo que se lamaba Tomés, pero 61se hacia lamar Tom, para fardar delante de las chicas. Mis colaboradores también habian legado ya. 46 ‘cuanto nos vieron viniaron répidamente hacia no- —iJo, oreia que no Ibais @ aparecer nuncat 108 salud nuestra experta en informatica Deja de quejarte —Ie repliqué—. Alfin yal ca~ ‘eniamos una mision que cumpli. Rabanite s9 acercé un poco hacia nosotros. —2Esta Precioso ahi dentro? Qué raro, no le oi sia. —ZEstais sequros de que le entra bastante al —progunté Estell preocupada. Eh, tios, eht No temas. Se siente como un pez en e! ua, por asi decirlo —tranquilicé répidamente @ je antes de que su preocupacion por Precioso ip delatara—. Bueno, y ahora callaos un momento jp tengo que concentrarme, Después de todo, que~ 108 subir a Precioso al tren sin que nadie lo note, 0? Corré tos ojos y pensé en cémo me habia des- {lado por la mafiana e instanténeamente me habia jesto en situacion. —Charly, gqué pasa? —me asusté el «Gran Siggi> de repente—. ZPor qué vienes eargando dos bolsas de viaje? Nuestra excursion durard sélo una se- mana y no tres meses. —Bueno... es que yo.. {Por qué sera que los profesores siempre con- siguen dejare a uno fuera de juego? —iSeguramente habra lenado uno de los bol- 80s con pafales! —cacareé mi estdpida hermana, —2Pafales? :¥ eso qué significa? Decid no contestar a eso, pero mi hermana no 086. —Venga, Charly, zpor qué no 80 lo cuentas? Enseguida me invadieron mil ideas a la vez. Ponsé en Precioso y en que podria empezar a silbar de nuevo en cualquier momento, y tenia miedo de Que el «Gran Siggi» me enviara a casa si le contaba ‘mi historia antes de tiempo. Sin embargo, si yo no lo hacia, seguro que Nicole lo haria por mi. Asi que ‘eramejor que se lo contara yo mismo. gPero.cémo.em- pezar? —Setior Schidter, Charly le querfa preguntar al- 48 —me ech6 un cable Estef, como si me hubiera le €l pensamionto, —Si,asies —dje al hilo—. Es quenome encuen- ‘bien y queria preguntare si paca viajar solo en uno 0s compartimientos. En cuarentana, por asi decito, ign que! —En cuerentena. Significa separar a alguien de demas para que no les contagie ninguna enferme- infecciosa, Ya 86 lo que significa —dljo el «Gran Sigh voz peligrosamente baja— z¥ qué enfermedad jcontagiosa os ésa? —Una gripe intestinal. —i50 es cierto! —dijo Nicole justo a tiempo, 'de que el «Gran Siggi» explotara—,Cuandolehe Pontrado esta mariana en el cuarto de bafo atin lle- a la tapa del vater alrededor del cualo, —iSilencio! —grits o! «Gran Siggi» a todos los. I est&bamos all. ;Dejad de retos! |Luego se inci hacia mi, —Charly, si de verdad tienes una gripe intesti- ontagiosa, no puedo levarte, 49 {Ahi estabal iYa lo decia yo! ¥ todo por el est pido comentario de Nicole, Pero entonces fue precisaments ella quien me ech6 una mano. Si, si... una gripe! Seftor Schiiter, a éste 10 ‘que Ie pasa es que se habra atiborrado de comer, co- ‘mo siempre. Yo reaccioné inmediatamente, Si, exactamente, asies! Ya, ya... Entonces, Lpor cué debo dejarte ir solo en un compartimiento? {Por qué tienen que ser los profesores siempre tan logicos? —Porque no es tinicamer" el hecho de encon- trarsemal—exclamé derepente tefi— es quetan- bién suelta unas horribiesfltulencias. ElGran Siggirlevant6las dos cejasy sela que- d6 mirando. —Que suelta... 2qué? —Flatulencias, sefior Schiuter. Y nosotros ha biammos pensado que, como eso no es muy agradble para los demés, si él... bueno... usted ya me entiende 50 Laldea de Estefiera genial. A pesar de todo, en ¢ momento hubiera preferido que se me tragara la iQue tonterial —exclamé el «Gran Siggi—. Jara otras cosas tampoco sols tan quisquillosos. Ast Hue venga, .quién quiere viajar con Charly en el com- imionto? Instanténeamente 68 hizo un silencio sepuleral —2Por qué no viaja con usted en su comparti- Into? —djo Estefi subitamente, Una cosa habia que reconocerle a nuestra ex- a en informatica: valente, lo es, y mucho! —2C6mo? En mi compartimiento? No, eso no de ser. Ya estamos... eh... ya No queda sitio. El «Gran Sigg» se me quedé miranco con un Jato brilo en los ojos, —Esta bien, Charly. Buscate tu propio compar- onto. Pero te lo advierto: como hagas cualquier lla, te aseguro que te acordards de ésta, “Le prometo queno haré nada, sefor Schiiter jneguré a mi mosqueado tutor. ‘Agarté mis dos boisas de via ysaltéal tren pa- 51 ra buscarme un compartimiento vacio. Ai pasar por al lado de Estefi le uié un ojo para decire que habia hecho un luen trabajo. Ella me fo agradecié con una ‘amplia sonrisa, Por suerte no vialaban muchos pasajeros en o! tren, por lo que no fue dificil encontrar un compart- rmiento vacio. Me dejé caer en uno de los asientos, co- Joqui la boisa en la que iba Precioso debajo del asien- toy abrila cremallera, Nuestro perro sacé ensequida la. cabeza e inspeccioné el lugar con mucha curiosidad. {Nuestro plan habia funcionado! Y aunque no habia salido todo exactamente como nosotros nos Io habiamos imaginado, loque contaba, en definitive, era ‘el esuitado, Una vez més quedé demostrado que no 52 fan dtl tener éxito, Lo nico que hace falta en si jones adversas es conservar la cama, Claro que el viaje no transcurrié exactamente itfcultades. Por suerte ful cauteloso y no dejé que 080 saliera de su bolsa. Lo mantenia tranqullo a de galletas para perros, que le hablamos traldo la ccasién, y agua, que le proporcioné del aseo. fue mi suerte, Justo cuando me acababa de acomodar con 8 patatas frites y una Coca-Cola, se abrié de pron- Ja puerta y ante mi se planté la sefiora Sulte- tan, Vaya, parece que ya te encuentras mejor, lad, Charly? —aljo en tono escéptico. Yo..., eh..., la Coca-Cola es buena para las jstiones —fe contesté muy luminado. Nuestra profesora de Biologia asinto y, ya se nia a volver a salir, cuando de repente Precioso jenz6 a sibar. En ese mismo instante me juré que Ja primera ocasién que tuviera le encasquetaria a Joso una dentadura postiza, La sefiora Sulte-Stratmann fruneié el cao. 53 —2Charly, qué ha sido ese ruido? 2Y ahora qué? {Se me tenia que oourrir algo! |Cualquier excusa valia!Y entonces se me ocurié! Me puse la mano sobre el vientre, Es por mi mal intestinal. Ya sabe... as fatu lencias! La sefiora Sulte-Stratmann abrié los ojos como platos. —iCharly! Por favor! Pero siyone tengala culpa, seforita. De ver- dad! —Estd bien, esté bien, Bueno, entonces ya me ‘voy —djo apresurada, se dio media vuelta y cerré ri pdamente la puerta tras de si. Satisfecho, me volvi a recostar en el asiento, le una galleta para perros a Precioso y pensé eno bue no que resultaba a veces un malestar intestinal Después de eso me dejaron en paz, sin contar ‘con alguna que otra visita de Fede, que seguia preo: ‘eupado por Precioso. Pero en cuanto comprobabst {que yono estaba maltratando a su querico perro esti réndole de las orejas, ni colgéndole por la ventana, ni 54 ta ninguna otra fechoria con él, Fede se volvia a char enseguida. iFra todo lo contrario! Distruté sinceramente poder estar un rato a solas con Precioso. De forma cuando llegamos a nuestro destino y tuve que eta cerrar la cremallora de la bolsa de viaje, casi lo pena. En ol andén de la estacién me reuni ensaguida mis colaboradores, que ya re esperaban impa- tes. En, tio, eh! zPrecioso sigue bien? gCémo lo pasado? Le habrés dado suficiente de comer, no? Si —dile tranquilizandole—. Se encuentra In. Posiblamente nunca se haya encontrado mejor. tampoco. —Aunasi, continda un rato més con tupapel de mo —opiné Rabanito—. No vaya a ser que el n Siggl» empiace a sospechar. Las preocupaciones de Rabanito parecian estar Indadas. Nuestro tutor no volvié @ mencionar ese nto para nada. Ni siquiera se faba en mi, menos indo pasé a su lado para subir al autobis que iba a 55 llevarnos ala fortaleza. Entonces, con el cet fruncido, me micé primero amiy luego amis bo'sas. Ast vigjamos, ‘alegres y desenfadados, hasta nuestro alojamiento. Era exactamente como Io habla desert e! «Gran Sigg). La fortaleza, que parecia sacada de una pelicula de caballeras medievales, quedaba suspenci- ‘da muy per encima del Rin. A su alrededor, se disper- 56 ban los pequefios bungalows separados por gran- s superticies de césped. Habia incluso un campo de Titbol y una gran chimenea para hacer fuego. Cuando nos bajamos del autobis y ol! «Gran Jogi» anuncié que Iba a formar los grupos para ocu- jar los bungalows, todos estabamos de un humor in- Tejorable, Pero eso no durarfa mucho. 87 3 Una buena estrategia vale ‘su peso en oro “A. ver, zquiénes queréis estar juntos en un bun- low? —pregunté el «Gran Siggi», mientras todos 18 en fila, uno al lado del otro, delante del Estefl, Rabanito, Fede y yo levantamos la mano jdamente —No, no —dijo el «Gran Siggi»—. Las chicas y ‘chicos separados. Oscar, Federico y Charly, por mi quedaros juntos si queréis, Estof hizo una mueca de enfado. Era una ver- era pena que separaran a Charly & Company de manera, pero qué se le ba ahacer. La cuestién es Jp me alegraba de que ol «Gran Siggie nos hubiera mbredo primero a nosotros. El viaje en autobés no Ja sido muy largo, pero yo ignoraba cuanto tiempo jy aquantaria Precioso en silencio y tanquilo. —iTodavia faltan tres para ol primer bungalow! 59 —exclamé el «Gran Siggi—. Quién quiere convivir ‘con estos tres? Miré a mi alrededor y pensé que me daba algo. ‘Simén habia levantado la mano. Los otros dos Bad Boys ‘estaban a su lado con una sonrisa malévola en los labios. —Sefior Schiiter, a Javier, a Olver y a mi nos gustaria convivir con Charly y los demas. (Nos lleva ‘mos estupendamente! El «Gran Siggi fruncié el cen. 2A si? Pues hasta ahora lo habéts disimula- do bastante bien. Pero en fin, siendo asl, compartréis cel bungalow némero uno. Les Bad Boys! ;Pracisamente ellos! Eso no nos tba a faciitar nuestro trabajo de investigacién, Ahora ‘estaba seguro de que estaban tramando algo. Aunque ppensandolo bien, tal vez no fuera tan malo que malvi- vigramos juntos. De ese modo los tendriamos siempre vigllados. Nos disponiamos ya a marcharnos, cuando el «Gran Sigg nos volvié a lamar, —iAlto! Ad fltala persona responsable de vo- sotros. ‘Yo mantuve larespiracién, mientras Fede mit de reojo a la sefora Sulte-Stratmann, —iAn, sil —dijo nuestro traicionero tutor, en- itado—. Si hemos traido a la hermana de Charly... ‘ose caso, que sea ella quien cuide de su hermano y 3p demas. :Podrés hacerlo, Nicole? —Sefior Schlater, puede estar seguro de ello ijo mi hermane, con voz tan quebrada que no me bier extraiado que le hubiera salido una verruga en nariz. Mientras los Bad Boys acogieron la decisién del 7 Siggi» con indiferencia, puce ver en los ojos de is colaboradores la expresién de animales maltrata- 8. En cuanto 61 «Gran Siggiv le hubo explicado \de estaba el bungalow nlimero uno, Nicole agarté bbolso de viaje y vino como una locomotora hacia potros, Chicos, vamos alla! Estoy segura de que es- semana no la vals a olvidar faciImente. De eso no me cabia la menor duda. —iDeshaced vuestro equipaje! Nos encontrare- 61 mos en el comedor a las cinco —exclamé el «Gran Siggi» tras nosotros, De camino hacia nuestro bungalow nos cruza- ‘mos con un seftor mayor que llevaba una guadatia al homiro. No pude evitar pensar en las cosas que po- —. iSiempre siguiendo el orden! ‘Asi que pude disfrutar dermis natilas y observa ‘cémo trabajaban los Bad Boys, Servi los postres en cuences peque'ios una buena idea —le decta después el Gran Siggi» ala sefora Sulte-Stratmann, mientras «el guapo de Ge rardo»flrteaba con la seftora Rotkeni—. Durante und ‘excursion del colegio hace un par de afos, sirvieron ol postre en grandes fuentes de las que cada une habia de servirse. 2Puede usted imaginarse la que se lio? La sefiora Suite-Stratmann asintié y os dos o0 ‘echaron a reir con esa risa tipica de profesores. Des puss o «Gran Siggl serecreé contando sus ventory fen una de esas excursiones escolares en la que debit de participar hacia cien aos. Mis colaboradores y intercambébamos miradas discretamente ytorciamo§ R Jos ojos. En ese momento, el «Gran Siggiv estaba con- tendo una historia sobre un alumno que sufria de tras 108 de equilibrio tan graves que tuvieron que llevar al médico. Y éste descubrié que el chico hacia afios, ue no se habia lavad los oidos, Por suerte Interrumpieron a mi tutor antes de ve consiguiera quitarme el apetito. Los «padres del Ibergue>, como ellos mismos se hacian lamar, se pre- ntaron: el sefiory la sefiora Waldburg. Eran ya ma~ res, rechonchos y parecian bastante amables ytran- los. —Ademés de nosotros también esta el jardine- joel sefior Waldburg—. Se llama Will. Eitambién ‘aqui, en la fortaleza, Tal vez yalle hays visto. FRebusqué entre mi memoria y me acordé de! jor mayor con la guadafa, Ese debla de ser eljarci- win ¥ finalmente tenéis que conocer @ Miguel Jlé contando el sefior Waldbura—. Aqui todos le IN Miki Es estudlante y nuestro chico para too. En un rineén de! comedor 80 lovanté un tipo. adablemente bien parecido, como dia mi her- a

You might also like