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Introducción Al Libre Albedrio

Luis E. Almarales Vargas


Pbro. Víctor Mena

El Libre Albedrio.

En el tema del libre albedrio, San Agustín plantea una situación elemental en la vida
del hombre. Tales temas hacen referencia al sentido de la libertad y el de la existencia del
mal. Abarcando por ende el tema de ese ser supremo, el ser absoluto que ha creado toda la
realidad, incluyendo al hombre. Pero es de suma importancia señalar que, las opiniones de
San Agustín parten de aquella experiencia de conversión por la cual el autor ha pasado. Las
cuales, lo conducen a que este hable con mayor propiedad sobre el tema, ya que, al vivir la
experiencia de la libertad absoluta, y al buscar la verdad y por ende la felicidad en las cosas
que antes creía que eran la plenitud, puede expresar desde su ser más profundo que Dios lo
ha hecho libre, porque lo ha amado desde siempre, y por ende lo ha dejado escoger y hallar
la verdad.

Se puede con ello decir que se trata en el fondo de un tema de voluntad, y con esto
expresar que la voluntad del hombre es libre y, como tal, puede decidir si acercarse al bien
eterno e inmutable que es Dios, o simple y llanamente puede alejarse de él, dejándose llevar
por los placeres del alma catalogados como ajenos a Dios y también los bienes corporales.
Teniendo presente que la voluntad busca la felicidad, y tal búsqueda la hace de manera
necesaria puesto que el todo hombre existe un deseo considerable por ser feliz. Es entonces
donde podemos considerar tal apreciación como un punto de quiebre puesto que el hombre
no solo tiene la idea de que solo Dios lo puede hacer feliz, sino que, la felicidad de los
bienes materiales también lo seducen y estos se vuelven palpables físicamente. Pero como
ya se ha expresado el ser humano es libre de ir hacía Dios o de no hacerlo.

Es tal la importancia de la libertad que San Agustín la cataloga como el amor


anhelado del hombre, como el bien más deseado, como el mayor bien de que pueda gozar el
hombre en la tierra. El hombre puede caer producto del pecado y de la libertad de elegir lo
que quiere y por ende de que camino escoger, pero solo la gracia portentosa de Dios hará
que se pueda levantar y enderezar su camino, ya que, no es en sus fuerzas sino en la
misericordia de Dios.

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