MEDICIN A
Contribucién al estudio de la etiologia y anatomia
patologica de los abscesos del higado
Glemoria de prueba para optar al grudo de Licenciado en la Facultad de Medicina
facmacia, por Don Alejandro del Rio)
«Hasta que
e elasifiquen las hepatitis no
atendiendo 4 la naturaleza de la causa qque las
ha producido, sino a sus earacteres externos 6
4 cualquiera otro sintoma particular, no po-
Uremos hacer mines una deseripeign féeil de
esta Hogosis hepstica, ni trazar infalibles re
vlas para su terapéutioa, porque es tma verdad
que nunea se inculear bastante la de que las
inflamaciones se modlifican en su curso € indo-
We por la vaturaleca de ln musa, ¥ que subar:
dinindose a dsta desarrollan sis efectos los
modicamentos>.
bupp, «Enfermedades del higados, 1884.
INTRODUCCION
Cuando se pretende conocer & fondo uns entidad mérbide del
gran grupo de las enfermedades infecciosas, es hoy sabido que la
observacién clinica se hace insuficiente y que es necesario recurrir
& la investigncidn de las alteraciones anatomo-patolégicas y de la
causa primera,SY LITERARIAS
Sélo después del conocimiento completo de estas tres fases del
coloeado en el lugar que le corres-
ponde en los grupos nosoligieos y ser conocido en todas sus ma-
roblema, el proceso podra s
P
nifestaciones y detalles.
El descuido de cualquiera de estas vias de investigacién, 4 la
vez que no permite comprender en su verdadero aleance el pro-
ceso que se estwdia, conduce con frecuencia a dedueciones erré-
néuradas.
neas 6, & lo menos, av
Si Ja tendencia actual de la medicina es servirse de la etiologia
para Ja clasificacidn de las enfermedades, no debemos olvidar que
estos conocimientos no han adquirido todavia ni la extensién ni
In solidez necesarias para desterrar & la anatomia patolégica del
lugar que hasta Jee poco oeupaha.
No se puede negar que el conosimiento de las eausas ha origi-
nado en med
cina profunda y saludable revolucién, y que sus be
neficios son tan claros y evidentes que no podrian ser negados ni
por los mas eseéptieos. Pero de aqui « tomar por tiniea norma la
bacteriologia,
yo luminoso camino & méis de muchos ilusiona,
hay alguna distanei
Res
Itados nuis pricticos y positivos se obtienen del auxilio de
estas dos ciencias, y esta sera la base que nos servird de norma en
el estudio que emprendemos,
La observacidn imparcial y libre de ideas preconesbidas, de las
marcha clinica de los abscesos del higado induce A pensar que de-
penden en toda cireuns
nidas del exterior,
ancia de causas extrafias al organismo ve-
En el mayor néimero de easos vemos que el proceso es secunda-
rio 4 otros que ya han hecho su evolucién 6 que se manifiestan en
retirada,
Si se sigue paso & paso cada una de las fases del proceso, quedaETIOLOGIA Y ANATOMIA PATOLOGI
la impresién de que se trata de una enfermedad de las Tlamadas
comunmente infecciosas, y mids se arraiga esta idea teniendo en
cuenta que las enfermedades que aparentemente le dan origen
pertenecen también & ese grupo.
Aho)
ellas en nada se diferencian de los otros procesos flegmisicos ¢o-
munes en el organismo. ¥, como sabemos, la patologia moden
ha demostrado hasta la evidencia que todos e:
debidos en ningtin «
los traumatismos, el frio, ete, sino que dependen de agentes ex-
animada es hoy bien conocida. Procedien-
do, pues, por analogia, dehemos ailmitir que en el higado las cosas
si examinamps Jas alteraciones anatémiecas, v
mos que
a
tos procesos no son
> & circunstancias ctivldgicas banales, como
teriores cuya naturalez:
deban efeetuarse de la misma manera,
Penetrados de la verdad de estas ideas, hemos emprendido el
presente trabajo, destinado & demostrar Ia similitud que existe
entre los abscesos del higndo y los dems proeesos Hlezmasicos de
la economia 6, lo que da lo mismo, & evidenciar la naturaleza in-
fecciosa del proceso. Para ello nos ha servido la observacién clf-
niea ¥ muy especialinente las investigaciones histoligicas y bac-
teriolégicas.
El presente trabajo no es un estudio de interés solamente
tifico. Al contrario, ere ile no hay enfermedad que
merezea mas atento estilo y paciente investigacién que la de
os que en C
de ser ba
que tratamos, pues ella, & m ante frecuente, reviste
caracteres de suma gravedad. Interesante en alto grado resulta
el conocimiento del proceso, teniendo en cuenta que en realidad
no es sino la conseeuencia de
los wnalos habitos de higiene que aun
o en las costumbres de nuestro pueblo, En
teniendo p:
reinan sin cont
ana palabr
wente que es una enfermedad destinada
& desaparecer 6 4, reducirse é un minimum cuando imperen |
preceptos de una sana y razonable higiene.
En las
siguientes piiginas no nos ocuparemos de la sintomato-
logia de la infeceién, punto hasta el presente regularmente estu-
diado por nuestros mis practicos. Dedicaremos ex-
clusivo empetio al conocimniento de las alteraciones anatémicas ¥
distinguidosMEMORIAS CIENTIFICAS Y LITSRARIAS
de Ia causa primera, advirtiendo que no ocuparé, nuestra ateneién
Hamados idiondeivos § tropicales _
a debemos hacer una salvedad. No
sino el estudio de_los abscess
Antes de entrar en mate
se eea que en este camino nos acompaiia la idea de que, conoci-
dos Jos organismos microsedpicos agoinpaiiantes del proceso, haya
mos avanzado mucho, Al contrario, queda atm torlo el eamino por
recorrer,
En las investigaciones bacteriolégicas, mais que en ciencia al-
guna, es necesario templar el entusiasino y penetrarse de cierto
grado de escepticismo para no admitir como verdad sino lo que
se imponga y sea evidente, y dejar 4 un lado espejismos engaiia~
dores que con tanta frecuencia condueen a los observadores de
nwestros dias ¢ ilusiones de espiritu y a falsas conclusiones.
Desgraciadamente lx falta de tiempo y muy especialmente Ja
escasez de material apropiado, nos han impedido verifiear el deseo
de dar & este trabajo Ja extensién que 4 nuestro juicio era nece-
sarin,
Sélo, pues, con temor nos atreveriamos 4 generalizar algunas
de las conclusiones & que arvibamos. Quedamos, si, en la conv
cidn de que investigaciones futuras confirmaran las muestras, ya
que en toa ocasién hemos procurado exponer los heehos con es-
tricta verdad.ETIOLOGIA Y ANATOM{A PATOLOGICA 9
I
Anatomia 6 histologia patoldgicas
Alabordar de leno este
aviddo y Hiffell tema, vamos d ini
su estudio con el eonocimiento ile las alteraciones anatémi
5 que
el proceso purulento destructive oeasiona en el érgano afeetado y
atin en otras partes de la economia. De esta manera dejaremos
establecido, en primer lugar, principios fundamentales que ser-
viriin de have & las consideraciones etiolégicas que expliquen
origen y formacisn del proceso, eonsideraci
nes que, de otro modo,
no tendrfan sino el valor de deducciones tedricas mis é menos
antojailizas 6 errdnea.
Tomaremos eomo tipo para la deseripeidn el easo nds comin,
el de un abseeso tin
en el cur
0 del higado, de marcha aguda 6 sub-aguda,
so del cual los medios yuiniryicos puestos en pritetien no
hayan podido modifica en nada sus earac
Ss propios.
Pasaremos sucesivamente en revista las modificaciones qite 4
este drgano imprime el proceso mérbido supurativo, para estudiar
por {iltimo la manera y modo como estos abscesos se forman y se
desarvollan,
Tamaiio.—El higado, en easo de abseeso, esta siempre autnen-
tado de volumen, Las ids veces este aumento es moderado aun-
que bien visible, tanto al ex:
enommes slimensiones, 4 tal panto que el drga
no afectado ocupa gran parte de Ja cavidad abdominal y atin re-
chaza y a
men elinico como a la autopsia. En
oeasiones adquier
via hacia argiba los rganos torfcicos,
Forma.—Es bien variable. En caso de absceso central. la forma10
varia poco,
al fono os mag
nel axto.
rior bajo la forma de prominencia mas 6 menos redond
lo demiis, segtin la sitnacién y dimensiones de! foco, la forma del
higado cambia hasta el infinito, y nada precisn puede fijarse al
respecto.
variable. A veces
Colov.—El color del sr:
y es lo mis gener
idn; otras ex fieilmente vis
gino es también may
J, sélo puede apreciarse el color propio de lx
ible Ja eoloracién blanco-amari-
purulentas
sidad varia con Ja mayor 6 menor profundidad y Ja densidad y
istica de las coleeciones
y enya inten-
estractura de la capa de tajide hepatica «
ae sirve de pared al fo-
co. Asi, noes rary observar en meilio de una ie las
aras ie! Gre
gano, sobre un fondo anifor
cia globulosa enya voloracién oj
progresiv
nemente Tojo, elev
"se una prominen-
en In periferie, va tomanda
rente, hacia la parte mds sobresaliente, un tinte blan-
co-amarillento cada vex mis intenso.
ra Vista el color verdoso
que presentan partes del drgano, generalmente Je ja &:
En oeasiones Nama la atencién prin
ra inferior
y de la parte prominente de un abseeso de esta cara, Este fendine-
no es debido 4 la vecindad det colon transverso
Consistencia.—La eonsistencia ile! higado en general, esté may
dad eg
fa menor pr
mucho mis pronunciado en la parte del drgano que sirve de pared
al foeo purulento. Al tratar de la histologia patoliyi
mos cuales son las alter
disminuida. En ocasiones su frag’ tal, que los deilos se
hunden y desgarran el parenquima ‘ sidn, fensmeno
a indieare,
giones eelulares que expliean el hecho.
Contenido—Hecho e} examen superticial del drgano in sity
para apreciar de estz vecindad, de tanto
interés en ocasiones, debe procederse, después de haber fi
manera sus relaciones dk
udo su-
mo cuidado en estas relaciones, a la autopsia del Srgano especi
Si el foco purulento no ha sido vaciado durante la vida, y
pus que contiene esta A una alta presidn, es util, & veces indi
pensable, dar salida a una
cidn, Cumplida, si es necesario, esta precaucién preliminar, se
cinrta eantidad por medio de wna pun-
procede & hacer un corte que siga el eje mayor del érgano, & no
ser que la colocacidn y dimensiones del foco has
lugar,
au optar por otroETLOLOG A Y ANATOMIA PATOLOGICA
Al practiear la seccidn es apreciable, tanto la disminucién de
comsistenc > la conjestion del drganc. Completade el corte,
yaciado el pus y lavada Ja cavidad, se procederd st su estudio
detallado.
Pero antes de entrar a
purulentos, haremos In
generales.
la deseripeién minuciosa de los focos
eves consideraciones sobre sus caracteres
Mimero ds los tbscesos —
‘n general, puede deeirse que los
Jbscesos hepiiticos lamados de los paises eallidos, al contrario de
los que reeonoeen por origen Ja pyohemia, afecciones caleulosas,
ete, ete,, son tinieos en nn 69 por ciento de los casos (1).
En Chile, sin datos suficientes al respecto, una
dirmacidn ca-
tegdrica seria aventumula,
stimando que los abs
tambien que los muiltiples (2) no. son 4an raros ¥ quizds mis co-
mntnes que en les patses edilidos
esos tinicos son mis frecuentes, creemos
Sitar ida Todos Jos autores (Ronis, Annesley, Mack-Gregor,
Doutroleau, ete),
el lébulo d
Cu abseesos son més comunes en
rtes del higatlo, proponiendo
\s mas 5 menos aceptables (3).
De una estailistien tomada sobre 429 easos de diversos autores,
el abseeso ocupaba 454 el Iébulo derecho,
Imiten que los
recho quo en las demas
para explicar el fensieno teor
5 el izyuierdo y sdlo
dos veees el de Spigeliv, lo que diz
Para el lébulo derecho... sevees TS, 8%
son ow daqnierdow.....
. 13, 3.4
un on de Spigelio.... 2. 0,30
Es difici! en el mayor niimero de casos determinar exactamen-
te la cara del drgano que Heva el absceso.
Rendu (+) en 250 uitopsias encontrd:
{\) Ronw.—sMakadies des pays chaudss,
(2) En niimero de 2a 6 en general.
(3) Para unos el mayor volumen del Kibulo derecho es lo que determina este
predominio (foite}. Ticuer exec ue la disposicién de los vasos arteriales es tal que
en el mayor minora de casos determinan ma frrigacién menos ffeil ‘el iebulo12 MEMORIAS CIENTIFICAS Y LITERARIAS
_Para la. cara, superior.
«ow om inte
ore ees
estimando al mismo tiempo mis frecuentes ios abscesos del borde
posterior que del anterior
Entre nosotros parece que sucede ignal cosa.
Volumen —Nada ini
iable ni que oscile en limites tan ex-
tremos como el yolumen de los abscesos del higado, Pareee que
entre nosotros donde 1a forma sub-agarla domina, el volumen que
pueden aleanzar es
fialan los autores para los climas ecilidos
Asi, en efecto, no es raro en nuestros hospitales encontrar abs-
eosos peqnetios y superticiales; pero es mas coman observar gran-
coleceiones puralentas
sobrepasa al «ue se-
des focos. No es exeepeional obtener por una primera puncisn «
abertura de absceso, 5 y ain § Titros de pus, y Jo diario en seme-
jantes cireunstancias, es extraer 1 & 2 litros de liquido,
Apenas mencionan los autores una forma de abseesos, no dire-
mos comiin entre nosotros, pero tampoeo muy rara, en la que, por
la rapilez de la evolneién del proceso st mucha
intensidad, et
pus formado no se eolecta en focos bien limitados, sino que al
contrario infiltra al drgano en toda 6 easi toda su extensidn, y por
fin lo convierte en un verdadero sa
co de pus, en el interior del
cual vemos atin restos de la tram conjuntiva y trozos de paren-
quima cafdos en necrosis y mezclaios al pus,
Forma,—Es natural que una co
es elevada, sino tiene a su alrededor causas que le opongan re
tencia tome Ia forma esfériea. Esto suele verse realizado, aunque
imperfectamente, en ios abscesos superticiales, sobre todo en los
que hacen prominencia 4 la cara inferior del érgano. Pero como
se comprende ficilmente, esta forma es alterada cada paso por
la resistencia que le opone el 6
partes veeinas.
En muchos caso:
eién puralenta, enya presiin
ano en que se desarrolla y las
sea por la adjuneién de
arios abseesos 6 por-
que el desgaste del parenquima no es ignal en todas partes, la
cavidad purulenta se muestra anfractuosa y bastante irregular,
alterando de esta manera la forma primitiva del absceso.ETIOLOGIA Y ANATOMIA PATOLOGICA 13
Dejando 4 un lado estas consideraciones generales, entraremos
al estudio detallado de un ahsceso, cualquiera que sea su sitio,
tamaio, situacién, ete., ete.
En un absceso tenemos que estudiar el contenido y el continen-
te 6 en otros términos, el pus y la zona de parenquima que lo
limita (pared del abscesn)
El pus de los abscesos del hiy
sos, so presenta &
son propios y exclu
nuestros prictieos eree también en la existencia del llamado pus
hep: ». Debemos
nuestra manera de ver derivada de Ja observacién imparcial, es
diametralmente opuesta, y podemos asegurar que no produce
organo de la eeonomia liquide purulento de caracieres tan varia-
dos ¢ ineonstantes como en el higado, Esto no quie:
do, en el mayor mimero de ca-
observaci6n con earacteres que para muchos
os. Entre nosotros el mayor ntimero de
tico caracteristi
wanzar i este respecto que
e decir en ma-
nera alguna que en eala absceso haya un pus diferente. Preten-
demos silo dejar constan
la simple vi
de quehay poco 6 nada caracteristico
enel pus de los abs
vesos del higado y que es
conveniente estar siempre en guardia para no caer un errores que
A veces es facil come
En el mayor niimero de easos vl pus extraido por puncién, apar-
te de la densidad variable que pre 2 ver una coloracién
roja sucia achocolatala Hamada caractertsticw por nuestros préc-
ticos y atin muchos anton
enta, de
Este pus abandonado en una copa eénica, se separa pronto en
dos capas: wna superior, liquida, de un color rojo y una inferior
densa de color rojo palido, amarillento.
En otras ocasiones el pus, de una densidad muy elevada es
homogéneo y ni aun el reposo nis prolongado deja percibir se-
paracidn alyuna de sus elementos.
A veces en medio de estos elementos aparecen grumos de fibri-
na de color normal que obturan casi siempre la cénula de aparato
de aspiracin,
Por lo demuis, Ja esistencia de grumos es muy frecuente, va-
riando éstos hasta e! infinito en tamaiio, color, forma, estructu-
ra, ete,
Por fin, puede pr
ttarse el pus, ya de color blanco-amarillen-
to normal, mezelado 4 partes mas 6 menos verdosas y 4 estrias
sanguinolentas, ya de densidad elevada y consistencia fibrinosa.
A veces suele observarse en el pus del higado un color blanco4 MEMORIAS CIENTIFICAS Y LITERARIAS
grisdseo, semejante 4 una emulsién de grasa (6 sirviéndonos de
una comparacién vulgar, parocido & eafs eon leche) (1).
~~ Como se ve, el pus hepatico es bien variable en cuanto 4 color,
densidad, ete. La explicacién que este hecho recibe no es difieil:
depende simplemente de la edad de la coleecién purvlenta y, se-
gi nuestra opinidn, de la causa que la produce, pues no se con
prende de otra manera, ni se explica sdlo por Ia edad del pus, que
Este sea unas veces tinido, eon 6 sin _grumos, y viras de tal mane-
ra denso que
maerosedpico. Es seguro que,
su estructura tibrinosa se impone aiin al ex:
este respecto, la naturalez:
Ante para determinar aspectos tan
Oo menos viv
men
de
causa intluye lo b
El color ro,
ha mezelado al pus, la que, seztin su abundancia, da un
zo 6 achocolatado (2).
eTsos.
o depende de la sangre que se
inte ro-
Rokitunsiy cree que con bastante frecuencia el pus presenta
caida al absceso. Budd
no ha observado janis pus semejante, y por nuestra parte pode-
mos asegurar lo mismo.
‘Pericamente podria suponerse que nada mits seneillo, dadas Las
dificultades que presenta el reconocimiento macrosedpico del pus
hepitico, que determinar su naturaleza por el
pico.
Ala verdad, puede decirse que ey un método mds seguro y que
en todo caso de duda debe emplearse. Pero hay que tener pre-
sente que bajo el iicroseépio no encontraremos tampoco con
tanta facilidad elementos del parenquima que permitan indicar
con absoluta seguridad la proveniencia del pus.
Bajo el microscopio, con aumentos convenientes, vemes que el
wn color amarillo verdoso, debide a bili
isis mierosed-
pus hepiltieo est compuesto de elementos celulares ineluidos en
un liquide de cons
nimero de detritus orgéinicos, granulaciones grasosas y albuini-
nosas.
stencia variable, « lo que debe agregarse gran
eces Io he visto de un
tus, otras espe:
lo tira
misma clase de puss wn
d pecto cremoso, otras color
chocolate y leno ¢
, como yelatinoso y_ ligeramente tefiide
de sangre, Pudiendo s se que, en general, el pus de los abscesos hep:
aguda 8 sanguinolento, volar chovolate 6 café con leche, J 4 veces
gelatinosa, y que el de los abacesos de marcha erdniea es geue-
ralmente cremoso y apeuas teiido de sanyres.—, Claro. «bservaciones clini-
cas sobre el tratainiento de los abscesos hepativusy.—(Anales de ln Universidad,
allo 1885, pig. 62).
(2) Lanect, 1587ETIOLOGIA Y ANATOMIA PATOLOGICA 15
Las células (glébulos blancos, glébulos del pus) estén todas 6
casi todas en tn grado avanzado de desorganizacién; sus nicleos,
apenas visibles, no se amparan ‘de las sustancias colorantes, ni se
hinchan por el deido acético. El protoplasma aparece casi siempre
materialmente leno de granulaciones (albuminosas y zrasosas); el
liquido intercelular se observa, en e! mayor ntimero de los easos
nilo en su masa enormes cantida-
ete., ete, Gisbulos rojos
es raro encontrar; lo més comin es observar restos de la sustaneia
de un color :marillo bajo, Tey:
ales de detrity
granuloso, golas urasosas
colorante en forma de cristales,
iY las celudas hepdtieas? Para muchos autores encontrarlas es
facil; por nuestra parte podemos asegurar ‘que en el pus hepitico,
en el mayor ndmero de los easos, no aparecen clementos de esta
especie de una manera reconovible, y ue el examen mierosedpico
cubrir sino masas de detritus granuleso
{{ue, como veremos inds adelante. tomin su origen en las células
iniis atento no logra di
del parenyjaina.
Los gramos dejan yer ya wna composicion exclusivamente fibri-
g a E
nosa (con eélulas del pus en las itallas), ya una estructura que
demuestra la pr
restos de parenquitna, arngue muy alteralos.
En resumen, el examen microscdpico demuestra que el pus que
proviene de abseesos del higado es reeonocible, mas que por Ja
existen
celulares de granulaciones: srrasc
eantidad de estes
moles
sencia, & mis de fibrina y glibulos blancos, de
a de cclulas hepiitieas, por le presencia en sus elementos
s 6 albuminosas y por la gran
ementos y de detritus orgénicos en forma
hepiticas), y algunas veces de
tibrina, que invaden el Liyuido intercelular.
A ma Isbulos, tiene ex muchas ocasiones
un tinte amarillo 6 eremoso.
tos cavactoves os han permitido en algunos easos dudosos
emitir juicios, cuya exactitud nos confirms la autopsia.
x (vestigios dle las eétulas
;, tanto éste como los x
La parte del parenquina que limita al foco purulento, pared del
absceso, presenta alteraciones que Varian bastante segin los ca-
508, y sobre las cuales los autores no estan conformes.16 MEMORIAS CIENTIFICAS Y LITERARIAS
Como es de suponerlo, la pared de los abscesos cambia de as+
pecto y estructura segiin la rapidex de evolucién del proceso y la
edad del foco, y seguramente también, segiin la naturaleza de la
causa,
En los abscesos que comienzan & formarse, lo tinico que se ob-
serva al corte es una zona de infiltracién purulenta, cuyo centro,
sobre todo al raspado 6 lavado, se dlesprende eon alguna facilidad,
dejando descubierto una superficie invegular de tejido de infil-
tracisn.
En abscesos ya constituidos, pe
superficie interna se hace en muchos casos mis 6 menos lisa 6 re-
gular, notindose en otros bastante Aspera, rugosa y Ilena de an-
fractuosidades. La superficie misma siempre esté revestida por
ero de pequefias dimensiones, la
una capa mis 6 menos densa de pus, diffcil de separar por el ras-
pado 6 lavado, Examinando esta superficie en un corte, puede
notarse que en realidad no tiene pared prop’
una del-
; apenas s
tencia mas densa y resis-
gada zona de color mis claro y de eon
tente, Je separa del resto del parenquima,
En focos mis grandes y ma
de a zona limitante en una pared bien visible atin al examen ma-
crosedpico, y cuya estructura fibrosa y resistente Iama 4 veces la
atencién. En estos casos la superficie interna es mais 6 menos lisa.
Al Jado de estas formas extremas y tipicas, podemos decir, de
Ia pared de los abscesos hepaticos, existe multitud de formas in-
termedias cuya variedad desafia 4 toda deseripeién, Una, sobre
todo, Hama la atencidn: es la de ios abseesos que nunca organizan
su pared, que avanzan continuamente y que en corto espacio de
tiempo reducen a fa supuracidn una poreién considerable del r-
gano; es esta la forma inyilérante, cuya gravedad y terminacién
siempre fatal se compreude « primera vista.
s antiguos, se noba la organizacién
Ul estudio de la histologia patoldgiea de Ja pared de estos abs-
cesos es de suma importancia, pues en buen mimero de casos pro=
porciona datos de alta valia.
Aun 4 riesgo de hacer una divisidn enteramente artificial, pode-
mos establecer que la pared de todo absceso esti constituida por
tres zonas que de adentro & fuera denominaremos:ETIOLOGIA ¥ ANATOM{A PATOLOGICA. Ww
Lo Jona limitante (generalwente embrionaria),
2°» intermedia.
8° a eaterna,
Es de advertir que ninguna separacién manitiesta existe entre
estas zonas ¥ que silo para las facilidadles de la descripeién puede
aceptarse la clasifieacién propuesta.
‘asi no hay necesidad de indicar que la estructura de estas
s 6 zonas Varia bastante con la clase de abseeso, duracién de
la evolucidn, edad lel foco, cte., y que estas diversas circunstan-
cias habran de imprimir & Ja pared caracteres macroscdpicos que
& primera vista pueden parecer extratios,
Pasaremos brevemente en rev!
sta & estas diversas zonas, advir-
tiendo de antemano que, para no incur
tomaremos los tipos_extre
"en grandes errores,
nos y mas comunes, no bomando en
cuenta ni la pared de los abscesos que comienzan é formarse ni la
de focos antiguos (Iamados enquistados), ete.
1, Zona limitunte—Se compone, redueida & su mi
presién, de un estroma conjuntivo, en oca
imple ox-
jones muy fino, otras
6 menos numerosas y desarrolla-
das, que encierran cierto némero de glétrtes blancos (eétalas del
pus) y de eseasisimas eélulas hepatieas poco 6 nada reconocibles.
La superficie libre de esta. zona es ya lisa, ya way anfractuosa;
& veeus existen verdaderas vellosidades que se internan en el pus
y dan al corte, 4 la pared, un aspecto original
Es comtin encontrar adhoridas 4 la cara libre de esta zona
andes masas fibrinosas (i vec
veces organizado en fibras m
s formando una verdadera capa),
ada, restos de parenquima necro-
graumos de pus de densidad elev
sado, ete,, ete.
Al microscopio, es variable el estado en que se manifiestan los
elementos de esta zona. Los glébulos blancos (no siempre muy
frecuentes) aparecen ya en estado perfecto de vitalidad, con sus
micleos visibles, ya degenerados y muertos, lo que quizi
comin en los foeos antiguos, Las edlalas hepitiess
ocasiones suelen observarse en
s es mas
que en varas
ta zona, se muestran, en e] ma-
yor niimero de casos, dificilmente reconocibles, habiendo sufrido
serias alteraciones en cuanto 4 la forma y composicidn de su pro-
toplasma,
En la misma superficie libre vemos establecerse la continuacién
de estos elesnentos (células embrionarins, tojido conjuntivo {
A PR ODA G1 Uy SEG, Bey
‘osp)i MEMOBIAS CIENTIFICAS Y LITERARLAS
con los grumos y restos de parenquima que han quedado adheri-
ida por un exudado
formando
dos, No es rao encontrar & esta zona. in
Abrinoso que suele condensatse en kt superticie fibre,
una nueva capa. Esto es comin ex los abscesos de veeiente forma.
cidn,
En abscesos mas antiguos suele observarse con frecuencia no
rte de la pared del foco aparece necrosada en
escasa que esta p
casi toda su extensidn, presentando sus elementos anatémicos
alteraciones idénticas a las que hemos indieado para los elemen-
especialmente la_neerosismolecular.
tos fgurados de pus, y my
2. Zona intermedivt—Leniamente y sin Hinea de transicién
mareada aparece este espacio de tejido, en el enal puede notarse:
aumento del tejido conjuntivo, aumento en niimero de las eglute
hepiticas y disminueivin de los glihulos blancos, El tejido conjun-
tivo generalmente se ordena en capas entre las cuales se alinean
células hepatieas muy deformadis atin y en grado notable de
desiraceién.
3. Zona externa. —Esti compnesia de parenquima hepatico al-
terado por su vecindad al fooo parnlento y euyas prineipales mo-
: proliferacién del tejido conjuntivo intra y extra
1s
ditieaciones sor
lobular, sobre todo en Ia veeindad de las arterias, venas y vas
fa-
do granuloso de sus células, ete,
interlobulares; dilatacién de Ja red capilar intra-lobulay eon &
sis sanguineo en su interior;
ete. Entre esta zona y la anterior no existe tampoco divisién
mareada,
Interesante en sumo grado es el estudio de fos vasos sangui-
Neos en estas tres Zonas.
4g Eu la primera, silo raras veees pueden obs
neos Y entonces earacen le pared propia.
En la segunda, es donde son muis frecuentes. Los yasos midis
gruesos (arteriales) caminan paralelamente 4 la superficie libre
del foco, y envian dé su alrededor capilares que guardan la wisma
varse yasos sangui-
Gisposicién El interior de estos vasos se encuentra leno, ya de
sangre (con cantidad variable de glébulos blaneos), ya de trom.
bus sobre enya naturaleza luego volveremos,
En la tercera zona Jos vasos son, puede decirse, normales en su
distribue
bre, estructura y contenido.
Dos fenédmenos Haman la atencidn en el estudio de la distribu
én, pero cu ellos se wotan alteraciones en cuanto al cali-FTIOLOGIA Y ANATONIA PATOLOGICA
aed de los wbseesos, Su freemencia en la
cién de los vasos en Ja
Zona media v la existencia tanto en esta zona como en Ja externa
de gran cantidad de gidbulos blaneos en lag. vedes intra-lobulares,
sangre.
s, es comin ohservar gldbulos rojos fuera de los vasos,
los espacios por donde eireala
yen general en tod:
A
aislados 6 en focos y e¢tulas blaneas generalmente en focos.
Fasos bitiares suelen observarse, pero sin mostrar mis altera-
ciones que fa proliferacién de su tinica externa y la obturacién
Julas epetel
i constante del Inmen, por ¢
cas ales provenientes de
sus células de reyestimiento.
Be
ticos al
men buctereohigie
.—Sometide el pus de los abseesos hepa
examen microsedpico y valiéndose de los reactivos nece-
satios, pnede deseubrinse en él la presencia de micro-organismos
notables por su eseasez y dificultad para colorarlos. No siempre
tampoco se obtienen resultados afirmativos; 4 veces se hacen diez 6
mas preparaciones de wa mismo pus sin Hegar a deseubrir en él
la presencia de un solo miero-organismo.
La explicacién de este hecho no es dificil. Tedrieamente podria
suponerse que el pus debfa encerrar enortaes eantidades de bacte-
rios como acontece con ol pus de los abscesos vulyares, pero basta
recordar el grado de necrosis y disgregacién en que se encuentran
todos sus elemente
pueden habe
tivo, En efecto, el examen microscépico deja ver al lado de bacte-
rios intactos otros muy deformados que apenas se coloran (1).
Sabiendo por experiencia que ninguna conclusién medianamen-
te exacta podia obtenerse del examen del pus y considerando que
en Ia pared de los focos es donde se efecitian todos los fendmenos
actives de produccién de este Hquido, pensamos que si
baeterios (como ya lo sabfamos por el examen del pus), estos de-
bian encontrarse 4 este nivel en la forma y nitmero que era de
suponer dada la importancia del proceso. Efectivamente, cortes
, para pensar que los miero-organismos no
escaparlo, en su mayor niimero, al proceso destruc.
(1) No debe olvidarse que igual fendmeno pass en ottas coleceiones purulen)
tas, én los abscesos por congestiin, por ejemplo, :ORIAS CIENTIFICAS Y LITERARIAS
de la pared de abseesos preparados sestin el método que indicare-
de uiiern
Mos TMS adelante, dejtrvin Ver en varios Ia presen!
organismos, situados dentro 6 fuera de los vasos san:
fneos, afee-
tando en la generalidad de los casos relaciones intimas con los
elementos histoldgicos
No fué poca nuestra extratieza por el resultado de las primeras
investigaciones. Cre’
cro-organismo, y los heehos demostraban lo contrario.
Es de advertir que en est
tar infeceiones seeund
ejecutado un gran niimero de e
todos atribuimos el mismo valor.
Damos 4 continnacisn el resultado breve ¥ compendiado de las
amos deber eneontra
siempre el misino mi-
estudios las preeauciones para apar-
ias, han sido rigurosas y que si hemos
natu;
‘imenes de es'
eza, no &
cuatro principales Investig
confianza por la manert como han sido Ilevadas, separando en lo
posible toda causa de error.
Primera investigueidn.—(PI. J, fi
os eortes dle pared, en la z
pa de fibrina adherida i Ja cara libre de esta zona, encontramos
veees muy compactos. Exa-
minados con lentes poderosas (Zeiss, Obje
ocular compensador nfm, § (2), aparecen como pequeiios organis-
mos de forma redondeada (mierococens), aistados y mais comun-
mente unidos de 4 dos. Por su reunién forman grupos nidis 6 menos
nes en euyos resultados tenemos
i todos
I.—Ob. (1). En cai
na embrionaria y sobre todo en la ea-
Iucterios formando grandes grupos,
ivo apocromatieo 3.0,
densos que invaden la superticie libre y envian prolongaciones
hasta las capas superfeiales del tejilo de la pared (zona embrio-
naria). Estos mismos
mero eseasisimo, en el pus y en los
En este caso el individuo presentala en toda la extensién de su
Intestino grucso gran cantidad de tleeras de origen disenté
En la superficie de estas tilceras y especialmente en Jas capas pro-
fundas del intestino se observan organismos idénticos a los del hi-
iicrococeus Jos encontr
nos, aungire en nd
casi gramos de fibrina.
20.
gado.
Segunda investigaciin—(Pl. I, fig. IL—Ob. IL) Tanto en el
pus como en el interior de fos vasos sangufneos de la pared del
absceso es
sten micro-organismos (micrococeus) de dimensiones
Q) Apéndice,
(2) Obj, apocr. 3,9—oc. comp, 8667 dismetros de aumento,Plancha 1lancha 2
Fig. Hit
Zeiss.» obj. apocr.5.0, ocul.comp.8sTIOLOG{A Y ANATOMA PATOLOGICA 2
ings grandes que los de la especie anterior. En el tejido mismo de
Ia pared estos mierococeus apareeen agrapados en su mayor ntt-
mero en el interior de vasos sanguineos, formando verdaderos
ivombus. Tambié
con las edlulas hep
e les observa fuera de los vasos y en relacién
ghibulos blaneos.
Jeas y
Poreora investigaciin—(Pi. IL, fig. IIL—Ob. TIL) Se trata en
do de pleuritis puru-
este easo de un alsceso del higado complic
Jenta del lado derecho. Pues bien, tanto en el pus de ambas colec-
ciones purulentas como en Ja pared del absceso hepatica y pleura
del lado afectado
género bacilo, Son estos org
encontramos buen mamero de organismos de
anismos de dimen
tas, delgados y en su mayor némero acinturados en su centro;
remidades engrosadas y una faja clara
jones muy perjue-
otros aparecen con Jas
en el centro.
En el higado se les observa invadiendo sin orden regular todas
Jas capas de la pared, de prefereneia la zona intermedia, Dentro
de los vasos son may escasos.
En la pleura existen sobre todo en la capa de fibrina adherida
Ala superficie de a serosa y también en ef tejido de esta mem-
aly
brana y aan en el interior de los tabiques dlares superticiales.
Cuarta investiguisn.—(Pl. IL, tig. 1V.—Ob. IV.) En esta oca-
dn encontramos también o}
pero de
anismos del género bacilo:
caracteres distintos de los gue acabamos de mencionar; sus dimen-
jones son manifiestamente miavores, como lo demuestra la figura,
copia fiel del original, Considerando & un baeilo de estos aislada-
niente, Vemos qlie Se compone de an cuerpo uniforme en toda su
extensidn, pero cuyas extremi mrecen nis inten-
samente tebidos que el resto, Ene) tejido de la pared se dejan
v or de los vasos
formando trombus, Por fuera de los vasos se les encuentra tan-
» gldbulos blaneos y vojos (1).
ladles 6 polos ap
: en grandes grapos, generalmente en el inter
bign, pero rodeados «
Hasta el presente sdlo hemos estudiado los abseesos hep:ticos
aislados sin tomar en eu
ta que un proceso flegmonoso de la na-
(1) Para mgs detalles véase el Apewicesturaleza del que tratamos debe necesariamente impriinir m
ciones profundas tanto al bx
las partes vecinas y al organismo en
» desarrolla como &
lteraciones ¢: nstantes, |
sosa 6 alluminosa de
En el higadlo mismo vemos como »
degoneracin g an parte del parenquima
y la inflamacin de su ciipsnla, proceso que trte como conseewen-
pecial-
nas adherence
los drganos vecinos y muy
mente al diaf abdominales
Cuando los abscesos son supertic
cias no Je}
agma y paredes
ales 6 hacen prominencia 4 la
superticiv del drgano, segiin el sitio, yolaaen y duracidn del pro-
aciones de vecindad ile carfeter uleeroso 6
productive que, como se comprende, ¥
Si el akscexo aumenta continuamente de velumen, la
ceso, observadios alte
le limita se adelgaza._ mas y ands, ¥ corto east si
adhereueias, cuando so verifica la ruptura, el pul
ganos diversos dando lugar & fendmenos muy variados, a veces
de suma graverlad,
Esta abertura expontanea ile Jos abscesos tiene lugar por ord
de frecuencia hacia Ja pleura, intestine
nales, peritoneo, pericardio, ete., ete,
raeso, paredes abdomi-
Fuera del higade ¥ de estas alteraciones inflamatorias produe-
tra alte-
tivas de veeindad, el drgano que con frecuencia se mu
rado es,
Pocas cu
siones y
, el iatestino.
in dud
tiones en medi
ina han dado lugar & tantas diseu-
$ ¥ contradietorias como la que se
la coexistencia de la disenteria con los abscesos del hit
do. Aun hoy dfa la euestién no se juzga por la mayorfa de Jos
autores conto definitivamente resuelta.
opiniones tan dive
No entra en nuestros propdsitos oeuparnos detenidamente de
esta cuestidn, pues saldriamos de los limites que nos hemos im-
puesto.
ebe culocar
, & Budd, los
abscesys del higado son siempre consecutivos & procesos uleerosos
del tubo digestivo, estimando al mismo tiempo que la disenteria
la enfermedad que con mas frecuencia da lug
uya cabeza
s tileeras,ETIOLOGIA Y ANATOMIA PATOLOGICA
2 consultan las
aulistiens que establecen la proporeién en-
tre ambos procesos, se enetentra que no bay dos que den el mi
erte por absees
del higado ha encontrado silo $2.6 sea un 275 por ele
% COGN!
enfermedad del higado,
Kiener y Relsch (1), que han estudiado reeientemente la cues-
sn bajo mejor eriterio, Ulewin a estima esta eoexistencia en am
87.27 por cient.
Al lado «
exajerados, considers
ti
atin como easual fAberrvowbie)
mo result
alo, Asi uring sobre 309 easos de mu
nbd en los.
cuales era evidente tencia de tileeras disentéricas con la
estos
autores hay otros que creen estos datos muy
ndo Ja aparicion de abseesos del ligado con-
amente & disenterfas como poco freenente (Rows, Feltz) y
adlisticn soby
En Chile, sin e ela materia, toda atirmacidn ab-
soluta s
aventurada: sin embargo, los pocos datos que se en-
venta de
cuentran sobre exte asunto hablan en favor de la enesiz
iu nam
ambos progesos en propo criex no muy baja.
Apreciaciones menos exacias podemes, no obstante, hacer vale
en este sentido. Sein el Dr, Purlina Tupper, profesor de anato-
mia patolégica, que ha tenidy oportunidad de hacer y presenc’
ar
gran niimero de autopsiny ¥ «ue posce competencia especial en ta
materia, la existencia de uleeraciones intestinales en individuos
innertos de alseeso hepstics, os freenentisima. Respecto al meea
nismo de procheeidn de la afeeeiin hepitica, él considera que esti
de trombus nacidos al nivel de las
siempre bajo Ja dependence!
intestinales
pa an
topsias ejecutadss con ocasién de este trabajo, hemos observate
nicia Ja coexistoncia de ambas lesiones: inte:
leer
Por nuestr
rte podemos asegnrar que en las numerosas
con bastante tree:
nal ¥ hepatica.
En el intestino zrneso ¥en el cieg donde
principalmente, e:
alidail de los casos, localizarse estas ulceracio-
nes, que por lo demas no presentan nada particular.
vemos, en Ia vene!
Como se comprende no en todos Jos eases se encuentran exten
y earacter Weeras disentévieas:
s silo se ven cicatrices;
icas
en otras vcasion
axpecto wleeraso
(1) Archives 2
medicine. —Aflo 1888, pig.at MEMORIAS CIENTIFICAS Y LITERARIAS
La vena porta y sus radiculas apareeen sanas en el mayor ni-
mero de casos, sin embargo, no es raro encontrar alteraciones in-
flamatorias y trombosi
Las dems alteraciones patolégieas que 4 la autopsia se eneuen-
tran no niwestran nada de earacteristico, por lo que no insistire-
mos sobre ellasETIOLOGIA Y ANATOMIA PATOLOGICA 25
Tit
Btiologia
Ceografins mdicw—La hepatitis suparativa lamada idiopdti.
ca, que es para la mayorfa de los autores una enfermedad propia
los climas calidos, so muestra también, y en veasiones con fre-
cuencia relativa, en los paises templados y en centros donde no
existen las cansas teliiricas y elimatéri
chos como indispensables para su produceidu.
Puede también
endemia se encuentran en mayor numero ¢ intensidad en la zona
intertropieal y se confunden casi con los de Ja disenteria (Corre),
hecho de suma impor!
En Europe la hepatitis, rara en el centro y norte, se observa
en el litoral meridionat de Espaiia (Gibraltar), en algunas locali-
dades maritimas de Provenza y de Italia, en Cércega, Sicilia,
as consideradas por ma-
ablecerse en regla general que los focos de
ancia como veremos (1).
Malta, ote, Hs més comin en Morea y Constantinopla.
En -lsiu es frecuente, sobre todo en Siria, Asia Menor, Arabia
y litoral del golfo Pérsieo. Pero su foce principal es indudable-
mente la India y sobre todo ciertas provincias: Madras, Bengala,
Bombay, ete. (2). Es menos comin en Indochina y bastante fre-
cuente en todo cl litoral chino, Hainan, Formosa, Japin, ete.
En Oceanta la hepatitis no es rara y eonstituye una de las eat
sas principales de mortalidad para los europeos. Parece ser bien
(1) En algunas partes, si go, on Europa, por ejemplo, la distribuedin de
Ja hepatitis no gaarda relacién con Los lncos de dlisenteria,
(2) Desde 1871 41876 ha habido por 1,000 hombres de qfército: en Madras
79,8 atacados de hepatitis supurativa; en Bengala 49.7 y en Bombay 44.—Bryden,
Lancet, 1889, pig, 533.26 FORIAS CIENTIFICAS Y LIT!
ARIAS
. Existe tambign en las costas de Borneo
Filipinas, Marianas, ete.
freeuente en Sourabay
yen proporcién mayor en lus Molucas,
Se ha sefialado su presencia en Sandwich, Tahiti, Nueva Caledo-
nia, Australia, ete.
En Africa ataca con freenencia € intensidad variables en Ma-
rruveos, Algeria, Exipto, Tiinez, ete. Exipto y Algeria deben eon-
siendo ésta mals intensa
en clertas reginnes: litoral del Mar Rojo, p. ef. En Senegal con-
tribmye con 1/20 en la mortalidad ener
San Luis y Cords, No es menos mortifera en todo ef litor:
Golfo lado su pr
Surlin y en las eostas de Madag
Santa
En davdricn tet
siferars como eentros activos de endemi
e Crmines, Se ha sei
senela en el intertor de
seat ¢ islas vecinas, en Mauricio,
rena, Co.
orte esta enfermedad os benigna relat
438 0.00 de la mortalidad), San Sals
Honduras, Estmio de Panama, vti
mente, salvo en Mey
Costa Rica
En Ame
eu del Sur aparece con intensidad no constante en
Colombi yuil). En el Bi
mits comin. Existe también, pero en menor esc:
Uruguay, Para a Argentina, ete.
En Chil esos hepiticos constituy
que puede estimarse come bien freenente en ciertas localidade
il la enfermedad es
y Eceuador (Guay:
ja, en el Pert
ay, Republi
los al medart
1 una enferr
como fi
ilmente pueds aprecinise en Ia pistetica hospitalavin,
hecho que Taina vivanente la atenciin al médieo extranjero que
Wega a nuestro pats, pues i primera vista el benigno eliaa de
cL
nile no pares prodisponer & esta clase de enfermedades
Esde ota que la iligenteria, proceso eon el cual la hepatitis
purativa
jene tantas r
alta esez
laciones, prelomina en nuestro pais en
In (11 si de la mortatidai general de los hospitaies) con-
juntamente ean wn ereeido miimero de afecciones intestinales de
x inflamatorio.
A primera vi
podria creerse que la parte de Chile siimada on
Ja regién intertropica! deberia mostrar uma mayor frecuencia de
la enfermedad, Sin embargo, lus datos gue obran en nuestro ¢o-
nocimiento hablan muy al contrario de esta
fran que los abscesos del higado son més frecuentes en Ta parte
ul y & lo largo del valle lonjitudinal, notan-
sminucién progvesiva & medida que se avanza al sur.
En la costa de las zonas donde la enfermedad existe, Ja afeceién
posicidn y demues-
media de la zona cent:
dose una di.
es menos comin, Por debajo del grado 37 puede estimarse estePATOLOGICA
eTIOLOGiA Y ANATOMiA
mente raro, Mas al sur aun es enteramente
proceso como excesiva
desconocidn.
Al hablar de la freenencia de Ia enfermedad de que nos ceupa-
ria, entraremos
mos y de sas verdaderas relaciones eon la disent
en mis detalles al respecto.
Los
6 menos perfucta para su época la etivlogia de la hepatitis
investigadores que primero estudiavon de una manera mds
upu-
rativa, consideraron & esta enfermeilad, basandose en hechos en
sultado de una serie de cireuns
ni
apa irrefutables, como el r
taneias dopendientes tmas del clima y otras del individuo, dando,
nel pais
cia & este 6 i aquel factor etiolog
como es natural, sexi
y la époea, mas 6 menos importan-
ico.
Todos los que en
ountidla se han ocuparly de este proceso mir-
bido no han heeho, er
cortas diferencias, sino repetir 5 moditicar
1 alterarlas susta:
ligeraments las primitivas ideas, pero s
mente.
A nnestro moro de ver, las brillantes concepeiones etiolégieas
que caracterizan a la patulogia moderna, no han sido apticadas al
estudio de este proceso,
os, patee decirse, la verdadera natu
- es por esta eausa que ann hoy dia des-
alez
conocen » de Ja enfer
medal
Hoy no se encuent
‘a ya fécilmente qaienes admitan que la
temperatura ms 6 menos cievada 6 brasea en sus cambios, que
menticias, ete.,
ciones tan
ula hepsitiew en easo
la ingestidn de estas 6 dy aquellas sustanc av
un 6
profimdas come las que experiment la gli
no alter
pueda determinar en el interior di
de formacién de un abs
so en sit parenquitna,
Es evidente que estas causes poderosisimas en sf para o¢asionar
trastornos funcionales mis b menos intensos, seonidos, si se quiere,
de alter tos
ciones de Ia trama conjuntiva, atrofia de sus een
vyenoso, eb
glandulares, degencracigu por éxtasis ., ete, no pueden
en ningtin easo Hegar & producir la supuracién destructiva del
Srgano, pues para ello se necesita, como esté hoy plenamente de-
mostrato, cansas nis poderosas y de tn orden diferente
Esto nos lleva, pues, & considerar las casas Ue los abseesos he-
piiticos on dos drdenes: 1° Causus predisponentes, sean generales
6 individual
que en wltimo término dan te
” Cuusas directas 6 ocasionales,
yy que son la
1, en un terreno ya preparado, &
las alte:
jones anatdmieas que constituyen Ia base del proceso28 MEMORIAS CIENTIFICAS Y LITERARIAS.
rales
Causas predisponentes—d. Gen
Clima.—Todos los autores estan conformes en considerar al cli-
ma como una de las casas predisponentés mis poderosas en Ja
genesis de la hepatitis supurativa, Las diverjencias comienzan
desde el momento en que se trata de apreciar en sa verdadero va-
Jor la manera de obrar y Ia importanei sa, Para unos
es la tempemtura elevaia y sus cambios brusens Jo que tiene ma-
yor influencia; otros toman ya la humedad, ya Ja sequedad del
aire como factores de suma importancia en la produccién de esta
enfermedad,
E] exelusivismo en esta materia, como casi en todas, conduce
fdcilmente al error. Por nuestra parte ereemos que los diversos
eleinentos climatérieos y principalmente la temperatura y el gra-
do de humedad atmosterica, obran al isto titulo sobre ta ceo-
Atal cual drgauo a esta d aquella en-
de esta cau
nomia para predisponer
fermedad.
No nos detendremos & pasar en revista las cireunstancias cli-
mutiéricas de los paises cdlidos inter 6 extra-tropicales, pues esto
nos Hevarfa demasiado lejos de nuestro propésito.
‘Trataremos silo, y may breveruente, ‘lel clima de Chile y de su
influencia y manera de obrar en la produccion de los abseesos he-
paticos.
Debemos adelantar que no encontraremos en nuestro pals los
ri Jad que en los elimas
agen
cos en la forma & intens
factores atmos!
la manera como estos
cilidos, y que, en conseenencia,
obran sobre el higado para. pri
verifiea aqui por distinto mecanismo, aungue en el fondo obede-
se
4 Jas inflama
jones
lisponeelo
ciendo a las mismas Jeyes.
G). Temperutura.—La angosta y larga zona de tierra que cons-
tihuye el tervitorio chileno, por su constitueién fisiea y sitmacién
geogrifica, presenta al metvorologista una serie de climas variados
é interesantes, que mats de indtil y fatigoso, difieil de reu-
nir en una deseripeidu general
Baistenos decir que en general el clima (y en especial la, terupe-
ratura) depende de la latitud 6 de la mayor 6 menor cereania 6 la
costa 6 cordillera de los Andes, y que, en consecuencia, existe de
norte & sur una disminucion progwsiva dela temperatura, que on
ada grado de latitud,
Ja costa puede estimarse de 04° pareTtotocia Y ANATOMIA PATOLOGICA 29
4 més, y eno circunstaneia que. puede explicar algunas de las
de advertir que la corrien-
singularidades de nuestra nosologia, &
te polar que baila mmestra ensta en toda su extensi'n da 4 estos
lugares wna temperatura inferior «Ja que existe ¢ igual latitnd
lental del continente (1).
Los lugares situados en Ia esta, por razén de altura gomo de
Jatitad y de Ja maga de agna que los baila, presentan una tempe-
ratara ovis unifornie y siempre nuts
des del interivr, notdndose en especial eseasas oscilaciones diurnas:
de la col trica,
En el cuadro siguiente (2) pueden apreciarse las temperataras
5 ciudaes de la eosta:
en la costa oecik
mente que la de loealida-
mina termome
medias de las prineip:
Latitud ...
| Altitud. :
' Afios de observ.
. 46 m.13 m?
) 4 4
13,09 10.59 L1,0L10 }
13,71 (11,01 11,0111,04, F294
En el valle Jongitudinal hay oeasién, caminando de} norte
ar también, anngue no con tanta uniformidad, la
ia progeesiva de Jn temperatara, pero en cada localidad Ia
a, la altura sobre el nivel del mar,
a costa & cordil!
exposicién a los vientos, ete., deteriminan climas especiales y, eomo
es Wigieo suponer, constituciones médicas diferentes.
(1) Numsvieammente puede devirse que, dada Ja misma latitud, Je temperatara me
dia de In costa occidental (ehilena) es en 3° inferior 4 la oriental (argentina).—
Barros draut.—Ceograti
(2) W. Dias, Mea de
la seogratia médiea de Chile, ply. 21,FICAS Y LITERARIAS '
En el cuadro que sigue pueden verse en detalle las particular.
s térmicas de las diversas loealidades de este valle (1):
LOCALIDADES,
Puerto
7°10": 33
396 m, 569 m. 105 m,
| Albitud, ccscccseccsesene
Ajios de observaeidn.....
Owe oe
u Dtotio. , 1500
Westerns 005 TB; 788
Primw*,. 17,78) 1305) 1442
Temperatura niedia anua 7.66, 12,90
‘Temperatura me:
los In
vecindades de Ja cordillera, aniina presentan como cireunstane’
earacteristica rapidos y brascos cambios de temperatura cuya in-
Al revés de le que pasa en la
a
fluencia ya veremts.
A diversas civetustancias y nniy pringlpelmente al lima obe-
doce Ja division del territorio chileno en tres zonas transversales:
14 zona del norte 6 minera, 2.° zo!
voentral d agricola y
austral 6 insular.
A estas tres zom
clima: 4 la prhnera el.
S correspondent
grandes varledades de
ian vilido (en Ja parte sitmada en lay
2 initertropical) 5 el de transicién al tenrplado: & la segunda el
¥.
clima templado, y ala teveera el sri y hiimedo,
Coima se ve, no hay en Chile, la gona de sa territorio
situada por sobre «
ripivo, la temperatura elevada que para
tantos autores es indispensable en ie produeciin de la hepatitis.
Muy al contrario, comp ya hemos dicho, la enfermedad de que nosTIOLOGIA Y ANTON:
oeupamos presenta sa maximum de freesencia en la zona central
y en pleno clima templado.
~ Para nosotros, si la temperatura influye en Chile en el desarro-
lo de los absersos del higado. no es, sal
y exeepeiones, por su gra-
do view:
En Santiago, por ejeinplo, es di
Ao, sino mas bien por sus rApidos y bruseos cambios,
jo en otoho ¥ sobre todo en
primavera observar en el curso de pocas horas, @ la eafda de la
tarde, wn beuseo descensa de la columna termomdétriea que preds
imarse, tomando las elf
as ext von hasta en 20 y 2
«factor? Ex
iDe yud manera puede influir abido que el h
i
gaulo es el centro wis active de los eambios orminieos y que man-
fones intimas de alternancia 6 suplencia.
vela
ene con el pulins:
Ahora bien, las combustiones orgéinicas que mantie! ienen la tempe-
ratura del indivic
del pulmén y del higado
uladas por el fan
ionamiento armdnica
fren en los cambios brasens de tempe-
ature exterior, desGrdenes queen tltimo termino se tradnven por
aumento funeional del higado, hecho stticientemente demostrado
imentacién.
por Ja expe
Se comprende, pt
repel aya al fin por tracr conjuntamente con otras causas
In hiperemia # hipertrofia del deg
s, que este Tuncionamiento, infuitas veces
0, ent
10,
disposicién & altoraciones inflamator
b) Himedad del wire —aLa humedad del aire 6 estado hier
eo
met pend, como Jievamos dicho, de los vientus reinante
bo
de las Huvias, y & ellos estd subordinada on Jas tres regiones que
hemos deserito, Pero hay una particular
| propia del pais hacia
Ja eval es wenester Hamar Ia atencion tal es ha sequedad extrema
epoca del
del aire en las reziones del centro y norte durante
calor estival
De las observaciones higrometriens practicadas por el seher
Downe, determinur el elima de Santiago, resulta: L° Ja
maj én de saturacién del
o pari
vor Inmiedad relativa Ja iayor
agi eorenspone con la estaeiéa de tas Tnvins le menor gon los
lurante estos calores
vores calore:
observa que la dife-
rencia entre los terme tros de p:
“metro Nega A veces a 11 y
& 14 erados, lo que
por Humboldé y Rose en
como ejemplo de in mayor
fea una oe idéntica 2 la obser
ada,
Jerada
queda encontrada cn les Nanos poco
ln capa de Platowstraya, cons
elevados del interior de los continentes y A eentenares de le
was:3B
MEMORIAS CIENTIP
SY LITERARIAS
> gon e) calor del dia en vez de subiz, baja en evalyuie-
del mar; 5
ya estacion la humedad relativa, de tal manera que muchas veces
Ja de Ja tnafiana es el doble de la de la tarde, mientras que la
humedad absoluta permanece casi fa misma (1).
Esta sequedad tan grande del aire, que debe ser mayér afin en
las provineias del norte, pares ser produeida por la elevacidn del
1
lena
valle Jopgitadinal, por Ja
por falta de as
os vientos de! s
forma, Una sequedad tan extremada de) ain
anitica que lo separa del mar,
je constante de
vapor de agwa que sk
fs ‘ue se evaporen y por el p
oeste, que arrastran el
no puede menos de
influir, como observa el seor Domeyko, sobre ef organismo hu-
; y,efvetivamente, el aire seco ties
no que robarle humedad y de aqt
mano y sobre sus enfermedade
lag grandes pérididas que sufre
por la evaporacién pulmonar y cntinea, que en fa época de las ca-
Jores producen la Ian
I
sobre la geografia médiea de Chile»).
guidez y postric
ide de las fuerzas y el debi-
ash.—{W. Diaz, ddea
amiento en les constituciones poev eneryi
Apenas necesitamos agregar qh
fune
ienbes para contrarres
e In sequedad del ai
re intluye en.
alto grado sobre onabilidad del bigado, pues ni el pulmdn
ni la piel son suti
tantes y cor
(eutinea 3 pulmonar).
En estos easos, el Migado, en virtud de los principios ya enun-
ur é Jas pérdidas eons-
x la evaporacién
ciados, aumenta su actividad para mantener la temperatura cons-
tante del organisino. No hay que olvidar gue, eaande la tempe
tara
terior es ele
aul ¥ el aire soeo, las eombustiones orgainieas
en general y expocialuente los cambios pulmonares (y por consi-
guiente los movimientos toniciens y abdominales) estiin deprimi-
dos, jerada y alta temperatura exterior
originan postracién de frerzas y sensacidn de languides, En estos
ca oti
trofla. A unis, conto es sabido, Ja cireulacidén del liquide sanguineo
pues la evaporacion ex
a
308 el higado sobre sus Funciones y & Ja larga se hiper-
en el parenguima hepitico esti regulada por los movimientos,
tanto de la caja tordcica como de Jas paredes abdominales, de
& que cuando éstos estin disminuidos por las. ¢ai
dichas, ef Ifquido sanguineo cantina lentamente y