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El Problema Sanitario , opntrenctl dada en Ia Universidad de Chile el 28 de Julio por el Dr. don Alejandro BUBUP GOS besh hee eagydy El problema sanitario Conferencia dada en Ia Universidad de Chile el 28 de Julio por ef Dr. Don Alejandro del Rio. T.— Introduccién. TI.— Consideraciones jeners TII.— La hijiene publica i Americana. TV.—Necesidad de adoptar una Polftica Sanitaria. V.—Bases para la revisin de nuestra Organizacion les. V Conferencia Pan- VILE xhortacin al Presidente de la Republica | T.—Inrropucci6n La reciente Conferencia Panamericana, de la que tuve el honor de formar parte como miembro de la Delegacion de Chile, me oblig6é a ocuparme nue a vamente de los asuntos sanitarios que tanto me interesaron en tiempos pasados cuando desempenaba las edtedras de hijiene i de bacteriolojia de la Escuela de Medicina i la direecién del Instituto de Hijiene i posteriormente, en 1911, con motivo de la Quinta Conferencia Sanitaria Panamericana, que tuve el alto e inmerecido honor de presidir. Este nuevo contacto con los problemas sanitarios i con distinguidos hijienistas de ambas Américas i la penosa comparacién de lo poco que hemos ayan- zado nosotros i de los enormes, estupendos, progre- sos realizados en los wltimos decenios en todo el Continente, me ha hecho refleccionar dolorosamente sobre e! porvenir que se nos espera si no nos dete- nemos, al horde del abismo, para mirar de frente a donde nos lleva el desgobierno i Ja anarqufa sani- taria en que vivimos i me ha inducido a sujerir, en ‘cuanto me sea dado, los medios i caminos para salvar al pais de tan grave situaci6n. Como médico hijienista, va en las filas de la re- serva, hube de pasar crueles momentos en la Quinta. Conferencia, tanto en la propia Comi como en el diario trato con los eminentes socidlogos 1 médicos hijienistas que nos visitaron, al tener que referirme 2 nuestra organizacién i a nuestro estado sanitario i me prometf cumplir con el deber de con- ciencia i de patriotismo de volver, una vez més, a las lides de afios que pasaron. Por eso vengo ahora a esta alta tribuna a romper todavia una lanza en favor de la hijiene publica, de la medicina preventiva asf también llamada, que hasta el dia no ha sido considerada como lo ye merecia por nuestros hombres ptiblicos, salvo es- fuerzos aislados ¢ inarménicos que el éxito no ha coronado, TI.—CONSIDERACIONES JENERALES La Hijiene Publica Nacional considerada desde el punto de vista de su lejislacion deja una impresi6n mas bien satisfactoria si se atiende a la letra de sus disposiciones. Nuestro Cédigo Sanitario—salvo en las partes que dicen relacién con la organizacién de sus servicios i de su personal y con las sanciones —es, en términos jenerales, bueno; sus reglamentos dictados hasta Ia fecha dejan, a su vez, la impresién de bien meditados. La lei de Réjimen Interno asigna a los municipios un campo de accién mui amplio que podria haber sido de utilidad efectiv: una larga, dolorosa i al parecer definitiva esperiencia no hubiera demostrado la completa i absoluta banca- rrota de la accién comunal i las falacias de este estatuto fundamental de la hijiene urbana. Hai que reconocer que hemos cometido el grave error de confiar mds alld de lo justo en la eficacia de las leyes i el mds grave de contentarnos con her- mosos textos que a nada conducen dada la pobre organizacién que poseemos, la falta de personal especializado, tinicamente dedicado a, estas funciones, i la total ausencia. del personal auxiliar, quiero refe- virme a las enfermeras sanitarias, i, por fin, a la miseria de los recursos que asignan a estos servicios tanto el presupuesto del Estado como el de los muni- cipios. En efecto, la cifra de nuestra mortalidad perma- nece en el mejor de los casos estacionaria, © sélo onocidos con leyes oscilaciones, en términos hoi de en el mayor ntimero de los paises eivilizados; el coe- ficiente de Ia mortalidad infantil es abrumador; las endemias de profilaxis segura i conocida no cesan; las epidemias tienen hbre campo de accién como en époeas que se recuerdan con horror i las plagas sociales, la fatfdica triada: alcoholismo, tuberculosis i males venéreos, afectando al jérmen de la vida, llevan répidamente a menos una raza que, en sus buenos tiempos, fué proverbialmente sana i fuerte. Influencias de pura indole social i econémica actian también en forma desfayorable disminuyendo las s naturales contra los ajentes adyersos u la defens salud. Es ya sobrado tiempo para mirar de frente el mal en toda su intensidad i de reaecionar como hombres fuertes, como debe hakerlo una raza que quiere vivir en salud, en salud plena i vigorosa, libre de las asechanzas diarias de males i de causas adversas de naturaleza evitables i que aspira mui lejftimamente a un porvenir mejor, en un medio urbano i en habitaciones siquicra decentes. En este orden de cosas intitiles resultan Jas lamen- taciones, sin finalidad pr bilidades pasadas i presentes que se quisiera perseguir. Confe- semos simplemente que hemos errado, que no hemos sabido ser previsores, que hemos equivocado el camino para aleanzar el fin deseado: «vivir en con- diciones de normalidad sanitaria» i tratemos de encontrar la verdadera ruta. Como el camino que en la leyenda conduce a la virtud, este es largo i penoso; a semejanza de aquel no ofrece halagos inmediatos, pero Neva a la meta, ctica las respor = al éxito. Hs largo porque los servicios sanitarios no se improvisan i exijen lx preparacién previa de un personal téenico, tanto direetivo como auxiliar, cientificamente preparado, especializado en estas materias, Hs penoso, porque requiere grandes sa- erificios pecuniarios de parte del Estado i de los municipios para remunerar a este personal en forma adecuada i para dar al servicio mismo una organi- zacién verdaderamente eficiente. Las economfas i mezquindades son en este orden de cosas contra- producentes, pues, ni remedian los males habituales ni impiden las esplosiones epidémicas que, a la postre, obligan, quiérase o no, x grandes gastos hechos a Ultima hora sin discernimiento alguno, bajo el apremio de la La aecién de la hijiene ptiblica es hoi mas vasta que antes; sus medios de aceién han evolucionado; su indole social ha sido ampliada en forma ante- riormente no imajinada. No s6lo persigue la reduc- cién o la estincién de las enfermedades de natura- raleza cont: medio, corrije las influencias nocivas i va hacia el individuo sano para enmendar las variantes de la salud que acusan inferioridad, para vigorizarlo, para vijilar que el trabajo se haga en condiciones que no cireunstancias, iosa o infecciosa sino que mejora el excedan de Ja normalidad del esfuerzo, para hacerlo sentir el placer de In plena salud i el contento de vivir, De buroeritica la hijiene ha pasado a popular en el mds amplio sentido de la palabra Hevando a cada hogar donde la enfermedad aparece o donde una necesidad sanitaria se deja sentir, las modernas mensajeras ce la clisien Hygein, las enfermeras jas, ajentes de la buena nue de transce sanite dental a social i técnica mportanci =r Hasta hace poco todos los esfuerzos de la hijiene se dirijfan al medio urbano; hoi se comprende mejor la importancia de honificar las condiciones en que vive la poblacién rural i se trata de hacer llegar hasta este medio, tan reacio al progreso, los bene- ficios. de la accién sanitari Gran importancia atribuye la hijiene actual a la eujenesia i a la puericultura no sélo de los dos pri- meros afios sino también de la edad escolar para cuyo efecto las modernas organizaciones cuidan con es- pecial esmero de crear servicios médicos i sanitarios de gran amplitud i eficiencias que acttien con pro- vecho en este medio de abundante cosecha sanitaria. ria. A HIJIENE PUBLICA I LA V CONFERENCIA PANAMERICANA Los principios fundamentales establecidos en la Quinta Conferencia Panamericana en materias sani- tarias son de gran significaci6n para el porvenir de la medicina preventiva en el Continente Americano. La Delegacién Chilena tuvo el honor de proponer, entre otras, la declaracién formulada en términos tan precisos por el Dr. Vincent primeramente en su ponencia principal i mds tarde en una especial basada en proporciones coneordantes de Chile pri- meramente i después de Cuba. Estas resoluciones en su parte pertinente son del tenor siguiente: «2.° La eficiencia de la administracién de la salu- bridad ptiblica depende directamente de la existencia de un personal perito i esperimentado el cual sdlo puede obtenerse si se reconoce que la medicina pre- ventiva constituye una profesién especial a Ja Er cual se garantizan preparacién apropiada, inamo- vilidad en el servicio, ascensos basados tinicamente en servicios meritorios “i jubilacién>. «Que se instigue a cada pafs a que estudie un pro- grama que inecluya los siguientes puntos: 1.° El amplio reconoecimiento por medio de una preparacién apropiada, remuncracién adecuada, ina- movilidad en el servicio i prestijio social de la pro- fesién de hijiene ptiblica como campo especial de actividad esencial al bienestar de las naciones; 2.° La ereacién de cursos de preparacién para el personal de salubridad ptiblica o la educacién de individuos escojidos, por cuenta del Gobierno, en las universidades de otros pafses; 3.° Promoyer las visitas de sus oficiales de sanidad a otros pafses i la recepcién a cambio de los repre- sentantes de organizaciones sanitarias de otras ma- ciones». Estos principios aceptados sin diserepancia por Ja Conferencia son Ja piedra angular de la futuras organizaciones sanitarias de los pafses americanos. Ellos tienen particular interés entre nosotros porque dada la autoridad de quien los formuld, el eminente sociélogo americano, Presidente de la Institucién Roekfeller, Dr, Vincent i la undnime aceptacién de la Comisién de Hijiene i de la Conferencia Plena irén més directamente i més a fondo a influir en el dnimo i en las resoluciones de nuestros hombres de gobierno. A raiz de la Conferencia consideré de mi deber dirijir una comunicacién al sefior Rector de la Uni- yersidad para solicitar su concurso i el de la Cor- poracién que preside en favor de la realizacién de dos proyectos derivados directamente de las reso- Ee luciones ya citadas de la Conferencia. El primero consiste en un proyecto de lei para enviar al estran- jero hasta seis médicos chilends elejidos por concurso ante la Faculiad de Medicina a fin de que durante dos afios se dediquen esclusivamente al estudio cientffico i préctico de las ciencias i procedimientos sanit: Hstos médicos, previa renuncia formal al ejercicio profesional, irfan desde le primer mo- mento contratados para prestar a su regreso sus servicios como médicos sanitarios, particularmente en el ramo de la profilaxis, bajo la inmediata diree- cién i dependencia del Director de Sanidad. Se esti- pularia que, ademas de Ja pensién que recibirian durante sus estudios especiales en el estranjero, gozarfan a su regreso un sueldo inicial de $ 20,000.00 que aumentaria en $ 5,000.00 cada cinco anos hasta Negar a un maximo de $ 40,000.00. Toda forma de ejercicio profesional serfa absolutamente prohi- bida i sancionada, Para no reeargar de una vez el presupuesto nacional se propone que la autoriza- cién concedida al Presidente de la Republica tendria un plazo de scis anos a fin de no enviar al mismo tiempo sino dos pensionistas La buena acojida que este proyecto ha recibido primeramente de parte de las autoridades universi- tarias i de la prensa de la Capital i por tiltimo del Gobierno, es un feliz augurio de posible éxito. T asi debe forzozamente ocurrir si realmente s proposito honrado de montar desde sus cimientos Ia. miiquina sanitaria. El segundo proyecto presentado a la Universidad se refiere 2 la creacién de una destinada a formar el resto del personal de que ha menester la Direccién de Sanidad p: io —B— eumplir con Jas funciones que le estsn encomenda- das. Esta escuela podria, a su vez, servir para perfec- eionar i especializar a las enfermeras sanitarias que tanto papel desempefian en las modernas organiga- eciones de esta indole. Su realizaci6n no comportn grandes sacrificios al Estado. E] mismo instituto seria de gran importancia para perfeccionar en hi- jiene especial a los médicos de hospital que deseen aleanzar los puestos superiores (jefes de seccién) de estos establecimientos a fin de que su coopera- cién en los respectiyos Consejos Técnicos sea real- mente eficiente. Igual utilidad ofrecerfa, al personal médica que sirve en los institutos de puericultura. tanto oficiales como particulares. En el mismo orden de ideas i por iniciativa del que habla, la Junta de Beneficencia de Santiago acaba. de presentar al Gobierno una, peticién de subsidios para erear en los hospitales de su dependencia nuevas eseuclas de enfermeras. En la actualidad euentan con planteles de este jénera sélo los hospi- tales «Manuel Arriardn» i «San Vicente de Paul». Si, como es de esperarlo, se conceden Ios subsidios soli- citados, en un ano mis Santiago podria disponer de cineo escuelas para la formacion de enfermeras correctamente preparadas, lo que significaria no sdlo un provecho inmediato inmenso para los hospi- {ales mismos i para el ptiblico en jencral smo también para lo rvicios sanitarios que asi podrfan disponer de un personal utilizable para sus propias necesidades mediante cursos de perfeccionamiento. Persiguiendo idéntico propésito se ha pensado también en dar a la actual Escuela de enfermeras del Estado una nueva organizacién i destinarla es- elusivamente a la formacién de enfermeras sanitarias, = ich En todo caso, sea por este 0 por el camino anterior- mente indicado, Ia idea de contratar a una enfer- Mera sanitaria, para que funde entre nosotros esta nueva carrera, que propicia el sefior Rector de la Universidad i que figura en el proyecto de presu- puesto para el afio proximo, merece ser acojida con entusiasmo. Hacemos yotos porque esta peticién sea atendida como merece serlo por el Gobierno i el Con- greso. Dado el estraordinario éxito aleanzado después de la gran guerra en los pafses europeos i en América por esta simpstica institucién de enfermeras sani- tarias, me atrevo a pensar que este gasto es de aquellos que podrian ser llamados inevitables. El progreso no puede, en efecto, ser desatendido impu- nemente. Apesar del natural escepticisino, tengo, ahora, sefioras i sefiores, la intima persuacién de que esta vez hemos de ser mds felices i abrigo fundadas es- peranzas de que dichos proyectos serdn una realidad en breve plazo pues de ellos depende el poryenir sanitario del pais. Conffo atin en que el patriotismo no ha de ser palabra vana en la conciencia de nues- tros parlamentarios, por impenitentes que parezcan en las diarias i poco estimulantes disquisiciones i conflictos politicos a que se dedican con tan ra pertinacia i en completo divorcio con el sentir nacional. IV.—NECESIDAD DE ADOPTAR UNA POLITICA SANITARTA En materias sanitarias como en tantas otras nos ha’ faltado un poco de lo que no es escepcional en los paises de raza anglo-sajona, el sentido prac i el espiritu de perseverancia en los esfuerzos que tienden a un fin itil. Asi, apesar de lo mucho ‘que hemos hecho en este orden de cosas, particularmente en obras de agua potable i desagites, la accién mi- rada en conjunto carece de unidad i sobre todo de eficacia. Dietamos buenas leyes pero descuidamos su ejecucién; creamos administraciones que requie- yen un personal téenico numeroso i nada hacemos para obtencrlo; i, cuando por escepeidn, facilitamos la formacién de un especialista, no es posible con- servarlo en funciones por raz6n del misero sueldo que le asigna la, lei. Entre las causas desfayorables que han actuado para producir nuestra incompetencia prictica en hijiene ptiblica debo hacer mencién particular de Ja omniciencia parlamentaria que deforma las leyes mejor estudiadas i esteriliza las buenas voluntades reduciendo a cero la influencia de los téenicos. Leyes como las sanitarias estudiadas por personas compe- tentes deberfan ser aprobadas o rechazadas pero no destrozadas en su via-crucis parlamentaria. Hai en cl pais, felizmente, personas aptas para colaborar con provecho en esta obra nacional por excelencia i, por escepcion, libre de toda macula politica. Otro factor de nuestro atraso es la permanente insuficiencia de los recursos que se asigna a esta suerte de servicios agravada, mis si cabe, por el yetardo no escepcional de la lei anual de presupuesto, ico — 16 lo que trae como inevitable consecuencia la desor- ganizacién de los servicios i la desmoralizacién del personal, Todo induee i uconseja abordar resueltamente este problema i definir en forma precisa Ja politica sanitaria del porvenir revisando la uctual lejisla- cién i servicios existentes para darles la amplitud i eficiencia requeridas. Necesitamos, pues un plan o sea una polfties sanitaria que nos lleve, en un plazo prudente, a una situaci6n mejor, a la que el pais necesita i exije para su desarrollo normal i nos libere de los males de todo orden que hoi retardan nuestro progreso i de la ver- giienza de no haber sabido o podido aleanzar la situacién que ofrecen a este respecto paises mids felices de este hemisferio i continente. Mste plan no es ciertamente irrealizable ni esta fuera de nuestras posibilidades financieras. El debe considerar las siguientes cuestiones: 1.° Las reformas que convenga introducir en la actual lejislacion sanitaria para adecuarla a las reales necesidades nacionales segtin el eriterio moderno dominante; 2.° La manera de formar un personal téenico, especializado, capaz de dirijir con éxito la seeién Sanitaria; 3.° La preparacién de enfermeras arias vis fadoras o sea del personal auxiliar indispensable a toda organizacién moderna de este curdicter; 4° La necesidad fundamental de dar a los servi- clos sanitarios recursos suficientes para que su per- sonal sea debidamente rentado i pueda dedicarse esclusivamente a estas funciones i para que sus re- sani i- yw particiones i laboratorios den un rendimiento nor- mal, Nos ocuparemos aisladamente de cada uno de estos ntimeros dada su estraordinaria importancia. El primero, que dice relacién con la revisién i mo- dernizacién de las leyes sanitarias, es de gran signi- ficacién i nos serviré de tema para el capitulo si- guiente. Con respecto al segundo i terecro--formacién del personal sanitario directivo i auxiliar—nos referi- mos a las resoluciones de la V Conferencia Pan- americana i a lo que dejamos dicho sobre enfer- meras sanitarias en los capitulos anteriores. Toea ahora su turno a la cuestién capital, la finan- ciera. Estado i Municipio deben considerar seria- mente de un lado la necesidad vital de sanear al pafs i otro la manera i los medios de alcanzar este resultado i honradamente cumplir con lo que Dis- raeli Namé «el primer deber del hombre de Estado» al referirse al cuidado de la salud publica. Bl pro- blema no admite soluciones equivocas, es blanco o negro, i al decir esto queremos significar que las transacciones i fieciones a que con tanta frecuencia recurren las corporaciones— Congreso 0 Municipio— para satisfacer en la forma i no en el fondo las aspi- raciones mas lejitimas del pafs en este orden de necesidades, no sirven sino ra producir el des:- liento dei ptiblico i la desconfianza en Jos procedi- mientos, malamente puestos en juego, i en los hom- bres que se ven obligados a servirse de medios de accion tan deficientes. El pafs necesita, el pafs quiere vivir i vivir en salud. El pats exije un correcto servicio sanitario i debe hacer los sacrificios que sean necesarios para uleanzar a SS =a — — re el éxito que vanamente viene persiguiendo i que nunca obtiene a despecho de los buenos propésites i de las leyes ya dictadas para este fin. {Curinto gastamos en hijiene ptiblica? Cudnto de- berfamos gastar para tener servicios sanitarios ver- daderamente eficientes? Segtin las informaciones que se ha servido darme mi estimado amigo D, Alvaro Covarrubias Arlegui, funcionario superior de la Oficina Central de Hsta- distiea, en el afio 22 el presupuesto fiscal sefiala como destinado a la hijiene ptiblica $ 1.224,000.00. A esto habria seguramente que agregar las cantidades consultadas en las leyes sanitarias de emerjencia para combatir enfermedades epidémicas, con lo cual talvez se Hegue a un total que posiblemente no ex- ceda de $ 1.500,000.00 ya que de estas leyes especia- les buena parte debe obligadamente ser destinada a auxiliar a las Juntas de Beneficencia para cubrir los gastos de hospitalizaciones estraordinarias Mas diffcil resulta apreciar el monto de las inver- siones municipales por este capfiulo, Pues bien, del estudio de los respeetivos presupuestos resulta un gasto total de $ 2.012,435.00 por concepto de hi- Jiene i beneficencia, correspondiendo a esta wltima $ 412,260.00 i a la hijiene propiamente tal $ 1.600.000 Hstas cifras no representan seguramente la verdad pues es bien sabido que en casi la totalidad de los presupuestos municipales se cumple sdlo en la forma con la obligacion legal de destinar el 10% de las en- tradas a la hijiene i que las cantidades aparentemente consultadas para este fin reciben, por caminos mis o menos legales, inversiones mui diversas, ¢Cucnto se gasta realmente? Seria aventurado hacer a este = ‘tol. respec jerado reducir esta cifra a sélo $ 500,000.00. Tendriamos, asi, que el pais inver mente en hijiene pribliea— sumando los ftems per- tinentes i efectivos de los presupuestos municipales i del fisco, aproximadamente dos millones de pesos. Para apreciar el significado de estas cifras haremos una breve resena de los sacrificios que comporta, la correcta atencién de los servicios sanitarios en algunos paises. En Inglaterra, cuna de la hijiene, Estado i Mu- nicipios, gastan anualmente mas de mil millones de jrancos. El personal sanitario alecanza la cifra de 24,062 funcionarios, como lo manifiesta el siguiente estado: 1,600 médicos inspectores, de los cuales 285 se in esclusivamente a sus funciones s (Whole-Time Officiers); 238 médicos para la profilaxis de la tubercu- ) una estimacién precisa, pero no creo exa- fa anual- losis; 1,300» inspectores escolares ; 1,300 >» » del trabajo; 324 » > de insanos i retar- dados; 4,800 » de pobres; 12,000 » de seguros sociales; 2,000 inspectores e inspectoras sociales; i 1,500 monitoras de hijiene. En los Estados Unidos de Norte Amé que un correcto servicio de sanidad exije un gasto medio anual de un délar por habitante. La ciudad de New York, por su parte, invierte 3,51 délares por habitante i por afio o sea vetnle millones de dolares, ica se estima In Brasil el presupuesto fiscal anual por concepto de sanidad es igual a $ 30.000,000.00. (EL peso brasi- lero vale actualmente més 0 menos un peso de nues- tra moneda). Estas informaciones nos aproximan a la posibi- lidad de apreciaciones comparativas. Tomaremos como base el criterio americano: para la hijiene, un délar por habitante i por ano. No seria, me parece, excesivo para nosotros fijar para la cuota fiscal la mitad de esta cantidad. Esti- mando el valor medio del délar en $ 5.00 moneda nacional i la poblacién del pais en cuatro millones tendriamos: $ 2.50x4.000,000= $ 10.000,000.00. Debo hacer notar que asignando al servicio de sanidad la, cantidad de diez millones la proporcién, con rela- cién al presupuesto total, apenas excederia del 2.5%. Por lo que toca al presupuesto comunal, estimo que su cuota deberia no ser inferior a la mitad de la asignada al Estado o sea de $ 5.000,000.00. En suma, gastamos dos millones de pesos, deberfa- mos gastar quince. Ei marjen de treee millones permite considerar la posibilidad de dar a la hijiene publica la situacion que le es propia en toda agrupacién humana que ha adquirido el convencimiento del valor de Ja salud ide la vida i que no quiere soportar comparaciones deprimentes i mortifieantes: Este desfile de millones i la temeraria afirmacién de que para vivir como personas decentes neces famos gastar por ano no menos del 2.5% del presu- puesto fiseal i de una cuota municipal igual a la mitad de la anterior o sea, lo repito, de quince mi- Nones de pesos, podria hacerme aparecer como un iluso, casi como un habitante de la Luna, 0, para mis amigos médicos, coMo un candidato a inmi- nente pardlisis jeneral. Me encuentro, pues, en la obligacién de dar una esplicacién que me devuelva la ciudadanfa chilena i permita interpretar mis anhelos de grandeza nacional sin la sospecha de haber cafdo en delirio patoldjico. Creo que nuestro servicio de sanidad se encuentra todavia en mantilles i que, a medida de su desa- srollo, necesiturd’ disponer de mayores recursos, Hs- timo que su crecimiento no podré ser mui répido, dadas las dificultades que ofrecerd su reorganiza- cién i el tiempo que exijir& la preparacién del per- sonal, particularmente del que ha de servir los de~ partamentos por crear. En todo caso, debemos preparar el énimo para aceptar de buen grado los sacrificios pecuniarios que la reforma traer& consigo teniendo en vista las cifras i ejemplos que he citado i el cdleulo de lo que nos corresponderfa gastar para contar con buenos ser- vicios de sanidad, No hai, pues, motivo para alarmar a nuestros financistas a lo menos por ahora. Quizé en diez afios mds i en forma progresiva, nos habremos visto en la necesidad de llegar hasta el marjen previsto. Pero el dinero que se invierta por este capitulo seré, a no dudarlo, remunerativo en tal forma que no despertaré las crfticas ni atin de los més empedernidos contradictores, de las mentalidades negativas que nunca dejan de actuar en contra de estos grandes problemas que requieren alguna preparacién para ser bien comprendidos. Tendremos por cierto que oir una vez més las estranias.disquisiciones sanitarias a que en tales casos suelen entregarse los politicos. Recuerdo todavia 9a one con estupefaccién algunas opiniones de cardcter técnico-sanitario que durante mi paso por la Diree- cién del Instituto de Hijiene hube de ofr a Ministros de Estado en el Departamento del Interior. I, si no fuera por el respeto que me merecen ilustres servidores del pais en otros érdenes de la actividad publica, harfa aqui un paréntesis anecdético i humo- ristico para solaz de mis ‘bhenévolos oyentes. No obstante, quiero hacerme la ilusién de que el progreso i la difusién de la cultura ir4n haciendo desaparecer ‘os resabios de tiempos que fueron i que la hijie- nizacién del pais encontrara en el futuro un terreno mas propicio para su desarrollo i perfeccionamiento. BASBS PARA LA REVISION DE NUBSTRA ORGANI- ZACION SANITARIA La organizacion sanitaria que vamos a esponer a grandes razgos no significa. sino una ampliacién de lo existente, una mejor i més léjica ordenacién de lo que poseemos i la adicién de nuevos departa- mentos para satisfacer exijencias que sédlo en los ultimos anos han recibido jeneral aceptaci6n. Cuando Hegue el momento de revisar el actual Cédigo Sanitario en Ja parte referente a la orga cién de sus servicios convendria dejar espedito el camino para la creacién de nuevos departament 0 secciones, cuando las necesidades asi lo aconsejen sin que sea menester dictar cada vez una nueva lei. De esta manera— si la hermenéutica legal lo permi- tiera— seria dado seguir paso a paso los progresos de las ciencias sanitarias i aplicar dietados a medida de las necesidades nacionales. Las «Bases» presuponen una ampliacién de las funciones del Estado a espensas de las que la lei de Réjimen Interno asigna al Municipio. Por lo que a nosotros toca, una larga i no interrumpida espe- riencia nos enseha lo que podemos esperar de Ja chijiene municipal» dadas Jas caracteristicas del réji- men comunal que domina en el pafs, salvo mui con- tadas i honrosas escepciones. Mientras perduren los habitos polfticos hoi dominantes i los municipios persistan en las desconcertantes actividades que caracterizan su funcionamiento normal, mientras no hagan méritos siquiera para merecer la chabilita- cién de edad», es menester que el Estado tome a su cargo, a lo menos en Santiago, los servicios sanita- rios como ya lo ha realizado con el agua potable, el alcantarillado, la pavimentacién, el servicio de asistencia social (beneficencia), etc. T atin con municipalidades de verdad i atin en los pafses de estructura federal se ha reconocido la con- veniencia de dar al Estado una seccién preponderante en las cuestiones sanitarias que rara vez tienen un cardcter estrictamente local, Asf en Estados Unidos cuando un problema de este orden, por ejemplo el desarrollo anormal de una enfermedad endémiea o epidémica, no es correctamente atendido por cl correspondiente Estado i amenaza seriamente al yecino, el gobierno Wederal interviene. De la misma manera una fabrica de sustancias alimenticias cuyos productos son consumidos en todo el pais i en el estranjero cae de Ileno en la esfera de accién federal. Serfa facil multiplicar los ejemplos. A la cabeza del servicio de sanidad nacional figura. tantas yen lonia, Teheco-Slovaquia, Servia, Austria, Canadi, ete., ete. A la misma secretaria de Estado podria encomendarse la direccién de la Previsién Social i Trabajo i la Asistencia Social o Beneficenci La sujestién de esta idea esté basada en la espe- ranza de que la <«rotativa ministerial» se descom- ponga en forma definitiva i permita que el pais, sea debidamente administrado. Las tres secciones de] proyectado Ministerio estarian a cargo de las respectivas persigue. 8.° Procede la designacién de una comisién de téenieos, para preparar i someter a la consideracién del Gobierno un proyecto de Ici que permita dar al servicio nacional de sanidad la eficiencia que el pais requiere. T, para terminar, deseo hacer una declaracién. El eriterio que he manifestado con absoluta franqueza. i sin ropaje literario que lo disimule sobre el estado sanitario del pais i la eficiencia de su actual organi- zacién, tanto central como municipal, pudiera pres- tarse a interpretaciones que deseo prevenir. He omitido deliberadamente toda apreciacién que pu- diera referirse a personas pues me complazco en 425 reconocer que los funcionarios que tienen a st cargo los actuales servicios son dignos de toda consideracion por su ciencia i abnegacién. Si su accién no aleanza a satisfacer las necesidades sunitarias del pais culpa. es de la organizacién defectuosa en que acttian, de la falta de personal auxiliar téenico, de las escas ia veces ridfculas remuneraciones que reciben por fin, de los limitados medios i recursos de que Jes es dado disponer i de Jas perturbaciones que aca- rrea el no escepcional atraso en la aprobacién del presupuesto del Estado. Debo todavia agregar pocas palabras que serdn de agradecimiento a los sefiores Directores i Redac- tores de los grandes diarios de la Capital que han recibido con aplausos las primeras manifestaciones de reaccién contra la miseria sanitaria en que vivimos i que ciertamente han de cooperar activa i eficaz- mente a Ja obra patriética que significa dotar al pais de un correcto servicio de sanidad. aS VEE Kxemo, Senor Presidente de la Reptiblica: Escusad, os suplico, que preseindiendo momenta- neamente del protocolo me dirija directamente a vos que habéis querido con vuestra presencia dig- nificar esta tribuna. Chile figura, sefior, como una gran manecha negra en el mapa sanitario de Sud América. Las naciones hermanas del Atkintieo han sido mas feliees que nosotros i han tenido, a su debido tiempo, estadistas que supieron forjar las armas = 360— para vencer las causas de insalubridad, de orijen natural 0 simplemente humano. Montevideo esterioriza su gran cultura con una mortalidad jeneral que no exeede de 12 por mil. Buenos Aires ofrece un coeficiente que no sube de 16 por mil. Rio, capital que antes no visitaban turistas de paso por fundado temor a la fiebre amarilla, no solo se encuentra definitivamente liberada de esta plaga sino que ha visto bajar su mortalidad jenera a menos de 19 por mil. En cambio, en nuestra capital, la estadistica se- fala una mortalidad que en el quinquenio 1918-22 llega al promedio de 33.4°/,, ofréciendo en los anos 19 i 21 el récord de 39.2°/ 0. Esta situacién no puede prolongarse por més tiempo sin grave detrimento de nuestro pre: i El problema es escepcionalmente grave. Si la muerte sigue haciendo en esta tierra, Hamada a mejor suerte, la abundante cosecha que. nuestra incuria o incons ciencia les permite, el crecimiento vejetativo, tinico factor del ineremento de nuestra poblacién, sera lento e iremos a menos al lado de los paises hermanos que, mis previsores, crecen, prosperan i se enrique- cen. El Dr. Rodriguez Barros, en su discurso de in- corporacién a la Facultad de Medicina, ha Mamado recientemente la atencién sobre un nuevo factor desfavorable. Nuestra alta natalidad, que mala- mente lograba Ienar las filas raleadas por la muerte, viene a menos en forma constante i pro- gresiva. Urje, sefior, poner mano enéry de sanear el pafs i de mejorar las condiciones de vida, llevando adelante, sin estrechez de crite: aa la gran obra in re- = See sabios coloniales, sin mezquindades, las reformas que requieren los organismos sanitarios existentes i creando los nuevos que las necesidades puiblicas recomiendan. Confio, Eexmo. Senor, que en vuestro Gobierno i bajo vuestros auspicios i por vuestra accion, se lleven a cabo estas trascendentales reformas que nos dardn, os lo aseguro en coneiencia i con toda, la fe de mi alma, un Chile nuevo con mente sana en cuerpo sano, respetable por su poblacién, por su pujanza en. todas las esferas de las actividades, por su prosperidad econémica i social i por la majestad de sus instituciones entre las cuales figurardn, en lugar de honor, las que el patriotismo dicte a nues- tros lejisladores en resguardo de la salud piubliea. INSERT ) Tew) FROLAE) / ) | res BIS ae | a ‘sat vam | | ars a PeNet aia we mn wu tes| ics ORE ie) J (2 eng LACT) | yee] | Dane MEAS) | ee peas supp MONS | |HEMONNS| lea rrrys| erect vaaigiee, ADKINO) [”snenvs) zen) PNTAMS) ean bray : Frsno) (emma (ler) | |) festa tern) EES! ee LEGATO) [same mae TARA |e | DRL z] | N MURDE) f eniraso) | Tous | veal tee ee TRYOX | yesrinr! | TERE | | ARLES) | BOER | maaan) QU | es om o re wm) germs) J | a

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