You are on page 1of 3

Seguridad en el Empleo de Maquinaria Agrícola

Autor: Guillermo R. Marrón


Referente Regional en Maquinaria Agrícola
Febrero de 2004

Toda actividad agropecuaria que involucre maquinaria agrícola en movimiento lleva implícito un riesgo de accidente
para el operario.

Cuando un accidente se produce, generalmente se interrumpe totalmente la actividad o


proceso que se está realizando, o en el mejor de los casos no necesariamente hay una
interrupción total del proceso, sino alguna interferencia sobre el mismo.

Esa es precisamente una de las definiciones de accidente que se pueden ensayar, aunque
desde el punto de vista legal y en líneas generales, para que haya un accidente tiene que haber
una víctima, la cual seguramente requerirá cuidados médicos, pudiendo quedar con alguna
incapacidad y no retornando sino hasta pasado algún tiempo a la actividad laboral normal.

Asimismo un accidente puede no ocasionar víctimas humanas sino daños materiales a la


propiedad privada.

Lo que sí ocurre en todos los casos en que se produce un accidente es la generación de costos,
los cuales seguramente serán menores o reducidos si se trabaja en la prevención de siniestros.

El riesgo y la edad

La edad de los trabajadores en la cual los riesgos de sufrir accidentes son máximos, ronda entre
los 15 y 19 años (los inmortales, es decir aquellos para los cuales el riesgo es “vida”), es
elevada luego de los 60 años y es muy reducida entre los 40 y 44 años.

Es precisamente la franja de la adolescencia y juventud temprana sobre la cual se deben


extremar las precauciones, ya que el ímpetu y las ganas de realización de esos individuos
muchas veces los llevan a olvidar que lo más importante en toda actividad realizada, es la
persona que está a cargo de la misma y no la actividad en sí.

La vida del individuo, o sus propias capacidades, pueden ser reemplazadas en la empresa para
continuar el proceso con mayor o menor demora, pero el propio individuo es irremplazable,
por lo tanto la preocupación por la prevención de accidentes debería comenzar por hacerle
tomar conciencia al operario de que lo más importante de la actividad es su integridad física.

Continuando con este tópico, puede decirse que aproximadamente la mitad de los accidentes en
actividades agropecuarias acontece en la franja de edad de operarios menores de 20 años y
mayores de 60 años.

Costos empresariales

Más allá de la integridad física del accidentado, que inevitablemente generará dolor humano en
mayor o menor grado, el accidente generará costos a la empresa agropecuaria, los cuales
repercutirán sobre el resultado económico final de la misma.

Los costos que son tenidos en cuenta habitualmente son los llamados Costos Directos, los
cuales son los que de algún modo pueden palparse inmediatamente, ya que se materializan en
dinero efectivo al muy corto plazo como son los gastos médicos, traslados, indemnizaciones o
daños materiales, que habitualmente cubren las compañías aseguradoras si es que las
condiciones de trabajo del operario son las adecuadas en materia de seguridad.

Pero existen otros costos que no son visualizados sino a un plazo mayor y que repercutirán
también en gran medida sobre la empresa que son los llamados Costos Indirectos originados
por el accidente.

Algunos de esos costos pueden ser cuantificados y otros estimados, pero responden entre otros
al tiempo perdido por la víctima, los compañeros y superiores.

Otro costo indirecto que se genera es la pérdida de producción que se produce no sólo por la
interrupción del proceso sin por la merma en la labor que continúa cuando los compañeros del
accidentado recuerdan el suceso, ya que en mayor o menor medida habrán quedado
impresionados por el accidente.
Esto se puede potenciar aún más cuando un tercero no habituado al trabajo con la máquina
sobre la que se ocasionó el accidente debe hacerse cargo de la misma, ya que hasta que “le
tome la mano” a la labor, deberá transcurrir algún tiempo.

Asimismo, puede quedar la máquina con averías que si bien permitirán su uso, disminuirán su
capacidad operativa, muchas veces ocasionando pérdidas de calidad del producto obtenido.

En general, toda disminución en el rendimiento de la cadena productiva repercutirá sobre la


clientela prevista, pudiendo ocasionar hasta una pérdida de la misma.

El cliente requerirá no sólo el producto pactado, sino con la calidad y volumen acordado en
tiempo y forma, y muchas veces sus urgencias le pueden hacer cambiar aquel proveedor que no
le cumple, y ese proveedor puede ser la empresa del accidentado (nuestra empresa en
cuestión).

En algunos casos este incumplimiento puede generar un lucro cesante a un tercero y puede
derivar en costos legales por incumplimiento de contrato.

Hay diversos estudios sobre la relación entre costos directos e indirectos producto de los
accidentes, y generalmente coinciden en que la relación entre los costos indirectos y
directos es de 4 a 1.

Esto debería hacer reflexionar al responsable final de la explotación en que la cobertura de los
seguros que se pueden tomar, difícilmente será equivalente a la magnitud de las pérdidas
(directas e indirectas) ocasionadas por el siniestro.

Prevenir es la clave

El análisis de lo anterior hace obvia la necesidad de trabajar en la prevención de accidentes


para que los mismos no ocurran o en el caso que se produzcan, las consecuencias sean
mínimas.

La mayoría de las compañías aseguradoras premian con bonificaciones a aquellas empresas que
no registran accidentes durante varias campañas acumuladas y ello, en sí mismo es una
reducción de costos al momento de convenir la prima del seguro.

En materia de prevención, lo primero que se debería hacer es realizar una evaluación del nivel
de seguridad del ambiente en que uno trabaja. Y es importante que esa evaluación sea
realizada con sentido crítico y muy objetivo, ya que aquello que parece inofensivo, puede
convertirse en la causa de un accidente en cadena que puede provocar un siniestro de grandes
dimensiones.

Instalar el tema seguridad

En la medida que en la empresa se genere interés en el tema seguridad, ese interés debe estar
siempre presente teniendo en cuenta que el operario deberá pensar no sólo en sí mismo sino en
los problemas que puede acarrearle a la vida normal de su familia y a su empleador.

Si se logra que la familia esté consustanciada con los riesgos de la actividad del trabajador,
podrá colaborar con él para que concurra al lugar de trabajo en la mejor condición física y
mental que aseguren su rendimiento (moderación en la ingesta de alimentos y alcohol,
descansos reparadores, horarios).

Todos aquellos que transitan por la empresa deben estar prevenidos sobre posibles accidentes.
Para ello deben existir señalizaciones adecuadas al respecto, que hagan que el tema quede
instalado desde el momento mismo de ingreso al establecimiento, y no solo de los empleados u
operarios, sino todo aquel visitante foráneo e incluso la gerencia, la cual muchas veces
desconoce el riesgo de algunas actividades o mecanismos en movimiento.

Los 10 mandamientos

Que nunca son suficientes, pero tenidos en cuenta se vuelven en recomendaciones básicas que
muchas veces se pasan por alto y devienen en siniestros fácilmente evitables.

1. No confiarse en tareas rutinarias


2. Pedir ayuda si uno, aunque sea remotamente, piensa “que no va a poder”.
3. No sobrecargarse.
4. Tomar descansos cortos.
5. Comer bien y sano (y moderadamente).
6. Dormir lo suficiente.
7. Alejarse del trabajo si está muy molesto, preocupado o nervioso.
8. Entrenar a los nuevos operarios y siempre acompañarlos durante el entrenamiento.
9. Leer el manual del usuario del equipo (y releerlo periódicamente).
10. Usar el equipo de seguridad apropiado para la labor. “Nunca digas nunca”.

Cuando uno se entera de un accidente ocurrido en un ámbito laboral, doméstico, vial o


recreativo, generalmente tiene la tendencia a analizar el mismo desde la óptica tranquila del
“ex-post” (ya pasó), y seguramente se encuentran alternativas que podrían haber evitado el
siniestro.

El análisis de un accidente debería servir para reflexionar sobre las posibilidades de ocurrencia
de una eventualidad similar o de otra índole, en sus labores cotidianas.

En vez de pensar que “eso a mi no me hubiera pasado”, se debería tener en cuenta que uno no
vive solo en el mundo ni transita aislado por la vida, y un accidente puede ser originado por un
tercero, el cual involuntariamente (ya sea por desconocimiento o impericia) no previó lo que
usted habitualmente da por obvio o por previsto.

Cuídese y haga que su entorno se cuide y lo cuide, que lo único irreemplazable es su vida

You might also like