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bit jhkhl PS il A= . {Cant. 457. ¥% SUMARIO pag AL LECTOR SAN JOSE: DELICADO Y LIMPIO DE CORAZON ORACION A SAN JOSE VISION DE SANTA GERTRUDIS — 7 “COMO UN ARBOL PLANTADO ALA VERA DEL ARROYO” g JOSEFOLOGIA “MAS PURO QUE EL SOL” ... Al lect Estimados Josefinos: on gran razén dijo el Real Profeta que “Dios es maravilloso en sus Santos” porque, verdaderamente, aunque el Sefior es admirable en toda la tierra y en todas las co8as que son obras de sus manos, como lo canta el mismo Profeta, pero mucho mas resplandece su omnipotencia, su sabiduria, su providencia y bondad en las almas y virtudes de los Santos Ciertamente Dios es maravilloso en ellos, en los santos. Pero afinemos més. Todas las obras son como un rastro y huella de Dios; pero el Santo es su “imagen y semejanza”, templo suyo, amigo e hijo con quien Dios se deleita Los santos han sido de todas las épocas, de todas las edades, de todas las razas y para todos “los gusts”. Se piensa mal si se cree que se “nace” santo. Tal vez con esto queda justificada muchas veces nuestra falta de virtud. Si, los santos estan hechos de nuestra misma “masa”; también algunos de ellos, por no decir muchos, fueron pecadores antes de su encuentro con el Sefior; pero su “sf” incondicional es lo que los diferencia. Y, como el mundo se equivoca tanto, también en la época de Jesiis se equivocd. Y nos lo dice San Juan en su Evangelio cuando entre los lugarefios se habia hecho famoso el dicho: “ade Nazaret puede salir algo bueno?” (Jn 1,46). Y, ciertamente, salid: San José La casita de Nazaret pasaba desapercibida. Para los hombres tal vez pero, para Dios, no. Para Dios lo pequefio se vuelve grande; lo insignifi- cante se vuelve majestuoso. Muchos autores antiguos y modernos han descrito el encanto de Nazaret: sus colinas circundantes, la hermosura de sus bosques de palmeras, higueras y granados. También nos describen sus campos sembrados de trigo y cebada. Y no falté el que afirmé que “la vista desde la cima de la colina, sobre la que reposa Nazaret, es una de las mds hermosas de la tierra”. Sin embargo era una aldea insignificante, sin “pena ni gloria”. Su nombre no aparece ni en el Antiguo historiador las obras del Flavio Josefo ni en la literatura rabinica. Esta ausencia de testimonios sobre Nazaret es un claro indicio de su irrelevancia. Testamento ni en Pues... de esa Nazaret sin relevancia salié “algo muy bueno: San José”. Su pequeiiez se nos vuelve grande, muy grande. En él los valores de la existencia. humana cobran una medida inmensamente grande: la medida de ser titiles y concurrir a los planes de salvacién de Dios. San José fue y seguir siendo el “modelo” del proceder de Dios: elevar al humilde a grandes destinos. Hacer de “lo que no es”, a los ojos de los hombres, “lo que mds es”. En San José, nuestro modelo, Dios nos da una gran leccién: para ser santo no se necesitan grandes cualidades, haber nacido aqui o alld, ser de una raza u otra... simplemente se nece- sita mucho amor a Dios. Una vida como la de San José, en una aldeita sin relevancia, nunca es estéril, Fue ese grano de trigo que cayd en tierra y murié para dar un fruto inmenso a las almas Ese es nuestro modelo que no necesita exhibir- se en la pantalla de la televisién ni dar grandes discursos para conseguir adeptos. No. San José nos habla al corazén llevdndonos a la soledad, como dice el profeta Oseas refiriéndose a Dios San José nos ensefia algo que “estd a nuestro alcance”: hacer en todo y ver en todo la Voluntad de Dios y secundarla con mucho amor. Esa es su leccién, una leccién vivida dia tras dia donde: si el sol aparecia alababa a Dios; si la tormenta resonaba, alababa a Dios; si la Iluvia cafa le bendecta por fertilizar la tierra; todo era para é1 Voluntad de Dios. En todo la veia, en todo la alababa y en todo la cumplia iQué San José nos ensefie a amar a Dios como élle amé!”, Es relativamente sencillo jHacer lo natural de cada dia... “sobrenatural”! La Redaccién. —— Meditacion JOSEFINA odo en San José es puro: puro su cuerpo, pura su mente y puro todo su corazon. jEs de tan poca importancia todo lo que no sea tener esta pureza en mi! San José no dejaba pasar ni un solo detalle para parecerse més a Jestis en su pureza. En el cielo de su alma todo era pureza: puro para Maria y puro para Dios. La flor de la delicadeza solo crece en el huerto del amor. El amor es asf: capaz de los actos més heroicos y, al mismo tiempo, de las mas “ingenuas” delicadezas. $Sabes?... cuanto mas profundiza el amor en un corazén mas delicado lo vuelve; llega a estar todo él impregnado de suavidad y dulzura... y las obras que brotan del mismo son también dulces y exquisitas. {Qué dife- rente a mi! ¢verdad?... El exte rior, aunque te digan lo contrario con mil razones, es siempre indice seguro del interior. Nunca te has parado a contemplar esto? A veces nos encontramos con almas que son “todo atencién y exquisito trato” para con los demas. Estas almas ocultan un secreto: jAMAN! ——_4 “San José: delicado y limpio de corazon” jCémo seria San José! No es extrafio que en la escuela de Nazaret, junto a Jestis y Maria, aprendiera a cultivar estas delicadezas con los demas yen su corazon. Pero también se cruzarian a veces por su casa espiritus “fuertes”, quizds poseidos de ignorancia o de si mismos que criticarian, displicentes, sus mas pequefias delicadezas con Jestis y ‘Maria... jeso son pequefieces!, ~le dirfan- gen eso pierdes el tiempo, José? le argiiirian Ilenos de prepotencia... jtienes cosas mas importantes en qué entretenerte...! [No merece la pena que todo un hombre, trabajador como tu, José, se rebaje a esos detalles! Pero San José en su corazén lleno de amor, sin criticar la actitud de los demés para con él, dirfa: “seguramente que quienes asi hablan ni han estado enamorados de verdad ni han leido con detenimiento la Sagrada Escritura”. Efectivamente, el amor se alimenta de pequefteces, de insignificantes detalles: abrir una puerta con cuidado para no despertar al Nifio Jestis, ceder el paso cuando todos se apretujaban para entrar en la Sinagoga los sabados, unas florecillas para Maria en los dias primaverales... Las delicadezas son el lenguaje habitual del amor. Es que no es el regalo, noes el no hacer ruido con Ja puerta 0 el dejar paso en la Sinagog: noes el valor de la accién por la accion, ni el obsequio por el obsequio. No es el valor material... es sdlo jlo que supone eso! No es lo que damos, es el amor y el modo como lo damos. Alos hombres nos agradan las grandezas. “A Dios, lo pequefio”. Por eso, a El le roban el corazon los que son como nifios, los que son como San José porque solo saben de “pequefieces”. Prometi6 Jess una recompensa eterna al que fuera fiel en lo pequeno. Asi pensaba Jestis, asi pensaba Maria y asi pensaba también nuestro San José Ahi esta la diferencia de los mas intimos del Sefior, los santos, con nosotros. Ellos tienen delicadisimos detalles con el Sefior porque jAMANI; nosotros dejamos pasar esas peque- fieces porque no estamos enamorados de Dios. La hoguera del amor de San José para con Dios se encendia con “troncos” de acciones heroicas y con “astillas” de cruz. Por eso San José nos ensefia a hacer la hoguera de nuestro amor con astillas de cruz si no somos capaces de hacerla con acciones extraordinarias. No es lo que damos a Dios, es la carga afectiva que ponemos en la donacién, el amor con que envolvemos el obsequio, el modo. Para Dios todas las acciones son iguales; lo que las dife- rencia ante FE es el amor. Para ello, hazte: “Delicado y limpio de coraz6n como San José” Oracion A SAN JOSE Como una ofrenda silenciosa ante Dios San José, enséfiame el silencio dela humildad, el queno se excusa ante nada ni ante nadie yvela sus méritos. Elsilencio tan dificil dela caridad, ése tan Ileno de finura que cubre los defectos del préjimo, iho los tf velga mi pea EEE lca retention Elsilencio dela constancia, que hace sellar los labios a toda queja, ‘odesahogo para que sélo lo sepa Dios. Elsilencio que nose “mete” enloquenoletoca, Hsilencio, tan “‘cuesta arriba”, dela abnegacién Bess tinHce pe como a 10 Visseni Pa i oyésemos y compre! MOS... oyendo, viendo y comprendiendo... * Ese silencio tan olvidado en la sociedad de hoy de la modestia que calla para no atraer las miradas — , ap \ * aunque se vea injustamente. San José, que de un coraz6n solitario y silencioso Ee inc Dis “SN mor “vision de la santa” Una vez, en una fiesta de la Anunciacién, Santa Gertrudis tuvo una visién durante la cual la Madre Celestial le revelé la gloria de su esposo San José para suscitar en la santa un gran amor por Ely alen- tarla a tener confianza en su intercesién. En esta vision Santa Gertrudis escribié: “Vi el cielo abierto y a San José sentado sobre un magnifico trono. Me sentf admirablemente impresionada cuando, cada vez que su nombre era mencionado, todos los santos se inclinaban profundamente hacia El, demostrando por la serenidad y dulzura de sus miradas que se regocijaban con El a causa de su excelsa dignidad”. Santa Gertrudis de Helfta y San José Con raz6n ERES AMADO PAYA ASW Zaha i-— “COMO UN ARBOL PLANTADO ALA VERA DEL ARROYO” an Mateo nos dice, en primer S lugar, que Marfa era prometida de José. Segtin el derecho judfo entonces vigente, el compromiso signi- ficaba ya un vinculo juridico entre las dos partes, de modo que Marfa podfa ser llamada la “mujer de José”, aunque no se habia producido el acto de recibirla en casa que fundaba la comunién matrimonial. Como prometida, “la mujer seguia viviendo en el hogar paterno y se mantenta bajo la patria potestad”. Después de un afio tenia lugar la acogida en casa, es decir, la celebracién del matrimonio. Ahora bien, José constaté que Maria “esperaba un Hijo por obra del Espiritu Santo” (Mt 1,18) Pero lo que San Mateo anticipa aqui sobre el origen del Nifio, José atin no lo sabe. Ha de suponer que Maria habia roto el compromiso y ~segiin la ley- debe abandonarla. A este respecto puede elegir entre un acto juridico ptiblico y una forma privada: puede llevar a Marfa ante un tribunal o entregarle una carta privada de repudio. José escoge el segundo procedimiento para “no denunciarla”. En esa decisién ve San Mateo un signo de que José era un “hombre justo”. La calificacidn de José como hombre justo (zaddik) va mucho més alla de la decision de aquel momento: ofrece un cuadro completo de San José y, a la vez, lo incluye entre las grandes figuras de la Antigua Alianza comenzando por Abraham, el justo. Si se puede decir que la forma de religiosidad que aparece en el Nuevo Testamento se compendia en la palabra “fiel”, el conjunto de una vida confor- me a la Escritura se resume en el Antiguo Testamento con el término “justo” El Salmo 1 ofrece la imagen clasica del “justo”: “Bienaventurado el varén que no anda en consejo de imptos... antes bien, tiene en Ia ley de Yahvé su complacencia y en ella medita dia y rioche. Serd como un drbol plantado a la vera del arroyo que, a su tiempo, da su fruto cuyas hojas no se marchitan. Cuanto emprenda tendrd buen suceso... Pues conoce Yahvé el camino de los justos, pero la senda de los pecadores acaba mal...” Asi, pues, podemos considerarlo casi como un retrato de la figura espiritual de San José. Justo, segtin este Salmo, es un hombre que vive en intenso contacto con la Palabra de Dios; “que su gozo estd en la ley del Seftor” (v.2). Es como un arbol que, plantado junto a los cauces de agua, da siempre fruto. La imagen de los cauces de agua, de las que se nutre, ha de enten- derse naturalmente como la Palabra viva de Dios en la que el justo hunde las raices de su existencia. La Voluntad de Dios no es para él una ley impuesta desde fuera, sino “gozo”. La ley se convierte espontanea- mente para él en “evangelio”, buena nueva, porque la interpreta con actitud de apertura personal y Ilena de amor a Dios, y asf aprende a comprenderla y a viviria “desde dentro”. Mientras que el Salmo 1 considera como caracteristica del “hombre dichoso” su habitar en la Tord, en la Palabra de Dios, el texto paralelo de Jeremias 17,7 llama “pendito” a quien “confia en el Sefior y pone en el Seftor su confianza”. Aqui se destaca, de manera mas fuerte que en el Salmo, la naturaleza personal de la justicia, el “fiarse de Dios”, una actitud que da esperanza al hombre. Esta imagen del hombre que hunde sus raices en las aguas vivas de la Palabra de Dios, que esta siempre en didlogo con Dios y por eso da fruto constantemente, se hace concreta en el acontecimiento descrito asi como en todo lo quea continuacién se dice de José de Nazaret. Después de lo que José ha descubierto, se trata de interpretar y aplicar la ley de modo justo. El lo hace con AMOR; no quiere exponer pblicamente a Marfa a la ignominia; la ama incluso en el momento de la gran desilusién. No encarna esa forma de legalidad de fachada que Jestis denuncia en Mateo 23 y contra la que San Pablo arremete. Vive la ley como evangelio; busca el camino de la unidad entre la ley y el amor. Y, asi, esta preparado interiormente para el mensaje nuevo, inesperado y humanamente increible que recibira de Dios. Mientras que el angel “entra” donde se encuentra Maria (Lc 1,28) a José se le aparece en suefios, pero en suefios que son realidad y revelan realidades. Se nos muestra, una vez mas, un rasgo esencial de la figura de San José: su finura para percibir lo divino y su capacidad de discer- nimiento. Sélo a una persona atenta a lo divino, dotada de una peculiar sensibilidad por Dios y sus senderos, le puede llegar el mensaje de Dios de esta manera. El mensaje que se le consigna es impresionante y requiere una fe excepcionalmente valiente. 3's posible que Dios haya realmente hablado? gQue José haya recibido en suefios la verdad, una verdad que va més alla de todo lo que cabe esperar? ¢Es posible que Dios haya realizado de este modo el comienzo de una nueva historia con los hombres? “José, hijo de David, no tengas reparo en Ilevarte a Maria, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espiritu Santo” (Mt 1,20) ‘A José se le interpela en cuanto hijo de David indicando con eso, al mismo tiempo, el cometido que se le confia en este acontecimiento. Como destinatario de la promesa de Dios él debe hacerse garante de la fidelidad de Dios. “No temas” aceptar esta tarea que verdaderamente puede suscitar temor. “No temas” es lo que el angel de la Anunciacién habia dicho uo también a Maria. Con la misma exhor- tacion del angel, José se encuentra ahora implicado en el misterio de la Encarna- cidn de Dios Después de la cita biblica, San Mateo completa la narracién. Refiere que José se desperté y procedié como le habia mandado el Angel del Sejior. Llevé consigo a/Maria, su esposa, pero no “la conocié”. Asi se subraya una vez mas que el Hijo no fue engendrado por él, sino por el Espiritu Santo, Por tiltimo, el evange= lista afiade: “El le puso por nombre Jestis...” (Mt 1,25) También aqui, y de modo muy concreto, se nos presenta de nuevo a José como el “hombre justo”: su estar interiormente atento a Dios -una actitud gracias a la cual puede acoger y comprender cl mensaje- se convierte espontaneamente en obediencia. Si antes se habia puesto a cavilar con su propio talento, ahora sabe Io que es justo y lo que debe hacer. Como hombre justo sigue los mandatos de Dios como dice el Salmo 1. (C£,S.S. Benedicto XVI. Extracto del libro “Ia infancia de Jests” 15 agosto 2012) Josefologia “La genealogia le viene a Cristo por San José” as primeras comunidades cristianas, para las que San Mateo escribe su evangelio, hubieron de tener una gran preocupacién por conocer los inicios de la vida de Cristo entre los hombres. San Mateo recoge las tradiciones de los judeo-cristianos principalmente; de ahi que su evangelio se escriba con un estilo y mentalidad judia. Una de las preocupaciones de San Mateo era la de hacer ver que la misién de Cristo era universalista y que abarcaba tanto a judios como a gentiles. Para ello era importantisimo trazar la historia de la salvacion por medio de la genealogia. Para todo el pueblo judio la genealogia era muy importante. Significaba el compendio de su propia historia. Por esta razén cuando San Mateo se propuso narrar los hechos del Mesias, comienza por darnos su genealogfa: “Genealogia de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahdn. Abrahdn engendré a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judd y a sus herma- nos; Judd engendré a Fares y Zara en Tamar; Fares engendré a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasén, Nason a Salmén, Salmén a Booz en Rahab; Booz engendré a Obed de Ruth; Obed engendré a Jesé, Jesé engendré al rey David, David a Salomén en la mujer de Urfas, Salomén engendré a Roboam, etc... $< Eleazar (engendr6) a Matdn, Matdn a Jacob ‘Jacob engendré a José, el esposo de Maria, de la cual nacié Jestis, llamado el Cristo” (Mt, 1-16). En el giro final en el versiculo 16, donde no se dice que José engendr6 a Jestis, sino que “Jacob engendré a José, el esposo de Maria, de la cual nacié Jestis...” quiso demostrar San Mateo la concepcién virginal del Mesias, sefialando que José no fue el padre natural de Cristo. Para muchos judios no hubiera tenido mucha importancia que el texto hubiera dicho: ... yJosé engendré a Cristo. pues la palabra “engendrd” no significa siempre una verdadera generacién fisica ya que entre los judios cabian en las generaciones padres adoptivos o simplemente legales, aunque se le aplicara esa palabra. Con esto quedaba demostrado que también José quedaba de hecho como transmisor a Cristo de su descendencia abrahdmica y davidica, aunque no fuera el que le engendré fisicamente Asi, José, lo inserta dentro de una razay de un pueblo por su genealogta. De igual modo, José le transmite a Jesus toda su ascendencia, toda su genealogiay con esto la descendencia de Abrahdn, con el significado que esto conlleva: le transmite la Alianza con Yahvé yla //; promesa de que en él serfan bendecidas todas las naciones. En Cristo, y no en Abrahan, fueron bendecidos todos los pueblos. Todo esto lo recibié Cristo de José. Para todo judio del tiempo de Cristo la descendencia de David era una condicién indispensable que debia tener el Mesias esperado. El rey David debja transmitir al futuro Mesias su descendencia y su promesa (2Sam 7,16; 1Crén 17,14). Con esto José transmite, no confiere, a Cristo su mesianidad, su reino escatoldgico y su reinado eterno. Por todo lo anterior San José era necesario para introducir al Cristo entre los hombres, por su genealogia. Al transmitirle directamente a Cristo su descendencia del rey David con todos sus derechos (y entre ellos estaba el de su mesianidad) se constituye, al mismo tiempo, en “padre de Jestis ante la ley”, ejerciendo sobre El todos los derechos y obligaciones de su paternidad. (Mt 1, 16) “Mads puro que el sol” San José y el amor a la pureza a pureza es la azucena de las virtudes: hace a los hombres casi iguales a los angeles. Nada es bello sino es puro. La pureza de los hombres es la castidad. Esta virtud tiene una gloria especial: ser la bella como la llamaba San Juan Bosco- y céndida virtud del alma y del cuerpo. El corazén puro es como la madreperla que no puede recibir ninguna gota de agua sin descender del cielo. Fiel a la inspiracién de lo Alto, San José se consagré a Dios sin reserva desde su juventud. El amor a la pureza fue para él un manantial de gracias singulares. Si escuchas a San José en tu corazén oirds que te insintia el apartarte de los senderos que conducen a la impureza pues este mal obra insensiblemente y, A mediante pequefios prin- cipios, conduce a graves consecuencias; es mas facil huir que curarse luego. La pureza tiene su origen en el corazén, pero su materia es el cuerpo; por eso se puede perder mediante todos los sentidos del cuerpo y por los pensamientos y deseos del 6 al debe ser el fi f alma devota a semejanzé an José: casta, limpia y honesta en sus manos, en sus labios, en sus ofdos, en sus ojos y en toda su persona. Como San José, fomenta en tu vida la compafiia de la gente casta, pura, virtuosa. Piensa y lee frecuentemente cosas santas porque “la palabra de Dios es casta, limpia”, como dice el Salmo 11,7 y hace castos a los que se familiarizan con ella. Dios se digné escoger a San José entre todos los hombres para esposo de la Virgen Inmaculada. Los ojos de Maria destilaban una especie de rocio virginal que, cayendo sobre su corazén, lo purificaban mas y mas. Cuando tenia la dicha de tomar en sus manos al Verbo Encarnado; cuando lo estrechaba contra su corazén con tanto amor como respeto, sentia en él una virtud que transformaba todo su ser. ~San José nos ensefia que recibiendo a Jestis en la santa Comunién alcanzaremos siem- pre mayor pureza. Amemos esta gran virtud sobre todas las cosas, como hizo San José, porque, como dice el sabio a nada se la puede comparar. aavanzar sin pisoteara © nadie, a colaborar sin imponerme yaamarsin ‘1 reclamar nada a nadie. 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