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Estudios Revolución

El general
de ejército Raúl
Castro Ruz, primer
secretario
del Partido
Comunista de Cuba
y presidente
de los consejos
de Estado
y de Ministros,
encabezó
la guardia de honor
con la cual se inició
la ceremonia
de inhumación
de los restos
del Padre
de la Patria,
Carlos Manuel
de Céspedes,
y de la Madre
de la Patria,
Mariana Grajales
Coello.
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Raúl sostiene la urna con los restos de Carlos Manuel


de Céspedes, momentos antes de depositarlos
en el monumento funerario que definitivamente ocuparán La tumba del iniciador, del hombre del 10 de octubre, como
en el cementerio Santa Ifigenia. le llamara Martí.
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A la izquierda, la escultura de Mariana Grajales, obra de Alberto Lescay, fundida con casquillos de proyectiles de artillería de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias; a la derecha, el monumento funerario de la madre de los Maceo.
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La urna y la piedra de granito donde –al decir de Eusebio Leal El mausoleo al Héroe Nacional José Martí, donde descansan sus
en su discurso en el acto político y ceremonia militar– “está restos en una urna sobre tierras de todos los países de Nuestra
la voluntad de este pueblo de continuar esta historia”. América.
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Junto a Raúl, la alta dirección


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del país rindió el más sentido tributo


este 10 de octubre a Martí, Fidel,
Céspedes y Mariana, en la necrópolis
santiaguera.

Flores para
la Madre de la Patria.
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A nombre del pueblo cubano, el homenaje al Apóstol


de la independencia.

El tributo entrañable a Fidel.


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CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES
El último viernes
del Presidente Viejo
A su paso lo saludaban con respeto, los ancianos
se quitaban el sombrero, los niños que estaban aprendiendo
con él a leer y escribir se le acercaban
Por PEDRO ANTONIO GARCÍA

E
N el último viernes de su vida, al lo había enviado adonde una familia
clarear el día, Carlos Manuel de para que la ayudara a construir un
Céspedes hizo la última ano- rancho.
tación en su diario, correspondiente A su paso, los vecinos lo saludaban
al 27 de febrero de 1874. Como si pre- con respeto: los ancianos se quitaban Céspedes, según el pintor Esteban
sintiera una desgracia cercana, con- el sombrero, los niños se le acerca- Valderrama.
signó “para lo que pueda importar ban, estaban aprendiendo con él a leer
de aquí en adelante”, algunos datos y escribir, y les reciprocaba ponién- advertido tiempo atrás: “Nunca vivo
de sus más crueles enemigos. doles una mano en la cabeza. Todos me tomarán prisionero”. Su ropa
Guardó la pluma para disfrutar los serranos lo llamaban el Presidente quedó hecha añicos, dejó en la áspera
del frugal almuerzo, que siempre Viejo. Un poeta imaginaría la escena, cuesta pedazos de piel, cabellos y casi
tomaba a las 10 de la mañana. Ese años después: “Ya está en un hondón todo el traje. Para extraerlo del
día lo acompañó José Lacret Morlot, y no sabe quién lo acecha [...] Conti- precipicio lo arrastraron por los pies,
entonces capitán y jefe de la pre- núa en su paseo señorial, revisando lo que desgarró más su cuerpo
fectura de Guaninao, a la que per- lo conversado, el amor y la Dama del inerte.
tenecía el caserío de San Lorenzo. A ajedrez”. Si con la caída en combate de Ig-
ese lugar lo había desterrado la Entró en uno de los bohíos, adonde nacio Agramonte, en 1873, la Revolu-
Cámara de Representantes de la Re- por costumbre iba al mediodía. Una ción Cubana había perdido al Hom-
pública de Cuba en Armas, tras de- mujer negra, sonriente, llenó de café bre de la unidad, quien podía unir a
ponerlo de la presidencia en Bijagual, una tacita, hecha de un fruto ya todos los patriotas de la época, con la
el 27 de octubre de 1873. irreconocible. En esos momentos, muerte de Céspedes se perdió al
En los tres meses siguientes a guiados por un traidor, una
Autor no identificado

su destitución, permaneció atado patrulla de seis soldados


al Gobierno mambí, cuyos funcio- españoles y un oficial avan-
narios no solo le despojaron de su zaba por la manigua, des-
escolta y comitiva sino que no brozando monte. Entretanto,
perdieron oportunidad de vejarlo y al bohío entró una muchacha,
humillarlo. A finales de diciembre de tez trigueña y pelo ne-
la Cámara le autorizó a perma- gro, quien silenciosamente
necer en Cambute. Pero ante el se sentó en un taburete. Ella
avance de los españoles, el 23 de ya llevaba en su vientre un
enero de 1874 tuvo que trasladarse vástago suyo, pero nadie
a Guaninao. aún lo sospechaba.
Aquel fatal viernes de febrero, Dicen que una niña avistó
Lacret andaba con calenturas y la llegada del enemigo. Cés-
Carlos Manuel le aconsejó que se pedes trató de escapar por
fuera a acostar. A Carlitos Céspedes, el camino del barranco, con
su hijo y luego coronel mambí, lo los españoles detrás. Corría
envió en busca de unos zapatos que con dificultad y tenía proble-
había mandado a arreglar. Vino Pe- mas en la visión. Dos veces se
dro Maceo Chamorro y como siem- detuvo para disparar contra
pre, se enfrascaron en una partida sus perseguidores, quienes
de ajedrez. Al terminar de jugarla, le dieron alcance. El Héroe
echó a andar por el caserío. del 10 de octubre trató de
Nunca lo hacía solo, siempre lo disparar nuevamente; sin
acompañaban Lacret, Carlitos y el embargo, uno de aquellos hi-
ayudante Pavón, todos armados, pero zo fuego primero. Lugar donde cayó Céspedes, cercano al caserío
ese día los dos primeros no estaban Rodó cuatro metros ba- de San Lorenzo, tal como se conservaba a inicios
con él y a Pavón, el mismo Céspedes rranco abajo. Ya lo había del siglo XX.
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una fosa común del Cementerio

Autor no identificado
Santa Ifigenia, ubicada en el tramo
G, hilera primera frente al panteón
de los mártires de la expedición del
Virginius.
Tres patriotas junto con el ce-
lador de la necrópolis, José Caridad
Díaz, el negro libre Prudencio Se-
rrano y dos sepultureros se jura-
Sitio donde mentaron para preservar sus
se ubicaba la fosa restos, señalizando bien el lugar.
común en la que Cinco años después, se procedió a
se efectuó el primer una exhumación clandestina en
enterramiento medio de la noche. Su nueva tumba
de Céspedes,
en la necrópolis sería la fosa 103 del tramo B frente a
Santa Ifigenia. las oficinas del celador. Hasta el 7
de diciembre de 1910, en que fueron
último líder con capacidad de salvar Según Ángel Navarro Villar, un colocados en un mausoleo erigido
la Revolución. La Cámara fue res- testigo presencial, el cadáver del Pa- en el camposanto.
ponsabilizada, por su torpe y malsana dre de la Patria fue trasladado por
actitud, de la desaparición del Hé- mar a Santiago de Cuba. Conducido Fuentes consultadas
roe; cundieron la desconfianza y la al Hospital Civil, entonces en Hospi- Los libros En busca de San Lorenzo, de
animadversión entre las filas mam- tal y Padre Pico, lo expusieron a la Gerardo Castellanos; Efemérides de la
bisas. Luego vinieron los sucesos de curiosidad pública en una casa con- Revolución Cubana, de Enrique Ubieta;
Laguna de Varona, las indisciplinas tigua, conocida como La Inten- Facetas de nuestra historia, de Hortensia
villareñas, el Motín de Santa Rita, dencia, sobre una mesa ordinaria de Pichardo; y El Diario Perdido de Céspedes,
el Zanjón. pino. A media tarde lo sepultaron en de Eusebio Leal.
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MARIANA GRAJALES
Regreso a Cuba
Tras casi 30 años de yacer en un rincón extranjero,
los restos de la madre de los Maceo reposaron al fin
Autor no identificado

en suelo cubano
Por PEDRO ANTONIO GARCÍA

pelear, y luego, cubanos o españoles, décadas de su fallecimiento, los restos


Mariana, la madre de la estirpe heroica. curaba a los heridos” y “si alguno de Mariana continuaban en tierra
temblaba, cuando iba a venirle de extraña.

V
IVÍA en una casa de la calle de la frente el enemigo, ([la veía]) con su Un grupo de santiagueros, que
Iglesia número 34, en Kingston, pañuelo a la cabeza y se le acababa contra viento y marea trataban de
Jamaica, acompañada por su el temblor”. mantener vivas las tradiciones pa-
hijo Marcos y la familia de este. Como En el indiferente rincón extranjero trias, comenzó a demandar que las
relataría José Martí, aún tenía “ma- murió la viejecita gloriosa el 27 de cenizas de la mujer paradigmática,
nos de niña para acariciar a quien le noviembre de 1893, a los 78 años (y como madre, esposa y patriota, re-
habla de la patria. Ya se le van los ojos no a los 85 como se ha escrito erró- tornaran a Cuba. El concejal José C.
por el mundo, como buscando otro, y neamente). En el periódico que él Palomino recogió la idea de esos
todavía le centellean, como cuando dirigía escribió Martí: “Los cubanos buenos cubanos y presentó un pro-
venía el español, al oír contar un lance todos –dice una carta a Patria– acu- yecto a la Cámara Municipal el 14 de
bueno de sus hijos’’. dieron al entierro, porque no hay marzo de 1923, para organizar el
Para el Apóstol, en la patria que corazón de Cuba que deje de sentir traslado de los restos de la madre
ella no vio libre, dar con el relato de todo lo que debe a esa viejita querida, heroica a su tierra natal.
su vida era como añadir una página a esa viejita que le acariciaba a usted Ni la presidencia de la República
nueva a la epopeya. Refería cómo las manos con tanta ternura”. ni la Gobernación provincial en un
“estuvo ella de pie, en la guerra Transcurrió el tiempo. Cesó la do- inicio acogieron con entusiasmo la
entera, rodeada de sus hijos”, mien- minación española, se proclamó la idea, lo que no desanimó al grupo de
tras “animaba a sus compañeros a república neocolonial y, a casi tres patriotas. Se creó una comisión,
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integrada por Palomino, Dominga

Autor no identificado
Maceo, único vástago vivo de Maria-
na, y otros descendientes de los
Maceo, junto con Juan Sánchez Sil-
veira, César Cruz Bustillo, el his-
toriador Longino Alonso y José Gua-
dalupe Castellanos, entre otros.
El clamor popular presionó al
Gobierno, este puso el guardacosta
Baire a disposición de los comisio-
nados. El 18 de abril la nave partió de
Cuba y al amanecer siguiente entró
en Port Royal, Jamaica.
Tres días después, en el Cemente-
rio Católico Romano de San Andrés,
se realizaron los trámites de rigor.
Valiosa fue la ayuda del sepulturero
Cecil Philips, quien no solo había
intervenido en la primera inhu-
mación de Mariana sino también
en la de un nieto de ella, fallecido en
Jamaica.
Trasladados los restos al consula-
do cubano en Kingston, cientos de per-
sonas –según crónicas de la época–, Dominga Maceo
(sentada), junto
se reunieron ante la sede diplomática con otros
y acompañaron al cortejo fúnebre descendientes.
desde ese lugar hasta el Baire. La
bandera inglesa fue colocada a me- siguiente día. Según testimonios de Cementerio Santa Ifigenia. Presi-
dia asta y soldados de la corona le los comisionados, solo gracias a la dieron el cortejo fúnebre los genera-
rindieron honores, marchando en pericia y profesionalidad de Enrique les mambises Vicente Miniet y Sal-
formación detrás de la urna. Ferrer, comandante de la nave, quien vador Hernández Ríos, junto con el
Pero todavía les faltaba a nuestros personalmente empuñó el timón de la coronel Federico Pérez Carbó, entre
compatriotas otro momento emocio- embarcación, no hubo que lamentar otros altos oficiales del Ejército
nante, pues al zarpar el barco, los una horrible tragedia. El propio Fe- Libertador.
relojes señalaban las 4:00 p.m. del 22 rrer declararía después que era la A nombre de los veteranos de nues-
de abril de 1923; al decir de un testigo, primera vez en su larga carrera de 26 tras gestas independentistas usó de
“toda la muchedumbre allí congre- años de servicios en el mar, que se la palabra el coronel Miguel Balanzo.
gada nos despedía pronunciando en había visto en tan inminente peligro. El doctor Max Henríquez Ureña, emi-
voz alta: Viva Maceo”. A pesar del escabroso recorrido, nente intelectual dominicano exi-
De regreso a Cuba, al cruzar el la nave con su preciosa carga arribó liado en Cuba, quien ejercía entonces
guardacosta Baire la punta denomi- al puerto santiaguero el mismo 23 de como profesor de la Escuela Normal
nada “de Moriente”, una fuerte e abril. La sede del Ayuntamiento se para Maestros de Oriente y había sido
inesperada tempestad azotó el buque transformó en capilla ardiente y a electo concejal del municipio por el
desde las ocho de la mañana, ya 23 la tarde siguiente se colocaron las pueblo, también pronunció un nota-
de abril, hasta la madrugada del cenizas de la madre heroica en el ble discurso.
Henríquez Ureña afirmó: “Maria-
na Grajales no solo es grande por
Autor no identificado

haber engendrado en su seno 11 pala-


dines gallardos de la libertad, sino
que lo es por la pujanza indómita de
su espíritu, ese alto espíritu que ella
supo trasmitir, con la resolución es-
partana del sacrificio, a aquellos que
fueron carne de su carne y sangre
de su sangre”.

Fuentes consultadas
Obras Completas de José Martí. El libro
Mariana Grajales. Historia de una fami-
lia mambisa, de Nydia Sarabia. Textos
aparecidos en la revista Luz de Orien-
El cañonero Baire trasladó los restos de Mariana desde Jamaica en 1923. te, marzo de 1923.
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