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La vida secreta del Sol

La biografía de nuestra estrella es mucho más compleja de lo que se suponía. Nuevas


investigaciones iluminan el pasado y el posible futuro del Sol.

 Rebecca Boyle

Fulguración solar: Estallidos de plasma en el Sol durante una erupción captada en 2014 por el
Observatorio de Dinámica Solar de la NASA. [Observatorio de Dinámica Solar de la NASA y
equipos científicos de los instrumentos AIA, EVE y HMI]

EN SÍNTESIS

Hubo un tiempo en que los astrónomos pensaban que el Sol era una estrella corriente de
vida poco interesante.

Sin embargo, se ha descubierto que el Sol tuvo una «madre» y un buen número de
«hermanas», a una de las cuales incluso podría haberle robado un planeta.

Al morir, algunas estrellas similares al Sol pueden sembrar material para futuras
generaciones estelares. Los investigadores aún ignoran si ese será el destino del Sol.

En el principio no había nada más que frío y oscuridad entre los átomos que acabarían
convirtiéndose en el sistema solar. Hace 4600 millones de años no existía el Sol, solo una rala
nube formada por los restos de estrellas más antiguas, con elementos forjados en cataclismos
anteriores. Entonces, sucedió algo.

Quizá la gravedad de algún nómada celeste sacudió la nube. O tal vez el viento de una estrella
más distante arrastró sus átomos, como la brisa amontona las hojas. Sea como fuere, estos
comenzaron a concentrarse hasta que el material se calentó lo suficiente para que el
hidrógeno se fusionara y se convirtiera en helio. Había nacido el Sol, y no mucho después lo
haría la Tierra. Menos de mil millones de años más tarde surgieron las primeras formas de
vida, al menos en este planeta. Y aquí estamos hoy.
Esta historia es la que ha contado la ciencia durante décadas: el nacimiento del Sol, una época
aburrida y luego la aparición de la vida. Sin embargo, los nuevos telescopios espaciales, el
floreciente campo de la cosmoquímica y algunas técnicas genealógicas inspiradas en la biología
están ayudando a reescribir una biografía mucho más rica. Hoy sabemos que nuestra estrella
no siempre fue solitaria. Una vez tuvo hermanas, e incluso podría haber adoptado uno de sus
planetas. Y también tuvo, a falta de una palabra menos antropomórfica, una madre: una
estrella gigante cuya corta vida enriqueció el material embrionario del sistema solar. Dicho
material pudo haber permanecido aislado del resto de la galaxia durante al menos 30 millones
de años; una gestación prolongada que no deja traslucir lo rápido que el Sol formó los
planetas.

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