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Coronavirus SARS-COV-2
(COVID-19)
Contenido
1. Antecedentes
2. Características de la enfermedad
3. Microbiología y fisiopatología del virus
4. Mecanismos de transmisión
5. Periodo de incubación, duración de la enfermedad y
transmisión
6. Estabilidad del virus y efectividad de la desinfección
7. Evolución de la enfermedad por SARS-CoV2
8. Complicaciones
9. Marcadores de gravedad
10. Factores de riesgo
11. Detección de casos de infección activa por SARS-CoV-2
12. Estudio y manejo de contactos
13. Tratamiento
14. El principio del fin: la vacuna.
15. Otros aspectos importantes a tener en cuenta para el
examen:
02
1. Antecedentes
2019 2020
31 Diciembre 7 Enero 11 Marzo
12 Marzo 14 Marzo
2. Características de la enfermedad
La COVID-19 es una enfermedad infecciosa causada por el coronavirus SARS-CoV-2. De acuerdo con los
datos disponibles en estos momentos, en el 80% de los casos identificados se presenta de forma leve o
moderada, el 15% precisa ingreso hospitalario y el 5% cuidados intensivos, según el patrón observado
repetidamente en diversos países.
Se estima una letalidad global de en torno al 0,8% del total de infectados. La gravedad de la enfermedad
depende de diferentes factores, entre ellos los relacionados con las características de la persona infectada.
Las personas mayores y con patologías crónicas previas, como la enfermedad cardiovascular, la hipertensión
arterial, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o la diabetes mellitus, pueden presentar una mayor
letalidad.
La infección por SARS-CoV-2 activa el sistema inmune innato generando una respuesta excesiva que podría
estar relacionada con una mayor lesión pulmonar y peor evolución clínica. Se produce una activación de
macrófagos y granulocitos y conduciría a la liberación masiva de citoquinas pro-inflamatorias, destacando la
IL-6. Este síndrome de liberación de citoquinas (también conocido como “tormenta de citoquinas”) se ha
asociado al síndrome de distrés respiratorio del adulto (SDRA).
Además, la activación excesiva del sistema inmune innato ocasiona daño microvascular y activa el sistema
de coagulación e inhibición de la fibrinólisis.
Se han observado también alteración de las plaquetas por varias vías: daño indirecto mediante invasión de las
células madre hematopoyéticas de la médula ósea o daño directo mediante la activación del complemento.
La inflamación producida en el pulmón, junto con la hipoxia de los casos con neumonía, causa agregación
plaquetaria y trombosis, con un aumento de consumo de las plaquetas. Todos estos factores contribuyen a
desencadenar el estado de hipercoagulabilidad que se observa en los casos de COVID-19.
Transmisión animal-humano:
Se cree que la transmisión de animales a humanos pudiera ser a
través de secreciones respiratorias y / o material procedente del
aparato digestivo.
Transmisión vertical:
Si bien la vía de transmisión vertical es posible, estudios recientes
confirman que la transmisión se produciría fundamentalmente tras el
nacimiento, por el contacto del bebé con las secreciones respiratorias
de la madre.
Transmisión sexual:
No se ha demostrado la viabilidad del virus en semen.
Duración de la enfermedad:
El tiempo medio desde el inicio de los síntomas hasta la recuperación, es de 2 semanas cuando la
enfermedad ha sido leve, y 3-6 semanas cuando ha sido grave o crítica.
Hay personas que describen la persistencia de síntomas prolongados y recurrentes durante meses, como
puede ser: cansancio (55%), disnea (42%), pérdida de memoria (34%), trastornos de la concentración y del
sueño (28% y 30,8%, respectivamente) y alopecia (20%). A este hecho se le ha denominado COVID-19
persistente o “Long COVID”.
Se puede concluir que, de acuerdo con la evidencia existente, la transmisión de la infección ocurriría
fundamentalmente en los casos leves en la primera semana de la presentación de los síntomas, desde 2-3
días antes hasta 7-8 días después. En los casos más graves, esta transmisión sería más intensa y más
duradera.
RESUMEN:
La mediana de periodo de incubación es 5-6 días, con un rango de 1 a 14 días.
Sobre los casos detectados en estudios exhaustivos de contactos, actualmente se conside-
ra que la transmisión de la infección comienza 1-2 días antes del inicio de síntomas.
En pacientes que tienen un curso leve de infección, el pico de la carga viral ocurre durante
los primeros 5-6 días y prácticamente desaparece al día 10. En personas con un curso clí-
nico más grave, la carga viral es de hasta 60 veces mayor que las que tienen un curso más
leve, y la carga viral elevada puede ser más duradera.
El SARS-CoV-2 se inactiva con lejía en concentraciones de 1:49 y 1:99, etanol al 70%, povidona yodada,
clorhexidina y solución de jabón líquido. Se ha demostrado la termolabilidad del virus in vitro. Sin embargo, se
mantiene estable sin modificaciones a distintas condiciones de pH.
El tiempo entre el inicio de síntomas hasta la instauración de síntomas graves como la hipoxemia es de 1
semana. Los pacientes que desarrollan neumonía comienzan con disnea entre 5-10 días después del inicio
de los síntomas. De aparecer el SDRA, sucede a una mediana de 8-14 días desde el comienzo de los
mismos. En caso de fallecimiento, este sucede a las 2-8 semanas del inicio de síntomas.
8. Complicaciones
• SDRA: es la complicación más grave, principal causante de mortalidad.
•Ictus isquémico: entre el 1-5% de los pacientes COVID-19 sufre un ictus isquémico. Existe evidencia que
indica que los pacientes con COVID-19 tienen mayor riesgo de sufrir esta patología, incluso en pacientes
<50 años sin factores de riesgo.
•Polineuromiopatía del enfermo crítico: los pacientes con COVID-19 que ingresan en la UCI sufren con
frecuencia una tetraparesia flácida con arreflexia como consecuencia del daño del nervio periférico y del
músculo. Se produce como consecuencia del estrés metabólico, puesto que es más frecuente en pacientes
que reciben tratamiento con corticoides, antibioterapia y que presentan alteraciones metabólicas graves.
•Manifestaciones oftalmológicas: los pacientes infectados con SARS-CoV-2 pueden presentar síntomas
de conjuntivitis, que incluyen enrojecimiento ocular, irritación ocular, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo y
quemosis.
9. Marcadores de gravedad
Las alteraciones analíticas características son: linfopenia (83%), trombopenia (36%), proteína C reactiva
elevada, tiempo de protrombina prolongado, elevación leve de transaminasas, LDH, CK, troponina, mioglobina,
dímero D, ferritina e IL-6. Estas alteraciones son pronósticas y marcan la evolución.
•Enfermedades cardiovasculares e HTA: se ha observado que los tratamientos con IECA y ARA II
aumentan la expresión y actividad de la ACE-2, aunque aún no se conoce con seguridad si esto implica mayor
predisposición a infectarse para los pacientes con este tipo de tratamientos.
• Diabetes mellitus.
•Obesidad: puede contribuir a que sea un factor de riesgo de infección por COVID-19, de ingreso en UCI, de
necesidad de ventilación mecánica invasiva y de mortalidad.
•Enfermedades pulmonares crónicas: la EPOC está asociada a un peor curso clínico y una mayor
mortalidad por COVID-19.
• Tabaquismo.
• Cáncer.
• Inmunodepresión.
• Embarazo: las mujeres embarazadas experimentan cambios fisiológicos e inmunológicos que les
hacen más susceptibles a cualquier infección viral y bacteriana.
•TEST DE ANTÍGENOS: detectan proteínas del virus que nuestro sistema inmunitario ha marcado como
“malo”. Los avances que se han hecho en estos tests hacen que tengan una buena fiabilidad, siempre y
cuando el paciente tenga una alta carga viral (del 3º al 5º día de infección). La gran ventaja que tienen es
que son más baratos y mucho más rápidos, teniendo resultados en 15 minutos.
•TEST SEROLÓGICO: detecta anticuerpos, es decir, la respuesta de nuestro sistema inmunitario para
eliminar/combatir el virus.
No se recomienda la realización de ningún tipo de pruebas serológicas para el diagnóstico de infección activa
ni en personas con síntomas ni en asintomáticos. Ante las diferentes pruebas rápidas de detección de
antígenos existentes en el mercado, sólo deben utilizarse aquéllas que cumplan los criterios de la OMS de
sensibilidad (S) ≥80% y especificidad (E) ≥97%, y que hayan seguido estudios independientes de validación
por laboratorios clínicos o de referencia a nivel nacional o internacional.
En pacientes con enfermedad respiratoria grave se recomienda obtener muestra por lavado broncoalveolar,
esputo o aspirado endotraqueal.
Un resultado positivo de PCR tiene más peso que un resultado negativo, debido a la alta
especificidad (95%), pero sensibilidad moderada (70%).
A toda persona con síntomas sospechosos de infección por el SARS-CoV-2 se le realizará una PCR o test
de Ag en las primeras 24 horas. Si la prueba resulta negativa y hay alta sospecha clínica de COVID-19, se
valorará repetir la prueba y descartar otras infecciones respiratorias (gripe, VRS).
Si se realizó una detección rápida de antígeno de inicio, se realizará una PCR. Si se realizó una PCR de inicio,
se repetirá la PCR a las 48 horas.
Ante cualquier caso sospechoso está indicado iniciar la identificación y control de sus contactos estrechos
convivientes, recomendándoles evitar interacciones sociales.
La identificación y control del resto de contactos estrechos (no convivientes) se podrá demorar hasta que el
caso sea clasificado como caso confirmado con infección activa, a consideración de la comunidad autónoma
correspondiente, siempre que dicha confirmación pueda garantizarse en el plazo de 24-48 horas. Si la
sospecha de caso se descarta, se suspenderá la cuarentena de los contactos.
Caso sospechoso
-Cualquier persona con un cuadro clínico de infección respiratoria aguda de aparición súbita
de cualquier gravedad que cursa, entre otros, con fiebre, tos o sensación de falta de aire. Otros
sintomas como la odinofagia, anosmia, ageusia, dolor muscular, diarrea, dolor torácico cefalea,
entre otros, pueden ser considerados también síntomas de sospecha de infección por SARS-
CoV-2 según criterio clínico.
-Si el paciente tuvo una PDIA+ hace más de 90 días, es sospechoso de reinfección (ver
apartado 3.1)
Caso probable
-Persona con infección respiratoria aguda grave con cuadro clínico y radiológico compatible
con COVID-19 y resultado de PDIA negativos, o casos sospechosos con PDIA no concluyente.
-Casos con alta sospecha clínico-epidemiológica con PDIA repetidamente negativa (al menos
una PCR) y serología positiva para SARS-CoV-2 realizada por técnicas serológicas de alto
rendimiento)
Caso descartado
- Caso sospechoso con PDIA negativa y serología por técnicas de alto rendimiento negativa (si
esta prueba se ha realizado) en el que no hay una alta sospecha clínico-epidemiológica.
•Tocilizumab (TCZ): es el primero con el que se ha intentado frenar la fase inflamatoria de la infección por
SARS-CoV-2 por lo que, en ausencia de evidencia sólida, es con el que más experiencia se cuenta.
• Dexametasona
• HBPM.
A día de hoy, a nivel mundial, se están desarrollando diversos tipos de posibles vacunas contra la COVID-19,
entre ellas:
•Vacunas con virus inactivados o atenuados: utilizan un virus previamente inactivado o atenuado, de
modo que no provoca la enfermedad, pero aun así genera una respuesta inmunitaria.
•Vacunas basadas en proteínas: utilizan fragmentos inocuos de proteínas o estructuras proteínicas que
imitan el virus causante de la COVID-19, con el fin de generar una respuesta inmunitaria.
•Vacunas con vectores virales: utilizan un virus genéticamente modificado que no puede provocar la
enfermedad, pero sí puede producir proteínas de coronavirus para generar una respuesta inmunitaria segura.
•Vacunas con ARN y ADN: un enfoque pionero que utiliza ARN o ADN genéticamente modificados para
generar una proteína que por sí sola desencadena una respuesta inmunitaria.
Las vacunas más importantes, candidatas europeas frente al SARS-CoV-2 son las siguientes:
1.Pfizer/BioNTech:
Es una vacuna basada en ARNm que da a las células del cuerpo instrucciones para producir proteínas virales
que pueden ser reconocidas por el sistema inmunitario. Contiene una pequeña parte del código genético para
la proteína de espiga SARS-CoV-2. Al suministrar el ARNm a las células del cuerpo, se expresa la proteína
viral y se genera una respuesta del sistema inmunitario en su contra, con el objetivo de prevenir la COVID-19.
La vacuna no contiene ningún virus vivo ni las partes del virus que puedan enfermar a una persona.
Se compone de dos dosis, separadas 21 días, conteniendo cada una de ellas 0,3 ml que son administrados
de forma IM. Uno de los grandes inconvenientes de esta vacuna es que necesita ser conservada a -80 ºC
3. AstraZeneca/ Oxford
Contiene adenovirus de chimpancé, no replicativo, que vehiculiza la proteína S. Son dos dosis, separadas 10-
12 semanas, y cada una de ellas contiene 0.5 ml, administrándose de forma IM.
Además, es importante saber que la vacuna contra la COVID 19 es VOLUNTARIA y, en la primera etapa, en
la que las vacunas estarán disponibles en menor cantidad, se vacunarán los siguientes grupos en EL ORDEN
en el que figuran a continuación:
1.Residentes y personal sanitario y sociosanitario que trabaja en residencias de personas mayores y de
atención a grandes dependientes.
2. Personal de primera línea en el ámbito sanitario y sociosanitario.
3. Otro personal sanitario y sociosanitario.
4.Personas consideradas como grandes dependientes (grado III de dependencia, es decir, con necesidad de
intensas medidas de apoyo) que no estén actualmente institucionalizadas.
Contraindicaciones de la vacuna
-Alergias no graves a
otras vacunas o fármacos
inyectables.
-Historia familiar de
anafilaxia.
Los servicios de prevención de riesgos laborales deberán emitir el correspondiente informe donde se haga
constar que la actividad profesional conlleva la atención a enfermos contagiados por el virus SARS-Cov2.
Una vez acreditado el contagio se presumirá en todo caso que este se ha producido por atender a personas
contagiadas por la COVID-19.