You are on page 1of 4

XXXXXXXX

40 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, abril 2011


Lera Boroditsky es profesora de psicología cognitiva en la
Universidad de Stanford y redactora jefa de Frontiers in Cultural
Psychology. Su investigación se orienta a la representación mental
y los efectos del lenguaje sobre la cognición.

P S I C O L O G Í A C O G N I T I VA

Lenguaje
y pensamiento
El idioma que hablamos afecta a nuestra percepción del mundo
Lera Boroditsky

M
û ûĄùċûĄĊĈo ûĄ PoĈăĆċĈaač, ċĄa Ćûćċûĺa ùoăċ- y Whorf quedó enterrada bajo otras teorías que proclamaban
nidad aborigen situada en el borde occidental la universalidad del lenguaje y el pensamiento. Décadas des-
del cabo York, en el extremo septentrional de pués, ha aparecido una cantidad considerable de pruebas em-
Australia. A mi lado hay una niña de cinco años. píricas sólidas que demuestran que los idiomas sí moldean el
Cuando le pido que señale el norte, lo hace con pensamiento. Estos indicios dan la vuelta al dogma de la uni-
exactitud y sin dudar. Mi brújula lo confirma. Algo después, en versalidad y aportan fascinantes indicios para entender los orí-
Stanford, en una sala de conferencias, le hago la misma petición genes del conocimiento y los mecanismos de construcción de
a un público de elevado nivel académico, en el que abundan per- la realidad. Los resultados entrañan consecuencias importan-
sonas de reconocido mérito científico galardonadas por su ta- tes para la jurisprudencia, la política y la educación.
lento. Algunos de ellos han estado viniendo a esta misma sala
desde hace más de cuarenta años. Les ruego a los presentes que SECUELAS DEL LENGUA JE
cierren los ojos —para que no falseen el resultado de la prueba— En el mundo se habla un formidable repertorio de lenguajes:
y que señalen al norte. Muchos rehúsan, pues ignoran la respues- unos 7000. Cada uno requiere de sus hablantes habilidades muy
ta. Quienes aceptan, reflexionan unos instantes y después apun- diferentes. Supongamos que deseo explicar que vi la obra Tío
tan... en todas direcciones. He repetido este ejercicio en Harvard Vania en la calle 42. Expresado en idioma mian, hablado en Pa-
y en Princeton, en Moscú y en Pekín, siempre con los mismos púa Nueva Guinea, el verbo habría especificado si tal suceso aca-
resultados. Una niña de cinco años perteneciente a cierta cultu- baba de ocurrir, si aconteció ayer o si corresponde a un pasado
ra logra con facilidad lo que a eminentes científicos de otras cul- lejano. En indonesio, por el contrario, ni siquiera habría reve-
turas les resulta problemático. Una diferencia notable en una lado si el suceso ya había ocurrido o tardaría poco en hacerlo.
destreza cognitiva. ¿Cómo explicarla? La sorprendente respues- En ruso, la forma verbal hubiera delatado si el hablante era
ta puede hallarse, según parece, en el lenguaje. hombre o mujer. En chino mandarín habría que aclarar si Va-
La idea de que algunas capacidades cognitivas quizá depen- nia era tío por línea materna o paterna y si el parentesco era
dan del idioma que hablamos se remonta a varios siglos. Des- carnal o por matrimonio, pues existen diferentes palabras para
de los años treinta del siglo ĎĎ, la idea se ha asociado a los lin- cada una de esas clases de tíos (en el caso de Vania, se trata del
güistas Edward Sapir y Benjamin Lee Whorf, que estudiaron hermano de la madre, como claramente especifica la traducción
la variación de las lenguas y propusieron la hipótesis de que china). Por otra parte, en pirahã, una lengua amazónica, sería
los hablantes de idiomas diferentes se distinguiesen en su for- imposible decir «42» porque no existen numerales exactos, sino
ma de pensar. Si bien en un principio la hipótesis recibió gran solo palabras para expresar «pocos» y «muchos».
atención, adolecía de un serio inconveniente: una carencia casi Los idiomas difieren en un sinfín de aspectos. Pero del mero
total de pruebas empíricas que la respaldasen. Cuarenta años hecho de que las personas se expresen de un modo u otro no se
después, el desencanto era casi general y la hipótesis de Sapir sigue que piensen diferente. ¿Cómo saber si los hablantes de

EN SÍNTESIS

Los humanos nos comunicamos mediante una Desde hace largo tiempo se ha considerado la En años recientes han aparecido pruebas empíricas
enorme variedad de lenguajes que se diferencian de pregunta sobre si los hablantes de uno u otro de la existencia de una relación causal entre nuestra
TOM WHALEN

manera notable en la manera en que expresan la idioma podrían exhibir capacidades cognitivas lengua materna y nuestra forma de pensar sobre
información. diferentes. numerosos aspectos.

Abril 2011, InvestigacionyCiencia.es 41


Hablantes
mian, ruso, indonesio, mandarín o pirahã ac-
de idiomas cia delante cuando pensaban en el futuro, y
túan, recuerdan o reflexionan sobre el mundo distintos difieren hacia atrás cuando se referían al pasado.
de manera diferente en razón de la lengua que a la hora de Pero en aymara, una lengua andina, se dice
hablan? Numerosas investigaciones recientes recordar quién que el pasado se encuentra «enfrente» y el
han revelado que el lenguaje da forma inclu- futuro, «detrás». El lenguaje corporal de los
so a las nociones más básicas de la experien-
llevó a cabo una aymara concuerda con su forma de hablar:
cia humana: espacio, tiempo, causalidad o las determinada en 2006, Raphael Núñez, de la Universidad
relaciones con los demás. acción de California en San Diego, y Eve Sweetser, de
Retornemos a Pormpuraaw. La lengua kuuk thaa- la Universidad de California en Berkeley, obser-
yorre que allí se habla no se vale de términos espaciales varon que los aymara gesticulaban hacia el frente
relativos, como «derecha» o «izquierda». Sus hablantes se ex- cuando hablaban del pasado y hacia atrás cuando alu-
presan mediante los puntos cardinales. También en nuestro dían al futuro.
idioma contamos con voces para indicar esas direcciones, pero
normalmente solo las utilizamos para referencias geográficas RECORDAR QUIÉN FUE
o en distancias grandes. No se nos ocurriría decir «¡Han colo- Los hablantes de un idioma u otro difieren también en su des-
cado los cuchillos de carne al sudeste de los de pescado... qué cripción de los acontecimientos y, en consecuencia, a la hora de
brutos!». Pero en kuuk thaayorre se utilizan direcciones cardi- recordar quién llevó a cabo una acción determinada. Todos los
nales a todas las escalas, por lo que uno acaba diciendo «la sucesos, incluso los accidentes ocurridos en fracciones de se-
copa está al sudeste de la bandeja», o «el joven que está al sur gundo, son complejos y exigen de nosotros analizar e interpre-
de Mary es mi hermano». En Pormpuraaw es preciso estar siem- tar lo ocurrido. Tomemos como ejemplo el incidente de caza que
pre orientado, aunque solo sea para hablar con propiedad. protagonizó el antiguo vicepresidente de EE.UU. Dick Cheney,
Por otra parte, los trabajos seminales realizados durante las quien disparó por accidente sobre el abogado Harry Whitting-
dos últimas décadas por Stephen C. Levinson, del Instituto Max ton. Podríamos decir que «Cheney disparó sobre Whittington»,
Planck de Psicolingüística de Nimega, y John B. Haviland, de la donde Cheney aparece como causa directa; pero también que
Universidad de California en San Diego, han demostrado que «Whittington recibió un disparo de Cheney», lo que distancia
las personas que se basan en direcciones absolutas muestran a Cheney del resultado. Podríamos incluso afirmar que «Whit-
una enorme habilidad para orientarse dondequiera que se ha- tington recibió una buena perdigonada», olvidándonos por com-
llen, ya se trate de paisajes desconocidos o de edificios en los pleto de Cheney. El propio Cheney lo puso así: «En última ins-
que no han entrado nunca. De hecho, lo hacen mejor que quie- tancia, yo fui quien pulsó el gatillo que disparó el cartucho que
nes viven en los mismos lugares pero no hablan esas lenguas, y dio a Harry», interponiendo una larga cadena de sucesos entre
mejor incluso de lo que los científicos creían que nadie pudie- sí mismo y el resultado. La descripción del entonces presiden-
ra llegar a hacerlo. Los imperativos de su idioma les obligan a te Bush («él [Cheney] oyó el aleteo de un pájaro; se volvió, apre-
poseer y ejercitar esa proeza cognitiva. tó el gatillo y vio que su amigo había sido herido») supuso una
Es probable que quienes piensan en el espacio de manera obra maestra de arte exculpatorio que, en una sola línea, con-
distinta también razonen de otro modo sobre el tiempo. Junto virtió a Cheney de responsable en mero testigo.
a mi colaboradora Alice Gaby, de la Universidad de California El público de habla inglesa rara vez se deja impresionar por
en Berkeley, entregamos a hablantes de kuuk thaayorre conjun- una contorsión lingüística como la anterior, ya que, en inglés,
tos de fotografías que mostraban secuencias cronológicas: el en- son las oraciones carentes de agente las que desprenden una
vejecimiento de un hombre, el crecimiento de un cocodrilo o un connotación evasiva. Los hablantes de lengua inglesa tienden a
plátano al que cada vez le faltaban más bocados. Barajamos las formular los hechos en términos de alguien que hace algo, con
fotos y les pedimos que las ordenasen en el suelo en el orden preferencia por las construcciones transitivas, del estilo de
cronológico correcto. Realizamos la prueba dos veces con cada «Juan rompió el florero», aunque el hecho haya sido acciden-
sujeto, pero cada vez le situamos mirando hacia un punto car- tal. Los japoneses o hispanohablantes, en cambio, se muestran
dinal distinto. Los hablantes de idiomas europeos suelen orde- más reticentes a mencionar a un agente cuando se trata de un
nar la serie con una progresión temporal que vaya de izquier- acontecimiento accidental. En español podría decirse «se rom-
da a derecha. Los de árabe o de hebreo, en cambio, tienden a pió el florero». En cambio, una formulación en inglés que omi-
orientarla de derecha a izquierda. Se observa así que la orien- ta el agente («the vase broke» o «the vase broke itself»), no re-
tación de la escritura influye en la manera en que organizamos sulta tan natural en ese idioma.
secuencias temporales. Los kuuk thaayorre, sin embargo, no dis- Mi estudiante Caitlin M. Fausey y yo hemos hallado que ta-
ponían las tarjetas ni de izquierda a derecha ni de derecha a iz- les diferencias lingüísticas influyen en la comprensión de lo
quierda: las ordenaban siempre de este a oeste. Es decir, cuan- ocurrido e implican consecuencias a la hora de presentar tes-
do se sentaban mirando al sur, las tarjetas iban de izquierda a timonio. En nuestros estudios, publicados en 2010, participa-
derecha. Cuando miraban al este, la sucesión evolucionaba ha- ron hablantes de inglés, español y japonés. Les mostramos ví-
cia ellos, etcétera. En ningún caso les informamos de la orien- deos en los que dos muchachos reventaban globos, rompían
tación en la que se encontraban; los kuuk thaayorre lo sabían huevos y derramaban bebidas, en ocasiones a propósito y, en
de antemano y se valían de ello para elaborar sus orientaciones otras, sin quererlo. Después, les sometimos por sorpresa a un
temporales. test de memoria: para cada uno de los sucesos debían señalar
En distintos lugares del mundo, las representaciones del al joven que lo había provocado, como en una rueda de sospe-
tiempo difieren en numerosos aspectos. En nuestra cultura, el chosos. A otro grupo de hablantes de las mismas lenguas solo
futuro se halla «adelante» y el pasado, «atrás». En 2010, Lun- les pedimos que describiesen los hechos. Cuando comparamos
den Miles, de la Universidad de Aberdeen, observó que los an- los recuerdos del primer grupo con las descripciones del segun-
glohablantes inclinaban de manera espontánea el cuerpo ha- do, encontramos relaciones entre ambos.

42 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, abril 2011


Los hablantes de los tres idiomas describieron los sucesos rael. En cada caso, el fin consistía en determinar los prejuicios
intencionados asignándoles un sujeto agente, como «el más alto y sesgos de los participantes.
pinchó el globo». Además, todos recordaron con igual precisión A los bilingües de hebreo y árabe se les pidió que pulsaran
a los autores de los hechos. Sin embargo, en el caso de los suce- con rapidez una tecla como respuesta a ciertas palabras en de-
sos accidentales, aparecieron diferencias interesantes. A la hora terminadas situaciones. En una de ellas, si veían un nombre
de describirlos, los hispanohablantes y los japoneses eran me- judío, como «Yair», o un término positivo, como «bueno» o
nos propensos que los sujetos de habla inglesa a asignarles un «fuerte», debían pulsar la tecla «M»; si veían un nombre ára-
agente. Y, de hecho, también recordaban peor que los angloha- be, como «Ahmed», o un rasgo negativo, como «malvado» o
blantes a los autores de los hechos accidentales. Ello no pudo «débil», debían pulsar la «X». En otra situación, el empareja-
deberse a que su memoria fuese peor, puesto que antes habían miento se invertía, por lo que los nombres judíos y los rasgos
recordado con tanta precisión como los hablantes de lengua in- negativos compartían una tecla, y los nombres árabes y los ras-
glesa quiénes habían perpetrado los actos intencionados. gos positivos, otra. Los investigadores midieron la rapidez con
Los idiomas influyen no solo en lo que recordamos, sino que, la que los participantes respondieron en una situación y otra.
según su estructura, también pueden facilitar o dificultar el Tareas similares se emplean muy a menudo para determinar
aprendizaje de nuevos conocimientos. En algunas lenguas, las sesgos automáticos o involuntarios, como en qué medida algu-
palabras que designan los numerales reflejan con mayor clari- nos individuos asocian de manera natural rasgos positivos o
dad el sistema decimal subyacente. En mandarín, por ejemplo, negativos con grupos étnicos. Para su sorpresa, los investiga-
no existen números como el 11 o 13, con nombres «excepciona- dores hallaron un fuerte desplazamiento de los sesgos involun-
les»; los niños aprenden antes el sistema de numeración. Tam- tarios según el lenguaje en que se efectuase la prueba. Por su
bién según el número de sílabas que posean los nombres de los parte, los bilingües de árabe y hebreo expresaron actitudes im-
numerales, resulta más fácil o difícil recordar cadenas de núme- plícitas más positivas hacia los judíos cuando la prueba se efec-
ros (como números de teléfonos) o efectuar cálculos mentales. tuó en hebreo que cuando se hizo en árabe.
El lenguaje afecta incluso a la edad con la que los niños se El idioma parece intervenir en muchas más facetas de las que
hacen conscientes de su propio sexo. En 1983, Alexander Guio- los expertos suponían. Nos apoyamos en el lenguaje incluso para
ra, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, comparó tres tareas tan sencillas como distinguir manchas de color, contar los
grupos de niños cuyo idioma materno era, respectivamente, he- lunares en una pantalla u orientarnos en una sala de tamaño re-
breo, inglés y finés. El hebreo marca el género en un gran nú- ducido: mis colaboradores y yo hemos comprobado que, si se di-
mero de casos gramaticales; incluso el pronombre «tú» cambia ficulta a las personas el acceso a sus facultades lingüísticas (por
de forma según el género. En finés no existe distinción entre gé- ejemplo, al pedirles que realicen al mismo tiempo una tarea ver-
neros, y el inglés viene a situarse entre ambos. Guiora halló que bal exigente, como repetir un boletín de noticias), merma su des-
los niños que se criaban en ambientes de habla hebrea averi- treza en todas esas tareas simples. Ello implica que las categorías
guaban su propio sexo un año antes que los niños fineses. Los y distinciones que existen en un idioma participan en numero-
de habla inglesa lo hacían a un tiempo intermedio. sos aspectos de nuestra vida mental. Lo que los investigadores
han llamado desde hace tiempo «pensamiento» parece consistir
LA GALLINA O EL HUEVO en una colección de procesos tanto lingüísticos como no lingüís-
Los ejemplos anteriores constituyen tan solo una pequeña mues- ticos. Por lo que sabemos, puede que, en la mayor parte del pen-
tra de los numerosos hallazgos relativos a las diferencias cogni- samiento adulto, el lenguaje juegue algún papel.
tivas que manifiestan los hablantes de idiomas distintos. Pero Uno de los rasgos que definen a la inteligencia humana es
¿cómo saber si son las diferencias lingüísticas las que crean di- su adaptabilidad, la facultad para inventar y reorganizar la ma-
ferencias en el pensamiento, o si es a la inversa? La respuesta, nera de entender el mundo y acomodarla a objetivos y ambien-
al parecer, es que se trata de un proceso bidireccional: la forma tes variables. Una consecuencia de ello se manifiesta en la mul-
en que pensamos influye en nuestro idioma, pero también ocurre titud de lenguajes existentes en el mundo. Cada uno dispone de
en sentido inverso. Durante el pasado decenio se idearon toda su propio conjunto de recursos cognitivos y encierra el conoci-
una serie de demostraciones para indicar que el lenguaje de- miento y la visión de la realidad que cada cultura ha ido de-
sempeñaba una función causal en los procesos cognitivos. Por sarrollando a lo largo de milenios. Cada idioma contiene una
ejemplo, se ha comprobado que, al cambiar la forma en que ha- forma de percibir, categorizar y dar sentido al mundo; una guía
blamos de algo, se modifica nuestro modo de concebirlo. Al en- de valor incalculable desarrollada y afinada por nuestros ante-
señar a alguien nuevas voces para describir los matices de un pasados. Investigar de qué manera el idioma moldea el pensa-
color, aumenta su capacidad para distinguirlos. Y al enseñar a miento nos proporciona una gran herramienta para explicar los
una persona otras formas de hablar sobre el tiempo cronológi- orígenes del conocimiento, los mecanismos de construcción de
co, esta aprende a pensar en él de maneras diferentes. la realidad y cómo hemos alcanzado la inteligencia y refinamien-
Otro enfoque para afrontar la pregunta proviene del estudio to que ahora poseemos. Algo que nos ayuda a comprender la
de personas bilingües. Se ha verificado que los hablantes bilin- esencia misma de lo que nos hace humanos.
gües modifican su visión del mundo en función del idioma que
estén utilizando. Dos investigaciones publicadas en 2010 demos- PA R A S A B E R M Á S
traron que, incluso en asuntos tan básicos como quién nos gus- Language changes implicit associations between ethnic groups and evaluation in bilin-
ta y quién no, la respuesta depende del idioma en que se nos guals. Shai Danziger y Robert Ward en Psychological Science, vol. 21, n.o 6, págs. 799-800,
pregunte. En los estudios, uno realizado por Oludamini Ogun- junio de 2010.
naike y sus colaboradores, de Harvard, y el otro por el equipo Constructing agency: The role of language. Cailin M. Fausey et al. en Frontiers in Cultural
Psychology, vol. 1, artículo 162, publicado online el 15 de octubre de 2010.
de Shai Danziger, de la Universidad de Ben-Gurion en el Negev, Remembrance of times east: Absolute spatial representations of time in an Australian
participaron individuos bilingües de francés y árabe en Marrue- Aboriginal community. Lera Boroditsky y Alice Gaby en Psychological Science, vol. 21, n.o 11,
cos, de español e inglés en EE.UU., y de árabe y hebreo en Is- págs. 1635-1639, noviembre de 2010.

Abril 2011, InvestigacionyCiencia.es 43

You might also like