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" Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional"

UNIVERSIDAD
NACIONAL DE
UCAYALI
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO Y ACTOS UNILATERALES DEL


ESTADO

CURSO : DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO.


DOCENTE : DR. EUDOCIO RAÚL SALAZAR MARTINEZ.
CICLO : VIII.
SECCION : “C”.
ALUMNO : MARIA DEL CARMEN PONCE LACHI

PUCALLPA – PERÚ
2022
Dedicatoria
El presente trabajo monográfico dedico a mis
progenitores por innumerables motivos hayan
logrado encaminarme por el buen camino y así
lograr el objetivo
INTRODUCCION

Hoy en día sigue vigente la afirmación según la cual se señala al Estado


como el principal sujeto de Derecho Internacional. Aun cuando el Estado
ha perdido la exclusividad que, como sujeto único en la esfera jurídico
internacional, tuviera hasta comienzos del presente siglo, nadie duda de
su claro protagonismo. Los Estados, como sujetos plenos de Derecho
Internacional, poseen capacidad jurídica para producir actos jurídicos
internacionales. Dichos actos pueden ser, básicamente, de dos tipos:
unilaterales y multilaterales. Los primeros -pese al precario desarrollo
que han merecido por parte de la doctrina han cobrado una importancia
cada vez mayor en el Derecho Internacional, no sólo porque colaboran
en su desarrollo, sino porque se plantea la posibilidad de que ellos
constituyan una verdadera fuente del Derecho de Gentes. En efecto, la
teoría de los actos unilaterales no ha merecido mayor atención por parte
de la doctrina, notándose una serie de vacíos y carencias en su
tratamiento. Sin embargo, paralelamente a ello, su importancia ha ido
creciendo cada vez más dentro de la teoría de las fuentes del Derecho
Internacional. Esto, según Manuel Diez de Velazco, es producto de tres
factores fundamentales 1: La adopción, por parte del Derecho
Internacional, de conceptos e instituciones del Derecho Privado, lo cual
ha conducido a que la doctrina del negocio jurídico se haya trasplantado
al orden internacional, La superación del positivismo voluntarista, tanto
en lo referente a la fundamentación como a la existencia del Derecho
Internacional
La creciente importancia que han adquirido los actos unilaterales en
determinadas materias del Derecho Internacional, especialmente, en lo
referente al Derecho Internacional Marítimo. En este sentido, el presente
trabajo se encuentra dedicado al estudio de la teoría de los actos
unilaterales de los Estados, buscando brindar al menos una luz, sobre
una serie de aspectos aún oscuros o poco conocidos de esta materia.
CONCEPTO
El ex presidente de la Corte Internacional de Justicia de La Haya,
Eduardo Jiménez de Arechaga, define al acto unilateral como «la
declaración unilateral de voluntad de un único sujeto de Derecho
Internacional que tiene por objeto dar origen a vínculos jurídicos
internacionales, cuyos efectos están previstos o autorizados por el
Derecho lnternacional»
• Guillermo Moncayo, en una definición más escueta, señala: «Se
consideran actos unilaterales de los Estados a aquellas manifestaciones
de voluntad emanadas del Estado y que tienden a producir ciertos
efectos jurídicos»3 • De ambas definiciones, es posible extraer ciertos
elementos comunes y determinantes en la configuración de un acto
unilateral. Dichos elementos serán analizados en el siguiente punto. La
doctrina clásica se ocupó del tema de los actos unilaterales de los
Estados a partir de la figura de la promesa, negando su carácter
obligatorio en cuanto acto unilateral. Esta posición doctrinal resulta muy
curiosa, sobre todo teniendo en cuenta que el elemento material de la
costumbre internacional se forma a partir de la repetición de actos de
carácter unilateral. En efecto, la costumbre ha tenido un rol considerable
en la formación del derecho internacional, ya que este nace en el
momento de la aparición de las primeras reglas consuetudinarias en el
ámbito de las relaciones diplomáticas, de la guerra y de la navegación.
Desde un punto de vista empírico, es posible apreciar que en el ámbito
internacional existen distintos tipos de actos unilaterales realizados por
los Estados, y que estos pueden adoptar diversas formas. A partir de
ello, es necesario entregar un concepto de acto unilateral y analizar sus
elementos más relevantes.

Para efectos de esta investigación se entiende por acto unilateral un


comportamiento unilateral, independiente de un régimen convencional
especial, realizado por un Estado y que es idóneo para producir efectos
jurídicos en el ámbito internacional. Los elementos más discutidos del
concepto son la autonomía del acto unilateral y su idoneidad para
producir efectos jurídicos.

En relación con el tema de la autonomía de los actos unilaterales, es


posible encontrar dos sentidos perfectamente distinguibles. La primera
estima que la autonomía del acto implica que para producir sus efectos
jurídicos no requiere de la reacción o consentimiento de otros Estados,
es decir, su carácter obligatorio se construye con independencia de la
conducta de otro sujeto respecto del acto. Por dicha razón, existe
discusión acerca del carácter de acto unilateral de la declaración Ihlen,
ya que un sector de la doctrina estima que sería un acuerdo no escrito
de carácter verbal, debido a que constituiría una respuesta a la
declaración realizada por el ministro danés respecto de la voluntad de su
gobierno de no oponerse a la extensión de la soberanía noruega a
Spitzberg. Se puede estimar que la acepción en comento es lo que
constituye la noción de acto unilateral en un sentido más estricto. La
segunda acepción del término se vincula con el hecho que el acto unilateral se
realiza con independencia de una prescripción convencional o consuetudinaria.
Por tanto, se dejaría fuera del concepto de acto unilateral, todos aquellos actos
que tengan por objeto formar o aplicar el derecho convencional como, por
ejemplo, es el caso de la ratificación de un tratado, la formulación de una
reserva o la delimitación de un espacio marítimo o terrestre regulado en un
tratado bilateral o multilateral; o aquellos actos que dan lugar o se aplican con
ocasión de la ejecución de normas de carácter consuetudinario. Por tanto, en
este sentido la autonomía se vincula con la existencia o no de un determinado
marco jurídico regulatorio del acto.
Este tema se discutió también en la CDI. En un primer momento, el
relator especial Rodríguez, concibió la autonomía en el sentido de la
primera acepción explicada en este trabajo, entendiendo que el
compromiso se contrae sin ninguna otra contrapartida o elemento de
reciprocidad. Sin embargo, esta postura no fue aceptada por los demás
integrantes de la CDI. Por ejemplo, Pellet estima que la concepción de
autonomía propuesta por el relator especial debe ser rechazada, porque
tiene un carácter muy restringido, y por dicha razón, carece de ejemplos
basados en la práctica internacional. Precisamente, el autor francés
señala que “[ p] ara atenerse estrictamente a esta idea de la autonomía
de los actos en los que está interesado, el Relator Especial se priva de
describir una práctica, ya que esta práctica existe sobre todo respecto de
lo que el Relator Especial considera actos no autónomos” .
Para los efectos de esta investigación, la primera acepción del concepto
de autonomía no será tomada en cuenta, debido a que ella confunde la
reciprocidad existente en el ámbito convencional con la reacción que
pudiese producir el acto en los hechos, y que no tiene que ver con el
valor jurídico del mismo; en otras palabras, confunde la autonomía
jurídica con la autonomía fáctica del acto. Un ejemplo de lo expresado
es la incomprensión que parte de la doctrina tiene acerca de la
declaración Ihlen, en el sentido que esta se trataría de un acuerdo de
carácter verbal, ya que se produjo con posterioridad a la declaración del
ministro danés respecto de Spitzberg. Sin embargo, eso solo fue una
cuestión de hecho que no afecta la autonomía de dicho acto en la
producción de efectos jurídicos, ya que cumple con los requisitos de
validez de un acto unilateral. Además, esta concepción de autonomía no
es conciliable con el método de interpretación de los actos unilaterales,
contemplado en el principio tercero del texto de los principios rectores,
en que se contempla que para determinar los efectos jurídicos de una
declaración unilateral, se debe tomar en cuenta la reacción que suscitó.
La segunda acepción de autonomía será aplicada de manera restringida,
en el sentido de excluir dentro de la noción de acto unilateral solo a
aquellos actos sujetos a regímenes convencionales especiales, como es
el caso de las reservas de los tratados, la forma de manifestar el
consentimiento en obligarse por un tratado o las declaraciones de la
aceptación de la jurisdicción obligatoria de un tribunal internacional. Para
llegar a esta conclusión se sigue a Pellet, para quien no existe ninguna
razón válida para eliminar, por ejemplo, los actos adoptados en
aplicación de una regla consuetudinaria, como sería el caso de los actos
unilaterales en virtud de los cuales los Estados definen la anchura de
sus distintos espacios marítimos. Pertinente a este punto, el jurista
francés se pregunta “si no puede considerarse que todos los actos
unilaterales se fundan en una norma consuetudinaria, empezando por la
que permite a los Estados a obligarse”. Tomando en cuenta lo señalado,
la noción de autonomía que se describe no excluye como acto unilateral
a aquellos actos que forman o aplican el derecho consuetudinario.
Como consecuencia de lo anterior, la noción de acto unilateral adoptada
en este trabajo incluye el silencio cualificado o aquiescencia, es decir,
los denominados actos unilaterales presuntos o tácitos. En efecto, si
bien no parecen existir dudas que el silencio o aquiescencia en
determinadas circunstancias puede producir consecuencias jurídicas,
como es el caso que frente a una determinada situación es necesario
realizar una protesta y ella no se lleva a cabo, no existe consenso
acerca de su inclusión dentro del concepto de acto unilateral. La
principal justificación para su exclusión se basa en que el silencio o
aquiescencia no constituye una manifestación de voluntad de carácter
autónoma.
Lo señalado se pone de manifiesto en el fallo de la “delimitación de la
frontera marítima en la región del golfo de Maine”, en que la CIJ expresa
que la aquiescencia es “un reconocimiento tácito manifestado mediante
un comportamiento unilateral que la otra parte puede interpretar como
un consentimiento” . Dicha situación ya fue advertida por Sicault en la
década de los sesenta del siglo pasado, cuando sostuvo que “el silencio,
como no puede producir efectos jurídicos de manera autónoma y tiene
necesidad para ello de otro acto, no entra en la definición de
compromiso unilateral”. En este mismo sentido se pronuncian Jiménez y
Torres.
En relación con el tema es necesario realizar dos comentarios. El
primero se vincula con la naturaleza del silencio cualificado o
aquiescencia. Para los efectos de este trabajo el silencio no constituye
una manifestación de voluntad, a diferencia de lo que postula la escuela
voluntarista, debido a lo expuesto arriba, en el sentido que solo es una
ficción que produce efectos jurídicos en circunstancias excepcionales,
para proteger las expectativas legítimas de un tercero. Ello pone de
manifiesto que en el derecho internacional la voluntad no es la única vía
para producir efectos jurídicos o crear derecho .
El segundo, dice relación con la calificación del silencio cualificado o
aquiescencia como acto unilateral. Como se puede apreciar de las citas
realizadas, la doctrina que rechaza la aquiescencia como acto unilateral
se basa en que esta no tendría un carácter autónomo, en el sentido de
depender su fuerza jurídica del elemento de la reciprocidad. Sin
embargo, y como se dejó en claro cuando se analizó la autonomía como
característica del acto unilateral, el hecho que se tome en cuenta la
reacción o expectativas del destinatario no convierte el acto en
convencional. Es más, si no se toman en cuenta dichos elementos se
estaría negando el fundamento del carácter obligatorio de los actos
unilaterales, la buena fe objetiva.
En resumen, la aquiescencia o silencio cualificado es un
comportamiento unilateral que produce efectos jurídicos en
determinadas circunstancias, por lo que nada obstaría a que fuese
calificado como acto unilateral. Dicho de otra manera, en esta
investigación se estima que el concepto de acto unilateral es más amplio
que una declaración de voluntad, ya que su concepto estriba en la
producción de efectos jurídicos producto de un comportamiento
imputable a un solo Estado.
El segundo elemento del concepto dice relación con la distinción entre
actos unilaterales de carácter jurídico y aquellos que tienen un carácter
político. En efecto, este trabajo abordará el estudio de los actos
unilaterales que tienen por objeto producir efectos jurídicos. Sin
embargo, el problema de esta distinción radica en el hecho que no
existen criterios generales para determinar de manera precisa cuando se
está en presencia de unos y otros, sobre todo si se tiene en cuenta que
los actos unilaterales de los Estados en el ámbito internacional siempre
tienen un valor político.
La distinción entre actos unilaterales de carácter jurídico y de carácter
político puede encontrarse en el voto disidente del juez Castro en los
fallos de los “asuntos de los ensayos nucleares” en donde se limita a
expresar la existencia de una distinción entre actos que producen
obligaciones jurídicas y aquellos que producen una obligación que
denomina “moral”, sin indicar criterios que permitan efectuar esa
diferenciación.
Kassoti propone algunos criterios para determinar el carácter jurídico de
un acto unilateral, que para ella se manifiesta en la determinación de la
intención de obligarse. Para estos efectos propone los siguientes
criterios: el contenido del acto; la publicidad del acto; el lugar o
circunstancia en que se realizó el acto; el autor del acto; y el hecho que
el acto haya sido registrado de conformidad con el artículo 102 de la
Carta de las Naciones Unidas. Además, y de acuerdo con lo señalado
arriba, también debería agregarse la reacción del destinatario del acto
como una de las circunstancias a tener en cuenta, y que Kassoti niega
por los motivos expuestos anteriormente.

ELEMENTOS

Entre los elementos constitutivos del acto unilateral podemos señalar los
siguientes: 2.1 Una manifestación de voluntad, es decir, se requiere ante
todo de la presencia de una declaración de voluntad, esto es, de un
asentimiento.
2.2 Que esta manifestación de voluntad sea hecha por un solo Estado.
En otras palabras, la manifestación debe ser unilateral.
2.3 Que tal manifestación unilateral de voluntad tienda a producir efectos
jurídicos. Tales efectos se traducirán necesariamente en una obligación
a cargo del Estado declarante y en un derecho a favor del Estado
destinatario de la declaración. Esto, en virtud del Principio de Igualdad
Soberana de los Estados, que impide que un Estado pueda imponer
obligaciones a otro por su mera voluntad. Un Estado, sólo puede
entonces crear unilateralmente derechos en favor de un tercer Estado.
Si, por el contrario, el acto no llega a generar efectos jurídicos, entonces
consideramos que no puede ser entendido como un acto unilateral en el
sentido en que lo hemos utilizado hasta ahora. En este sentido y pese a
la opinión contraria de la CIJ en el asunto de los Ensayos Nucleares,
donde expresó que «por cierto, no todos los actos unilaterales importan
obligaciones» consideramos que un acto unilateral que no genera
efectos jurídicos no debe ser considerado como tal. En efecto, si como
hemos señalado, el acto unilateral de un Estado no puede imponer
obligaciones o deberes a un tercer Estado en provecho suyo y, por otra
parte, aceptamos la afirmación de la Corte en el sentido que existen
actos que tampoco crean derechos en favor de estos terceros Estados,
pues entonces ¿de qué actos estamos hablando? Estaríamos hablando
de actos carentes de todo efecto jurídico y, consecuentemente, de actos
ajenos al mundo del Derecho. En consecuencia, si hablamos de actos
jurídicos unilaterales, necesariamente hablamos de actos con efectos
jurídicos, es decir, de actos que generan obligaciones para el Estado
declarante y derechos para el destinatario.
2.4 Que su validez o eficacia no dependa de otros actos jurídicos. Esto
es lo que Alfred Verdeos denomina «actos jurídicos unilaterales puros»,
en tanto no requieren de la presencia de otros actos jurídicos para
generar efectos por sí solos.
2.5 Que el acto sea conforme con el Derecho Internacional. Un acto
unilateral contrario al Derecho de Gentes no puede ser reputado como
legítimo, más aún, debe ser repudiado por la Comunidad Internacional.
Un ejemplo de esto lo constituye la anexión por Israel en 1981 del
territorio árabe del Golán, por medio de una ley interna claramente
violatoria del Derecho Internacional. Tal acto no sólo fue calificado como
lícito por la Asamblea General de las Naciones Unidas, sino que fue
repudiado por Resolución de 5 de febrero del mismo año, ordenando el
aislamiento político, militar y económico del Estado israelí. En este punto
resulta interesante citar la opinión discrepante del profesor argentino
Arturo Pagliai, quien señala que cuando un acto unilateral contraviene
una norma de Derecho Internacional «nos encontraríamos frente a un
acto, que es lícito en sí mismo, pero que se encuentra en pugna con
otros compromisos o acuerdos vigentes, asumidos previamente por el
Estado antes de la declaración. Como el acto obliga también al Estado,
debiendo éste atenerse a sus términos, será responsable
internacionalmente -señala- tanto si no lo cumple como si lo hace
contraviniendo normas dispositivas y deberá responder por Jos
perjuicios derivados de su falta de cumplimiento»6• Definitivamente,
Pagliai incurre en un error, pues no es posible sostener en Derecho la
licitud de un acto contrario al Derecho vigente. Si el acto unilateral, al
momento de ser dado por el Estado, contraviene una norma de Derecho
Internacional a la cual éste se encuentra obligado, el acto será ilícito y,
por ende, inválido. Más aún, si contradice una norma de ius cogens, el
acto será nulo ipso jure, careciendo también de todo efecto jurídico.
Finalmente, es pertinente señalar que todos estos elementos deberán
concurrir de manera conjunta para que el acto unilateral se cristalice ya
que la ausencia de alguno de ellos impediría su conformación.

CLASIFICACIÓN
No existe un criterio uniforme en la doctrina respecto a la clasificación de
los actos unilaterales. Clásicamente, empero, los actos unilaterales de
los Estados, o negocios jurídicos unilaterales, como los denomina
Verdeos y la escuela italiana, han sido clasificados de la siguiente forma:
Notificación: La notificación puede ser definida como la manifestación
unilateral de voluntad de un Estado, por la cual comunica oficialmente a
otro determinado documento, hecho o situación, fijando sus puntos de
vista sobre cuestiones de importancia internacional, tales como política
exterior, relaciones internacionales, políticas con los países vecinos, etc.
Cualquier materia puede ser objeto de notificación. La finalidad de este
acto es dar a otro Estado una certeza legal de información. Esta
declaración unilateral puede ser de dos tipos:
a) Facultativa o Voluntaria: cuando la declaración no emana del
cumplimiento de una obligación internacional. Por ejemplo, el cambio de
jefe de Estado, la ruptura de relaciones diplomáticas, etc.
b) Obligatoria o Preceptiva: cuando la declaración emana del
cumplimiento de una obligación internacional. Por ejemplo, el
lanzamiento de satélites artificiales al espacio, la notificación de la
puesta de minas submarinas por los Estados beligerantes o neutrales
(Convención de la Haya de 1907), bloqueo en caso de guerra marítima
(Declaración de Londres de 1909 sobre el derecho de la guerra
marítima) o la notificación del estado de guerra por los Estados
beligerantes a los neutrales (Convención de la Haya de 1907). No
obstante, el profesor francés Pierre V ellas niega que la notificación sea
un verdadero acto unilateral. Entiende que se trata de un mero acto de
publicación cuyo único papel es instrumental, es decir, su única finalidad
es llevar una información determinada al conocimiento de otro Estado.
Concluye, entonces, que la publicación de un acto no debe ser
confundida con el acto mismo ellas definitivamente aciertan cuando
afirma que la notificación no es un acto jurídico unilateral. Cuando la
notificación es, por ejemplo, obligatoria o preceptiva, ésta constituye una
verdadera condición de forma para la validez del acto
Así, la notificación de bloqueo marítimo es una condición para la validez
y licitud del bloqueo. Ella, empero, no produce los efectos jurídicos; el
conjunto de derechos y obligaciones internacionales se derivarán del
acto mismo (el bloqueo), no de su notificación
Por tanto, es posible concluir que la notificación no es un acto jurídico
unilateral, en tanto no genera ningún derecho u obligación jurídica. La
notificación es un simple instrumento, a través del cual se pone en
conocimiento un acto, es decir, carece de sentido por sí misma; no tiene
contenido jurídico alguno.
Renuncia: La renuncia viene a ser el abandono voluntario de un
derecho, facultad, pretensión o expectativa de derecho, cuando ellos son
susceptibles de renuncia. Así, un Estado puede renunciar a derechos
territoriales, a la inmunidad de sus agentes diplomáticos o a presentar o
llevar adelante una reclamación diplomática. Para Pedro Pablo
Camargo, la renuncia, por la gravedad del compromiso que el Estado
asume, debe ser necesariamente expresa, solemne y forma 1, es decir,
no cabe renuncia tácita. Esta opinión fue confirmada por la sentencia
arbitral del presidente de Chile José Joaquín Pérez, de 1 de agosto de
1870, en el asunto del cierre del puerto de Buenos Aires, entre la
Argentina y Gran Bretaña, donde se dijo «que el hecho de no haber
formulado reserva de un derecho no implica que se le abandona» 12•
Contrario a esta opinión, Sepúlveda afirma la existencia de dos tipos de
renuncia: la renuncia expresa y la renuncia implícita. Sobre esta última,
el autor mexicano pone como ejemplo el caso de un territorio que pasa a
ser ocupado por otra nación y el Estado cuyo territorio es objeto de
ocupación no se opone ni protesta. En este caso- señala Sepúlveda se
debe entender que ha existido una renuncia implícita13• La opinión de
Sepúlveda tiene como base la institución del estoppel. El entiende que al
existir tal figura resulta lógico pensar en una renuncia implícita. Sin
embargo, parte de un error. La institución del estoppel es una figura
netamente procesal que no crea, modifica ni extingue una situación
jurídica, sino que sólo imposibilita una determinada alegación. Así, en el
ejemplo, la inacción del Estado cuyo territorio es ocupado no puede ser
tomada como una renuncia tácita o implícita, ya que tan sólo vuelve
inadmisible cualquier demanda o reclamo posterior. Es decir, aquí no
hay renuncia a derecho o pretensión sustantiva alguna. Aquí tan sólo
hay una sanción procesal por inacción: la no admisibilidad de la
demanda.

ACTOS UNILATERALES
Principios rectores aplicables a las declaraciones unilaterales de los
Estados capaces de crear obligaciones jurídicas Las decisiones de los
Organizaciones Internacionales.

De acuerdo con el articulo 38 des Estatuto de la Corte Interna de


Justicia las relaciones de las organizaciones internacionales no se
consideran fuentes auxiliares del DIP. Sin embargo, la doctrina admite
que las resoluciones que contenga declaraciones que desarrollan
principios jurídicos expresamente reconocidos en la Carta de la
Organización de la Organización de las Naciones Unidas, y las
resoluciones donde existan declaraciones que enuncien nuevos
principios jurídicos internacionales o Principios de naturaleza ideológica
que tenga la voluntad de crear Derecho y por lo tanto son fuente de
Derecho Internacional. • Varias resoluciones que contienen
declaraciones y decisiones que tiene un carácter declarativo o
constitutivo y otras se consideran medios subsidiarios de las fuentes.
Las resoluciones de la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas deben considerarse jurídicamente válidas, debido a
que este tiene una función legislativa aun cuando se ha manifestado que
no constituyen una autentica obligación jurídica. Se ha demostrado que
la resoluciones y decisiones adoptadas por los citados órganos de las
Naciones Unidas son actos mediante los cuales la conciencia jurídica de
la mayoría de los Estados formulan en formulas dinámicas nuevos
principios doctrinales que influyen en el desarrollo progresivo y la
codificación del Derecho Internacional, en donde los principios de los
Estados ejercen funciones legislativas internacional, tanto mediante la
firma de los tratados multilaterales como mediante la opinión jurídica que
emiten las organizaciones internacionales, que crean normas y generan
principios doctrinales. Algunas resoluciones de la Asamblea General de
la Naciones Unidas establecen obligaciones, aun cuando muchos
Estados votaran en contra de ellas, mientras que otras solo son
recomendaciones independientemente del número de votos a favor;
otras adquieren un carácter especial debido a su vinculación estrecha
con los artículos de la carta y los tratados internacionales. Ejemplo:
Resoluciones de la OPEP, resoluciones de la ALCA, resoluciones de la
OEA, Unión Europea, etc. Actos Unilaterales entre los Estados. Son
aquellos que, siendo independiente de todo otro acto jurídico, emanan
de los Estados al restringir éstos su propia competencia, y tienen un
alcance jurídico de significación internacional. Manifestaciones de
voluntad destinadas a moderar efectos jurídicos que no requieren la
aceptación de otro Estado. Éstos también son considerados simples
aplicaciones de normas jurídicas internacionales vigentes, como por
ejemplo la adhesión a un tratado o su denuncia, o cuando sean
contrarios a éstos, incurriera en responsabilidad; tal un hecho del Estado
que viola una obligación internacional que está en conformidad con lo
que él exige esa obligación.
La Doctrina le niega a los Actos Unilaterales de los Estados valor como
fuente de derecho internacional, por considerarlos como derecho
transitorio que surge de la falta de tratado o costumbre, y además por
ser considerados simples instrumentos de ejecución que se
fundamentan en el derecho consuetudinario. Se dividen en dependientes
y autónomos. Los dependientes solo producen efectos jurídicos cuando
son realizados en relación con otros actos, unilaterales o multilaterales.
Los autónomos producen efectos jurídicos obligatorios y para su
existencia no requieren de otro acto unilateral ni multilateral aunque
deben; para producir efectos jurídicos obligatorios cumplen ciertos
requisitos de fondo (intención de obligarse), forma y capacidad, se
requiere que el acto emane de un órgano competente del Estado en el
plano internacional Tomando en cuenta el artículo 7 de la Convención
de Viena el cual manifiesta: "Que se reconoce la competencia del Jefe
de Estado y del ministro de Relaciones Exteriores para la celebración de
un tratado", dichos funcionarios resulta lógico el pensar que puedan
comprometer a su Estado mediante un acto unilateral. Con respecto a la
forma que debe revestir el acto unilateral, basta que la manifestación o
declaración de la voluntad sea clara en forma verbal o escrita.
Tradicionalmente, la doctrina reconoce como actos jurídicos unilaterales
autónomos a la: Notificación: comunicación que un sujeto de Derecho
Internacional hace a otro en forma escrita o verbal de modo oficial de un
hecho, de una situación, de un suceso o de un documento al que van
unidos determinadas consecuencias jurídicas y que se considera desde
ese momento como legalmente conocido por el destinatario. La
notificación se clasifica en obligatoria y facultativa. Se considera
obligatoria cuando es reconocida por el derecho internacional o la
costumbre; y es facultativa cuando se comunica la ruptura de relaciones
diplomáticas, difunde el nacimiento la aparición de un nuevo estado.
 Reconocimiento: acto en el que un estado admite como legitimo un
determinado estado de cosas o una determinada pretensión, el cual
obliga al estado que realiza el acto a no negar la legitimidad del
Estado de cosas o de la pretensión reconocida, es decir, cuando un
Estado admite a otro como sujeto de Derecho Internacional Público,
conlleva al Derecho de Legación activo, envían agentes diplomáticos
del Estado reconocido, y pasivo, recibe agentes del Estado
reconocerte.
 Protesta: acto por virtud de la cual un Estado niega la legitimidad
de una determinada situación, en ocasiones necesarias ya que si el
Estado afectado por alguna situación ilegitima atribuirle a otro sujeto
deberá manifestarlo, de lo contrario pierde su derecho a reclamar
posteriormente ya que el acto se considera como consentido.
 Renuncia: implica la extinción de un derecho subjetivo del Estado
que la formula, es decir, la extinción de la facultad por parte del
estado.
 Promesa: declaración en la que el Estado se obliga a realizar un
determinado comportamiento. Sólo la promesa y el reconocimiento
satisfacen los requisitos de forma, de fondo y capacidad, mientras
que en los casos de la protesta, renuncia y notificación no se da el
requisito de fondo, y por lo tanto no son actos unilaterales en
sentido propio. Jerarquía de las Fuentes de Derecho Internacional

El artículo 38 del Estatuto del Tribunal Internacional de Justicia establece que:"


El tribunal aplicara: Los convenios internacionales, tanto generales como
particulares, que establecen reglas expresamente reconocidas por los Estados
litigantes. La Costumbre Internacional, como prueba de una práctica general
aceptada como derecho. Los Principios Generales del Derecho reconocido por
las naciones civilizadas.

Las decisiones judiciales y la doctrina de los publicistas Mas calificados de las


distintas naciones, como medio auxiliar para la determinación de las reglas de
derecho, sin prejuicio de lo dispuesto en el articulo 59".

• Charles Rousseau, en relación al contenido del artículo antes mencionado


afirma que éste solamente enumera las normas jurídicas que la Corte debe
aplicar, mas no establece un valor jerárquico; el haber colocado a los
convenios internacionales en primer lugar y a la costumbre en segundo lugar
obedece a la tendencia actual hacia el derecho escrito, aunque la costumbre
sea la fuente original del Derecho Internacional. De tal manera que el articulo
no hace más que dar una de las fuentes que pueden ser utilizadas por el juez,
pero sin obligarlo a que haga una determinada elección de las mismas para
decidir un caso concreto. Daniel Guerra Iñiguez, sin embargo, se opone a esta
posición y propone: "estas fuentes a las que tiene que recurrir el juez están
jerarquizadas, pues en el empeño de su misión el magistrado internacional
debe agotar cada una de ellas en su orden hasta llegar a los principios
generales del derecho, las decisiones judiciales y a las doctrinas de los
publicistas".

• Max Soren sen establece una relación entre la jerarquía del Derecho
Internacional y la del Derecho Interno de los estados. Considera como la
primera fuente a la costumbre, seguida por los tratados y finalmente los fallos
judiciales y los actos de las instituciones internacionales. Esta jerarquía del
Derecho Internacional la relaciona con el Derecho Interno diciendo que se
puede trazar un paralelo similar entre los tratados y los estados que los
celebran y entre los pactos de las instituciones internacionales y los órganos
creados por los tratados para ejecutar dichos actos. Reuniendo estas opiniones
hemos concluido que las fuentes sí gozan de una jerarquía cuyo lo orden
establece el artículo 38 de la ECIJ. Si bien están enumeradas literalmente
como normas a seguir por la Corte, todo acto de la misma índole debe tener un
procedimiento de aspecto general y por deducción, dado que este enumera a
las que conocemos como fuentes, ésta debe ser la jerarquía general. Como en
toda regla, siempre existirán las excepciones, en las cuales no se formará esta
jerarquía como modelo a seguir, sino que, analizando el caso, el magistrado
decidirá cuál es el orden de importancia de las fuentes.

Las Fuentes del Derecho Internacional Público

• Concepto de las fuentes del Derecho Internacional Público. • Actualmente en


la doctrina se destacan dos concepciones diferentes en cuanto a las fuentes
del Derecho Internacional: Concepción Positivista. Según esta doctrina,
sustentada por Anzilotti la única fuente del Derecho internacional es el acuerdo
de voluntades, ya sea bajo la forma expresa, como es el caso de los tratados
internacionales y en forma tácita, en cuyo caso nos encontramos en presencia
de la costumbre. • Concepción Objetivista. En lo referente a las fuentes del
derecho de gente, la concepción objetivista se apoya esencialmente sobre la
distinción entre las fuentes creadora y fuentes formales. Las primeras son las
verdaderas fuentes del derecho; las segundas son los tratados y las
costumbres, que no crea Derecho sino que son modo de constatación. Según
Rousseau. Clasificación de las Fuentes del Derecho Internacional Publico. •
Las fuentes del DIP, pueden dividirse en: Fuentes Principales, Directas o
Autónomas. • Las fuentes directas o materiales son aquellos factores de tipo
social, político o económico que están aptos para crear o formar normas
jurídicas internacionales por sí mismas aplicable a las relaciones de los
Estados y demás sujetos del DIP, como es el caso de los tratados y las
costumbres internacionales. Un ejemplo seria la creación de normas para
combatir los secuestros y acciones guerrilleras en la zona fronteriza colombo -
venezolana. Fuentes Secundarias, Indirectas o heterónomas. Son aquellas
que influyen en la aplicación y creación de las normas jurídicas, pero no son
aptas de crearlas por sí solas, es decir, influye de manera especial en el
procedimiento mediante el cual una norma es establecida • Los Tratados
Internacionales. • Constituye la principal fuente de donde emanan las normas
del DIP, se trata de acuerdo de voluntades entre dos o más Estados implicados
en documentos en donde se consigna por escrito obligaciones y derechos para
los jurantes, lo que da una mayor credibilidad o seguridad, regulando la
conducta de los estados entre sí y órganos internacionales con el fin de
promover y proteger el respeto de los derechos humanos, la paz y la armonía
entre los estados. Existen dos formas de clasificar a los tratados:

Clasificación de Orden Formal: • Tratados Multilaterales o Colectivos: Es


cuando las reglas son aceptadas por la mayoría de los estados, como por
ejemplo la Convención de Viena. • Tratados Bilaterales: que obligan a dos
países, como el tratado de Venezuela y Colombia por el Golfo de Venezuela.
Clasificación de Orden Material: Tratados – contratos: realización de un
negocio jurídico (alianza de comercio, de límites, etc.), que engendra
prestaciones reciprocas entre los estados, pero cada uno persigue objetivos
diferentes. Tratados Normativos: tienen por objeto formular una regla de
derecho y se caracteriza porque la voluntad de todos los que firman tienen
idéntico contenido. Los Estados pueden firmar un tratado con reservas, lo que
significa que "cualquiera que sea el enunciado o denominación, hecha por un
Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o adherirse a él, con el
objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del
tratado en su aplicación a ese Estado" (Según La Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados –1969-).

Las Costumbres Internacionales. Son las formas en que se manifiesta una


comunidad, ya que están formadas por un conjunto de reglas que se revelan no
sólo por la repetición de los actos acompañados de un sentimiento de
obligatoriedad ante un mismo hecho, sino porque dados actos se realizan con
el convencimiento de que se están cumpliendo ciertas obligaciones o se está
ejerciendo un derecho. Elementos. Los dos elementos fundamentales de las
costumbres son:

• Elemento objetivo: que se refiere al uso constante y uniforme, es decir, el uso


constante de un acto que, por ser una repetición, se fija y se convierte en un
protocolo.

• Elemento subjetivo: consiste en la conciencia que tienen los estados de


actuar como jurídicamente obligados, es decir, que dicha práctica es obligatoria
y se debe adecuar su conducta a la misma ya que está consciente de que está
violando la misma. Tipos de Costumbre. Costumbre Universal: es la
costumbre en la cual ha participado la gran mayoría de los Estados para su
creación; dicha costumbre obliga a todos los Estados aun cuando éstos no
hayan participado en ella ni ayudado a su creación, a menos que desde el
principio se hayan negado de manera permanente y persistente. Costumbre
Regional: Es aquella en la que sólo ha participado un grupo de Estados, como
por ejemplo el derecho a asilo, que sólo se da en los Estados Americanos, su
obligatoriedad no es para todos los Estados, sólo para aquellos que fueron
partícipes y que usualmente se encuentran unidos por lazos históricos,
geográficos, económicos, Costumbre Bilateral: en dicha costumbre sólo existe
la participación de dos Estados, su obligatoriedad tampoco es hacia los otros
Estados, sólo a los dos participantes. Cabe resaltar que a los nuevos Estados
que se constituyen, se les otorga un tiempo prudencial para analizar las
costumbres preexistentes, si les afecta o no y de tal manera manifestarse en
contra o a favor. Como por ejemplo el caso de Yugoslavia que entre 1990 y
1995 se desmembrar y forma 3 nuevos Estados: Croacia, Bosnia y Yugoslavia.
Un país puede firmar un tratado con reservas, lo que significa que "cualquiera
sea el enunciado o denominación, hecha por un Estado al firmar, ratificar,
aceptar o aprobar un tratado o al adherirse a él, con el objeto de excluir o
modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su
aplicación a ese Estado" (Según La Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados –1969-). Los Principios Generales del Derecho. Son aquellos
conceptos fundamentales que aparecen como el conjunto de ideas y creencias
que forman el pensamiento jurídico de un pueblo, y que están formados por
aquellos principios elementales de justicia y equidad que tienen aplicación
universal. Entre dichos conceptos están la libertad, igualdad, certeza, seguridad
jurídica, equidad y la relación como recurso para interpretar los textos y
encontrar su verdadero sentido. Estos a su vez constituyen otra fuente indirecta
porque en realidad no crean Derecho Internacional, sino que consagran
principios de Derecho ya establecidos y cuya consagración es producto de la
aceptación que le ha dado la conciencia jurídica de la comunidad internacional
en que vivimos. Sin embargo, hay que resaltar que los Principios Generales del
Derecho son fuentes del Derecho Internacional únicamente cuando el juez, en
presencia de una laguna legislativa tiene que aplicar los principios generales y
reconocidos. Los principios del Derecho están constituidos por normas en las
que se fundamenta su estructura, las cuales han sido partícipes en la historia
del derecho internacional público. Estas normas o principios son llamados Ius
Cogens, lo que Fermín Toro las define como: "Normas Jurídicas
Internacionales admitidas universalmente e imperativas que se dirigen por el
alto grado de generalización de los preceptos expresados en ellos y son
fundamentales y rectores para todas las demás normas jurídicas
internacionales". Entre los principios que forman el Ius Cogens, se encuentran
los siguientes: Prohibición de recurrir a la amenaza o al uso de la guerra.
Obligación de arreglar las controversias por medios pacíficos. No-intervención
en los asuntos de la jurisdicción interna de los Estados. Igualdad de derecho y
libre determinación de los pueblos. Igualdad soberana de los Estados.

Obligación de cumplir de buena fe las obligaciones contraídas. Jurisprudencia


Internacional o Decisiones Judiciales Esta fuente está constituida por el
conjunto de principios y normas establecidas en sentencias internacionales
más o menos uniformes, viniendo a formar parte del acervo jurídico
internacional. El párrafo del Artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional
Judicial establece:" El tribunal, cuya función es decidir conforme al Derecho
Internacional Público las controversias que le sean sometidas deberán aplicar
las Decisiones Judiciales y Las Doctrinas de los publicistas de mayor
competencia de las distintas naciones como medio auxiliar para la
determinación de las reglas de derecho sin prejuicio de lo dispuesto en el
artículo 59"Por lo tanto una sentencia nunca podrá apoyarse sólo en una
decisión judicial o en la doctrina, ya que dichas fuentes sólo podrán utilizarse
como medios auxiliares que apoyen los tratados, la costumbre o los principios
generales del Derecho. La doctrina como fuente del Derecho Internacional se
conoce como la opinión de los jurisconsultos y de las asociaciones
especializadas. Puede ser de carácter filosófico, sociológico o histórico. El
Instituto del Derecho Internacional en su proyecto de bases fundamentales de
dicho Derecho establece en su artículo 18: "Los precedentes diplomáticos, las
sentencias arbitrales, las decisiones de los tribunales nacionales en materia
internacional, así como la opinión de los publicistas de autoridad, no tienen
valor sino en cuanto ilustren, ya al Derecho existente, ya a los otros elementos
arriba indicados a que deben recurrirse en ausencia de reglas jurídicas”. La
doctrina se considera como fuente indirecta, por cuanto se debe recurrir a ella
como complemento para los estudios de los diversos casos que se plantean.
Su importancia radica en que las opiniones dadas por los jurisconsultos son de
carácter desinteresado y la cultura jurídica de los jueces internacionales es la
mejor guía para su aplicación. Sin embargo, no es de carácter obligatorio, pues
es el resultado de especulaciones de particulares, por muy grande que sea el
prestigio de los mismos. Sin importar el valor que se le quiera dar a la doctrina,
es cierto que ha ejercido una gran influencia en las normas del ordenamiento
jurídico. Manuel Simón Egaña establece tres fines esenciales de la doctrina:
Científico, que persigue el estudio de las normas del ordenamiento jurídico
vigente y las sistematiza a la vez, así como también a los principios generales
del derecho. Un fin práctico, ofrece soluciones concretas donde la voluntad del
legislador esté plasmada en las normas generales y se convierte en el principal
auxiliar del abogado y del juez en el estudio de los casos que se presenten. Un
fin crítico, trata de mejorar cada vez más al derecho procurando un contenido
más justo de las normas. • La equidad como criterio dulcificado de las
disposiciones del derecho, permite al juez, modificar alguna ley o norma que le
parezca injusta en un momento determinado, es decir, corrige las deficiencias
de las leyes por lo considera como una indudable fuente del derecho. La
equidad como criterio de interpretación del derecho, en vez de permitir la
modificación de la norma jurídica, la aplica a los casos específicos, de acuerdo
con los principios contenidos en la misma y no en contra de su disposición. En
este sentido es importante porque quiere decir la aplicación al caso concreto
del criterio general establecido por la norma jurídica, tomando en cuenta al acto
y a las exigencias de la norma.

FUENTES DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO Y TRATADOS


Convención sobre Derechos y Deberes de los Estados (Montevideo, 1933)
Convención de Viena sobre el derecho de los tratados, de 23 de mayo de 1969
• Convención de Viena sobre el derecho de los tratados entre Estados y
Organizaciones internacionales o entre Organizaciones internacionales de 21
de marzo de 1986 • Efectos de los conflictos armados en los tratados (2011) •
RESERVAS A LOS TRATADOS • Normas Sobre Reservas a los Tratados
Multilaterales Interamericanos y Reglas para la Secretaria General como
Depositaria de Tratados – AG/RES. 888 (XVII-O/87) • Guía de la Práctica sobre
las Reservas a los Tratados (2011) • PRINCIPIOS GENERALES • Declaración
sobre los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de
amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de
las Naciones Unidas (Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de las
Naciones Unidas) • Declaración sobre la inadmisibilidad de la intervención en
los asuntos internos de los Estados y protección de su independencia y
soberanía (Resolución 2131 (XX) de la Asamblea General de las Naciones
Unidas) • Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados
(Resolución 3281 (XXIX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas).

ACTOS UNILATERALES COMO FUENTE DEL DERECHO INTERNACIONAL


Un tema muy debatido en la doctrina de los actos unilaterales es la posibilidad
que éstos puedan ser considerados como una fuente más del Derecho
Internacional, al lado de la costumbre, los tratados y los principios generales
del derecho. Hoy, nadie duda de la importancia de los actos unilaterales como
precedentes para la creación de derecho. Autores como Venturina, Soy, Soy,
Diez de Velazco y Moncayo, entre otros, reconocen la importancia de estos
actos como generadores de fuentes normativas. Así, la existencia de una serie
de actos unilaterales con contenido idéntico y de diversos Estados, puede dar
lugar a la formación de una costumbre internacional y una promesa aceptada
puede dar origen a un tratado. En consecuencia, lo que inicialmente era un
acto unilateral puro y simple, da paso a la formación de una norma general. Sin
embargo ¿puede afirmarse que el acto unilateral, es por sí mismo, una fuente
de Derecho Internacional.? La mayoría de autores, se inclina por desestimar
esta posibilidad pues consideran que una fuente sólo puede dar origen a
normas generales y, por lo tanto, no puede comprender al acto Soy niega así a
los actos unilaterales valor de fuente de derecho, observando que tales actos
son derecho transitorio y que surgen en ausencia de tratado o costumbre.
Derbez, por su parte, entiende a los actos unilaterales como simples
instrumentos de ejecución que carecen de capacidad para crear reglas
generales43 • Otros autores, como Santiago Benadava, prefieren evitar el
tema. El profesor chileno señala: «Por nuestra parte, preferimos atenernos al
criterio tradicional y no complicar aún más la ya difícil teoría de las fuentes, Sin
embargo, nosotros discrepamos con estas opiniones. Para explicar nuestra
posición habría que empezar por analizar el concepto mismo de fuente. Así,
«fuente» significa principio u origen de algo. Inquirir la fuente de una regla
jurídica, es buscar, entonces, el punto por el cual ha salido de las
profundidades de la vida social para aparecer en la superficie del derecho. En
el orden jurídico, las fuentes del derecho están constituidas por todo lo que es
punto de partida y causa de sus manifestaciones44• Ahora bien, las fuentes del
derecho, desde Julien Bonicas en adelante, pueden ser clasificadas en dos
grandes grupos45: a) Materiales: Son aquellos factores o elementos que
determinan el contenido de la norma jurídica. Son las necesidades o problemas
de diversa índole (cultural, económica, etc.) que las normas jurídicas deben
regular. Estas fuentes son subyacentes a las fuentes formales y son
extrajurídicas, ya que surgen de la filosofía mas no del derecho positivo. b)
Formales: Son los procedimientos a través de los cuales nace o se manifiesta
el Derecho por lo cual poseen naturaleza jurídica. En otras palabras, son los
procedimientos mediante los cuales se producen válidamente normas jurídicas
obligatorias. Con respecto a estas últimas, existe discusión. Para algunos
autores, la norma para ser tal supone necesariamente un mandato general.
José sostiene así que la calificación de «regla de derecho» debe estar
reservada al principio que procede de una fuente de orden general y no de una
voluntad particular. La voluntad o consentimiento del Estado es el punto inicial
y necesario del proceso de creación de normas, pero aunque el consentimiento
individual del Estado es relevante, no es definitivo ya que para la creación de
una norma jurídica internacional es necesario que el consentimiento de cada
Estado se cristalice en el consentimiento del grupo social de Estados,
concluye46• En síntesis, Rodríguez Carrión y José entienden que el acto
unilateral, al no surtir efectos jurídicos generales, sino particulares, no puede
ser considerado como fuente del derecho. Sin embargo, creemos que ésta es
una concepción restringida y parcial del término fuente del derecho. Siguiendo
a autores de la escuela vienesa, como Kelsen o Adolfo Merkl, podemos
entender a los actos jurídicos unilaterales como verdaderas fuentes del
Derecho Internacional y, además, que el término «regla de derecho» o «norma
jurídica», se da cuando se impone una obligación jurídica a un sujeto de
derecho individual o a varios sujetos, colectivamente. Por tanto, siguiendo este
razonamiento, al imponer los actos unilaterales de los Estados una obligación
jurídica a un sujeto de derecho, esto es, al propio Estado declarante, son
definitivamente una regla de derecho o norma jurídica.

,
CONCLUSIONES

Como se ha podido observar, el tema es, sin duda, complejo; son muchas las
interrogantes, y muchas las lagunas que existen. Se trata de un ámbito
desconocido en el que la práctica no es del todo conocida, aunque es
constante. El trabajo que se ha realizado en la comisión, si bien limitado a los
actos jurídicos unilaterales de los Estados, representa un interesante avance
en el estudio de la materia. La delimitación del estudio a aquellos actos que
escapan de una relación convencional, constituye un complemento de las
normas establecidas en las convenciones de Viena, incrementando la
seguridad jurídica de las relaciones internacionales. Asimismo, la exclusión de
los actos unilaterales emanados de una organización internacional, no sólo
facilita el análisis de los actos considerados, sino permitirá que posteriormente,
y tal vez sobre la base del proyecto de artículos de los actos de los Estados, se
desarrolle otro relativo a aquellos. La división del proyecto en dos fases, una
respectiva a la formulación, y otra, referente a las consecuencias de tales
actos, resulta un factor que facilita el estudio de tales actos y el desarrollo de
un proyecto de artículos que vaya moldeándose conforme al análisis, y la
discusión, tanto en el seno de la comisión, como a partir de las opiniones
expresadas por los Estados, y por la doctrina concerniente. La división, ha
permitido también mantener la independencia de ambas partes, limitando las
dificultades del estudio y codificación relativas a cada sección y no
mezclándolas, lo que dificultaría aún más la tarea. Finalmente, cabe señalar
que el proyecto de definición del acto unilateral aprobado por la comisión, y
referido al comité de redacción, representa un importante avance para el
estudio del tema. A modo de conclusión, podemos destacar entonces que el
tema de los actos unilaterales de los Estados es complejo y dinámico. Su
tratamiento hasta la fecha ha sido por demás insuficiente, lo que obliga a bolear
esfuerzos para su mayor y mejor desarrollo. Quizá la propuesta fundamental
que podría extraerse al final de este trabajo es que sólo aquellos actos
unilaterales que surtan efectos jurídicos puedan ser considerados como tales y,
en consecuencia, como fuentes de Derecho. Lo particular de esta propuesta es
que se aparta de los conceptos tradicionales, entendiendo que existen normas
internacionales de carácter individual que obligan a un solo sujeto, que
compromete a un solo Estado.

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