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En mi ayer, lejano ya,

en cada amanecer gozaba el despertar,


vivía sin contar las horas que se van
tenía juventud y ganas de cantar.
El tiempo se llevó los sueños que forjé,
en ruinas convirtió las torres que elevé,
negándome la luz y el fuego de mi fe,
cegando sin piedad la ilusión que sembré.

En mi ayer la vanidad
me hacía malgastar mi alegre juventud,
estaba confundido y hasta me creí
que el ritmo del reloj era más lento para mí.
Andaba sin volver la vista para atrás,
mi lema era vencer y nunca claudicar,
seguía los dictados de mi corazón,
mi sola voluntad, primero y siempre yo.

El ayer lejano está,


yo pienso que tal vez, no supe aprovechar
el tiempo que se fue, los años que perdí,
vacío y soledad tan sólo queda en mí.
La llama del amor he visto consumir,
mi última amistad se niega a proseguir.
No se por donde andar, no tengo a donde ir,
ni mano que estrechar, ni puerta en que pedir...

Hoy todo terminó


que lejos queda ya la fe en el porvenir
y en la felicidad.
Recuerdos del ayer, ardiente juventud
que ya se fue.

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