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Relaciones de la Lógica con otras ciencias

La lógica está relacionada con todas las ciencias, porque como dijo Cohen, es el aspecto
formal de todo cuanto existe. En forma general diríamos:

 Desde el punto de vista formal todas las ciencias están integradas por conceptos,
juicios y razonamientos, los cuales son la parte fundamental del objeto de la lógica.
 Así mismo, les proporciona a todas las ciencias la teoría para las demostraciones
científicas. No se puede hablar de ciencia si esta no está organizada conforme a las
leyes de la lógica.
 La metodología es lógica aplicada, inferida de numerosos casos científicos. Dichos
procesos lógicos se deben observar si se desea obtener el conocimiento científico.

De manera especial, está vinculada con la matemática, la psicología, la lingüística, la


filosofía, computación, ciencia, gramática, y con la teoría del conocimiento.

LA LÓGICA Y DERECHO:

Se podría señalar que esta tendencia ponía la existencia de un marcado paralelismo entre la
lógica y derecho, pues aquella estudia la validez de los conceptos , juicios y razonamientos
desde el punto de vista formal , y el Derecho , tendría por objeto el estudio de los
mencionados aspectos , pero desde el punto de vista de las conductas puras , consideradas
estas como meras formas , las cuales están expresadas en las normas. Sus principales
requisitos eran dos: ser coherentes y no contradictorias, para observar los postulados
hilberlianos en el desarrollo de la lógica matemática. Esta concepción sentó las bases al
ulterior desarrollo de la lógica deóntica

LÓGICA Y CIENCIA:

Estudia problemas y leyes del pensar formal, no define lo verdadero de lo falso. Entre lo


verdadero y lo falso, hay una competencia del razonamiento aplicado y la experiencia. Esta
lógica estudia las condiciones del pensar científico y metodológico y las condiciones de
verdad de las teorías científicas, así como su alcance y límites.

LÓGICA Y PSICOLOGÍA: 

Existe una gran diferencia entre estas dos ciencias, la relación que pueda existir seria que
prescindirían del sujeto que elabora su lógica y su psicología. La diferencia que existe entre
ambas ciencias es que la psicología estudia el sujeto pensante y sus procesos psicológicos
que ocurren en el estando también el proceso del pensar; mientras que la lógica, como se ha
descrito anteriormente, se ocupa del pensamiento elaborado y formulado, ya que estudia los
pensamientos mismos, los analiza, los estructura y encadena el enlace que pueden tener
dichos pensamientos.
 LÓGICA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO: 

Consiste en aplicar la lógica y la filosofía del conocimiento para rodear la teoría del


conocimiento, se ocupa de la definición del saber y de los conocimientos relacionados entre
estas dos ciencias. Los tipos del conocimiento posibles y el grado con que las fuentes y los
criterios resultan ciertas, así como la relación exacta entre el que conoce y el objeto
conocido.

LÓGICA Y GRAMÁTICA: 

Los lenguajes tienen lógica, porque la lógica y la gramática trabajan ambiguamente para
descifrar una oración, decidir si la composición de la oración es correcta. Para esto hay que
estudiar la lengua y la lógica. La interacción que puede haber entre la lógica y la gramática
es como un romance entre las dos para que funcione bien un idioma. Como es muy
complejo este tema, se cita el siguiente ejemplo para obtener más o menos una idea de
la fusión de estas dos ciencias juntas.

LÓGICA Y MATEMÁTICA:

Es una parte de la lógica y las matemáticas, que consiste en el estudio matemático de la


lógica y en la aplicación de este estudio a otras áreas de las matemáticas

La lógica matemática es la disciplina que trata de métodos de razonamiento. En un nivel


elemental, la lógica proporciona reglas y técnicas para determinar si es o no valido un
argumento dado. El razonamiento lógico se emplea en matemáticas para demostrar
teoremas; en ciencias de la computación para verificar si son o no correctos los programas;
en las ciencias física y naturales, para sacar conclusiones de experimentos; y en las ciencias
sociales y en la vida cotidiana, para resolver una multitud de problemas. Ciertamente se usa
en forma constante el razonamiento lógico para realizar cualquier actividad.

La relación de la lógica con la matemática desarrollo el intento de buscar un lenguaje en


que los problemas derivados de la validez o invalidez de los razonamientos, fuesen tratados
como un simple cálculo, un problema que consistiría en mirar si estaba o no de acuerdo con
la tabla. Con George Boole en 1847, se inició la construcción sistemática de la lógica
matemática, él fue el primero en aplicar el álgebra a la lógica, dando origen a una lógica de
clases y una lógica sentencial. A partir de este momento, la lógica matemática se ira
construyendo a imagen y semejanza de las lenguas naturales.

La lógica matemática dispone de unas herramientas superiores a la que utiliza la lógica


clásica. Pero concebir la lógica ya sea un arte de calcular o de pensar tiene unas
consecuencias importantes en vista de la actividad desempeñada por los sujetos, por la
manera como se van relacionar con los objetos, por los instrumentos que van utilizar y por
las relaciones onticas sobre las cuales se van a trabajar.

El hecho universal es que los humanos en nuestros razonamientos cotidianos, solo


utilizamos el arte de pensar. Esto pone de relieve la importancia de la lógica clásica. De
otra parte, la necesidad científica de disponer de un instrumento no sujeto a equívocos, de
tal naturaleza que permita resolver sin lugar a replica, mediante un sencillo calculo, la
validez o invalidez de un razonamiento, establece de manifestó la necesidad y la utilidad de
la lógica matemática.

LA LÓGICA Y LINGÜÍSTICA:

El neopositivismo se hizo consciente de un hecho sencillo, pero extraordinariamente


fecundo: la única manera que dispone cualquier ciencia para expresar sus pensamientos, ya
sean estos físicos, químicos, matemáticos, etc., es mediante el lenguaje. A partir de
entonces, quedara establecido que todos los problemas de cualquier ciencia están
vinculados al lenguaje, de ahora y para siempre. Ello nos explica porque hay trabajos en los
cuales, se vinculan la matemática y la lingüística, la física y el lenguaje, etc., y por qué se
habla de una sintaxis matemática, de una semántica física, de un metalenguaje jurídico, etc.

Básicamente, todas las ciencias se vincularon a la lingüística, a través de la sintaxis, la


semántica y la pragmática.

Con la sintaxis, porque ella brinda el conjunto de reglas en las cuales se establecen las
combinaciones de palabras permitidas y prohibidas. Si referimos la definición anterior a
cualquier realidad, por ejemplo, al juego de ajedrez, la sintaxis está representada por las
reglas mediante las cuales se fijan los movimientos que puedan tener cada una de las
piezas, o número de jugadores, jugadas permitidas, en fin, es su reglamento. Claramente
podemos comprender, por lo anterior que todos los juegos tiene una sintaxis, por la simple
razón tienen su sintaxis, por la simple razón de que necesariamente tienen un reglamento.
Las ciencias también tienen su sintaxis, porque tienen su reglamento, un conjunto de
combinaciones físicas, o matemáticas, o químicas, etc., admisibles e inadmisibles.

La semántica, estudia las significaciones de las palabras desde el punto de vista de las
relaciones signo-objeto, entendiendo el objeto como "imagen de la cosa". La semántica,
como un hecho universal, estudia las relaciones entre los conceptos y los signos de las
cosas. Por consiguiente, todas las ciencias tienen una semántica, en la medida en que
relacionan sus signos con los conceptos propios de cada una de ellas.

Se ha dicho: el signo es una cosa que por naturaleza o convención, evoca el entendimiento
la idea de otro objeto. Es una evocación asociada a un estímulo. En el ejemplo del ajedrez,
la semántica en el momento que asociamos los signos del juego con sus conceptos; esto es,
los signos son las piezas: Rey, peón, etc., y los conceptos son las funciones que tienen
dichas piezas.

La pragmática, estudia las relaciones signo-usuario, desde el punto de vista de su


utilización practica por parte de la comunidad. en el juego comentado, se hace presente la
pragmática en la forma como usan los jugadores todo el sistema de signos que componen el
ajedrez .

En conclusión, pensamos en la medida en que transcurren el tiempo, se hará más


importante la importante la relación ciencia-lenguaje. Los hombres de hoy estamos
científicamente más posibilitados para entender a San Juan que quienes nos han precedido.
En efecto, dice al comenzar su evangelio: "en el principio era el verbo y por el fueron
creadas todas las cosas…." Si la palabra creo todas las cosas el universo entero es el
lenguaje, y al estudiar cualquier proporción de este, tal vez se podría de presente la
existencia de un lenguaje objetivado, de unas estructuras lingüísticas en todas las ciencias,
en todos los objetos y en todos los procesos

LA LÓGICA Y LA FILOSOFÍA

Si aceptamos que al saber filosófico está integrado por la ontología , la gnoseología y la


ética , o sea " el ser" , "el conocer " y el "obrar " , la lógica forma parte esencial del conocer
, porque estudia las formas y las leyes validas de ese conocimiento.

La gnoseológica o teoría del conocimiento pretende estudiar la correspondencia o


adecuación entre el conocimiento y su objeto , pero no puede pronunciarse si previamente
no incorpora a la lógica , pues es esta quien le va a suministrar la validez a todas sus
conclusiones

LA LÓGICA Y COMPUTACIÓN:

La lógica está presente en la computación a través de los siguientes aspectos:

 A. Es tan importante la relación lógica-computación que todo ordenador tiene una
unidad en la cual se realizan las operaciones lógicas ; es la unidad aritmético –lógica
. En ella, se efectúan las operaciones lógicas de cualquier programa. Nos referimos
a los operadores lógicos "y", "o", etc., los cuales trabajan en base a las tablas de
verdad.
 B. La lógica se hace presente en los programas. Cada uno de ellos es un conjunto
formal y secuencial de operaciones, las cuales permiten realizar un trabajo. Decimos
"formal " y con ello evidenciamos de la lógica formal , puesto que teóricamente , un
mismo programa puede estar referido a varios contenidos , siempre y cuando tengan
los mismos esquemas.
Definicion, percepción correcta de los conceptos jurídicos

Uno de los grandes aportes de Alf Ross a la teoría general del derecho es su teoría
particular acerca de la estructura y funcionamiento de los llamados “conceptos jurídicos”.
La función de los conceptos jurídicos se observa en el marco de la tarea principal que Ross
asignó a la ciencia del derecho, esto es, describir las normas jurídicas que componen cada
ordenamiento jurídico. La mayoría de las normas jurídicas, dice Ross, tienen la siguiente
estructura subyacente: «si “H”, entonces “C”», en donde “H” es un hecho condicionante y
“C” es una consecuencia jurídica condicionada. Ahora bien, Ross afirmó que los conceptos
jurídicos cumplen una función importante para la ciencia del derecho porque permiten
presentar de una manera clara, sistemática y ordenada una gran cantidad de normas
pertenecientes a un ordenamiento jurídico determinado. También expresó, más
precisamente, que el concepto jurídico “propiedad”, por ejemplo, conecta cada uno de los
hechos condicionantes que crean la propiedad con todas las consecuencias jurídicas
condicionadas que la propiedad comporta. Además, que esta forma de entender su
estructura y funcionamiento en el lenguaje de la ciencia del derecho supone una gran
ventaja con respecto a otras maneras de entenderlos.

Las tesis centrales de su propuesta explicativa son las siguientes:

 (1) Los conceptos jurídicos no tienen referencia (reference);


 (2) Los conceptos jurídicos no tienen significado (meaning);
 (3) Los conceptos jurídicos funcionan como instrumentos de presentación (as a tool
of presentation) de las normas jurídicas pertenecientes a cada ordenamiento
jurídico.

Los primeros comentarios generales de Ross acerca de los conceptos jurídicos fueron
realizados en uno de sus primeros libros, Towards a Realistic Jurisprudence (véase Ross, 1961a,
). Aunque recién en su breve y famoso ensayo, Tû-Tû,2 desarrolló una propuesta
pp. 222-223 1

explicativa concreta sobre los conceptos jurídicos (véase Ross, 1961b, pp. 139-153). Posteriormente,
en su obra más conocida, On Law and Justice,3 articuló esta teoría conjuntamente con sus
demás tesis generales sobre el derecho (véase Ross, 1963, pp. 49 y 164-169). En todos estos textos,
Ross trabajó explícitamente sobre las tesis y fundamentos generales de la filosofía del
positivismo o empirismo lógico (véase Ross, 1961a, pp. 46-60; 1963, pp. 66-67). Concretamente, elaboró su
teoría de los conceptos jurídicos sobre los presupuestos fundamentales de la teoría
semántica verificacionista (véase Ross, 1963, pp. 38-41), que era la teoría del lenguaje que utilizaban
los empiristas lógicos de aquella época, la cual más tarde se demostró insatisfactoria.4

Sin embargo, la posición principal de su propuesta, la tesis (3), parece presuponer, si la


aislamos de los demás presupuestos verificacionistas, otra teoría semántica, la
inferencialista. Más precisamente, entiendo que la noción de sentido que utilizan los
teóricos inferencialistas funciona de manera implícita en la argumentación que este autor
ofrece en apoyo de esta posición. Sorprendentemente, esta teoría semántica no había sido
aún desarrollada en la década de 1950, pero hoy en día goza de buena reputación, sobre
todo en cuanto a la explicación del comportamiento semántico de los predicados.

Antes de continuar cabe resaltar que aquí no usaré las etiquetas “conceptos jurídicos” (legal
concepts) o “conceptos jurídicos intermedios” (intermediary legal concepts), que muchos
de los teóricos del lenguaje jurídico utilizan en sus discursos (véase, por ejemplo, Hage y Pfordten,
). La razón es que considero que esta manera de hablar dificulta la tarea de distinguir
2009 5

apropiadamente entre diversos aspectos del lenguaje - sintácticos, semánticos, pragmáticos-


y de las posibles relaciones entre ellos. El uso del término “concepto” conlleva
compromisos conceptuales inapropiados para un vocabulario teórico-técnico preciso, ya
que generalmente presupone la idea de una relación estable, e independiente de cuestiones
contextuales, entre una expresión lingüística sintáctica -a veces un nombre propio, otras
veces un predicado- y una entidad lingüística semántica abstracta que poseen un contenido
predeterminado que los hablantes conocen o desconocen (véase Machery, 2009). Para evitar esto,
aquí usaré la expresión “términos jurídicos en función predicativa” para aludir a
expresiones lingüísticas como “propiedad”, “crédito” o “posesión” en enunciados como “si
una persona ha adquirido una cosa, entonces tiene la propiedad de la misma” y “si una
persona tiene la propiedad de una cosa, entonces tiene derecho a obtener su restitución en
el caso de que otro la retenga en su poder”. A su vez, usaré la expresión “referencia
semántica” para indicar, de menera general y sujeta a precisiones ulteriores, un objeto, un
hecho o un estado de cosas asociado a un término jurídico. Asimismo, usaré la expresión
“contenido semántico” para indicar, también de manera muy general y sujeta a precisiones
ulteriores, una porción de significado o de sentido o de información asociada a uno de
dichos términos jurídicos.6

El trabajo que estoy introduciendo tiene cuatro propósitos. El primero consiste en precisar
el contenido de los términos técnicos que Ross usó en Tû-Tû y en On Law and Justice en
relación a su explicación acerca de la estructura y funcionamiento de los conceptos
jurídicos. El segundo radica en explicitar dos compromisos conceptuales presupuestos en su
explicación, uno verificacionista y el otro inferencialista; además en manifestar las
principales objeciones dirigidas al primero de ellos. El tercero reside en completar, con
algunas precisiones ulteriores, la línea explicativa con tintes inferencialistas presupuesta en
la propuesta de Ross. Y el cuarto trata de la constatación de la afirmación que la noción de
referencia no cumple un rol explicativo relevante en la explicación semántica de estos
términos.

La estructura de este trabajo es la siguiente. En la segunda sección, reconstruiré las tesis y


motivaciones de Ross con respecto a (1) y (2), manifestaré que estas tesis son las mismas
que sostuvieron los teóricos de la semántica verificacionista del empirismo lógico, y
señalaré que éstas no permiten capturar adecuadamente el comportamiento de algunos
términos en función predicativa, además de otros fenómenos semánticos relevantes. En la
tercera sección, con respecto a (3), argumentaré que Ross presupone implícitamente una
versión esquemática de la noción de sentido que utilizan los teóricos de la semántica
inferencialista, y mostraré cómo se articula una explicación inferencialista para los términos
jurídicos predicativos. En la cuarta sección, expondré algunos aspectos particulares de la
propuesta inferencialista para dar cuenta del comportamiento semántico de estos términos,
y sostendré que ésta propone una manera plausible de entenderlos. En la quinta sección,
argumentaré que uno de los propósitos principales de Ross está justificado, esto es, que la
noción de referencia no cumple ningún rol explicativo en cuanto a este tipo de predicados,7
y analizaré otras nociones semánticas similares a esta, como las de denotación y de
extensión, que sí cumplen un rol explicativo relevante en los enfoques semánticos
extensionalistas e intensionalistas, respectivamente.

II. El Alf Ross verificacionsta

Ross afirma, tanto en Tû-Tû como en On Law and Justice, que la tarea de la ciencia del
derecho consiste en describir las normas jurídicas pertenecientes a cierto ordenamiento
jurídico. Y que una manera de llevar a cabo esta tarea consiste sencillamente en enumerar
todas las normas jurídicas vigentes, por ejemplo, de la siguiente manera:

 D1: Si una persona ha adquirido legítimamente una cosa por compra, deberá dictarse
sentencia en su favor ordenando la entrega de la misma en contra de cualquier
persona que la retenga.
 D2: Si una persona ha heredado una cosa, deberá dictarse sentencia de daños y
perjuicios en contra de toda persona que con dolo o negligencia haya causado un
deterioro en la misma.
 D3: Si una persona ha adquirido una cosa por donación, deberá dictarse sentencia a
su favor ordenando la resitución de la misma en contra de cualquier persona que la
posea ilegítimamente.

Y así sucesivamente. Aunque habría que tener en cuenta que la formulación de las norma
vigentes podrían ser mucho más complicada. Este modo de presentación de las normas
jurídicas pertenecientes a cierto ordenamiento jurídico, dice Ross, requiere formular un
gran número de normas jurídicas: aquellas que conectan cada uno de los hechos
individuales condicionantes con cada una de las consecuencias jurídicas condicionadas.
Esto puede ser representado de la siguiente manera:
En este cuadro, “H1”, “H2”, “H3” y “Hp” son hechos condicionantes y “C1”, “C2”, “C3”, “Cn”
son consecuencias jurídicas condicionadas. Sin embargo, el profesor danés expresa que los
predicados jurídicos como “propiedad”, aunque carezcan de significado y de referencia8,
permiten considerar otro modo de presentación, en donde estos predicados cumplen una
función muy útil en cuanto a la presentación de las complejas reglas que articulan las
normas jurídicas. La siguiente figura lo representa:
En donde “propiedad” representa la conexión sistemática entre cada uno de los hechos
condicionantes - “H1”, “H2”, “H3” y “Hp” - y la totalidad de las consecuencias jurídicas
condicionadas - “C1”, “C2”, “C3”, “Cn”. En otras palabras, este término conecta una
pluralidad disyuntiva de hechos condicionantes con una pluralidad acumulativa de
consecuencias condicionadas.

Ross argumenta que en el lenguaje jurídico hablamos como si “propiedad” fuera un nexo
causal entre “H” y “C”, un efecto ocasionado o creado por cada H, que a su vez es causa de
una gran cantidad de consecuencias jurídicas. Decimos, por ejemplo, que:

 1) si A ha comprado legítimamente un objeto (H2), entonces ha adquirido la


propiedad del mismo;
 2) si A es propietario de un objeto, entonces tiene (entre otras cosas) el derecho a
que B se lo entregue si lo tiene en su poder (C1).

Pero, la idea de que entre la compra de la cosa y la entrega de la misma se «ha creado»
algo, que es llamado “propiedad”, carece de fundamento. Porque nada ha sido creado como
resultado de que A y B intercambien unas pocas expresiones interpretadas jurídicamente
como un contrato de compra y venta. Todo lo que ha ocurrido es que ahora el juez podrá
tomar en consideración este hecho y dictar sentencia en favor del comprador para obtener la
entrega de la cosa.
Más bien, dice Ross, surge con claridad que (1) y (2), conjuntamente, son equivalentes a la
reformulación de una de las normas presupuestas (H2-C1), a saber, que si alguien compra
una cosa, entonces tiene derecho -mediante los medios jurídicos preestablecidos- a obtener
la entrega de la cosa. De todo esto resulta, afirma Ross, que:

La palabra “propiedad” insertada entre los hechos condicionantes y las consecuencias


condicionadas es en realidad una palabra sin sentido, una palabra sin referencia semántica
alguna, que sirve tan sólo como un instrumento de presentación (Ross, 1961b, pp. 28-29).9

Estas últimas afirmaciones de Ross, aunque no son definidas con la rigurosidad que lo
caracteriza, parecen expresar los mismos contenidos proposicionales que expresan las
principales tesis semánticas que sostuvieron los positivistas o empiristas lógicos del Círculo
de Viena (Carnap, Neurath, Schlick, Ayer, etc.). Ellos consideraban que no todas las
expresiones lingüísticas adecuadamente construidas, desde un punto de vista sintáctico
tienen significado (meaningful). Lo que determinaba si una expresión tenía o no significado
era un criterio de significación, el cual consistía en la verificación empírica de la misma.10
Para que una expresión pueda ser verificada empíricamente debía tener referencia -una
relación directa con un objeto, fenómeno o estados de cosas del mundo- o poder ser
reducida a un enunciado más elemental verificable empíricamente con la ayuda de algunas
reglas lógicas. Los empiristas lógicos usaban el criterio de verificación empírica como un
instrumento para su lucha contra el lenguaje metafísico. Para ellos, los enunciados
metafísicos -aquellos que no fuesen enunciados sintéticos pasibles de verificación empírica,
o que no fuesen enunciados analíticos, o que no fuesen enunciados que puedan ser
reducidos a enunciados empíricamente verificables- eran considerados expresiones sin
significado (meaningless). Por ejemplo, para el primer Carnap, una afirmación tenía
significado si, y sólo si, era posible determinar su verdad o falsedad con respecto a la
experiencia, esto es, si era posible verificarla empíricamente: «“verificación” significa
control con respecto a la experiencia» (Carnap, 1928, p. 253).11 Y para Schlick,

Establecer el significado de una oración equivale a establecer las reglas que expresan cómo
la oración debe ser usada, y esto es lo mismo que declarar la manera en la que ésta puede
ser verificada (o falsificada). El significado de una proposición es su método de
verificación (Schlick, 1936, p. 341)12.

Una vez que ha sido puesto de manifiesto este presupuesto con el que Ross se encuentra
comprometido, ahora podemos precisar, con la ayuda de la teoría verificacionista, el
contenido de las afirmaciones (1) y (2). De este modo, con respecto a (1), podemos decir
que, según Ross, los predicados jurídicos no tienen referencia. En donde por “referencia”
se entiende una relación directa y estricta entre la expresión predicativa y un objeto,
fenómeno, hecho o estado de cosas. Y con respecto a (2), podemos decir que los predicados
jurídicos no tienen significado. En donde por “significado” se entiende el principio de
verificación. Y dado que predicados jurídicos como “propiedad” y “crédito”, de acuerdo
con este principio, no pueden ser verificados empíricamente, entonces estos no tienen
significado.13

Sin embargo, ya al inicio de la década del cincuenta este enfoque semántico estaba
totalmente desacreditado. Por ejemplo, el mismo Carnap ya lo había abandonado, luego de
haber probado distintas versiones del principio de verificación (véase Carnap, 1947).14
Alfred Ayer también construyó diversas versiones de este principio, en el marco
precisamente de una teoría verificaciones del significado (véase Ayer, 1936 y 1946), las
cuales se revelaron finalmente defectuosas (véase Church, 1949). Un problema insalvable
consiste sencillamente que hay innumerables aserciones que consideramos significantes
para las cuales no disponemos de un claro método de verificación empírica. Sólo para
mostrar un ejemplo conocido: «Los positrones están compuestos de quark» (Fodor, 1981, p. 261).
Aunque, en realidad, quien puso de manifiesto el fracaso general del programa
verificacionista fue W.V.O. Quine, por medio de la crítica a los dos dogmas del empirismo:
la distinción analítico/sintético y el reduccionismo (véase Quine, 1951).

Clasificación de los conceptos jurídicos:


 
 
Concepto de jurídico
Es lo relacionado con el Derecho, que es el conjunto de normas que regulan la conducta del
hombre en sociedad, y establecen penas ante su incumplimiento. Proviene del vocablo
latino iuridicus, de ius o iuris, que significa Derecho.

Cuando hablamos de estudiar Ciencias Jurídicas, nos referimos al estudio metódico y


sistemático de las leyes (civiles, comerciales, laborales, penales, administrativas, etcétera) o
sea, de las normas que imponen coactivamente conductas o abstenciones, establecidas por
órganos del Estado, con potestad legislativa.

Lo jurídico es lo impuesto exteriormente al ser humano, que no decide si cumplir o no


cumplir lo establecido normativamente, sino que debe hacerlo, si desea evitar la sanción.
Parecería entonces, que lo jurídico está reñido con la libertad, y no es así. La libertad
absoluta esclavizaría al ser humano, pues si cada uno hiciera lo que quisiera invadiría los
derechos de los demás y reinaría el caos. El Derecho asegura la libertad de todos al
establecer límites a lo que se puede querer en vistas al bien común. Si deseamos lo que
tiene otra persona, y lo pudiéramos tomar, otros podrían también tomar nuestras
pertenencias, y así la seguridad de todos quedaría anulada. Esta idea de las leyes como
otorgando y a la vez quitando libertad, fue lo que hizo que el filósofo iluminista Rousseau
las considerara como la instituvçción suprema creada por los hombres.

Notas esenciales del concepto Juridico:


La jurisdicción puede ser definida como el Poder Judicial, integrado por jueces y
magistrados, a quienes, por su independencia y sumisión a la Ley y al Derecho, la soberanía
nacional ha otorgado en exclusiva la potestad jurisdiccional y, en consecuencia,
expresamente les ha legitimado para la resolución jurídica, motivada, definitiva e
irrevocable de los conflictos intersubjetivos y sociales, para la protección de los derechos
subjetivos, el control de la legalidad y la complementación del ordenamiento jurídico.

De lo referido se extraen las siguientes notas esenciales.

1.1. La Jurisdicción como poder


La vigente CE es rotunda al rotular su Título VI "del Poder Judicial" y al prever en su art.
122 la promulgación de una LOPJ a la que ha de confiarse la constitución, funcionamiento
y autogobierno de los Juzgados y Tribunales.
La vigente CE potenció notablemente al Poder Judicial subjetiva y objetivamente. Desde un
punto de vista subjetivo la instauración de un régimen de autogobierno de la Magistratura
y la revisión del estatuto jurídico de los Jueces y Magistrados han contribuido a fortalecer
la independencia judicial. Desde una dimensión objetiva, los principios de unidad y de
exclusividad jurisdiccional son hoy una realidad. Al Poder Judicial, en materia de
derechos fundamentales, la Constitución Española le ha confiado su inmediata y rápida
protección (art. 53.2), a la vez que ha sometido a todos los actos y disposiciones emanadas
de los demás poderes del Estado a un control de constitucionalidad por el Tribunal
Constitucional.

Así pues, en nuestro actual Estado de Derecho, cabe configurar a la Jurisdicción como el
más alto Poder de decisión, al que se encuentran sometidos y ante cuyas sentencias callan
todos los demás poderes del Estado.

1.2. La potestad jurisdiccional


La Constitución Española, consecuente con la naturaleza del Poder de la Jurisdicción, le ha
otorgado a los Juzgados y Tribunales el ejercicio de la potestad jurisdiccional en todo tipo
de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado (art. 117.3).

Constituye la potestad jurisdiccional la capacidad de actuación de la personalidad del


Estado en la manifestación de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado que, por expreso encargo
del pueblo español queda residenciada exclusivamente en los Juzgados y Tribunales.

Dicha potestad posee determinadas notas que la diferencian de las demás facultades y
derechos subjetivos, públicos y privados. La primera de ellas es su generalidad: la potestad
se ejercita erga omnes. La potestad jurisdiccional crea un estado de deber general de
sujeción por parte de todos los justiciables, que se resume en la exigencia, establecida por
los arts. 118 CE y 17 LOPJ, de colaboración y obediencia de todos los ciudadanos y
poderes públicos a las resoluciones judiciales.

En segundo lugar, al constituir la potestad jurisdiccional una emanación de la soberanía


nacional, los límites de su actuación vienen determinados por los de la soberanía misma,
esto es, por el territorio y las personas a ella sometidas (arts. 4, 21 y ss LOPJ, 8.2 CC, y 51
LEC).

El contenido de la mencionada potestad se concreta en una fuerza de mando jurídicamente


vinculante para con las partes y terceros, la cual se encuentra respaldada no sólo por la
policía judicial, sino por todo el aparato coactivo del Estado.

Con anterioridad al juicio jurisdiccional por excelencia, que es la sentencia, existe una
potestad ordenatoria. que tiene por objeto llamar a las partes y terceros al proceso,
obtener la efectiva sujeción de aquéllas a los fines del proceso o simplemente impulsar el
curso del procedimiento. Ostenta también el juez, con la intervención del Letrado de la
Administración de Justicia, la potestad de instrumentación o documentación, cuya
finalidad estriba en otorgar a determinados actos de conocimiento el carácter de prueba,
siempre que se garantice el principio de contradicción.

Pero la potestad jurisdiccional es, ante todo, una potestad decisoria, en la que el juez o
tribunal resuelve interina o definitivamente el conflicto, satisfaciendo el derecho a la tutela
judicial efectiva. Esta última resolución se denomina sentencia.

Para hacer efectivo el cumplimento de la sentencia ostentan, finalmente, los jueces,


auxiliados por los Letrado de la Administración de Justicia, la potestad de ejecución, la
cual se ejercita a través de los diversos procedimientos de ejecución de sentencias, cuya
finalidad consiste en realizar o llevar a cabo en sus propios términos lo dispuesto en el fallo
o parte dispositiva de la sentencia.

1.3. Los Juzgados y Tribunales


Los Juzgados y Tribunales, independientes y sometidos al imperio de la ley, integran en su
totalidad el Poder Judicial y ostentan en exclusividad la titularidad de la potestad
jurisdiccional.

Se denominan Juzgados a los Órganos jurisdiccionales unipersonales. Están integrados por


un juez, asistido por un Letrado de la Administración de Justicia y el personal a su servicio.
Los Jueces acceden al Poder Judicial mediante concurso-oposición entre Licenciados en
Derecho y pasan a convertirse en los titulares de los Juzgados, a quienes les corresponde
conocer de los procesos en primera instancia. El juzgado es, pues, un órgano jurisdiccional
unipersonal y de instancia que conoce de las fases declarativa y ejecutiva del proceso: de
las alegaciones o aportación de los hechos al proceso, de su prueba, de la sentencia y del
proceso de ejecución. Los juzgados españoles están hoy regidos por el principio de la
especialización.

Los Tribunales por el contrario, son órganos jurisdiccionales colegiados. A los miembros
de tales colegios se les denomina Magistrados. El cometido de los tribunales consiste en
revisar el enjuiciamiento efectuado por los jueces en su sentencia. Los tribunales
constituyen órganos de segundo o tercer grado que conocen de la fase de impugnación de
los procesos, por lo que su justificación obedece a la propia existencia de los recursos o
medios de impugnación contra las sentencias.

Atendiendo a la naturaleza de los recursos de los que conocen tales órganos


pluripersonales, los Tribunales se clasifican en Tribunales de apelación y Tribunales de
casación. Los de apelación o de segunda instancia en sentido estricto, efectúan una
revisión, más o menos amplia, tanto del material de hecho como de la aplicación del
derecho. Son tribunales típicos de apelación las Audiencias Provinciales.

Los Tribunales de casación tienen por misión esencial asegurar la aplicación de las leyes
promulgadas por el Parlamento, unificando su interpretación mediante la creación de la
doctrina legal. La finalidad esencial de la casación, en último término, estriba en garantizar
la igualdad en la aplicación de la ley en todo el territorio nacional (principio consagrado en
el art. 14 CE), asegurando su interpretación uniforme, de tal suerte que las Audiencias
Provinciales y Juzgados no mantengan criterios dispares en la aplicación de la ley.

El Tribunal Supremo, situado en la cúspide del Poder Judicial (art. 123.1 CE), es el órgano
de casación por excelencia, si bien nuestra Constitución, como consecuencia de la
instauración del Estado de las autonomías, ha posibilitado que los Tribunales Superiores de
Justicia asuman funciones casacionales dentro de su demarcación judicial (art. 152).

1.4. La independencia, unidad y exclusividad


jurisdiccional
En los Juzgados y Tribunales han de concurrir, por imperativo del art. 117 CE, las notas
esenciales de independencia, unidad y exclusividad jurisdiccional.

La independencia judicial conforma una nota subjetiva esencial de todo órgano


jurisdiccional.

El principio de unidad jurisdiccional (art. 117.5), tiene la utilidad primordial de declarar


ilegítimas las denominadas jurisdicciones especiales del anterior régimen, pues de nada
serviría proclamar aquellos principios constitucionales si el Poder Ejecutivo pudiera crear
los órdenes de funcionarios más sumisos para el enjuiciamiento de determinadas materias.

En virtud del principio de exclusividad jurisdiccional, la potestad jurisdiccional constituye


un auténtico monopolio. Se le puede atentar mediante la exclusión (normalmente por parte
de la Administración) de determinadas materias de la potestad jurisdiccional, tanto en su
fase declarativa como en la de ejecución.

1.5. La función genérica de la Jurisdicción


Estriba en la resolución de los conflictos, intersubjetivos y sociales, mediante la aplicación
del Derecho objetivo. Dicha función se concreta en la protección de los derechos
subjetivos, en el control de la legalidad y en la complementación del ordenamiento.

La primera nota que ha de revestir la sentencia es la de ser una resolución jurídica. En la


sentencia, junto a la declaración de hechos probados, deben siempre reflejarse, en la
premisa mayor del silogismo judicial, los fundamentos de derecho, procesales y materiales,
aplicables al caso, tal y como disponen los arts. 248.3 LOPJ y 209.3 LEC.

En el Estado de Derecho las partes y la sociedad, en general, tienen el derecho a obtener del
órgano jurisdiccional una resolución motivada y razonada. La necesidad de motivar las
sentencias constituye hoy una auténtica exigencia constitucional, derivada de la doctrina del
Tribunal Constitucional nacida de la interpretación del derecho a la tutela del art. 24 CE.

Finalmente, las sentencias son resoluciones definitivas y generalmente irrevocables (art.


245 LOPJ). Característica, ésta última, del efecto de cosa juzgada, principal nota objetiva
de la sentencia y patrimonio exclusivo de la Jurisdicción. Las sentencias de los Tribunales
que gocen de los efectos de cosa juzgada producen los efectos preclusivos y excluyentes,
que impiden que el conflicto pueda volverse a plantear ante cualquier otro Juzgado o ser
sometido a arbitraje, siempre y cuando el objeto procesal sea idéntico (art. 222 LEC). No
ostentan tales efectos las sentencias absolutorias en instancia, ni las recaídas en procesos
sumarios.

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