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Resumen y comentario de la lectura del tema 2

Jesús Forrat Navarrete 21791341Z


Historia + Ciencia Política y Gestión Pública
Análisis de políticas públicas.
Docente Manuel Tamayo Sáez.
El presente texto se centra en dos temas relevantes para el estudio de las políticas públicas
llevadas a cabo por los gobiernos; El proceso político dividido en etapas diferenciadas para su
estudio y, dentro de esas etapas, la consolidación de las definiciones de los problemas a
solucionar.

Sobre el proceso político, el autor matiza que el orden de ese proceso sigue unos pasos lógicos
que no siempre corresponden con el orden cronológico que se realizan en la práctica. Esto es
relevante para organizar las fases del análisis. Introduce el tema mencionando a los distintos
autores que han hablado de policy process, Lasswell (1971) con 7 fases de su "modelo del
proceso de decisión", Peter DeLeon y Garry D. Brewer (1983) con 6 fases siguiendo el modelo
de Lasswell, Mayy Wildavsky (1997) con 5 fases del "ciclo de la política", Hogwood y Gunn (1986)
con nueve etapas de lo que llaman "marco de análisis", etc.

Todos ellos desarrollan la misma idea. Pero no siempre se ha focalizado en el conjunto de esta
idea. En función de su contexto histórico, los gobiernos y los técnicos han ido centrándose en
una de las etapas, siguiendo la lógica de ensayo y error. Del mismo modo, la
multidisciplinariedad del estudio de las políticas públicas también se ha hecho eco de esto, y las
distintas ciencias han sufrido una visión de tubo, centrándose en las etapas que mejor
corresponden ha su método de estudio y considerándose prioritarias a las demás.

Este problema de perspectiva en cierto modo es inevitable para el investigador en el proceso de


aprendizaje académico, pero es muy importante denunciar la visión de tubo desde un principio
para perseguir una mentalidad crítica no siempre alcanzable. Sin embargo, si vemos todas las
aportaciones en su conjunto, siendo conscientes de esta limitación, se pueden llegar a poner los
distintos énfasis en común para conseguir los objetivos propuestos.

De entre las distintas fases, el proceso de definición del problema y de la política pública
destinado a solucionarlo ha sido estudiado especialmente por los politólogos. Para entender los
comportamientos implicados en las definiciones, se ha acuñado el concepto de Agenda Pública.
Distinguen entre Agenda Sistémica, el conjunto de preocupaciones, problemas latentes y
demandas de la sociedad, y Agenda Institucional, el resultado de la criba de la primera que hacen
los Gobiernos para poder llevar a cabo sus políticas.

El estudio sobre las agendas rebela distintos datos de interés. Como la salid de la democracia
reflejada en la observación de quienes son los que forman la agenda. Es decir, cuales son los
agentes implicados y si se cae en el corporativismo entre élites o se mantiene la representación
democrática. Estos estudios han esclarecido que en las democracias saludables este proceso es
lo suficientemente complejo como para que un grupo elitista inserte sus demandas y controle
la de los demás fácilmente, ya que no solo existen los grupos de presión, también hay numerosos
técnicos que son los que elaboran el corpus de la resolución de los problemas y existe también
un feedback entre opinión pública y gobierno que de distanciarse demasiado este último
perdería su legitimidad.

La elaboración de la agenda institucional es uno de los procesos más esencialmente políticos. La


política como la pugna entre las definiciones. Ya que las definiciones son muy relevantes para
saber que problemas solucionar y muy condicionantes a la hora de cómo solucionarlos. El autor
explica que según la forma de definirse un problema se llevará a una solución u a otra y es aquí
donde la pugna comunicativa y negociadora de la política cumple su función para llegar a un
consenso social.
Ciertamente, considero que los conceptos de Agendas bien divulgados y explicados a la
ciudadanía podrían ayudar a reducir la desafección política de quienes no entienden porqué los
gobiernos y los partidos actúan como actúan y por qué las ideas no se transforman
religiosamente en las políticas esperadas. Existe una concepción simplista de la labor de
gobernar en el imaginario colectivo. Y tal vez, mostrando lo abrumador de esta labor podríamos
fortalecer la cultura democrática de una ciudadanía que entienda que puede haber errores y
eso no ponga en tela de juicio al sistema. Eso sí, tampoco hay que reivindicar la simpatía hacia
quien los comete.

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