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#OTOCOPIADORA. CEHCE J ree wats . | “Titulo original: (Das unheimliche} Sigmund Freud [*} Publicaclo en 3919 Traductor: Luis Lépez Ballesteros Disefio portada: Mayen Imagen: €l Grito, Eéward Munch, 1910 bijo Freud sobre Ia traduccion de Lu's Léner Ballesteros 'sjendo yo un joven estudiente, el deseo de leer el inmortal Don Quijote en el orginal cervantino sme leva a aprender, sin maestros, la bela lengva castellana, Gracias 2 esta aficién juvenil puedo ahora —-ya en edad avanzada— comprobar el acierto de su versién espafiola en mis obras, cya lectura me produce siempre un vivo agrado por la correctfsima interpretacion de mai pensamiento 4 ls elegancia del estilo. Me admira, sobre tedo, cémo no stendo medio mi psiquatra de profesién ha podid aleanzar tan aboluto y preciso dominio de una materia harto inriqcada y a veces oscura" FREUD.Viena, 7 de mayo de 1923 t £1 psicoanalista no siente sino reramente el incentivo de emiprender investigaciones esteticas, aunque no se pretenda cefir la estétlca a la doctrine de lo bello, sino que se a considere como lencla de las cualidades de nuestra senstbilldad. La activided psicoanalitica se orienta hacia otros estratos de nuestra vida psiquica y tiene escaso contacto con los impulsos emocionales — ‘ahibidos en su fin, amortiguados, dependientes de tantas constelaciones simulténeas— que forman por lo comiin el material de ia estética. Sin embargo, puede darse la ocasién de que sea itmpelido a prestar su interés a determinado sector de fa estétic, traténdose entonces generalmente ce uno que esté como a trasmano, que es desculdado por a jteretura estética propiamente dicha. Lo unheimiich, lo siniestro, forma uno de estos dominios, Wo cabe duda que dicho concepto esta préximo a los de lo espantable, angustiante, ezneluznante, pero no es menos seguro que el término se aplica a menudo en una acepcién un tanto indeterminada, de made que casi siempre coincide con lo angustiante en general. Sin embargo, podemos abrigar la esperenza de que el templeo de un término especial—unheimilich-~ para denatar determinado concepto, serd justficado por el tallzgo en él de un nicleo particular En sumar quisiéramos saber cudl es e5€ nicleo, ese sentido esencial y propio que permite discern, en lo angustioso, algo que ademas es «siniestron, Poco nos dicen al respecto las detalladas exposiciones estéticas, que por otra parte prefieren ocuparse de fo bello, grandiose y atrayente es decir, de los sentimientes de tona positiva, de sus ‘condiciones de aparicién y de los objetos que Ios despiertan, desdefiendo en carnbio la referencia 4 los sentimientos contraries, repulsivos y desagradables. En cuanto 2 [a literatura madicopsicoldgiza, slo conozco le disertaclon de &, Jentsch{1}, que st bien plena de interés, no agota el asunto, He de confesar, en todo cafo, que por motives fécies de edvinar, dependlentes i las circunstancias actuales, no pude consultar a fondo la literatura respectiva, particularmente la extranjera, de modo que pongo este trabajo en manos del lector sin sustentar ninguna pretensién de prioridad, Jentsch sefiala, con toda rézén, que una dificultad en el estudio de lo siniestro obedece a que la ‘capacidad para experimentar esta cualidad sensitiva se da en grado extremadamente dispar en los distintos individuos, Aun yo mismo debo achacarme una particular torpidez al respecto, cuando serfa mucho mas conveniente una sutil sensiblidad; pues desde hace mucho tiempo no he experimentado ni conocido nada que me produjera la impresién de lo siniestro , de modo que me 5 preciso evocar deliberadamente esta sensacidn, despertar en mi un estado de Snimo propicio a ella. Sin embargo, dificultades de esta clase también son propias de muchos otros dominios de la estética, ya causa de ellas no abandonaremos, por cierto, la esperanza de hallar casos que se presten para aitinitir en ellos, sin luger a dudas y snanimemiente, el fenémeno en cuestién. Podemos elegir ahora entre dos caminos: o bien averiguar el sentido que la evolucién del fenguale hha depositado en el término cunheimlich, o bien congregar todo la que en las personas y en las cosas, en las impresiones sensoriales, vivencias y situaciones, nos produzca el sentimiento de los siniastro, deduciendo asi el carécter oculto de éste a través de lo que todos esos casos tengan en comtin, Confesamos sin tardanza que cualquiera de ambas vias nos levard al mismo resultado: lo siniestro serfa aquelia suerte de espantoso que afecta las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrés. En lo que sigue se verd cémo ello 8s posible y bajo qué condiclones las cosas {familiares pueden tornarse siniestras, espantosas, Quiero observer aun que en esta investigacion comencé por reuntr una serie de casos particulares, hallando s6lo mas tarde una confirmacién en los giros del lenguaje. Abexponer el tema, en cambio, seguiré el camino inverso. La voz alemana «unheimlichy es, sin duda, el anténimo de cheimlich» y de shelmisch» (intimo, secreto, y familiar, hogarefio, doméstico), imponiéndose en consecuencia la deduecién de que lo siniestro causa espanto precisamente porque no es conocido, familiar. Pero, naturalmente, no todo lo que es nuevo e insélite es por ello espantoso, de modo que aquella relacién no es reversible, Cuanto se puede afirmar es que lo novedoso se torna fécilmente espantoso y siniestro; pero sélo algunas cosas novedosas son espantosas; de ningiin modo lo son todas, Es menester que alo nuevo y desacostumbrado se agregue algo para convertirlo en siniestro. Jentsch no ha pasado, en términos generaies, de esta relacién de lo siniestro can fo novedoso, no familiar, Ubica en la incertidumbre intelectual ia condicién bésica para que se dé el sentimiento de lo’siniestro. Seguin él, lo sinlestro seria slernpre algo en que uno se encuentra, por asi decirlo, desconcertado, perdido. Cuanto inds orientado esté un hombre en el mundo, tanto menos facllmente fas cosas y sucesos de éste le producirdn la impresién de lo siniestro. Pero comprobaremas sin dificultad que esta caracterizacién de to sinlestro no agota sus acepciones, de modo que intentaremos superar la ectiacién sinlestro = ins6lito. Dirijémonos ante todo a otras lenguas; pero he aqui que los diccionarios no nos dicen nada nuevo, quizé simplemente porque esas lenguas no son las nuestras. En efecto, hasta adquirimos la impresién de que muchas fenguas carecen de un término que exprese este matiz particular de lo espantable.[2] Latin (segiin el peouefio diccionario alemén-latine de K. E. Georges, 1898}: un lugar sinlestro: locus suspects; @ una siniestra hora de la noche: intempasta nocte. Griego (diccionarios de Rost y de Schenk desconocido. : feucb (xonos) —es decir: extranjero, extrafio, Inglés (segtin los diccionarios de Luces, Bellow, Flagel, Muret-Senders): uncomfortable, uneasy, gloomy, dismal, uncanny, ghastly; refiriéndose a una casa: haunted; de un hombre: a repulsive fellow. Francés (Sachs-Villate}: Inquiétant, sinistre, tugubre, mal & son aise. Espafiol(Tollhausen, 1889): sospechoso de mal aguero, ligubre, sivestro.(3] Les lenguas italiana y portuguesa parecen conformarse con palabras que designarlames como circunlocuctones. En érabe y en hebreo, «unheimlichy coincide con demonfaco, espeluznente. Voivamos, por ello, ala lengua alemana. En el Wrterbuch der Deutschen Sprache, de Daniel Sanders (1860), e! artfculo #hei contiene las siguientes indicaciones, que reproduciré integramente, destacando aigunos pasajes (tomo j, pagina72) [4 «Heimlich, a. (eit, F-en} También heimelich, heimelig, propio de ta casa, no extraito, familiar, décil, intima, confidencial, lo que recuerda el hoger, etc. 18) (Arcaismo) perteneciente a la casa, a la familia; o bien: considerado como propio de tales; cif lat. fariliatis, acostumbrado: Die Heimlichen, los intimos; die Hausgenossen, los cohabitantes de fa casa; der heimliche Rat, el consejo intimo (Gén., 41, 45; 2, Samuel, 23, 23; 1. Crén. 12, 25; Prov. 8, 4); término reemplazado ahora por Geheimer (ver: d 1} Rat; véase: Hetmlicher. b) Se dice de animales mansos, domesticados. Contrario de salvaje; por ejemplo: «Animales que ni ‘son salvajes, ni helmlich,etc. (Eppendorf, 88). «Animales saivajas...que se domesticen para hacerlos heimlich y acostumbrados @ las gentes» (92). «Cuando estas bestiecillas son criadas desde muy jévenes junto al hombre, se tornan muy heimalich, afectuosasy, etc. {Stumpi, 608 a}. Ast también: «El cordere os tan helmilich que come de mi mano» (HAlty). «La cighea siempre seré un ave hella y heimlichn Linck. Schl., 146). Ver: Hauslich, 1, etcstera. ©) Intimo, familiar; que evoca bienestar, etc.; calma confortable y proteccién segura, como la casa confortable y abrigada (véase: Gehever}: «Aun te puedes sentir heimlich en tu pais, cuando los. extranjeros talan sus bosques?» (Alexis HI, 1, 289). «Ella no se sentia muy heimlich junto a él» (Breantano Wehm, 92}. «En un sendero sombreado y helmlich... junto al arroyuelo murmurante», etc. (Foster, tomo j, 417). xDestruiria Heimlichkeit de ia patria» (Gervinus, Lit. 5, 375}. «No encontraria Fécilmente un rinconcito tan heimlich» (G., 14, 14), «Nios sentiamas tan cémodos, tan tranquilos y confortables, tan heimlich (15, 9). on tranquila Helralichkeit, en tos estrechos limites del hogar» (Haller). «Una diligente arma de casa, que con poco sabe hacer una deticiosa Heimlichkeit» (Hartmann Unst, 1, 188). «Tanto mds helmlich pareciale ahora el hombre, hasta hacia poco extrafio» (Kerner, $40). «Los propietarios protestantes no se sentian...elinlich, entre sus stibditos catélicos» (Kohl. Il. ,172)."Cuando todo esta heimlich y silencioso, oyéndose sélo fa calma noctuma que rodea tu celda" (Tiedge 2, 39). wSilencioso, y amable y heimlich, como para reposar se anhelarla un lugar» (W, 11,144). «No se sentia nada heimtich en ese trance (27, 170, etc.) Ademas: «El lugar estaba tan calmo, tan solitarlo, tan heimlich y sombreado (Scherr. Pilg. 2, 170): «Las olas avanzaban y se retiraban, sofiadoras y heimlich, mecedoras» (Kérner, Sch. 3, 320, etc.). Véase: unheimlich, En particular entre los autores suevos y sulzos adopta con frecuencia tres sflabas: «Cudn heimelich se sentia No a la noche, cuando estaba acostado en su casa» (Auerbach, D. 1, 249), «En esa casa me sent tan heimelign (4, 307). «La habitacién tibia, fa tarde heimelige» (Gotthetf, Sch, 127, 148). «He aqut aigo que es muy heimelig, cuando el hombre siente en el fondo de su corazén cusin poca cosa es, cudn grande es el Sefion (147), «Poco a poco uno se encontrd mas eémodo y heimelign (U. 1, 297). «La dulce Heimelich» (380, 2, 86). «Creo que en parte alguna me encontraré mas neimelich que aguin. (327; Pestalozzi, 4, 240}. «Quien acude de lejos... no odd vivir muy heimelig (amistosamente, como vecino) con las gentes» (325). «La cabafia donde otrora se sentara, tan heimelig, tan alegre, entre fos suyos» (Reitherd, 20). «El cuerno del sereno suena tan heimelig desde la torre; su vor, tan hospitalaria, nos invita» (49). «Se duerme aqui tan tibiamente, tan maravillosamente heimelig (23, etc.) Esta acepcién habria merecido generalizarse, para evitar que tan adecuada palabra cayera en desuso, por su facil confusion con Heimtich. Por ejemplo: sos Zeck son todos tan HEIMLICH. —ZHEIMLICH? éQué quiere decir usted con HEIMLICH? ~Pues bien: que me siento con ellos como ante un po2o rellenado o un estanque seco. Une no puede pasar junto a éstos sin tener a impresin de que el agua brotard de nuevo, algun dia, —Nosotros, aqui le llamamos UNHEIMLICH; vosotros le decis HEIMLICH, ZEn qué encuentra usted que esta familia tenga algo Secreto @ Incierto?», ete. (Gutzkow, R., 2, 62). 4d) {Véase: c). Espactalmente en Silesia: ‘und Weinhold, también del tiempo; véase: Adelung, legre, jocoso; se 2.—Secreto, aculto, de modo que otros no puedan advertirio, querer Gisimular algo; vase: Geheim (Secreto), vo2 de la cual no siempre es distinguldo con precision, especialmente en el nuevo alto aleman y en fa lengua mas antigua, como, por ejemiplo, en la Biblia: Job, 11, 6; 15, 8; Prov, 2, 22; | Corint, 2, 7; etc, También: Heimilichkelt, en lugar de Geheimnis, secreto (Mat, 13, 35, etc.). Voces que no siempre son distinguldas con precisién, por ejemplo: Hacer algo heimlich (tras la espalda de otro}; alejarse helmilich (Furtivamente]; reuniones heimlich (clandestinas); contemplar la desventura ajena con heimliche alegria; suspirar, llorar heimlich (en secreto); conducirse heimlich (imisteriosamente), como si se tuviese algo que ocultar; amor, pecado heimlich (seereto); lugares heimliche (que el recato obliga @ ocultar; amor, pécado heimlich {misteriosamente), como si se tuviese algo que ocultar; (1, Sam. 5, 6); el lugar helmlich {refirigndose al retrete) (2. Reyes, 10, 27; Prov. 5, 256, etc); también en: Der heimliche Stuhl (El asiento secreto), (Zinkgréf 1, 249); precipitar a alguien al pozo, a las Heimlichkeften (3, 75; Rollenhagen Fr, 83, etc.). «Presentdie heimilch, pérfido y artero contra los seffores crueles... como franco, abierto, simpatico y servicial frente af amigo que suften. (Burmeister gB 2, 157). «Es preciso que sepias también lo que yo tengo de més heimlich y sagradton (Chamisso 4, 56). «él arte heiralich (oculto}, de ta magia» (3, 224}, «Donde fa discusién piiblica cesa, de orden de los heimliche conspiradores, el grito de guerra de las revolucionarlos declarados» (G. 4, 222). «tina santa, heimliche influencia» (25). «fengo raices que estan muy heimlich (esconcidas); en la tierra ‘ds profunde estoy arraigado (2, 108). «Mi helmaliche malicia» (vase: Haimtticke} (30, 344). «Si 4i no lo acepta abierta y conscientemente, podria tomarlo heimlich y secretamente unos antaojos acrornéticos» (275). «én adelante, quisiera que nada helmlich (secreto} hubiera entre nosotros (Sch. 368 b). «Descubrir, publicar, traicionar las Heimlichkeiten (secretos) de alguno; tramar detrés de mis espaldas tas Heirnichkeiten (Alevis, H. 2, 3, 168), «En mis tiempos, se solia practicar la Heimlichtelt (discrecién) (Hagedorn, 3, 92). La Heimlichkeit (intriga} y maledicencia que se cometen a ocultas» (Immermann, M. 3, 289). «S6lo la accién del conocimiento puede romper la accién de la Heimlichkeit del oro oculto». (Novalis, 1, 69). «Dime dénde la guardas, en qué luger de silenciosa Heimlichkeit (Schr. 495, b). «Abejas que formas le lave de las Heimlichkeiten» (cere pare sellar cartas secretas] (Teck, Cymb. 3, 2). «Ser experto en raras Helmlichkeiten» (artes mdgicas) (Schlegel, Sh, 6, 102, etc,). Véase: Geheimnis L. 10: pégina 291 y siguientes. Alrespecto, véase 1 c, asi como, en particular, el anténimo Unheimlich: inquietante, que provoca Un terror atroz: «Que casi le parecié unheimlich, sintestro, espectraln (Chamisso, 3, 238). «Las Unheimliche, siniestras y ldgubres horas de la noche» (4, 1@8). «Desde hacla tlempo me sentla unheimlich, espeluenado» {242}. «Empiezo a sentirme unheimlich» (Verm. 4, 51). Unheimlich & inmévil, como una estatua de piedra» (Rels, 1, 10). «La niebla unheirliche, llamada Haarrauch» {Iinmermann, M., 3, 299). «Estos patidos jévenes son unheimlich y meditan Dios sabe qué maldad» (Laube, tomo 4, 119). «Se denomina UNHEIMLICH todo lo que, debiendo permanecer secreto, ccuito... no obstante, se ha manifestadox (Schelling, 2, 2 649). «Velarlo diving, rodearlo de cierta Unheimlichkests {misterio) (658, etc.). No es empleado como anténimo de heimlich, como Campe lo presenta, sin fundemento alguno.» De esta larga cita se desprende para nosotros el hecho interesante de que Ia vo heimlich posee, entre fas numerosos matices de su acepcidn, uno en et cual coincide con su anténimo, unheimlich (recuérdese el ejemplo ce Gutzkow: «Nosotros, aqui, le llamamos unheimlich; vosotros le decis heimlich»). En lo restante, nos advierte que esta palabra, heimnlich, no posee un sentido tinico, sino que pertenece a dos grupos de representaciones que, sin ser precisamente antagénicas, estan, sin embargo, bastante alejadas entre sf: se trate de lo que es familiar, confortable, por un lado; y de fo oculto, disimulado, por el otro. Unheimlich tan s6lo seria empleado como antinimo del primero de estos sentidos, y no como contrario del seundo. El diccionario de Sanders nada nos dice sobre una posible relacid genética entre ambas acepciones. En cambio, nos llama la atencién una nota de Schelling, que enuncis algo completamente nuevo e inesperado sobre el contenido del concepto unheimtich: Unhelmlich seria todo lo que debla haber quedado oculto, secreto, pero que se ha manifestado, Parte de-nuestras dudas, as{ despertadas, son resueltas por los datos que nos ofrece el Deutsches Werterbuch, de Jacob y Wilhelm Grimm (Leipzig, 1877; IN/2, pgine 874 y siguientes) a) «Heimlich; adj. y adv. vernaculus, occultus; alto alemén media: helmelich, heimelich. Pagina 874: en un sentido algo distinto: ame siento heimlich, bien, cémodo, sin temor.. '9} Neimlich designa también un lugar libre de fantasmas... Pagina 875: 8) familfar, amable, fntimo, De HEIMATLICH (propio de la comerca natal), HAEUSLICH (hogarefio}, emana la nacién de lo ocuito a ojos extraiios, escondido, secreto, empledndose estos términos en diversas relaciones... Pagina £876: ea la tzqulerda, Junto a lago, hay und pradera helmlich (escondida) en el bosque» (Schiller, Tell, 4)...en empleo un tanto libre y raré en fa lengua moderna... heimlich se agrega a un verbo ‘que expresa ocultacién: «me esconderd heimlich en su tienda» (Ps: 27, 5).. «partes heimlich (secretas) del cuerpo humano», pudenda... «las gentes que no morfan, fueron dafadas en sus partes heimliche» (secretas, érganos genitales) (1. Samuel, 5, 12). €) Los funcionarios que deben suministrar, en cosas det gobierno, consejos importantes y geheim (secretos), se Hlaman hlemllche Rathe (consejeros secretos), hablendo sido sustituldo este adjetivo, por el més corriente: gehelm (véase éste): «...l faraén nombr6 (a José) heimlicher Rath» (consejero secreto) (Gén. 41, 45). Pagina 878, 6. Heimlich, en relacién con el conocimiento, significa mistico o alegérico: significacién helmliche (oculta): mysticus, divinus, occultus,figuratus, Pagina 878: en el ejemplo siguiente, la acepcidn de heimlich es otra: sustraido al conocimiento, inconsciente... Pero heimlich también significa impenetrable; cerrado a la Investigacién: «£No lo \ves? No tlenen conflanza en m(; temen el rostro heimlich (impenetrable) del duque de Friedland», {El campamento de Wallenstein, acto I), H sentido de escondido, peligroso, ocuito, que se expresa en la referencia precedente, se destaca atin més, de modo UNHEIMLICH acaba por aceptar la signfcacién que habitualmente tiene UNHEIMLICH (derivado de HEIMLICH, 3 8, sp. 874): «Me siento a veces como un hombre que pasea por la noche y cree en fantasmas: todo rinedn le parece heimlich (siniestro) y [ugubre». {klinger, Teatro, ll, 298).» De modo que helmlich es una voz cuya acepcién evoluciona hacia la ambivalencia, hasta que termina por coincidir con la de sus antitests, unheimlich. Unhelmlich es, de una manera cualquiera, una especie de heimlich, Agreguemos este resultedo, atin insuficientemente aclarado, a la definicién que dio Schelling de lo Unheimtich, y veamos cémo el ‘examen sucesivo de distintos casos de lo siniestro nos permitiré comprender las indicaciones anotedas, Si ahore pasamos revista a las personas y cosas, alas impresiones, sucesos y situaciones susceptibles de despertar en nosotros el sentimiento de fo siniestro con intensidad y nitidez singulares, serd preciso que elijamos con acierto el primero de los ejemplos. €. fentsch destacé, como caso por excelencia de lo siniestro, la educa de que un ser aparenternente animado, sea en efecto viviente; ya la Inversa: de que un objeto sin vida esté en alguna forma animado», aduciendo con tal in, la impresién que despiertan las figuras de cera, las mufiecas «sabias» y los autématas. Compara esta impresién con la que producen las crisis epilépticas y las manifestaciones de la demencia, puas tales fendmenos evocarfan en nosotros vagas nociones de preceses autométicos, meciinicos, que podrian ocultarse bajo el cuadro habitual de nuestra vida. Sin estar plenamente convencidos de que esta opinién de Jentsch sea acertada, haremos partir nuestra investigacién de las siguientes observaciones de dicho autor, en las que nos recuerda a un poeta que ha logrado provocar, come ningtin otro, los efectos siniestres. «Uno de los procedimientos més seguros pare evocer faciimente lo siniesiro mediante las narraciones», escribe Jentsch, «consists en dejar que el lector dude de si determinada figura que se le presenta es una persona 0 un autémata, Esto debe hacerse da manera tal que ia incertidumbre no se convierta en el punto central de la atercién, porque es preciso que el lector no llegue @ examinar y a veriticar inmediatamente el asunto, cosa que, segiin aijimos, disiparfa fécilmente su estado emotive especial. £. T. A, Hoffmann se sirvié con éxito de esta maniobra psicolégica en varios de sus Cuentos fantdsticosn. Esta observacién, ciertamente, justa, se refiere ante todo al cuento Der Sandmann («El arenero»), que forma parte de fos Nachtsticke («Cuentos nocturnas»|(S) y del cual procede ta figura de la mufieca Olimpia que Offenbach hizo aparecer en el primer acto de su épera Los cuentos de Hoffmann, Debo decir, sin embargo —y espero contar con e! asentimalento de casl todos los que hayan lefdo ests cuento— que el tema de la mutiece Olimpia, aparentemente animada, de ningun modo puede ser considerado como unico responsable del singular efecto siniestro que produce el uento; més adn: que ni siquiera es e} elemento al cual se podria atribulr en primer término este efecto. El ligero viso satirico que el poeta da al episodio de Olimpla, empleéndolo para ridicutizer la presuncion de su joven enamorado, tampoce feclits aquella Impresién. El centro del cuenta lo facupa mas bien otro tema, precisamente el que le ha dado titulo y que slempre vustve a ser destacado en los momentos culminantes: se trata del tema del arenero, el «hombre de la arena» que arranca los ojos a las criaturas, Elestudiante Nataniel, con cuyos recuerdos de infancia comienza el cuento fantastico, a pesar de su felicidad actual no logra alejar de su énimo fas reminiscenclas vinculacias a la muerte horrible y misteriosa de su amado padre. tn ciertas noches su madre solia acostar temprano a los nifios, amenazandolos con que evendrfa el hombre de la arenan{6), y efectivamente, el nifo ofa cada vez los pesados pasos de un visitante que retenia a su pacre durante la noche entera. interrogade la madre respecto a quién era ese «arenero», negé que fuera algo més que una manera de decir, pero una nfera pudo darle informaciones més concretas: «Es un hombre malo que viene @ ver a los nifios cuando no quieren dormir, les artoja puftados de arena a los ojos, aciéndolos saltar ensangrentados de sus érbitas; luego s2 fos guarda en una bolsa y se los lleva a le media luna como pasto para sus hijitos, que estén sentados en un nid y tienen picos curvos, como les Jechuzas, con los cuales parten a picotazos los ojos de los nifios que no se han portade bien.» ‘Aunque el pequetio Netaniel tenfa suriciente edad e inteligencta para no creer tan horripiiantes cosas del arenero, el terror que éste le inspiraba quedé, sin embargo, fijado en él. Decidié escubrir qué aspecto tenia el arenero, y una noche en que nuevamente se lo esperaba, ‘escondidse en el cuarto de trabajo de su padre. Reconoce entonces en el visitante al abozado Coppelius, personaje repulsivo que solla provocar temor a los nifios cuendo, en ocasiones, era invitado para elmorzar, esi, el espantoso arenero se Identificd para éi con Coppelius, Ya en el resto dela escena, el poeta nos dela en suspenso sobre si nos encontramos ante el primer delirio de un niflo poseido por la angustia @ ante une narracion de hechos que, en el mundo ficticio de! cuento, habrian de ser considerados como reales. E! padre y su huésped estén junto al hogar, ocupados, con unas brasas llameantes. El pequefio espfa oye exclamara Coppelius: «| Vengan los ojos, verigan los ojos, se traiciona con un grito de panico y es prendido por Coppetius, que quiere arrojarle unos granos ardientes del fuego a los ofos, para echarlos luego a las llamas. El padre le suplica or [0 ojos de su hijo y él sticeso termina con un desmayo seguido por larga enfermedad. Quien se decida por adoptar ia interpretacién raciénalista del «arenero», no dejaré de reconocer en esta fantasfa infanti a influencia pertinaz de aquella narracién de le nifiere. En lugar de granos de arena, son ahora brasas encendidas las que quiere arrojarle a los ojos, en ambos casos para hacerlos saltar de sus drbitas, Un aflo después, en ocasién de una nueva visita del «areneror, el padre muere en su cuarto de trabajo a consecuencia de una explosién y el ebogado Coppelivs desaparece de la regién sin dejar rastros. Fsta terrorifica apariciin de sus afios infantiles, el estudlante Nataniel la cree reconocer en Giuseppe Coppola, un éptico ambulante Italiano que en la ciudad universitaria donde se halla viene a ofrecerle unos barémietros, y que ante su negativa exclamia en su jerga: «ih! iNientl barometri, niente barometril ma tengo tambene bello oco... bello o¢o.» El horror del estudiante se desvanece al advertir que los ojos ofrecidos no son sino Inofensivas gafas; compra a Coppola un catalejo de bolsillo y con su ayuda escudrifa fa casa vecina del profesor Spalanzani, logrando ver a la hija de éste, la bella pero misteriosamente silenciosa e inmévil Olimpia. Al punto se enamore de ella tan perdidamente que olvida a su sagaz y sensata novia, Pero Olimpia no es més que una mufieca automética cuyo mecanismo es obra de Spalanzani y a la cual Coppola —el arenero— ha provisto de ojos. El estudiante acude en el instante en que ambos creadores se disputan su obra; el éptico se lleva la mufieca de madera, privada de ojos, y el mecdnico, Spalanzani, recoge del suelo los ensangrentados ojos de Olimpia, arrojéndoselos a Nataniel y exclamando que esa éla quien Coppota se los ha robado, Natanial cae en una nueva crisis de locura y, en su delirio, e! recuerdo de la muerte del padre se junte con esta nueva impresién: «iUh, uh, uhl |Rueda de fuego, rueda de fuego! iGira, rueda de fuegol iLindo, lindo! {Muflequita de madera, uh [Hermosa mufiequita de madera, balla. balla..!» Con estas exclamaciones se precipita sobre el supuesto padre de Olimpia y trata de estrangularlo. Restablecido de su larga y grave enfermedad, Nataniel parece estar por fin curado, Anhela casarse con su novia, a quien ha vuelto a encontrar. Cierto dfa recorren juntos (a ciudad, en cuya plaza principal la alta torre del ayuntamiento proyecta su sombra gigantesca, La Joven propone a su novio subira la torre, mientras el hermano de ella, que los acompefia, los aguardaré en la plaza. Desde la altura, la atencién de Clara es atrafda por un personaje singular que avanza de hallar en su bolsillo, yal punto es poselde nuevamente por la demencta, tratando de precipitar a fa joven al abismo y gritando: «iBalla, balla, muflequite de maderaly El hermano, atraido por tos gritos de la joven, la‘salva y la hace descender a toda prisa. Arriba, el poseldo corre de un lado para otro, exclamando: «Gira, rueda de fuego, giral,, palabras cuyo origen conocemos perfectamente, Entre la gente aglomerada en la plaza se destaca el abogado Coppellus, que acaba de aparecer nuevamente. Hemos de suponer que su vistén es lo que ha desencadenado la locura en Natanlel Quieren subir para dominar al demente, pero Coppelius{7] dice, riendo: xEsperad, pues ya bajaré solo,» Nataniel se detiene de pronto, advierte a Coppelius, y se precipita por sobre la balaustrada con un grite aguda: «(Sif {Bello o¢o, belio col» Helo ail, tencido sobre el paviento, su cabeza destrozade..., pero el hombre de la arena he desaparecido en fa rnultituel Esta breve resefia no deja lugar a ninguna duda: el sentimiento de jo siniestro es inherente a le figura del arenero, es decir, a ia ile de ser privado de tos ojos, y nada tiene que hacer aqui une incertidumbre intelectual en el sentido en que Jentsch la concibe, La duda en cuanto al carécter animado.o inanimado, aceptable en lo que a la mufigca Oliinple se vefiere, nisiquiers puede considerarse frente a este ejemplo, mucho més significative, de lo siniestro. Es verdad que el poet provaca en nosotros al principio una especie de incertidumbre, al no dejarnos adivinar — seguramente con intencién— si se propane conducirnos al mundo reat o a un mundo fantastico, producte de su arbitrio, Desde tuego, tiene el derecho de hacer una cosa o la otra, y sielegiré por escenario de su nartacién, pongamos por caso, un mundo en que se muevan espectros, cemonios yy fantasmas —como Shakespeare lo hace en Hamlet, en Macbeth y, en otro sentido, en La tempestad y El suefio de una noche de verano~- entonces habremos de someternos al post, aceptando como realidad ese mundo de su imaginaclén, tod el tiempo que nos abandonemos a su historia, Pero en el transcurso de! cuento de Hoffmann se disipa esa duda y nos damos cuenta de que el poeta quiere hacernos mirar 2 nosotros mismios a través del diabslico anteojo del dptico, fo que quizé también él mismo en persona haya rirado por uno de esos insirumentos. £ final del cuento nos demuestra a todas luces que e! Sptico Coppola es, en efecto, el abogadlo Coppelivs, y en consecuencia, también el hombre de la arena, Ya no se trata aqui cle una «incertidumbre intelectual»: sabernos ahora que no se pretendié presentarnos los delirios de un demenite, tras los cuales nosotros, con nuestra superioridad racional, habrlamos de reconocer et verdadero estado de cosas; pero esta revelacién no reduce en lo més minimo la impresién de siniastro, De modo que la incertidumbre intelectual en nada nos facilita la comprensién de tan siniestro efecto. En cambio, la experiencia psicoenalitica nos recuerda que herirse los ojos o perder la vista es un motivo de terrible angustia infantil, Este temor persiste en muichos adultos, a quienes ninguna ‘mutilacién espanta tanto como la de los ojos. éAcaso no se tiene la costumbre de decir que se culda algo como un ojo de la cara?[8] El estudio de los suefios, de las fantasias y de los mitos nos ensefia, ademds, que el temor por la pérdids de los ojos, ef miedo a quedar ciego, es un sustituto frecuente de Ie angustia de castracion, También el castigo que se Impone Edipo, el mitico criminal, al enceguecerse, no es més que una castracidn atenuada, pena ésta que de acuerdo con la ley del talidn seria la Unica adecuada a st: crimen. Colocéndose en un punto de vista racionalista, podria tratarse de negar que el temor por los ojos esté relacionado con fa angustla de castracion: se encontraré entonces perfectamente comprensible que un drgano tan precioso como el ojo sea protegido con una ansiedad correspondiente, ya hasta se podrd aflrmar que tampoco tras la angustia de castracién se esconde ningiin secreto profundo, ninguna significacién distinta de la rmutilacién en si. Pero con ello no se toma en cuenta la sustitucién mutua entre e! ojo y et roiembro virl, manifestada en suefios, fantasias y mitos, ni se lograré desvirtuar la immprasion de que precisamente ie amenaze de perder el érgano sexual despierta un sentimiento particularmente intenso y enigmético, sentimtento que Ivego repercute también en las representaciones de la pérdid de otros érganos. Todas nuestras dudas desaparecen cuando, al analizar a los neuréticos, nos enteramos de las particularidades de este ecomplejo de castracién» ¥ del inmenso papel que desempefia en la vida psiquica. Tampoco aconsejatia a ningtn adverserio del psicoandlisis que adujera justamente el cuento del arenero, de Hoffmann, para afirmar que el temor por los ojos serfa independiente del complejo de castracién, Pues si asi fuera, 2por qué aparece aqui la angustia por los ojos intimamente relacionada con la muerte del padre? éPor qué el arenero retotna cada vez como aguafiestas del amor? Primero sapara al desgraciado estudlante de su novia y dal hermano de ésta, su mejor ‘amigo; luego destruye su segundo objeto de amor, la bella mufieca Olimpia; finalmente lo impulsa al suicidio, justamente antes de su feliz unién con Clara, a la que acaba de encontrar de nuevo. Estos elementos del cuento, como otros muchos, parecen arbitrarios y carentes de sentido si se rechaza la vinculacién entre el temor por los ojos y Ia castracién, pero en cambio se tornan plenos, de significacion en cuanto, en lugar del arenero, se coloca al temigo padre, a quien se atribuye el propésita de la castraci6n.{9] Asi, nos atreveremos a referir el cardcter siniestro del arenero al complejo de castracién infantil, Pero la mera idea de que semejante factor infantil naya podido engendrar este sentimiento nos incita a buscar una derivacién andloga que sea aplicable a otros ejemplos de lo sinlestro. En el arenero aparece atin e tema de la mufieca aparentemente viva, que Jentsch sefialaba. Segiin este autor, la circunstancia de que se despierte una incertidumbre intelectual respecto al carscter animado o inanimado de algo, o bien la de que un objeto privado de vida adopte una apariencia muy cercana a la misma, son sumamente favorables para la produccién de sentimientos de lo siniestro. Pero con las mu‘iecas nos hemos acercado bastante ala infencia, Recordaremos que el niffo, en sus primeros afios de juego, no suele trazar un limite muy preciso entre las cosas vivientes los objetos inanimados, y que gusta tratar a su mufieca como si fuera de carne y hueso. Hasta liegamos a ofr ocasionaimente, por boca de una paciente, que todavia a la edad de ocho afios estaba convencida de que s| mirase a sus mufiecas de una manera particularmente penetrante, éstas aclquirirfan vida. Ast, el factor Infantil también aqui puede ser demostrado con fecilidad, pero, cosa extrafia: en el caso del arenero se trataba de la reanimacidn de una vieja angustia infantil; frente a la mufieca viviente, en cambio, ya no Hablamos de angustia: el nfo no sintié miedo ante la Idea de ver viva a su mufiece, y quizé hasta lo haya deseado. De modo que en este caso la fuente del sentimiento de lo siniestro no se encontrarfa en una angustia infantil, sino en un deseo, 0 quizé tan sdlo en una creencia infantil, He aqui algo que parece contradictorio, pero es posible que s6lo se trate de una muitiplicidad de manifestaciones que mas adelante pueda faciltar nuestra comprension. E.T.A. Hoffmann es el maestro sin par dé o sinlestro ena literatura, Su novela Los ellxires del Diablo presenta todo un conjunto de temas a los cuales se podria atribuir el efecto sintestro de la narracién, Fl argumento de la novela es demasiado rico y entreverado como para que se pueda intentar referirio en una resefia. Al final del libro, cuando las convenciones sobre las cuales se fundaba fa actién y que hasta entonces habjan sido disimuladas al lector, le son finalmente comunicadas, he agul que éste no queda informado, sino por el contrario completamente confundido. El poeta ha acumulado demasiados efectos semejantes; la impresién que produce el conjunto no sufre por ello, pera sf nuestra comprensién. Es preciso que nos conformemos con saleccionar, entre estos temas que evocan un efecto siniestro, [os mds destacados, a fin de investigar si también para ellos es posible hallar un origen en fuentes infantis. Nos hallamas asi, ante todo, con el tema del adoble» 0 del catro you, en todas sus vatiaciones y desarrollos, es dacir: con la aparicion de personas que a causa ce su figura igual deben ser consideradas idénticas; con el acrecentamiento de esta relacién mediante la trensmisién de los procesos animicos de una persona a su «coblen — lo que nosotras llamarlamnos telepatia—, de modo que uno participa en lo que el otvo sabe, piense yexperimenta; con la identificacién de una persona con otra, de suerte que pierde ef dominio sobre su propio yo y coloca e! yo ajens en lugar del propio, o sea: desdoblamiento de! yo, particion del yo, sustitucién del yo; finaimente con el canstante retorno de lo semejante, con le repeticién de los mismos rasgos facialas, caracteres, destinos, actos criminales, aun de los rrismos nombres cen varias generaciones sucesivas. Elteme del «doblen ha sido investigado minuciosamente, bajo este mismo titulo, en un trabajo de ©, Rank[10]. Este autor estudia las relaciones entre el edoblen y Ja imagen en el espejo ale sombra, los genios tutelares, las doctrinas animistas y el temor ante la muerte. Pero también echa viva luz sobre la sorprencente evolucién de este tema. En efecto, ef xdobien fue primitivamente tuna medida de seguridad contra la destruccién del yo, un wenérgico mentis a fa omnipotencia de la muerte» (0, Rank), y probablemente haya sido el alma «inmortaln el primer «doblen de nuestro cuerpo. La creacién de semejante descichlamiento, destinado a conjurar la aniquilacién, tlene su parangén en un modisine expresivo de! lenguaje onirico, consistente en representar la castracién por la duplicacién o multiplicacién del simbolo genital. En la cultura de los viejos egipcios esa tendencia compele a los artistas a modelar la Imagen del muerte con una sustancia duradera. Pero estas representaciones suigiercn en el terreno de la egofiliailimitada, det narcisismo primitive que domina el alma det nifio tanto como la del hombre primitivo, y sélo al superarse esta fase se modifica ei signo algebraico del «cioblen: de un asegurador de la supervivencia se convierte en un siniestro mensajero de la muerte. Pero ia Idea del «doblew no desaparece necesariamente con este protonarcisismo original, pues es posiate que adquiera nuevos contenidos en las fases ulterlores de le evolucién del yo. En éste se deserrolla peulatinamente una instancia particular que se opone al resto del yo, que sirve ala autoobservacién y a le autocritica, que cumple la funcién de censura psiquica, y que nuestra consciencia conoce como conclencia, (11) En el caso patolbgico del delirio de referencia, esta instancla es aistada, separada del yo, haciéndose perceptible para e! médico. La existencia de semejante instancia susceptible de tratar al resto del yo como si fuera un objeto, o sea la posibilidad de que et hombre sea capaz de autoobservacién, permite que le vieja representacion del «doble» adquiera un nuevo contenido y que se fe atribuya una serie de elementos: en primer lugar, todo aquello que la autocritica considera perteneciente al superado narcisismo de los tiernpos primitivos.{12) Peto no sélo este contenido ofensivo para fa critica yoica puede ser incorporado al xdoblen, sino también todas las posiblidades de nuestra existencia que no han hallado realizacién y que la imaginacion no se resigns a ebandonar, todas las aspiraciones del yo que no pudieron cumplirse a causa de adversas circunstanclas la llusién det libre albedrio.[13} Pero una vez expuesta de este modo la motivacién manifiesta del «doblé», henos aqul obligados a confesarnos que nada de lo que hemos dicho basta para explicarnos el extraordinario grado del catdcter siniestro que es propio de esa figura. Por otra parte, nuestro conocimiento de los jproces6s psiquicos patolégicos nds permite agregar que nada hay eri éste conténido que alcance a dar raz6n de la tendencia defensiva que proyecta al «doble» fuera del yo, cual una cosa extrafta. Et cardcter siniestro sélo puede obececer a que el «doble» es una formacién perteneciente a las épocas psiquicas primitivas y superadas, en las cuales sin duda tenfa un sentido menos hostil «El Goble» se ha transformado en un espantajo, asi como los diosas se tornan demonios una vez caldas sus religiones. (Heine, Dle Gétter im Exil.cLos dloses en el destierro».) Aplicando ts pauta que nos suministra el tema del «doblev, es fécil apreciar los otros transtornos del yo que Hoffmann utliza en sus cuentos. Consisten aquéllos en un retorno 2 determinades fases de la evolucién del sentimiento yoico, en una regresién a ia époce en que el yo atin no se habia demercado netamenta frente al mundo exterior y al préjimo. Creo que estos temas contriouyen @ dar @ los cuentos de Hoffmann su cardcter siniestro, aunque no es fécil determinar la parte que les corresponde en la produccién de esa atindsfera, El factor de la repeticién dle lo semejante quizd no sea aceptado por todos como fuente del sentimiento en cuestién. Segin mis observaciones, en ciertas condiciones y en combinacién con determinedas circunstancias, desplerta sin duda la sensacién de los siniestro, que por otra parte nos recuerda la sensacién de inermidad de muchos estados onfricos, Cierto dia, al recorrer en una

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