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Es importante mencionar que la rama de los trabajos especiales no se refiere a la naturaleza jurídica de la relación patrón-

trabajador, pues ésta es idéntica a la relación laboral descrita en el artículo 20 de la LFT, sino a las circunstancias conforme
a las cuales se desarrolla dicha labor, ya que genera particularidades en las condiciones en que se presta el trabajo y en
consecuencia, en los derechos y obligaciones de las partes que intervienen en él.

De acuerdo con Braulio Ramírez Reynoso, abogado académico en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
en la obra Diccionario Jurídico Mexicano de la UNAM. Los trabajos especiales con actividades que en función de la
naturaleza de los servicios prestados se rigen por las normas de un título en particular de la LFT y por las reglas generales
de esta en cuanto no contraríen a las primeras.

El artículo 181 de la LFT dispone que los trabajos especiales se rigen por las normas del título sexto, y por las generales de
la propia ley, en cuanto no las contradigan; esto significa que las personas dedicadas a actividades especiales se
consideran trabajadores en la acepción plena del término.

Así, la reglamentación de los trabajos especiales son normas de excepción y como tales deben interpretarse, de modo que
hasta donde sea posible pueden aplicarse las normas de carácter general.

Los artículos 181 al 353-U de la LFT precisan el tratamiento que deberá aplicarse a los trabajadores que desempeñen
labores especiales. A continuación, analizaremos cada uno de ellos. En el caso de los no previstos de manera específica,
atenderemos a las disposiciones generales establecidas en la ley laboral, en tanto no sean contradictorias.

Así, dentro de las relaciones laborales especiales, reguladas en forma específica por la LFT, se encuentran las siguientes.

Trabajadores de confianza. Trabajadores en buques. Trabajadores de tripulaciones aeronáuticas. Trabajadores de


autotransportes. Trabajadores del campo. Agentes de comercio y otros semejantes. Deportistas profesionales. Actores y
músicos. Trabajadores de ferrocarriles. Trabajadores de maniobras de servicio público en zonas bajo jurisdicción federal.
Trabajadores a domicilio. Trabajadores domésticos. Trabajadores de hoteles, restaurantes, bares y análogos. Industria
familiar. Médicos residentes. Trabajadores en instituciones de educación superior autónomas por ley.

Como se aprecia son tareas que por sus características y la vulnerabilidad que representan, tanto para los patrones como
para los trabajadores involucrados en ellas, requieren de reglas particulares en relación con los extremos mínimos previstos
en la LFT.

Por ello, si los patrones no cumplen con estas reglas y son descubiertos por la autoridad laboral, corren el riesgo de ser
objeto de la imposición de sanciones económicas, las cuales van desde 50 o hasta 5,000 veces la Unidad de Medida y
Actualización (VUMA), actualmente de 4,030.00 a 403,000.00 pesos, así como penas de privación de la libertad de seis
meses y hasta cuatro años (arts. 996 a 998, y 1004 LFT).

Concretamente la peculiaridad de los trabajos especiales estriba en las condiciones laborales – medidas de seguridad,
jornadas de trabajo, y derechos y obligaciones para empleadores y sus subordinados–; por tanto, si existe contradicción
entre estas normas concretas y las generales diseminadas en la LFT, prevalecerán las especiales y no las ordinarias (art.
181, LFT).

Los trabajos especiales son actividades económicas específicas que debido a su naturaleza, necesitan una regulación
especial, ya sea por su importancia, delicadeza o por la vulnerabilidad de las partes que conforman la relación laboral. La
necesidad de crear apartados especiales para legislar las condiciones de determinadas actividades económicas, nace del
hecho que representan ciertas profesiones y oficios que al no ajustarse a las condiciones generales, necesitan medidas
oportunas para su sano desenvolvimiento y la ley se encarga de que dichas medidas tengan un carácter jurídico obligatorio.

TRABAJADORES DE CONFIANZA

En el proyecto de la actual Ley Federal del Trabajo se cobijó bajo el rubro de trabajos especiales a los trabajadores de
confianza, quizá con el propósito de protegerlos jurídicamente de manera especial.

Sin embargo, dicha protección resultó teórica, ya que en la práctica no sólo no se les dio un tratamiento de preferencia
como dichos trabajadores lo esperaban, sino por lo contrario, se les limitó, en la mayoría de los casos, muchos de los
derechos ya adquiridos que les otorgaba la ley de 1931.

En la Exposición de Motivos de la ley actual, de fecha 9 de diciembre de 1968, se trató de justificar la existencia del artículo
181, aduciéndose textualmente lo siguiente:

“La reglamentación de los trabajos especiales está regida por el artículo 181, que dice: que se rigen por las normas que se
consignan para cada uno de ellos y por las generales de la ley, en cuanto no las contraríen.”
Para redactar esta disposición y las reglamentaciones especiales se tomaron en consideración dos circunstancias
principales: primeramente, que existen trabajos de tal manera especiales, que las disposiciones generales de la Ley no son
suficientes para su reglamentación; en segundo lugar, se consideró la solicitud de los trabajadores y aun de las empresas,
para que se incluyeran en la Ley las normas fundamentales sobre esos trabajos especiales.

Es cierto que en los contratos colectivos podrían establecerse algunas de estas normas, pero la ventaja de incluirlas en la
Ley consiste en que las normas reguladoras de los trabajos especiales son el mínimo de derechos y beneficios de que
deben disfrutar los trabajadores de los respectivos trabajos.

Para conocer sin variación el espíritu del legislador, transcribimos a continuación lo que en dicha exposición de motivos se
dice en relación con los trabajadores de confianza.

El proyecto cambió el término de empleados de confianza, que se viene utilizando, por el de trabajadores de confianza, a fin
de dejar consignado, con la mayor precisión, que estas personas son trabajadores y que únicamente en función de ciertas
características especiales están sometidas, en algunos aspectos, a una reglamentación especial, lo que quiere decir que
salvo las modalidades contenidas en el capítulo, tienen derecho a todos los beneficios que se consignan en el proyecto,
tales como: aguinaldo, prima de vacaciones, prima de antigüedad, remuneración del servicio extraordinario, etcétera. El
proyecto se propuso respetar, hasta donde es posible, el principio de igualdad con los demás trabajadores, a cuyo fin el
artículo 182 previene que los salarios de los trabajadores de confianza no podrán ser inferiores a los que rijan para trabajos
semejantes dentro de la empresa.

En términos del artículo 9o. de la LFT, la categoría de trabajadores de confianza depende de la naturaleza de las funciones
desempeñadas y no de la designación que se le dé al puesto. Son consideradas como funciones de confianza las de
dirección, inspección, vigilancia y fiscalización, cuando tengan carácter general, y las que se relacionen con actividades
personales del patrón dentro de la empresa o establecimiento.

Cabe mencionar que para ser considerado de confianza, no es necesario que se ejerzan todas estas funciones, bastará con
que se tenga asignada sólo una de ellas, siempre que posea el carácter de general.

Las condiciones laborales serán proporcionadas de acuerdo con la naturaleza e importancia de los servicios que se presten,
y no podrán ser inferiores a las que rijan para trabajos semejantes dentro de la empresa o el establecimiento.

Dichos trabajadores no podrán formar parte de sindicatos, no serán considerados para determinar la mayoría en los casos
de huelga, ni podrán ser representantes de los trabajadores en los organismos que se integren de acuerdo con las
disposiciones de la ley.

El patrón podrá rescindir la relación laboral si existe un motivo razonable de pérdida de la confianza, aun cuando no
coincida con las causas justificadas de rescisión a que se refiere el artículo 47 de la LFT.

El artículo 183 resuelve las cuestiones relativas a las relaciones entre los trabajadores de confianza y los demás
trabajadores: no podrán formar parte de sus sindicatos, lo que no implica que no puedan organizar sindicatos especiales;
los trabajadores han sostenido de manera invariable que los de confianza están de tal manera vinculados con los
empresarios, que no podrían formar parte de sus sindicatos, uno de cuyos fines es el estudio y defensa de los intereses
obreros frente a los empresarios. Por la misma razón, sostienen también los trabajadores que no deben ser considerados
en los recuentos, porque ello los colocaría ante el dilema de preferir los intereses de los trabajadores o hacer honor a la
confianza depositada en ellos, haciendo a un lado las relaciones obreras.

El artículo 184 analiza la aplicación de los contratos colectivos a los trabajadores de confianza; previene que las relaciones
de trabajo contenidas en el contrato colectivo se extienden al personal de confianza, salvo disposición en contrario
consignada en el mismo contrato colectivo. Para dictar esta norma se tomó en consideración que las condiciones colectivas
de trabajo se aplican, por regla general, a los trabajadores de confianza pero que es posible que en los contratos
individuales de este personal se establezcan condiciones distintas, con la limitación ya indicada de que no deberán ser
inferiores a las que rigen para trabajos semejantes.

Uno de los aspectos que caracteriza la condición de los trabajadores de confianza se refiere a la rescisión y terminación de
sus relaciones de trabajo: las disposiciones del artículo 123 constitucional no establecen ninguna diferencia en lo que a la
rescisión de las relaciones de trabajo concierne, lo que quiere decir que ningún trabajador, cualquiera que sea la condición
en que presta sus servicios, puede ser despedido injustificadamente de su empleo.

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