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Siete Pasos para Recibir la Respuesta a

la Oración
Lección 001

Textos Bíblicos: Santiago 1:6-8; Josué 1:8; Mateo 7:7-8; Marcos 11:23-24.
Verdad Central: Por la fe nos extendemos para reclamar lo que necesitamos y así crear
la realidad de ello en nuestras vidas. Al empezar esta serie de estudios sobre el tema
de la oración, las primeras dos lecciones tratarán acerca de los aspectos fundamentales
de la oración que obtiene resultados. Si el creyente sigue estos pasos fielmente en
oración, él podrá estar seguro de recibir respuesta.

& Primer Paso: Decide Lo Que Quieres De Dios.


Santiago 1:6-8: “Pero pida con fe, no dudando nada; por. que el que duda es semejante
a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No
piense, pues, quien tal haga, que recibirá cose alguna del Señor. El hombre de doble
ánimo es inconstante en todos sus caminos”. Estas escrituras nos muestran la
importancia de la decisión. Santiago dijo que si el hombre duda, si no puede decidirse
a una cosa u otra, es “inestable en todos sus caminos”, y no puede esperar que “recibirá
algo del Señor”. Tantas veces somos inciertos en nuestras oraciones. Cuando les he
preguntado a la gente por lo que estaban orando, a veces me han contestado que no
lo sabían. Una persona me dijo que estaba orando sólo por orar. Desde luego, hay una
clase de oración en la cuál oramos para adorar a Dios y tener comunión con El. Pero
en esta lección estamos tratando con el tipo de oración que obtiene resultado a nuestras
peticiones. Y si no tenemos cuidado, esa clase general de oración se demostrará
cuando necesitemos ser específicos sobre cierta necesidad. Si fueras a una tienda de
comestibles y empujaras el carrito arriba y abajo, por todos los pasillos, sin comprar
nada, la gente pensaría que eras extraño. Pero si envías a un muchacho a comprar
ciertas cosas, entonces él está siendo determinado, definido. Lo mismo es cierto con
respecto a la oración. Sería mejor orar por dos o tres minutos, sabiendo por lo que estás
orando, que orar por dos o tres horas sin un rumbo definido. Decide lo que quieres de
Dios y sé determinado acerca de ello.

& Segundo Paso: Lee Escrituras Que Te Prometan La Respuesta Necesitada.


Josué 1-8: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien”. Para que todo nos
salga bien en nuestra vida de oración, la Palabra de Dios debe ser lo más
importante, lo primero, para nosotros. Al alimentarnos de Su Palabra, la estamos
edificando en nuestro más profundo interior. Luego, en tiempo de necesidad, estamos
preparados y podemos usar las escrituras apropiadas en contra del diablo cuando éste
trata de hacemos dudar a Dios y de robarnos de lo que deseamos. Cuando Satanás
tentó a Jesús en el desierto para que convirtiera las piedras en pan, Jesús contestó con
la Palabra. El dijo, “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios”. Luego Satanás le llevó a un monte muy alto y le mostró
todos los reinos de la tierra. El le dijo a Jesús que si se postraba y le adoraba, él le daría
todos esos reinos. De nuevo Jesús contestó, “…Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás,
y a él solo servirás”. Satanás luego le llevó sobre el pináculo del templo y le dijo, “Échate
de aquí”. De nuevo Jesús contestó con la Palabra diciendo, “Dicho está: No tentarás
al Señor tu Dios”. (Lucas 4:3-12). Jesús no usó otra arma diferente para derrotar al
diablo que la que los creyentes tienen hoy en día – la Palabra de Dios. Todo lo que
debemos hacer al enfrentarnos a la tentación y a la duda es decir: “Escrito está”. Si las
escrituras están arraigadas firmemente en nuestro corazón, estamos preparados para
cualquier ataque del diablo. Cuando necesites dirección, escudriña las escrituras para
ver lo que Dios dice de cualquier situación. Su Palabra nos muestra Su voluntad con
claridad. Si las escrituras no nos prometen lo que estemos buscando, entonces no
tenemos por qué orar por ello. No deberíamos desear nada de lo que la Palabra de Dios
nos dice que no debiéramos tener. Por otro lado, al orar por algo que se nos promete
expresamente en la Palabra, podemos tener absoluta confianza que Dios nos dará lo
que necesitamos. Hace años escribí con tinta roja en la portada de adentro de mi Biblia,
“¡La Biblia lo dice, yo lo creo, y eso lo resuelve!” Mucha gente trata de orar más allá de
lo que su fe puede abarcar. La Palabra de Dios es lo que produce fe. “Así que la fe es
por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17). La razón por la cual muchos
no oran con confianza y fe es porque no conocen las escrituras lo suficientemente bien
para determinar si lo que están orando es la voluntad de Dios. Pueden esperar que lo
sea, pero no saben si lo es. Al leer la Palabra de Dios y aprender Su voluntad, podemos
apropiamos de Sus promesas para cada una de nuestras necesidades.

& Tercero Paso: Pídele A Dios Por Las Cosas Que Necesitas.
Mateo 7:7-8: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque
todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama se le abrirá”. En Mateo
6:8, Jesús dijo: “…Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que
vosotros le pidáis”. Sin embargo, en el capítulo siguiente El nos dice que le pidamos por
nuestras necesidades, como vemos en los versículos mencionados anteriormente. Por
lo tanto, aunque El conoce nuestras necesidades, El quiere que se las traigamos a El y
le pidamos Su ayuda.
& Cuarto Paso: Cree Que Recibes.
Marcos 11:23-24: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte:
Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo
que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando,
creed que lo recibiréis, y os vendrá”.
La versión Amplificada de la Biblia dice así en cuanto al versículo 24, “Cuando ores,
cree y ten confianza de que se te concedió, y tendrás”. Tienes que creer que lo tienes
antes de recibirlo.
Para mejor comprender esto, tenemos que darnos cuenta de que hay dos clases de
verdad: la verdad que depende en los sentidos (la verdad sensorial-conocedora), y la
verdad revelada. Algunos piensan que la verdad tiene que ver con las cosas que ellos
pueden ver con sus propios ojos físicos. Pero las cosas del Espíritu no se pueden ver.
No son carne ni son materia. Todo lo que necesitamos se nos es provisto en el ámbito
espiritual. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3). Todo lo
que necesitamos se nos ha sido provisto en Cristo Jesús. Puede que no siempre lo
podamos ver, pero así es.
Cuando la “verdad sensorial-conocedora” contradice la “verdad revelada”, o la Palabra
de Dios, entonces empiezo a caminar de acuerdo con la verdad revelada. Camino de
acuerdo a lo que Dios dice. Aquello que está en el mundo espiritual es hecho real en el
mundo natural a través de la fe. La fe lo arrebata y crea su realidad en nuestras vidas.
Por tanto, cuando ores, cree que recibes lo que estás pidiendo y lo tendrás. Esto va
más allá de nuestro pensar natural, y la mente natural no lo puede concebir. Pero
nosotros debemos andar por la fe y no por vista.
Una vez, mientras estaba predicando en una pequeña iglesia, me acaloré al predicar y
cuando salí a la calle después del culto, mi cuerpo estaba cubierto con sudor. Cuando
el aire frío me dio a la cara, la garganta me empezó a doler, y al llegar a donde estaba
mi auto, casi no podía hablar. Al día siguiente, el pecho me empezó a doler y no podía
hablar más que en un susurro.
Empecé a leer escrituras acerca de la sanidad. Con la Biblia abierta delante de mí, oré
en silencio y dije, “Señor, tu Palabra me dice que estoy sanado. Si yo le preguntara a
mi cuerpo si estaba sano, me diría que no. Si les preguntara a mis sentidos si estaba
sano, la respuesta sería que no. Si fuera a preguntarles a la gente a mi alrededor si
estaba sano, me dirían que no. Tu Palabra dice que Dios es Verdad y todo hombre un
mentiroso. Así que si digo que no estoy sano, soy un mentiroso. Tu Palabra dice que
Dios no puede mentir. Romanos 3:4 dice, ‘De ninguna manera; antes bien sea Dios
veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus
palabras, y venzas cuando fueres juzgado’.
Cuando llegó la hora del culto de la tarde, me levanté para ir a predicar. Acercándome
al micrófono, dije que quería darle gracias a Dios que estaba sano. La congregación me
miró como si estuviera loco, ya que estaba meramente susurrando. Empecé a decirles
lo que la Palabra de Dios dice acerca de la sanidad y les mostré sacándolo de la Palabra
que yo estaba sano. Les dije lo que Dios dice que es verdad y que si yo dijera que no
estaba sanado, yo estaría mintiendo. Les dije que quería que se pusieran en pie y que
alabaran a Dios conmigo ya que estaba sano. Al empezar a alabar a Dios todos juntos,
no había dicho “Aleluya” tres veces que mi voz me volvió. Luego prediqué mi sermón
con una voz clara y fuerte. Aquella noche la congregación vio una ilustración de fe en
acción. Todo lo que tenemos que hacer es pedirle a Dios las cosas que deseamos, y
creer que las tenemos.
Texto Para Memorizar: “Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”

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